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Mañana del día 22 del octavo mes del mes del año 298 en Puerto Gaviota.

Justo antes de llegar salen a vuestro encuentro seis navíos de combate de la Casa Grafton, vuestros barcos no son de comercio precisamente y no han esperado a ver bajo que bandera navegabais por lo que todavía falta para llegar al puerto los barcos estaban alistados y han zarpado tan pronto os han visto aparecer por el horizonte.

En los barcos de la Casa Falcon habían resonado las caracolas marinas también al ver los barcos de guerra que se os aproximaban. El barco pentoshi se ha limitado a hacerlo, aunque es evidente que no está preparado para un combate.

Raleg da ordenes para que se retrase y hace avanzar a sus tres navíos de combate en fila protegiéndolo y conservando las opciones de un despliegue en punta de flecha o en media luna.

Cuando os acercáis lo suficiente desaparece la tensión y podéis observar como vuestros marineros dejan las ballestas o las usan simplemente para saludarse a gritos con conocidos del escuadrón de Puerto Gaviota. Este demostrando el dominio que tiene de la navegación dan media vuelta poniendo proa al puerto pasando a una distancia de los vuestros que los no acostumbrados al mar os da la impresión de que es inevitable que choquéis. Al cabo de una hora os avisan que en media hora llegaréis al puerto por si deseáis cambiados o recoger vuestro equipaje.

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—¡Puerto Gaviota!, ¡Por fin!— Exclamó con entusiasmo mientras se aproximaba a proa para poder tener mejor vista del horizonte.

Observó un momento sonriente el panorama. Las expectativas de un nuevo lugar alentaban a la joven con todo tipo de posibilidades y ensueños.

—Sharra, querida, asegúrate de que esté todo listo para ser desembarcado— Dijo en referencia a bultos y equipajes.

Volvió a mirar el puerto sorprendida. 

—Es mucho más grande que el nuestro, ¿verdad?— Preguntó a Oleg, en referencia al puerto. —¿Habíais visitado antes Puerto Gaviota?—

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Sharra que estaba a tu lado con un ungüento cubriendo sus manos y rostro asiente haciendo una leve inclinación. – Ahora mismo, señora Vanesha. – Se gira un instante hacía Berta. – También guardare las suyas, señora Berta.

No se te escapa la cara de extrañeza de ésta.

Cuando se separa de vosotros Sharra aparece a su lado el joven marinero de ayer con un cubo de agua éste le habla ahora sin los titubeos de ayer, y su actitud también es de seguridad. – Es agua dulce para quitarte el ungüento, ya te lo llevo yo.

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Sí parece más grande que el "nuestro" dijo nuestro por deferencia a Vanesha pero sin mucha convicción pues había llegado a estas tierras hace poco y aún no tenía un sentimiento de pertenencia. Nunca había estado en Puerto Gaviota que yo recuerde, cuando viajaba como marinero en realidad era un esclavo y eso por aquí no se permite.

Por fin, habían llegado tenía ganas de pisar tierra de nuevo y trató de observar todo lo que le rodeaba por si había algo que le llamase la atención. Y fue a por su equipaje.

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Por el camino quería hablar con Lord Kevan pero viendo como le estaba sentando el viaje prefirió esperar. Quería tratar el tema del entrenamiento de su hija Catelyn, eso sí iba a buscar un momento idóneo y navegando no lo vió. Ella pensaba que el viaje iba a durar más así que se le hizo corto y no entrenó todo lo que le hubiera gustado. Sin más fue a por su equipaje para desembarcar.

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Al ver que se le acerca el joven marinero y entran juntos en el camarote Berta entiende porque Sharra le acaba de decir que ya se encargara de preparar su equipaje también.

Su expresión pasa de extrañeza a picardía mezclada con complicidad. – No dudo de que ese joven la ayudada a quitarse el ungüento de su cuerpo, con toda su voluntad y atendiendo todos los deseos de Sharra.

Al ir pasando los minutos sin que salga el joven marinero, y ya comenzáis a distinguir el castillo añade. – Si me da tiempo prepararé algo de té. – Girándose hacia su tío y Vanesha. – ¿Os preparo alguna infusión?

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Al salir Alia de recoger su equipaje puede distinguir ya el castillo que domina Puerto Gaviota asi como que ya han aparecido en cubierta todos los miembros de la familia Falcon encabezados por Lord Kevan que esta atendiendo las palabras de Raleg, el Capitán de los Barcos.

Desde donde estas puedes percibir su lividez.

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La sugerencia de una infusión le gustó Vaya la verdad es que al comentarlo Berta, sí que me apetece, pero quizá debamos esperar a desembarcar y estar asentados ¿no creeis? termino formulando la pregunta tanto a Berta como a Vanesha

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Al mirar a Lord Kevan y su estado provocado por el viaje por el mar imagino, pienso que no es bueno para la casa que no le sienten bien los viajes por mar, en caso de necesidad podría ser un problema. Me acerco discretamente guardando las distancias por si necesitase mi ayuda en algún momento. Mientras observo con detenimiento toda la zona nueva que se presenta ante mi por si veo algo inusual o que me llame la atención.

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—Aprovechad mejor ahora...— Sugirió Vanesha sonriente. —Cuando desembarquemos esto se va a tonar frenético. Desembarcar, equipajes y bultos, alojamiento...— Enumeró Vanesha. —Seguro que el lord quiere dejar todo listo cuanto antes para su familia y séquito. Y seguro que no quiere hacerse esperar ante el llamamiento de la señora del Valle— Aquello no era más que una conjetura, por descontado. Puede que no fuese recibido hasta pasado un tiempo, pero es la disponibilidad a acudir lo que un alto noble podía llegar a valorar. Podían permitirse el lujo de demorarse o tardar; sus vasallos no.

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Alia no percibe nada fuera de lo habitual, los oficiales parecen mas estrictos señalando a los hombres para que todo este impecable, lleváis a bordo al Lord de la casa y estáis a punto de atracar en el puerto de vuestro señor que dispone de la mayor flota del Valle. Para los componentes de vuestra flota es una cuestión de honor.

Comenzáis a entrar dentro del puerto natural de Puerto Gaviota.

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Berta comienza a prepararlo con la colaboración del cocinero de la embarcación pentoshi, da la impresión de que lo prepara muy lentamente para que él pueda memorizar el proceso. Cuando esta listo os indica que os acerquéis al fogón.

Os señala tres pequeñas jarras de servir. – He preparado uno refrescante de limón, otro de té solamente bien fuerte, y este especialmente para Sharra, aunque si queréis probarlo adelante.

Cuando comenzáis a entrar dentro del puerto natural de Puerto Gaviota veis salir una radiante Sharra y un ruborizado joven que no esperaba que tanta gente se fijara en ellos.

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Lo bueno de aquella salida de su criada y el joven, era que parecía demostrar que el sol no había sido tan cruel con Sharra como en un principio cabría pensar. No todos los acaloramientos eran mal recibidos por la piel de una joven, por lo que pudo deducir. 

—Ah Sharra, justo a tiempo. Berta te ha preparado esta bebida especialmente  para ti. Aunque quizás prefieras algo más refrescante como la limonada...para bajar los calores, digo.— Propuso mientras apretaba los labios para contener una risilla maliciosa.

—Yo sin duda me decanto por la limonada.— Dijo mirando a Berta y asintiendo. —Gracias Berta—

—Bueno...desembarcamos en breve. Qué emoción. No puedo aguardar el momento de pisar puerto.— Expresó tomando un vaso y dedicando una mirada al muelle y los barcos calados allí.

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Sharra se acerca a donde estáis mientras el joven desparece rápidamente entre risas y palabras que le dirigen otros marineros. No conocéis el pentoshi pero no os es difícil entender el sentido de estas palabras. Sharra por lo menos ha pasado de acalorada a ruborizada al ser consciente de la atención que ha centrado sobre ella.

Al llegar a vuestro lado hace una rápida reverencia ante vosotros. – Mi señora Vanesha, Berta, Oleg. – Alarga la mano hacia el té que le ha preparado Berta, aunque las palabras de Vanesha hacen que se detenga.

Se queda mirándola mientras duda si tomarse el té que le ha preparado Berta, o el que le sugiere Vanesha.

Tras unos segundos de dudas toma el que le indica su señora. – Tomare el que me recomendáis, mi señora Vanesha. – Toma la jarra de servir poniéndoselo en una pequeña jarra y bebiéndoselo de un trago.

Nada mas dejarla en su sitio se la llena del que le ha preparado la sanadora hasta el mismo borde. – No podemos rechazar el té de nuestra sanadora, ¿no creéis mi señora? – Inmediatamente se lo bebe relamiendo para aprovechar hasta la última gota. – ¿Oleg, lo has probado?

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Bien, entonces probemos ese té cogió tranquilamente una taza del té que habían preparado y fue dándole ligeros sorbos mientras le soplaba de vez en cuando para bajar un poco la temperatura de este delicioso dijo con una sonrisa

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Mientras comentáis las habilidades de Berta preparando tes, a alguna se le atraganta al elogiar Oleg el té de la Luna. Notáis que cada vez os miran mas divertidos los marineros hasta que miráis hacia el puerto y os dais cuenta de que estáis a punto de atracar ya.

Sharra se pone a ayudar a Berta a recoger los útiles del té y por los pelos os da tiempo estar preparados para desembarcar, en parte porque primero desembarcan los del “Falcon” que es donde viaja Lord Kevan. Podéis ver cómo es esperado por un pelotón de soldados a caballo de la Casa Grafton.

Antes de que comiencen los saludos colocan la pasarela para que podáis bajar al muelle.

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Una vez en el muelle Raleg os informa que primero desembarcan los del “Falcon” que es donde viaja Lord Kevan. Y éste, junto a su familia debe ser el primero a desembarcar una vez los marineros aseguren la pasarela, se sobreentiende que esos marinaros serán invisibles a nivel de protocolo.

Podéis ver cómo es esperado por un pelotón de soldados a caballo de la Casa Grafton. Y Alia ve que no están preparados para combatir en estos momentos. Junto a ellos hay un oficial y algún representante de la Casa Grafton.

Una vez a descendido la familia Falcon Raleg os indica al resto que es indiferente quienes bajen a continuación.

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Vanesha no prestó mayor atención a Berta y Sharra, despreocupada por su equipaje y pertenencias, como si no tuviese duda sobre su desempeño. 

Una vez estuvo dispuesta la pasarela, Vanesha la recorrió para por fin tocar tierra firme, mientras sus sentidos se sobrecargaban por tanta novedad. Aún así, se dirigió hacia el séquito de Lord Kevan del cual formaba parte y se colocó en el segundo plano que le correspondía, durante la acogida de la Casa Grafton.

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Una vez atracaron, Oleg desembarcó cuando le correspondía pero de los últimos, no tenía especial prisa. Observó mientras los demás desembarcaban la orilla y sus alrededores. Contento de haber llegado sin mayor percance que el incidente del capitán celoso y su esposa. En lo que pudo ayudó a su sobrina Berta a cargar con su equipaje.

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Llegaron antes de lo que ella pensaba. Segura de que no había peligro para Lord Kevan y su familia tras observar todo con detenimiento, cuando llegó el momento desembarcó. Esperaba en algún momento poder hablar con su señor sobre su hija y la inquietud que tenía para aprender esgrima, cosa que ella encantada le enseñaría con el consentimiento oportuno. También pensaba que al estar en otro lugar las posibilidades de encontrar al asesino de su padre aumentaban y eso le gustaba, no había decidido aún como quería matarlo, si en un duelo o por sorpresa sin que se diera cuenta de quien era su asesina, prefería en un duelo pero tampoco le importaba matarlo de otra forma siempre que lo viera morir debido a su causa. Con estos pensamientos bajó la pasarela de forma grácil deseando encontrar en algún momento una pista sobre el paradero de ese asesino.