Partida Rol por web

Tarde, fue tarde. Casi no te costó nada encontrar a la persona que te había tendido la trampa. Allí, sobre un árbol, estaba una joven. La reconociste sin problema: Kura, del distrito 4. Pero peor era lo que acababa de hacer.

Su lanza, con clara puntería, se dirigía hacia ti. Dejaste que la tela que hacía de puerta en la tienda se cerrara del todo, como si eso te protegiera del ataque. La lanza rasgó la tela y se clavó en tu brazo. El dolor casi te hizo gritar, pero no lo permitiste. Kura estaba bajando del árbol a gran velocidad. No era momento de quejarse.
 

A pesar de ver como no servía para nada traté de subir como pude al saliente. La tierra se estaba desgajando bajo mis manos y las plantas no ofrecían agarre, pero me negaba a morir así.

Saco el Estoque y decido defenderme de la perra esa que me ha traicionado faltando a su palabra.

- Veo que no cumples con tu palabra. - le digo a Savera. En ese caso está todo dicho.

Dado que mi arma es más larga que la suya decido aprovecharme de ello y empezar a atacarla con golpes lo suficientemente profundos como para ensartarla pero que me permitan mantenerme fuera del alcance de su cuchillo, o lo que fuera que portaba en la mano.

Savera mira a Marcus sin temor en sus ojos. Su ataque había fallado pero aún tenía una oportunidad.

- Fuiste tú quien se alió con los profesionales. Pude haberte atacado antes pero al ver que no pensabas ayudar a Mark, supuse que lo habías traicionado - sus reflejos eran buenos y esperaba que lo suficiente para evitar el ataque de Marcus. Sin duda, él tenía la ventaja.

- ¿Por qué no lo sacaste? - dice mientras se dirige a golpearlo. 

Miro a Savera.

- Fuí yo quien acabé con la vida de TODOS los profesionales. - le digo.

- Si quieres mira donde está y la precaria situación del borde del agujero. - continúo señalando al agujero con la cabeza. Está bastante retirado y no pienso caer con él.

Savera detiene su ataque un momento y examina la situación a la que se refiere Marcus. - ¿De qué hablas? Te aliaste con ellos e incluso dijiste que no me protegerías si me atacaban. ¿Cómo acabaste con ellos? ¿Por qué? - a pesar de mantenerse en guardia de recibir un ataque, trata de hablar.

No quiere acercarse más de la cuenta a la grieta para no dar oportunidad pero ciertamente, debía estar fuera de alcance - Igualmente, pudiste buscar algo para sacarlo y no lo has hecho -.

- Los del Profesionales del 2 atacaron a los del 1 a traición dejándolos inconscientes. - le digo a Savera. Luego simplemente ensarté al Chico del 2 y posteriormente a la Chica viendo como se escapaba la vida de sus ojos antes de sacar el estoque de sus cuerpos inertes.

- A los del 1 luegos los rematé pues en ese estado eran presa fácil para cualquiera que pasara por ahí. - añado alejándome girando en redondo alejandome del borde del precicipio y manteniendo la misma distancia con la pelirroja.

- Luego nos aliamos Mark, los del 7 y yo hasta que la chica del 7 murió por las picaduras de unas rastrevispulas y por la pomada que le untó su compañero de distrito.

- A partir de ahí seguimos solos pues el chico del 7 enloqueció y decidió ir a buscar a tributos a los que matar para reunirse con su compañera de distrito en la muerte.

Una vez dicho esto permanezco atento a los movimientos de Savera.

- ¿Quien te ha dicho que no estaba mirando como hacerlo sin poner en peligro mi vida? - le pregunto.

El rostro de la pelirroja se va suavizando, a medida que escucha las palabras de Marcus. Comienza a contar los muertos y se da cuenta de algo - Según tus palabras, quedan faltando alrededor de tres tributos por determinar su identidad. Han sonado cuatro cañonazos más después de la salida de la Cornucopia - mira al suelo y con una mirada más dócil, mira al joven del 12.

- Es sólo que... Bueno... Pensé que eran quienes se habían dedicado a cazar tributos. Verlos juntos después de la conversación en el comedor fue confuso. Si me permites, puedo tratar de sanar tu herida - no suelta su cuchillo mientras el joven no baje la guardia.

- Son los primeros que hallo desde la salida, pero fui emboscada, aunque supongo que fue obra de los patrocinadores, al igual que la grieta que se tragó a Mark - señala el agujero y vuelve su vista. - Hay que buscar una manera de sacarlo -.

Se aleja de la grieta igualmente. No pretendía atacar, no más, pero estaba lista para defenderse.

- Esos mismos cálculos hice yo recientemente. - comento.

Bajo el estoque ante las palabras de la pelirroja del 6.

- En mi estado poco puedo ayudarle. - le respondo.

Si baja el arma y se acerca sin precaución la ensarto cuando no tenga tiempo de reacción (cuando esté a medio metro más o menos que sólo tengo que levantar el estoque para empalarla). A mi no me ataca nadie a traicion y queda impune.

En su cara era palpable el arrepentimiento que sentía por lo que sucedió. Realmente, ella no quería atacar, pero se vio forzada por las circunstancias. Ser asediada, perseguida, amenazada y además de eso, se habían burlado de ella de una manera u otra. Estaba cansada de todo eso.

Si era cierto que el chico del 7 había enloquecido, era posible que él fuera quien había causado las otras muertes, o que él fuera una de ellas. Al fin y al cabo, no quedan mucho tributos en la arena, al menos un porcentaje menor a la mitad.

Savera mira a Marcus y le dice - Puedes ayudarme buscando algo lo suficientemente resistente para sacarlo - extiende sus manos en señal de paz y le dice - Podré tratar de curar tu herida. Es lo menos que puedo hacer - espera la respuesta mientras permanece atenta a los movimientos del otro tributo.

¡Ventaja! O al menos suponía que haber acertado el tiro y tener tiempo de descender era una clara ventaja. Contuvo la sonrisa. La chica no había entendido la ventaja táctica del fuego, que le permitía vislumbrar la sombra del interior y por eso mismo y gracias a su precisión la había alcanzado, aunque fuera en el brazo. Pero aquello tenía que servir de algo, ¿no? No sabía si era el brazo útil de la chica.

Se encaró a ella sujetando su cuchillo con el filo impregnado de lo que esperaba que fuera veneno, midiendo a su adversaria con la mirada. Y, sin previo aviso, se lanzó hacia adelante con la intención de hundir el cuchillo en el brazo no lesionado de la tributo con tal de inutilizarla en el combate.

Poco a poco vas subiendo. Estás a punto de llegar otra vez a la superficie. Marcus ha desaparecido, pero medio escuchas la discusión que tiene con una mujer. Pero no consigues entenderlo todo, sólo puedes escuchar las palpitaciones en tus oídos por el esfuerzo que estás haciendo.

La inminente pelea se suaviza. En el Capitolio seguramente todos hayan suspirado de pena. ¡Podía haber sido una gran pelea! Pero ahora se quedarían con las dudas... Pues Savera y Marcus parecían haber firmado una tregua.

Sin perderse de vista, Savera empieza a buscar el terreno, en algo que pueda ayudar a Mark a salir del agujero.
 

Hay ramas que seguramente sean suficientemente fáciles de arrancar para poder hacer una especie de cuerda y ayudar a Mark.

El enfrentamiento era inevitable. Kura se acercó a Keara. Ambas con sus armas en las manos, esperaban un enfrentamiento que podía ser más o menos rápido, pero sin duda estaría cargado de dolor y remordimientos. Porque, por mucho que fuera necesario, matar a alguien no era plato de buen gusto.

Las muchachas se tantearon. Se lanzaron rápida estocadas, para comprobar los reflejos de su rival. Ambas eran buenas, fuertes y veloces. Los movimientos eran precisos y sólo una de las dos podía acabar con vida tras ese enfrentamiento.

Por suerte para ambas, no fue un combate lento. Un rápido movimiento de Kura puso fin a la batalla. Su golpe fue preciso, buscando la herida recientemente abierta por la lanza. El cuchillo pareció volar hasta la herida, pero no se conformó con eso. El cuchillo apareció por el otro lado del brazo de Keara, que gritó de dolor. La joven dejó caer su arma cuando Kura arrancaba su cuchillo. Había demasiada sangre, demasiada. Keara no tardó ni 10 segundos en desmayarse. Keara había muerto.

¡BUM!

Otro cañonazo en el aire. Otro tributo más había muerto.

Estaba lográndolo... Poco a poco. Me parecía oir a Marcus hablando con una mujer, pero no me quedé con nada. Mi mente estaba fijada en subir y librarme de esta.