Partida Rol por web

Burgos, Enero de 1520.

Desde luego -pensaste, mientras atravesabas el puente de Santa Gadea-, esta no es la forma habitual de que un príncipe tome posesión de su cargo. Entrando en la ciudad como un proscrito, como un exiliado. La noche era fría y caía una copiosa nevada: el viaje había sido largo y cansado. Durante el día, en un par de refugios, leíste una y otra vez los escasos informes sobre la ciudad que te había proporcionado Gilbert d´Harfleur. Nada en ellos era de mucha ayuda; apenas se mencionaba el tímido intento de tomar la ciudad por parte de un ventrue, quince años atrás. Se decía que había tenido un final trágico, y que la Camarilla había sido borrada de Burgos hasta el último de sus hombres. Pero nada más. También se mencionaba al obispo Lasombra de Burgos, máxima autoridad del Sabat en la ciudad, un tal Feliciano Montalbán. Y junto a su nombre, alguien -una mano apresurada, distinta a la del resto del manuscrito-, había garabateado: "Cuidado con los V.".

Así de críptico era todo. Ni un sólo apoyo: ni guardaespaldas, ni armas, ni un cuartel decente, ni un mísero refugio... Françoise de París, príncipe de Burgos, entraba en su feudo como un mendigo.

Sólo tenía un nombre, anotado en uno de los informes; probablemente el del único miembro de la camarilla que aún restaba en la ciudad. Pero no había informado a sus superiores desde hacía tres años. Podía estar muerto, o prisionero, o trabajando para el Sabat. Pero era tu único punto de partida. Y sólo tenías su nombre: Aitor de Segobre.

Françoise se tomó su tiempo a la hora de decidir adónde acudir primero.Procurando ocultarse por cada caale que atravesaba,buscó y observó con calma las diversas posadas y hospederías de la zona,esperando hallar algún indicio de cainitas en ellas.

Antes de nada,necesitaré procurarme un refugio,por si acaso...y es posible que alguien conozca al tal Aitor pensaba el Ventrue mientras esperaba en una de las muchas tabernas burgalesas...

Las primeras noches fueron impropias de un príncipe. Descansabas en los sótanos de casas abandonadas y explorabas la ciudad por la noche, con cuidado de que los agentes del Sabbat -sin duda, presentes en gran número en Burgos-, notaran tu presencia. No era conveniente hacerse notar hasta haber establecido una posición defensiva fuerte. Entonces, había prometido el Arconte de la Camarilla, llegarían los refuerzos.

Al cabo de tres noches, ninguna pista sobre Aitor de Segobre. Tratabas de no levantar demasiadas sospechas y preguntar discretamente, pero sabías que la noticia de un extraño preguntando por Aitor de Segobre no tardaría en llegar a oídos del Obispo Montalbán, y con ello, a los de todos los miembros del Sabbat de la ciudad. Y si todos salían a cazarte a la vez, tendrías pocas posibilidades de sobrevivir. Así que, la cuarta noche sólo te dedicaste a explorar Burgos en busca de un refugio seguro y fácil de defender.

Descubriste que la ciudad de Burgos estaba dividida en dos por el río Arlanzón. El puente de Santa Gadea es el principal medio para atravesarlo: hacia el norte, la parte vieja de la ciudad, la Catedral, y, aún más al norte, y sobre una colina, el Castillo. Al sur, los barrios nuevos, fuera de la protección de las murallas: ocupados por comerciantes y artesanos, por judíos y cristianos nuevos. Las callejuelas son estrechas e ideales para escabullirse, pero también son el sitio ideal para caer objeto de una emboscada.

Los alrededores de la Catedral, en cambio, (al norte del Arlanzón) son más seguros y permiten ser vigilados con más comodidad, pero los edififios rara vez se encuentran abandonados, es una zona muy transitada, y tu presencia será advertida con mayor rapidez...

Además, queda la cuestión de qué tipo de refugio buscarás... ¿el sótano de un monasterio o una iglesia? ¿el interior de una casa abandonada...?

Françoise meditó mucho dónde debería establecerse.La zona más segura sería,evidentemente,la de la Catedral y el Castillo.Y por ello,precisamente sería la más peligrosa.Los Lasombra llevaban mucho tiempo afianzados en Burgos,y evidentemente habrían ocupado los refugios de mayor seguridad.

No...pensó el cainita francés...A tiempos difíciles,medidas drásticas.

Decidido,el Ventrue se dirigió al Sur del puente de Santa Gadea.
Los callejones estrechos me servirán a la hora de cazar,y la mayor presencia de judíos y mercaderes me asegurará el poder satisfacer mis...gustos.

Y así,Françoise se dispuso a escontrar un refugio adecuado,posiblemente el sótano de una posada pequeña,donde pudiera esconderse bien y alimetarse por las noches sin llamar la atención de alguna bonita camarera...

El figón de la calle Plateros era una taberna frecuentada por los artesanos de la plata, los prestamistas y los usureros. En su mayoría judíos que se habían convertido, con escasa fe, al cristianismo en 1492. Una comunidad cerrada, con miedo al exterior y mucho que esconder: el lugar perfecto para ocultarte mientras planeabas tu estrategia.

Eso sin mencionar que los fanáticos del Sabbat rehuían el contacto con los judíos de la ciudad para mantener su prestigio y sus fuertes vínculos con la Iglesia Católica. Cuanto más alejado de la Catedral -te dijiste-, mejor. Y todo resultó mucho más fácil de lo pensado. La bodega de la tasca, en el subsuelo, estaba ampliamente desaprovechada: en concreto, una habitación de la bodega debía haber sido utilizada en tiempos para conservar los embutidos y la carne de cerdo. Con la clientela habitual del establecimiento en estos momentos, sin embargo, la habitación estaba vacía. Igual que tú no podías alimentarte de determinados mortales, los judíos eludían comer carne de cerdo. Así que en la bodega había una habitación vacía, que nadie utilizaba y que podías atrancar durante el día fácilmente. Allí estableciste tu primer refugio, mientras por las noches salías a cazar en busca de alimento, sin llamar demasiado la atención.

Varias noches pasaron, hasta que un judío hizo un gesto afirmativo con la cabeza cuando mencionaste el nombre de Aitor Segobre. Te pidió que esperaras un momento y que te reunieras con él en la parte posterior de la taberna. Luego abandonó el lugar. Pero algo no andaba bien...

Françoise estaba intranquilo.Algo no era como debía ser.Era una sensación que recordaba vagamente,como un picor que nunca se va del todo,algo en el fondo de la mente que intenta recordar sin apenas atisbar de que se trata,pero con la intuición de tratarse de algo importante...

Repasaste mentalmente todo lo que acababa de suceder en los minutos anteriores, tratando de descifrar entre tus recuerdos aquel gesto, aquel ademán o aquella pista trivial que había despertado tus sospechas:

La taberna estaba ocupada aproximadamente a la mitad de su capacidad habitual. Una camarera jóven deambulaba entre las mesas con jarras de vino y cerveza. Un perro ladraba afuera. Las llamas de las antorchas silbaban con el viento. La puerta se abrió y un par de artesanos entraron, con los rostros enrojecidos por el vino. Parecía que no era la primera posada en la que paraban esta noche. El judío se levantó después de hablar contigo y se dirigió a la salida. Un hombre, sentado frente a vosotros, se levantó repentinamente al mismo tiempo y también se dirigió a la salida. El perro seguía ladrando. Luego calló.

Françoise se dio cuenta entonces de qué era lo que ocurría.El hombre que había saldio tras el judío...quizá lo conociera...o quizá hubiera escuchado palabras que no debería...no obstante era extraño no haberse fijado antes...

Tratas de hacer memoria cerrando los ojos. Estás casi seguro de que el hombre ya estaba en el local cuando entraste, porque antes de sentarte cruzaste una mirada con él. También advertiste un par de veces que sus ojos se dirigían a la conversación que tenías con el judío, y te parece muy probable que haya leído vuestros labios. Pero ahora ha salido de la taberna y cualquier indecisión podría suponer perder un tiempo muy valioso. Por un lado temes que el hombre te haya descubierto; por otro, temes faltar a tu cita con el judío que te puede hablar sobre Aitor de Segobre, tu único contacto en la ciudad...

Françoise no podía echarse atrás ahora.Su única pista acababa de salir por la puerta,y fuera quien fuera aquel hombre,no podía dejar que se le escapara.

El Ventrue se encaminó hacia la puerta de la taberna tras echar una última mirada a su alrededor,por si alguien más estuviera observándole.Una vez en el exterior,procedió a liberar la trabilla que aseguraba su espada,,y con mucha cautela y siglo,entró en el callejón,mirando a todas partes con su aguda vista de cainita...

Nadie más que el judío esperaba en el callejón. Tus ojos escrutaron alrededor en busca de alguien agazapado o algún observador, pero no encontraste nada anormal.

-No debéis apreciar mucho vuestra vida, si preguntáis por Aitor de Segobre en Burgos. La mayor parte de los habitantes de esta ciudad querrían matarle... Los que saben de su existencia, quiero decir, que no son muchos. Habéis tenido suerte de que yo no sea uno de ellos. La última vez que estuvo aquí le ayudé con algunos... asuntos. Hay determinada gente en esta ciudad ocupando puestos que no me gusta que ocupen, y pensé que ayudar a sus enemigos era una buena manera de crearles problemas. Pero no salió bien. De esto hace quince años, y Segobre lleva ese tiempo sin aparecer por aquí... Pero justo esta mañana me he enterado de que regresa...

Françoise escuchó atentamente al judío,no obstante no perdía de vista la entrada del callejón.
Cuando el informante narró cómo De Segobre estaba "vivo" y su posible regreso,las esperanzas inflamaron el muerto corazón del Ventrue.Sin embargo,aún había mucho que hacer.

No,en efecto no parecio mucho mi vida.Pero eso es asunto mío. dijo el cainita al mortal,mientras se acercaba a él,para susurrarle al oído: Sin embargo os puedo asegurar algo:Las cosas van cambiar en Burgos.Si eso ocurre con vuestra ayuda,seréis bien recompensado.Si no...bueno,supongo que hay gente que no paga sus deudas.Yo lo hago siempre,podeís creerme.

Dicho aquello el Ventrue se separó del otro hombre,y,adoptando la actitud más asertiva e imponente que pudo le preguntó: Bien,señor.¿Me ayudaréis a dar con nuestro esquivo amigo?

El judío evalúa con la mirada la sinceridad de tus palabras.

-Comprenderéis que Aitor de Segobre no ha sobrevivido durante quince años, perseguido por todas las fuerzas del obispo Montalbán y por los más grandes asesinos de Castilla, desvelando su paradero a extraños... será él, por supuesto, el que contacte con vos, una vez que haya comprobado que sois quien decís ser. Mientras tanto, más os vale vigilar vuestra espalda. Esta ciudad no se precia por la discrección de sus paredes. Y hay enemigos aún peores que el obispo en ella...

Aprecio vuestra preocupación. dijo sinceramente el francés. Sabré cuidarme.Decidle a de Segobre cuando le veais dijo remarcando el "cuando" que debe darse prisa.Hay mucho más que nuestras vidas en juego. terminó diciendo mientras se iba del callejón.

Al llegar a la salida de éste,se detuv un instante a observar la calle,por si alguien o algo tuviera demasiada curiosidad...

El judío se escabulle con una pericia asombrosa. Luego desandas el camino hasta llegar al cabo del callejón, escrutando con cuidado.

Así que Segobre se pondrá en contacto contigo. Si es cierto que estuvo implicado en los sucesos de quince años atrás, entonces no es cierto que todos los miembros de La Camarilla fueran asesinados en una misma noche por las fuerzas del Sabbath. Sin duda él podrá explicarte muchas cosas sobre aquel momento, sobre cómo funciona la Secta en la ciudad, y sobre la críptica anotación que encontraste en el informe de la ciudad: "Cuidado con los V."

No percibes nada extraño en los alrededores, así que, escabulléndote como puedes, vuelves a tu refugio antes del alba...

Burgos, Enero de 1520.

Quince años sin noticia de Ivens. Quince años fatigando los caminos de Castilla en busca de Aitor de Segobre, sin resultado. Quince años con el puñal de Ivens junto al tobillo, listo para deslizarlo en la garganta del responsable. Otro invierno en Burgos, tan frío como aquel en el que desapareció tu hermano y todas las fuerzas de La Camarilla en la ciudad, excepto Segobre, habían sido ejecutadas. Un gran éxito para el Obipo Montalbán, que fue felicitado por sus superiores de Madrid.

Quince años lleva el puñal que guardas en tu tobillo sin probar el sabor de la sangre.

Muchas eran las cosas que habías tenido que hacer mientras le buscabas; demasiadas peleas en los caminos polvorientos de este país. Innumerables asesinos o informantes habían caído bajo tus garras o tu espada. Pero sin éxito. Sólo habías conseguido que toda Castilla temiera a Tania Valach, la vengadora de su hermano. Pero nada más. Habladurías que no conducían a nada: Ivens estaba vivo, preso en las mazmorras de una fortaleza Ventrue en Viena. Vendido a los asesinos de los Cappadocios, los hijos de Giovanni, en Venecia. Huído en un barco en dirección a las Indias. Protegido por los Assamitas en Alamut. Aliado de los Toreador en Francia.Sometido a los experimentos de los Tremere en Inglaterra. Torturado por los Brujah de Nápoles.

Estupideces. Todas ellas. Pero una cosa sí era cierta. Si Ivens hubiera muerto, lo sabrías.

Llegaste al monasterio justo antes del alba. Aún tenías en los ropajes los restos de sangre y barro de tu último viaje. Hacía mucho tiempo que tu fortaleza se había convertido en poco más que un lugar para descansar entre salida y salida. Como de costumbre, Uriah, que quedaba encargado del monasterio, te recibe con su tartamudeo habitual.

-M-m-mi s...s...señora, sed-d-d b-b-bienv-v-enida de nuevo. T-t-tengo ex-x-xcelentes not...not... ¡noticias! El o...obbbispo os esp...pera dent...ro. ¡Tiene b-b-buenas not-t-ticias!