Partida Rol por web

La Mano / Patio de acceso a la Torre de la Biblioteca
Horario: Noche

Con gran cuidado, los cuatro Señores del Kai se auparon a través del ventanal hasta la estrecha cornisa y avanzaron con el cuerpo pegado a la pared tratando de no hacer ni el más mínimo ruido.
Echándo rápidos vistazos al suelo del patio, a unos tres metros por debajo suyo se desplazaron lentamente pero sin pausa hasta que acabaron por llegar ante la entrada de la torre. Justo debajo de ellos estaban los dos guardias que guardaban la entrada, y que no se habían percatado de su presencia.

Era el momento de la distracción. Buho Sabio se concentró en uno de los peveteros del extremo del patio y logró que se bambolease un poco, haciendo un ruido metálico contra la piedra del suelo.

GUARDIA 1 : ¡Eh! ¿Qué ha sido eso?
GUARDIA 2 : ¿El qué?
GUARDIA 1 : Me ha parecido ver que uno de los peveteros se ha movido.
GUARDIA 2 : Bueno sí, ¿y qué? Será el viento.
GUARDIA 1 : Pero si no hace viento.
GUARDIA 2 : ¿Quién te crees que eres, el hombre del tiempo? Cállate y a lo tuyo.
GUARDIA 1 : Vale, vale, no te pongas así, ya me callo.
GUARDIA 2 : Bien.

Con la cara aplastada contra la pared, Buho volvió a concentrar sus energías en mover el pevetero, esta vez con más violencia.

GUARDIA 1 : ¡¿Lo has oido?! ¡Otra vez se ha movido!
GUARDIA 2 : Y dale con el pevetero...
GUARDIA 1 : Vale, vale, lo dejo, será el viento... ¿Pero a ti no te molesta?
GUARDIA 2 : El que me molestas eres tú.
GUARDIA 1 : Eh, no conviertas esto en personal, que yo no te he faltado al respeto.
GUARDIA 2 : Lo que faltaba...
GUARDIA 1 : Sólo trataba de comentarte el hecho de que ese pevetero se mueve sólo y... ¡eh! ¿dónde vas?
GUARDIA 2 : A ver qué pasa con ese puto pevetero, y después a mandarte a la mierda si no cierras esa bocaza tuya.
GUARDIA 1 : Eh, dejame en paz, que yo no tengo culpa de nada. Tío, tienes un problema de actitud ¿sabes?

Los guardias se alejaron de sus puestos. Era el momento.

Con agilidad, los Señores del Kai se colaron por la entrada descolgándose desde la cornisa aprovechando la distracción de los guardias.
El plan había funcionado a la perfección y en tan sólo un momento se encontraban subiendo la gran escalinata iluminada con antorchas, que acabaría por llevarles al primer rellano...

La Mano / Torre de la Biblioteca
Horario: Noche

En el amplio rellano, sólo había una gran puerta de madera negra y decorada con extrañas runas alrededor. Una puerta sin cerradura, sólo con un tirador, que conducía a las habitaciones y laboratorio del Maestro Dragair, de la Hermandad de la Estrella de Cristal de Toran.

Al contemplarla los Señores del Kai no pudieron evitar recordar la historia que les contó el mayordomo Roanan sobre el criado que una vez trató de entrar sin permiso y de cómo lo encontraron en estado catatónico frente a la puerta; al parecer tardó dos semanas en recuperar la consciencia y le quedó un tartamudeo de por vida.

Contemplaron la puerta y después la escalinata que continuaba hacia arriba, decidiéndose a llegar hasta la Gran Biblioteca.

La entrada a la Gran Biblioteca estaba abierta. Entraron con cautela, confirmando que las antorchas de las paredes continuaban encendidas a estas altas horas de la noche.

La biblioteca ocupaba toda la planta en extensión y dos plantas en altura. El techo estaba formado por una cúpula de gigantescos ventanales a través de los cuales se se podía ver el cielo nocturno. Las enormes y repletas estanterías estaban dispuestas en forma de círculos concentricos conectados entre sí, lo que la asemejaba a una especie de laberinto de altísimas estanterías a las que se accedía por las numerosas escaleras de mano que estaban montadas en un ingenioso sistema de railes que les permitía desplazarse.
En la parte exterior de la biblioteca había numerosas mesas de madera en la que se podían consultar los libros, pergaminos y fajos que llenaban la Biblioteca.

Una vez dentro escucharon con atención el ruido de pasos entre las estanterías. De pronto vieron aparecer a un hombre muy anciano, pequeño y encorvado, vestido con una túnica gris con manchas de tinta y llevando un tomo entre sus manos.
Era el Bibliotecario.

Les miró con ojos legañosos y les dijo:

¿Qué ez lo que dezean? La Biblioteca eztá zerrada por la noche. Vuelvan mañana...

Y con esto se dispuso a colocar el tomo en una de las estanterías. Los Señores del Kai se miraron entre ellos. Ya sabían que este anciano chocheaba un poco, y les pareció que ni siquiera les había reconocido, pero recordaron qué es lo que les había llevado aquí:

Hace diez años, según el registro de la biblioteca, Lobo Gris se llevó un libro que nunca devolvió. Se titulaba Linajes e historia de las Grandes Casas de Sommerlund, con muchas descripciones de nobles caballeros, damas y sus descendientes. Se trataba de un texto escrito hace cuarenta años sobre los linajes nobles de todo Sommerlund.
Ese fue el libro que encontraron en el refugio de Lobo Gris en el Bosque de Espinas, y en él faltaban páginas, en concreto las que hacían referencia al linaje Vanalund. Pero también descubrieron que el libro que tenía el Maestro del Kai no era un original, sino una copia realizada hace veinte años... Una copia cuyo original debía de permanecer todavía allí, en esa misma biblioteca.

Pero hace días, cuando hablaron del libro con el Bibliotecario, él afirmó que Lobo Gris se llevó el original y que no existían copias...

Si pudieran encontrar el original, podrían encontrar las páginas que faltan... y los Señores del Kai cada vez estaban más seguros que esa información fue la que le costó la vida al Maestro del Kai Lobo Gris...

Serpiente Silenciosa duda un momento. El don de la palabra no es su principal virtud, pero quizá valía la pena intentarlo.

Dirige una mirada hacia sus compañeros. Tras años de entrenamiento juntos casi pueden leer palabra por palabra el mensaje en sus ojos: Confío en vosotros por si esto falla. Serpiente Silenciosa no duda en que tendrán los reflejos suficientes para dejar inconsciente al bibliotecario en caso de que su estratagema falle y trate de dar la alarma.

Avanza un par de pasos hacia en anciano, sacando el libro que encontraron en el escondite de Lobo Gris de entre su capa - Lobo Gris nos dejó encargado que trajésemos este libro a la biblioteca. Sabemos que el horario es... em... intempestivo, pero creo que devolver el orden de las cosas en la biblioteca era primordial...

Mientras tanto, no puede evitar susurrar mentalmente una plegaria a Kai...

Águila respira profundamente mientras se decide a ser la sombra del bibliotecario.

La Mano / Gran Biblioteca
Horario: Noche

El anciano rostro del Bibliotecario se desencajó en cuanto Serpiente le mostró el libro. Sus ojos se llenaron de lágrimas y con una arrugada y temblorosa mano acarició la cubierta.

Lo han traido de nuevo... Dezpuez de tantoz añoz, por fin de vuelta en caza... Graciaz... Muchaz graciaz...

Los Señores del Kai se sorprendieron al ver la emoción del anciano, pero terminaron por darse cuenta que para el Bibliotecario, cada uno de los libros que aquí se guardaban era como un hijo, y al recuperar uno que creía desaparecido para siempre ha sido una gran alegría.

En cuanto el anciano se recuperó de la emoción, les sonrió (una sonrisa a la que le faltaban más de tres cuartas partes de los dientes) y aceptó el libro que Serpiente le ofrecía, diciendo que por fín podía reunirlo junto con su “hermano”.
Al oir esto, Águila no pudo resistir preguntar a qué se refería, y el Bibliotecario se lo explicó mientras les conducía al interior de las estanterías.

El tomo que me han traido uztedez ez una copia. El original ziempre ze guardó aquí. El anciano hizo una pausa, como rememorando algo pasado hace mucho tiempo.
Me dijeron que lo deztruyeze. Que me dezhiziera de él. Pero no lo hize. Ji ji. Lez dije que zi que lo haría. Pero lez mentí. Lo guardé a zalvo.

Cuando el otro día me preguntaron por él recordé lo que había pazado, y lo zaqué de zu ezcondrijo. Lo tengo por aquí. Ahora lo veran, zi...

Fue precisamente en ese momento cuando oyeron un fuerte golpe que hizo que se pusieran en alerta: se trataba del sonido de las dobles puertas de la Biblioteca cerrándose.
Tras el portazo se hizo el silencio, hasta que oyeron una desagradable voz más allá de las estanterías, que les pone los pelos de punta.

La voz del Maestro Dragair...

Es una auténtica pena, Señores del Kai, pero vuestra misión y vuestra vida acaban aquí...

La Mano / Cima de la Torre de la Guardia
Horario: Antes... Justo al entrar los Señores del Kai en La Mano por la entrada secreta...

El Helghast continuaba en su posición de rezo en la prisión mágica en lo alto de la Torre de la Guardia. No se había movido lo más mínimo desde que dejó de hablar con los Señores del Kai, hace más de dos días.

Pero de pronto alzó la cabeza... y la capucha cayó hacia atrás, revelando su rostro descarnado y putrefacto.

Parece como si tratase de escuchar algo...

La Mano / En un escondrijo en los tejados de Palacio
Horario: Antes... Justo al entrar los Señores del Kai en la Torre de la Biblioteca...

Desde su puesto, oculto a los ojos de todos, el Fantasma vigilaba la entrada de la Torre de la Biblioteca, desde un lugar secreto del que ni los arcabuceros sabían nada.

Durante casi un día, no se había movido de su posición, esperando.

Y así, es el único que vio a los Señores del Kai entrar en la Torre. Se acabó la espera. Se echó la capucha sobre la cabeza, cargó la ballesta de doble rail y se puso en marcha...

La Mano / Laboratorio del Maestro Dragair en la Torre de la Biblioteca
Horario: Antes... Justo al entrar los Señores del Kai en la Gran Biblioteca.

El Mago de Toran sonrió desagradable mientras observaba en su bola de cristal como los Señores del Kai entraban en la Biblioteca.
No podía creer en su buena suerte, debía aprovechar el momento... Hizo un gesto con la mano y la puerta de su laboratorio se abrió.

Y con tranquilidad comenzó a subir las escaleras hacia la Gran Biblioteca...