Partida Rol por web

Los Dhaeva de Transilvania.

TERRITORIO 23: Bucarest/ Ciudad de la Alegría.

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28/09/2008, 23:30
Durius de Tremere.
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Tirada: 3d10
Motivo: Percepción + Consciencia
Resultados: 3, 6, 10

Notas de juego

Voy a tirar Consciencia, a ver si noto algo raro en el ambiente. Llamadme paranoico, pero la cosa huele a chamusquina

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29/09/2008, 07:56
Director I

Por extraño que parezca, no notas nada raro en el ambiente. Tus sentidos no perciben nada raro a tu alrededor. Te puede parecer extraño haber dormido tanto, sin embargo, al final te autoconvences que estabas cansado y necesitabamos dormir.

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29/09/2008, 12:37
Director II

Lisander se despierta y ve a Durius removerse intranquilo en su cama, así que se acerca a él y trata de despertarle.
Durius abre los ojos y se da cuenta que todo había sido un mal sueño, producto del nerviosismo de encontrarse en la capital y del inminente encuentro con el Voivoda, habian pasado muchas cosas en los últimos días. Ve con alivio como la luz del sol ilumina la habitación por el estrecho ventanuco de esta y que no es de noche sino por la mañana temprano.

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29/09/2008, 15:46
Lisander el Cantor.

- Señor Durius, ¿está usted bien? Parece que estaba teniendo una pesadilla. Se revolvía y agitaba, murmurando en sueños - le digo con cara de preocupación al ver su rostro pálido -. He preferido despertarle. Además, ya ha amanecido y tenemos cosas por hacer. Un buen desayuno hará maravillas y espantará lo que le preocupaba en sueños. ¡Vaya que sí! Ahora mismo bajaré donde el posadero y le pediré algo de agua caliente para que se asee y decirle que nos vaya preparando una buena pitanza para empezar el día con buen pie. Y espero que hoy no tengamos visitas sorpresa.

Bajo con rapidez, hago la comanda y espero hasta tener un cubo de agua caliente que subo a la alcoba. Espero a que el señor Durius se lave y después lo hago yo, poniéndome una camisa limpia. Estamos en la capital y hay que ofrecer una buena imagen. Y a la noche tocará hacer colada.

- ¿Y con que soñaba para estar usted tan agitado, señor Durius? - pregunto mientras le pego un bocado a la rebanada de pan untada en manteca que nos han servido para desayunar.

 

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30/09/2008, 02:34
Durius de Tremere.

Durius se siente aún sudoroso, incluso tras lavarse lo mejor posible. No parece que haya conseguido descansar bien, sin duda por sus pesadillas.

- Bueno... era... era un sueño muy estúpido en realidad - contesta algo azorado - He soñado que me despertaba y ya estaba anocheciendo, y me entraba un ataque de pánico al ver que habíamos dormido todo el día.

Alza la vista hacia Lisander y le dirige un gesto de disculpa.

- Creo que estoy más nervioso de lo que me gustaría admitir - reconoce - Hay muchas cosas en juego, y no estoy seguro de estar preparado.

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30/09/2008, 08:59
Lisander el Cantor.

El sueño relatado por el señor Durius me produce un escalofrío. Me sorprende la reacción de mi cuerpo ante una pesadilla tan poco importante.

- Yo sí lo estoy, señor Durius. Nadie está más preparado que usted. De modo que relájese y procure disfrutar de cuanto bueno tiene para ofrececerle Bucarest. ¿Qué le parece que hagamos en primer lugar? - pregunto tras haber acabado con mi desayuno.

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30/09/2008, 09:21
SITUACION

Mientras desayunais veis como la posada está practicamente vacía, la mayoría de los huespedes han salido ya ha realizar sus tareas: algunos mercaderes se han acercado hasta el mercado para colocar los productos que han traido y poder volver a sus casas, otros han ido a trabajar al campo y algún borracho rezagado se ha levantado para irse a su casa.
El posadero está durmiendo y os atienda la moza de la taberna, que tiene cara de sueño. Os advierte que si vais a ir por las calles tengais cuidado con el "agua va", puesto que por las mañanas la gente vacía los orinales directamente en las calles. Por este motivo las calles, sin pavimentar, son un asqueroso lodazal maloliente en el que se mezclan los orines con la basura, este es el motivo por el cual los nobles se desplazan en carruaje dentro de la ciudad.
Las calles son estrechas y algo sofocantes, y casi todas parecen desembocar en la plaza del mercado, que está abarrotado. La mayoría de los puestos son tenderetes al aire libre, aunque hay unos cuantos que parecen más permanentes.
Hay ruido y bullicio por doquier, sólo el camino que conduce al puente levadizo del castillo en medio del islote del río se ve despejado y en calma.
Mientras decidis a donde dirigiros se os acerca un chico pidiendo limosna.

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30/09/2008, 09:30
Niño pedigüeño.

Mientras camino por las calles veo a dos caminantes. Sin lugar a duda no son de Bucarest, no los había visto antes. Y uno de ellos parece un hombre adinerado, probaré suerte con ellos.
-Por favor señor dadme algo para comer... mi estomago no ha probado bocado desde hace dos días. digo mientras extiendo mi mano hacia el extranjero que parece tener mejor posición.

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30/09/2008, 13:07
Lisander el Cantor.

La suciedad de las calles, el griterío, los empujones... Sin duda es una ciudad viva y también poco agradable. Riqueza y pobreza se mezclan por igual, haciéndolas destacar a ambas. ¡Qué diferente a Slobozia! Allí, a pesar de la pobreza general, no se ve la miseria que aquí puede despuntar. En mitad de mis reflexiones, una voz nos asalta.

-Por favor señor dadme algo para comer... mi estomago no ha probado bocado desde hace dos días.

Al mirar hacia abajo, veo un niño lleno de suciedad que alza su mano negra de porquería en dirección al señor Durius. Por un segundo, la imagen de mi propio hijo me asalta. Me acuclillo hasta ponerme a su altura.

- Así que tienes hambre, pequeño - le digo y sacando del zurrón un trozo de pan con manteca que he guardado del desayuno, se lo ofrezco -. Y dime, ¿dónde están tus padres?

 

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30/09/2008, 13:21
Niño pedigüeño.

-Hace muchos días que no los veo. Un día mi padre salió a trabajar al campo y no regresó, así que mi madre cuando pasaron unos días fue a buscarle. Me llevó a la iglesia y me dijo que la esperara allí, que volvería pronto. Esperé durante todo el día y cuando llegó la noche me escondí a dormir entre los bancos temiendo que los monjes me echaran y no quería dormir en la calle, me da miedo la oscuridad y la noche está llena de mounstruos. Pero durante toda la noche no pude dormir, no paré de escuchar ruidos y de ver sombras que se movían, así que en cuanto amaneció salí corriendo de allí. Solo vuelvo de día para ver si mi madre regresa. Debe estar a punto de volver ¿sabe? mientras tanto vivo de lo poco que la gente me dá, pero no hay mucha gente buena en Bucarest. Digo sin dejar de mantener la mano extendida hacia el otro señor.

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30/09/2008, 16:15
Lisander el Cantor.

Lanzo una mirada en dirección al señor Durius al tiempo que dejo escapar un pequeño suspiro. Lo más probable es que sus padres lo hayan abandonado.

- Ya veo. Así que estás esperando a tus padres y, mientras llegan, tú vives en la calle. No es buena cosa esa. La calle no es sitio para un niño. Ahora baja esa mano. No tenemos dinero que darte, pero si quieres comer, acompáñanos y al mediodía podrás almorzar con nosotros. Y dime, ¿hace cuánto que esperas a tu madre? ¿Y en qué iglesia te dijo que la esperaras?

 

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30/09/2008, 17:41
Durius de Tremere.

A Durius le rompe el corazón no poder darle nada al niño, pero ni siquiera está seguro de tener lo suficiente para pagar las ropas que Lisander y él necesitan.

- Lo siento mucho, pero no puedo darte nada - se disculpa - Pero Lisander tiene razón, si nos acompañas podemos darte algo de comer. Incluso es posible que escuches una preciosa historia, ¿sabes? Lisander es un gran bardo que seguramente sepa muchos cuentos estupendos.

No es mucho para consolar a un más que probable huérfano, pero a Durius se le dan fatal los niños. Y si éste sigue mirándole con esos ojitos desconsolados va a serle difícil no darle alguna de las escasas monedas que atesora para su misión.

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01/10/2008, 20:56
Niño pedigüeño.

Sonrío ante la propuesta de los dos hombres, parecen de fiar, aunque nunca hay que confiarse mucho con los mayores.
-No recuerdo cuanto tiempo hace que se marchó mi madre, pero la espero en la única iglesia de la ciudad. Señalo hacia un lado de la calle, entre los tejados, unas calles más alla se puede distinguir la torre de la iglesia. Después pienso en la oferta que me hacen.
-Está bien, os acompañaré. Por una historia y una comida. Conozco muy bien la ciudad y podré guiaros por los caminos más directos a donde querais llegar, pero después de comer tendré que marcharme. Tengo que ver a unos amigos.
Me parece que es lo menos que puedo hacer por una comida, no todos los días puedo llevarme algo a la boca.
-Entonces ¿donde quereis ir?
Miro fijamente a los extranjeros esperando que se decidad por algún lugar de la ciudad.

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01/10/2008, 21:32
Lisander el Cantor.

Sonrío ante la locuacidad del niño. Parece un viejo tal y como habla.

- Bien, está muy bien lo que dices. Nos harás de guía y a cambio comerás un buen plato caliente y mientras llenamos el buche yo te contaré una historia. Ya me dirás de qué la quieres. De princesas, de guerreros, de terror... tu elegirás - le digo. Después, miro interrogante al señor Durius -. ¿Qué visitamos primero?

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02/10/2008, 14:35
Durius de Tremere.

- Creo que lo primero será conseguirnos ropas adecuadas - responde Durius tras breve vacilación - Luego podremos acercarnos al castillo a informarnos acerca de cómo solicitar audiencia, pero intuyo que cuanto mejor sea nuestro aspecto más probable es que nos hagan algo de caso.

Se agacha ligeramente hacia el niño.

- Queremos ir al mercado, a alguna parte de él donde se vendan telas - explica con voz suave.

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02/10/2008, 16:13
Niño pedigüeño.

-Como usted quiera señor, seguidme, no está muy lejos, además a estas horas casi todo el mundo está allí.
En unos minutos llevo a los extranjeros al mercado, a través de una serie de sucias calles, la mayoría de ellas vacías o con muy poca gente, podría llegar a parecer que allí no vive nadie. El paisaje cambia totalmente en cuanto nos adentramos en el mercado, al principio sin casi darse cuenta uno se va topando con uno o dos puestos, en alguna esquina escondida, pero a medida que avanzas te encuentras rodeado de gente vendiendo o comprando gallinas, verduras, frutas y toda clase de frutas.
-No se separen de mí, podrían perderse. Y tengan cuidado con sus bolsas, aunque no hay muchos ladrones, la gente necesita comer y una bolsa es una gran tentación. Miro de reojo a los muros de la ciudad, más cercanos en este lado del mercado donde adornan los cuerpos, enteros o por partes de los condenados por algún crimen. Todavía no me puedo olvidar de la banda de niños, algunos de mi edad, incluso más pequeños que fueron ajusticiados hace poco por el Voivoda. Después de esquivar a muchas personas llegamos al sitio que nos interesa.
-A partir de aquí digo señalando uno de los puestos casi todos son vendedores de telas o trajes ya hechos. Pueden mirar y elegir lo que quieran. les hago un gesto para que se agachen [B]en el tercer puesto yo no compraría, ese hombre es un estafador y sus trajes y telas no son nada buenos, siempre anda con pleitos con sus clientes.[/B]
Ahora me pongo detrás de los dos extranjeros, permaneceré sin molestarles hasta que acaben sus compras o quieran que les lleve a otro sitio.

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03/10/2008, 14:42
Durius de Tremere.

Durius agradece su ayuda al pequeño antes de ponerse a husmear entre las tiendas. Palpa una tela aquí y allá, pregunta precios y curiosea el corte de las ropas a la venta. Un par de obesas matronas le suponen un escollo casi insalvable en uno de los puestos del que no consigue más que un fugaz atisbo del color de sus telas, y un poco más allá casi se ve obligado a correr para escapar de un vendedor desesperado por colarle a alguien sus apolillados productos.

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03/10/2008, 15:34
Lisander el Cantor.

Miro sorprendido al señor Durius que parece sentirse a su anchas en el mercado. Le veo pulular de un sitio a otro, apreciando calidades y texturas o al menos eso intuyo porque yo soy incapaz de distinguir entre dos telas, preguntando precios, desenvolviéndose con fluidez e incluso sobreviviendo a dos gordas que le lanzan miradas furibundas. De repente veo el rostro del mercader que nos orientó la víspera en dirección a la posada y recuerdo su oferta de ofrecernos su mercancía a buen precio.

- Mire, señor Durius. Aquel es el hombre que ayer nos dio las indicaciones para llegar a la posada. Dijo que se dedicaba a las telas y que si le visitábamos nos haría un buen precio. No perdemos nada por acercarnos, ¿verdad?

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03/10/2008, 20:03
Janos el Guerrero.

 

El frío del invierno transilvano me helaría los huesos si no fuera porque éstos hace ya muchos años que llevan muertos.

El amanecer se acerca, debo dejar mi forma de lobo para ir a descansar a la tierra como todos los días.

 

Al despertar caigo en la cuenta de que ya he llegado a las cercanías de Bucarest, territorio del Voivoda, así que no debería quedarme mucho tiempo por aquí...

Aunque si sigo a este ritmo muy pronto empezaré a sentir la Sed de nuevo, pues llevo mucho tiempo alimentándome muy mal.

Salgo de mi refugio de tierra y me sacudo un poco los restos que han quedado depositados en mis ropas de piel.

 

De repente unos extraños aullidos me sobresaltan, pero parece que están aún lejos, pues no alcanzo a oírlos bien.

Me concentro para ver mejor en la oscuridad de la noche, pero no se ve nada a mi alrededor.

Empiezo a correr, transformarme en lobo me llevaría demasiado tiempo y no quiero estar cerca de esas cosas cuando lleguen.

 

Me dirijo al noroeste a una velocidad envidiable para cualquier humano, pero de repente algo me placa por la izquierda, con tal fuerza que voy a parar al suelo, junto a una rama que había caído de un árbol cercano.

¿Qué narices...?

La cabeza me da vueltas, hacía mucho tiempo que no sentía un golpe tan brutal como para derribarme...

 

De repente dos amenazadores gruñidos me hacen mirar a mi alrededor.

Una especie de enormes perros provistos de púas y partes de hueso saltan sobre mí.

 

El primero que llega me muerde en el muslo, clavando sus colmillos como puñales.

Me levanto rápidamente, y el segundo de los animales pasa muy cerca.

Mis garras empiezan a crecer, pero esta vez me está costando más de lo normal, mi sangre no fluye bien, lo cual no son buenas noticias...

 

El animal que tiene enganchado mi muslo aprieta aún más las mandíbulas mientras el otro busca un hueco para saltar a ataque.

Con un extraño movimiento del brazo ataco a la columna del que me tiene mordido, pero una placa de hueso desvía el golpe, haciéndole sólo un rasguño.

Las fauces del perro se cierran cada vez más.

 

Me encuentro fatal y no consigo utilizar mis poderes para curarme con eficiencia.

Con un grito ataco la frente del animal, pero mi golpe se desvía un poco y no consigo herirle en los ojos, si no en el hocico, pero a pesar de que mi garra ha entrado entera no parece que el animal flojee.

 

Unos pasos se acercan al lugar de la lucha, pero no puedo girarme para ver de quién se trata.

Agarro la mandíbula de mi agresor con ambas manos y empiezo a abrirla, pero se me escapa y vuelve a clavarse cuando el otro me salta al brazo.

Caigo al suelo de espaldas por el envite, donde ambos animales hacen acopio de fuerzas para tirar de mi en ambas direcciones.

 

Finalmente mi brazo y mi pierna se separan del tronco.

Se ve que no estaban cazando, pues dejan los pedazos a un lado y vuelven a saltar sobre mí, desmembrándome y despedazándome a mordiscos.

No creía que esto pudiera ocurrir.

Mi cabeza cae hacia un lado.

 

Abro los ojos débilmente para ver a dos tipos calvos, blancos como la leche y de ojos amarillos que sonríen cruelmente mostrando los colmillos.

¿Y éste es el chiquillo de la Fuerza de la Naturaleza?

Ambos ríen sádicamente mientras las bestias siguen arrancando pedazos de mi cuerpo.

 

Cierro los ojos y se hace la oscuridad...

...la oscuridad de la Muerte Definitiva.

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04/10/2008, 14:51
Durius de Tremere.

- ¿Eh? Ah, sí. Deberíamos al menos acercarnos a darle las gracias por su ayuda - responde Durius dejando de nuevo en un tenderete el cinturón que estaba examinando. Un cinturón con borlas. Borlas. Increíble.