Partida Rol por web

Asentí.

_{-La isla ha cambiado su orografía, es lógico pensar que siguen un patrón. Si cada noche cambia de lugar, podemos acercarnos a nuestro anterior lugar de descanso y rezar por que a la mañana siguiente nos encontremos mas cerca de la cornucopia... ¿Una navaja sin cuchilla?-} La verdad es que me parecía del todo extraño.- _{¿Aun guardas la pomada con la que murió la del distrito 7?}

_{- Se la llevó el chico del 7.} - le contesto negando con la cabeza.

Dejo escapar un bufido de molestia.

_{-Cagarro... No se me parece un poco raro lo de ese chico...-} Comento molesto.

Me encojo de hombros.

_{- Quien sabe lo que pasaba por su cabeza.} - digo. _{Estaba muy unido a esa chica.}

_{- Venga, vámonos de aquí.} - prosigo. _{Debemos encontrar agua o empezaremos a tener problemas.}

Savera sentía dudas. No sabía cuántos tributos habían caído en cuestión de horas pero era el momento de moverse. No quería morir de hambre y era posible que pudiera saquear a los tributos muertos, así fuera buscando su posición.

Trata de calcular la distancia aproximada a la cual se encuentra el tributo que acaban de llevarse y su posición relativa, antes de bajar el árbol en su búsqueda. Teniendo sus coordenadas aproximadas, saldría a buscarlos. Llevaba el cuchillo siempre consigo, pues no sabía qué podría encontrar, además debía recordar tomar la navaja suiza pero dejar su mochila escondida para tener libertad de movimiento y menores posibilidades de ser descubierta. 

Miro a Marcus con cierta sorpresa.

_{-Dijo que era su hermana. Es normal que esté afectado, pero debería haberlo asumido.}- Digo serio. Luego me sacudo el polvo de los pantalones y asiento.- _{Agua. Suena bien.} 

_{- Estaba a cierta altura y no lo oí con claridad.}

_{- ¿Asumirlo?} - comento. _{No es fácil asumir que has causado la muerte de un hermano.}

Esta vez me tocó a mi encogerme de hombros.

_{-Ambos estaban en una competición en la que solo puede salir uno vivo y no eran de los mas fuertes o listos.}- Digo con cierta frialdad.- _{¿Cuantos debemos quedar vivos a estas alturas?}

_{- Según los cañonazos escuchados debemos quedar menos de 10.} - le respondo. _{Habrá que esperar a esta noche para averiguar quién ha sido el último tributo en caer.}

_{- Podría quedar otro menos si hubieramos liquidado al chico del 10 pero estabamos ocupados manteniéndonos con vida contra el "zombie".}

Una rápida inspección del terreno hace que te fijes en las raíces de los árboles Todas parecen apuntar en una misma dirección, alejándoos del maizal.

Los insectos no ayudaron a Jerome. Hicieron un círculo alrededor de ambos combatientes y parecían gritar como un público enfurecido. Por mucho que intentasen huir, lo único que les permitiría aquel enjambre era luchar hasta la muerte.

Y así fue.

Kura se acercó lentamente, ya era innecesario correr. Jerome se giró y le plantó cara, pero no lo hizo ni dos segundos. La joven saltó sobre su víctima y le clavó el cuchillo en su pecho. Jerome intentó quitarse el cuchillo, pero no lo consiguió. Cogió a Kura de su ropa e intentó tirarla al suelo, pero el único que cayó fue él, para no volver a levantarse.

Bajaste del árbol con cierta dificultad, pero sin rasguños, por suerte. Decidida, decidiste ponerte a caminar. La distancia era obvia, parecía que te indicaban la posición exacta con un foco. Así que te pusiste en marcha.

El paisaje era totalmente cotidiano. Al alejarte de la zona del maizal, todo eran árboles altos y matorrales.

Y corriste como si te persiguiera alguien o algo. Pasaste al lado de los árboles a gran velocidad, pasando por tus ojos como si fueran un montón de colores.

A lo alto, en el cielo, un grupo de insectos ascendió en el aire. No se dirigían a ningún lado, simplemente se mantuvieron allí. Aún estabas lejos de su sombra.

Al matar a Jerome, los insectos se fusionaron de nuevo y ascendieron al cielo. Estabas bajo su sombra, parecía que estaban llamando a otros tributos a que te fueran a buscar.

¡Pum!

Otro cañonazo resonó en la Cornucopia

El hambre y la sed empezaba a hacer mella en vosotros. Muchas horas sin comer y sin beber podía causar la muerte como cualquier arma puntiaguda.

El hambre y la sed comenzaban a sentirse pero Savera se ponía en camino. Era el momento de arriesgar su vida y si tenía suerte, dar con sus aliados, aunque la velocidad con la que morían los tributos le daba a entender que había alguien dedicado a cazarlos.

Savera caminaría en la dirección donde estaba el cuerpo del último tributo y buscaría la próxima nave. No sería difícil de encontrar, al fin y al cabo era una y muy grande.

Continuó, sujetando su cuchillo y antes de partir, se aseguró de tener la navaja consigo. Trata de mezclarse con los árboles todo el tiempo y permanece alerta a lo que pueda encontrar. Debe comer algo y buscar alguna fuente de agua antes que la deshidratación le pasara factura.

Se quedó mirando esa enorme mancha de insectos mientras ralentizaba el paso. A pesar de la distancia y de que, en principio, no se encaminaban en su dirección; toda presencia de vida suponía una amenaza. Mantuvo el paso - lento - durante unos segundos más. El cansancio y el hambre empezaban a hacer mella en su cuerpo. Con tanta tensión y contratiempo, había perdido la cuenta. ¿Cuánto llevaría sin comer? ¿Horas? ¿Un día? No lo sabía.

Se desajustó la mochila del hombro despacio. Sin prisa. La cosa parecía estar en calma. Era el momento de sentarse a reponer fuerzas y pensar en su próxima estrategia. Podía mantenerse escondida o ir a la caza. Asegurarse de eliminar a sus contrincantes. Lo primero parecía fácil, aunque conllevaba ser una presa accesible. Lo segundo, contaba con el factor sorpresa.

Iba barajando los pros y los contras en su cabeza mientras, de cuclillas, sacaba una de las raciones de comida que les había facilitado el patrocinador. El olor entró por su nariz antes de que el manjar estuviese visible. El fuerte rugido de su estómago fue una señal de lo sumamente hambrienta que estaba. Era increíble que hubiese aguantado hasta ese momento. La adrenalina, que hace maravillas.

Se sentó en el suelo de forma pesada, sin cuidado. Tenía el cuerpo algo magullado y un 'pequeño' golpe como ese no iba a causarle ningún dolor. Manteniéndose alerta a su alrededor, comenzó a darle bocados al alimento. Pequeños y lentos, asegurándose una coherente llegada al estómago. No podía permitirse vomitarlo.

Miro a Marcus al oir el cañonazo. Le toco el hombro y le hago un gesto para que me siga.

-_{Tengo una idea. Creo que se donde podremos encontrar agua.}- Empiezo a marcharme del maizal, en la dirección en la que apuntan las raíces de los árboles. Se las señalo.- _{Parecen apuntar todas en la misma dirección. Probaremos ahí.}