Partida Rol por web

Cuando su colega el Dr. Billings comenzó a explicar a los congregados, a los pocos minutos, Richard ya había desconectado. Ya había hablado con él mucho sobre este tema y no escuchaba nada nuevo que le atrajera la atención.El cansancio de tantas noches en vela le hacía efecto y a veces, parecía que se dormía con los ojos abiertos. Su cerebro se apagaba durante minutos y tras esto volvía a la realidad.

Esta vez, las pequeñas piedras que exponía el ayudante del Dr. le devolvió a la realidad. Levantó la mirada y de frente una bella mujer le atrapó la atención, reconocía en ella a su mujer, a su mujer antes de… unos pensamientos de culpabilidad le cruzaron, su corazón se rompió cómo tantas otras veces había pasado, todo, todo había pasado por su torpeza innhata.

Agarró una de aquellas piedras y la manoseó durante unos segundos para devolvérsela al chico. Miró al grupo de gente que estaba a su lado, realmente así pretendía su amigo conseguir algo? Un tratante de arte altivo y pretencioso, un tipo duro, un policía con poco trabajo en su comisaria y aquella extraña mujer, con ese rictus demasiado serio, pero quizá los estaba juzgando mal.

- Bueno, estos meteoritos que nos ha mostrado el bueno Dr. Morris suelen ser más habituales de lo que piensan. Lo que queremos encontrar debe ser algo diferente – volvió a mirar a los improvisados compañeros - por los colores que se vieron creemos que el astro que entró en nuestro cielo debe tener una composición muy diferente a lo habitual.

Podria hacer una tirada de astronomia? Para ver si puedo sumar alguna informacion sobre lo que se vio en los cielos?

Nunca le habían gustado las charlas. Ni siquiera cuando el capitán les reunía a primera hora de la mañana para el briefing habitual era capaz de prestar atención más de unos segundos. Sin embargo algo había en lo que decía ese hombre que le dejó atrapado y de paso un poco perturbado. "Cosas de otro mundo" pensó. Miró a su alrededor. La mayoría de la gente allí reunida posiblemente no sabía distinguir un conejo de una liebre como para reconocer esos pedruscos perdidos en mitad del monte. 

Cuando el ayudante del profesor les dejó las piedras le dijo un escueto "gracias" al muchacho. Posiblemente el chaval tenía el mismo ahínco que su jefe en buscar esas cosas y estaría tan incómodo como él por estar en esa sala en lugar de estar haciendo su trabajo. 

Sus compañeros intercambiaban opiniones. La verdad es que él se encontraba un poco perdido. No tomó ninguna de las piedras. Solamente deslizó la yema de sus dedos por encima para quedarse con la sensación de su textura. Ciertamente al palpar el trozo de piedra un pequeño escalofrío le recorrió. "Algo de otro mundo... hay que joderse" pensó. Recordó el momento en que vio aquella cosa cruzar el cielo. Fue algo desconcertante y a la vez magnético. Algo le hacía temblar pero no podía apartar la mirada. Volvió en sí descubriéndose de nuevo en esa sala atiborrada de gente.

- ¿Los coleccionistas? - preguntó con semblante serio - No creo que esa idea entusiasme al profe... 

Dándose cuenta de que no saludo correctamente a todos sus compañeros, paso la mano al Sr. Poole, notando su extraña expresión al haber sentido las "piedras".

-Perdón por no saludar correctamente, buenas tardes Sr... Poole ¿no es así?. ¿Increíbles no? Trozos de otras partes del universo, y terminan cerca de nosotros y viéndose como simples rocas.

El joven ayudante del Dr. Billings retiro las piedras apresuradamente para pasarlas a otro grupo, entonces vieron como en el estrado había aparecido un mapa grande de la zona de nueva inglaterra, en la cual se veía claramente la ciudad de Arkham. El plano lo debía de haber desplegado el Dr. Billings mientras había estado inspeccionando las piedras, y ahora esperaba un tanto nervioso, por las ganas de seguir explicando cosas a la concurrencia, a proseguir su explicación. Sobre el mapa se veía claramente, marcado con tiza, lo que debía de ser la trayectoria que había seguido el bólido al atravesar el cielo nocturno.

-Pensamos que el lugar del impacto se encuentra al sur de Nashua en New Hampshire- comenzó el doctor a explicar ya incapaz de esperar más, mientras su ayudante seguía enseñando las piedras -por lo que hemos organizado grupos, y a cada uno de ellos se les asignará una zona de búsqueda de unos 50 kilómetros cuadrados. Necesitarán algún vehículo para, al menos, acercarse a la zona que se les asigne.

El doctor hizo una pausa, mientras el joven recogió las muestras del último grupo y se acercaba al estrado.

-Ya se que es complicado- continuó -es mucha zona que revisar a pie, pero hay que hacer el esfuerzo, pues la situación lo merece. Recuerden que aunque hubo gente que vió al bólido caer a lo lejos, no tenemos constancia de que nadie oyera la explosión, por lo que debió de impactar en una zona despoblada.

Con estas palabras y una desenfadada despedida indicó que pasaría grupo por grupo para indicar la zona que tenían asignada y responder a posibles dudas. Luego se dirigió al grupo de búsqueda que tenia mas cerca y comenzó a hablar con ellos.

Nuestro grupo aún tendría que esperar unos momentos antes de que el doctor llegase a donde ellos se encontraban para reunirse con ellos.

-Bueno, supongo que nos queda esperar solamente, pero mientras tanto.¿Alguno tiene un vehículo donde podamos entrar todos y podamos utilizar en esta búsqueda?

Solo recorrió con su mirada sus compañeros esperando alguno diera el si, para evitar usar un vehículo oficial para ir hasta el lugar.

Miró a sus compañeros y comenzó a pensar que sería una misión complicada y nada fructífera, pero continuaría con ello. Se lo debía a su colega.

- Yo no dispongo de vehículo, pero en casa dispongo de dos de esas novedosas lámparas portátiles que han comercializado, podría sernos útil por si la oscuridad se nos hecha encima.

Tras escuchar detalladamente las explicaciones logísticas del sitio cayó en la cuenta de que no iba a ser tarea fácil. Era un área muy grande para poca gente tan dispar. Suspiró profundamente pensando en que sería una tarea que costaría más de lo que pensaba. Grayson, a quien había estrechado la mano unos segundos antes después de presentarse formuló la única pregunta de toda la velada que James podía resolver sin dudar.

- Yo dispongo de un vehículo que podemos utilizar - dijo aliviado por haberlo limpiado de casualidad el día anterior - Tengo un pequeño furgón en el que podemos llevar material y aperos necesarios para esto. Le cambié las ruedas traseras hace poco de modo que no debería dejarnos colgado en mitad del monte. Si a alguno de ustedes no le importa viajar "de paquete" podemos contar con él.

Miró a Filmore quien parecía ofrecer apoyo.

- Pues no nos vendrán nada mal. En esta zona - dijo poniendo un dedo sobre el mapa - pueden contar con que a las cinco de la tarde ya empieza a oscurecer y a las seis y algo uno ya no alcanza a ver más allá de su propia nariz.

-Al menos yo, no tengo ningún problema en viajar así. Podríamos pasar por la casa del profesor buscar las lamparas y entonces encaminarnos a la zona de búsqueda.

Miro al grupo esperando al menos una aceptación con la cabeza, siguiendo en espera de que con este vehículo fuera mas que suficiente.

-En cuanto nos asignen la zona deberíamos salir directamente.

-Hola a todos- se acercó el Dr. Billings amablemente al grupo -¿Qué tal? ¿Cómo lo he hecho? ¿Les ha gustado la explicación que he dado?

Parecía un chiquillo con un juguete nuevo y alegremente fue dando la mano y saludando a todos, aunque se le notaba más complicidad con su colega Richard.

El Dr. Billings sacó unos papeles de la carpeta que portaba, era un pequeño mapa dibujado a mano, pero bastante detallado de la zona que les había asignado, en el se muestra una zona al norte de Dunwich.

-Como verán en el mapa- prosiguió el doctor -le he asignado una zona al norte de Dunwich, se trata de una zona totalmente rural, he intentado añadir los mayores detalles posibles, pero como verán casi no hay carreteras transitables, sólo algunas pistas y caminos de tierra, que unen las dispersas granjas de la zona. Es una zona con pocos recursos y un poco arcaica, creo que no tienen ni líneas telefónicas.

Dicho esto sacó otros papeles de la carpeta, con ellos alguien con conocimientos en astronomía podría acotar mejor la trayectoria del meteorito y encontrar la zona de impacto.

-Entre estas notas de la trayectoria- explicó -les dejo mi numero de teléfono por si tienen la suerte de encontrar un sitio con disponibilidad de teléfono y pueden avisarme en caso de encontrar los restos. Espero que tengan suerte y la búsqueda sea fructífera.

Dicho esto quedó unos segundos esperando a que dijeran algo y responder sus dudas.

Echó un vistazo al mapa. Alguna vez había tenido que transitar cerca y no era el mejor escenario posible, pero si era lo que había no se iba a negar a estas alturas del cuento.

- Vengan con calzado cómodo, esto no va a ser un simple paseo por el campo. 

La deformación profesional le obligaba a realizar algunas preguntas, pero no quiso ser demasiado insistente. El hábito no hace al monje suelen decir, pero hay hábitos que nunca se pierden aunque uno de monje tenga ya poco.

- Posiblemente crucemos por tierras que sean propiedad de gente que no esté muy acostumbrada al trato con forasteros... ¿Esa gente está avisada o tenemos algún tipo de acreditación?

Saludé al doctor efusivamente, pero tampoco quería mostrar delante del resto del grupo nuestra buena relación, no querían que pensaran algún tipo de favoritismo en esta búsqueda. Solamente yo me había apuntado y tenía mis propias razones. Esas razones que solamente la propia mente puede engañarnos a admitir como ciertas. En el fondo de mí, sabía que podía haber alguna forma de curarla, de arreglar tanto sufrimiento provocado por mí. Me sentía mezquino y perseguido, por algo o alguien, por un sentimiento que me impedía dormir y descansar….

“Vengan con calzado cómodo…” escuché de repente, haciendo salir de mis cavilaciones, y recordé aquellas viejas botas que solía utilizar para trabajar en el jardín de la casa. “Cuando pasemos por casa, me cambiaré estos zapatos, será mejor”

Agarré el mapa ofrecido por el Dr.Billing y empecé a analizarlo.

- Posiblemente, el objeto haya caído muy cerca de aquí. Si no disponemos de ninguna acreditación o no podemos hablar en nombre de la universidad, primero podríamos hablar con la gente de esa zona, estoy seguro de que ellos tendrán tanta curiosidad cómo nosotros en saber dónde cayó este objeto. Y si cayó cerca, estoy seguro de que tuvieron que escuchar algún fuerte ruido.

Percyval saludó amablemente al profesor y le dedicóuna sonrisa de complicidad.

ha expuesto usted a la perfección, mostrando los puntos y dejando clara la situación para los que no somos doctos en la materia. Debería dar clases en la universidad.

Tras la muestra del triste humor inglés acercó su mirada al mapa escuchando los comentarios de sus compañeros de exploración. No era un experto en investigación de campo pero con el soporte adecuado esperaba que pudieran encontrar esos codiciados fragmentos. Asintió ante las consideraciones de James y Richard y sonrió de nuevo.

Seguramente serán como los granjeros de gales del sur. La mejor acreditación són un par de pavos y un trato afable. Escuchar sus testimonios por otro lado nos puede ayudar en la investigación. Y adquiriré calzado apropiado para nuestra expedición, la verdad es que me siento como uno de los primeros exploradores, disculpen mi exceso de entusiasmo.

-No hemos tenido ni el tiempo ni los medios para avisar a los lugareños- respondió el doctor dirigiéndose a James, pero sin desatender al resto -tenga en cuenta que no hay teléfonos y los medios de transporte están limitados en esa zona, además de que las viviendas están bastante diseminadas y aisladas.

Intentó animarlos explicandoles que seguramente las habitantes del lugar, gente de campo sencilla, estarían interesados en que se aclarase y diera explicación al inédito suceso, y esperaba que no se tardase mucho en aclararlo, pues seguramente también aparecerían personas de baja catadura moral que intentarán sacar provecho, y que podrían ser una influencia negativa. El pensaba que los lugareños ayudarían en lo posible si se les trataba con respeto y se identificaban como hombres de ciencia y colaboradores de la universidad con ganas de ayudar.

-Empieza a hacerse tarde- dijo concluyendo y separándose un poco del grupo -y aun me quedan unos cuantos grupos con los que concretar detalles, por lo que si me disculpan...

Eran ya las cinco y media de la tarde, no tardaría mucho en anochecer, aún se veía bastante luz en el exterior. Dubitativo el doctor quedó unos segundos a la espera de alguna última pregunta, pero con clara preocupación por atender al resto de los asistentes aún presentes.

- Entonces necesitaremos algo de suerte de no tocar la puerta equivocada. Los granjeros de esa zona suelen ser gente tranquila que no quieren que se les moleste - respondió. Cuando llevaba una placa no hacían falta explicaciones. Todo el mundo abre a los policías y a los bomberos. El resto serían solo unos desconocidos molestos a ojos de los lugareños.

Cuando el doctor marcho a atender a otros grupos James le despidió. Ciertamente no le gustaría estar en su pellejo

- Muchas gracias doctor, es más que suficiente. Esperamos que nuestra búsqueda resulte efectiva. Gracias por la oportunidad.

Miró al resto de sus compañeros. Entre todos eran un interesante despliegue y parecía que cada uno de ellos era tan diferente al anterior que podían suceder dos cosas: no pararían de discutir o mostrarían un compendio de competencias que harían de aquello algo interesante. Esperaba que se tratara de la segunda opción. 

- Muy bien caballeros y señorita ¿Cuándo nos ponemos en marcha?

Tras la breve charla con el doctor, le estreché la mano y compartí una mirada cómplice a modo de despedida.

- Nos esforzaremos por encontrar algún resto, no lo dude.

Inmediatamente mi mente se trasladó a mi verdadero interés en el asunto, quería encontrar algo, una pista sobre cómo alejar las sombras de mi mente, de cómo merecer de nuevo el amor que mi esposa me otorgaba a pesar de todo.

La pregunta del Sr. Poole me sacó de mis pensamientos.

- En cuanto ustedes diga caballeros y señorita, si a todos les parece bien, podemos pasar por mi vivienda para que coja esas luces portátiles tan ingeniosas que descubrí en una tienda muy cerca de la universidad.

Nervioso froté mis manos en el pantalón, secándolas de mi sudor y empecé a pensar que necesitaba otro café.

Cuando gusten podemos partir

Dijo Percival con un gesto condescendiente seguramente un manierismo de su juventud aristocrática pasada en la campiña inglesa.