Partida Rol por web

_{- Otro menos.} - digo siguiendo a Mark.

El camino es monótono. Sólo árboles y más árboles. Por suerte vuestro camino estaba claro, las raíces cada vez parecían más claras. Seguramente estabais cerca del agua.

Gracias a tus pasos silenciosos y a tu buena mirada, viste a dos tributos que tarde o temprano se cruzarían por tu camino. Una mirada más detenida te dijo quiénes era: Marcus, del distrito 12, y Mark, del distrito 3. Era hora de hacer planes.

Tu estómago acepta con ganas e ilusión la comida que le estabas dando. Tus energías se recuperaban a gran velocidad. Ya estabas recuperada para volver a la caza.
Y justo cuando te movías, viste como cerca de ti aparecía una nave y se llevaba a un tributo muerto, aunque no pudiste saber quién era.

No recordaba la última vez que había disfrutado tanto de una comida. Ni siquiera en aquellos tiempos en los que escaseaba tanto que acababa por repartir  su ración entre sus hermanos, a escondidas. El recuerdo le encogió el corazón. A penas habían pasado unos días desde que se había marchado de casa, pero sentía que cada uno había sido como una década. Recordaba a la perfección su cara y sus voces, pero no podía evitar sentir el miedo de perderlo en cualquier momento.

Se obligó a dejar esos pensamientos a un lado y a volver a centrarse en lo que realmente importaba: seguir adelante. Recogió las cosas con calma mientras se centraba en su alrededor en busca de cualquier amenaza. Fue entonces cuando escuchó la nave. El ruido le sobresaltó. La tensión concentrada en su cuerpo fue relajándose poco a poco. Era un tributo muerto.

Era hora de continuar. Echó a andar con tranquilidad. Por el momento no tenía prisa.

A medida que avanzamos mis músculos se van tensando en espera de alguna trampa creada por algún otro tributo. Al fin y al cabo el chico del 11 no era manco en esas lides según creía recordar.

Claro que sí, como había esperado aquellos insectos no iban a permitir que se alejara con tanta facilidad. Querían sangre, o tal vez el público del Capitolio no estuviera disfrutando especialmente con aquellos juegos y hubieran decidido terminarlos ya. No sería por ella, creía haberles dado bastante acción en el poco tiempo que llevaban en la arena. sin embargo era consciente de que la audiencia mandaba y que nada de lo que había hecho la convertiría en favorita.

Recogió todo lo que tenía "el chico", al que seguía negándose a llamar por su nombre posiblemente por su tierna edad, cuadrando la mandíbula, sin olvidarse de su lanza y su cuchillo y se puso a andar para marcharse de ahí, queriendo comprobar si los insectos la seguían o permanecían en el lugar, siempre pendiente de los sonidos que la rodeaban, a sabiendas de que, por lo menos, había bastantes posibilidades de que uno o varios tributos estuvieran dirigiéndose hacia aquella nube de insectos tan llamativa.

Miré a Marcus, y le vi husmeando por los alrededores, atento a las trampas que pudiera haber. Me pareció una idea bastante buena, de modo que me separé un poco indicándole con un gesto de la mano que seguiría recto y atento de trampas.

Mantengo a Mark siempre por delante mía y dentro de mi campo de visión.

Savera logra divisar a una de sus preocupaciones: Marcus. Él había amenazado con encargarse de ella si no se unía a los profesionales, pero su compañía es la cual le sorprende: Mark. El joven del distrito 3 con el cual ella había hablado en el comedor. Ciertamente, ella había hecho una alianza con él pero encontrarlos juntos era desconcertante. ¿Y si Mark los había traicionado a todos y por eso tantos tributos estaban muriendo?

No podía correr riesgos y seguro que entre los dos podrían deshacerse de ella más fácilmente. Afortunadamente, no la habían detectado todavía, así que se aseguró de permanecer escondida y tratar de escuchar su conversación. Si iba a acercarse a ellos, lo primero era saber qué pretendían.

Ambos caminabais en la misma dirección, separados a una distancia prudencial. Pero ibais lentos, pues no mirabais a un lado y a otro intentando descubrir trampas o algo que os pudiera prevenir de algún ataque.

Mientras Marcus parecía buscar lo mismo que tú, viste algo que te resultó extraño.

Grietas.

El suelo parecía agrietado ante tus ojos. Parecía obvio que se iba a destrozar en cuanto lo pisaras. Por suerte, habías decidido ponerte a buscar a tiempo, pues podías haber muerto si la caída era muy fuerte.

Nada, no hay trampas a tu alrededor. O nadie ha pasado por allí, o los tributos han sabido hacer muy bien su trabajo.

Un paquete cayó a la derecha de Mark. El paquete iba dirigido a él.

Me detuve en seco al ver caer el paquete. Lentamente me agaché a recogerlo.

_{-¿Ahora que? ¿Diarraicos? ¿Polvos de talco?}- Suspiré mientras lo abría. No se a que juegan los patrocinadores, pero esto no me gusta nada.

Le quitaste al muchacho todo lo que tenía encima y te alejaste. Escuchaste el ruido de la aeronave pasar cerca y llevarse al tributo que acababas de matar. Los remordimientos no te atormentaban. Era él o tú, no te quedaba otra opción si querías continuar viva.

Los insectos se quedaron en su posición, no te siguieron mientras continuabas avanzando. Tras unos pasos, los árboles se abrieron. Habías llegado a la Cornucopia, donde había comenzado esa matanza.
 

Dentro había una tirita infantil y una nota.

Más peligroso que mono con navaja: cuida tu espalda de la mentira
 

No te veían. Por suerte, tus escondites eran buenos. De momento, no deberías correr peligro si te mantenías oculta. Pero todo tenía su inconveniente. Estabas tan bien oculta que no eras capaz de escuchar nada de lo que decían.

Por sus movimientos, sacaste en claro que estaban buscando algo. Seguramente algún tipo de arma o de trampa. Parecían intentar seguir algún rastro.

Del cielo cayó un paquete, que se quedó al lado de Mark.

Continuaste caminando. La comida te había dado energías nuevas, aunque tus recuerdos de tu familia volaban en tu cabeza.

La nube de insectos parecía haberse paralizado. Era como si señalaran un punto del campo, como si quisieran que fueras allí. Y, aunque de manera directa no ibas a pasar por debajo de ellos, la curiosidad te estaba picoteando.

A tu alrededor la espesura de árboles parecía decrecer, aunque seguía habiendo muchos. No sabías por qué, pero te daba la sensación de que ya habías pasado por allí. O mejor dicho, habías huido de allí.

Savera esperó pacientemente a que se acercaran pero por desgracia, nada llegó a sus oídos.

Cada vez estaba más indecisa de cuál debía ser su próximo movimiento y creía que lo mejor era seguirlos observando desde donde estaba, al menos por ahora.

Mark había hablado bastante mal de Marcus en el comedor y ahora estaban juntos. ¿Qué pudo haber llevado a éstos a unirse? ¿Y si eran ellos quienes estaban aniquilando a los tributos? ¿Y si habían traicionado su alianza? ¿Qué pasaría entonces? ¿Y si se arriesgaba a salir?

Mil y un dudas agolpaban su mente cuando el paquete cayó a los pies de Mark. Tal vez era un regalo de patrocinadores. Era una lástima porque ella no había recibido más que trampas. Mira atentamente y espera a determinar lo que le han obsequiado para tomar la decisión sobre lo que tendría que hacer. Descubrirse y tratar de aliarse a ellos o seguir por su cuenta. El hambre comenzaba a pasarle factura, al igual que su sed. Debía apresurarse. Debía saber qué le habían obsequiado a Mark para darse una pista de su lealtad.