Partida Rol por web

Cuando los supervivientes se vuelven a juntar

La visión del avión estrellado a la caída de la noche fue como un soplo de aire fresco en la profundidad del desierto para irina y felix quienes se abalanzaron sobre la entrada sin avisar provocando que los que estaban dentro del avión se asustarán. Sus pesadas cargas cayeron sobre el suelo con poca delicadeza mientras sus rostros sonrientes de alegría por haber regresado al campamento creaban un gran abismo de separación con las caras largas y asustadizas de los que habían permanecido aquí refugiados.

La carne de "algo" que traían los recién llegados sirvió para alegrarles tanto como el conocimiento de que al menos ellos dos estaban bien. Ya nadie se acordaba del doctor desaparecido, o más bien omitía hablar de él. Reunidos de nuevo con un fuego caliente y comida que consumir las penas pasaron a un segundo lugar.

Afuera el sol termina de marcharse dejando la isla en la oscuridad que solo era rota por la presencia de la luna pero la noche amenazaba lluvía y lo peor de todo, frío.

-Empezábamos a preocuparnos... - refunfuña a los recién llegados tras el respingo de sorpresa inicial - ¿Qué...qué cojones es eso? - se interrumpe y pregunta mirando la carga que llevan la jóven y el policía.

Él, a su vez, se encuentra sentado con las piernas cruzadas y tratando penosamente de desollar y cortar la carne de un jabalí. A su alrededor hay una rejilla grande que ha sido limpiada para hacer las veces de parrilla y un pequeño puñado de leña, insuficiente a todas luces para asar tanto animal.

-Vamos a pasar del hambre al atracón. - una sonrisa le ilumina el arrugado rostro cuando comprueba él mismo que se trata de más carne - Dios aprieta pero no ahoga. Aunque ha estado cerca el muy cabronazo... Perdón, hermana. - se disculpa al instante, casi sin dar tiempo a que la callada monja se llegue a escandalizar por su blasfemia. - Solo hubiera faltado encontrar al doctor para arreglar el día.

Y mi navaja. - piensa mirando con disgusto el trozo de metal que está usando como pobre sustituto de un cuchillo de verdad.

El detective sonrió cómplice de las palabras de Charlie. Sorprendido miró la carne de jabalí y dejó caer el trozo de carne que llevaba en brazos.

—¿Qué es dices? Bueno... creo que vuestra presa es mejor que la nuestra. Es... serpiente. He gastado una de mis seis balas para cazarla. ¿Alguien sabe que tal se conservan estos bichos? —dijo con cierta sorna.

Caminó unos pasos hacia la lumbre y se dejó caer a su linde.

—¿Alguna novedad? —preguntó sin esperanza—. Me da la sensación de que está isla no tiene más misterio que el de estar en medio de la nada... o eso o la isla se intenta reír de nosotros. ¡Ja!

- Tal vez debamos dejar para mejor momento el jabalí Charlie, como cuando haya leña suficiente. Mañana podremos recoger la suficiente.- Leroy nunca admitiría su cansancio. La alternativa traida por sus compañeros para la cena resultaba prometedora en comparación con la tarea de filetear al maloliente cerdo- Ya he comido serpiente en otras ocasiones. Resultará más fácil cocinarla con lo disponible. ¿Que utilizaron para quitarle la cabeza? Nos va a venir bien.

Los recién llegados parecían más que contentos de regresar ante lo poco que conocían y consideraban seguro. ¿qué más habrían encontrado?

- Salisteis a explorar la costa, ¿había algo interesante? ¿Algún rastro del doctor, quizás? Por aquí no ha aparecido nadie. Por suerte para quien nos destrozara el refugio la última vez, por que esta vez no iban a encontrar nuestro campamento abandonado para destrozarlo una vez más.

Nuestro viaje con Felix fue un poco mas digamos mmmmmmmmm - tras un silencio miró al detective y pareció encontrar la palabra - intenso.

El detective esconde grandes cosas - Irina no puede evitar sonreir... - entre ellas su gran olfato para ir en la direccion correcta, y es que en una de nuestras caminatas por la costa dimos directo con un campamento ya abandonado hace tiempo. Bastante improvisado estaba todo ahi... pero logramos encontrar muchos objetos que logramos traer con nosotros.

Irina pasa a enumerar y mostrar varios de los elementos como si fuera una exposicion o una inusual subasta... - dos baldes metálicos, una pala, un arpón, un par de cuchillos de 15 centímetros, un catalejo y cuatro harrapientas mantas... y el resto estaba compuesto por restos de comida, pescado en su mayoria... ya en descomposicion.

Al costado del campamento estaba lo divertido: cuatro tumbas no muy profundas, que pudimos excavar con relativa facilidad, para encontrar 4 cuerpos. Todos eran hombres de raza asiatica y no mucho mas... - la joven guardo un momento de silencio como si estuviera intentado recordar algo mas.

AAaah si! El barco estrellado!! Antes de dar con todo ese espectaculo vimos parte de una embarcacion de origen oriental, por lo simbolos que llevaba, y que evidentemente se habia estrellado contra la isla, pero no habia nada en ella.

Irina mira de reojo a Charlie (pensando que éste sería el cocinero de turno) a ver si ya habia empezado a cocinar algo de la serpiente que habian traido...

-Sí señor, ésto es otra cosa. - comenta con satisfacción mientras se hace con uno de los cuchillos y lo sopesa.

Evidentemente, el trabajo resulta menos penoso con la herramienta adecuada.
Pronto deja a un lado el jabato y se centra en la serpiente, de la que corta unas tajadas que podrían parecer, a primera vista, de merluza. La fina carne desprende un olor que cautiva a Charlie cuando empieza a asarse sobre la rejilla. Hace que hasta olvide los picantes juegos de palabras de la descarada jóven.

-¿Desenterrásteis a los muertos? ¿Qué queríais saber? ¿Cómo los habían matado? ¿Su raza? - pregunta, más sorprendido por el gasto de fuerzas que supone ese acto que por la profanación.

-Otro barco. El avión. - nuega con la cabeza, la mirada fija en el pequeño fuego - Esta isla parece la vela que atrae a las polillas por la noche. Me recuerda a esas historias de piratas que hacían grandes fogatas en la costa para que los mercantes creyeran que era un faro y encallasen en los arrecifes.

Sacudiendo de su cabeza esos oscuros pensamientos, se centra en el bienvenido nuevo equipo de que disponen.

-Las mantas vendrán bien. He dormido tapado con cosas peores. Y los baldes son perfectos para llevar agua, cocer cangrejos y todo eso. Y el catalejo... - frota la lente en su manga y comprueba su estado - Mañana tendremos las fuerzas que necesitamos para subir a alguna montaña. Podemos buscar con este trasto al doctor. Se verá algún humo o algún poblado. La gente de la isla no puede vivir tan escondida. - levanta la vista tras la proposición, para ver si los demás se animan o si el doctor ya forma parte de su pasado.

El detective palmeó un par de veces las manos y sonrió tras la exposición de Irina.

—¡Bravo! Ni en mis mejores sueños hubiera expuesto lo sucedido de manera más acertada —afirmó.

Acto seguido se acercó al fuego para comprobar el estado de la carne frontandose las manos. Nunca había comido serpiente pero tras los acontecimientos vividos en la dichosa isla sería un manjar degustar la carne del reptíl.

La mirada se dirigió a Charlie abriendo los ojos sorprendido.

—Noooo, amigo. Los muertos se quedaron donde estaban. Cavamos un poco por si no eran muertos lo que había bajo la tierra y...quizá por saber quienes eran. 

Acto seguido sacó un par de mantas y las colocó junto al fuego.

—Eso mismo pensé yo. Están un poco húmedas pero al menos nos proporcionarán algo de calor. ¿Verdad?

Volvió a echar un vistazo a la carne, quizá un tanto impaciente y acto seguido miró al cielo.

—En esta isla parece que cualquier acción atrae malas nuevas. Me está empezando a enfadar ya este exceso de mala suerte. No se, creo que me estoy volviendo loco pero estoy empezando a pensar que esta isla tiene algo contra nosotros —acabó diciendo acompañando las palabras con alguna ahogada risotada—, ¡qué estupidez!

Habria que organizar las guardias para esta noche... asi evitamos que la isla juegue con nosotros, al menos durante la hora de descanso.

Lo que si entre tanta actividad fisica de por medio - irina guiña un ojo a Felix - estoy realmente agotada para siquiera empezar o seguir las guardias. Asi que me pedire la ultima y los despertaré al amanecer...

Tras una corta caminata hacia la parrilla...

¡Bravo Charlie! ¡Esto huele de maravillas! - tras lo cual la joven queda sentada en cuclillas como hipnotizada por el fuego, las brasas... o seguramente la comida que hay sobre ellas.

¡Por Dios! grita Flora cuando todos terminan de argumentar ante los extraños acontecimientos que han vivido los exploradores.

Estaba contenta por los nuevos utiles pero una sensacion de terror la invadia ante la perspectiva de que no fueran los unicos que en algun momento habian quedado atrapados en la isla.

De... deberiamos darle sepultura cristiana... mañana a poder ser.... ¿estan muy lejos de aqui?

Me alegro de que hayais podido portar todos los objetos... pero... ¿Quien los enterro? ¿serian cinco o mas los supervivientes de ese barco? ¿donde estaran los que faltan?

Felix sonrió socarronamente dirigiéndose a la hermana Flora.

—Tranquila hermana que quedaron bien enterrado. Esa quinta persona de la que usted habla se encargó de hacer las cosas a su gusto.

El detective se sentó al lado del fuego y se puso una de las mantas sobre las piernas.

—Yo me encargaré de hacer la primera guardia. Estoy cansado pero está maldita isla no me deja conciliar el sueño. Me quedaré hablando con ella haber si nos hacemos amigos.

De pronto la radio del avión se pone en marcha emitiendo ese ruido estático tan peculiar. Todos os quedáis perplejos ante el acontecimiento pero aún más cuando se empiezan a escuchar unos ruidos en una lengua extranjera, seguidos por el húmedo y chasqueante sonido de la carne y huesos desgarrados.
La mayoría de los sonidos parecen ser gemidos y súplicas ininteligibles.

De golpe los sonidos cesan en intensidad y se vuelve a escuchar el sonido de la estática.

¡Pero que cojones ha sido esooo!

No habia podido probar bocado aún Irina y ya casi que habia perdido el apetito...

¿Leroy... pudo usted identificar el origen de la lengua o el idioma?

-Yo haré la segunda guard... - la radio le interrumpe - ¿Qué diablos es eso?

Más enfadado que asustado, desconecta la radio de la batería con brusquedad.

-Las cosas estaban demasiado tranquilas como para durar. - masculla entre dientes. - Aunque a la isla no le hace falta radio para hablarnos. No, maldita sea, se mete en tu cabeza y te canta esa mierda de galimatías. Llueve sobre mojado...

Charlie atiende a la posible respuesta del arqueólogo.

-La voz del doctor no era, seguro. ¿O sí?

Felix dió un respingo justo cuando acababa de ponerse la manta sobre las rodillas.

—¿Véis lo que digo? —dijo mientras veía como Charlie desconectaba la radio de la batería.

Miraba a todos lados intentando detectar esos ojos ocultos que utilizaba la isla para observarles, esa presencia inexistente pero presente al fin y al cabo. El gesto de Felix cambió a enfadado.

—¡Joder! —exclamó esperando la respuesta de Leroy.

¡Por todos los Santos de Dios! grita la monja al escuchar "el mensaje" de la Radio.

Aterrorizada, mira un instante el exterior del refugio que se ha convertido el casco destrozado del avion antes de buscarse un lugar duro y seguro mas que confortable.

¡Odio este sitio! ¡¿porque estamos aqui?! Casi preferiria haber muerto en el accidente...

Cuando charlie apaga la radio se produce un silencio incomodo en el que todos empezáis a hablar elevando la voz intentando alzaros como la voz dominante hasta que finalmente os dais cuenta de que estáis perdiendo el tiempo quejándoos y volvéis a quedar en silencio. Entonces un sonido conocido llega a vuestros oídos pues afuera esta empezando a llover.