Partida Rol por web

- Sí, reconozco el nombre.- La camilla fría y dura bajo tu cuerpo comienza a retraerse en dirección al haz de luz interior de la máquina. Es tentador contemplar el haz rotatorio de luces, pero cierras los ojos siguiendo la recomendación del doctor.- Pero no es nada que no pueda figurar en los archivos Confederados. Tal vez debí seguir la recomendación de Mengsk de eliminar mi pasado y sus huellas.

La voz de Knighley se atenúa, a causa del zumbido de la máquina como de sus posibles reflexiones. El minuto que permaneces tumbada sientes las ondas electromagnéticas vibrar a través de ti con tal celeridad que semeja a un cosquilleo, algo que los humanos corrientes, tus tres compañeros y tantos otros, no pueden conocer ya que a diferencia de ti su sensibilidad es menor y tu cuerpo está adaptado gracias al traje a percibir formas de energía similares. El escaneo de rutina está siendo realizado conjuntamente al neuroanálisis de transmisión rutianrio en psíquicos.

El movimiento cesa y tras tus párpados cerrados percibes como la intensidad de la luz ha disminuido al apagarse la máquina. La camilla vuelve lentamente a abandonar el tunel metálico, y al abrir los ojos compruebas como el doctor Knighley se encuentra observando los datos obtenidos en el monitor. Enfrascado en su interpretación no se inmuta cuando, en un disimulado intento por volver a atraer su atención, te bajas de la camilla y simulas tropezar al acercarte. Algo desilusionada por este vano intento, reactivas los circuitos de tu traje protector.

- Me temo que los resultados no son los que esperaba. Hija.

La palabra golpea tu conciencia con la fuerza de un martillo neumático. Anonadada, apenas reparas en el resto de sus palabras.

- La vida es irónica y cruel. Algunos pierden por completo el pasado y tratan de recuperarlo a toda costa mientras que otros prefieren borrarlo y dejarlo atras. ¿Qué es lo que no esperabas? ¿Qué es lo que sigue interponiéndose y destrozando mi vida? ¿Acaso todo mi pasado es falso? - Se había sentado en una silla, sin fuerzas. No podía llorar, aunque quisiera, pues las últimas lágrimas que guardaba sólo aparecerían una vez se confirmasen sus temores e ilusiones, si había recuperado a su padre o continuaría sola para siempre.

Una sonrisa triste aporta calidez al semblante del hombre.

- No Uriel, no te equivoques. Me alegra enormemente saber que no moriste y que has prosperado, aunque nunca imaginé verte convertida en... militar.- Su ligero titubeo te hace deducir que desconocía por completo tu capacidad psiónica, hecho que ha conducido a tu inclusión en el proyecto Fantasma.- Los resultados que realmente me contrarían son otros.

Te tiende el panel digital sobre el que va recogiendo sus datos. En éste aparecen multitud de datos y entradas cuyo significado desconoces, así como varios diagramas de rendimiento, entre ellos uno de flujo neural. Hay algo distinto en él que lo distingue de aquellos que has podido ver en examenes de rutina en la academia.

- Mira aquí, el punto J no se inflexiona como es debido pero se observa una elevación de ondas donde debiera encontrarse la depresión de Kramer en humanos apsiónicos. El pico rebasa las lecturas propias de un Fantasma entrenado. Quizás debamos aplicarte el tratamiento que cancela la infección Zerg, pero antes quiero asegurarme. Acompañame.- Se dirige a un asiento almohadillado, con una semiesfera iridiscente colgando sobre el de multitud de tubos entrelazados.- Siéntate aquí, vamos a comprobar un poco mejor esas conexiones neurales tuyas tan evolucionadas.- Hace el comentario sonriendo. No se muestra asustado por el hecho de que seas psíquica, incluso podrías jurar que se le nota satisfecho. Orgulloso.- Nos va a llevar algo más de tiempo, y además notarás alguna pequeña sensación de vértigo mientras los flujos de inducción trazan la plasticidad sináptica. Así que podrías contarme algo más de ti. ¿Cómo puedes haber acabado encontrándome por casualidad en mitad de un planeta en guerra?

- No podías saberlo. Yo tampoco. Era solo una niña cuando... - Le cuesta unos segundos de lucha poder expresarse como desea, no como dicta su condicionamiento. - cuando fui arrancada de casa.

Se sienta, conteniendo a duras penas el lanzarse a abrazar a su padre.

He llegado hasta aquí. He descubierto la verdad y le he encontrado de nuevo... Puedo, debo esperar un poco mas. Es lo que él querría. Es lo que él siempre hacía.

- No lo se. De hecho no recordaba tu nombre y tu rostro era un reflejo borroso en un espejo fracturado. Mi misión original era otra pero como siempre ocurre todo se fue al traste. Hubo un motín en la base confederada, luego la invasión de esos xenos. Aún siento su ansia... Su voracidad y sus zarzillos mentales buscar mi psique, con hambre y furia, para devorarme. - Inconscientemente se encoge sobre sí misma, abrazándose a sí misma. - Huímos durante un tiempo, hasta que fuimos derribados... - Pasa una mano por su herido abdomen lleno de cicatrices sin terminar de curar. - Casi muero en el accidente. - Alza la mirada hacia su padre. - Luego acabamos aquí y te encontré.

Tu padre te escucha con atención. Su rostro severo, tal y como siempre lo recordaste, deja traslucir un talante más animado que cuando tu grupo estaba presente mientras narras tu historia. Más animada por la perspectiva de estar recuperando tu vida, te debates entre todo aquello que anhelas saber sobre él, todo aquello que le preguntarías y contarías a lo largo de semanas enteras. Pero nuevamente una alerta irrumpe en tu vida.

El intenso sonido intermitente de fondo y la activación de las pantallas de comunicación del laboratorio llaman la atención de ambos. Kerrigan, tu homónima pelirroja de carácter irascible transmite el aviso:

- ¡Alerta de proximidad xenomorfa! Iniciado protocolo de evacuación. Todas las tropas dirijanse a sus puestos de defensa en el área suroeste. El personal no militar deberá prepararse para una movilización de emergencia. Repito, alerta de proximidad xenomorfa...

Malditas interrupciones, apenas un breve respiro en todo un día, ni siquiera lo bastante para paladear algo de afecto tras toda una vida. Sabes que la situación actual exige tu cooperación ante la amenaza común, y debes dejar al Dr. Knightley para proteger la base hasta que los edificiosse transformen en gigantescas naves y se reubiquen en lugar seguro o lleguen refuerzos. Te vuelves hacia tu reencontrado padre y le encuentras mirándote con el rostro consternado. Refleja una tristeza tan profunda que recuerda a tu propia soledad.

- Supongo que debes irte para apoyar la defensa mientras evacuamos la base, hija.- Tu padre, el doctor, se dirige a una mesa cercana cargada de probetas y otros recipientes llenos de líquidos, transparentes o coloreados, y carga una máquina con muestras de dos de ellos. La máquina succiona el contenido de ambos, suena un discreto zumbido al rotar la centrifugadora de la base del aparato y tu padre recoge la pequeña cápsula resultante. Cargándola en una jeringa transdérmica regresa junto a ti, apesadumbrado.

- Desearía que esto no fuera necesario Uriel. Tu organismo se encuentra contaminado por la infección zerg y aunque, por fortuna, se encuentra en un estadio temprano podría evolucionar rápidamente.- Te toma del brazo con cuidado con su mano libre; la otra cae a su costado con la hipodérmica apuntando al suelo, cargada con su burbujeante y azulado contenido.- Este es el antídoto del que disponemos actualmente. Causa un ligero malestar, en ocasiones mareos y otros efectos secundarios menores de origen parasimpático. Cuando la situación vuelva a calmarse, regresa para comprobar que todo siga en orden.

Despacio procede a inocular el contenido de la jeringa a través de la piel de tu cuello, directamente en la vena yugular. Notas el molesto cosquilleo de la medicación al atravesar tu piel; nunca te gustó la sensación, pero sabes que él la prefiere a las anticuadas y cruentas hipodérmicas.

Durante unos segundos las lágrimas corren por su rostro cuando el aviso de ataque resuena por todas partes y anuncia la separación de su padre. El anuncio de su infección, por muy leve que sea, la asusta enormemente... Otro peligro, otro motivo que, tal vez, la separe de su padre.

Asiente a sus palabras, conteniendo unos ligeros escalofríos, productos de la inyección.

- No lo dudes, regresaré, aunque tenga que abrirme caminopor un mar de muerte. ¿Puedes... Puedes darme mas datos sobre esos xenos? ¿Tienen líderes? Si vamos a destrozar su ataque necesito saber a donde apuntar para minar su moral, su organización o disciplina... -

- Sólo puedo pedirte que tengas cuidado y no los subestimes. No se trata de animales carentes de inteligencia. Ahora vete y cumple con tu deber.

Con esta despedida, el doctor se da la vuelta y comienza a asegurar los delicados equipos para evitar daños durante el despegue.

Durante unos segundos observo la espalda de mi padre y antes de poder razonar me lanzo a por el y le doy un rápido abrazo.

- Lo tendré, papá... - Susurro, con la voz quebrada, como una niña pequeña.

Acto seguido abandono la sala a la carrera para no derrumbarme por la separación, enfocando mi pena y tristeza hacia los xenos, transformándola en furia e instantes despues en calculada y fría ira.

Una vez abandonado el laboratorio me conecto con el asistente personal.

- Asistente, necesito acceso a los planos de la instalación y un canal de comunicación con Kerrigan. Transmite el siguiente mensaje: "Kerrigan, necesito acceso a una armeria, mi rifle C-10 sufrió daños en nuestro accidente y no está operativo." - Mantengo la conexión abierta, a la espera de una respuesta mientras corro hacia la dirección donde se produce el ataque en la base.

->>Enlace establecido con Centro de Mando. Solicitando conexión. . .
. . . comunicación establecida.<<

La inteligencia artificial ha hecho un trabajo excelente. Lo que te resulta extraño es que en mitad de un despliegue táctico el líder tenga tiempo para atender comunicaciones entrantes de forma directa. Intuyes que no debe ser por algo bueno.

- Agradezco su ayuda, operativo 26.369. Disponemos de una armería ubicada en las cercanías de los barracones. El trayecto ha sido cargado - beep, confirma tu ordenador la descarga - en la memoria de su asistente, así como la autorización táctil para acceder al armero y emplear los C-10 disponibles. La defensa está organizándose en el área suroeste de la base. Nos encontraremos allí para asignarle un puesto. ¡Corra! Kerrigan fuera.

La comunicación se cierra. Podría decirse por los términos de la conversación que la opinión de Kerrigan sobre ti ha mejorado, posiblemente a causa de tu petición. Debe suponer que estás ofreciendo ayuda.

Te diriges a toda prisa por los pasillos de la instalación guiada por el mapa interactivo. Tienes una sensación extraña. Te has cruzado con marines solitarios corriendo a ocupar su posición en el frente, casi todos ellos procedentes de los cercanos barracones a los que vas. Se te antojan pocos efectivos. La sensación de peligro que sientes se entremezcla con un repentino vahido, que desaparece tan pronto como llegó. Probablemente sea el efecto de la medicación que te ha sido suministrada, tal como te advirtió tu padre.

Llegas al armero y aplicas la superficie de tu mano derecha por encima del código numérico haciendo coincidir la palma con el lector. La puerta se abre a un lado franqueandote el acceso a un modesto armario con un par de rifles gauss de soldado, munición para estos y un rifle C-10 con un único cargador.

Toma nota mental, apuntándolo en un registro del ayudante, del momento que siente esa extraña sensación de desvanecimiento. Quizás sea por la medicina o tal vez por nuevas interferencias de esos bastardos zerg, pero tal vez sea util almacenar datos de este tipo de situaciones.

- Cada tiro cuenta... - Murmura con cierto desaliento por la escasez de munición.

Una vez armada, aunque con uan ligera sensación de extrañeza por usar un rifle que no es el suyo propio, reanuda el camino hacia la zona indicada.

Ya armada con un arma de calibre, la confianza retorna a la joven fantasma. Amartillando el arma, inicia la carrera en la dirección precisada por las coordenadas de Kerrigan.

Un sordo disparo interrumpe la carrera. La luz anaranjada intermitente revela la sangre oscura salpicando la pared del barracón.

Lo que le quedaba de triceps le ardía con furia. Carne y sangre golpearon la pared. La placa protectora de su traje blindado había sido arrancada por el impacto, haciendo a Uriel girarse por la violencia del disparo.

Un movimiento sospechoso en el pasillo contiguo percibido por el rabillo del ojo le había hecho reducir la velocidad de su carrera, salvándole la vida al recibir el disparo en el brazo en lugar de en pleno pecho como hubiera ocurrido de continuar corriendo a la misma velocidad.

Ahora se sujetaba el brazo herido, que no soltaba su nuevo rifle pese al daño recibido. Incrédula y sorprendida escrutaba el pasillo a la luz intermitentemente blanca y anaranjada. Los xenomorfos no empleaban munición convencional, y el tirador había empleado una con la que ella se encontraba muy familiarizada: un bote de metralla para C-10.

Ningún ruido, ninguna sombra. Nada traicionaba a su atacante.

Como respuesta inmediata activó el camuflaje de su traje y se desplazó dos pasos de forma lateral para variar su situación. Mediante los visores de su traje realizó un barrido de la zona con la visión térmica mientras analizaba la situación con la computadora de abordo.

 - Mierda! Esto no me lo esperaba. Computadora, canal seguro con Sarah, emisión: Visita, latas C-10, mi ruta es hostil. - Asignó una encriptación aunque sabía que no serviría de mucho si el enemigo era Confederado ya que compartirían las mismas claves.

Desapareces del espectro visible repentinamente al tiempo que te apartas de la posición en que te encontrabas, una decisión afortunada que un nuevo boquete en la pared te hace confirmar.

El adjunto te confirma la emisión del mensaje a la frecuencia de Kerrigan, pero esta permanece sin respuesta. Nerviosa, valoras un nuevo plan de acción mientras la inteligencia artificial procesa el mensaje en repetidas ocasiones en un intento de confirmar el contacto.

Calculas que un nuevo disparo debería haber tenido lugar ya y aguzas el oido instintivamente de forma aprensiva en espera de que se produzca. En su lugar, percibes un sonido metálico de algo al rodar.

Tras de ti llegan a la carrera de forma bastante escandalosa al menos dos soldados, que se detienen cerca de la pared impregnada con tu sangre. Las palabras de uno de ellos le identifican claramente.

- Estas balas son de una Canister C-10, el arma preferida de los fantasmas. Empiezo a suponer que nuestra amiguita está en problemas.

- Lo que no entiendo muy bien es a quién dispara exactamente. Dudo que esos llamados zerg hayan atravesado las defensas tan rápidamente. ¿Qué tal si lo averiguamos?

Recargando su Gauss encarando la zona a la que se disponía a llevar al grupo gritó: -  Así que queréis machacarme, ¿eh?

WWWWHHAAAUUUUUUUUUUUUUUMMM!

La onda expansiva se percibe en el ambiente principalmente por las luces que se apagan progresivamente dentro de su corto rango de acción. No sería un problema el hecho de que hubiese menos luces naranjas molestando, pero el hecho es que como Fantasma notas la onda al igual que un impacto físico que te atravesase. La sensación de debilidad y vacío repentino te dejan sin aliento haciendo que tus rodillas flaqueen sin llegar a dejarte caer.

Violentamente, has vuelto a ser visible, lo mismo que el endiablado artilugio responsable de tu vuelta al espectro visible: una aparatosa granada EMP que tu contrincante a arrojado con una mecla de buento tiento y fortuna a apenas un par de metros de ti.