Partida Rol por web

Sheil se muestra cada vez más entusiasmada con el avance en el rastro. Dentro de poco tiempo podrá reencontrarse con su familia, su manada. Avanza a través de caminos casi ocultos entre la hojarasca, sintiendo cómo la envuelve el rocío del amanecer que despunta. Es un mundo de fantasía, pesadilla y magia, y está a punto de desvanecerse.

Entonces, llega a un claro. se siente un poco desorientada cuando las huellas desaparecen. Sin embargo, la desorientación se convierte en urgencia cuando ve el grupo de leñadores que se ha reunido en el claro. Reprime una maldición e intenta ocultarse, rogando por  haber reaccionado a tiempo.

 -Mi nombre no es tan importante o sonado como el suyo, pero me puede llamar Hermano Daniel, si no le importa-realizo una breve presentación, además, le enumero todo lo que necesito para la ceremonía.

-Está bien Hermano Daniel, ordenaré a mis criados que pongan a su disposición todas esas cosas.

Dicho esto me retiro a mis aposentos. La visita del Hermano Daniel y la ceremonia que iba a realizar al día siguiente habían traído de nuevo los recuerdos de aquellos fatales días cuando mi madre enfermó y los vanos intentos por recuperar su salud. Lo más probable era que esa noche no consiguiera conciliar el sueño.

Al día siguiente y con un vestido completamente negro bajo hasta el patio del castillo donde iba a comenzar la ceremonia. Toda la gente se había acercado hasta allí para poder participar del evento y el patio estaba expectante ante la aparición del Hermano Daniel y su homilía. Era lo menos que podía ofrecerle a mi madre tras su muerte, ya que no podía hacer otra cosa.
Me siento en el lugar que me han preparado y espero al comienzo de la ceremonia.

Aunque la aparición del campamento de leñadores te pilla por sorpresa, eres una hada bastante experimentada y consigues desaparecer entre la maleza sin que ninguno de ellos se de cuenta de tu presencia allí. Parece que en el mismo momento de tu llegada un campesino ha congregado a los leñadores al otro lado del claro para comunicarles algo, aunque desde allí no puedes saber de que se trata.
Has estado siguiendo el rastro equivocado y ahora tendrás que volver sobre tus pasos y coger la otra bifurcación.

Un día de viaje tras otro, me había estado apoyando en esa fuerza llamada fe, una fe al creador del destino de cada persona, un destino que fabrica una arominosa vida, en la que unos mueren, otros nacen, unos lloran y otros ríen. 

A la familia Basarab, le había tocado en esta ocasión llorar, el motivo no es minúsculo, sino importante, por eso, allí estaba yo, siendo testigo de Dios ante aquellas personas. Por eso, celebraría la homilía como había prometido, para permitir que cada uno ocupe el lugar que le corresponde.

LLego a la sala donde el pueblo y la familia esperaba.

-De pie- dicto. Todo el mundo que pudo conseguir un sitio se levantó en el acto.

-Estamos aquí reunidos para guiar en el camino hacia el cielo a Su excelentísima Iovanna Basarab, la que era cimiento y tejado de estas tierras que consideraba de su responsabilidad....

Seguí hablando las palabras pertinentes, más tarde, permití algunas palabras de su hija, y después el pueblo le dio su apoyo a Sveta Basarab.

Durante los días posteriores, el frio llegó, y comencé a replantearme la vuelta a casa, siendome imposible viajar a tan lejos con ese clima.

Sheil respira aliviada cuando los leñadores continúan imperturbables sus labores: por poco no ha sido descubierta. Entonces, cae en la cuenta de lo que significa la aparición de humanos en el rastro que seguía buscando: se ha equivocado. Y ha perdido todo el día. Por primera vez en esa jornada, la simple desesperación cede paso ante el más puro miedo. Está perdida. No se le ocurre más que cambiar el sentido de la trayectoria que seguía y rogar porque no hayan avanzado a paso muy rápido, ruego que sabe es absurdo, tratándose de una tierra hostil.

Malgorzata Sheil Aerell, la Bruja de las Estaciones abandona la Tirsa de Valcea esperando encontrar al grupo de hadas. Se dirige hacia el norte hasta Hermanstad.

Tras el emotivo funeral de mi madre, había podido dormir una noche entera sin despertarme sobresaltada. Al fin mi alma había alcanzado un poco de paz, aunque mi corazón todavía se dolía de la pérdida.
Si al menos supiera algo de mi padre...
A pesar de la delicada situación personal a la que me enfrentaba yo seguía siendo una Basarab y tendría que demostrar el mismo arrojo y tesón que había tenido mi madre.
Pronto comenzaron los fríos y las lluvias, que precedían a las nevadas. Los campesinos auguraban un invierno terrible, y eran hombres expertos en adivinar el tiempo, acostumbrados a tener que prever lo que les esperaba a sus cosechas. Definitivamente debería esperar hasta primavera para moverme. Acudiría a mi familia, o al mismo Voivoda si hacía falta para averiguar el destino de mi padre y lo que me deparaba el futuro.
En cuanto al hermano Daniel, el mal tiempo lo había sorprendido con los últimos preparativos de su partida.
Este hombre ha cruzado tierras peligrosas para venir hasta aquí arriesgando su vida, no sería cristiano dejarlo ir en pleno invierno, le propondré quedarse hasta la primavera y poder así cumplir parte de su cometido al venir hasta aquí.

Me acerco al Hermano Daniel para proponerle la situación.

-Hermano Daniel, como puede ver el mal tiempo comienza a asolar el país, y según los augurios parece que será un invierno terrible. No me gustaría que lo sorprendiera en viaje y tener que cargar en mi conciencia con otra muerte. Si lo desea puede quedarse en el castillo hasta la llegada del buen tiempo. Me hará compañía y me servirá de confesor, además puede usted instruirme y cumplir el cometido por el que vino. Como único pago tan solo puedo ofrecerle el cuarto y la comida, ya que no disponemos de dinero. ¿Que me dice?

 -No puedo negarme a esa petición, realizaré encantado esa labor.

-Bien Hermano Daniel, entonces disponga unos horarios para las lecciones y si necesita algo no dude en pedirlo. Será una buena forma de pasar este invierno para ambos y así su viaje no resultará haber sido en valde.

 -Me conformaré con verla tres días por semana, cada día dos horas, si usted no tiene inconveniente alguno-realizo una pequeña pausa- También si quisiera podría habilitar un espacio para orar.

-Como usted desee. En cuanto a lo del espacio para orar... quizá pueda utilizar uno de los cuartos del patio. Estará sucio y lleno de aperos de labranza inservibles así que habrá que limpiarlo. Puede bajar y echar un vistazo a ver si le sirve y utilizar a alguno de mis criados para que le ayuden. Sería maravilloso si la gente pudiera disfrutar de un servicio religioso a la semana, eso les animaría. Le dejo a cargo de todo, ya que nadie mejor que usted sabe lo que necesitará, puede disponer de todo lo que encuentre y si algo más le hace falta pregunteme.

 -Me encantaría ofrecer ese servicio religioso como lo llama usted, todo sea por ayudar y pagar mi cuarto y la comida-Sonrío y me despido de Sveta Basarab, mientras me dirijo al patio para ver los cuartos del patio

Cuando bajas al patio descubres un cuarto de un tamaño apropiado, pero como te dijo Sveta está lleno de aperos de labranza rotos y toda clase de cosas inservibles que se han ido acumulando ahí.
Está claro que tu primera tarea debe ser despejar el cuarto e intentar limpiarlo lo más posible con la ayuda de algún mozo del castillo. Una vez lista la estancia deberías procurar un pequeño atrio para llevar a cabo desde allí tus sermones y también algún banco para que la gente pueda sentarse.
Puedes conseguir alguna tela para decorar un pequeño altar preguntando al servicio del castillo y mirar por la cocina para conseguir unas copas para la liturgia.
Calculas que te llevará bastante tiempo llevar a cabo todo eso, pero ahora mismo el tiempo es precisamente lo que te sobra.

Miro a mi alrededor en busca de algún sirviente del castillo, parecía que allí no había nadie, así que vuelvo al castillo en busca de toparme con alguien.

Sale a tu encuentro el que ha sido tu escolta hasta entonces.

-Hermano Daniel ¿Buscas algo? La señorita Sveta me ha dicho que te ayude mientras estén en el castillo.

-huy, ahora nada- digo sonriendo- necesitaba una ayuda para limpiar un cuarto, me vendrá muy bien, acompáñeme.

Intento guiarme a mi mismo de vuelta al patio.

AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y DOS

TERMINÓ EL OTOÑO Y HA TRANSCURRIDO EL FRIO INVIERNO.

PRIMAVERA

- La noble Sveta Basarab se prepara para acudir a Bucarest para informar al Voivoda de todos los sucesos acaecidos en la región en los dos últimos años. Le pregunta al Hermano Daniel si quiere acompañarla.

-Siento negarme a la propuesta, pero temo que mi estancia aquí ha terminado, en unos días habré preparado mi salida, y partiré hasta Braila, gracais por vuestra hospitalidad-Expliqué