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Las sombras de la rebelión: Castilla, 1520 [INCONCLUSA]

Toledo

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03/07/2008, 00:08
Director

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04/07/2008, 01:32
Director

Toledo, Enero, 1520.

Llevas tres años viviendo con Paulo de Cesena y con tu madre, a la que parece haber esclavizado con sus poderes. Tu sire te ha explicado con cierta profundidad los pormenores de tu nueva existencia, y te ha instruído en tus nuevas habilidades, pero tú sigues sin confiar en él. Por lo que te ha explicado, pertenecéis a un antiguo clan que concibe la belleza de la creación como el mayor don que se puede tener: no obstante, tú no ves en él más que un ansia por la belleza de la destrucción y el dolor. Un dolor de un refinamiento que, en ocasiones, puede ser hasta elegante.

El primer año fue desgarrador. La tristeza y la culpa anegaron tu espíritu hasta tal punto que ni siquiera el haber reencontrado a tu madre era alivio. Sobre todo porque en ocasiones preferirías que hubiera estado finalmente muerta a hallarla en ese estado de sumisión y catatonia... Sólo en contadas ocasiones lograba salir de su enajenamiento, y entonces teniáis largas conversaciones sobre su cautiverio. Así supiste que tu padre, un notable caballero toledano, seguía también vivo.

Pero Paulo de Cesena no te permitía abandonar la casa a la que habías llegado hacía 3 años, y que había sido reformada completamente para convertirse en una morada digna del nivel social que tu sire pretendía aparentar. Probablemente eso, y sus poderes, fueran las principales causas de que tu tío, Pedro de la Vega, accediera sin mostrar mucha resistencia a que te desposaras, con sólo 17 años, con ese italiano adinerado. No hubo, evidentemente, nunca tal boda, pero tus tios y tus primas así lo creían fervientemente, del mismo modo que tus antiguos conocidos en ciertos círculos de Toledo, y, en general, todos los curiosos que veían la casa en la que habitabáis. Precisamente a causa de tu matrimonio, se entendía que no hubieras vuelto a visitar a tu familia desde entonces, algo que se achacaba a un exceso de celo de tu marido, ese caballero italiano. En realidad, Paulo de Cesena no confiaba en ti lo suficiente como para permitirte explicar a tu familia la verdad. Eso sí, te carteabas frecuentemente con tu tío Pedro de la Vega y con tus dos primas; pero las cartas eran cuidadosamente inspeccionadas por tu sire. Las pocas veces que conseguías hablar con Paulo acerca de tanta reserva y el férreo encarcelamiento al que te sometía, sonreía y decía que seguirías así hasta que hubieras completado tu entrenamiento...

Eras una prisionera. Y ni siquiera sabías la razón.

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06/07/2008, 14:16
Beatriz de la Vega

Era increible pensar en cómo todo se había roto en apenas dos años. Todo lo que creía cierto era mentira, desde la muerte de sus padres a la percepción que tenía del mundo, aquel que creía conocer. Y aún se lo preguntaba, ¿por qué a ella? ¿por qué no la dejaron vivir en aquel engaño? A todas miras, aquella vida era mejor que la de ahora, si es que la que estaba viviendo era vida.

Era horrible, verse reducida a tomar la sangre de los que antes eran sus semejantes. No entendía cómo Paulo podía hacerlo con tanta facilidad, ni tampoco por qué la eligió a ella para perpetuar su especie, por qué la mató sin matarla, sin apenas dejar que disfrutase de la flor de su juventud, sin esperar a que ella pudiese vivir aquellas experiencias que hacen a toda mujer ser mujer, como la de ser amada y concebir una nueva vida.

Extrañaba a su tio, a sus primos y primas, incluso a veces al demonio que era su tía Ana de Linares. Pero no podía acercarse a ellos... su supuesto marido la tenía presa en aquel suntuoso palacio, junto a su madre, aquella pobre mujer que a penas era consciente de su propia existencia. Además temía por ellos, por perder el control de sí misma y hacerles daño.

Beatriz estaba triste, triste desde que empezó a tomar consciencia de la clase de ser en la que se había convertido. Era extraña la noche en la que no derramase lágrimas, lágrimas de sangre.

Notas de juego

Ahora que he desarrollado un poco el personaje, creo que quizás le vendría bien otro tipo de Naturaleza, ¿habría algún problema si decido cambiársela?

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12/07/2008, 22:38
Cayetana de la Vega

La tarde iba muriendo tras los cristales de tu habitación. Tu celda, más bien, pensaste con una mueca de disgusto.

Tu madre permanecía en el umbral, con lágrimas en los ojos, lo que delataba que hacía tiempo que Paulo de Cesena no la volvía a someter al extraño ritual de alimentarle con su sangre, lo que, habías comprobado, la convertía en la esclava sin mente que era la mayor parte del tiempo. La razón por la que el cruel italiano mantenía a tu madre con vida, una vez que te había conseguido a ti, era para ti desconocida.

Pero ella estaba allí, en uno de esos momentos de lucidez. Y lloraba, lloraba por ti.

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13/07/2008, 15:12
Beatriz de la Vega

Madre, no lloréis más, sé que soy un monstruo, que debéis sentir una pena profunda por ello, pero veros derramar lágrimas, me parte el corazón, si aún lo tuviera-hablaba, mientras su mirada se perdía en las ventanas tapiadas, deseando poder vislumbrar lo que tras ellas se encontraba, poder saltar, escapar, ser libre. Aunque después no tuviera a dónde ir, aunque quedase a la interperie y el sol la encontrase, volviendo cenizas su joven y ahora inmortal piel.

Quisiera saber... ¿por qué me abandonásteis? ¿por qué me abandonó mi padre? ¿qué he hecho para merecer este castigo? Toda mi vida, madre, no he sido más que una muchacha triste, nunca cometí grandes pecados, acaté todos mis deberes sin rechistar, y lo único... lo único que deseaba era, poder encontrar algún aliciente, alguna motivación que me permitiera llevar el día a día con más ánimo y menos pena-comenzaban a formarse sendos surcos ferrosos sobre sus mejillas, y se obligó a suspirar, aunque eso era algo que aún no dominaba del todo.

A veces encontraba alguna, pero no eran más que algo temporal. En definitiva, mi vida ha estado siempre vacía, porque no os tenía a vos ni a mi padre, al cual no conozco, y ahora también sé, que a parte de vacía ha sido una mentira, una quimera, y que siempre estuve encerrada en una burbuja en la que no existían las desdichas, como la mía-enjugaba aquel rastro sanguinolento que brotaba de sus ojos, con un pañuelo que antes era blanco, y ahora en su mayor parte se había transformado en carmesí.

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14/07/2008, 14:37
Cayetana de la Vega

Tu madre se acerca hacia ti con la mano extendida y acaricia temblando tu mejilla.

-¿Un monstruo? ¿Un monstruo, tú? No... no lo entiendes... no siento otra cosa por ti más que orgullo, Beatriz: nunca lo olvides. Soy yo el monstruo, soy yo la que destruye todo cuanto toca, soy yo quien te ha traído aquí. No puedo soportar ni un sólo segundo de mi existencia junto a ese miserable. Te pediría sin dudar que acabaras aquí y ahora con mi vida, con tal de no volver a ver nunca más al tirano, si no fuera por el daño que él te haría si me ayudaras a morir... -Enjuga sus lágrimas como puede, y de nuevo sus ojos brillan con determinación, como aquella vez, antes de tu abrazo, en que se sobrepuso a la fuerza de su propia sangre y se enfrentó a su Domitor.

-Escúchame con atención. Tengo algo que decirte antes... antes... de que vuelva a ser la de antes. Yo... nunca quise abandonarte. Amé a tu padre con todo mi corazón, y aun lo hago, si es que no se ha encogido y destruído con la ponzoña de Paulo: y nunca fui más feliz que cuando supe que estaba embarazada, de ti, Beatriz. Pero tu padre era un hombre casado, y aunque el suyo fuera un matrimonio por razones políticas, es un sacramento inviolable. Y sin embargo, sé que él me amaba a mí... y a ti, Beatriz, aunque nunca llegó a conocerte... Su esposa... su esposa pertenece a un linaje muy poderoso, es hija y nieta de marqueses, y familiar del duque más rico del Castilla... Cuando ella lo descubrió, dispuso todo para que me encerraran en un convento, donde di a luz: apenas me permitieron estar contigo unos días antes de arrancarte de mis brazos para llevarte con mi buen hermano, al que le dijeron que había muerto de sobreparto. Incluso hay una lápida con mi nombre en el panteón familiar, como bien sabes. Sé que el te crió con amor, pero nunca sabrás lo que es el cariño de una madre y no creo que haya dolor en el infierno como para que yo pague por ese error... También a tu padre se le contó esa historia, aunque ignoro porque él nunca intentó verte con alguna excusa, si bien sospecho de la influencia de su mujer... Yo permanecí encerrada en el convento, férreamente vigilada por más de catorce años. En un par de ocasiones me visitó la mujer de tu padre, para comprobar que yo seguía encerrada. Una de esas veces apareció junto a un hombre italiano, Paulo. En esa entrevista apenas habló una palabra, pero más tarde regresó él sólo para "liberarme" de mi prisión. Aunque el precio ya lo conoces: me hizo esclava de su sangre. No obstante, ignoro si lo hizo con el conocimiento de la esposa de tu padre o actuó por su propia iniciativa...

En cuanto oís un ruido en el piso bajo tu madre se agita nerviosa, y dice apresuradamente.

-Lo que quería decirte, Beatriz, es que no todos los que son como él... no... todos los que son... como tú... están condenados... no eres un monstruo... he visto otros... otros como él, que no pueden ver el sol... y no eran malvados... no eran tan malvados...

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16/07/2008, 18:17
Beatriz de la Vega

Entonces... mi bienamado tio no me ha mentido en eso, el creía de hecho que vos estábais muerta, pero ¿y qué hay de mi padre? ¿Quién es ese hombre que plantó la semilla en vuestro interior? ¿Cuál es su nombre, madre?-posó una mano sobre la suya, y le hablaba, mirándola a los ojos, desbordando súplica los suyos, mientras su otra mano se posaba sobre su hombro-Tenéis que contarme eso... tendréis que decirme quienes son esos de los que habláis... esos distintos al monstruo que me ha condenado a existir en este estado para siempre

Sabiendo que la conversación ya no podría continuar, pues seguramente su sire, su raptor, castigaría a su madre si seguía hablando, se levantó, y la abrazó con amargura, alejándose de ella luego, aún derramando lágrimas de sangre, pero sintiendo ahora una profunda aversión por el hombre que las mantenía cautivas. Comenzaba a entender el por qué de su vida mortal, pero aún a penas conocía el sentido de la no vida que se había instaurado en su ser.

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18/07/2008, 01:36
Paulo de Cesena

Tu madre se retiró rápidamente de tu aposento, y escasos segundos después oíste los pasos de alguien en la escalera. Bajo el dintel de tu puerta apareción Paulo de Cesena, portando una rosa de negros pétalos en una mano y una sonrisa cínica en la boca.

-Sois la primera de mis chiquillas que se ha obstinado en mantener el vicio del llanto después del abrazo. Temo que quizá se deba a vuestra doncellez, que ahora ya no tiene remedio. Imagino que lo más sensato habría sido abrazaros una vez que os hubiese gozado algún patán miserable. Pero tengo tan poca paciencia, hija... y tú estás destinada a hacer cosas tan grandes. Aunque pronto conocerás el poder que nos proporciona el miedo ajeno, y entonces dejarás de sufrir.

Entonces mira con cierto reproche el pañuelo manchado de sangre y añade:

-Tu sensiblería me recuerda demasiado a mi viejo sire, que el infierno le acoja. Era sabio, y muy poderoso, a su manera. Pero no entendía el poder del miedo. Aún creía en la armonía y la belleza, y eso le mató. La belleza, Beatriz, es un hombre al que le han arrancado un brazo y suplica con sus ojos que se le deje conservar el otro... -sonríe afiladamente, ante tu cara de horror- ¿...no irás a llorar otra vez...? Espero que borres de tu rostro los rastros de esa pena. Esta noche tendremos invitados.

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18/07/2008, 22:39
Beatriz de la Vega

Tuvo que contener las ganas de arrear una bofetada por semejante desaire. ¿Que algún patán miserable la gozase? ¿Qué clase de mujer se había creido que era ella? Lloraba porque él la había convertido en un monstruo, porque extrañaba a su familia, quizás si la entristecía el hecho de ser una doncella aún, pero no por no haber disfrutado de los placeres propios de ser desposada, sino por perder la oportunidad de enorgullecer a los suyos con unos hijos sanos, por perder la oportunidad de verles crecer.

Jamás sería aquella anciana que a veces imaginaba, en su lecho de muerte, rodeada por todos los suyos, concluyendo su vida con una profunda felicidad en el alma. Ahora nisiquiera podía permitirse el lujo de morir de una forma natural. Limpió bien los rastros sanguinolentos que quedaban sobre su rostro, y miró hacia su tan poco estimado sire, con la evidencia de sentirse ofendida reflejada en el rostro.

No hubiera llorado en vida si un hombre jamás me hubiera desposado, yo soy una dama, y los placeres carnales, simplemente son parte de lo que implica la procreación, don hermoso que poseen los seres vivos y que vos me habéis arrebatado, y por ello es por una de las razones por las que derramo las lágrimas que tanto me reprocháis-se obligó a suspirar-Pero claro... alguien como vos no entendería el por qué de mi sufrimiento, pues sólo disfrutáis destruyendo, causando desdicha al prójimo, así como habéis hecho conmigo, por tanto, sólo sufriréis si no podéis hacer sufrir

Le dio la espalda, en un claro desaire-No os preocupéis... no voy a desafiaros, pues con desobedeceros sólo tengo las de perder. ¿Esta noche hay invitados, entonces? Me prepararé, para que mi aspecto sea el adecuado y no os haga pasar bochorno mi tristeza, iré buscando algún artilugio que mantenga fija mi sonrisa fingida-esbozó una curva cóncava en sus labios, evidentemente falsa.

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19/07/2008, 21:08
Director

Por toda respuesta, el hombre sonríe y abandona la habitación. Pero antes de cruzar el umbral parece recordar algo, y saca de su faltriquera una hoja de papel doblada, y con el lacre roto. Es una carta, que deposita en tu tocador con una mueca antes de salir finalmente del cuarto y decir, aún de espaldas:

-En una hora vendré a buscarte, pues llegarán los primeros de nuestros invitados.

La carta, evidentemente, ya ha pasado el escrutinio severo de tu "marido", pues el lacre está roto. La desdoblas, aun reponiéndote de la sensación de desagrado que te supone siempre enfrentarte con Paulo:

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20/07/2008, 15:41
Beatriz de la Vega

Garcilaso...-una profunda melancolía la carcomió por dentro al terminar de leer aquella carta. Le extrañaba, muchísimo. ¿Cuándo podría verle de nuevo? Temía que su "marido" jamás la dejase, y además le daba miedo pensarlo, quién sabe si podía llegar a hacerle daño a su querido primo.

Una punzada de celos y envidia la recorría a su vez, al leer de la mano de su primo que éste se había fijado en una mujer, en una que estaba viva, y si podría tener hijos fuertes y sanos, no como ella. A pesar del malestar que le producía la noticia, se alegró por él, porque al menos alguien si conseguiría lo que ella hubiera deseado para si.

No sintió especiales ánimos para contestar y ponerse a escribir en aquel momento. No era de su agrado la idea de llenar un papel con embustes, mientras reprimía todo aquello que su corazón se iba guardando y moría aún más con cada palabra que la tinta de la pluma formaba al impregnarse en el papel. Comenzó entonces a remendarse, a reunir los pedazos de doncella que se le habían ido callendo por aquella habitación.

Peinó sus dorados cabellos, y una leve sonrisa se dibujó en sus labios. Aquella era la única parte de su cuerpo que no había cambiado, que conservava el mismo aspecto que cuando estaba viva. No haría falta ningún tipo de polvos para dar palidez a su piel, pues esta ya no era sonrosada. Recordó entonces a sus primas, María y Catalina, afanándose en esparcir polvos de arroz sobre sus mejillas, ahoramismo su imagen en el espejo era igual, la de una muchacha que se había excedido en mejorar su aspecto.

Impregnó sus labios en carmín. Colocó los pliegues del vestido que había escogido:uno negro, con una voluminosa falda, ceñido al torso. En otras circunstancias, le hubiera hecho dificultosa la tarea de respirar, pero ahora eso ya no importaba. Se observó a si misma, y vio la imagen de una muerta, de una muerta que vestía de luto por ella.

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23/07/2008, 17:05
Director

Llegada la hora, tu madre, nuevamente en su estado catatónico habitual (supusiste que Paulo había vuelto a renovar su dominio sobre ella) vino a informarte de que tu presencia era requerida en el salón de la planta baja. Paulo ya se encontraba allí, y pronto llegarían los invitados.

Bajaste las escaleras dignamente, procurando que tu vestido negro no estorbara tus pasos, pero te detuviste al escuchar voces. Varias palabras entrecortadas llegaron a tus oídos, aunque sabías que era la voz de Paulo la que las pronunciaba:

-...nuevo... Milán... nosferatu... capilla...

Luego oíste la voz de una mujer, más nítida pero completamente desconocida para tí:

-Entiendo. No le envidio; no lo tendrá fácil. ¿Bajará ahora la niña?

Al oirte mencionada te sobresaltaste brevemente, y bajaste el resto de las escaleras. En el salón, Paulo de Cesena conversaba con una mujer de unos 25 años, aunque su rostro no era demasíado agradable. Compuso una sonrisa recelosa cuando apareciste por la puerta.

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23/07/2008, 17:17
María Pacheco

-Así que vos sois Beatriz. Ciertamente, os parecéis a vuestro padre. Esperemos -dice, mirando a Paulo- que eso sea razón suficiente para que él lo note.

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25/07/2008, 20:25
Beatriz de la Vega

-Sí señora, soy Beatriz de la Vega, si es por ella por quien preguntáis-queda mirando, extrañada, a la mujer, sin entender qué estaba hablando con su poco estimado sire y a qué se refiere cuando habla de su padre-Disculpe mi atrevimiento, pero considerando que me conocéis y habláis de mi padre, creo que es justo saberlo, ¿quién sois vos? y ¿quién decís que es mi padre?-preguntaba con inocencia y amabilidad.

Miró de reojo a Paulo de Cesena, intentando descifrar lo que ese monstruo estaba pensando o sintiendo al verla a ella interactuar con esa mujer. No sabía por qué, pero había algo raro en ella que la hacía sentir incómoda, así que decidió recurrir a aquellas facultades que la no-muerte le había proporcionado, para entender lo que estuviera más allá de la simple apariencia.

Notas de juego

Usaré auspex 2 para ver el aura de la mujer, ¿hago yo la tirada o la haces tú?
Por cierto, perdón por la tardanza, es que ayer estuve algo liada.

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27/07/2008, 11:43
Paulo de Cesena

Tu sire responde antes de que la mujer pueda abrir la boca.

-Mi querida Beatriz, conocerás a tu padre, como te he prometido, muy pronto -Su sonrisa es amplia, encantadora, repugnante-. Pero ahora no es momento de importunar a nuestra invitada, Doña María Pacheco. Ve a por un vaso de vino para ella.

Intentas concentrarte en percibir el aura de la invitada, pero te encuentras demasiado nerviosa.

- Tiradas (1)

Tirada: Auspex2
Resultados: 5,7,6,3,7,6,2
Resultado final: 0

Notas de juego

Buf. Playa, piscina, la vida, el verano. Qué le vamos a hacer, como ves yo también tardo. :P

Va a ser mejor que tires tú la próxima vez...

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28/07/2008, 18:54
Beatriz de la Vega

Como deseéis-lanzando una feroz mirada a Paulo de Cesena, abandona la estancia, para cumplir con aquel cometido. Se alejó con paso solemne, altivo, propio de la doncella que era. Se apresuró para cumplir aquel menester en la mayor brevedad posible, sentía curiosidad por la conversación entre su sire y aquella mujer.

En poco tiempo encaminó de nuevo sus pasos, acercándose a la sala, con un vaso de rosado licor para la invitada.

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28/07/2008, 19:31
Director

Mientras te encuentras en la cocina, puedes oir retazos de la conversación. La mujer, cuyo gesto y tono de voz te han resultado altamente desagradables, parece estar hablando de tí:

-Es débil, Paulo. Basta mirarla para darse cuenta de que no es más que una niña sensiblera. ¡Ni siquiera tiene la rebeldía de la furcia de su madre!

-Sss. Servirá. -dice la voz de tu sire, apaciguadora- No te preocupes. Su inocencia y su debilidad son nuestra mejor arma. ¿Qué padre le negaría algo a una criatura así?

De improviso, los golpes en la puerta de la casa interrumpen la conversación, y la voz de Paulo te llega desde el salón.

-Debe ser ese engendro. -Luego eleva la voz, dirigiéndose a ti- Beatriz, ve a abrir.

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28/07/2008, 19:38
Director

Toledo, Enero de 1520.

El viaje hasta Toledo había sido largo e incómodo. Era la primera vez desde tu abrazo que abandonabas Milán, y el trayecto en barco hasta Valencia te resultó aterrador. Por fortuna, acabó pronto, y a principios de mes ya te encontrabas en Toledo. Seguiste las indicaciones que te había dado el arzobispo: se te esperaba esa noche en una casa a las afueras de la ciudad, propiedad de Paulo de Cesena, quien, en ausencia del obispo, llevaba los asuntos del Sabbat en Toledo. Pronto encontraste el lugar y llamaste a la puerta...

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29/07/2008, 04:34
Beatriz de la Vega

Sintiéndose incapaz de encararles, después de haber escuchado aquella conversación, decide que lo mejor es ir a abrir la puerta y hacer tiempo, para no tener que enfrentar sus rostros de desagradable ambición. Se dirigió a la puerta, pensando en qué demonios tendrían preparado para ella, en qué era lo que tanto hablaban a sus espaldas, lo que durante tres años su sire se había estado guardando, y al llegar tiró de la pesada estructura de madera y metal, con el vaso aún en la mano, para dar paso al siguiente invitado.

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29/07/2008, 14:44
Isaac Bitlor

-Qué será, qué será, qué será
Qué será de mi vida, qué será
Si sé mucho o no sé nada,
ya mañana se verá, que será, será lo que será-

El viaje había sido aterrador, los miedos volvían como olas sin contención dentro de la cabeza de aquel Nosferatu -¨ Una mente con miedo es aquella que se debate entre la locura y la cordura.¨- Murmuraba una y mil veces, vacilando entre pensamientos y un estado de trance que fallaba de vez en cuando haciéndole ver donde estaba realmente; encerrado en un lugar lejos del beso de ¨Elios¨.. el cual si podía darle la muerte definitiva a un cuerpo sin reposo.
Podía ser? Tras aquel viaje por fin habían llegado, no espero y rápidamente se dirigió por las calles en busca de aquella dirección hasta hallarla…. Golpeo tres veces aquella puerta esperando por una respuesta.