Esta noche habrá un banquete de bienvenida y se ultimarán los detalles de la estrategia.
Lord Ronald se dedica a organizar el campamento de sus marineros y soldados. Su mujer habla con la mayordoma* para que prepare un baño para todos (aunque la niña proteste). Arianna supervisa la descarga de sus preciosos baúles con una voz tan severa como su padre. Ser Orthen, el heredero, pregunta si Julia quisiera enseñarle Puerto Rojo.
* La mujer de Ulfryd (PJ)
TU hermano, tras cuatro cortesías, se excusa y se da el piro. Siempre tan solidario...
Como no te apetecepasar la noche al raso, tras comer tu y el escudero os espabiláis y cogéis los caballos para volver. Estáis cerca del campamento de la tropa (y os llega su olor apestoso de demasiada gente, demasiados caballos, y demasiada mierda junta) cuando sale de entre unos arbustos una muchacha medio desnuda, gritando. Detrás suyo corren tres soldados.
Volvía acompañado por mi escudero, cabalgando tras el almuerzo, cuando el hedor característico de un campamento militar masivo nos golpeó en la cara. En ese momento, una muchacha con poca ropa saltó de detrás de unos arbustos, perseguida por unos soldados.
-¿Qué demonios? -dije- ¿Qué está sucediendo?
Si la muchacha se detiene, intentaré aclarar la situación con los soldados, exigiendo una explicación. Si ella no se detiene, procederé a ayudar a los soldados a capturarla.
Si es necesario que haga una tirada, hazla tú, no tengo problema. Así resulta más dinámico.
Ulfryd asentería al escuchar a su señor. No le hacía mucha gracia mandar a uno de sus hijos a negociar y a hablar, y así se lo hizo saber a su señor.
- ¿Uno de mis hijos a ver hombres de las Islas que vamos a atacar? No me parece una buena idea, espero que lo reconsideréis, pero si ha de ser así, sea. Haré los preparativos, mandaré repartir las provisiones entre las diferentes naves, y las diferentes unidades que hemos de transportar. Son muchas las cosas que hemos de preparar. ¿Sabéis si mi camarada de la capital ha traido hombres con él? ¿O viene solo? Iré a buscarle a ver que tiene que decirme, no tardaré mucho. Me reuniré contigo para hablar con Farman en unos minutos.
Ulfryd saldría de la estancia y por el camino dejaría las órdenes a sus segundos con respecto a la expedición.
- La idea es reunirme y hablar con Leygood rápido para enterarme algo por encima de su situación en Puerto Rojo, y decirle que hablamos también mas tarde porque tengo que responder ante mi señor. Aun así tú marcas la acción. Perdon por el retraso otra vez. Un saludo.
Luego de solucionar el tema del embarcadero Julia partió a ayudar a preparar el banquete. El día había sido agotador. Puerto Rojo parecía realmente un hormiguero. Julia intervino en los últimos detalles y luego fue a prepararse. Eligió un vestido sencillo, nada ampuloso, pero bonito. Peinó sus rizos negros sin prestarles mucha atención y se preparó para bajar.
El salón del castillo no era demasiado amplio, por lo que todos estarían bastante cerca. Los criados terminaban los últimos detalles para dar comienzo. Julia dibujó una cálida sonrisa en su rostro y comenzó a recibir a los invitados, nobles y caballeros.
Master, la recorrida con Orthen fue a la tarde, o será al otro día?
En momentos como éste, cuando todo el mundo tiene una ocupación lógica, un hijo segundo, rara vez tiene algo importante que hacer. Pero si me descuido volveré a darle a la botella, y la verdad, es que preferíria hacer algo útil. Vigilar a la pequeña. Así que me acerco a ella, con la mejor de mis sonrisas y la tomo a volandas, lo que levanta unas protestas entre risas de Calenia, mientras observa el mundo desde lo más alto.
-Calenia, hermana mía, ¿acaso creías que me había olvidado de ti? -le hago cosquillas (seguro que madre luego nos mete bronca por deshacerle el vestido)- oye... te propongo un juego. Pronto nos van a recibir, y la verdad es que los mayores van a hablar de cosas aburridas, ya sabes como són.
Observo la reacción de la niña, siempre que me incluyo entre los pequeños, pone cara de conspiradora monosa.
-El juego es muy sencillo - abro mi bolsa y le muestro una moneda que está ligeramente torcida (me la dieron así, ni idea de porqué*)- Ten. Cuando entremos, y ya haya mucha gente, te vas con madre a su lado, y cuando ella no mire, escondes, sin separarte de su lado, la moneda por ahí. Luego, te excusas y te vienes conmigo. Cada vez que me acerque me o me aleje, me vas dando pistas, a ver si la encuentro, ¿de acuerdo?
Es la manera más sencilla de asegurarme de que esté dónde esté, la vigile alguien. Luego tomandola de la mano, protector, me acerco al sitio dónde empiezan a darnos la bienvenida.
Echo una mirada a Ser Roland, cabeceando discretamente a la niña. Ya me entiende: vigilala.
*de plata
Myles se dirigió a los salones. Vestía un jubón/faldón negro de piel de topo ceñido a la cintura por un cinturón de piel marrón y hebilla plateada, pantalones de paño de lana fina, de un negro opaco que volvía a ser brillante por debajo de la rodilla debido a las botas de caña, también de cuero pulido. La espalda cubierta por una capa de un material similar al de los pantalones, cuyo cuello abrigaba con un manto de piel de lobo negro y que sostenía su posición mediante dos rosetones de plata unidos por una cadena del mismo material.
Al llegar a la entrada, se detuvo a saludar a la anfitriona, brindando una ligera sonrisa algo cansada.
-Lady Julia, agradezco vuestra hospitalidad y la de la casa Alander.- Dijo inclinando la cabeza de forma reverencial.
Tras los saludos pertinentes esperó la aprovación para pasar y miró el salón con cierta confusión, duda. Nuevamente se dirigió a la joven.
-Disculpadme...- Dijo para atraer la atención de la joven. -Debería sentarme...- Dejó aquella frase abierta esperando su respuesta.
Julia devolvió el saludo de Myles con cortesía y un gesto de respeto.
- Ser Hartman, bienvenido. Espero encuentre a gusto su estadía en nuestro hogar. Es pequeño, pero ofrecemos todo lo que tenemos con gran entusiasmo.
Señaló la mesa donde se sentarían los Hartman. - Digame por fevor. Esta es su silla. Han podido acomodarse ya? Sus hombres pudieron armar campamento sin problemas?
El día no había empezado para nada bien. Según llegaron a puerto, tuvo que mediar con ese tal de la casa Hartman. Tenía esa cara de arrogancía que tanto despreciaba Patrick, el tipo de individuos a los que prefería dar una lección con las manos en vez de hacerlo con las palabras, para eso ya estaba su señor... lo suyo no eran las florituras dialécticas. Por suerte Lord Waylar lo pudo solucionar sin problemas, de lo contrario en vez de asistir a este banquete estaría postrado sobre un lecho de piedra con barrotes en la ventana.
Intentó vestirse de la forma más adecuada, pero no estaba acostumbrado a este tipo de eventos tan pomposos, por lo que le pidió consejo a Lord Waylar e hizo lo que pudo con lo que tenía. En realidad no había gran diferencia con lo que llevaba puesto durante el viaje, salvo que tanto él como la ropa estaban limpios y que Lord Waylard le había prestado un broche con el escudo de la casa que lucía en la solapa del justillo de cuero que vestía.
- Disculpad mi falta de modales esta mañana Lady Alander -se disculpó el veterano caballero a la entrada a los salones- cuando discuto en nombre de mi señor no veo más allá de mis narices -se explicó ante la dama- ruego no sea esa la imagen que teneis de mi persona -finalizó besandole la mano despues de tomarsela.
Tengo en cuenta el roleo de Waylar, en cuanto la anfitriona me de paso lo roleo ;P
Myles asintió a las palabras de Julia, con afabilidad. Sin embargo cierto gesto pícaro, tramposo, se dibujó en su rostro para corregir el error de la muchacha (nada extraño por otra parte). -Solo Myles...- Dijo con cierta complicidad, como si aquello no tuviese tampoco mayor importancia para él. -No postulé para caballero- Explicó sin perder su gesto amable hacia la anfitriona.
-Sí, Lady Julia. Todo perfecto. Agradezco vuestro interes y hospitalidad.- Respondió en referencia a su preocupación respecto a su alojamiento y al de sus soldados.
Hizo entonces un gesto, un saludo de despedida protocolario dispuesto a tomar asiento donde la mujer le había indicado, consciente de que, como anfitriona, debía continuar atendiendo a los invitados que iban llegando.
Julia sonrió y se acercó un poco a Myles para decirle por lo bajo, un tanto complice.
- Oh sabrá usted disculparme... Myles. Verá, en estos casos si te falta agregar el titulo a algún Ser, podría ofenderse brutalmente... pueden perder hasta la dignidad, pero nunca les saques el Ser... Luego volvió a la distancia normal sonriendo. Espero que disfrute la velada!
Aquella noche sería larga, debía recibir a todos los invitados. Vió entrar a Patrick y se dirigió hacia él. El caballero besó su mano y se disculpó.
- Oh por favor no os preocupeis, ni recuerdo ya nada de esta mañana! Tomó al hombre amablemente del brazo para que caminara a su lado mientras lo acercaba a su silla. Ha encontrado a gusto su habitación Ser Patrick?
Al veterano le llamó la atención que la anfitriona acompañase a cada invitado hasta su silla como estaba haciendo con él, pero lo aceptó cortésmente.
- Por supuesto, mi señora -asintió agradecido- probablemente sea uno de las mejores habitaciones en las que he tenido la suerte de descansar -sonrió sincero- aunque no se lo digais al Lord Amberwell, me pondriais en un compromiso -bromeó.
Durante el corto trayecto hasta el lugar de la mesa que le habían asignado, no despegó la mirada de la pequeña de los Amberwell, ahora mismo era su prioridad a pesar de estar conversando con Lady Alander.
La muchacha se detiene al oir tu voz y ver los caballos ante ella. No sabrías decir si aliviada o acorralada. Uno de los soldados la derriba entonces.
- ¡Hemos atrapado una jodida espía, señor!- dice exultante.- Esa zorra estaba husmeando el campamento.
- Eso es mentira.- chilla la muchacha. El soldado le tira brutalmente de los cabellos hasta ponerla en pie.
- Mire, tiene hablar de las Islas!- le pega un buen tirón para que chille de nuevo.
- Ha venido en una barca, yo la he visto.- Dice otro soldado, que llega entonces boqueando.
- Vengo a traer un mensaje. Traigo un mensaje de mi señora. - intenta decir la chica. - tengo que ver a vuestro jefe...
- Y clavarle un puñal? Tu calla, lianta.- El tercer soldado le arrea una bofetada.- La llevamos al calabozo, señor. Allí le sacaremos la verdad.
No son soldados de tu tropa.
Si quieres tirar empatía o similar hazlo en secreto.
- Tu hijo Jon ya es un hombre hecho y sargento de la milicia. Quizá los Codd escuchen más a alguien de su sangre, y quizá se ofendan si les mando a un plebeyo. Está decidido: saldrá esta noche en una barca de vela.
"¿Tu amigo? Dos lanzas* apenas. Parece más echo a los banquetes que a las batallas. Pero ve a hablar con él si quieres. Yo repaso los mapas. De paso informa a tu Jon. Quiero que salga mañana con el alba.
Tu amigo se llama Ser Osmund Leygood.
Lanza: tres soldados y un escudero.
Entre preparativo y preparativo tu padre te explica algunos de sus planes.
Lo de Orthen como tu prefieras.
En cuanto cedo a madre la pequeñaja, a la entrada, y observo a la chica Alander atender a Ser Patrick, espero paciente mi turno. Quedo satisfecho observando de lejos que Patrick está atento. Desde el momento en el que le conocí me cayó bien. Es disciplinado, leal y, diligente. Eso me gusta.
Mi hermano también se relaciona con los que no són de la sangre, pero siempre ha mantenido más distancias que yo a nivel emocional. Creo que lo hace porqué se supone que es lo que debe hacer como futuro señor de la casa. Me pregunto si está acorde con su papel. Nunca le he preguntado. No suena bien esa pregunta de un hijo segundo, por más inocente que sea. Las malas lenguas siempre buscan algo para sacarlo de contexto.
La chica Alander, me empieza a caer mejor que al inicio. Todo el mundo comete errores, pero la veo presta a tratar de que nos llevemos todos bien. Eso es fácil de apreciar. Nunca me han interesado los Alander demasiado, excepto cuando mi hermana se interesó por el primogénito. Ahora trato de aprender un poco de ellos, para saber dónde nos estamos metiendo. Parecen confiables. Pero bueno, los traidores más sonados siempre parecieron confiables. ¿Verdad?
Bah... lo cierto es que soy un poco paranoide, la buena noticia es que sé verlo y por lo tanto frenarme. Me pregunto al lado de quién me van a sentar. Solo pido a los Siete, a la Madre más concretamente, que me proteja de cualquier intento de emparejarme por parte de alguién.
El gigante seguiría las órdenes de su señor y haría un par de encargos a diferentes sirvientes para que hicieran llegar sus palabras a los ejecutantes. Era importante ver si los líderes que iban llegando a Puerto Rojo estaban comprometidos con la causa, así que se dirigiría a la estancia donde Julia ya trataba con ellas.
Se acercaría a ella y le daría un beso en la mejilla, usando su enorme y callosa mano para acariciarle la mejilla mientras lo hacía. Después, echaría un vistazo a los hombres allí presente, esperando que alguno entablara conversación con él primero.
Dado que era de origen no noble, ¿Quien era el para "asaltar" a ninguno de esos señoritingos sin que le dijeran nada antes?
Los soldados que acabaron por capturar a la chica eran brutales con ella y eso no me terminaba de convencer, de hecho, no me gustaba nada.
-¡Alto! -vociferé, no pretendía que se matara a golpes a una muchacha en mi presencia y menos sin darle el beneficio de la duda- ¿Una espía? Puede ser. Eso mismo la convierte en una persona muy valiosa, no le hagan daño. ¿Qué mensaje traes, mujer? -inquirí, aunque sabía que era posible que estuviera mintiendo o que directamente se negara a contarme su supuesto mensaje- Habla ahora o calla, la decisión es tuya, pero debes saber que tus palabras pueden ayudarte o perjudicarte.
Si entiendo que es sincera y que trae información importante, conminaré a los soldados a que me escolten al castillo y que lleven a la mujer con ellos. Si sucede todo lo contrario y resulta ser una mentirosa y una espía, les diré que continúen con lo planeado, que no la maten, pero si que le sonsaquen todo lo que sepa en el calabozo.
Tirada oculta
Motivo: Percepción (Empatía, aunque no tengo dados de bonificación)
Dificultad: 0
Tirada (2): 4, 1
Guardados (2): 4, 1
Total: 5, Éxito considerable
Motivo: Estatus (para que los soldados me obedezcan)
Dificultad: 0
Tirada (4): 5, 1, 1, 4
Guardados (4): 5, 4, 1, 1
Total: 11, Éxito increible