Partida Rol por web

Veo que seguís queriendo más, y me alegro, porque aún nos faltan muchos distritos. ¡Demos una gran bienvenida al muchacho del distrito 3, un joven de 18 años... Maaaark Dubrinski!

Mark apareció en el plató y los aplausos subieron de nivel. Caesar le recibió con un buen apretón de manos y le guió hasta el sofá.

¡Buenas noches! Bueno, espero que mi traje no te deslumbre, jajaja La gente coreó con risas las palabras de su presentador favorito. Vamos a empezar con la entrevista, no te quiero quitar tiempo de protagonismo. ¿Qué es lo que más te ha gustado del Capitolio?

No estaba acostumbrado a tanta gente, pero al los trajes menos aun. Me habían dado un traje negro como la noche con una estúpida corbata de color plateado que apretaba a mas no poder. Justo antes de salir estaba pensando que en la arena podria haberla usado para ahogar a alguien. Al salir me quede impresionado, pero recordé que me estaba jugando la vida de modo que salí saludando al público, y devolví el apretón a Caesar.

-Estas impactante Caesar, no se yo si te podremos seguir el ritmo mucho tiempo más.- Al preguntarme no evito reir. Me desabrocho el primer botón del traje y me palmeo el estómago.- Vaya cosas tienes Caesar, ¡Aquí comeis demasiado bien! ¡No recuerdo haber comido tanto en mi vida!

¡Tenemos a un gran amante de nuestra comida, seguro que nuestros chefs estarán encantados! dijo mirando al público. La gente gritaba y aplaudía a lo tonto, como si se les hubiera hecho un halago a todos ellos.

Eres joven, chico, pero lo mio son unos cuantos años de experiencia golpeó el hombro de Mark para terminar la frase.

Te gusta mucho comer, por lo que dices. Espero que no pretendas comerte al resto de tributos, ¡al menos literalmente! El público volvía a reír con la absurda ocurrencia del presentador.

Cuéntanos, ¿cómo pretendes acabar con tus rivales? ¿Qué armas ocultas hay tras un joven de gran paladar?

Rio junto al presentador. La verdad es que era de las pocas cosas que merecían la pena de estos malditos juegos eran las presentaciones, y yo esperaba salir bien parado.

-No se yo si encantados... No veas como me respondian a las 4 de la mañana cuando les decia que tenia hambre...- Rio rascandome la cabeza y volviendo a abrocharme el traje. Cuando comenta lo de comer tributos empiezo a rascarme la barbilla.- No me tientes Caesar... ¿Tu has visto que chicas hay por aqui? Seguro que le has echado el ojo ya a alguna.

Luego me cruzo de brazos cuando me pregunta por mis armas secretas.

-¿No es obvio? Usare mis encantos para enamorarles y que se maten entre si, dejando la via libre para mi.- Digo sonriendo.- Nah... Usare un arma de la que no muchos pueden presumir. Voy a usar la cabeza.

Sonrio al entrevistador. Cojo ambas manos entre sí para evitar que se note que me tiemblan. Demasiada gente... Hay demasiada gente...

-De eso se trata Caesar, cerebros. Por lo visto hay una preocupante falta de ellos en esta arena.- Digo riendo.

Al ver que me toca venderme suspiro hondo y me levanto. Miro al público ahora mas serio y decidido.

-Damas y caballeros. Toca venderme como si de una vulgar meretriz fuese.- Pongo ambas manos a mi espalda y me permito una confiada sonrisa.- Denme material. No necesito nada muy caro, gracias a toda la colaborcion de los distritos pueden proporcionarme mis enseres a muy buen precio. No me explayare diciendo los materiales que necesito, pues no quiero arruinarles la sorpresa. Soy listo, soy relativamente fuerte y lo más importante de todo... Vengo a ganar. 

Dado el momento inspiro hondo y dejo las manos al aire a ambos lados de mi cuerpo mientras aumento mi sonrisa.

-Patrocinadme y os juro que tendreis unos juegos del hambre como jamas nadie a visto o verá en la historia.- Inclino levemente la cabeza.
 

¡Y ahora, una muchacha que seguro os roba el corazón! ¡Con 17 años, procedente del distrito 4, demos la bienvenida a Kura!

Como Caesar había anunciado, los piropos inundaron el lugar cuando Kura hizo acto de presencia. Caesar la dio dos besos y la abrazó.

¡Esta noche está aquí con nosotros, pero no se puede ir con ninguno de vosotros! La gente comenzó a reir.

¡Buenas noches, Kura! ¡Has visto que cantidad de espectadores tienes ya! Habrás roto muchos corazones, seguro. Empecemos con las preguntas: ¿Qué es lo que más te ha gustado del Capitolio?

Lucía un precioso vestido de tirantes, muy sencillo, que viraba del azul marino en la parte de arriba hasta el blanco en el borde de la falda, justo por encima de las rodillas, dando la sensación de un mar con olas. Para acompañar el look, el brazo derecho tintineaba con el sonido de diez pulseras echas con trozos de conchas blancas y llevaba un colgante con una pequeña estrella de mar. Entró sonriendo, con las sandalias blancas taconeando sobre el entarimado y el pelo ondulado deslizándose hasta sus hombros. Correspondió al abrazo de Flickerman e hizo ademán de taparse la cara, avergonzada ante su comentario, aunque no sin antes dejar ver una sonrisa pícara.

- No tantos, señor Flickerman, aunque espero tener tiempo más adelante para ello - la idea consistía en jugar con su imagen de niña angelical pero demostrar que ya era una adulta, una mezcla entre lo adorable y la picardía, para dar a entender que podía satisfacer más de un oscuro deseo de los extravagantes habitantes del Capitolio. Se llevó un dedo al mentón, fingiéndose pensativa -. ¿Lo que más me ha gustado dices? ¿A parte de estar aquí contigo? - esperó a que sonara alguna risa y le guiñó un ojo -. Bueno, como sabrás el Distrito 4 tiene unas preciosas vistas al mar, lo ves desde cualquier sitio, el horizonte. Aquí todo resulta más grande y los edificios crecen como árboles, la civilización ha vencido a la naturaleza. Creo que es horrible y a la vez, tiene un encanto magnético que me tiene pegada a la ventana incluso mientras como - concluyó con una pequeña sonrisa.

¡Oh, dios mío! gritó Caesar llevándose la mano al pecho, fingiendo al mismo tiempo un desmayo ante las palabras de Kura.

Señores patrocinadores, quiero que apoyen a Kura. ¡Es mi amor platónico! la gente empezó a aplaudir mientras en las cámaras empezaban a salir corazones alrededor de la cabeza del presentador.

Cuando todo se tranquilizó, Caesar continuó la entrevista.

Bueno, joven, cuéntanos. ¿Piensas acabar con los demás distritos con tus palabras? ¿O tienes más talentos ocultos, secretos, que harán que deslumbres todavía más?

Se fingió deslumbrada por Caesar al verle rodeado de corazones mientras soltaba una risa cristalina.

- ¿Acabar con los demás con palabras? ¿Esto es la Arena o un concurso de poesía? - sonrió ampliamente -. No, no, tengo mis armas ocultas y soy muy capaz de ser letal - al decir esta última palabra, se había puesto seria, aunque terminó por cambiar su expresión a una sumamente inocente y adorable -. Pero eso os lo dejo para los juegos, no quiero quitaros la diversión ni desvelar mis cartas ocultas.

Deseó con todas sus fuerzas que eso de ser misteriosa lograra que alguien picara el anzuelo.

Y nuestra querida Kura sigue demostrando cómo de afilada tiene la lengua. Si consigue una daga con el mismo filo, ¡cuidado, tributos! ¡Kura se acerca! gritó mientras levantaba los brazos y el público se entregaba con sus aplausos.

Un pitido volvió la normalidad al plató.

Demuestra una vez más tu poderío al hablar. Convence a los patrocinadores que aún no estén a tus pies de que te apoyen. Vamos, ahí tienes la cámara.

Miró a la cámara con una repentina fiereza brillando en sus ojos, aunque sin perder su sonrisa.

- Todos sabemos cuál es una opción lógica para ganar. Quiero decir, un tributo del tamaño de un oso siempre parece una apuesta segura, ¿verdad? ¿Quién va a preocuparse por una chica menuda como yo? La diferencia radica en que aunque en un principio nadie vaya a por el oso, siempre será el primero en la lista de amenazas, será el que todos saben que deben eliminar. Una chica como yo - hizo una pequeña pausa al hablar, dulcificando su mirada - sólo tiene que sobrevivir el tiempo suficiente para poder demostrar el gran error que ha sido subestimarla.

¡Ahora es el turno de una dulce muchachita de 17 años que viene del distrito 5! ¡Un gran aplauso para Caryl Harman!

La gente aplaudió con fuerza al ver aparecer a la tributo del distrito 5. Caesar la recibió con un par de besos y, agarrándola de la cintura, la llevó hasta el sofá.

¡Buenas noches, Caryl! Espero que aquí te sientas como en casa, como no puede ser de otra manera. Bueno, cuéntanos, ¿qué es lo que más te ha gustado del Capitolio?

¡Oh, no me lo creo! Tenemos a una joven tímida, señores. ¡Tímida! Espero que en la Arena no te de por tartamudear al atacar a tus rivales, ¡así no podrás vencerles!

El público le rió esa gracia a su querido presentador. Estaba claro que si Caesar les insultaba, ellos se lo tomarían como una broma y también reirían.

Cuéntanos, Caryl, cuéntanos cosas sobre tí. ¿Qué te dijeron tus padres cuando saliste elegida? ¿Dejas a alguien especial en tu distrito? ¿Qué harás si ganas estos Juegos?

Vaya, esto se va a convertir en una guerra de genios, ¡qué fascinante! dijo mientras daba un pequeño toque en la barbilla de la joven. Si te lo propones, estás más cerca de conseguirlo, ¡ten fe!

Antes de que llegara la siguiente pregunta, un pitido les interrumpió.

Oh, vaya, el tiempo se nos acaba. Es tu turno para hacerte notar. Es el momento para que dirijas unas palabras a los patrocinadores y les convenzas de que te ayuden en la arena.

Sabía que llegaría ese momento, y aun así sabiéndolo estaba algo nerviosa. Eso de estar delante de la cámara no era lo mío. 

Me aclaré la garganta con un poco de agua y luego una cámara la tenía en frente, sabía que era el momento. 

- Se que no soy una clara candidata a ganar en la Arena, hay tributos mucho más fuertes que yo, pero a veces los mejores no son los más fuertes, sino los más hábiles, ingeniosos y los que tienen la capacidad de improvisar cosas a medida que van pasando. Se que esto no muchos lo tienen, pero creo que yo soy una de ellas, así que, espero que sea así. Muchas gracias. - Entonces di las gracias bajando con la cabeza.