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Media mañana del día 22 del octavo mes del mes del año 298 en Puerto Gaviota.

Noto la reacción nerviosa de la doncella, imagino que por la situación de verme con el pecho al descubierto. Me pongo la ropa de arriba también y mientras viene de vuelta hago lo que puedo por la barba. Si se demora mucho bajo con la barba medio arreglada.

Media mañana del día 22 del octavo mes del mes del año 298 en Puerto Gaviota.

Al cabo de un momento vuelve a entrar la doncella después de llamar a la puerta.

– Le reitero mis disculpas señor. No había previsto que hicieran falta las tijeras. Los señores y las damas siempre han necesitado solamente peinarse después de quitarse el polvo del camino, o la sal del mar, bañándose.

Te enseña las tijeras mientras comienza a acercarse a ti esperando que la autorices para acabar de hacerlo.

Media mañana del día 22 del octavo mes del mes del año 298 en Puerto Gaviota.

Una leve sonrisa aparece en el rostro de Oleg no tienes de que disculparte, gracias por tu atención después mira las tijeras mientras hace un gesto para que se acerque adelante le digo mientras me siento o sigo en pie de forma que le facilite a ella el trabajo

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Cuando la doncella llega a tu lado es evidente que prácticamente le sacas un palmo y que si continuas de pie le resultada, además de difícil, incomodo poderte arreglar la barba adecuadamente.

Notas como duda un par de segundos hasta que te señala una pequeña banqueta mientras te dice. – Discúlpeme señor, ¿podría sentarse? Soy demasiado baja para retocársela bien.

Media mañana del día 22 del octavo mes del mes del año 298 en Puerto Gaviota.
Oleg asintió a la doncella mientras se sentaba donde le había indicado por supuesto, me siento, no sabía cómo sería más cómodo para ti tras ello dejó que le retocara la barba como creyera conveniente.

Mediodía del día 22 del octavo mes del mes del año 298 en Puerto Gaviota.

Al pedirte que te sentaras su voz suena un poco indecisa de igual manera que sus movimientos no son muy naturales mientras esta a punto de rozarse contigo mientras va arreglándote la barba. A medida que pasan los minutos y no haces ningún intento de rozarla accidentalmente se va relajando, moviéndose de forma más natural.

Al cabo de un rato da por finalizada la tarea y te mira por primera vez con confianza. – Ya ésta señor, me llamo Marie. Si desea alguna cosa mas adelante para mi será un honor atender a un caballero que si sabe tratar a una mujer, aunque esta sea una sirvienta y no una noble.

Mediodía del día 22 del octavo mes del mes del año 298 en Puerto Gaviota.

Justo acaba de comenzar a vestirse Sharra cuando vuelven a golpear la puerta de nuevo y esta vez si oís una voz masculina anunciándoos que en pocos minutos comenzara la recepción de Lord Gerold Grafton.

Sharra comienza a ponerse nerviosa al no poder atarse bien las lazadas muchas mas que las de sus ropas habituales y algunas situadas en su espalda. Con la cara de color granate os susurra. – ¿Podrían ayudarme? Es muy bonito, pero no se lo puede poner una sola sin dejar los pechos completamente libres. Tenso la lazada, pero cuando la suelto un instante para atarla...

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Con un rápido movimiento Alia se acerca a Sharra y comienza a ayudarla a ponerse el vestido vas a estar radiante le dice sonriendo.

Mediodía del día 22 del octavo mes del mes del año 298 en Puerto Gaviota.

Encantado Marie, mi nombre es Oleg, muchas gracias por todo sonríe mientras se mira al espejo con su nuevo aspecto tras ello imagino que debo irme ya ¿podrías indicarme por donde tengo que ir? es la primera vez que estoy aquí y ando algo desorientado

Vanesha sonrió ante la preocupación de Sharra. Ella llevaba toda la vida lidiando con vestidos y encajes y estaba acostumbrada a esos "problemas del camino". Aún así muchas veces precisaba de ayuda, y eso que sus vestidos no eran tan elaborados como los de las grandes damas. No pudo evitar pensar en la aparatosidad para enfundarse en una de las pesadas armaduras que los grandes nobles y caballeros portaban para ciertas ocasiones y de como necesitaba también de ayuda. Debían probar con un vestido un corsé y unas enaguas. Una risilla se le escapó ante la imagen de aquel pensamiento.

Una vez estuvo preparada, observó tanto a Sharra como a Alia. 

—Vaya cambio...ambas.— Dijo con tono travieso, dedicando a Alia su última palabra. No recordaba a la Espada Juramentada de aquella manera. —Si mi padre os viese...pronto tendría un hermano.— Tapó la boca mientras reía.

Para la ocasión, Vanesha había elegido su vestido favorito. Un vestido claro largo de tiro y mangas amplias, que se ceñía a la perfección a su figura. El escote que portaba era en media luna con punta de flecha en el centro, el cual llegaba a alcanzar a cubrirle los hombros de forma justa. Elegante pero no especialmente llamativo, ya que su busto, aunque firme y juvenil, no era excesivamente voluminoso.

También colocó alrededor de su cuello una gargantilla de plata de eslabones finos. Prescindió de más abalorios. Quería estar elegante para la ocasión pero no fuera del lugar que le correspondía. 

El momento más anhelado llegó cuando ésta hizo un gesto a Alia y Sharra para que se acercasen y comenzó a sacar unos frasquitos de entre sus pertenencias y bolsitas aromáticas para llevar en los vestidos. 

—Para ti rosas, sin duda.— Dijo dirigiéndose a Sharra con el tapón del frasco recorriéndolo un par de veces por el cuello de la joven y un toque en la muñecas —Y estas bolsita se colocan en el interior del vestido. Aquí...y aquí. Eso es—

Tras eso, cerró el frasco. Tomó otro para Alia. —Sí, éste.— Se dijo así misma para repetir el proceso con Alia. 

—Esta es una esencia afrutada, dulce. Más acorde para mujeres ya hechas. Hay que echar poquito porque es fuerte y su exceso carga. Pero yo  ya le he pillado la medida. — Sonrió repitiendo el proceso pero con menos cantidad. —En su justa medida, el aroma que deja es muy agradable.— Comentó tras finalizar y darle a Alia otras tres bolsitas aromáticas. —Lo mismo que Sharra, dos para los bajobrazos y una para el bolsillo cerca de tu intimidad.—

Rebuscó entre sus cosas hasta que al final encontró lo que deseaba. —Y para mí...violetas. Me encanta su aroma. ¿Verdad que huele muy bien?— Preguntó mientras acercaba el frasco que previamente había destapado cerca de la nariz de una y de otra para que pudieran percibirlo. Y de igual manera que había hecho con su acompañante y la Espada del lord, untó sutilmente su cuello y muñecas y colocó las pertinentes bolsitas aromáticas donde correspondían.

Una vez finalizado miró a ambas. —Bueno, pues ya estamos listas. Marchemos a la recepción.— Propuso claramente ilusionada por el evento y la ocasión.

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Estáis a punto de comenzar a buscar por vuestra cuenta la Gran Sala donde se os ha indicado que acudáis a la comida ofrecida por Lord Gerold Grafton. En ese momento se abren dos de las puertas saliendo al pasillo Oleg, con una doncella, y por la otra Berta junto a Vanesha y Sharra que ha pasado de doncella a ser la dama de compañía de esta última.

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Cuando salís al pasillo os encontráis a los hermanos Falcon y Ferragut. En ese momento se abre otra de las puertas saliendo al pasillo también Berta junto a Vanesha y Sharra que ha pasado de doncella a ser la dama de compañía de esta última.

Mediodía del día 22 del octavo mes del mes del año 298 en Puerto Gaviota.

Prácticamente salís al mismo tiempo y os encontráis a los hermanos Falcon y Ferragut. Al parecer os estaban aguardando. La doncella que ha salido con Oleg se coloca a un lado del pasillo haciéndole un sutil gesto a éste indicándole que la siga. – Si me permiten los guiaré hacía la Gran Sala donde está dispuesta la comida ofrecida por Lord Gerold Grafton.

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Sonrió ante el comentario de Vanesha. El hecho de que se tomara la relación que Alia tenía con su padre con esa actitud le gustaba. Al fin y al cabo Alia podía ser considerada por ella una intrusa si fuera una persona inmadura, pero demostró con ese simple comentario que no era así, cosa que alegró mucho a la espada juramentada.

Después siguió las instrucciones de Vanesha a la hora de colocarse los perfumes, nunca hubiera pensado que las mujeres hacían eso para atraer a los hombres aunque tenía su lógica y sentido. Por suerte para ella, Vanesha era una experta en la materia y antes de salir quiso agradecerle su preocupación por ella gracias Vanesha, eres toda una experta 

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Una vez en el pasillo, Alia asintió a la doncella que se pronunció y se dedicó a seguirla hasta la Gran Sala donde le tenían puesta la comida.

Eso sí se sentía algo incomoda por la ropa y los saquitos de perfume que llevaba. No estaba acostumbrada a ir con esa ropa ni con esos añadidos a su indumentaria aunque era innegable que olían bien y estaba bastante elegante.

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Al salir al pasillo se alegró de ver a su sobrina y se fijó especialmente en su forma de vestir, la verdad es que a pesar del viaje en barco pocas conversaciones privadas habían tenido y muchas de las cosas que a Oleg le gustaría haber hablado con ella tenían que posponerse para otra ocasión. Una pena pues le hubiera gustado saber más de ella pero aún así estaba muy contento de poder estar allí junto a lo que quedaba de su familia. Le miró con complicidad y siguió a la Doncella hasta la Gran Sala.

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Miro a todos los que no reunimos en torno a la Doncella y la seguimos hasta la Gran Sala.

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La doncella os conduce sin más dilación al exterior de la torre donde os han alojado. El patio es un hervidero de actividad con sirvientes caminando apresuradamente sea acompañando visitantes como vosotros o realizando sus tareas.

Los guardias de la Casa Grafton os dejan pasar sin ninguna objeción al ir acompañados por la doncella, lo que hace ensombrecer el rostro de Roland Falcon que esperaba algún tipo de reconocimiento.

Al fondo de la Gran Sala se ha montado un estrado para que la mesa de Lord Gerold Grafton, así como los Lores a quienes ha invitado a unírsela en ella. Podéis ver a Lord Kevan y su esposa allí situados ya.

La doncella os acompaña hasta la cabecera de una de las mesas colocadas en perpendicular respecto a la del estrado.

Haciendo una reverencia y teniendo el cuidado de no mirar al iracundo heredero de la Casa Falcon. – Esta es la mesa que os ha asignado el señor Branden, el mayordomo.

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Mientras tomáis notáis la mirada de Lord Kevan clavada en vosotros, tan pendiente como siempre de que ninguno de los suyos cometa ningún fallo que pudiera llegar a avergonzarlo. El problema es que la mayoría de esos fallos solamente él esta tan atento como para darse cuenta de ellos.

El que una vez sentados dejéis de ser el centro de su atención os relaja a todos mucho mas contra mas relación tienen con él comenzando por sus hijos.

En la mesa encontráis repartidas fuentes de queso con embutidos y de hogazas de pan recién hecho además de ánforas de cervezas para servidos en las jarras, en la mesa de los Lores hay sirvientes detrás de ellos con las ánforas pendientes de que todas las jarras estén llenas.

Apenas habéis podido comer y beber que el silencio que se incrementa, así como la gente girara hacía el estrado hace que todos seáis conscientes de que Lord Gerold Grafton se ha puesto en pie. Una vez todos le prestáis atención comienza a hablar. – Os agradezco a todos que halláis acudido a mi llamada para reunirnos pese a que haya sido por un suceso tan luctuoso como la muerte de Lord Jon Arryn, Señor del Nido de Águilas, Señor del Valle, Guardian del Oriente y Mano del Rey. – Lentamente va mirando a los presentes teniendo todos, la sensación de que también se ha fijado en vosotros. – Lo que nos acontecerá será un suceso que no todas las generaciones llegan a conocer. La reiteración de nuestros juramentos de lealtad al Nuevo Lord.

Levanta su jarra en señal de brindis. – Todos lo hemos tenido presente en los hechos que protagonizo en vida y estos difícilmente serán olvidados por ninguno de nosotros. – Al acabar de hablar bebe un largo trago de su jarra antes de depositarla en la mesa, instante en que todos lo imitáis, para sentarse con lo que todos continuáis comiendo mientras habláis con vuestros compañeros de mesa.

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Nada mas sentarse el señor de Puerto Gaviota se vuelve a reanudar el banquete con prácticamente todos volviendo a llenar sus jarras vacías. Los sirvientes estaban entrando mas ánforas para hacerlo ellos mismos en la mesa principal y repartiéndolas en las demás.

Roland Falcon, acostumbrado desde siempre a ocupar el segundo lugar de honor en la mesa se encontraba incomodo desplazado en aquella mesa. No le ayuda para nada la expresión divertida de su hermano Zane cuando miraba en su dirección.

Joana estaba entusiasmada. – Stuart, no es extraño que nuestra tía Katheryn rememore tanto los años que paso aquí, además de que su esposo Ser Hector, muriera durante la guerra.