Partida Rol por web

Sin dudarlo demasiado toma una rodaja de pan y un poco de queso mientras le indica a Ángela si lo desea que puede ubicarse junto a ella con la intención de conversar sobre la procedencia de cada uno. La mirada de Osellë parecía ser similar a la de un observador no participante, como quien inspecciona detenidamente a quien tiene enfrente buscando sacar alguna conclusión entre lo dicho y lo que puede verse a simple vista. 

No obstante tras abrir los ojos de par en par, no dudó en responder a la pregunta de la joven con alas. - No conozco más allá de Aman, lugar donde habitan los elfos, Edaín, Maiar y orcos. No sé a que te refieres cuando mencionas la "Tierra" y el tiempo en el que estamos, en mi lugar es por soles... ¿Allí es por años? - pregunta reflejando en su mirada un halo de curiosidad, propio de alguien que le interesa saber sobre ello. Era todo un misterio que anhelaba resolver o descubrir, es que si existían otros mundos, Osellë querría conocerlos. 

Al margen de aquella conversación, le dedica una mirada a Mol mientras acaricia su mano suavemente. - Me alegro de que estés bien. - pronuncia en su lengua nativa mientras una risa surge de sus labios, siendo la primera desde que pisó este lugar, cuando el Maiar se une a la petición de la bebida a costa del grandulón. 

Y como si lo hubiera invocado con el pensamiento, es Thosk quien le exige algo a Osellë, lo cual la elfa chasquea la lengua al negar con su cabeza, desaprobando la actitud de aquel sujeto. - No voy a bailar para ti, ni mucho menos. Compórtate. - responde tras fijar la mirada en los ojos del grandote, bajo una actitud bastante hostil y de pocos amigos. No quería una guerra con Thosk, pero tampoco ella era una elfa que le bailaba a los hombres o algo parecido, era una exploradora y sabía usar el arco. 

Finalmente tras dar un suspiro, prueba la comida de este mundo con ansias y no tarda en darle algunos peces fritos a su lobo, ya que se encontraba a sus pies pendiente de los mandatos de su dueña. 

Parece que empieza a entenderlo- pensé tras escuchar a la chica alada plantearse la posibilidad de que se encontraba perdida, claro que antes de que pudiese pensar en algo que contestarle, una de las camareras se nos acercó con comida y, mucho más importante, con bebida… y dolor de cabeza o no, seguía teniendo claras cuáles eran las prioridades, por lo que, ignorando de momento la comida, alargué la mano para coger una de las jarras de cerveza, cosa que por suerte logré al primer intento, y así poder empezar a embotar el dolor de cabeza.

Esto está algo mejor- me dije tras el primer trago y aclarar un poco la cabeza, tal vez no demasiado, pero al menos si un poco, lo suficiente como para considerar que un segundo trago haría mejores las cosa.

No creo que nuestra procedencia tenga nada que ver…- le dije a Ángela tras el segundo trago e ignorando deliberadamente la pregunta de Thosk! al no querer perder el tiempo explicándole la diferencia entre palabras desconocidas como las que usaba ella y un idioma distinto -No sé dónde estará esa Tierra, pero de donde yo vengo estamos demasiado ocupados contando los días desde la última batalla contra las hordas Sombra y los no muertos que se levantan tras cada contienda como para pensar en términos de años- le dije, deteniéndome al sentir la caricia de Osellë.

Yo también me alegro de estarlo- le respondí en élfico con una sonrisa -Aunque la próxima preferiría algo menos doloroso que  volver a investigar uno de esos símbolos… algo más suave…- le dije mirándola a los ojos -Cómo un mazazo del grandullón, por ejemplo- añadí riendo, tras lo cual le pegué un nuevo sorbo a la jarra.

Otra cosa no… pero optimista es un rato- pensé al escuchar como Thosk!, tras su fracaso con Ángela, intentaba ahora que fuese Osellë quien bailase para el… algo que, evidentemente no le hizo mucha gracia a esta.

Alguien debería enseñarle como pedir un baile- le dije a Osellë, bromeando para intentar evitar que lanzase a su lobuno compañero a la garganta del gigantón al próximo comentario de este -Solo falta que lo intente con la sacerdotisa- añadí.

Cuando la camarera llego con las bandejas y la bebida Thosk! comenzó a ponerse nervioso ante la ausencia de carne en grandes cantidades. Para el bruto si no servían media res no se consideraba que habían servido carne. Y solo algunas sardinas fritas no podían considerarse “carne”.

Tras deglutir a la velocidad de la luz casi todo lo que contenía carne, embutidos, peces con cabeza y cola también, y dejando las hortalizas que simplemente eran para los animales que pastan en la llanura, el bárbaro exclamo con denotada frustración. – ¡Tfhosfk! Nfno vfer  carfne! ¡Tfhosfk! Nfno comfer hierfbaf! ¡Esfo serf pfara lafs resesf! – gruñe tras despotricar con la boca llena por las fuentes de ensalada y los quesos. Grandes trozos de comida a medio masticar salían a gran velocidad de la boca del bruto, trazando peligrosos ángulos de intercepción para los comensales amigos.

Por otro lado la cerveza y el vino era bienvenido en la garganta de Thosk!.

Luego la elfa y su chucho pulguiento expresan su negativa de efectuar el espectáculo para el bárbaro. - ¡Tfu pefrderf monedaff..! – molesta a la elfa tras guardar su saco de monedas Athasianas, que nada servirán en el nuevo mundo.

Luego el humano y la elfa comienzan a hablar en el idioma de los viles ladrones del desierto. Quizás se encuentran en periodo de cortejo o algo por el estilo. Pensó Thosk! Para luego continuar atragantándose con todo lo que hubiera en la mesa hasta que llegue la carne.

Angela no sabía muy bien como reaccionar ante todo lo que estaba ocurriendo. Podía bloquearse, simplemente, o echarse a reír. Optó por lo primero durante unos segundos, sin perder detalle en la noche a través de las ventanas, en la posición de las constelaciones, en la ausencia de la luna. Aquel nuevo mundo la fascinó pero también hizo que se formase un tremendo vacío en su interior, le habían arrebatado algo irremplazable. No tardo en mucho en tomar su segunda opción, reír, algo que coincidió cuando Thosk! comenzó a comportarse como un animal en la mesa. Aquel lobo era mucho más educado que él. Era gracioso.

 Le sonrió.

 - ¡No empieces una guerra de comida que no puedes ganar! - bromeó, sin intención de lanzarle nada. Por algún motivo pensaba que era tan infantil como para escupirle la comida, jugando o retándola, y ya estaba servida de esa clase de actitudes. Frunció el ceño imitando un enfado, pero nunca perdió su delicada sonrisa.

 No dejó a la mujer más hermosa de aquella taberna con la palabra en la boca mucho tiempo, en cuanto dio cuenta de algún trocito de comida o saliba de Thosk! en su mejilla se centró en continuar aquella conversación. No le molestaba en exceso aquel cambio de lengua, pero le parecía demasiado curioso, ¡deseaba aprender!

 Respiré hondo, tratando de creerme que realmente estaba en un lugar diferente a cualquier otro en el que estuviese jamás. ¡Estás preparada para esto! ¡y para más! ¡encontrarás la solución! se dijo para alentarse, y en ello iba implícita la colaboración con aquella extraña gente.

 - Por soles...¡que interesante! - se emocionó con sus palabras como una adolescente que oye hablar de vampiros - nuestro sistema se centra en la medida de la trayectoria de nuestro planeta con respecto al sol. Rota sobre sí mismo, y denóminamos a la vuelta "un día", el recorrido que hace al rededor del sol lo denominamos de "traslación", al completarlo decimos que ha pasado "un año". No obstante nuestro calendario se basa en acontecimientos de nuestra historia - prosiguió, centrada y feliz por poder compartir conocimientos - de modo que aunque pueda parecer que nuestro planeta ha dado sólo 2045 vueltas al rededor del sol, no es cierto. La medición del tiempo es una cuestión de gestión de recursos desde el inicio de los tiempos, nuestra sociedad ha asumido por completo que el tiempo es una dimensión y que trabajar con ella requiere de variables "relativas".

 El hombre con dolor de cabeza, pero suficiente cabezonería como para no seguir sus consejos habló también, y aportaba cuestiones muy interesantes.

 - De modo que la hipótesis que barajais es que existen varios mundos...¿no es así?

 ¡Eso es algo no del todo demostrado dentro de nuestra cultura! ¿¡Será posible que aquí esté la clave!? ¡Que emocionante!

 - Para causar una confluencia...podríamos asumir que todos los mundos ocupan el mismo lugar pero vibran en frecuencias diferentes...

 pero de ser así.. - Miraba hacia el techo acariciandose el mentón reflexiva, era habitual en ella, aunque aún no la conocieses lo suficiente. Se perdió en su propia conversación para sí misma - esto debería de parecerse algo a mi Tierra. De modo que podríamos considerar la hipótesis de las dimensiones algo con suficiente fuerza en las evidencias actuales. 

 Eso... nos lo pone algo más dificil... - se dijo, autoconvenciendose del enigma.

 - ¡En ese caso! - espetó concluyendo sus especulaciones - ¡Necesitamos saber nuestro punto de origen, todos ellos! - cogería alguna fruta y la tiraría al aire para comprobar algo. - ¡Ahá! ¡Parece que las leyes de la naturaleza siguen en pie! - no hubiese necesitado hacer eso...pero aún así, lo hizo. - ¿Cómo se llama este lugar? - preguntó sonriente, una muestra clara de su máscara, pues ahora mismo su corazón no terminaba de aceptar su situación, su mente había optado por investigar, por beber de aquellas novedades para no colapsar - Conociendo los puntos de partida y el destino podríamos indagar sobre nuestra situación en el espacio-tiempo. Hay leyes que no se pueden quebrantar, aunque si se puedan ..."hackear" en alguna ocasión.

 Evidentemente buscaba una explicación científica.

 - Y... - negó, ¡había pasado por alto algo importante! - ¿has dicho hordas de no-muertos? - comería algo de verde, lo más saludable...no pensaba probar nada de carne o pescado por el momento, no sin analizar detalladamente que no tuviesen alguna toxina, lo mismo haría con cualquier comida que se lelvase a la boca. Una vez comprobado, no le importaría degustar cosas nuevas. Era como comer palomitas viendo una buena película...no obstante, sentía cierta empatía por la forma de expresarse de Mól, y no disfrutaba con lo que le estaba contando, parecía una seria amenaza, aunque parecía demasiado....fantástica. - Y... - se dio cuenta de que podía ser doloros, bajó la mirada y se mostró realmente triste - ¿vais perdiendo? - espetó, tratando de emitir la voz lo más cálida posible. No quería herirle.

 Si reaccionaba bien, miraría de soslayo a Thosk! ligeramente más divertida y le enseñaría alguna degustación vegetal. - Las proteínas están bien, pero comer esto mejorará tu digestión. - ¡Y falta te hará!

 gf

Aggg, para por favor- le dije a Ángela llevándome las manos a la cabeza al tiempo que hacía una mueca de dolor -Apenas si he entendido algo de lo que has dicho... y lo poco que he entendido lo único que ha conseguido es empeorarme el dolor de cabeza, así que para- le dije.

Espero que no hable así de normal...- pensé meneando la cabeza para intentar aclarármela un poco, tras lo cual, pegué otro trago para paliar los efectos de aquella verborrea.

Si, hay varios mundos, planos y todo lo que quieras- le empecé a decir -Si, necesitamos saber más cosas para poder volver a donde pertenecemos... incluyendo como ha pasado esto- le dije -Sobretodo cuando no debería haber sido posible...- añadí en voz mucho más baja, habándo más para mi mismo que para el resto -Y si he dicho no-muertos, pero ellos únicamente son una consecuencia de la Caida del dios oscuro. Es la guerra contra sus hordas lo que vamos perdiendo... o más bien lo que perdimos hace más de un siglo, ahora los que quedamos resistimos como podemos- le expliqué con cierta resignación en mi voz, tras lo cual me terminé lo que quedaba de cerveza con un gesto algo lúgubre al pensar en el estado de mi mundo.

Yaril·la escuchaba las explicaciones de Angela con atención, aunque le costaba un poco seguirla

- De modo que la hipótesis que barajais es que existen varios mundos...¿no es así?
 - Para causar una confluencia...podríamos asumir que todos los mundos ocupan el mismo lugar pero vibran en frecuencias diferentes... pero de ser así.. esto debería de parecerse algo a mi Tierra. De modo que podríamos considerar la hipótesis de las dimensiones algo con suficiente fuerza en las evidencias actuales. 

Bueno, no es una hipótesis... Es que es así. Como sacerdotisa, podía ser muy categórica con sus creencias Hay diversos mundos, llamados Planos, donde las leyes físicas no funcionan exactamente igual que en éste, o la magia de ciertos tipos funciona peor o mejor. Son lugares que no se pueden visitar poniendo un pie delante de otro, hay que abrir portales, o lanzar complicados hechizos, sin embargo... no está nada claro que estén superpuestos con el Primer Plano -en el que estamos-, tan solo el Etéreo, donde habitan buena parte de los fantasmas y espectros, y el Plano de la Sombra son superpuestos.

En cuanto a nuestro mundo... Wow. Me parece... sorprendente que el vuestro gire alrededor del sol. Debe ser increíblemente mareante. Aquí, el sol y selune, o 'luna', giran alrededor del mundo, el sol lo hace una vez cada día, y cada 'año' tiene trescientos sesenta y un días, repartidos en cuatro estaciones. Al parecer, los conocimientos de astronomía también estaban atrasados en el tiempo... o quien sabe si no era así.

Respondiendo a la última pregunta que podía responder, sobre dónde estaban, habló también.

El mundo se llama Toril, o Abeir-Toril, estamos en el extremo oeste del continente llamado Faerûn, frente al Mar de las Espadas, en el reino de Tezhyr, en la ciudad de Velen... que también es un importante puerto militar.

De los dos guerreros que acompañaban a Yaril·la, uno de ellos se veía claramente más ilustrado que el otro. Se trataba de un humano treintañero, con armadura pesada.

La cuestión aquí es otra... Aunque se conozcan muchos Planos en el Multiverso, por lo que sabemos de ellos -Refiriéndose al resto de compañeros- y ellos de nosotros, no parece que pertenezcan a ningún Plano conocido, lo cual hace que el hecho de que ustedes estén aquí bastante... extraño.

Miró a Mólor. Y aunque en la red de cavernas que protege el castillo donde nos entrenamos, en ocasiones nos hemos encontrado con Portales a otros Planos, nunca, que yo recuerde, un mago ha tenido semejantes consecuencias al estudiarlo. Lo que me lleva a pensar, que... Bueno, que realmente no sé muy bien qué pensar, pero es como si vuestros planos, aislados, se hubieran reunido con éste Multiverso, o varios Multiversos se hubieran unido, algo así.

 Si varios Multiversos se unen, y las criaturas poderosas pueden empezar a viajar de uno a otro libremente, puede ser un cataclismo para los mundos sin magia como el de Riley Dijo refiriéndose al autodenominado mutante.

 Tal vez, una vez pasemos por Candelero, convendría continuar hacia Aguas Profundas. Allí hay un poderoso Archimago, un Elegido de la diosa de la magia, Mystra, que probablemente sepa más.

Según las historias de los ancianos de Athas existen unas criaturas cuya voz pueden causar desastres entre sus víctimas. En algunos casos los pobres diablos que las oyen suelen perforar sus oídos con puntiagudas dagas antes que caer en los influjos verbales de esas míticas criaturas. Otros en cambio se convierten en zombis sin voluntad ni mente, pero en todos los casos las historias coinciden en la apariencia de estas criaturas. La desbordante apariencia de las criaturas es el manto de la perdición de otros.

Thosk! al comenzar a escuchar el sinsentido de la rubia creyó que en realidad la mujer no era una bailarina, ni tampoco otra fémina con armadura resplandeciente, ni por supuesto una hechicera recitando un poderoso y largo hechizo. Era una especie de sirena o ninfa cuya voz provocaba mareos y saciedad, lo cual es inaceptable para alguien de semejante porte y apetito como el semigigante Athasiano.

Ante el poderoso mareo seguido de nauseas por la charlatanería diabólica de la rubia alada, Thosk! decidió salvar lo que podía de la situación y luego rescatar a sus compañeros, dejando por ultimo a la sospechosa elfa y su delicioso lobo.

Sin más, el bruto levanto la mesa con ambas manos y se alejo a toda prisa de la letalidad de sus palabras. Quizás con un poco de suerte podría salir por una ventana para dejar a salvo la comida. Luego de eso Thosk! volvería por sus compañeros extraplanarios. 

Me siento en la mesa y observo el símbolo un momento, tratando de memorizarlo. Me echo hacia atrás en la silla y escucho atentamente al resto, sin intervenir. Estoy acostumbrado a escuchar en las reuniones del Consejo, dejando que sean los líderes de Iowa quienes toman las decisiones y sólo interviniendo cuando hablan de temas en los que sé que puedo aportar algo, como el conocimiento de las tierras de alrededor, métodos de supervivencia en el desierto o, en los últimos tiempos, la defensa de la ciudad.

Traen la bebida entre bromas de bailes y la comida, y sólo entonces Ángela revela su proveniencia. Hasta ese momento había asumido que venía de un futuro en el que no había existido la caída, pero si el año que dice es correcto, yo estaba completamente equivocado... Viene del pasado, aproximadamente dos décadas antes de que su mundo se destruyese casi completamente para convertirse en el mío. Eso, claro, si realmente es el mismo mundo y no dimensiones paralelas, Planos, o como lo quieran llamar. Tomo nota mental, para hablar con ella más adelante, porque seguramente todo lo que pueda contarme de su mundo me sea de utilidad. Y, si no a mí, Sophie seguro que sabrá interpretarlo mucho mejor.

Yaril·la habla de un cataclismo y recuerdo que cuando desaparecí de Iowa estábamos siendo atacados, aunque hasta donde yo sé se trataba del clan de los Torstein y ellos jamás se aliarían con nadie que usase nada parecido a la magia de este mundo, que no se diferencia tanto de nuestros poderes mutantes.

Súbitamente, Thosk! se levanta y parece dispuesto a agarrar la mesa. Pongo mi mano encima, dado que no parece muy probable que la gente de la taberna se vaya a tomar bien su reacción e, instintivamente, recurro a mis poderes psiónicos con intención de generar una pantalla de fuerza que le mantenga apartado de la mesa. Sin embargo, antes de llegar a hacerlo, percibo una extraña sensación en mi cabeza, similar a cuando Guida intenta practicar sus poderes telepáticos, pero mucho, mucho más intensa.

- ¡Espera! - le grito a Thosk! intuyendo que pronto necesitaremos de su fuerza para algo más práctico que llamar la atención de los parroquianos. - Hay alguien en esta ciudad. Un mutante... - me interrumpo, recordando que esta gente no interpreta ese término de la misma forma que yo. - Alguien con poderes psiónicos - me corrijo. - Pero mucho más intensos de lo que jamás había sentido.

Me giro hacia la Guardiana preocupado, esperando que la mujer pueda entender de qué estoy hablando, porque si ese poder es una amenaza, estamos en problemas.

Aparte de Riley, todo el mundo pudo sentir 'algo'. La gente se levantó, los perros aullaron, y todo el mundo miró a un lado y a otro. Se trataba de algo que estaba en la cabeza de todo el mundo, un murmullo, uno breve e intenso, como si de repente un mago hablara en tu cabeza, unas palabras que no podían comprenderse, y luego se desvaneciera.

El lanzamiento de la mesa de Thosk y su posterior intento de salir de la posada habían parecido lo de menos, aunque muchos estaban ya demasiado escamados con tantos sucesos raros y los recién llegados, y ésto no ha ayudado.

Yaril·la miró a Riley 
¿Cómo lo...? Sacudió la cabeza. Es igual. Si es de los vuestros tenemos que encontrarle. Ésto se está yendo de las manos.

Pasan unos segundos antes de que se escuche una especie de explosión de rayos que ilumina la taberna a través de las ventanas. Después, de afuera llegan gritos y alboroto. Alguno de los parroquianos amontonados en la ventana grita que hay fuego en la ciudad.

Por supuesto, se trata de una ciudad fortificada, la cabeza de puente para la guerra contra los piratas, así que rápidamente llegarán los marinos y la guarnición a poner orden.

Yaril·la no necesita decirle nada a su grupo. Esos rayos y el incendio significan que podría haber gente necesitada de ayuda, así que ella, Varken y Hoglerruk se dirigen a la salida, preparando sus armas. Tanto Varken como Hoglerruk se ponen su casco, Yaril·la lo hace la última, un casco que no cubre la cara.

Voy a ver qué pasa. Si alguien quiere venir, sería de agradecer.

Puedes notar a Sophie tremendamente alterada, es evidente que ella también lo siente. 

Se siente, se sabe... La criatura que emite ese poder psiónico descomunal está cerca, a menos de un kilómetro, quizá tan cerca como quinientos metros, y podrías ubicar la dirección en la que se encuentra con una precisión sorprendente.

Riley siente entonces como si algo le acariciase los pliegues del cerebro, como si curioseasen en su mente. No era doloroso, pero sí absolutamente inquietante y tenía un indudable punto terrorífico. Entonces lo pudo oír. Una voz en su cabeza, que retumbaba como el sonido de una voz en una cueva. La voz preguntaba a Riley su nombre, pero antes de que pudiera evitar responder, su mente ya lo había hecho. Y también lo hizo Sophie.

Dos mentes en una... Siento... Curiosidad. Venid.

Entonces la presencia en la mente de Riley se desvaneció... No era una compulsión psiónica ni hipnótica, pero no pudo evitar sentir que, al igual que Riley podía ubicar a esa criatura, la criatura también podía ubicarla a él con la misma facilidad.

Poco antes de que Riley sintiese su sensación psiónica, el HUD de Angela se apagó a causa de una sobrecarga electromagnética, parecida a las que se generan tras un pulso nuclear, pero de otro origen. 

Obviamente, el HUD tiene sus propios sistemas de seguridad para apagarse y no sufrir daños, y realiza copias de seguridad constantemente, por lo que tardó solo unos segundos en reiniciarse y volver a empezar a cargar los programas activos.

Me quedo un momento parado, como si estuviera escuchando, antes de volverme hacia Yaril·la.

- No creo que sea uno de nosotros - le digo, aunque realmente no tengo pruebas de ello. - Pero sí puedo decirte dónde está - añado con seriedad. - Sólo... dame un momento.

Intento tranquilizarme un momento y poner en orden los pensamientos que resuenan en mi cabeza. - A mí tampoco me gusta nada, pero no creo que tengamos más opciones que ir - digo antes de darme cuenta de que he pronunciado mis pensamientos en voz alta. Inspiro con fuerza y trato de concentrarme durante un momento, aislando los poderes psiónicos que se manifestaron con mi mutación para intentar aislar mi mente de cualquier influencia exterior.

Tratando de aparentar una traquilidad que no siento, cojo el hacha que había dejado a un lado al sentarme y, en vez de volverla a colgar a la espalda, la sujeto con las dos manos. Asintiendo hacia Yaril·la y sus hombres, me dirijo a la puerta de la taberna. Una vez en el exterior, miro hacia arriba, intentando deducir si la dirección en la que se han originado esos rayos es la misma en la que puedo detectar la presencia que desata semejante poder psíquico.

El dolor de cabeza leve y el aullido de los perros es algo largamente conocido por Thosk. De donde él viene las habilidades mentales son comunes, y más aun dentro de las estirpes nobles pero nada que se compare a lo que sucede ahora puede llegar a encajar en el escenario que se desarrolla luego que el bruto decide “rescatar” la mesa y su persona de la verborrea de la rubia con alas de metal.

-         ¡Demonios danzantes, Rey Dragon venir por nosotros! ¡Hamanu! ¡Hamanu! – entonces Thosk! Regresa con la mesa para dejarla donde estaba, porque la palabra “psionico” era suficiente para describir tanto derroche de poder. Algo que invade las mentes de todos los presentes y crea relámpagos solo puede ser un Rey Dragon. No existe nada tan poderoso.

- ¡Hey tu! Ni lo intentar salir. Rey Drago freír tu cabeza como hormiga al sol – advierte el bárbaro a Riley tras escuchar su oferta de ir a investigar junto a Yaril-la y los demás.

Justo en el momento donde quería responder a Ángela sobre el paso del tiempo y como medimos los años en soles, es Thosk quien retira toda la comida al transportar la mesa con sus manos. Muy extrañas eran sus conductas, siendo tan diferentes a las mías al punto de no encontrar coincidencia alguna o una explicación. 

Extenuada por aquella situación frunzo el ceño ligeramente mientras la cabeza de mi lobo se posa sobre mis piernas, momento en el cual algo retumba en mi cabeza y ante la mera sensación de sentirme invadida como si el mismo Melkor manipulara mi mente, me incorporo sujetando el arco con fuerza, nerviosa. 

Ahora observando todo a mi alrededor, escucho por arriba las palabras de Yaril-la mientras me ubico en un rincón para cuidar mis espaldas de lo que se estaba por venir. 

Sinceramente no llevaba conmigo un espíritu heroico en mi interior y aquella propuesta dependería mucho de quien la aceptaba, yo no alzaba el arco por el mero hecho de hacerlo y necesitaba una causa justa para ello. 

Ahora intercambiando algunas miradas con Mol, sigo atenta al entorno y a las decisiones que tomará el grupo. 

 Para Angela la reacción de aquel humano de proporciones desmesuradas fue un duro golpe de realidad. Muy pocos héroes eran de esa forma en su mundo, y aquel tipo, no tenía apariencia de civil. Pocas personas con esa fuerza eran capaces de actuar de una forma tan rastrera si no era espoleados por una vileza mayor. ¿Estaba alguien influyendole? ¿Había sido ella al hablar? Todos tenían gestos molestos, o cansados, tal vez el único que no había mostrado su inconformidad de alguna forma había sido Riley. Tampoco podía culpar a Osellë, era evidente que se había esforzado, aunque expresaba un doble filo peligroso, no sabía bien como encajar aquella situación y estaba más que claro que aquel grupo era un grupo desunido, perdido, como ella, con motivaciones egoístas, con actitudes individualistas, con fines que no tenían porqué ser la justicia, la libertad o la igualdad.

 Aquello, desencadenado por Thosk! o por ella misma la hacían sentir profundamente triste.

 Hubiese compartido la poca información que tenía sobre aquel pulso, hubiese llenado sus labios de palabras técnicas de aquello que podía llegar a ser, podía intentar bañarlos con la luz del conocimiento que creía vehementemente poseer. Pero por primera vez en mucho tiempo, no sintió la necesidad de compartirlo, de contribuir a la divulgación científica, sino de favorecer el oscurantismo. De refugiarse en sí misma y guardar un respetuoso silencio. Se sintió terriblemente ignorante. Y dolía. Dolía como mil espadas clavándose en el cuerpo. Dolía más que sentir otra presencia en tu mente. ¿Qué secretos podían usurpar? ¿Qué secretos ahora que había decidido guardar aquel silencio?

 Con un claro gesto de preocupación, profundamente serio ante las potenciales situaciones que deparaban aquel escenario, Angela se puso en pie, abandonando cualquier apetito más allá del apetito por lo que es justo. Empuñó su bastón, como la lanza de un soldado que se dispone a luchar por lo que siente en su corazón. Mirando a Yaril-la asintió, tomando su alargada arma con ambas manos en señal de apoyo a su causa.

 Si yo he causado algo...si he traído algo conmigo. Tengo que detenerlo. ¿Cómo podrá afectar algo así a estas personas? ¿Y si es una verdadera amenaza..?

 Miró con cierta decepción a su alrededor, comprobando la inmundicia tecnológica en la que se encontraban. No había peor ignorancia que aquella que se elegía. Mas entendía que nadie había solicitado su ayuda, que estar allí no era una elección de aquellas personas. Ya no era cuestión de ayudarlas, era cuestión de arreglar aquello de lo que era responsable.

 No les debía nada. Aunque ahora, tal vez les debiese recelo a la mayoría de ellos.

 Todo estará bien.

 Se dijo en una profunda crisis. Su mundo estaba en peligro, y no eran fantásticos zombies, ni magia incomprensible lo que amenazaba a su realidad. Eran hechos fáciles de probar, eran variables que un enemigo vil podía controlar. Era el momento de solventar los problemas que hubiese causado su venida a este mundo, de recabar información y de volver. Volver cuanto antes, donde las personas son amables, cuidan su lenguaje, sus modales al hablar en frente de otros, su forma de ser comprendido, su tolerancia ante aquellos que no son iguales. 

 De pronto, añoraba su mundo como jamás había añorado pertenecer a él.

 Basta....basta por favor...

 Sus ojos acuosos miraron con furia los ojos de Yaril-la.

 - Te acompaño.

 Como una ola que rompe contra un acantilado, el terror, la impotencia, las dudas, se transforman en fuerza para caminar con el mentón en alto y las ideas más claras.

 De soslayo, miro a Riley, sin importar realmente que opinen los demás. Parece saber algo, pero si sus palabras lo son todo, no es consciente de la gravedad total de ese evento. Aún así guardo silencio. Sólo soy una invitada. Sólo me limitaré a observar.

 Bastaba de hacer huir a la gente. Si sus palabras eran una barrera o el sol para los temerosos de la luz, entonces hablaría con sus actos.

 y luego te irás. Se prometía mientras caminaba hacia la salida de aquel desastroso lugar.

¿No podrían esperar a que se me pase el dolor de cabeza para hablar de todo eso?- pensé con un quejido al escuchar la respuesta de la sacerdotisa y su acompañante a lo que Ángela había dicho -O al menos, a que me emborrache lo suficiente como para no notarlo- me dije, aunque por suerte, la conversación se interrumpió cuando el gigantón empezó a levantar la mesa.

¿Pero qué…?- empecé a preguntarle cuando, sin previo aviso, un breve pero intenso murmullo resonó en mi cabeza, y al parecer en la de todo el mundo -¿Poderes psiqué?- le pregunté a Riley, que al parecer tenía algún conocimiento sobre lo que acababa de sentir, al tiempo que sacudía la cabeza para intentar despejarla -Estoy harto de que jueguen con mi cabeza- dije levantándome de golpe de forma ligeramente tambaleante, seguramente a causa de la combinación de dolor de cabeza, alcohol y lo que quiera que hubiese sido aquello. Y el fogonazo de luz a través de las ventanas tampoco es que ayudase demasiado.

Maldita sea, ¿y ahora qué?- pensé mientras me recuperaba de los efectos del estallido de luz.

No sé quién será… pero se va a arrepentir de entrar en mi cabeza- dije sacando mi libro de hechizos con una mano y desenfundando mi estoque con la otra -Yo también voy- dije.

Además, si tiene algo que ver con todo esto, bien puede ser que obtengamos algunas respuestas…- me dije -Y si no… bueno, no viene mal que nos deban un favor- pensé. Sin embargo, antes de dirigirme hacia la entrada, me giré hacia Osellë, mirándola a los ojos por un instante.

¿Vienes?- le pregunté en élfico, esperando que así fuese y me acompañase. Prefería ir con ella ates que sin ella, puesto que en cierta forma, me resultaba algo extrañamente… ¿reconfortante?¿natural?¿tranquilizador?... tenerla a mi lado y luchar junto a ella, seguramente por recordarme a mi propio mundo, mi propia gente -Tal vez podamos averiguar algo- añadí.

El grupo sigue a Ryley hacia el foco de aquél poder. El mutante es capaz de guiarlos con una precisión asombrosa, como si pudiera ver a la criatura responsable a través de los edificios de piedra y madera. 

A cuatro calles de distancia, la gente huye despavorida gritando 'monstruo' del lugar a donde van, aunque ninguno va herido. Otros se esmeran en llamar a cualquier soldado presente en las distintas tabernas, o en avisar al fuerte a que reúnan a cuantos soldados puedan. 

Yaril·la anuncia que aparentemente se están dirigiendo a la plaza de la ciudad. Puede verse el humo de algo quemándose el el lugar a donde van. Tras un par de giros, a tres calles, junto a un taller de carpintería, una criatura como viscosa se escabulle del grupo, que apreta el paso.

A dos calles, el suelo está cubierto de una sustancia viscosa, y aparentemente viva. El grupo se detiene un momento de golpe, dudando si pisar o no aquella cosa. Antes de que Angela pueda verificar la seguridad de esa sustancia biológica, un grito de terror en la plaza hace que los tres tempurianos, no sin un poco de duda, caminen sobre esa cosa. Aparentemente no causa ningún daño.

Cuando pueden llegar al centro de la antes alegrza de Velen, el espectáculo es dantesco. La gran plaza está cubierta por esa sustancia, y docenas de... Bultos de un metro y medio de altura la salpican aquí y allá, palpitando y removiéndose. En el centro, varias criaturas de casi tres metros y aspecto horrendo encaran a los recién llegados, cubriendo a lo que parece una extraña mezcla de mujer con el esqueleto de unas alas de murciélago, cubierta de quitina y de esa sustancia viscosa. Pero no está siendo atacada. Al contrario, parece al mando de las criaturas, y de otras que están cubriendo de esa sustancia un edificio cercano, lo que antes era una capilla de algún dios.

El incendio es una casa cercana, que aparentemente a alguien se le cayó una lámpara o antorcha y se ha prendido fuego.

Nadie queda con vida en la zona, salvo las criaturas.

Música

La mujer, que está aparentemente creando otro de esos capullos, como si tejiese esa sustancia biológica con sus manos, mira a los recién llegados. Su voz suena como dos voces simultáneas, la de una mujer, y la cavernosa voz de un monstruo.

Tomad su biomateria. Ordena a las tres criaturas grandes y amenazantes, mientras el resto siguen trabajando en la 'capilla'. Sea lo que sea lo que signifique eso de la biomateria, no debe ser nada bueno, pues las criaturas parecen listas para atacar y defender a la 'mujer'.

Confiada en que os podrán detener, continúa su trabajo. Parece ordenar a la masa viviente del suelo cubrir a algo o a alguien en una especie de monstruoso capullo.

Los tempurianos parecen decididos a plantar batalla, siguiendo los dogmas de su fe, sin embargo no las tienen todas consigo. Por sus comentarios, tampoco saben con qué o quién están tratando, por lo que ante lo desconocido, la cautela es una virtud.