Partida Rol por web

Con las mismas, David se encerró en su coche sentándose en el asiento del conductor y os hizo un gesto para que os pusiérais en marcha.

Roy y Nigel quedaron frente al coche, esperando a que Herbert y Lew volvieran a la parte trasera y estuvieran en posición. Herbert arrancó y Lew montó en el auto, Herbert condujo de vuelta a la parte trasera del edificio con extrema cautela para no levantar sospechas, pasados unos minutos, dio comienzo el plan.

Seguís el mismo camino que seguísteis unos minutos antes y encontrásteis todo de igual modo, la callezuela trasera seguía desierta y frente a la ventana seguía el moro fumando aquel puro que apenas se había consumido.

Esperásteis frente a la ventana a que el moro dejara la estancia para colaros.

Esperáis cinco minutos, transcurridos, os miráis el uno al otro y miráis la casa de Lostatus: ha llegado la hora.

Un temblor nervioso sacudió el cuerpo del profesor mientras presionaba el timbre a la espera de que la puerta se abriese.

Nigel resopló con visible nerviosismo. Miró a su compañero y esbozó una sonrisa cómplice cargada de dientes pero poco convincente.

- Sonríe, Roy... es la mejor carta de presentación.

Roy sonrío ampliamente mientras alzaba las cejas. Su compañero tenía razón: Una sonrisa abría cualquier puerta

Escucháis desde fuera como llaman al timbre y véis al moro dar un respingo, como si el timbre le asustase... véis como el moro deja el puro sobre un cenicero, se pone en pie y sale de la salita de estar.

Vi como el tipo se levantaba para abrir la puerta, así que en cuanto abondonó el salón abrí la ventana lentamente, tratando de hacer el menor ruido posible.

- Vamos, Herb - dije en un susurro y después comencé a trepar por la ventana.

Se abre la puerta completamente dejando paso a un hombre vestido con una especie de túnica de color blanco que le cubre desde los hombros hasta los pies de tal manera que deja éstos ocultos, el hombre es muy moreno, luce un ancho bigote, mirada pentrante y unos ojos negros como el azabache.

Luce un pañuelo enroscado en la cabeza como si fuera un vendaje.

Os mira interrogativamente sin decir palabra, no cabe duda de que el hombre es oriental.

Roy tose ligeramente y muestra una amplía sonrisa señalando a su amigo:

Muy buenos días amable señor. ¿Cómo le ha ido la..ma...la tar..como le ha ido el día? Espero que bien porque es muy importante la salud y de eso veniamos a hablar con usted ¿verdad compañero? Te..tenemos material que puede interesarlo

Mientras hablaba Roy se disponía a meter el pie por la rendija de la puerta si el sucio indio la cerraba

- Jajajaja... - Nigel rió exageradamente como si su compañero hubiese dicho algo realmente gracioso y, acto seguido, meneó el maletín de doctor que llevaba con ambas manos haciendo referencia al mismo.

- Así es... me pregunto caballero si actualmente tienen botiquín en casa. Ya sabe... desinfectante, solución de mercurio-cromo... esas cosas. Es evidente que vendas sí tienen... - de nuevo rió esperando que el hombre acompañase la broma referente al turbante.

Los segundos pasaban con una lentitud absolutamente letal. Si no conseguían una verdadera conversación no conseguirían que sus compañeros pudiesen hacer su parte y eso tendría consecuencias funestas.

- Er... estoo... eh... sí... sí! ¿Sabía usted la cantidad de accidentes que suceden a diario en un hogar? Existe un alto porcentaje de ocasiones en las que el material que una casa común posee para tratar según qué tipo de heridas es insuficiente y si no se sabe reaccionar de manera rápida y precisa las consecuencias pueden ser... terribles. ¿Entiende...?

El hombre os mira enarcando las cejas como si no entendiera de qué estáis hablando

- ¿material? ¿cuál material? - logra articular aún sorprendido.

El hombre tiene una acento extrañísimo que nunca habíais oido y su forma de pronunciar las palabras es desconcertante, parece como si arrastrara las sílabas. Es evidente que es extranjero y apenas si sabe inglés.

Es muy sencillo mi buen hombre. Un material único. Espectacular. Entre nosotros, parece de otro mundo. Es un nuevo material que satisfacerá cualquier pequeño inconveniente que ocurra en su hogar. Evitar la muerte y otros terribles sufrimientos es lo que hace señor, pero ¿podría decirnos su nombre para dirigirnos a usted?

Herbert se había acercado al marco de la ventana, se situó y vió como el hombre se encontraba tan tranquilo fumando un puro, sin embargo, él estaba nervioso, apretaba fuertemente la culata de su rifle e intentaba respirar poco, tenía la impresión que hasta el nimio ruido de respirar les delataria.

Tras escuchar el timbre, el moro y Herbert dieron un respingo, afortunadamente sin consecuencias dramaticas para Herbert y Lew. Este último se incorporo rápidamente y se dispuso a trepar a la ventana.

De acuerdo Lew, subamos rápido, yo te ayudare desde aquí abajo, tu haz lo mismo una vez estes dentro.

Al trepar, primero uno y después el otro, y saltar hacia dentro, caéis desde la ventana al suelo con los pies juntos sobre las baldosas del suelo de la sala de estar, haciendo muchísimo ruido.

Desde el interior, podéis ver la puerta de la sala de estar abierta y tras ella un pasillo horizontal y detrás el moro de la salita de estar de espaldas en el umbral de la puerta de la calle y tras él, véis a Nigel y Roy.

Sigue sin entender nada salvo su nombre, se señala a sí mismo

- Yo Mustafá , ¡Salam alikum! muerte buena si mueres en lucha. Pero no tiempo, no tiempo - no sabéis muy bien qué quiere decir exactamente.

En ese momento, tras él, véis asomar a Herbert y a Roy en un cuarto tras el moro.

- Vaya, vaya, vaya... muerte en guerra es honorable. Ya veo que es usted todo un aventurero... jajajajaja. - Nigel hizo de manera bien visible el gesto del pulgar hacia arriba para subrayar la palabra "aventurero" como algo positivo pero con toda la intención de que sus compañeros también viesen que el tipo estaba bastante entretenido bajo su verborrea incontenible.

- Claro que... atiéndame... ¿qué me diría si esa muerte... esa fatídica muerte que.. bueno.. todos rehuímos, no llega en combate sino tras un accidente doméstico? ¿Alguna vez ha resbalado con una monda de plátano o al salir de la bañera? ¿Acaso no se ha cortado alguna vez al trocear una fruta? ¿Y la electricidad? No sé usted... pero a mí me aterroriza esa cosa que habita en nuestras casas... detrás de los enchufes.

El británico se acercó a él en tono confidente.

- ¿Alguna vez a olido a alguien que haya muerto por una descarga? Huele como a... perro. ¿De verdad piensa que alguien entraría al Paraiso oliendo así?