Partida Rol por web

La noche caía en el barrio del distrito Mission. Antes, cuna de Irlandeses, Ingleses y otros de Escandinavia, ahora estaba "conquistado" por chicanos, mexicanos y otra gente. Aun quedaban locales como el de Chad, de Irlandeses, pero ya no eran la norma. A veces, Ryan tenía que partirse la cara con algún que otro mafioso del tres al cuarto mexicano con sobredosis de wilstrong que quería reclamar su zona.

El local de Chad, el club talismán, estaba situado en una zona de locales y pubs británicos, por lo que no solían tener problemas, al menos no tan cerca.

Ryan fue andando. Algunos se paraban y lo saludaban, al estilo rapero: chocaban sus manos y luego se acercaban el uno al otro, en un abrazo, con las manos en el pecho.

Un gorila parecido al pobre The Rock, o sea, un negro gigante rapado al cero miró a Ryan y abrió la puerta, sin decir nada, eso produjo que los que hacían cola se quejaran.

-¡A callar, coño!

Dijo el negro.

La musica dentro del club nocturno sonaba fuerte. Olía algo a sudor y el humo de la sala hacía llorar los ojos. Un DJ pinchaba un disco muy famoso, y los oidos de Ryan tronaban.

No muy lejos, vio a Chad, vestido como siempre: con su chupa de cuero, camisilla gris (aunque había dudas de si antes era blanca) vaqueros y botas. Desde que lo conocío vestía asi, o por ese estilo, y al parecer no le importaba mucho lo que dijeran, mientras no lo hiceran delante.

Ryan se abrió paso por entre la gente, Chad se metió en una habitación con un cartel de privado en la puerta.

Ryan la abrió y pasó al interior.

Estaba en el despacho de Chad, desordenado, con muchas pantallas de televisión, controlando lo que pasaba en su club. Chad se giró al oir como la puerta se abría y alzó el vaso de whisky para saludarlo.

-Ey, chaval. ¿Como vas?

- A la hora señalada, jefe, como siempre. - Dijo Ryan mientras pasaba hacia dentro de la oficina y cerraba la puerta.

Como siempre, hechó una mirada a los monitores, era algo que le había fascinado desde que empezó a trabajar para Chad hace unos meses. Los monitores y estar espiando a la gente, que es lo que hacía o dejaba de hacer. Hasta, según las palabras de Chad, había cámaras en los baños, por que todos los rincones de un antro como este eran sitios para el trapicheo o cualquier otra cosa.

No había rincón que él no controlara y yo lo viví en carne propia una noche, cuando estaba en el baño de las chicas con la barbie de turno. A las pocas horas Ryan me pidió que le contara que había hecho, con pelos y señales. Por supuesto, exageré, ante lo cual me relató su versión... la correcta.

Ryan se quedó de pie frente al escritorio de Chad con una media sonrisa de suficiencia.

- ¿Hoy es la noche, no? -

-Así me gusta, chaval, puntual.

Chad se dejó caer en si sillón "del director" o eso es lo que ponía en el catálogo donde lo compró. Hizo girar el mueble para encarar a Ryan.

-Sientate y echate un trago, que te voy a dar la charla.

Le dijo, sin mucha alegría, como un abuelo que repite una historia 100 veces a su nieto. Chad se pasó los dedos por la nariz y luego echó un lingotazo de su Whisky. Pero como si recordara algo, hizo un gesto con la cabeza y luego con el dedo indice, para ser más exactos.

-Uhm si, coge la mochila nike que está al lado del mueble-bar, esa, si.

Chad dejó el vaso en la mesa y se inclinó levemente hacia adelante, apoyando los codos en el mueble, con zonas desgastadas, posiblemente de picar coca o de los tacones de alguna zorra.

-Mira chico, yo confiaría en cualquier gilipollas para pasar mierda. No suelen aguatar un mes, antes de intentar robarme, y por lo tanto, de yo romperle la cara personalmente y luego tirarlo en los muelles. Me fie de ti, aunque en tu caso era distinto. Vi en ti potencial, chaval. Me importaba una mierda tu pasado. Me importa más tu futuro.

Chad hizo una pausa y abrió lentamente la caja de madera que había sobre la mesa, sacó dos puros, uno lo ofreció al joven, y otro lo cogió él. Con su cuchilla, partió la punta del puro y luego se llevó el mismo a los labios, para luego encenderlo con una cerilla. Le dio varias caladas y luego expulsó el humo, a la par que se acomodaba en la silla.

-Sin embargo, no confio en cualquiera para las peleas ¿sabes por qué? porque en una pelea, tienes que ser un guerrero, y cualquiera no es un guerrero. Mi fama, la fama de mi club y la fama del luchador también están sobre el ring cuando peleas.

El irlandés golpeó la mesa con el dedo indice, donde, entre ese y el corazón tenía apoyado el puro.

-Hoy das un paso importante, Ryan. Hazlo bien, no la cagues, y habrá mas peleas. Aparte de la pasta, también ganarás otra cosa, pero es una sorpresa.

Chad sonrió más y se llevó el puro a los labios de nuevo.

-Ouh, no me malinterpretes. No cagarla no significa necesariamente ganar. Hay luchadores que ganan y no son nada y otros que pierden y parecen ganadores. Solo dale lo que quiere al publico.

El tipo se giró levemente y cogió el mando de la televisión, se giró, dándole la espalda a Ryan y puso el canal LF. Era la pelea del campeón Kawada.

-Fijate en ese amarillo. Su tecnica apesta, no se luce, pero la gente lo ama, lo ama porque cual madre, le da lo que quiere a su hijo, ¿entiendes? da al publico lo que busca. Eso lo hace un campeón.

Ryan miró el monitor y sonrió.

Sí, su técnica apestaba, pero se movía como nadie, arengaba al público como ninguno y además, ganaba.

Era un show-man.

Y si Chad era lo que necesitaba, y además, quería, eso es lo que iba a hacer él, el show-man.

Claro que también iba a ganar a cuanto contrincante se pusiera en el medio.

- No te preocupes, les daré lo que necesitan. Sabes que me gusta saltar de un lado a otro, verán una pelea como nunca nadie han visto. ¿Quién ha visto una lucha callejera con movimientos acrobáticos? - Dijo Ryan con una sonrisa.

Les daría saltos, movimientos acrobáticos y además, una buena pelea.

Querían ver sangre y él se la daría. La suya o la del contrincante, daba igual, mientras gane la pelea.

- ¿Qué hay en la mochila? -

Chad sonrió levemente, algo afilado, y luego le guiñó un ojo a la par que soltaba el humo por su boca y fosas nasales.

-Entonces todo hecho.

El irlandés dejó el puro en el cenicero y cogió el vaso de whiskey para darle un trago. Cuando hubo tragado el licor, con la voz algo más ronca de lo habitual contestó:

-Ah si, en la mochila. Son unos pantalones guapos, con estetica, bastante sueltos para que te muevas bien. Te he puesto unos guantes, coderas, y algunas vendas. También anestesia, por si la necesitas. Escondido en los bolsillos interiores tienes la coca, el cristal y el ácido. Ya sabes, sácales 50% más de su valor a los criajos, y vuelve hecho un campeón.

El teléfono sonó, Chad lo cogió.

-¿Qué? ¿ah si..?

Dijo alargando la "iiii" y volviéndose hacia un monitor. Dos mexicanos con ropas de raperos vendían droga en el callejón de atrás de su local, donde las putas iban a hacer su trabajo con los clientes de su local.

-Que cabrón, vale, no, no, me viene perfecto.

Chad colgó.

-¿Recuerdas lo que te dije de portarte bien? pues que me jodan. Sal ahi fuera y rómpele la cara a esos dos. No te lesiones. Si necesitas algo, vendrá el gorila de la puerta.

Chad hizo el gesto, con el dedo indice y corazón de "te estoy mirando" pasando de señalar sus propios ojos azules hacia los de Ryan.

- Ropa molona, vale, para ser el más guay de todos los luchadores. - Dijo Ryan mientras sonreía. - Sabes que lo más probable es que termine hecha pedazos, ¿no? - Continuó mientras señalaba la mochila.

Pero después, se quedó un segundo callado mientras Chad cogía el teléfono. Al parecer, había problemas en el local. Y eso me hizo saber en cuanto había colgado.

No, no eran problemas dentro, sino que fuera, unos jodidos chicanos estaban vendiendo farlopa. No había problemas con las drogas, pero si que dos putos latinos vendan en el local de la competencia.

Ryan le hizo un saludo militar a Chad y salió de la oficina, en dirección de la puerta trasera del local.

En el camino, su mano pilló de la barra una botella de cerveza, por que estaba seguro que ellos tendrían algo más... afilado que sus puños.

Abrió lentamente la puerta, muy seguro de él mismo y cuando vió a los dos chicanos, dejó que la mochila resbalara por su brazo hasta caer al suelo. Tenía la botella guardada en el bolsillo de detrás, por si la necesitaba.

Decidió darles una oportunidad a los jodidos mexicanos.

- Creo que deberéis ir a vender eso a otra parte, chicos. -

Chad hizo un gesto de desdén cuando lo vio salir y empezó a ver el espectáculo.

El camarero no dijo nada cuando Ryan cogió la cerveza, sabía que era un chico del jefe.

Al salir, Ryan vio como un chico pagaba una buena suma, y uno de los mexicanos le dio una bolsa de mercancía considerable.

Una prostituta rubia suplicó por algo de droga, pero el mexicano la apartó de un empujón.

Uno de ellos se giró al escuchar a Ryan y le dio un codazo al otro, al mas grande. Un tipo fuerte, hinchado de pincharse mierdas de musculatura, con un corte de pelo ridiculo. Llevaba varias medallas de oro colgadas al cuello en cadenas muy grandes, sobre una camisa de manga larga, tenía puesta la camisa de los Lakers, de Kobe.

-Cholo...cholo..¿y este?

El tal cholo andó hacia Ryan, chulo.

-¿Y a ti quién coño te ha llamado, gringo de la chingada? Si quieres algo, compralo, sino, vete cagando leches, pendejo.

Amenazó, con acento mexicano.

- A ver, capullo*... - Dijo Ryan con una sonrisa. ( Si algo molaba de Ryan que no dejaba de sonreir nunca, aún mientras sufría ) - Esta no es tu zona, mamón. Así que tienes dos opciones... - Levantó dos dedos para que se enteraran mientras se acercaba. - La primera es dejar esta esquina libre de vuestros cuerpos llenos de tacos y guacamole, la segunda, bueno, es más complicada... -

Ryan hizo crujir sus nudillos entrelazando sus dedos, como siempre, con una sonrisa.

- La segunda es que os voy a golpear tanto que no os va a reconocer ni vuestra puta madre, carnales.* -

Y tras terminar la frase, estiró los brazos hacia atrás con los dedos entrelazados y luego, dejó caer los mismos a un lado de su cuerpo, listo para la descarga de adrenalina.

Cholo miró entre risas a su compañero, alzó ambos brazos, apuntándolo con los dedos indice de cada mano.

-¿Tu quieres morir, gringo?

El gigante miró a su compañero y le hizo una seña con la cabeza.

El más pequeño sacó una navaja y se remangó las mangas de la camisa. Caminó hacia Ryan de forma chula.

-Te voy a meter este taco por el culo, gringo

Dijo.

No puedo decir que no me han sorprendido sus golpes, la verdad que ahroa tendré un par de moretones en la cara para arreglarme, sólo espero que no me miren mal en la fiesta... y hablando de mirar...

Ryan se sacó el hilillo de sangre que le recorría la nariz con el dedo pulgar y escupió algo de sangre al suelo. Lo habían pillado desprevenido, pero aún así, no dejaba de sonreir.

- ¿Eso es todo lo que sabéis hacer, mamones? - Les dijo mientras se lanzaba nuevamente a por el de la navaja, esta vez, con fuerzas renovadas.

Ryan lanzó un primer golpe, pero aquella rata lo había esquivado escurriéndose hacia un lado y soltando luego un puñetazo, que más que eso, fue una bofetada de mujer amenazada en un callejón, con tan mala suerte que le dió de lleno a Ryan, por la imprevisible maniobra.

Eran dos contra uno. La cosa se ponía fea pero ¿qué era un puñetazo y algo de sangre en la cara de Ryan? le habían dado golpes mucho peores en peleas de colegio.

Ahora el tema se ponía interesante. Iba a tomarse las cosas en serio.

Como vil perro, Cholo se acerca por detrás a Ryan, mientras el primero hace ademán de atacar a Ryan con la navaja, Cholo aprieta el puño y golpea la cintura de Ryan, con una mano llena de anillos de oro, el que más duele es uno que tiene la cara de Cristo, un sellote bastante gordo.

Ryan se arruga por el golpe pero sin prestar tiempo al dolor, ataca al otro.....

Ryan se dobló un poco cuando el golpe en sus riñones llegó. Los anillos que llevaba en la mano el enorme mexicano hizo que suelte un soplido, pero eso fue lo único que han escuchado de sus labios. Después, como siempre, volvió a sonreir.

Agachó la cabeza al mismo tiempo que apretaba los puños junto a sus caderas, flexionaba sus rodillas y miró a los ojos al pequeño chingado.

- Ahora es mi turno, compadre. - Dijo mientras sus músculos se tensaban y la adrenalina comenzó a llenar su torrente sanguineo.

Comenzó a correr a toda velocidad y de un salto, apoyó su pierna izquierda en la pared, para saltar hacia su oponente con la pierna levantada.

La planta de su pie, cubierta por unas botas militares que le habían dado en el albergue, se estrelló sobre la mandíbula del jodido mexicano, el cual sale disparado hacia atrás, chocando con la espalda contra un contenedor y resbalando lentamente hasta quedar tendido en el suelo.

Los pies de Ryan tocaron rápidamente el suelo y de un giro veloz, se encaró al enorme chicano que le había trabajado los riñones hace unos segundos.

- Ven con papi, te voy a enseñar unas cosas. -