Partida Rol por web

Regreso a todo velocidad para informarles amis amigos, seguro que entre todos alguno podrá llegar y entregar el mensaje.

Maldita sea, seguro que se ha metido en problemas, pienso. Miro a Kond-Fa y le susurro.

- Deberíamos ir a buscarle. Yo intentaré seguir sus huellas, tú bordea el claro en el otro sentido... Si hay algún problema podemos salir al centro del claro. No creo que las cosas puedan ir mucho peor de lo que ahora están si más tarde se complican...

Camuflándome con el entorno, me despido de mi compañero y empiezo a bordear el claro en la dirección por la que se fue Ashram.

El graznido del Kraan me despierta. Maldita sea, ¿porqué siempre pasará lo mismo? ¿No podemos despertarnos tranquilamente sin que haya ningún monstruo cerca al acecho? - pienso mientras me incorporo para observar como está el panorama.

- Bien, ahora además del Kraan también tenemos unos Lobos justo delante nuestra. - digo cuando miro hacia delante.

- Compañeros, preparaos. Esto va a estar movidito. - digo mientras desenfundo la espada y me pongo junto al cochero y le digo. No pares ni aflojes el ritmo bajo ningún concepto.

- Sink ponte al otro lado del cochero, defenderemos el frente del carruaje de los Lobos. Corvo, cuidado con el Kraan que no nos ataque por la espalda. ¿Preparados?

Se disponian para buscar a Ashram, ya que se retraso empezaba a ser bastante preocupante. Pero cuando iban a separarse vieron como Ashram aparece a los lejos. Pronto se une a sus hermanos

Os preparais para el ataque que tenéis delante, Sink y Elessar se ponen al frente, protegiendo asi al cochero, mientras que Corvo se queda detras, preparandose para el ataque de kraan.

Los caballos corren asustados por el olor de los lobos, un buen manejo del cochero hace que no se descontrolen, conseguis pasar por al lado de los lobos, golpeando a los giaks que van montandos en ellos.

Pero una sombra se posa encima vuestra, aunque habeis dado de lado a los lobos, el peligro no ha pasado. El kraan vuela hacia vosotros a gran velocidad.

Una sacudida del kraan hace que el carruaje vuelque, tirandoos asi del carruaje, los que estaban dentro del carruaje y el conductor salen corriendo hacia el bosque. Decidis que esa es la mejor opción, ya que los lobos os daran alcance pronto y el estar a la interperie no servira más que para ser unos blancos más fáciles.

Una vez internados en el bosque, sentis que el kraan os sigue, se lanza en picado hacia vosotros. El kraan se lanza contra Sink, que consigue esquivar el ataque, pero no puede salvar su mochila y con ella todo su equipo.

El bosque en esa zona se aclara y se hace más montuoso. Apenas os oculta en caso de ser atacados desde el aire. Por eso correis de árbol en árbol para evitar que los kraans os descubran. Pero a escasa distancia detrás de vosotros ois aullidos de lobos fatídicos.

Utilizais al máximo vuestra disciplina del Kai y rápidamente excavais un profundo hoyo en la tierra movediza de la arbolada ladera. Os envolveis en la capa y os cubris con algunas ramas sueltas, improvisando un refugio. Conseguis pasar desapercibidos y perdeis de vista al kraan y a los lobos.

Rápidamente os internas en el bosque antes de que aparezcan más lobos fatídicos o kraans.

Después de caminar por espacio de más de una hora, llegais a lo alto de una rocosa colina. La vista que desde allí contemplan vuestros ojos os llena de esperanza. Pero aún debeis afrontar un reto desalentador.

Divisais las altas murallas blancas y grises y las resplandecientes torres de Holmgard, sus banderas ondeando desde las almenas a la fresca brisa de la mañana. El río Eledil, que nace en las montañas occidentales de la cordillera Durncrag, sigue su curso atravesando la capital hasta ir a desembocar en el golfo Holm. Un gran ejército negro desciende de los picos de las montañas y avanza implacable hacia la ciudad.

A vuestra derecha podeis ver el camino real que a través de la ondulada llanura conduce a Holmgard. Yendo por él podeis alcanzar en una hora las fortificaciones externas de las defensas de la ciudad, pero la mayor parte del tiempo estaríais al descubierto y seríais vulnerable al ataque de los kraans. En cambio, delante de vosotros, un ancho y fangoso río fluye perezosamente hacia el Eledil. Podríais nadar por él hasta la capital, amparado por la vegetación de las orillas del río. Por último, a vuestra izquierda se halla el cementerio de los antepasados. Esas tumbas y monumentos ruinosos de una edad olvidada ocultarían vuestro avance, pero se trata de una zona prohibida. Innumerables horrores sin nombre duermen impacientes entre esas ruinas. esperando hacer presa en el imprudente intruso.

Respira con aliviado de ver el final del camino Podremos avisar al reino de los grandes males que esta pasando por las tierras este.  

Mirando el avance del ejercito negro. No me gusta nada esto , debemos hacer algo.

Sink recoge una ramita del suelo y dibuja en el suelo la situación del ellos, la del ejercito y los posible caminos para llegar. Enseña el dibujo a sus compañero de viaje. Intenta recordar cual es el camino mas rápido para llegar al castillo.

Seria una idea de hacer los ataques de los fantasmas de Kai.

Tras sopesar las opciones me dirijo a mis compañeros.

- No me gusta nada ese Ejercito. Debemos darnos prisa. Mi opinión es que si nos separamos tendremos más opciones de llegar.

- Mi idea es la siguiente: Uno por el Río amarrado a un tronco o incluso nadando si alguno de los 2 sabe hacerlo con cierta soltura puede avanzar a bastante velocidad. Otro por el borde del Camino corriendo a toda velocidad y el Tercero que decida a quién acompaña o si por el contrario prueba suerte por el Cementerio de los Antepasados. ¿Que me decís? Me ofrezco volutario para ir por el Camino. Puedo camuflarme con cierta facilidad.

Dicho esto espero a ver la reacción de mis compañeros.

En cuanto escucho los pasos me vuelvo bruscamente, con mi arma en la mano preparada para atacar.

- ¡Ashram! Íbamos a ir a buscarte. ¿Qué ha ocurrido? ¿Es seguro el claro o hay alguna trampa? - Si hay enemigos alrededor preparando una emboscada, tal vez podamos pagarles con la misma moneda... Nos vendría bien saber dónde están las tropas enemigas para pensar el camino más rápido a la capital.

Me acerco a nuestro compañero, alargándole una cantimplora para que beba algo de agua antes de contarnos su historia.

Avanzo hacia mis compañeros rápidamente, púes las noticias son importantes.

-Holmgard y sus banderas siguen en pie, y las tropas negras descienden por el picos de una de las montañas. Aún podemos llegar a tiempo a la ciudad, aunque...

- ...¿Aunque?... - pregunto animándole a completar su frase.

Tal vez podamos adentrarnos por la retaguardia del ejército oscuro para acabar con sus generales antes de entregar el mensaje... Al menos es una opción que no deberíamos descartar, pienso mientras Ashram se decide a continuar.

-No creo que podamos acercarnos por la espalda del enemigo Vonotar, para ellos tendríamos que trepar la otra ladera de las lejanas montañas, y... hay muchos peligros en cada uno de los posibles caminos para llegar a la capital...

Echas a correr y bajas a buen ritmo por la ladera. Al oeste, el ejército de los Señores de la Oscuridad parece una gigantesca mancha de tinta negra derramada entre las montañas y desparramándose por el valle.

Después de correr durante veinte minutos divisas una manada de lobos fatídicos que descienden por una suave pendiente a tu derecha.

A medida que desciendes por la rocosa pendiente hacia el cementerio de los antepasados, percibes una extraña neblina que se adensa sobre ese lugar gris y prohibido, ocultando el sol y cubriendo el cementerio con una perenne oscuridad. Al acercarte, un escalofrío te recorre el cuerpo.

Con un sentimiento de profundo pavor entras en la espeluznante necrópolis.

Atravesar el cementerio no va a ser fácil, pues el terreno es desigual y está cubierto de zarzas espinosas. Estas zarzas malignas te desgarran la capa y te producen cortaduras en las piernas. El aire es sofocante y no corre ni una brisa. De las criptas abiertas emanan gases fétidos y los oídos te zumban debido al persistente ruido de un murmullo lejano.

Con gran precaución te acercas a una abertura entre dos antiguos pilares y apartas las zarzas con la mano envuelta en la capa. De pronto el suelo se hunde bajo tus pies y caes arrastrado por un derrumbamiento de tierra y piedras.

Estás sin aliento, pero no herido. Has caído unos quince pies desde el techo de una tumba subterránea. Las paredes son verticales y lisas y no puedes trepar por ellas. Un túnel abovedado sale de la tumba hacia el este. Delante de él está el sarcófago de un antiguo noble.

Asiento a mi compañero, sorprendido de que haya adivinado mis intenciones.

- Está bien, pero debemos darnos prisa... No has terminado de contarnos lo que viste allí. ¿Cuál es el camino más rápido y seguro? - Pregunto algo inquieto, pues Ashram no ha terminado la frase que comenzó al llegar. - Si las tropas negras están acercándose a la capital, tenemos que llegar allí antes de que sea demasiado tarde.

Empiezo a moverme en la dirección por la que ha llegado mi compañero. Es hora de seguir adelante.

Se toca el mentón y piensa en las pensamiento de Kai.

El Kai te mostrara el caminos- decía uno de sus maestros.

Perturbar a los muertos , va en contra de las prohibición del Kai-dijo otro maestro. 

Duda durante instante.

Solo hay una salida, debe estar en este sarcofago o haya algo me permita subir las fosa.

Se arma de valor, desliza la piedra superior

La tapa del sarcófago se desliza hasta el suelo con un sordo crujido. Contemplas los restos de un antiguo rey que yace rodeado aún de su tesoro. Una corona muy adornada ciñe todavía su calavera. Las mandíbulas del esqueleto están abiertas y la boca parece una oscura sima sin fondo. Se oye un retumbar lejano que parece surgir de las profundidades de la tierra.

Estás en presencia de un gran mal. Tu mente es sometida a prueba por un ser poderoso e intemporal y debes defenderte. La lucha ha comenzado y tu cordura está en peligro. Se trata de una prueba larga y tortuosa durante la cual experimentas muchas apariciones fantásticas y terribles que te tientan y espantan. Después de ella pierdes parte de tu vida, debido a la fatigal mental que tienes y caminas vacilante hacia el túnel.

Los muros están húmedos y llenos de limo. El aire rancio te produce ahogo y telas de araña te rozan el rostro. Una sensación de pánico te atenaza el estómago conforme el túnel se va volviendo cada vez más tenebroso.

Llegas a un lugar donde el túnel se cruza con un corredor que va en dirección norte-sur.

Instinto primario.

Para el norte-sur

Con mucha precaución avanzas por el corredor norte hasta que llegas a un recodo que tuerce hacia el este. Una extraña luz verde se divisa a lo lejos

Con sumo cuidado avanzo hacia el luz verde. A paso lento.

Bajas unas escaleras de piedra que conducen a una gran cámara. Te espera un espectáculo macabro. En la pared opuesta hay una puerta, rematada por un arco, que da acceso a un oscuro corredor. La extraña luz verdosa procede de dos filas de calaveras que reposan sobre columnas de piedra. Están situadas unas frente a otras formando un horripilante pasillo a través de la cámara.