Partida Rol por web

Asiento ante las palabras de Odiseo, pasándome la lengua por los labios, un poco nervioso.

- Pero... - comienzo - Es difícil escoger en quién confiar. Y de todas maneras, ¿qué opciones tenemos? ¿Buscar aliados con los que tendremos que acabar después? ¿Pasar las noches en vela, alerta por si alguno de ellos fuese a cortarnos la garganta? - pregunto en un tono pesimista.

Durante unos instantes mi mirada se tiñe de cierta extrañeza.

- ¿Patrocinadores? - pregunto en voz baja tras mirar a ambos lados para asegurarme de que nadie nos oye - ¿A qué se refiere, señor Holmes?

Robin aparta al extraño hombrecillo de el alcance de Juana, y tras tranquilizarla, se dirige a el en privado. 

Perdona a mi compañera, puede llegar a ser algo cerrada de mente.

Seré claro chico, a lo largo de toda mi vida, todo aquel que ha presumido de tener poderes mágicos o divinos ha resultado ser un charlatán. Pero en este lugar hay cosas que escapan a mi comprensión.

Así pues: Sobrevive a la cornucopia, muéstranos tus artes , elimina a alguno de esos magos peligrosos y contaras con nuestra protección. 

-Tra...Trato hecho. 

Romeo había permanecido atento, junto a su amada e idolatrada Julieta. A pesar de sentirse liberado porque en aquel lugar las rencillas de los Capuleto y los Montesco no tenían cabida, le preocupaba que Julieta pudiera sufrir algún daño durante el transcurso de los juegos. 

Allí había gente dispuesta a matar. Gente dispuesta a ganar. Y fue por ello que, queriendo buscar toda posibilidad de supervivencia para ambos, prestó atención a aquellos que se acercaban a ellos dispuestos a ofrecerles su alianza. 

- Julieta, mi sol, mi vida, mi corazón. Posees un corazón bondadoso sin duda, y de él me he prendado. Pero me temo que debemos tomar como ejemplo la ruindad de nuestras respectivas familias para constatar que cualquiera aquí podría utilizarnos a su favor, o tendernos la mano para luego vendernos en pos de una mejor situación. El hombre pelirrojo quizá realmente ansíe la paz, y de ser así, loables son sus ideales. Sin embargo, si es tu deseo que forjemos con él una alianza, deberíamos ser cautos. Quizá sea una vil estrategia.

Acepto el papel que me tiende el joven príncipe con mi corderito bizco.

-No se preocupe, su majestad. El corderito será feliz en las tierras de mi amada Castilla.-Saco otro papel y me dispongo a dibujar el cordero perfecto. Aparece esquilado, dejando al descubierto un cuerpo fuerte y sano y unos pequeños cuernos asoman por su diminuta y adorable cabeza.-He aquí, mi señor, el cordero más perfecto que jamás se haya dibujado. Fuerte como un toro y grácil como una gacela. Tiene la vista de un alcón y el oído de un felino. No encontrará cordero igual. 

Le tiendo el papel al niño, repitiendo una vez la reverencia.

Julieta escucha las palabras de Romeo y asiente con firmeza. - Oh, mi vida, temo que de nuevo somos juguetes de un triste destino y no podamos fiarnos ni siquiera de nuestra sombra. Aquella mujer de orgulloso y altivo porte, - dice la joven, señalando a Yocasta con la mirada - se me acercó antes, ofreciendo con dulces palabras sobre la nobleza de mi familia un pacto entre nosotros, ella y el caballero que la acompaña. Sin embargo, se trata de profesionales y temo que hayan posado sus ojos sobre nuestras cabezas, con la intención de atraernos hacia su cubil para traicionarnos después. ¿Qué crees que deberíamos hacer cuando este macabro juego comience, Romeo? ¿Crees que podemos confiar en el anciano que senil no cesa de confundir nuestros nombres? ¿Con quién crees que podríamos pactar para intentar sobrevivir? ¿O quizá deberíamos tratar de ayudar a los niños que parecen más desprotegidos? - Termina, mirando al Principito, a Momo y a la Emperatriz infantil.

- No me gusta tanto la idea de estar con esos 3 sin tener un respaldo. Formarán un grupo demasiado cerrado y contra el que tarde o temprano tendré que enfrentarme y si Niké no está de mi parte puede que sean ellos 3 contra mi. Yo hablaré con Robin de Locksley para explicarle mis razones a no unirme a su grupo. Principalmente no confío en la lunática y esos Rick Deckard y Susan Calvin son demasiado extraños para mi, mucho más que cualquier mago. Tampoco estoy de acuerdo con su planteamiento. Nuestra separación puede ser por ello, tú crees tener más posibilidades con ellos. Sin embargo, si tu estampa te lo permite, sería mejor que esperaras a darles la mala noticia. Espera hasta el último momento y quizás ya no tengan tiempo para formar una alianza con nadie más.

- Yo hablaré con Epicasta, de seguro se nos unirá. No se qué piensan ustedes de los demás. El tal Robin de Locksley de seguro no se separará de su doncella, aunque puedo probar suerte y hablar con él. Los demás... o me resultan demasiado extraños o débiles o cobardes o poco merecedores de confianza. A quiénes ven ustedes con buenos ojos?

Me acerco al pequeño hombre y le saludo- Buenos Días, mi nombre es Robin, Robin Hood. No nos han presentado antes. 

He podido observarte mientras entrenabas, y eres mas duro de lo que pareces. No eres un niño entre tu gente. ¿Me equivoco?

Así es Doctor Jekyll, van a matarse; y no solo eso, probablemente van a matarnos. Por que, seamos sinceros, usted y yo no somos precisamente los que mas probabilidades de ganar tienen de entre los presentes. Veinticuatro personas entrarán y una saldrá con vida. Y si quiere tener alguna posibilidad de ganar, no solo van a matarse si no que nosotros vamos a matarlos.-Dijo Asenath dedicándole una sonrisa encantadora al Doctor Jekyll, o al menos habría sido encantadora en cualquier otro contesto porque cuando hablas de matar lo encantador se vuelve siniestro.- Si lo que quiere es buscar una alianza inicial yo le adelanto que no tengo intención de hacerle ningún daño, al menos no hasta que el juego esté avanzado. También le digo que no tengo ninguna intención de entrar a la cornucopia y que si lo que busca es mi ayuda ahí no la encontrará. Si quiere ayudarme con mis planes posteriores a eso, bueno, entonces podríamos hablar...

No me parece mala la idea que propone, yo tengo unas cuantas... artimañas, que podría utilizar. Y bueno, supongo que entre los dos podríamos hacer algo... ¿Que tal se le da atraer a la gente a trampas? 

Hola. ¿Sir Jekyll verdad? Mi nombre es Robin Hood. 

Tengo entendido que usted tiene un gran poder oculto en su interior ¿Me equivoco?

En cuanto el hombre se acerca hacia mí mi nerviosismo aumenta. Sin embargo, no deseo ser descortés, de modo que realizo una leve inclinación de cabeza cuando llega a mi altura.

Al escucharle hablar, mi corazón comienza a acelerarse y miro a ambos lados, intentando asegurarme de que nadie nos escuchas.

- ¿De-de-de dónde saca eso? - pregunto en voz baja, inseguro, con la boca pastosa y la garganta seca por los nervios.

-Es mi especialidad atraer gente...incluso cuando no quiero hacerlo.

- El anciano senil parece dispuesto a protegerte, amada mia. Y cualquiera que desee salvaguardar tu bienestar debería ser bien recibido por nosotros- dijo, tomando sus manos entre las suyas- No podría continuar viviendo si algo te ocurriese, Julieta-su mirada, preocupada, se sumergió en la de su amada- primero me vengaría de quien te hubiese causado cualquier mal. Pero acto seguido... No sería capaz de soportarlo, ¿lo comprendes? Tenemos que permanecer juntos y ese hombre puede ayudarnos a lograrlo a pesar de su evidente demencia. 

Observó entonces a Yocasta y a su acompañante- Sin duda, lo más probable es que esa dama altiva y el caballero que la acompaña quieran traicionarnos de alguna forma cuando sólo quedemos unos pocos de nosotros en pie. Los niños... Quizá por el hecho de parecer más débiles supongan una ventaja para nosotros. Nadie nos consideraría una amenaza real en ese supuesto. Es posible... Que podamos pasar desapercibidos. Aunque también es probable que los profesionales no sigan la lógica que me planteo a mi mismo, y prefieran acabar primero con los más débiles. 

- Por lo poco que aprendí de estrategia en la guerra de los hombres de mi familia, los más fuertes podrían dejar que los que consideran débiles causen daños colaterales a aquellos que sí suponen un enemigo real para ellos. Aprovecharían entonces para deshacerse de las verdaderas piedras en su camino. Y cuando sólo quedasen las malas hierbas... Las arrancarían. ¿Me explico bien, Julieta?- dijo, preocupado- En cualquier caso, repito que quizá no sigan esa lógica. ¿Qué te dice el instinto? Sabes que confío en ti. 

- Caballeros, amada mia- dijo, saludando al grupo al que Julieta lo había introducido- Es evidente que ninguno de nosotros posee las mejores habilidades a la hora de sobrevivir en esta empresa. De manera que os propongo un pacto de no agresión. Al menos hasta que la altiva dama Yocasta, y su acompañante, caigan. Ellos son los más peligrosos para todos nosotros, y deberíamos presentarnos unidos en su contra. -dijo, con determinación, al tiempo que tomaba a Julieta de la mano.

-Una vez ellos caigan podríamos reconsiderar las condiciones de nuestro acuerdo, si es lo que deseais. 

No sé ni que hago aquí, o mejor dicho si lo sé. Me lo han explicado...

Miro a mi alrededor confuso por lo absurdo de la situación. Vaya, vaya. Dentro de poco estaremos luchando por nuestra supervivencia y esta gente forma corrillos como si de tomar el té se tratase. Un pelirojo con pinta de loco suelta el que quizás sea el discurso más sensato de todos mientras que el resto se dedica a hacer nuevas amistades. Continuo fumando de mi pipa mientras observo: unos cuantos niños, un par de ancianos... Vaya, parece que se ha formado un corrillo de compatriotas. Debería presentarme? Lo deshecho. Sería demasiado bizarro trabar amistad con una persona a la que después tendré que eliminar para sobrevivir. En fin, para que luego digan que los salvajes sólo están en las tribus africanas...

Me dedico unos instantes para pensar. Finalmente me decido a dar un paso en favor de mi compañera de distrito.

-Puedo decirte que la base de la alianza la conformamos el guerrero Odiseo, el señor Jekyll y yo. No obstante, la estamos ampliando con más personas que consideramos de confianza, para así mantener el grupo hasta el final. En ellos, por ahora, parece que se puede confiar para algo así, ya que son los únicos que respondieron a la unión de la que hablé en la actuación. Ese, y no otro, era el objetivo de tal.

Miro a Victoria con los ojos abiertos y despiertos, atendiendo a su reacción y su criterio.

-Una vez más, te diré que me gustaría que vinieses con nosotros.

Asiento, de acuerdo con la idea de conseguir más miembros de confianza para la alianza.

-Yo hablaré con mi compañera de distrito. Parecía razonable, aunque me aseguraré de que no sea desconfiada en exceso. Parece que ya está hablando con otros... -me fijo en ella y respiro profundamente- Hablaré con ella y veré lo que puedo hacer. Nos sería útil.