Partida Rol por web

El loco parece conforme con el plan. Lo más probable es que explorar la torre ya fuese su plan... Sin embargo, la mención de la posible batalla le pone nervioso. Su nerviosismo se acentúa cuando ve a Sidur hablando con los mundanos.

-Más les vale que tengan cuidado -masculla en polaco.- Si los pálidos se alertan... si se alertan... -menea la cabeza.

Preocupado, se va a dormir. Intenta evitar el nerviosismo, las pesadillas y la paranoia. Ha de acabar con los pálidos... Y para eso, mañana ha de estar descansado.

Con las primeras luces del día y tras una noche inquieta pero mejor de lo que pensaba, me levanto y salgo al exterior. El sol ya ha despuntado pero hay mucho que hacer. Con paso resuelto avanzo por las calles hasta la plaza central y en la fuente de la misma, me lavo la cara para terminar de despejarme. Hay algo de movimiento y las primeras mujeres empiezan a circular entre los puestos que empiezan a exponer su mercancía con la esperanza de obtener los mejores productos.

Charlo con ellas mostrando mi mejor carácter. Risueño, halagador,... un encanto, vamos. Pronto me dan el nombre del hombre que suministra la madera al pueblo. Madera de buena calidad y seca, tal y como me había pedido la víspera el señor Sidor. Igualmente, me informan sobre el único destilador de la villa que elabora un aguardiente capaz de perforar el estómago del más fornido.

Y la suerte parece sonreirme cuando me proporcionan algunos nombres de hombres dispuestos a la lucha. En una conversación teñida por el temor y que se desarrolla en susurros, por miedo a ser escuchadas, algunas mujeres dejan caer sus nombres y dónde puedo encontrarlos. Agradeciéndoles su ayuda, me encamino hacia mis quehaceres.

En la casa del leñador

- Buenos días, buen hombre. Estaría interesado en hacerme con una buena cantidad de leña. Leña de buena calidad y bien seca para que arda bien - pido.
- Desde luego. No la encontrará mejor en toda Calarasi. Y a buen precio. Dependiendo de la cantidad, no más de uno o dos florines.

En casa del destilador

Tras discutir acerca de las calidades y comprobar que, efectivamente, basta con mirar para que prenda, consigo que me de un precio. Una botella, un florín. Realmente, la vida está cara en este villorrio.

Finalmente apalabro dos botellas de aguardiente que pasaré a recoger más tarde y que nos costarán dos florines.

Convenciendo gente

Me siento bastante chafado. Tras mi fracaso en la compra de madera y a pesar de haber conseguido el aguardiente sé que no estoy en el mejor momento como para convencer a nadie de que nos siga a la lucha. Bastante fino he tenido que hilar para conseguir los nombres, pero envolverlos con mi verborrea de modo que olviden sus miedos y se imponga el deseo de venganza y la sed de justicia, lo veo francamente complicado. Pero por intentarlo que no quede. Así que con la mejor de las caras, a pesar de considerar esta una batalla perdida de antemano, me dispongo a visitar a las gentes.

Tal y como esperaba, nada he podido decir ni hacer para conseguir su ayuda. No soy más que un bardo y a sus ojos no soy más que un loco.

Bastante alicaído me dirijo al almacén, donde informo al caballero Sidor del desastroso resultado de mis incursiones.

El día no habíasido muy fructífero en cuanto a la información sobre la torre se refería, las gentes no parecían demasiado dispuestas a ahondar en capítulos oscuros de la historia de su pueblo, algo por otro lado bastante lógico.
Sin embargo la sensación de desaprovechar las horas diurnas traía consigo un desasosiego bastante premonitorio y aciago.
La responsabilidad caía una vez más sobre los hombros de los dos hombres que por su origen parecían tener más posibilidades de relacionarse con el pueblo llano.

La aparición de Lisander con la tez una tanto pálida y dos botellasn de aguardiente bajo el brazo trajo a mi mente las ensoñaciones sobre una pira ardiente utilizando el orpio licor y al cantor como combustible. Parecía más propenso a hacer uso de las dos botellas que ha traer algo de relativa utilidad. sus relatos no dejaron mi carácter indiferente, no sólo habíaempleado dos florines en el gasto del licor, si no que el propio leñador se había ofendido Dios sabe porque ante la verborrea del mujeriego y sería practicamente imposible el abastecimiento sin mi intervención directa, algo que derrocharía un tiempo precioso del que no disponíamos.
Mi humor se agriaba conforme pasaban las horas de luz, sin señales de Dimitri, con un plan que por menos decir dependía de una persona poco estable que no daba en aparecer y, que en el mejor de los casos se encontraría desvariando por el bosque y en el peor muerto....
Nada parecía atraer buenos augurios acerca de los futuros días.
Lo menos que se podía esperar era recibir alguna buena noticia, antes de que la tempestad se desatara en mi interior y el plan diese definitivamente al traste, arrojándonos a un enfrentamiento directo sin mayores posibilidades...

Puedo jurar que no he visto cara más sobría que la del germano cuando me escuchó y tuvo conocimiento de mi fracaso. Podría haber protestado, podría haberme defendido si al menos hubiera cruzado una palabra conmigo, pero su silencio era lo único que me regalaba. Eso y una mirada que hubiera puesto en fuga a una horda desenfrenada.

No tenía sentido volver a disculparse. Lo hecho, hecho está y lo que es a él no le había visto hacer nada salvo dar órdenes. "Aunque claro, para eso estaban los de su clase. Y nosotros para obedecer" pienso algo cabreado, más por mi propio fracaso que por su actitud. Pero pronto caigo en la cuenta que él será quien se enfrente a lo que sea que se halla en la torre y que contaba con nuestro éxito para facilitar su tarea y contar con una mínima ventaja.

- Señor, tal vez no esté todo perdido. Puedo coger la mula y acercarme al bosque. En el suelo hay madera y tenemos un hacha con la que cortar las ramas y troncos muertos. Haré lo que me digáis y prometo volver antes de la puesta de sol.

Más y más complicaciones y por si no fuese suficiente seguramente la leña, aún en el caso de ser conseguida por nuestra cuenta propia, nos sería confiscada por estar prohibido. Lo que requería un corto viaje de una hora hacia la foresta, un par de horas gastadas en la obtención y el correspondiente regreso. Todo eso pendiente de que el hombre del que dpendía la estrategia cumpliera con lo acordado.

- Está bien, pero os acompañaré a los dos. Durius se quedará a la espera de nuestro amigo para poner en marcha el plan en función de la información que nos traiga. Con un poco de suerte podremos reducir el tiempo al mínimo. Necesitamos la mula y usar las cuerdas que están en las jofainas para atar la madera. Supongo que bastará con un cuatro atillos de madera. Por el camino os pondré al corriente del plan para que podais ejecutar vuestra correspondiente parte con precisión, no podemos permitirnos fallos, no con ellos...- dejo la última palabra en el aire remarcano el supuesto precio del fracaso.

Ya en marcha hacia el bosque, procurando alejarnos de la zona del poblado para no llamar la atención de nadie comienzo a poner en precedentes a los dos jóvenes.

- Nuestra baza será el conociemiento del terreno y la sorpresa. En términos básicos, aprovecharemos los recursos de los que disponemos para poder hacer frente por separado a cada uno de "ellos". Una vez salgan de su torre tendremos el tiempo justo y necesario para acercarnos y depositar los fardos de leña en los accesos a la misma. Entonces, antes de su regreso que nos será anunciado por nuestro amigo, prenderemos fuego a las piras. Para eso cada uno de vosotros dos debe permanecer oculto y encenderlo con el aviso justo a tiempo. Será el momento de arriesgaros,pero no estareis desprotegidos, pues usaremos esas botellas de aguardiente. Descorchadas y taponadas con tela pueden servir para prenderles fuego y provocar un pequeño fuego. Si se os aproximan sólo deveis prenderlas y arrojárselas, ni tan siquiera deberá impactarles de lleno, pues en esta tierra es probable que el fuego se extienda rapidamente.
Desconozco hasta que punto son fuertes esos seres y cuales son sus debilidades, pero hasta ahora no he visto a ningua criatura con cuerpo humano que pueda acercarse al fuego y salir indemne. Entonces acorralados por la necesidad de entrar en su guarida, nuestro amigo se encargará de coger por sorpresa a uno de ellos, yo me enfrentaré a otro con mi habilidad. El tercero de ellos, espero pueda ser víctima de una de las botellas incendiarias o de las antorchas; pues tendreis al menos dos a vuestro lado para protegeros. con un poco de suerte los podremos en desbandada causándoles algún daño. Si por desgracia es necesario un enfrentamiento total, debeis retiraros lo más rapidamente posible hacia el puerto y buscar refugio en el agua, no se arriesgarán a perseguiros teniendo enfrente nuestra oposición.- les comento

- Entonces, ¿lo teneis todo claro? En cuanto escucheis la señal convenida, que determinaremos una vez todos juntos en el almacen, encedeis las piras y con el fuego de las mismas las antorchas. Protegeros en todo momento con el fuego, la distracción y el desconcierto entre ellos lo aprovecharemos para atacar furtivamente. Si se os acercan usad las botellas de aguardiente; las prendeis por la tela y las arrojais a su cuerpo para que se incedien. En caso de que eso no resulte efectivo os protegereis con las antorchas y cuando podais, huid hacia el muelle y el rio como alma que lleva el diablo.
Nada complicado, sólo necesitais un poco de temple y el resto es cosa nuestra. Con un poco de suerte dentro de dos días estaremos de camino hacia Slobozia, recordad que ya cuide de vosotros una vez en Buzau, no me falleis. Si huis, no sólo pondreis en peligro el plan y las vidas de los demás, si no que tened por seguro que os darán caza como a alimañas. Y ahora a trabajar...- digo cuando ya hemos alcanzado un lugar apartado.

Apartándome del lugar donde los muchachos intentan conciliar sus ideas para el momento del enfrentamiento, busco la paz necesaria para poder centrar mi mente en la tarea que me exige el uso del arte para algo tan mundano como cortar leña.Durante mis largos años de aprendizaje, de sufrimientos, de escasas recompensas y torturas, jamás, jamás me había rondado por la cabeza que en algún momento del futuro me viese requerido del uso del noble arte para algo tan...insustancial y profano. Pero en tiempos difíciles los sacrificios son necesarios. La búsqueda de la madera más seca posible me llevó hacia unos retorcidos y viejos árboles, probablemente castaños, que agonizaban y servirían como excelente combustible que ardería con intensidad sin el mínimo esfuerzo ni requerimiento.

Sin más dilación y obviando cavilaciones que restasen tiempo al ya escaso obre la canalización de la esencia más trascendete de este mundo, tejiendo y destejiendo la madeja de la urdimbre hasta que las ondas del propio aire se manifestaron en cuchicheos y volutas que llevan la energía en una constante ráfaga de sucesos.

Con cara extrañada miraba al frente mientras las venas de mi sien ya no sabía si se marcaban por el esfuerzo o la creciente ira. Desde luego la tensión del momento parecía pasar factura ante las expectativas de superviviencia esperadas.
Los árboles, burlones, pareecían conocer mejor mi destino que yo mismo, pero terco me negue a que la propia naturaleza me hiciese frente. el requerimiento hacia la amante fue repetido.

Esta vez sí, la naturaleza noi tenía más remedio que cejar ante mi empuje y determinación. Con una fuerza arrolladora la energía fluyo de mi interior y se canalizó hasta mezclarse con la vis radiante, para impactar con un golpe silencioso pero demoledor contra el corazón del viejo árbol.

El árbol yacía hendido de forma portentosa. Cona glo de sudor en la frente y un ligero jadeo de fatiga avise a los hombres.

- ¡¡¡Venid aquí y traed la mula!!! - grite a los hombres.

Prestos acudieron a la llamada para rematar el trabajo de picar el árbol turnándose en la labor. Al final de la jornada, entre la leña cortada y la recogida de suelo, la mula cargaba menos alegremente con los resultados del trabajo, restaban unas horas antes del atardecery ya estabamos de vuelta en el almacen con los fardos de leña ocultos bajo una manta en los costados de la mula.

- ¡¡¡¿Durius, alguna noticia!!!? - pregunte al joven.

Durius aparece algo pálido y ojeroso. Últimamente sus noches no están siendo demasiado tranquilas, y las migrañas se han vuelto una constante desagradable. Aún así intenta cumplir lo mejor que puede con sus órdenes.

- Aún no hay novedades - responde sacudiendo la cabeza - Nuestro sodal no ha regresado todavía, y tampoco se ha pasado por aquí ningún voluntario a acompañarnos en esta tarea

A este paso todo el plan se vendría abajo, necesitabamos esa información fuese como fuese, con cierto margen de tiempo para preparar todo el montaje. Sin esa información nos veríamos avocados a penetrar en la propia torre durante el día sin mayor protección ni conocimiento de la misma.

La arenga del señor Sidro habia dado confianza y fe a Dimitri, luchar con fuego contra el enemigo nocturno. El plan, asi presentado, parecia sencillo, facil y sin demasiado riesgo, prender las piras y las antorchas, defenderse y huir en caso de peligro. Pero las noticias no parecian ser demasiado buenas.

Por lo bajo le comento a Lisander bastante palido.

-Crees...crees...crees que al extraño...lo habran cogido...crees.

- Tranquilo Dimnitri, dudo mucho que hayan atrapado a un "conejo" como ese en su madriguera, me parece más bien que nuestro amigo ha encontrado más de lo que esperabamos, pero todo son conjeturas, habrá que esperar a su regreso - digo calmando los ánimos.

El duro ejercicio físico siempre reconforta. Durante las horas en que nos habíamos dedicado a cortar, recoger y transportar la leña había reflexionado en el plan del germano. Inusualmente, había guardado silencio durante un buen rato y meditado nuestra situación. Recordé que este plan era importante porque si no triunfábamos, la amenaza de Calarasi se extendería como el fuego sobre la hierba seca hasta alcanzar a Slobozia.

Miré mis manos, que mostraban un par de ampollas bien hermosas, pero no me lamentaba. Estaba contento de haber podido enmendar en parte mi fracaso en casa del leñador. No tenía culpa de que escaseara la leña seca en el pueblo y que el leñador deseara reservarla para los de su comunidad, aunque esta hubiera sido una decisión de última hora.

Pero parece que no hay dos sin tres, y tras llegar al almacén, la ausencia del orate desgreñado aumenta el malestar del señor Sidor. Siento su nerviosismo, a pesar de que intenta mantener su habitual frialdad. Mas las cosas no son como empiezan sino como acaban y estoy seguro de que, al final, triunfaremos. Los caminos fáciles llevan a la confianza, y la confianza al fracaso las más de las veces.

Es hora de aliviar penas así que tomo el laúd y empiezo a afinar sus cuerdas.

- Señor Sidor, os comenté en su momento que sería interesante hacer publicidad de vuestra persona más allá de las fronteras de Slobozia. Los demás necesitan saber de vos, y aunque aún no hemos tenido tiempo para que me contéis cosas de vuestro pasado, porque mirad que sois reacio a daros a conocer - digo con una sonrisa enorme y pícara -, he creado un pequeño soneto en torno a vuestra figura con lo poco que sé. No diréis que no soy apañado. Se titula "Soneto a Sidor el Grande".

Alma de fuego y corazón con honor
que en negra silva la cuna ha,
en la Germania no le hay igual
en fe y valor al paladín Sidor.

En campo de batalla se batió
venciendo con fuerte espada al mal,
aunque sangre hubo de sacrificar
el muy grande caballero Sidor.

Honor y coraje premiados fueron
y de Slobozia es ya grande señor
pues como él antaño no hubieron,

es menester proclamar con ardor,
ni de su pueblo el amor recibieron
porque no fueran el señor Sidor.

Y después me lanzo a una serie de cancioncillas subidas de tono, presididas por "La doncella y la anguila", para mejorar el ambiente y provocar alguna risa.