Partida Rol por web

Leroy era un chico de 15 años, pero no era un chico de 15 años como otro cualquiera, su familia era muy conocida en el distrito 6, y no sólo en su distrito sino en todo Panem ya que el abuelo de Leroy (Abraham)era uno de los supervivientes en los juegos del hambre, de eso ya habían pasado 50 años, pero como si de una tradición se tratase el padre de Leroy (Talón) hacía 14 años también había sido llamado como tributo y desafortunadamente no tuvo la misma suerte que su padre y murió en aquellos juegos.

Leroy fue criado por su madre (Clare) y su abuelo, vivía en la aldea de los vencedores en una casa a las afueras de la zona céntrica del Distrito 6.

Tras la perdida de su hijo, el abuelo de Leroy enseguida le enseño a defenderse, a camuflarse, a moverse rápido, a luchar, en fin a sobrevivir en los Juegos del Hambre, sabía que estaba destinado a ser llamado como tributo antes o después.

Leroy era hijo único, su padre no había tenido mucho más tiempo en hacer crecer la familia, tenía porte atlético, y era muy listo en comparación a los demás niños de su edad, sus notas en la escuela eran magnifica y su abuelo estaba muy orgulloso de cómo aprendía todo tipo de cosas que le resultarían útiles en los juegos, pero apenas tenía amigos, en su escuela le llamaban “el elegido”, y no porque fue a ser elegido para algo bueno sino por todo lo contrarío, la razón era que sería elegido tributo tarde o temprano.

Cuando cumplió los 12 años de edad asistió por primera vez a “la cosecha”, una gran multitud de chicos y chicas de entre 12 y 18 años se concentraban en el lugar elegido para realizar la selección, ese año un chico de 18 años y uno chica de 13 años fueron los elegidos, ninguno de los dos consiguió volver al distrito con vida.

Así pasaron 3 años, con la incertidumbre de conocer cuando lo llamarían a participar en los juegos, aun teniendo menos papeletas que los demás (recuerdo que vivía en la aldea de los vencedores y el alimento no era un problema para su familia), su pensamiento le decía que sería tributo antes de los 18, y cada año que pasaba si ser llamado su entrenamiento era más y más intenso.

Y en su cuarta convocatoria como tributo llego el momento que el distrito 6 esperaba…….

Savera es una chica un poco peculiar. A pesar de su belleza y elegancia, nunca ha estado muy interesada en destacarse. Siempre le gustó más estar entre los árboles y animales, a pesar de ser su familia una de las más conocidas en el ensamblaje de coches en la región.

Su madre siempre intentó inculcarle los portes elegantes, la vida de apariencias que ella llevaba y que quería que Savera llevara igualmente, pero ella siempre trataba de evitarlo. Más porque ella debía hacer como todos los jóvenes de su distrito y era ser sorteado en la cosecha. No tenían realmente mucho pero su madre quería dar siempre la impresión que tenían más que los demás. Lo peor era que la gente así lo creía. Esas banalidades no la preocupaban en comparación con ser escogida como tributo. En muchas ocasiones, intentaba pasar desapercibida, ocultar su cabello, su figura, sus ojos. Pensaba que así no sería escogida. Faltando poco para que su tiempo de elegibilidad culminara, permite que su madre arregle su cabello.

Savera era conocida como "la ninfa de los bosques" pues siempre estaba sobre los árboles mientras pasaban los días y las horas. Practicaba su puntería con pequeñas piedras a los árboles, pero se dedicaba más a escalar. No había mucho bosque por donde ella vivía, así que era fácil encontrársela allí. Siempre creyó que su vida era más la de un ermitaño que la de una ciudadana pero no podía abandonar a su familia.

Acercándose la hora de la cosecha y permitiendo que su madre arreglara su cabello y su ropa, habla con ella y, por primera vez en muchos años, le habla de forma sincera. Ambas hablan y casi como aceptando su destino, se va hacia la cosecha. En el camino se encuentra con muchos jóvenes que le son conocidos y espera poder volver a verlos después de todo eso. Algunos se deslumbraban por su apariencia y aunque sabían quién era, no recordaban haberla visto con anterioridad.

Como una estaca en el corazón, siente que llaman su nombre. No sabía qué decir, qué pensar, qué sentir. El pesar la invadía, pero algo le decía que sería ella a quien llamaría.
Escucha el nombre de su compañero de distrito pero no lo puede creer. Es el nieto de aquel hombre que fue el vencedor hace algunos años.

Con dificultad de reaccionar, pasa al frente. No mira la cara de ninguno de sus compañeros de distrito, ni busca la mirada de su madre. Sabía que tendría suficiente tiempo mientras se encontrara en la tarima para "saludar" a su distrito y a la desagradable Hide Evanete. No se sentía tan triste como pensaba pues era poco lo que había compartido con su familia pero sabía que había sido elegida para formar parte de un suceso terrible. De cierta manera, sería la forma de descubrir si una persona como ella podría brillar en una competencia donde los tributos son tratados como ganado.

Su cabello rojo deslumbraba al sol del lugar. Sus profundos ojos azules miraban su camino sin ubicar una sola cara, un solo conocido, una sola sonrisa, una sola sonrisa. Su rostro no gesticulaba y prefería que siguiera siendo así ya que nunca fue una persona demasiado expresiva. Caminó, con la solemnidad de su situación. Subió las escaleras, casi resistiéndose al temblor de sus piernas y se ubica en su lugar, esperando que se diera el discurso tradicional de felicitaciones y todos aquellos protocolos que, en la situación que se encontraba, no les prestaría atención.

Como cada año mi abuelo me acompaño a la cosecha, una vez llegado el momento me despedí de él dándole un fuerte abrazo (algo que repetía cada año desde que entre en la cosecha). Me uní a los demás chicos, casi ninguno se me acercaba mucho creían que daba mal suerte o algo así.

El alcalde dio su discurso anual, los nervios se iban apoderando de mi, y como cada año subió ella "Hide Evanete" una de las personas más odiadas en el distrito por no decir la más odiada, dio la lista de posibles tributos y finalmente con su repulsiva voz nombró el primer tributo, era la urna de las chicas y resonó un nombre alto y claro "Savera Allardyce" ¡La ninfa del bosque! (así la conocíamos en el distrito), apenas había hablado con ella pero si me la había encontrado en el bosque durante mis entrenamientos con el abuelo, era algo mayor que yo, quizás esta fuera su última cosecha, no se movió espero a escuchar el nombre del tributo que le acompañaría, el pulso se acelero y entonces Hide pronuncio el nombre el tributo masculino. 

No podía creerlo, era mi nombre, había vuelto a suceder, de nuevo alguien de mi familia participaría en los infernales juegos, con una postura firme (como me había enseñado mi abuelo) aunque con mirada de pavor, mire a mi abuelo y el me hizo un gesto que repetíamos constantemente al finalizar los entrenamientos, se llevo a la mano al corazón y acompaño el gesto con la palabra "Fuerza".

Comencé el camino hacia la tarima, podía escuchar a los chicos que estaban cerca de mi como susurraban aquella palabra que tanto me desagradaba "el elegido", mis pasos eran firmes, dejé que mi acompañante en este peligroso desafío caminara delante de mi, se veía majestuosa, y segura de sí misma, justo lo que el abuelo me dijo que debía aparentar y nunca lo contrarío, no podía permitirme ser débil, no podía.

¡Oh, por favor, que belleza! No puedes rivalizar con la mía, ¡pero eres increíblemente hermosa! Hide se puso a mirar a Savera y a acariciarle el pelo. Después vio cómo se acercaba Leroy y puso una mueca de desagrado. Vaya dijo intentando recomponer una sonrisa.

Cogió a Savera fuertemente del brazo y a Leroy le tocó con la yema de su dedo índice. Parecía que esa mujer tenía problemas con el color de su piel.

¡Demos un fuerte aplauso a estos dos valientes jóvenes que os representarán en estos Juegos! Tras los aplausos de rigor, os giró.

Muy bien, queridos, entrad por esa puerta os señaló una Allí podréis encontraros con vuestros padres y hablar con ellos para despediros. ¡Sólo por si las moscas! ¡Jajajaja!

Con bastante repulsa por el acercamiento de Hide, voltea su rostro con rapidez.
Era la hora de despedirse de su familia y no creía que ésta fuera una despedida muy grata, al fin y al cabo pues su madre sería un poco pesada y su padre... Bueno... Seguramente él haría su mejor esfuerzo pero nunca habían sido muy cercanos.

Su madre va y a pesar de lo que ella esperaba, la abraza con cariño. Savera se siente bastante triste y una lágrima corre por su mejilla. Responde su abrazo y aunque ninguna dice nada, el abrazo lo dijo todo. Ninguna de las dos quería que esto pasara.
Su madre sale y entra su padre, quien le da un fuerte apretón de manos pero sus ojos se encuentran hinchados. Tal vez sí se sentía mal pero él nunca fue de demostrar lo que sentía. Antes de irse, le entregó un pequeño collar a su hija. - Era de tu abuela. Ella me lo dio para no ser víctima de los juegos. Tal vez te lo debí dar antes - lo pone en sus manos y Savera lo observa atentamente. Es una piedra de color azul y una cadena de un metal bueno. Ver que era tan viejo denotaba su antigüedad. Tal vez era anterior a la revolución. - Es una tradición pasarlo, así que cuídalo. No es un metal precioso, sólo fue hecho para durar -.

Eso despejaba sus dudas. Sin más, su padre se marchó y ella quedó nuevamente sola, lo que le recuerda nuevamente por qué está allí. Ella, junto con el elegido, eran quienes representarían a su distrito y le molestaba bastante saber que serían arrojados como carne a los lobos pero ella debía sobreponerse. Se colocó el collar bajo sus ropas para que nadie pensara que es joyería y espera a que llegue el momento de ir a enfrentar su destino.

Hide Evanete, nos había presentado al distrito como los tributos, parece ser que por algún motivo le entusiasmaba más la elección del tributo femenino que la mía. Finalizado el acto nos condujeron a una habitación en la cual se encontraban nuestros familiares, en mi caso estaban mi madre y mi abuelo. Corrí hacia mi madre y la abrace, ella estaba llorando, decía una y otra vez, estamos malditos, porque siempre tiene que ser uno de los nuestros (refiriéndose claramente a su marido).

Yo no sabía que decirle para consolarla, sabía que mis posibilidades de sobrevivir eran escasas, pero en los momentos de debilidad siempre miraba al abuelo y recordaba que él había vuelto de los juegos.

Cuando voltee la mirada hacia él, puso la mano en los hombros de mi madre he intento consolarla con unas palabras, no te preocupes Clare, Leroy es un chico muy espabilado, y habilidoso para su edad, me recuerda mucho a mi, y ya me ves logre ganar los Juegos, estoy convencido que estará a la altura y le tendremos junto con nosotros pronto. Aunque por fuera mi abuelo parecía sereno y se mostraba muy positivo frente al la situación, por dentro estaba muy triste, sabía que no era tarea fácil salir con vida, no sólo dependía de mis habilidades, sino que también la suerte y los aliados que logrará hacerme serían importantísimos para lograr salir victorioso de los Juegos.

Me separe de mi madre, y antes de salir de la sala recibí el último consejo de mi abuelo, recuerda todo lo que has aprendido en tus entrenamientos, no te confíes nunca, tu padre te estará animando desde el cielo al igual que nosotros estaremos aquí esperando tu regreso, FUERZA. Volvió a hacer aquel gesto que tanto me ayudo en los entrenamientos, finalmente me volví hacia la salida, caminaba lentamente, escuchaba la voz de mi madre entre cortada diciendo mi nombre, entonces justo antes de partir me di media vuelta corrí hacia ella y la abrace de nuevo con todas mis fuerzas dandole un gran beso en la frente, luego le di también un fuerte abrazo a mi abuelo. Volveré les dije mientras un par de personas me escoltaban a la salida. 

Savera mira con atención a los otros tributos y a su compañero de distrito. Antes de que pudiera analizarlos bien, un hombre de tez oscura los saluda. Pensaba mucho en lo que les esperaba, en lo que tendrían que vivir, en todo lo que dejarían y en todo lo que tendrían que hacer.

En un tono serio y con su voz ronca dice - Savera Allardyce - y continúa mirando hacia el horizonte.

Una vez finalizada la despedida, me juntaron con el tributo femenino de mi distrito y nos llevaron al tren que partiría a Panem, el tren estaba compuesto por doce vagones (uno por distrito), quería decirle algo a mi compañera tributo pero no sabía el que, se la veía tan fuerte y serena que no me salían las palabras.

Al entrar en nuestro vagón nos esperaba un hombre de mediana estatura y piel negra. Parecía algo nervioso, -el debe ser nuestro mentor- pensé, el abuelo me había contado con todo detalle todo lo que sucedía cuando te nombraban tributo.

Se llamaba Bernard, parecía simpático, "la ninfa del bosque" se presento a él y yo hice lo mismo. Yo me llamo Leroy, me alegra de que viajemos juntos. Le dije para que se le pasará el nerviosismo, mire a Savera esperando algún tipo de conversación pero ella tenía la mirada perdida en el horizonte.

Escucha la voz del Elegido y se voltea a mirarlo. Por un momento lo analiza y se da cuenta que realmente es más joven que ella. Su rostro nunca era de sonreír mucho pero había aprendido a ser una gran actriz para sorprender a las amistades de su madre.

Lo mira y le extiende su mano para darle un saludo cordial - Un placer, Leroy. Tal vez nos habíamos visto un par de veces - dice recordando las ocasiones en que saltando árboles, lo veía entrenando con un antiguo campeón.
Una sonrisa, lo más natural posible, para no generarle tantas incomodidades al joven que era su compañero. Su fin sería el mismo pero si podía ahorrar las incomodidades ahora, tal vez las venideras serían más tolerables.

Por fin unas palabras de ella, mi abuelo me solía decir que si quieres que te respeten debes hablar con cierta prudencia y olvidar las necedades, de ahí que al hablar de esa forma al mentor, mi compañera también contestase.

Claro que te he visto por el bosque, se que te escondes muy bien pero mi abuelo me avisaba de tu presencia, jejeje.

Espero que tengamos suerte en los juegos,aunque.... mis palabras se entrecortaron, sabía que solo uno de nosotros podía sobrevivir y lo más seguro es que ninguno regresará a casa.

Savera acepta las palabras del joven con tranquilidad pero al comprender lo que venía después de su pausa, quizo interrumpirlo.

- Gracias, seguro así será. Eres el "Elegido" - le guiña un ojo y le dedica una sonrisa, esta vez era sincera.

Bernard intentaba hablar con vosotros, pero abría la boca y la cerraba, sin saber muy bien qué decir.

Ah, claro, tú eres "El Elegido"... Vaya, y tú eres la Ninfa de los bosques. Sí, sí, todo el distrito ha oído hablar de vosotros. ¡Creo que poseéis cualidades de ganadores los dos! Pues tendréis que entrenar mucho para poder ganar

Se calló de pronto.

Esto... no se, ¿queréis tomar algo?