Partida Rol por web

El cangrejo asintió lentamente mientras soltaba la empuñadura de su tetsubo. Con solemnidad se quitó el yelmo que cubría su cabeza y lo colocó en la arena de la orilla del lago, dejando su melena negra a merced de la brisa del paisaje. -"Que Emma-o-Kamisama guíe tu alma al Tengoku y te ofrezca los honores que mereces como fiel siervo del Emperador y del Clan Unicornio, volveremos a vernos hermano, pero aun no, aun no..." Dijo Oni Negro mientras desenfundaba su acero Kaiu, para colocarse finalmente en una posición de guardia media y preparado para tomar su parte en el ritual.

Aswad se abrió el vientre con su wakizashi y antes de que el rostro del Unicornio mostrase el menor atisbo de dolor, la katana del Cangrejo bajó de repente separando la cabeza del cuerpo de Aswad con un golpe certero.

Oni Negro bajó la cabeza realizando una profunda reverencia hacia el cuerpo sin vida de Aswad. Tras unos largos segundos  el Cangrejo agitó su acero para deshacerse de los restos de sangre contenidos en su hoja, para después introducirla en su vaina y colocarse, finalmente su yelmo.

No dijo ni una palabra más, simplemente se giró y caminó de regreso hacia el pueblo en solitario. Necesitaba descansar de cuerpo y alma, recargarse de buenas vibraciones después de lo sucedido en la playa hacía unos instantes.

Tras la ceremonia del seppuku de Moto Aswad una terrible calma rodea la aldea junto al lago.

Los eta se encargan de recoger el cuerpo y separar sus pertenencias para la incineración.

A Shiroi se le ve con sueño intranquilo mientras se recupera.

Al cabo de un tiempo os encontráis todos en la cabaña donde Shiroi duerme y el hermano mellizo de Aswad se presenta ante todos como Moto Valkai que, según Aswad y él mismo, es el verdadero trueno Unicornio.

Pasáis la noche y os turnáis para la guardia todos excepto Shiroi por motivos evidentes.

A la mañana siguiente Shiroi se encuentra algo mejor y debéis tomar la decisión de como conseguir el pergamino negro que según la premonición de Shiroi se encuentra en el lugar.

Su hermano Aswad fue incinerado, o mejor dicho, lo que quedaba de su cuerpo. Él, su alma, de buen seguro que yacía ahora en el Tengoku, pues sus valientes y nobles actos no merecían otro destino.

Valkai se levantó renovado, con energías nuevas.
A partir de ahora empezaba su verdadero sino en esta vida; convertirse en el Trueno Unicornio.

Saludó a sus nuevos compañeros intentando parecer sereno, y que no se hablará más de Aswad, pues ello sólo iba a enrarecer el ambiente.
Para los que no pude presentarme debidamente ayer; soy Moto Valkai, y Hiroaki-sensei me ha enviado para tomar mi puesto como Trueno Unicornio.
Se que lo sucedido ayer y mi repentina aparición os habrán dejado cuanto menos sorprendidos, pero os ruego que intentemos pasar página cuanto antes y proseguir con todas nuestras energías.
De buen seguro que debo aprender muchas cosas de todos vosotros, os ruego que me perdonéis por adelantado si aún soy inmaduro, pero daré todo lo que hay en mi para estar a la altura. 

Y ahora, agradecería que me pongáis al día de nuestra misión...
Terminó por decir, esperando saber en qué asunto estaban metidos antes de su irrupción. 

El Cangrejo trató de quedarse en la más absoluta soledad buscando un lugar tranquilo en el que poder poner en orden sus pensamientos. Sabía que había hecho lo correcto, pero hacía tiempo que cumplir con su deber no le causaba dolor, apreciaba a Aswad por lo que aportaba al grupo y sabía perfectamente que fue su caballo gaijin el que sacó a Shiroi de las aguas del lago y no la fuerza de sus brazos.

Se arrodilló frente a un montículo de tierra que hizo con sus propias manos para rezar a sus Ancestros por lo sucedido. –“Hida-Kamisama, perdóname porque soy débil, estoy seguro de que tú también lo has podido ver. He cumplido con el deber que se me encomendó, pero no puedo dejar de pensar en que Aswad-san era un gran guerrero capaz de enfrentarse a los enemigos del Imperio, un guerrero que me salvó la vida. La misma vida que yo le he arrebatado al hacerle conocedor del ultimátum tras su flaqueza. ¿Es éste el camino que deben tomar los Truenos? Ayúdame a entender mi lugar en todo esto Gran Padre-Kamisama, ofréceme tu fortaleza cuando mi voluntad flaquee y deba cumplir con mi deber. Préstame tu fuerza para mantener al grupo unido… Arigato gozaimasu por escucharme”.

Las pesadas pisadas del Cangrejo se acercaron a la cabaña donde todos los Truenos estaban desayunando. No dijo palabra alguna, pero tomó asiento al lado de Shiroi para ver cómo estaba evolucionando sus heridas.

Su mirada era distante y carente del brillo que los caracterizaba, estaba claro que le pasaba algo, pero sus labios solamente se escaparon unas pocas palabras. –“¿Cómo te encuentras Shiroi-san? ¿Puedo revisar la evolución de vuestras curas?” (1).

Oni Negro revisó las heridas de la ronin mientras la palabra la tomaba el nuevo Trueno Unicornio. Tras su silencio, lentamente todas  las miradas se posaron en la figura del Cangrejo, el cual no defraudó a sus iguales y tomó la palabra.

Dejando su furoshiki a un lado el samurái se puso en pie y con tono serio comentó. –“Coincido con Moto-san en que el tema de Aswad-san debe quedar zanjado cuanto antes, por lo que os contaré lo sucedido en la playa y podréis preguntarme lo que queráis, pues ahora estoy en paz conmigo mismo”.

Su mirada se posó sobre nadie en particular, pero pasaba de los ojos de uno a otro. –“Tras la tensión de la discusión de ayer por la mañana traté de convencer a Asward-san de que, por el bien de nuestra misión antepusiera nuestro deber a nuestros deseos o sentimientos, puesto que todos lo hacemos en mayor o menor medida. Le pedí su colaboración y su ayuda para cumplir con la misión que se nos encomendó, pero sucedió algo que no esperaba”.

El Cangrejo tomó aire antes de continuar. –“Aswad-san había comprendido que no podría cumplir con su deber y que sería su hermano el que lo haría por él, en su lugar” Comentó haciendo un ademán hacia Valkai.

-“Aswad-san aceptó el precio a pagar por nuestra misión en el momento que decidió abandonar, en el momento que decidió rendirse y permitir que el enemigo le superara. La muerte era la única salida. Y le ofrecí la posibilidad de que fuera con una muerte honorable como merece cualquier samurái devoto de las enseñanzas del código del Bushido”.

-“Fue voluntad suya que su fiel corcel siguiera la suerte de su amo y Valkai-san fue el encargado de cumplir con los deseos de su hermano”.

-“Nada más queda por ser contado, pero si tenéis alguna pregunta que hacerme, os la contestaré como mejor sepa, pues el tema debe de quedar zanjado para siempre”.

Su sueño fue profundo y plagado de inquietudes, pero ninguna de ellas parecía un mensaje como los que Hiroaki les había enviado anteriormente. El amanecer llegó para encontrarla ya despierta, y algo más recuperada que el día anterior.

Mejor, aunque aún parecía que pasaría tiempo antes de que las secuelas del día anterior quedaran atrás. Sus pulmones le dolían cada vez que tomaba aire, y seguía sintiendo en su interior un frío que se negaba a irse incluso frente a la hoguera. Incluso sus dedos perdían la fuerza de su agarre. Pero no iba a dejar que eso la detuviera. SI era capaz de levantarse, sería capaz de continuar.

Oni Negro llegó, ofreciéndose para ayudarla, y Shiroi se lo permitió de buen grado. El cangrejo había demostrado repetidas veces sus conocimientos sobre la materia. Sin embargo… ese día también él parecía ausente. Sus cuidados fueron torpes y poco efectivos, como si su mente estuviera en otro lugar. Shiroi buscó respuestas en su mirada, pero la encontró apagada y sin brillo.

¿Qué había sucedido la noche anterior?

Las respuestas no se hicieron esperar.

Tras una extraña presentación de un Unicornio recién llegado, fue Oni Negro el que terminó de explicar lo que había sucedido esa noche. El sepukku de Aswad desató emociones contradictorias en la ronin. Por una parte, era consciente de que su muerte aliviaría las terribles tensiones y amenazas del día anterior. Pero por otra, ella sabía bien que Aswad no siempre había sido así. Se preguntó si había sido la Mancha la que le hizo actuar de ese modo… y sólo se alegraba de que hubiera logrado encontrarse a sí mismo al final.

-Gracias por unas explicaciones tan sinceras, Oni-San. –Dijo finalmente Shiroi, rompiendo el silencio que se había creado tras las palabras del bushi. –Unas explicaciones que estoy segura de que a todos nos parecen suficientes. Al fin y al cabo, la valentía de su sacrificio ha limpiado toda falta o rencilla que Aswad-san hubiera podido tener en esta vida. Que su alma se dirija a Meido limpia para que Emma-O le acompañe a su siguiente ciclo.

Además, del respeto hacia el unicornio, las palabras de la ronin casi llevaban un mandato implícito. El de abandonar el tema y olvidarlo para que las heridas se mantuvieran cerradas.

-Pero aunque Aswad haya partido, a nosotros nos queda aún una larga tarea en ningen-do antes de que nuestras almas puedan descansar. –Continuó, dejó que su mirada pasara por todos hasta detener sus ojos en el recién llegado. Negros como ala de cuervo, los ojos de Shiroi eran a la vez hermosos y expresivos, aunque en ese momento reflejaban una determinación de acero. –También a ti, Moto Valkai-san, si tu destino es unirte a nosotros como Trueno. La tarea que se nos ha encomendado… es quizás la más terrible de todas.

-Conocerás, sin duda, la historia de los Truenos originales. –Siguió hablando, esta vez con toda su atención en el unicornio. Su discurso estaba teñido de una serena tristeza que resultaba contagiosa. Hablaba de pérdida y sacrificio. –Los héroes de Rokugán que combatieron con Fu-Leng para derrotarlo en los albores del Imperio. Recuerda, Valkai-san, que todos los Truenos murieron cumpliendo con ese deber. Es muy posible que ése sea también nuestro destino final. Pero si lo logramos, moriré con gusto.

-Y lo cierto es que… -Hizo una pausa para cuidar sus palabras. La parte delicada comenzaba ahora. –Fu-Leng no murió por completo. Y ahora, su esencia ha regresado y busca recuperar todo su poder para arrasar Rokugan. Pero lo más trágico es que, sin que sepamos cómo, el kami caído… el Enemigo… ha convertido en suyo el cuerpo del joven Emperador.

Rápidamente, se levantó e hizo un gesto de tranquilidad en dirección a Valkai. Aunque las piernas de Shiroi aun temblaban, desprovistas de fuerza, su actitud era tan sólida como el Muro. Su postura, su cuerpo, emanaban esa extraña autoridad que solía rodearla como un aura.

-Sé lo que piensas. Que es una locura. Que es herejía. Todos pensamos eso al principio. Pero aunque no lo parezca… es la verdad. Es muy probable que ese fuese el motivo por el que el Escorpión hizo lo que hizo. Pero no funcionó. Así que toda esperanza queda en nosotros. En los Truenos que el monje Hiroaki ha reunido. En que logremos reunir los Pergaminos Negros para hacerle frente.

-Ya tenemos uno en nuestro poder… nos fue entregado por el propio Toturi, y en él pudimos leer la profecía que narraba todo lo que te estoy contando. Pero poseerlos tiene un precio… están irremisiblemente Manchados, como cualquiera que los guarde o lea lo suficiente. Es por eso… que nuestra misión debe ser rápida, o caeremos ante la Mancha antes de poder enfrentarnos al Oscuro.

-Como medida preventiva… elegimos a uno de los Truenos para que actuara como guardián del resto. Para que se mantuviera limpia, y pudiera observarnos y controlarnos si la Mancha comenzara a hacer mella en nuestros espíritus.

Señaló a la delgada figura de la ronin pelirroja.

-Tameiki. Ella es la última guardiana de nuestras almas.

Shiroi dejó que por unos momentos se hiciera el silencio. El tiempo suficiente para que Valkai pudiera interiorizar lo que se había dicho, pero no el suficiente para que llegara a responder.

-Actualmente buscamos el segundo pergamino. Hiroaki nos entregó un sueño a cada uno de nosotros… Y mi sueño nos ha llevado hasta este lago maldito, en el que mora un fantasma y todo el que se adentra en sus aguas es tragado por un remolino. Yo traté de alcanzar la isla. Y sólo gracias al resto de mis compañeros sigo con vida.

-Y sin embargo… mi obi ha despertado. –Murmuró, reflexionando, pero acto seguido miró de nuevo al Trueno recién llegado. –Esta es la situación, Moto Valkai-san. Únete a nosotros como Trueno, o prométenos que no revelarás nuestra misión a nadie. Pero ahora, debemos actuar. Propongo ejecutar mi plan de ayer, tomemos dos botes y veamos lo que sucede. ¿O alguien ha tenido alguna revelación en su viaje a Yume-do?

Había sido una noche larga y el sueño pronto le alcanzó. Apoyado en aquella pared de madera durmió plácidamente como no lo había hecho en mucho tiempo, quizá su charla con Tameiki le había ayudado a relajarse por primera vez en años, liberando las dudas que albergaba en su interior tanto tiempo silenciadas.

Abrió los ojos al oír voces en la cabaña. Por lo que parecía habían regresado la mayoría, pero frente a el se encontraba un nuevo samurai que a juzgar por sus colores se trataba de un Unicornio. Escucho atentamente su presentación y la siguiente explicación de Oni Negro del final de Moto Aswad. Lamentó profundamente la perdida de Aswad, pero se sintió aliviado de que su alma regresara a la rueda limpia. Ese era un destino que desearía para los presentes pero de difícil cumplimiento dado el motivo de su misión.

Cerró los ojos y dirigió una silenciosa plegaria a Fukurokujin, sin duda había sido su mano quien estaba detrás de la buena fortuna de prever el destino de Aswad y ofrecer la aparición de Valkai.

Observe en silencio los cuidados que Oni Negro le estaba ofreciendo a Shiroi, posiblemente fuese por estar la noche en vela o que algo mas le preocupase pero eran un intento bastante torpe y apresurado de tratar las heridas de la misma, si me hubiese despertado un instante antes podría haber hecho un mejor trabajo. Pero lo que contaba era la intención y Oni Negro estaba velando por todos nosotros de muchas formas, no se le podía reprochar nada.

Tras ese instante de tranquilidad, Kyuoshiro sabía que se daba por terminado el tema de Moto Aswad. El volvería a renacer y si nuestra misión llegaba a buen termino, en un Rokugan libre de la influencia del Kami oscuro.

Shiroi fue la encargada de poner al día sobre lo que ocurría en al Imperio a Moto Valkai. Era encomiable ver al fortaleza que mostraba Shiroi en aquellos momentos sabiendo lo que había ocurrido el día anterior y mas oyendo sus palabras de querer volver a intentar llegar a la isla pese a su estado.

La opción de Shiroi de los dos botes le parecía acertada, aunque no pudo reprimir un atisbo de duda. 

La palabra la tomó primero Oni Negro, explicando lo que había sucedido con Aswad. 

Aunque era su hermano, de algún modo el Cangrejo supo dar mejor las explicaciones, posiblemente conociendo las palabras que sus compañeros esperarían escuchar.

Mirando al infinito mientras el Hida hablaba, se preguntó de donde había salido aquel Cangrejo que se hacía llamar Oni (criatura contra la que supuestamente debía combatir) y que tenía capacidades de oratoria que recordaban a un cortesano.

Sea como fuera, Valkai sólo podía esperar. Se sentía extraño y algo vigilado... su repentina aparición quizás no era fácil de asimilar para sus nuevos compañeros.

Entonces, la joven que había estado convaleciente, comenzó a explicarle lo dura que era su misión.

Y no sólo eso... que el Emperador estaba poseído por el innombrable.

Valkai entrecerró los ojos y apretó sus cejas, mirando a la llamada Shiroi como si acabara de ofenderlo.

Pero no dijo no hizo nada más, optando por mirar las caras del resto de Truenos. Todos estaban serios, respaldando las palabras de Shiroi.

Valkai suspiró y miró al techo, expulsando una gran cantidad de aire.

La Samurai-ko no se detuvo y siguió explicando más cosas que debía saber, como la función de Tameiki en el grupo.

Valkai comprendió por las duras palabras de la ronin, que aquella misión era realmente dura, que pondría a prueba todas y cada una de sus capacidades y que si no era fuerte posiblemente terminaría fallando o sucumbiendo a la Mancha.

Finalmente le puso al día de la búsqueda del segundo pergamino, que supuestamente estaba en un lago, en el que un espíritu ahogaba a todos cuantos se adentraban en él.

La voz del Unicornio sonó algo distante, apagada, al principio, pues era mucho lo que debía asimilar de las palabras de la joven Trueno.

Gracias Shiroi-san... sin duda, habéis contado las cosas de un modo que puedo ver la dureza de cargar con este puesto.

Pero en vuestros ojos veo una determinación que a la vez me dice que no puede haber honor más grande para un Samurai que servir a Rokugan como uno de los Siete Truenos.

No dudaré en vuestras palabras... aunque ello supone una revelación que podría sacudir el Imperio.

Unirme a vosotros no es una opción; es mi destino.

Dijo firmemente, dejando claro que podían contar con él.

El asunto del lago se le hacía algo empalagoso. Los jinetes y el agua nunca han sido muy amigos, pero algo deberían hacer.

Según parecía sólo habían dos botes en la aldea, y la idea era dividirse en dos grupos y probar qué pasaba.

Vosotros conocéis mejor el lago que yo, así que os apoyaré en lo que hayáis decidido.

Podéis dejarme los remos de uno de los botes.

Dijo, y aunque no tenía el aspecto salvaje de su hermano, se notaba que debajo de sus ropas estaba en forma.

La mañana se presenta tranquila el sol está a media altura y desprende un calor agradable atestiguando que es aún temprano. El lago está sereno y los aldeanos están en sus quehaceres. Como habéis hablado cogéis los botes y los sumergís por partes opuestas metiendoos en grupos. 

Shiroi se le ve malherida y alguno duda de si es buena idea que vuelva  a meterse teniendo en cuenta lo que le sucedió la última vez y por el estado en que se encuentra pero por un motivo u otro no le decís nada.

Os internáis en el lago a la vez, por un lado Shiroi, Shiba Kyoshiro, Togashi Kaori y Tameiki y por otro Oni Negro, Moto Valkai e Hidenaga.

Al principio todo va bien, sin embargo cuando lleváis la mitad del recorrido, se forman dos remolinos que empiezan a tirar de las embarcaciones y a tragárselas. Todos podéis ver en el islote bastante lejos a una figura de la cual no sabríais decir los detalles debido a la distancia.

Poco a poco los remolinos empiezan a tirar hacia el fondo a las barcas hasta el punto que llega un momento que tenéis que abandonarlas o tendréis el mismo destino que ellas. Sin embargo, aunque abandonarlas era lo mejor el remolino va ganando fuerza a cada momento y os empuja hacia si por lo que intentáis nadar hacia fuera del interior de este.

No pudo evitar interesarse por Shiroi durante todo el trayecto. Si bien sabía que su espíritu era fuerte, dudaba que su cuerpo pudiera llevar a cabo todo aquello sin sufrir graves consecuencias. Cómo si el destino se burlara de ellos, se dio el peor de los casos, y dos remolinos aparecieron, destinados a hundir las embarcaciones y a los truenos que había en ellas. Como un rayo Tameiki saltó al agua, tratando de mantenerse a flote y nadar hasta el islote, pero tratando de no perder de vista a Shiro, no pensaba dejar a nadie atrás.

Seguimos adelante con el plan trazado y por la mañana nos dividimos en dos grupos cada uno con un bote. Con los mismos entraríamos por lados opuestos del lago para intentar que por lo menos uno de los botes consiga alcanzar el islote.

En mi grupo se encuentra Shiroi, Tameiki y Togashi Kaori, me preocupa el estado de Shiroi para esta empresa pero quien le diría que no, estaba obstinada en querer llegar hasta el final y no creo que ni siquiera Tameiki pudiese hacerla cambiara de opinión. Sumergimos el bote en el lago y subimos a bordo, el islote quedaba lejos y no podíamos perder ni un instante, por lo que sujete el remo con fuerza y comencé a acercar el bote a nuestro destino. 

Observaba la superficie del lago y el islote, había que llegar costase lo que costase. Y de pronto apareció, no uno, si no dos remolinos que amenazan con tragarse los botes y a los que va a bordo. Era imposible seguir en los mismos por lo que teníamos que saltar al agua o hundirnos con ellos. 

Salte al agua sin pensarlo e intente mantenerme a flote mirando a mi alrededor donde se encontraban mis compañeras.

Sin perder tiempo, fueron hacia el lago sólo levantarse y desayunar ligeramente.
Tal y como habían planeado, se dividieron en dos botes. A Valkai le acompañaban Oni Negro y Hidenaga, con los que se dirigió hacia la isla.

Le extrañaba que Shiroi, con sus heridas aún por sanar, se hubiera embarcado también.
Pero no dijo nada, pues la joven ronin parecía llena de determinación.

Una vez llegaron a cierta distancia del islote, aparecieron dos remolinos que empezaron a engullir a los botes.
Sin otro remedio, se lanzó al agua e intentó nadar hacia el islote con todas sus fuerzas.

Los ojos del Cangrejo se posaron sobre los remolinos que se habían formado. Skn embargo, no pestañeó ni mostró ningún atisbo de debilidad, sino que se mostró amenazante mirando en dirección a la sombra. -"¡¡NO ERES MÁS QUE OTRO COBARDE, INCAPAZ DE VER MÁS ALLÁ DE LO QUE SE PRESENTA DELANTE DE SUS NARICES. SOY ONI NEGRO Y VENGO A LIBERARTE DE LA CARGA QUE SOPORTAS. ÉL VENDRÁ A POR TI Y TE DERROTARÁ, NOS DERROTARÁ A TODOS, SOLAMENTE HAY UNA SOLUCIÓN ASHAINA-SAMA. AUN NO ES TARDE, ENTRÉGANOSLO Y HAREMOS TODO CUANTO PODAMOS POR VENCERLO!!"

El suelo del kobune estaba empezando a hundirse y Oni Negro miró a su alrededor buscó algo que le ayudara a mantenerse a flote y desùés de eso se lanzó al agua para tratar de llegar al islote, sabedor de que si vencía a la sombra los remolinos acabarían y sobrevivirían sus compañeros.

Nadó con todas sus fuerzas sin mirar atrás, convencido de que Hida-Kamisama le salvaría -"Ayúdanos Padre, ayúdanos, te necesitamos..." (1)

Se habían adentrado de nuevo en el lago. Lo cierto era que tal vez lo habían hecho de forma algo precipitada, sin pararse a trazar el plan más allá de lo que Shiroi había esbozado. De hecho, para cuando quiso sugerir que parte de ellos deberían quedarse en la orilla ya era tarde. Pero ya cualquier reflexión era tardía, porque cuando dos remolinos comenzaron a formarse, quedó claro que el poder tras el lago era lo bastante grande como para controlar más de uno a la vez. Sus esperanzas de obligarle a elegir habían quedado frustradas, y ambas barcas comenzaron a ser tragadas por los vórtices.

Shiroi observó con una funesta calma cómo los demás se lanzaban al agua para tratar de escapar de la corriente. Pero ella ya lo había intentado una vez, estando en perfecto estado, sin conseguirlo, y tenía la certeza de que no podría luchar contra la corriente en su estado. De modo que se mantuvo en la barca, sentada en la madera mientras observaba el remolino y a la distante figura en la isla. Tal vez debería haber traído su arco, aunque la distancia tal vez fuera demasiada.

¿Qué es lo que quieres? Pensaba mientras sus ojos negros trataban de buscar cualquier pista, cualquier detalle que pudiera ayudarlos. ¿Quién eres? ¿Debemos llegar a la isla… o lo que buscamos está en el fondo del lago?

Casi con ternura, acarició su obi, como si tratara de despedirse del poder que había despertado en su interior. Como si le apenara pensar que su aventura juntos tocaba a su fin.

Después tomó la misma cuerda que la había acompañado en su primera incursión, y volvió a atársela alrededor de la cintura. El otro extremo, en cambio, lo anudó a la propia balsa. Remolino o no, la madera flotaba, y sus mejores opciones llegarían si estaba atada a algo que se mantuviera en la superficie.

Y así, la ronin esperó hasta el mismo final, cuando la barca alcanzó el borde mismo del remolino, su punto más bajo. Fue en ese momento cuando tomó todo el aire que podían guardar sus pulmones, y se zambulló en la vorágine, tratando de alcanzar el fondo del lago, el agua tranquila que esperaba que hubiera bajo el remolino de la superficie.

La situación no mejoraba, si no que había empeorado. Dos remolinos amenazaban con tragarse a todo el grupo, viendo que las barcas se iban a hundir la dragón tomo la decisión de intentar salir de allí nadando pero la fuerza del remolino la superó.

El remolino empezó a tragarse a todo el grupo y el agua empezó a entrar dentro de estos haciendo más dificultosa la respiración. Todos iban a morir ahogados de no conseguir salir de allí.

Sin embargo, algo despertó en algunos truenos, el peligro les hizo llevarse la mano a su obi instintivamente. Alrededor de Shiroi se forma una burbuja de aire que os permite Shiba Kyoshiro, Togashi Kaori, Tameiki y a Shiroi también por supuesto respirar y moveros con total normalidad debajo del agua.

Por su parte, Oni Negro, Moto Valkai e Hidenaga notan que aumenta su fuerza y percepción temporalmente.

El remolino le estaba absorbiendo y sentía como si no hacía algo sería tragado por este.

Sin embargo, sintió una extraña sensación proveniente de su obi, y casi acto seguido se sintió como más fuerte y capaz de percibir más cosas a su alrededor.

Usando todas sus fuerzas, trató esta vez sí de salir de allí.

Tienes 5g5 gastando vacío y usando el obi. Por qué has tirado 6??

El antiguo León había conseguido presenciar la tarde anterior la funesta decisión de ASWAD. Y, en cierta medida, hasta había logrado despedirse. Cuanto menos, había estado allí en los momentos finales, acompañando a su camarada en su hora más difícil.

En verdad, no había llegado a tiempo para escuchar las presentaciones formales y demás explicaciones del recién llegado. Pero eso poco importaba. Pues aquel último acto de quien había sido su camarada durante las últimas semanas hablaba por sí solo. ASWAD había tenido la sabiduría de reconocer la debilidad que lo invadía, y la amenaza que ello podía representar para su misión. Por sobre todas las cosas, había encontrado el valor para plantar una última resistencia al Maligno, y eso le había devuelto su Honor perdido.

HIDENAGA entendía demasiado bien lo ocurrido. Aún sin necesidad de que nadie lo explicara. Comprendía perfectamente el calvario de ASWAD, pues él mismo estaba transitando un camino similar. La tarde anterior había dado los primeros pasos, reconociendo la influencia del Maligno sobre sus acciones. Pero, a diferencia del Unicornio, su férrea voluntad le permitía continuar resistiendo, evitando que el antiguo León se internara demasiado por aquella oscura senda.

Férrea voluntad, o necio orgullo ... solo el futuro lo determinaría...

Así que a la mañana siguiente, cuando las respuestas fueron puestas por fin en palabras, disolviendo de inmediato cualquier duda que los presentes pudiera albergar como gotas de rocío ante los primeros rayos del alba, el rostro del antiguo Akodo permaneció completamente impávido, sin evidenciar emoción alguna. Y su mutismo continuó durante el resto de la mañana, mientras efectuaba sus preparativos para la misión que tenían por delante.

Sumido en un ominoso silencio, el antiguo León se despojó ceremoniosamente de todas sus prendas y armaduras, dejando que tan solo un sencillo hakama cubriera su anatomía. Luego de ello, ajustó férreamente su obi a la cintura, tomando también la precaución de atar al mismo tanto su katana como su wakizashi con unos delgado cordeles. Así enfrentó su destino HIDENAGA, prácticamente desnudo, pues incluso dejó sus sandalias en la arena en cuanto hubo subido a la cubierta de la balsa.

Cuando los ominosos remolinos aparecieron sobre las aguas, el antiguo León saltó tan lejos como se lo permitían sus piernas, procurando alejarse lo más posible de la condenada balsa. Y al sumergirse bajo las aguas, se encomendó a Akodo no kami para que le diera la fuerza suficiente a sus brazos para alejarlo de allí...