Partida Rol por web

¿Odiseo? El nombre me pilla por sorpresa completamente. ¿Un profesional yendo al margen del resto? Esto no me gusta. ¿Realmente pueden fiarse de alguien así? 

Con el Dr Jekyll no he tenido trato alguno, no puedo opinar. Pero Odiseo... Odiseo me preocupa. 

- Alguien que no tiene miedo a la muerte, ¿estás seguro de que será un buen aliado? Además, ¿cuál es vuestro plan? En cuanto el resto de profesionales vean cómo está el tema, se nos echarían encima. ¿Pensáis huir de la Cornucopia o pensáis quedaros a por armas? ¿Pretendéis ser los que se queden en la Cornucopia con todo el material? ¿Odiseo va a contárselo a Yocasta? 

Si en verdad esas son las intenciones de Odiseo, entonces los profesionales estarían claramente divididos. Sería muy provechoso pertenecer a uno de esos bandos. Lo que me da miedo es que yo no soy buena en combate, no sé si resistiría ese encontronazo de gente tan preparada.  

-Pero Casiopea a donde me estas llevando, nos dijeron que esperaramos a que nos llamaran...

Momo miro alrededor, donde mucha gente hacia corrillo y parecian intrigar

-No parece que haya hombres grises por aqui, asi que podemos estar tranquilas

Una niñita de poco mas de 10 años aparecio en escena, a su lado una tortuga iba acompañandola. Momo parecia un poco perdida, parecia que la habian dejado atrasada y eso podia acarrearla problemas.

-Así es, Odiseo se lo comunicará a Yocasta, y está convencido de que se nos unirá.

Ladeo la cabeza, mirándola con gesto crítico.

-En cualquier caso tú misma has sido capaz de entrever el potencial de nuestro grupo. Ya te estoy diciendo demasiado a riesgo de no saber si vas a unirte a nosotros o no como muestra de que no quiero tenerte como enemiga. Me gustaría tenerte con nosotros, Victoria, pero no revelaré planes si luego puedes usarlo en nuestra contra de ir con otro grupo.

Gesticulo con la mano invitándola a acompañarme, dejando escapar un suspiro.

-No soy ningún suicida. Haz lo inteligente.

¿No le ha hablado su mentor, el hombre que lo trajo aquí, de los demás?. Aunque sea por encima. 

Perdone que haya sido tan directo, pero el asunto que tengo en mente no me permite andarnos con chiquitas, y requiere de una gran discrección. 

Durante un instante miro al hombre un poco confuso. Lo cierto es que no me han hablado mucho de ninguno de ellos... Entonces vuelvo a mirar hacia los lados. Si quiere ser directo, lo seré.

- ¿Qué sabe de mí, señor Hood? - pregunto, mirándole a los ojos. - ¿Y qué es lo que quiere exactamente?

Buenos días Sir Quatermain, soy Robin Hood. Encantado, aunque prefería que las condiciones fuesen otras. 

Veo que ha permanecido apartado, y puede que no sea consciente de algunas cosas. Si me permite, quiero proponerle un trato. 

Me parece que su concepto de inteligente y el mío no son exactamente el mismo. Ulises no me gusta. Ni un poquito. 

- Me tenéis que garantizar que no correré peligro alguno. Cuando llegue la Cornucopia, pienso huir, como te conté al principio. Ahora que sé que hay dos bandos tan poderosos, me planteo seriamente salir con las manos vacías. Prefiero conservar la vida. 

Asiento ante las palabras de Kvothe. La situación cada vez me gusta menos. No puedo evitar sentirme fuera de lugar. Ellos parecen completamente preparados para esto, pero yo... Yo ni siquiera sé si podría matar a alguien.

- Mi compañera de distrito es más callada. - respondo - He intentado hablar con ella, pero no he obtenido muchos resultados.

- ¿Cuál es vuestro plan con respecto a la Cornucopia?

Asiento nervioso a las palabras de mi compañera de distrito. Ha dado bastante en la clave, y la idea de lo que se viene encima me intranquiliza demasiado. Froto mis manos, un poco ansioso, mientras hablo.

- Yo... no sé si seré capaz de matar a alguien. - respondo, agradeciendo realmente su sinceridad - Pero hasta el momento en que sea inevitable puedo hacer otras cosas. Soy Doctor en Medicina y Leyes.

- Tampoco entraré a la Cornucopia. Por lo que he oído es casi una sentencia de muerte. - digo luego - Sin embargo... Bueno, he oído algunas cosas más, así que le aconsejo que no se fíe de los profesionales si le proponen algún tipo de acuerdo. Aunque supongo que era algo que ya daba por hecho.

- No se aún... abandonarla sin tomar lo mínimo necesario para sobrevivir parece una estupidez. Pero lanzarse a buscar algo puede ser demasiado peligroso. Tú eres un hechicero no? - digo a Kvothe - No tienes algún truco para hacernos con algunas cosas y evitar el combate?

La miro un unos instantes y finalmente cierro los ojos un segundo, dejando caer los hombros.

-Nosotros permaneceremos juntos tras el inicio. Y no podemos garantizar tu seguridad. Aquí cada uno vela por sí mismo más que por el que tiene al lado, es evidente. No podemos ofrecerte un trato desproporcional a lo que nos ofrece tu compañía, lo lamento. Aquí todos queremos sobrevivir.

Le habría tendido la mano. Habría charlado más con ella. Me habría despedido mentando su nombre. Quizás en otras circunstancias habríamos sido amigos.

-Suerte allí dentro.

Quizás ella estaba en lo correcto. Quizás debería abandonar el trato humano. Pero, ante todo, estamos de acuerdo en que debería sobrevivir. Recuerda todo lo que Ben te ha enseñado, Kvothe. Tempi, Felurian, Elodin, Kilvin... y sobretodo, Tarbean. Estoy preparado para esto. Yo ya era un superviviente.

- Hay un peligro de igual envergadura. - respondo de inmediato, bastante nervioso, asegurándome de que nadie más nos oye. Miro a un lado y otro, y antes de volver a hablar froto mis manos ligeramente ansioso - Un hombre ha contactado conmigo y me ha demostrado conocer mis secretos y debilidades. Al parecer, alguien le ha informado acerca de detalles de todos nosotros. Es otro de los profesionales, de modo que no le faltarán ni la fuerza ni la determinación, igual que a Odiseo. - termino, hablando aún con la garganta bastante seca. Bajo la mirada al suelo, inseguro, antes de hacer un gesto hacia el que se me presentó como Robin Hood - Tened mucho cuidado con él.

Un rato después vuelvo a acercarme al señor Holmes y a Miss Marple. Lo hago mirando a un lado y otro, asegurándome de que no hay nadie que pueda escuchar lo que digamos.

- Tengo algunas novedades. - anuncio de inmediato, frotándome las manos, un poco ansioso, dejando de lado los rodeos - ¿Cómo les ha ido a ustedes?

Alzo una ceja y niego a Odiseo.

-Nada más lejos de la realidad. No soy un hechicero. Sin embargo, también sé luchar, y soy un hombre de recursos. No sólo estoy convencido de que deberíamos hacernos con armas y provisiones de la Cornucopia, sino que estoy convencido de que la mayoría de aquí están asustados y piensan en sobrevivir. Si Yocasta se nos une, incluso apostaría por poder conquistar la zona. Apuesto a que la mayoría huirá directamente o cogerá lo indispensable y se largará. Nadie contemplará la posibilidad de quedarse.

Miro a mi alrededor, y especialmente al grupo de hechiceros.

-Por ahora, creo que deberíamos tener especial cuidado con ellos en el inicio. Son numerosos, pero creo que nosotros somos más fuertes.

Después, vuelvo la vista a mis compañeros.

-¿Qué pensáis?

En cuanto tengo un minuto me acerco a Kvothe con cuidado, intentando no llamar demasiado la atención.

- ¿Tienes... tienes un minuto? - le pregunto, haciendo un gesto para apartarnos adonde Odiseo no pueda oírnos.

Aparezco sosteniendo a la señorita Jones por los hombros amablemente y cuando el señor Jekyll anuncia que cuenta con novedades lo miro entre sorprendido y agradecido. Al parecer no soy el único que se mueve y que confía en sus compañeros de alianza.

- ¿Y cuáles son esas novedades, míster Jekyll?

Estoy tan centrado e interesado que se me pasa por completo el presentar a la señorita Jones. La información que tiene mi querido amigo me resulta mucho más interesante.

La niña camina indecisa, con una máscara melancólica pintada en el rostro infantil.
No termina de decidirse, no entra dentro de sus planes, pero quizas... si, quizás funcione. No lo iba a saber nunca si no lo intentaba.

Sus ojos almendrados buscan decididos la silueta de porte recio que tantos quebraderos de cabeza le está dando. Por que ella no está acostumbrada a tratar con adultos. Los niños son, en la mayoría de los casos, los que aún guardan dentro de sí algo de bondad. Aunque claro, hay excepciones. Y a eso quería agarrarse ella.

Tras un buen rato pensativa, gira en redondo y se aleja en dirección al arquero de atuendo verduzco que juega con la cuerda de su camisa.

- Disculpad.- Susurra al llegar, abrazándose el pecho de niña.- No pretendo molestaros, ni causaros contrariedad alguna. Solo... sólo pediros, si fuerais tan amable de hacerle un pequeño regalo a esta niña que se ha visto de repente arrastrada a una muerte prematura, ¿podríais vos, justo caballero, otorgarme el don de un nombre?

Sus ojos se empañan, abrumados por la expectación y el nerviosismo, mientras los mantiene fijos en el hombre que tiene ante ella.

Al ver que nos acompaña la señorita realizo una leve inclinación de cabeza. Lo cierto es que no parece para nada casar del todo con la unión que habíamos formado, pero eso puede ser un punto a favor. Y si el señor Holmes confía en ella, como mínimo le daré una oportunidad.

- Veamos... - comienzo, girándome un instante para echar un vistazo a la sala y asegurarme una vez más de que nadie nos oye. Mi voz suena rasgada, pero cada vez me siento más cómodo en la compañía de estas personas en concreto. Sin embargo, no puedo evitar echar un vistazo a la nueva incorporación. Al menos el choque cultural con ella no es tan fuerte como con el anciano de la barba y lenguaje arcaico. - Resulta que al menos uno de nuestros amigos ha recibido información sobre todos nosotros. Se ha acercado para hablarme de mis secretos. No sé cuánto sabe, pero desde luego no me ha gustado nada. Además, se trata de uno de los profesionales, de modo que no creo que tenga nada que envidiar a Odiseo. - comienzo. No es lo único que he descubierto, pero deseo conocer su opinión sobre este punto antes de continuar.

Observo con aire complacido como aquellos dos caballeros parecen ser de fiar. Parece que no me ha fallado el olfato, a pesar de la edad. Y sonrío especialmente a aquella jovencita de facciones adorables, pero con un claro elenco de inseguridades que se ve a la legua.

-Fantástico, hijo, fantástico... Veamos... ¿Quién es esta encantadora jovencita? - digo a Sherlock, mirándolo por el rabillo del ojo, para después mirarla a ella misma, dedicándole la más amable de las sonrisa- ¿De quién se trata, doctor? -pregunto, con curiosidad, observandolo con mucha más atención. Y es que hay algo en lo que dice que hace que mis sentidos se agudicen más de la cuenta.

- Se presentó como Robin Hood. - respondo, haciendo un leve gesto hacia el hombre para que puedan identificarlo. - Parecía como si quisiera algo de mí, pero aún no me ha dicho el qué. - Añado, echando un vistazo rápido al hombre y luego volviendo la mirada hacia nuestro grupo. Está claro que no somos los más fuertes o los más rápidos... pero al menos tengo la sensación de que poseemos un par de cosas que a los demás les faltan.