Partida Rol por web

Dariu el Mensajero llega a Pitesti desde el noroeste.

No llevas mucho caminando por la Tirsa de Arges cuando al hablar con un campesino del lugar te haces una idea de la situación del territorio en el que te encuentras. Al parecer el antiguo Boyardo falleció hace algún tiempo sin dejar herederos y varios primos reclaman el poder para sí mismos aludiendo sus propias razones para hacerse merecedor de ese honor. Han sumido al territorio en una cruenta guerra civil entre varios bandos perjudicando seriamente su economía y estabilidad. Incluso hay rumores que un ejército del Voivoda ha llegado a restablecer el orden.

     -- Busco un lugar para pasar la noche

Veo alejarse al monje y a su guardaespaldas. Por un segundo pienso en lo tentador que hubiera sido haberle dado acceso al fuerte. ¿Cómo hubiera reaccionado? Una sonrisa divertida y torcida se dibuja en mi cara.

Bajo con rapidez de la empalizada y me dirijo a Prato.

- Bien, Prato. Creo que nuestro primer paso ya está dado. El primero de los enemigos del Voivoda ha caído y nos hemos hecho con este fuerte, lo cual no está nada mal. Ahora, las tropas deberían descansar. Ha sido una jornada larga y húmeda. Mira sus rostros. Están agotados. Proseguiremos mañana. Eso dará tiempo a que recuperen fuerzas y a alimentarse como corresponde. Que abran el almacén del fuerte y aprovechen cuanto haya en él para cenar y que el resto lo sumen a nuestros suministros. Igualmente con las armas que puedan encontrar. Sin embargo, necesitamos deshacernos de los cuerpos de los muertos. Que excaven una fosa y entierren en ella los cuerpos. No es necesario que estén enteros. Cuanto menos sitio ocupen mejor y menos trabajo habrá que hacer para excavar. Y que algunos hombres, los más frescos, se dirijan hacia Ploiesti. No demasiados, dos a lo sumo tres. Armados, pero discretos. Que se cubran con capas. Que observen la ruta y los posibles obstáculos del mismo. Asimismo que calculen el tiempo que calculan que tardaremos en desplazarnos.

-- Una vez que pase la noche continuo mi camino hacia Bucarest

Es de noche, en el fuerte al Este de Pitesti.

- Cuatro de los hombres del viejo Vixar Krevchesky son ejecutados. El resto de los que no huyeron tras la rápida toma del fuerte juran lealtad al Caballero Durius de Slobozia.

- "¡Mi señor! ¡Un viajero! ¿Lo detenemos?" -

     -- Acercandome digo:

     -- Buenas señores me podian indicar un lugar donde comer algo antes de proseguir mi viaje.

El Hermano Daniel, acompañado por su inseparable guardaespaldas abandonan la Tirsa de Arges para llegar a su destino final: el castillo feudal de la Tirsa de Valcea.

Tras la jura de lealtad de los hombres de Vixar Krevschesky siento una verdadera oleada de placer recorriendo mi sangre. Mi mentor estaría orgulloso de mí, pienso por un instante, pero me recordaría la oportunidad de no vanagloriarme en exceso por ello. No olvido que el factor sorpresa que ha jugado a nuestro favor en esta primera y precipitada batalla se ha perdido una vez que los fugados informen de nuestra actuación. No, nada volverá a ser tan fácil. Por un instante pienso en la oportunidad de lanzar a mis bestias contra ellos. En la noche gozarían de ventaja y no dudo que podrían seguir su rastro, pero hemos perdido un tiempo precioso. Y recuperar lo perdido sería arriesgranos a debilitar nuestra actual ventaja.

En ese momento mis reflexiones se ven interrumpidas por los gritos de uno de los soldados.

- Que se identifique - ordeno.

     -- Saludos, soy Dariu y estoy de viaje hacia Bucarest para llevar una misiva de mi señor, el burgomaestre Dumastru, solo queria saber de un lugar donde comer para continuar mi camino lo antes posible.

Asomando a la empalizada, veo al mensajero que se halla al otro lado. Hago un gesto para que la puerta de la misma continúe cerrada.

- Ignoro dónde podríais encontrar una posada en estas cercanías. Pero ordenaré que os preparen algo de comida que podáis llevar con vos - digo al tiempo que doy instrucciones para ello -. De modo que a Bucarest, mensajero, y decís que con una misiva de vuestro señor Dumastru dirigida ¿a...?

     -- Debo entregarsela al señor de Bucarest, eso es todo lo que se, agradezco su comida, pues ya llevo un largo tiempo en los caminos, con mos o menos suerte en cuanto a los anfitriones. 

- Vaya, al mismísimo Voivoda - comento risueño -. Entonces, no os entretendré más. Tan solo un consejo que acompañará a las provisiones. Mostraos prudente con el Voivoda y no hagáis nada que pudiera ofenderle. Y aún menos reír. Ahora, id en paz y que tengáis suerte en vuestro viaje. No será fácil. Y si no es problema para vos, decidle que os encontrasteis con el caballero Durius de Slobozia quien se esfuerza en dar cumplida satisfacción a sus instrucciones. Decidle que uno de los cuervos ya ha caído. Él entenderá. Que tengáis buen viaje, mensajero.

     -- Le agradezco el consejo y las provisiones y cuente con que le transmitere su mensaje, no faltaba mas.

- Dariu el Mensajero se despide del Caballero Durius y de sus acompañantes, toma las provisiones y abandona el fuerte, siguiendo su camino en dirección a Bucarest.

- "Ya casi es de día, mi noble señor Durius. ¿No sería prudente que os resguardarais en lo más profundo del fuerte?" -

- "Haré que los hombres organicen turnos de guardia, de manera que dos terceras partes descansen durante el día.

Me gustaría enviar exploradores al pueblo. Tal vez podríamos enviar a uno de tus Szlachta acompañado de un Cancerbero, Durius." -