Partida Rol por web

La luz le lastimó los ojos. Lo había logrado, había acertado. Aquella chimenea la había rescatado de la fosa común. Se izó los últimos metros y se dejó caer sobre la roca, bocabajo. Permaneció inmóvil durante tres latidos de titán. Su piel aparecía manchada por la podredumbre de siglos, su cordura era apenas un pájaro asustado, aleteando dentro de su cuerpo, a punto de expirar.

Rubushka había avanzado durante duras e imprecisas jornadas sin detenerse, aterida por el contacto con la muerte, venciendo en cada paso a la tentación de volver la vista atrás. La imaginación había sido su peor compañera de viaje: incesante, recreaba el aliento de la criatura proyectándose sobre su nuca, presta a lanzar la dentellada fatal; la espina materializándose y disparándose en la oscuridad total y ensartándole el corazón… No mires atrás, no mires atrás: se había aferrado a aquella salmodia como a su única esperanza. Por alguno de sus cuentos almacenados en su memoria, conocía el resultado de infringir aquella condición impuesta por Ogmog. Canturreaba las palabras, reteniendo el impulso de echar a correr sin tino (y exponerse al riesgo de escurrirse por alguna de las infinitas cimas que cuarteaban el abismo), como un auriga que gobernase un carro tirado por dragones.

¿Habría previsto la propia Safne la horripilante matriz en que había de convertirse Kora Umazen? La noticia del juicio del Ogro Acorazado Ogmog, acusado de alta traición, había conmocionado al reino. Fue declarado culpable, y la sentencia fue ejemplar. Rubushka había formado parte del público que se agolpaba en una de las entradas de El Pozo Inmundo. La mole de carne entumecida, sometida a terribles torturas a fin de quebrantar su voluntad, se debatía entre grilletes y cadenas como un huracán, infundiendo el pavor entre todos los presentes. Veinte trolls tiraban de él y trataban de desangrarlo con sus picas, tarea en extremo complicada, ya que el cuerpo del ogro estaba revestido con placas de metal atornilladas al músculo y al hueso. El collar rechinaba bajo los tendones poderosos, y eso que había sido fundido en el fuego del Dragón Anhelas; uno de los custodios puso el extremo de la cadena trabada al collar en las manos de Safne, quien puso a la bestia de rodillas con un tirón formidable. El verdugo real se aplicó en su cometido: con sus tenazas, desprendió las placas de la carne. La sangre negra borboteó y bañó la roca. Lo más horripilante, con todo, fue la tarea de desincrustar el yelmo del cráneo. Los cuervos cataron los sesos de ogro aquel día. Finalmente, Ogmog quedó reducido a un despojo aullante. Fue arrastrado como una res y arrojado a la Fosa de los Condenados.

Pero Ogmog no había muerto. Rubushka lo había descubierto para su desgracia, mientras iba en busca de Betelgeuse, muchos días atrás. Ogmog no había muerto, pero se había transformado en una bestia indescriptible, transformado por la carroña de las hadas ajusticiadas. Ciega y estúpida, aún sentía el prurito por el juego de las adivinanzas, y eso le había salvado el pellejo a Rubushka. Ogmog la había atrapado en una trampa de jalea destilada de sus propias entrañas esparcidas, como si fuese un insecto. Mientras trataba de zafarse de aquel cepo pegajoso, incapaz de aventurar lo que estaba a punto de suceder, un peso abominable había discurrido por un canal de roca a sus espaldas. La bruja se había quedado paralizada de inmediato, presintiendo la amenaza. Había girado el cuello lentamente, pero apenas pudo vislumbrar el contorno un rostro abotargado e inmenso olisqueando en su dirección antes de que una zarpa la apresase y la hiciese desaparecer en la oscuridad. Fue transportada y lanzada como un juguete en un inmenso nicho. Sus ojos distinguían a duras penas las osamentas de sus congéneres, los cadáveres que se pudrían lentamente. Se encontraba en el caldero donde lo que quedaba del ogro preparaba su sopa. El pánico la impulsó a recorrer y tratar de escalar las paredes del nicho como una rata, pero la roca era empinada y resbaladiza, apenas encontraba asideros, y siempre acababa resbalando hasta el fondo, sumergiendo sus tobillos en el miasma centenario. Gritó pidiendo ayuda: ¡Betelgeuse, espanto, Betelgeuse, risible!, pero nadie podía oírla. Su obstinación debió de colmar su paciencia, quién sabe, o tal vez hacía eones que nada tan vivo llegaba a su morada y sintió curiosidad, lo cierto es que Ogmog consintió en asomarse al borde y Rubushka pudo al fin reconocerlo, con lo poco que le quedaba de sesera expuesto al aire.

-¡Ogmog, el grande, Ogmog, el bello Ogmog, ten piedad de mí, respeta mi miserable vida…! - temblando de pies a cabeza, Rubushka prosiguió implorando durante horas, hasta que el ogro consiguiera poner en juego los desestimados rudimentos del lenguaje:

-Cállate– su voz era cavernosa, eso como poco. –Cállate o… te aplasto.

Rubushka se calló al instante y se postró en el suelo como un gusano.

-Ogmog… Así me llamaban. Tú… ¿Quién eres tú?

-Rubushka, mi nombre es Rubushka, excelente Ogmog, Ogmog el magnífico.

-¿Rubushka? No te conozco. Te comeré ahora, aunque estés poco hecha.

Rubushka lanzó un alarido:

-¡No, no! Debéis conocerme: soy Rubushka, la celebrada cuentacuentos del reino, maestra de acertijos y enigmas, adalid de adivinanzas…

-¡Adivinanzas! Me gustan las adivinanzas –Ogmog rió como un niño retardado. –Yo sé muchíiiismas adivinanzas.

A la buena de Rubushka le brillaron los ojos. Podía tener alguna oportunidad si manejaba bien la situación:

-Oh, vaya, así que sabéis algunas adivinanzas… –repuso con un deje de sarcasmo. –Bueno, eso está muy bien. Está bien saber algunas adivinanzas. Pero yo soy toda una campeona. Jamás me venció nadie. Sería divertido oíros declamar alguna de las que sabéis, tal vez pudiese, digamos, instruiros sobre el modo de hacerlo mejor, para que no delatéis la solución, porque, sin duda, seguro que las que conocéis son adivinanzas bien sencillas.

-¿Ah, sí? –rugió el ogro. – ¡Apuesto a que sé adivinanzas más difíciles que tú!

La bruja hizo como que ocultaba una risilla desdeñosa entre sus manos.

-EEEH –rugió indignado el ogro y, en esta ocasión, uno de sus puños se precipitó desde lo alto y golpeó una roca cercana. – ¡Apuesto lo que sea!

-De acuerdo, de acuerdo, Ogmog cimero – se encogió Rubushka. – Celebremos un combate de adivinanzas, entonces. Seguro que sois un extraordinario adversario. Pero, ¿qué apostamos?

El ogro quedó perplejo por un prolongado instante.

-¡Es verdad! No tienes nada que ofrecerme. Voy a regar tus sesos y te dejaré macerando con el resto.

La atrapó por unos de sus tobillos en un santiamén, como quien coge una pizca de sal, y la dejó suspendida cabeza abajo, confiriéndole un movimiento pendular para estrellarla contra unas peñas.

-No, nooo. Sí, tengo algo que ofrecerte. Por supuesto. Claro que sí. ¿Cómo has pensado que nooo? –El ogro la arrimó hasta su cara para examinarla. Había un ojo cubierto de moho, la cuenca del otro era un nido de arañas azules. La nariz era verrugosa como una calabaza; la boca, un pliegue desdentado. Toda su extensión era una llaga en la que aún despuntaban tornillos por desclavar. Rubushka consiguió que el corazón no se le saliese por la boca, mascándolo acaso. – ¡¡¡Óyeme, óyeme. Mira qué esmirriada soy, todo hueso y pellejos, una bolsa de huesos soy. Apostaré mi servidumbre a perpetuidad, sólo tú serás mi dueño: te traeré presas, incontables presas. Jamás te faltará comida. A las hadas más bellas te traeré, a la progenie de Safne te traeré!!!

El ogro se la quedó mirando con una expresión boba.

-Safne… -Musitó. Para a continuación estallar: -¡¡Safne, Safne, perra inmunda, sucia, infecta…!! -Y continuaba maldiciendo, mientras Rubushka era zarandeada por los aires en el arrebato de su furia.

-Ajá, sí, eso es. Seré tu esclava, haré lo que me pidas. Si me vences en el certamen, yo te prometeré eso. En cambio, si venzo yo, me perdonarás la vida y me dejarás salir de este agujero.

-Hummm… ¡Hecho! Pero empezaré yo –sentenció Ogmog. Y tras breve reflexión: - ¡Ésta! Esta es difícil… Ejem.

“Pozo hondo,
Soga larga,
Y si no se dobla
No alcanza.”

¿Qué es?

Rubushka, colgando aún cabeza abajo, rió para sí. “Jejeje, cómo no, le viene que ni pintado, en vistas de cómo ha quedado.” Lo sabía, por supuesto, la solución era:
-…

Eh, ¿pero qué ocurría? Ningún sonido había salido de su boca. Lo achacó al nerviosismo.

-… -lo intentó de nuevo.

¡Por todas las galernas y ventiscas! Sentía… Sentía la lengua como un pesado lingote. ¡No podía articular palabra!

-……………

-¿Te rindes? –se ufanaba Ogmog. – ¿Eh, ya te rindes? Ni siquiera lo intentas…

¡Por los horrísonos contubernios de Laponia! ¡La maldición de Safne! ¡Había prometido algo imposible al ogro para salvar el pellejo: su fidelidad ya estaba empeñada para con Annya Titania Rhiannon! “¡Pero aún no, aún no, puedo ganar este certamen, Safne, vieja bruja pálida, concédeme la venia, yo cuidaré de tu hija, allá dónde estés, libera mi lenguaaaa!”, gritaba con desesperación en sus adentros. Y entonces, milagrosamente, la funda de hierro se desvaneció.

-¡¡¡¡oca asazo!!! –este alarido escapó de su garganta.

-¿Qué? Perdón, pero no es así. No es "la olla y el cazo". ¡Perdiste! –dijo el ogro.

-¡¡No, noooo!! –Rubushka apenas tenía tiempo para recuperar el aliento: - ¡“La boca y el brazo”, eso quise decir! ¡La solución es: “la boca y el brazo”!

-Huuummm… Vaya. Lo adivinaste –aceptó el ogro a regañadientes.

-¡Es mi turno! ¡Me toca!

-Sí, sí. ¡Está bien! -refunfuñó Ogmog.

Rubushka venció en el juego de las adivinanzas, concediendo hasta diez oportunidades al malhumorado ogro para responder. Sumido en un hosco silencio, la depositó fuera del nicho y pronunció una sola palabra:

-Huye.

No hacía falta que se lo dijera. Era imposible saber cuánto de hada –criaturas sujetas a las promesas que hacían- quedaba en Ogmog.

SUCESO:

- Se ha secado un pozo de agua en la Cámara del Trono de la Reina Bruja. Eso no puede ser un suceso natural, seguro que alguien o algo está drenando el pozo desde abajo...

SUCESO:

- Se ha secado un pozo de agua en la Cámara del Trono de la Reina Bruja. Eso no puede ser un suceso natural, seguro que alguien o algo está drenando el pozo desde abajo...

Rubushka casi estaba recuperada de su reciente aventura en Kora Umazen. Los toscos gnomos de las estribaciones del Rodna, cuyo alimento principal consistía en raíces y sabandijas, le habían notificado que Betelgeuse se encontraba en los salones del reino subterráneo, solicitando audiencia. Rubushka tenía planes para aquel degenerado, así que se encaminó hacia las cavernas Gyerekes, la entrada más próxima desde Parath Ordine.

Los espectrales sluaghs que hacían de sirvientes vagaban por los pasadizos y antecámaras que conducían a la sala del trono. Todo permanecía extrañamente silencioso, la reina parecía haberse sumido en letargo, avanzada la primavera, próximo el verano. El trono era un carámbano descomunal que la ocultaba. Betelgeuse se hallaba en la sala, dando volteretas y disparatando. Nada más verla, se dirigió saltando hacia ella como un sapo. En su rostro vertiginoso de muecas y contracturas se atropellaban el entusiasmo y la alarma. A duras penas pudo sacar algo claro de su discurso ininteligible: uno de los pozos situado bajo el salón se había secado y no había explicación para ello.

- ¡Por todos los cameleopardos de Arabia! –rugió la bruja. - ¡Sígueme, Betelgeuse, y porta algún arma! Es necesario investigar ese suceso. – Y ni corta ni perezosa se dirigió hacia el pozo en cuestión, dando grandes zancadas.

JOJO , parece que la reina no sera la manda mas esta vez
Con una rapida mire a mi alrededor cojo una piedra de las que salian de suelo para unirse con el techo y la arranque para tomarla como arma
La blandi como si fuera una espada mientras al tiempo que segia a la bruja

Ho! gran señora aqui tiene a su principe embrujado para servirle no por amor , si no por plata y el placer de matar a su servicio

Terminado de decir eso me puse a reir como loco al tiempo que acariciba a mi araña con una mano y con la otra sostenia la estalagnita
Buuuajaja , espero poder disfrutar de este horrendo viaje , jajajaja
Observe la boca del pozo , esa gran abertura hacia lugares mas profundo y obscuros , nunca habia intentado baja tanto , las bestias profundas no tienen mi refinado sentido del humor
La bruja tenia un aire de grandeza , Si sus aires son de grandeza , ella seria un huracan jajajajaja , sace la lengua para humedeser mis frios labios y saborear los restos de insectos que seguian en mi boca

Que os pasa mi señora??? , acaso temeis a la obscuridad ó es que el reflejo del agua de abajo la espante cuando se vea en el???

No veia la importancia de un pozo seco , en las laderas de estas montañas siempre podia encontrar manantiales formados por los hielos de la cuspide , al igual que seres conjelados que servian de postre cada vez que los encontraba en los bloques de hielo

NARRACIÓN:

-Chitón, mantén tu boca cerrada, bufón desquiciado -ordenó Rubushka entre susurros, un poco inquieta. - Hay un misterio en todo este asunto. Estos pozos bajo el salón del trono son especiales. Mezclada entre sus aguas gélidas se encuentran las lágrimas de una esfinge... pero es una historia larga de contar.

Los pasajes eran estrechos y resbaladizos. Rubushka se detuvo de pronto y volvió su semblante azulenco hacia Betelgeuse:

-Aquí es. Esta es la cisterna.

Era una cámara baja en la que se abría un amplio pozo irregular demarcado por bloques de hielo de menos de un metro de altura. Reinaba un pesado silencio, sólo perturbado por las gotas de agua que caían de las estalagmitas. Rubushka se acercó con sigilo hasta el borde a echar un vistazo. En efecto, el pozo se había vaciado casi por completo: en el fondo, a unos diez metros, el agua restante apenas debía llegar hasta las pantorillas.

-Hum, habrá que descender a investigar -sentenció Rubushka mientras se mecía el mentón derecho con la mano.

El horror se apodero de mi en ese instante al pensar en meterme a un lugar lleno de agua

- Hooo! no señora , yo decirle a usted que soportaria el fuego pero el agua , el agua humeda , el agua moja , el agua limpia

Sin pensarlo dos veces retrocedio hacia atras con sierto horror en su mirada mientras se cubria la cara como un vampiro que ve la luz del sol

Yo la espero malignidad usted puede tocar esa inmundicia pero yo no , si quiere que me meta tendra que pagarme un poco mas una sonrisa maligna se asoma en el rostro lleno de miedo , la mezcla de estas dos muecas desfigura su rostro bien , usted decide , me paga mas para meterme en ese lugar ó yo ""me lavo las manos de esto""

La ultima frace sale casi siseando de su boca como veneno
Antes de esperar una respuesta de la reina el bufon se tira a un lado y comienza a seguir entrenando su araña

Aver , quien es la mas horrible , encuentra un maldito insecto con un poco de inteligencia para entrenarlo tambien

La araña sale disparada inmediatamente en busca de algun bicho que pueda obedeser ordenes

NARRACIÓN:

A Rubushka se le demudó el semblante al ver a Betelgeuse alejarse del pozo ejecutando peligrosísimas cabriolas. Aquella criatura que se asemejaba a un trasgo abotargado o a un gorro sangriento en los huesos, se detuvo en cualquier rincón tratando de amaestrar a una araña azul cobalto. Tras el instante de sorpresa, un fino grito de cólera comenzó a emerger desde las vísceras hasta animar su lengua, pero supo reprimirlo a tiempo; convenía no hacer mucho ruido. En lugar de eso, se acercó con grandes zancadas a Betelgeuse blandiendo su daga y siseando:

- Óyeme, montón de pellejo de basilisco, puñado de escamas de tritón. Ignoro qué le ocurrió a la reina Titania, el porqué de estar atrapada en un témpano, sentada en su trono. Pero te aseguro que si no haces lo que te digo, le diré de qué pasta nauseabunda estás hecho y tan cierto como que la luna es redonda que te convierte en alguna alimaña de esas que comen bichos, ya que tanto te gustan – Rubushka hizo un esfuerzo tremendo para calmarse; Betelgeuse era un demente, así que era posible que no atendiese tan sólo a razones o a amenazas. Adoptó un tono zalamero: -Eeh, Betelgeuse, ricura. ¿Cuánto haces que no pruebas la carne, roja carne sangrienta, alimento tierno y jugoso, eh, eh? Si accedes a ayudarme, te prepararé la cena máaaaas suculenta que hayas probado jamás, eh, ¿qué te parece? Además, es poca el agua que queda, apenas te llegará al tobillo, te lo prometo. Dime, actor radiante, ¿me echarás una mano?

Durante las amenazas el bufon se mantuvo impasible con una sonrisa en la cara

Hó reinita de nada sirve decirme eso

Pero al escuchar la ultima oferta su cara se contorsiono en otra mueca , pensar era algo que no bien era su fuerte

Sangre... mi reina , pero por aqui no hay bestias grandes
Aparte esa agua... se ve mojada y humeda , segura de que no es profunda

Con cierto recelo mira el pozo , nunca se habia bañado exepto bajo la lluvia y esto era un problema para alguien como el
Se hacerco al borde del lugar , mas apenas toca el agua un espasmo recorrio su cuerpo
rapidamente huyo del lugar con su araña

Mi reina yo creo que os espero aqui , no se que tal si cuando salga necesita ayuda para secarse

Un intento de mueca aparecio en su cara mas el miedo era evidente en su rostro al momento de volver con su araña

Rubushka retuvo sus ganas de convertir al bufón en una madeja de nervios temblequeantes y descendió hasta el pozo. Las paredes no eran verticales, sino que descendían en una suave pendiente, como en una suerte de estanque natural, y pudo detenerse en un lugar no demasiado resbaladizo, antes de llegar al charco. Se puso en cuclillas y puso todos sus sentidos en descifrar aquel enigma.

Cuando vio que su ama se metia al pozo el bufon rapidamente se puso a bailar de nervios pensando en toda el agua que estaba en ese lugar

Mi ama es la reina , la reina loca

Una vez su reina desaparecio en el agua detuvo su baile y se dirijio a su araña y comenso a practicar con ella ordenes basicas , los primeros intentos no surguiron efecto , tras unos minutos mas y varias amenazas la araña comenzo a caminar en la direccion que el bufon marcaba.

Bien bien mi pequeña , te has ganado unos ricos insectos para la cena , ahora lo que sige
Ve a esa roca y picala la araña solo obedece el caminar hacia la roca mas no hace nada cerca de ella

Una vez mas el bufon se ve en necesidad de estar con la araña forzandola a que entienda sus ordenes , sabe que ella no lo entiende bien asi que se guarda sus chiste para cuando llege su reina , mientras la araña trata de seguir las ordenes del bufon , este se dedico a tirar piedras hacia arriba y las esquivaba al caer
Asi paso un rato esperando a su ama , al final ya cansado y exausto se tiro en el suelo mientras se puso a dormitar

-GORGORGOR GORGORGOR GORGORGOR......

Rubushka se afanaba en el fondo, intentando encontrar algún indicio que le permitiese dar una explicación. Oía cómo Betelgeuse farfullaba arriba, empeñado en darle órdenes a esa araña. “Maldito, en cuanto suba voy a aplastar tu juguetito.” A continuación oyó unos exagerados ronquidos: al parecer la criatura se divertía haciendo como quien dormía. “Aaah, baba de salamndra, ya te daré yo a ti.” El terreno a cubrir era bastante amplio, estaba muy oscuro y tenía que vadear aquella agua helada. Se le ocurrió una nueva treta para atraer al bufón:

-Ay –exclamó con fingida resignación. –En fin, si nadie me ayuda, me haré yo sola con las lágrimas de la esfinge, esas joyas taaaan valiosas… Deben de estar por aquí cerca, sí, así es, míralas cómo refulgen bajo el agua.

De súbito, resonaron unas pisadas veloces y prácticamente Betelgeuse se precipitó por el pozo, venciendo su fobia al agua por la promesa de las fingidas joyas. Rubushka, la muy astuta, sonreía. Pero la sonrisa se le secó enseguida, al divisar un rastro de fuego líquido a muy pocos metros, un arabesco dorado en la roca del fondo. Tragó saliva. Guiñó un ojo para captar mejor el signo. ¡Era una runa! Y una runa de… ¡Por los colmillos de Empusa! ¡Una runa que pertenecía a los Boca de Desidia, los sharqiyyín del hastío! ¿Qué diablos estaba ocurriendo?

Betelgeuse chapoteaba imprudentemente de aquí para allá, canturreando locuras sobre gemas. Rubushka se disponía a ordenarle que no armase tanto jaleo, cuando de repente, la roca se abrió bajo los pies del payaso y se lo tragó sin que tuviese tiempo a reaccionar, así como a todo el agua restante. El cerebro de la bruja trabajaba a una velocidad vertiginosa, al igual que sus piernas en dirección al agujero: “Los Sharqiyyín abren galerías en la roca y en los corazones encendiendo esas runas agusanadas, horadadoras; huelen la apatía y hacen de los apáticos su presa. Pero sólo Ella, la innombrable, puede convocarlos. ¿Cómo es posible que hayan osado penetrar hasta la corte de Titania? ¿Quién les abrió una puerta?” Se asomó con cuidado y urgencia al borde crispado y descubrió a Betelgeuse sentado sobre su trasero en un pasaje toscamente excavado, dolorido y empapado. Rubushka suspiró con alivio: Betelgeuse era un inútil, pero incluso un inútil era de mucho valor para un reino en ciernes como el de Annya.

- ¿Estás bien, bufón? – se agachó y le tendió una mano para ayudarlo a subir. Pero la distancia era del doble de la altura de Betelgeuse. – Tendrás que saltar para agarrarme la mano.

El bufón se disponía a tomar impulso cuando se oyeron unos siseos y unos zarpazos en las rocas. Los Boca de Desidia no poseían manos: tanto sus extremidades superiores como inferiores finalizaban en tres garras incrustadas, negras como el carbón, afiladas como el acero. Y allí abajo habían surgido, ante su vista, tres de ellos, dispuestos a arrojarse sobre el bufón, que estaba muy concentrado en acometer el salto.

Mientras se sacudia la cabeza el bufon lentamente se dio cuenta de la trampa de su señora me has engañado ama...
Con este pensamiento recordo que este tipo de tratos que habia pasado en el pasado con su anterior ama

Desde pequeño siempre fue bueno haciendo encargos chicos y sin importancia , siempre de un lado a otro sin paga y sin descanso , esa era la vida a la que estaba acostumbrado , su unico consuelo era burlarse de las otras criaturas a las cuales podia intimidar por medio de la fuerza ó con su cargo de sirviente de la reina , poco a poco comenzo a mostrar crueldad en sus bromas riendose de la desgracia ajena.
Cuando la reina anterior desaparecio y el quedo libre sus bromas lo llevaron a explorar casi todo el lugar donde vivia , asi tambien sus bromas asia con los demas seres del lugar fueron creciendo
Por que habia dejado esa vida de aventuras y torturas al primogenito?
Si por la promesa del oro y por saber que una nueva reina se alzaria en la conquista del mundo , asi podria hacer sufrir a mas personas y reir de sus sufrimientos
Eso valdria la pena
Fue hace poco que descubrio que su independencia habia actuado en el , nunca le habria dicho a la anterior reina no a una simple propuesta

Se levanto torpemente mientras empezaba a dar saltos para alcanzar la mano de la bruja

Estirad un poco mas la mano bruja , estoy mojado por tu culpa y quiero salir de aqui
Pero va si no puedes estirar mas la mano has honor a tu nombre y sirveme una limonada de "hielos"
jajajajajaja

NARRACIÓN:

El hoyo era mucho más profundo de lo que había supuesto en un primer vistazo. ¡Pero aquellas cosas podían ascender en cualquier momento! Rubushka retiró la mano que tendía al bufón y atinó a concederle unas pocas palabras antes de sumirse en una severa concentración:

- Betelgeuse, desdichado, trepa todo lo rápido que puedas.

Betelgeuse asistió con ojos de besugo a la retirada de la bruja y eso le hizo perder asidero. Se deslizó de nuevo hasta el fondo, sintiéndose defraudado, incapaz de advertir a los dos sharqiyyín de rostros cetrinos y aviesos ojos rasgados que como un grumo de tinieblas se le echaban encima, aspirando al inesperado y delicioso bocado, por más que el túnel fuese estrecho y se atropellasen entre sí, mordiéndose y rasguñándose entre ellos mismos, tan voraz era su ansia. Rubushka captaba visos de justicia poética en aquel trance que ocupaba al bufón: no en vano, Betelgeuse había sido uno de los artífices de la captura y contención del ser que había convocado a aquellos eshu salvajes: la medio elfo Apathía.

En ese momento el bufon se dio cuenta del peligro que corria , no estaba solo en ese horrible lugar y todo era culpa de la bruja , una creciente rabia combinada con miedo se apodero de el al sentir su propia sangre
Con creciente desesperacion el bufon intento desesperadamente desacerse de las cosas que lo atacaron , rapidamente aspiro y contuvo el aire en su pecho para lanzar un terrible chillido

Rubushka oyó el silbido de las garras que surcaban el aire y laceraban la carne, allá abajo en la oscuro; los bufidos de sorpresa y espanto que emitía la víctima; las lenguas ávidas que chasqueaban contra las mandíbulas feroces. Trataba de no romper su concentración: aquel conjuro que se disponía a lanzar tal vez fuera lo único que podía salvarle la vida a Betelgeuse.

Mas de repente, un chillido horripilante retumbó en los subterráneos, y todo tembló a su alrededor. Era como el grito de mil y una víctimas de pesadilla que despertasen a la vez; un grito como púas de obsidiana que devorasen lo etéreo; un grito surgido de pulmones cobrizos. Y después del grito…

Sentía un punto de sutura en la cabeza, una mordedura fría, así que la sacudió para librarse de ella. Un riachuelo de sangre discurría a través de uno de sus oídos. Se acercó con cautela al borde del hoyo y observó: Betelgeuse seguía con vida, muy débil, desangrándose; su brazo izquierdo apenas le colgaba de un puñado de tendones deshilachados, su pierna era un tallo tierno en que un gato se hubiese afilado las uñas. Pero seguía vivo. Aquel hada insignificante tenía más recursos de los que nadie hubiera esperado.

De los sharqiyyín, temerosos de la magia, sólo restaban el rostro de uno de ellos enredado en la roca como un jirón de capa y un rastro de entrañas al descubierto que se perdía en la oscuridad.

- Betelgeuse, queda tranquilo; no volverán, al menos por un buen rato. Voy a buscar una cuerda para sacarte de ahí.

Tardó un buen rato en regresar, y lo hacía con una cuerda bastante inusual: en una de las esquinas del salón descubrió un cuerpo que colgaba, el de un hada ahorcada hacía largo tiempo y cuya identidad Rubushka ignoraba. Ni corta ni perezosa se izó como pudo a un bloque de hielo cercano y cortó la soga con su daga. Los despojos, momificados por las bajas temperaturas, resonaron con fatiga en el pavimento helado. La cuerda era lo suficientemente larga como para que Betelgeuse pudiera alcanzarla.

Se la arrojó al bufón malherido y éste pudo ascender, profiriendo muchos lamentos. Rubushka procuró ayudarlo a caminar hasta el salón del trono. “Sólo ella podrá detenerlos definitivamente. Habría que avisarla, por todas las salamandras. Pero ¿cómo?”, se reconcomía la bruja.

Una vez llegados, ambos se postraron ante el trono congelado, suplicando por un milagro. La reina tenía los ojos cerrados, su rostro era una máscara hierática azulenca. Sus manos despuntaban sin voluntad en los reposabrazos; todo el porte, que una vez había sido regio, parecía haber sido desmantelado, desmoronado, sumido en la lasitud de una marioneta sin hilos, un rapto de desaliento atrapado en el hielo.

Betelgeuse recordara siempre ese momento , estaba enfadado y soltando epitafios a todo lo que tuviera que ver con la bruja , el dolor lo estaba mortificando y tener que ser ayudado por la bruja no era su idea de descanso

-Tu madre es una cabra y tu padre fornicaba con un camello , eres la hija del burro que murio en la barranca
Podrias tener la desencia de taparte esa cara no todos estamos habituados a horrores...

Sus palabras tenian una acides penetrante incluso delante de la reina , su comportamieto fue amable hacia con ella pero cada vez que podia soltaba una sandez en contra de la bruja del rio
Asi pues su hipocrites no solo se mostraba asi si no que cuando su araña volvio hacia con el , sus palabras hacia ella eran cariñosas

Ho! querida como has estado , comiste muchas hadas?... bruja te haces llamar deberias ser una lombris de tierra... ho! querida cuidate esa patita no quiero que despues tus presas se escapen por que no puedas correr... Azul azul , supongo que eres azul por que tus padres no querian reconoserte...