Partida Rol por web

El movimiento de los arbustos continuaba. Y un desliz te permitió ver a los que allí estaban: Savera, la chica del distrito 6, Mark, del distrito 3, y Marcus, del 12. Habían llegado los tres juntos, y ahora Marcus se alejaba de ellos, mientras caminaba con cuidado. ¿Habria más tributos? ¿Sabrían que estabas allí y te estarían provocando?

Me agacho a observar detenidamente la situación mientras busco algo que llevarme a la boca que aplaque tanto el hambre como la sed. Por lo menos momentáneamente de forma que me permita pensar con claridad.

Le parecía según sus cuentas que aquellos eran todos los tributos que quedaban de modo que no tenía por qué preocuparse de un ataque por la espalda cuando los tenía a todos ante sí, de modo que, con la lanza en la mano, se dispuso a esperar un primer movimiento.

Además, tenía la ventaja de haber llegado antes y de que su cuchillo, con un filo que podía estar envenenado, estaba enterrado con la punta afilada hacia afuera y que había posibilidades de que alguno se lo clavara en el pié. Combatir cojo debía ser bastante complicado, se dijo.

Marcus se va alejando de vosotros hasta que le perdéis de vista

Encontraste varias plantas no venenosas, pero dudabas mucho que sirviese para llenarte el estómago o calmar el dolor de tu garganta. Te movías lento e intentando esconderte, pero los ruidos de tus pisadas podían alertar a cualquiera. De momento, allí seguía estando la mesa.

Mark y Savera se habían quedado quietos, como paralizados. Por otra parte, Marcus se alejaba de ellos, caminaba intentando ser sigiloso, aunque no lo conseguía, y observando todo a su alrededor.

Me palmee el pantalón quitando el polvo de la caida y miré a Saavedra fijamente. La verdad es que no me fiaba de ella, ni de Marcus... Ni de mi mismo ultimamente, pero puestos a dudar, mejor dudar de otros.

-Parece que no queda otra que avanzar.- Comento mientras me voy alejando de la joven, sin darle la espalda, caminando de lado. Dejo escapar una sonrisa y le hago un gesto de despedida.- Procura sobrevivir a lo que viene. Sería una lastima ver tu cara proyectada en el cielo.

Sin nada más que decir me adentro en el bosque, siguiendo el hueco que dejó Marcus, en busca de la Cornucopia.

Decido reposar y comer algunas plantas de las no venenosas para intentar paliar el hambre y con suerte la savia de las mismas también saciarían parcialmente la sed.

Mientras tanto sigo atento a todo lo que acontezca en los alrededores de la Cornucopia.

La paciencia nunca había sido la virtud de Kura que siga mirando a sus compañeros tributos como invitándolos a acercarse al baño de sangre que estaban a punto de protagonizar. Porque lo sabía. Estaban ahí para aquello y aplazarlo era absurdo. Intentar andar sigiloso cuando ya estaba claramente a la vista también.

Alzó una mano hacia los chicos y saludó, cometiendo la mayor y última imprudencia de su vida.

- ¿Os acercáis o qué? ¡Uno de nosotros va a cenar en casa esta noche y alargarlo más es estúpido!

Savera escucha las palabras de Marcus y aunque iba a decirle algo, él se marcha velozmente. Había algo en su actitud que no le permitía sentirse tranquila, pero no dice nada y sonríe a Mark al escuchar sus palabras.

- No dudo de que tú lo hagas, no después de haber podido escalar por ti mismo esa zanja. Nos veremos después de esto - le guiña un ojo y vuelve su mirada a la Cornucopia.

Y así, volvía a estar sola. Con dos que habían tratado de aliarse con ella y uno de ellos que fingía estar muy herido. Tal vez lo hubiera envenenado haciéndole creer que las hojas eran curativas...

Sacude su cabeza para quitar ese pensamiento y dice para sí misma - Él está debilitado, así que de ser un traidor, llegará el momento de derrumbarlo. Además, siendo tan pocos, pronto nos forzarán a matarnos entre nosotros. Si no es que ya lo están haciendo... -.

El banquete parecía estar bien, pero el hecho de tener que exponerse, no sería lo más sabio. Podía pensar en tenderle una trampa a quien trate de seguirla, pero no sabía si podría. Mark y Marcus conocían su posición. Debía encontrar un escondite cercano a ese lugar, pero que no la dejara expuesta y desde el cual pudiera ver la Cornucopia sin problemas. Debía develar un poco más sobre los verdaderos pensamientos de Marcus, debía hacerlo. Mark parecía ser agradable, aunque la inteligencia del distrito 3 siempre había sido conocida, así que sabía que no sería un rival difícil de abatir.

Junto con ellos tres, debían ser tres, a lo sumo cuatro, los tributos que aún permanecían con vida. Uno de ellos podía ser la otra profesional  o el chico loco del distrito siete. ¿Y Leroy? ¿Estará bien? Apenas y había hablado con él, pero era lo único que le recordaba a casa. 

Intentaste seguir el rasto de Marcus. Si querías pillarlo por la espalda, te sería complicado, porque precisamente en silencio no ibas.

Y en ese momento...

El bosque era tu elemento, por algo te llamaban la ninfa de los bosques. Empezaste a moverte con una destreza natural entre los árboles, ágilmente y sin tropezar. Intentabas esconderte de los demás, pero no sabías si podrías. ¿Te estarían siguiendo? ¿Estarían preparados para atacarte?

Y en ese momento...

Efectivamente, las plantas no aliviaron tu garganta, pero parecieron silenciar la voz de tu estómago. Aún débil por no haber comido, no dejabas de intentar esconderte y de mirar a todos lados.

Y en ese momento...

La voz de una chica, salida de la nada, llenó vuestros oidos ¿Os acercáis o qué? ¡Uno de nosotros va a cenar en casa esta noche y alargarlo más es estúpido!

¿Quién sería? Lo importante es que sabía dónde estábais, os había visto.

Los tres se habían separado, intentando esconderse los unos de los otros. Pero podáis verlos perfectamente. Tus ojos ya acostumbrados al paisaje sabían distinguir cada uno de sus movimientos, además casi no eran nada delicados al caminar.

Tus palabras fueron lanzadas. Ahora sólo tocaba esperar la respuesta.
 

Savera sentía que se había escondido lo suficientemente bien, pero algo extraño sucedió. Alguien parecía estarlos vigilando y era una chica. Por lo que parece, podría ser la profesional. Según la historia de Marcus, ella y Savera eran las últimas mujeres sobrevivientes.

Parecía que había visto exactamente dónde estaba y ella se encargaría de encontrarla. Debía hacerlo si quería sobrevivir. Así, tratando de no salir de su escondite, comenzó a buscar alrededor para dar con aquella chica y atacarla antes que ella la atacara. 

Intento encontrar algo que pueda usar a modo de escudo, un trozo de arbol o similar.

- Si tengo que salir a campo abierto no lo haré sin algo de protección. - pienso.

Mark se quedó quieto, sin moverse ni un centímetro. Savera, como si fuera un animal cazando, se quedó alerta a su alrededor, intentando encontrar tu posición. Por su parte, Marcus empezó a mirar por todas partes, buscándote o buscando algo. Ninguno parecía haberse decidido salir a campo abierto, aunque era cuestión de tiempo.

Algo se movía. Y no sólo eso, también se escuchaba. Estaba en la dirección en la que se habían ido Marcus y Mark. Pero la voz parecía provenir de otro lugar. ¿Otro tributo quizá? ¿O una criatura?