Partida Rol por web

- "Así se hará, mi señor." -

- "¡Hombres, recoged toda la comida, armas y pertrechos! ¡Nos marchamos de este fuerte! ¡Ingenieros, preparad las armas de asedio para su transporte! ¡Szlachta, vosotros dos aprestad la fuerza de vuestros poderosos músculos a los ingenieros, hay que bajar esas máquinas al patio del fuerte usando el cabrestante y las poleas! Van a necesitar de vuestra fuerza.

¡Criados, preparad el carruaje del señor Durius y los caballos! ¡Quiero que todo el material y la impedimenta estén recogidos antes de que la noche termine!

¡Vamos, vamos, vamos! ¡El que se duerma o flaquee será pasto de los sabuesos de tres cabezas de nuestro señor!" -

Prato se apresta a dar sus órdenes a la soldadesca y la actividad en el fuerte se vuelve frenética. Pertrechos, maquinaria, caballos, todo es movilizado. Por mi parte, tomo a mis criaturas antes de que inicien su marcha y las llevo al interior del edificio, donde las acaricio y las alimento.

- Así, hermosos míos, bebed. Hemos perdido a algunos de vuestros hermanos y ha llegado la hora de devolver el golpe, de vengar sus muertes. Las sangre de los Krevcheski os alimentará en la jornada de hoy. Sí, amados míos, lo juro - digo con una voz que casi parece en trance.

A continuación, tomo a mis criados y bebo de ellos para reponerme. Si algo me ha quedado claro es que nada debe quedar al azar, y que no puedo permitirme el lujo de debilitar mi cuerpo. Y ahora es la hora de la batalla, de la venganza, de la muerte.

- Adelante, leales al Voivoda - grito al salir al exterior y montar en mi caballo -. Hoy la villa de Pitesti se bañará en el dulce rojo de la sangre y la cabeza de los traidores adornarán la plaza mientras sus cuerpos son devorados por los perros. ¡Adelanteeee!

Los dos lacayos de Vlava agarran a uno de los criados de Durius y lo inmovilizan.

Vlava saca de entre sus ropajes una daga de sacrificios de aspecto retorcido y degüella al criado, vertiendo su sangre sobre un tocón de árbol empleado a modo de improvisado altar.

Después extrae el corazón de la víctima y lo arroja a una hoguera cercana como ofrenda.

- "¡Oh, Rosch! ¡Yo, Vlava, de la Sangre de los Szantovich, te invoco! ¡Ven a mí por el poder de este sacrificio de sangre y vida! ¡Cébate en los enemigos de mi señor, cortando su retirada así como los tenues hilos de sus vidas!" -

Los monstruosos Szlachta beben ansiosamente la sangre de su amo al igual que los Cancerberos.

- "Amo, te seguiremos a la batalla." -

- "¡¡GROARRRRRRR!!" -

La ya acostumbrada neblina negra inundó el bosquecillo en el que Vlava se encontraba. Rosch surgió como siempre, primero sus rojizos ojillos, después su cadavérico cuerpo de demonio.

La sed de sangre humana amenazaba ccon nublar por completo su juicio, tal era la ofrenda que Vlava le otorgaba. casi enloquecido, Rosch surgió de las tinieblas para complacer a su señora.

Carnes quemadas,

vidas sesgadas.

Rosch está aquí

para servir a Vlava.

El diablo se acercó hasta el altar improvisado y mojó sus garras en la sangre vertida, para después pasa los apergainados dedos por su faz, untándose con la casi coagulada vitae.

Rosch esbozó una téticra sonrisa, y tan sólo añadió una frase antes de desaparecer en la noche:

La caza Rosch emprende...

- Los caballos disponibles de los carromatos y carruajes tiran de las máquinas de asedio, que deben ser empujadas con esfuerzo por los pocos hombres disponibles, ingenieros y arqueros.

- Los Cancerberos y Szlachta se adelantan a modo de exploradores. Es una noche oscura, no parece probable que haya muchas patrullas de Dogadar.

- Prato y Durius avanzan despacio tras las máquinas de asedio, seguidos por Vlava que sostiene un retorcido puñal empapado de sangre mientras murmura arcanas palabras, totalmente concentrada.

- Costará al menos la mitad de la noche llegar a una posición de tiro adecuada para las máquinas. El plan es sin duda arriesgado.

- Atrás en el fuerte quedan los criados, al cargo de los carros, carruajes y la mayor parte de los víveres que no podían ser transportados al estar los caballos encargados de otra función.

SVETA BASARAB Y HERMANO DANIEL:

- Tras casi cuatro semanas de apresurado viaje llegáis a la Tirsa de Arges.

- En la carretera habéis dejado atrás un fuerte que hasta hace poco debió estar habitado por bandidos.

- Varios de los soldados y criados de los Basarab han desertado, en estos momentos Sveta Basarab ya no sabe quién le es leal y quien no.

- El Hermano Daniel comparte su inquietud, pues esta es una noche llena de malos augurios. No muy lejos se escuchan los pasos de hombres armados... ¿Haciendo dónde se dirigen?

- Esta es la noche decisiva del ataque. Las armas de asedio se han estado moviendo durante horas hacia el campamento asediante de Dogadar Krevcheski en el pueblo de Pitesti. Las balistas disparan a ciegas en mitad de la noche, lo mismo que las tres catapultas.

- Rosch obedece a la voluntad de Vlava Szantovich, complacido por el sacrificio y se materializa en mitad del campamento enemigo.

- Durius de Slobozia dirige el fuego de las armas de asedio y a los asustadizos arqueros.

- Prato se adelanta en cuanto las armas de asedio cesan sus disparos, seguido de los dos Szlachta y de los dos Cancerberos. Su objetivo es trabarse en duelo con Dogadar Krevcheski.

DARIU, GORAX, BIGUN:

- Finalmente parece que habéis llegado, aunque es una noche oscura.

- Ante vosotros se escucha lo que muy bien podrían ser máquinas de asedio disparando. ¿Qué diablos está pasando?

- Deberíamos ver qué está pasando. Si están luchando tampoco podemos quedarnos por aquí escondidos, si nos encuentran será peor. Si tenemos suerte, Durius estará en este lado del asedio.

- En mitad de la noche restalla el sonido de seis armas de asedio al ser disparadas, tres balistas y tres catapultas.

- Se ve fuego en el pueblo de Pitesti, y escandalera de gente gritando y corriendo, aunque las bajas de la andanada no parecen haber sido muy cuantiosas.

- Los defensores se aprestan a las armas, y entonces se escuchan alaridos de muerte entre ellos. Los testigos alcanzan a ver una sombra con garras corriendo entre hombres de armas con librea Krevcheski.

- Entonces llega al campamento atacado la carga de dos sabuesos demoníacos, seguido de un hombre vociferante en armadura completa, al que flanquean dos encapuchados.

ROSCH EL DEVORADOR:

- Te materializas entre las sombras del campamento enemigo y rápidamente acabas con las vidas de cinco hombres de armas.

- Sin embargo, el resto te tiene localizado y están alerta para rodearte y atacarte.

- En ese momento te sientes extremadamente débil. Tu nuevo receptáculo te llama: la daga de sacrificios de Vlava Szantovich. Enseguida tendrás que retirarte a dicho objeto a descansar.

- "Que los hombres se reúnan en posición defensiva. Hermando Daniel, intentad averiguar que está pasando ahí delante." -

- "¡¡Dogadar!! ¡Maldito seas, sal de tu escondrijo! ¡Yo, Prato Szantovich te reto a duelo! ¡Por el honor de los Szantovich!" -

Acato las órdenes de, ahora, mi señora, y me apresuro cabalgando para llegar antes que todos. En aquella noche esa mujer había firmado mi sentencia de muerte, no soy un guerrero, ni siquiera iba armado. Si me atacan tendré que estar preparado para huir. 

Desde mi posición veo que el pueblo está siendo asediado, formas demoniacas y humanoides con garras luchan, no se para que bando. Vuelvo raudo al lado de la princesa.