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Los Monjes de la Nada

8 - Malos Augurios

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28/09/2007, 11:08
Director

El día amaneció gris, nublado, triste. El propio cielo quería mostrar su desagrado tras una noche aciaga. Un viento frío azota los rostros, en el ambiente se respira un frescor turbador del que el día anterior no había dado muestra alguna. Y en el horizonte, en los Montes perdidos, como un cruel recordatorio aquella montaña continuaba escupiendo fuego.

Dos asesinatos, dos compañeros muertos. El día comenzaba sin duda con Malos Augurios. Además, las primeras gotas de lluvia hicieron acto de presencia. De momento tan sólo se trataba de una fina llovizna, pero era anunciante de la tormenta que se veía ya por el horizonte.

Los ánimos estaban por momentos exaltados, por momentos deprimidos. Muy dispares habían sido las reacciones ante la aparición de los dos últimos cadáveres, desde la indiferencia más absoluta, hasta la ira y el deseo de huir.

El Capitán DeValin y sus hombres habían tomado el control de la situación. Uno de ellos, apareció de entre la espesura, por el camino que conduce hacia el éste. Le acompañaban dos hombres a caballo: uno de ellos de porte señorial, ojos negros penetrantes y expresivos, pelo rubio despeinado. Se ve en él aún con el vigor de la juventud y su cuerpo es fiel reflejo del trabajo duro. Viste una armadura de placas y de su cintura cuelgan dos espadas. Se cubre con una capa verde en la que se muestra un distintivo....un blasón, en el cuál puede verse un ser alado ascendiendo hacia el cielo acompañado del amanecer. Un Caballero.
El segundo jinete aparenta ser, por sus ropajes y su aspecto, un sacerdote. Viste una cogulla azul y porta los símbolos de Zharain, diosa de la justicia. Es bastante joven y su gesto cordial.

El soldado llega finalmente precediendo a los dos jinetes hasta la posición de DeValin.

-Señor, he encontrado a estos viajeros entrando en el valle por el camino del Este - dice escuetamente el soldado señalando a los dos recién llegados.

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28/09/2007, 11:10
Melton DeValin

El Capitán DeValin levanta la vista del suelo, donde aún pueden verse los cuerpos de los dos fallecidos, cubiertos por sus propias capas de viaje y una sábanas del mesón, y estudia detenidamente a los recién llegados.

Su rostro es una máscara inexpresiva.

-Diganme caballeros, ¿quienes son y de donde vienen? - pregunta de forma bastante tensa.

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28/09/2007, 16:09
Dammeryn

Dammeryn queda junto al capitán, serio y atento, pero con aspecto de no estar preocupado. Una típica actitud soldadesca prevista para no provocar ni tampoco estar ocioso en otras cosas.

El soldado había estado mucho tiempo pensativo. Aún se preguntaba qué podría hacer él en una situación donde la magia parecía llegar a todos los rincones.

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28/09/2007, 17:33
Ayron Derkbal

El amanecer precedió, como un susurro, la llegada de los viajeros, un alba un tanto gris, aunque el sol se las ingenió por un instante para atravesar las capas de nubes, y un leve rayo de luz se posó sobre el cabello rubio del caballero y sobre su armadura, de la cual robó unos cuantos reflejos.
Mientras tanto, la lluvia comenzaba a bañar a los recién llegados, mas al hombre de la armadura no parecía importarle en demasía. Apenas parecía notar las gotas que resbalaban por su rostro y que se agolpaban en su mentón, cayéndo desde allí al suelo.
Su capa verde aleteaba a su espalda, mecida por el viento, y dejando al descubierto las empuñaduras de las dos espadas que llevaba al cinto.

Los ojos negros del hombre recorrieron todo el lugar, parándose durante unos segundos en aquello que parecían cuerpos...tendidos en el suelo y cubiertos por una tela que mostraba un color púrpura allí donde debían encontrarse los cuellos de aquellos que hasta la noche anterior caminaban y hablaban como cualquier ser vivo.

Finalmente, atendiendo a las palabras del que el soldado había indicado que era el Capitán DeValin, llevó sus ojos hasta él, deteniéndose un instante en el soldado que se encontraba junto a él.

Mi nombre es Ayron Derkbal, caballero del rey - respondí con voz rotunda, que resonó durante un momento en el valle. El tono mostraba la seguridad de aquel que está acostumbrado a impartir órdenes, y no a hacerlo en un salón de festejos, sino de corte marcial - y él se llama Ónemar, sacerdote de Zharain.

Venimos de muy lejos - continué tras esperar unos segundos - del sureste, de la frontera con Abernia. Nuestro cometido es descubrir lo que está ocurriendo en esta zona, pues los rumores aunque nos eran lejanos, traían consigo la preocupación.

Una vez más señalo a mi amigo el sacerdote - Ónemar ha sido enviado para investigar, y yo le acompaño para asegurar su protección. Y ahora..capitán ¿podría decirnos lo que ha ocurrido aquí?

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28/09/2007, 18:31
Melton DeValin

La reunión de curiosos en torno a los dos cuerpos era ya bastante considerable, más aún con la aparición de los dos jinetes. Alrededor del Capitán DeValin y de los dos recién llegados podían verse a varios huéspedes, algunos sirvientes, e incluso el propio regente del Mesón, Marius Bhamir.
A nadie parecía importar la lluvia o el frío... ni tan siquiera el helar de la muerte que se respiraba en el ambiente. Podía sentirse, emanaba de los cuerpos inertes sobre la hierba y del propio valle, de las montañas y del riachuelo que cruzaba la explanada.

-Demasiadas cosas han ocurrido aquí esta noche, para desgracia nuestra - comenta DeValin mientras da un rápido repaso con la mirada a los allí reunidos. Alguno incluso da un paso atrás al verse escrutado por el Capitán.

DeValin os observa de nuevo con expresión seria. Parece calibrar sus palabras y vuestra aparición en esta infausta mañana, mas antes de que pueda hablar nuevamente un pequeño revuelo os llama la atención. Proviene de la entrada de uno de los edificios anexos al principal, que acabó calcinado por el incendio.

Un grupo de personas se han reunido en torno a la entrada del edificio. Hasta vuestra posición os llegan las voces de los más exaltados, que repiten una y otra vez un nombre.

-Brúnil, Brúnil.

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29/09/2007, 00:50
Illianna Sondrent

Poco a poco hemos ido bajando las escaleras. Mi hermano me ha pasado el brazo por los hombros, pero casi no se apoya en ellos. ¡Está bien!, pienso para mí misma mientras avanzamos hacia la puerta de lo que queda del Mesón, para salir al exterior. Sonrío. ¡Está bien...! Él es el valor, así lo ha designado el Heraldo. Y siento esa energía fortalecerle por segundos, su propia fortaleza.

Salimos, y al hacerlo un buen número de personas que están cerca nos ven, y se acercan maravilladas.

-¡Brúnil! ¡Brúnil...!

Si, sonrío, sonrío con una indecible alegría, le suelto, aunque él se coge de mi brazo, y levanta la cabeza al aire de la mañana. Sigue andando, a cada segundo que pasa más restablecido. Sonríe también.

Pronto, sin embargo, su sonrisa se desvanece. Mira hacia el claro, y sigo su mirada para encontrarme con DeValin erguido, aún junto a los cuerpos desmadejados de los dos hombres asesinados.

Y detrás, al otro lado, dos hombres a caballo, acabados de llegar sin duda. Están entre los soldados, y su porte llama la atención. Uno es un sacerdote, por el hábito que viste, de la Orden de Zharain. El otro un Caballero, las espadas al cinto, y un blasón que no acierto a ver del todo en su capa. Altivo en su caballo mira hacia aquí, y aunque el sol se ha escondido hoy, aún así centellea un instante en su armadura.

Nos detenemos por fin junto a DeValin, quedando a la espectativa. No puedo evitar mirarles con un cierto miedo, pero algo en ellos me dice que podemos confiar...

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30/09/2007, 11:53
Melegat Ansey

A punto estaba de alcanzar las mulas cuando de pronto vió a un muerto caminar... ante sus ojos estaba nada más y nada menos que Brúnil, descendiendo las escaleras como una inesperada visión.

De inmediato dejó todo lo que estaba haciendo, olvidó por un momento los motivos que le habían llevado a abandonar al pequeño grupo reunido en torno a los cadáveres... dudó por un momento... y tuvo miedo... pero no tardó en comprender que no todo lo extraño resultaba maligno, no había más que hechar la vista atrás y recordar la milagrosa sanación de Illianna, que caminaba junto a su hermano con indiscreptible alegría en el rostro.

Sin pensarlo dos veces, el minero hechó a correr hacia el criador de caballos mientras con voz ronca exclamaba:

-¡Brúnil, te creía muerto!

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30/09/2007, 16:19
Nhadia Demialt

Alexandra se acerca a la multitud para poder seguir escuchando todo a la perfección, ya que con los susurros de la gente hablando sin parar le era algo difícil desde su posición... No se puso de las primeras, permanece algo distante, ocultándose tras el gentío allí reunido.

Caballero del rey... ¡¿llegado desde el suroeste?!Que raro...

En cierto modo respira aliviada pues ella llegó desde el norte... Aunque le perturba la presencia de tanto soldado...

Se empiezan a escuchar gritos procedentes desde detrás y al girarse puede ver a la curandera con su hermano...
¡¡¡Resucitado!!! Aquél al que todos dabamos por muerto... Sin duda la muchacha se sorprende bastante...

¡Vaya! Esa familia debe ser inmortal... porque sino, no me lo explico... primera ella y después el hermano... que extraño...

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01/10/2007, 01:13

Henry observa con detenimiento a los recien llegados, normalmente los recibiria con calidez, pero demasiadas cosas extrañas han pasado, y como dijo el Heraldo, no todo es lo que parece, de todas maneras Deliambert sale de esos pensamientos

si pienso asi, terminare por volverme loco razona Henry

Bienvenidos caballeros, mi nombre es Henry Deliambert, en dificil momento han llegado, situaciones extrañas y sumamente desgraciadas han ocurrido en la pasada noche

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01/10/2007, 01:14

Notas de juego

Trato de ver el "aura" de los recien llegados

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01/10/2007, 01:16

Deliambert se sorprende al ver de pie a Brunil

Brunil, valiente amigo, me alegra mucho verte de pie

Y mirando a Illiana agrega

Bien hecho Illiana, tus cuidados han sido efectivos

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01/10/2007, 08:56
Willer Ansey

-¡Brúnil, amigo! ¡Que alegría verte en pie! - Willer se acercó radiante de felicidad para dar un fuerte abrazo al criador de caballos -. Al fin una buena noticia en este desafortunado día. ¿Cómo te encuentras? ¡Tienes buen aspecto!

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01/10/2007, 09:06
Melton DeValin

El Capitán observó durante largo rato la algarabía que se había formado en torno a la pareja que acababa de salir del edificio. Sus facciones se relajaron y sus labios dejaron escapar una leve sonrisa, fugaz.

Volvió de nuevo su atención sobre los dos recién llegados.

-Deben disculparnos, caballeros. Se trata de un buen amigo que quedó bastante mal herido tras las sacudidas que la tierra sufrió anoche. Una parte de la fachada principal del Mesón se le derrumbó encima y tuvimos que sacarlo de entre los escombros. Desde ese momento permanecía en un estado de inconsciencia que nos ha tenido muy preocupados - explica DeValin a la pareja de jinetes como disculpa por el alboroto -. Tengan a bien desmotar amigos, y acompáñenme. Tenemos mucho de lo que hablar.

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01/10/2007, 13:00
Marius Bhamir

Marius se acercó despacio a Illianna y a Brúnil, mirándolos con la cabeza ladeada y ojos húmedos.

-¡Brúnil muchacho, estás bien! - sus palabras son meros susurros que escapan de sus labios -. No podría cargar también con tu muerte, eso no podría soportarlo, cuanto me alegro de verte aquí, en pie, frente a mí... ¡y tan fuerte como siempre!

El anciano regente se fundió entonces en un cariñoso abrazo con el joven Sondrent... abrazo que duró más de lo que a él mismo le hubiese gustado.

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01/10/2007, 13:06
Brúnil Sondrent

Tras recibir numerosos abrazos y muestras de cariño, Brúnil finalmente quedó libre de manos amigas, mas su sonrisa imposible de ocultar expresa suficientemente su gratitud.

-Muchas gracias a todos amigos, por vuestro ánimo y vuestras oraciones. Creo que debo tanto mi vida, como mi felicidad a mi hermana - comenta el valeroso joven mientras da un fuerte abrazo a Illianna -. Ella me mantuvo con vida y gracias a la fuerza de su corazón estoy ahora aquí frente a vosotros.

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01/10/2007, 20:35
Melegat Ansey

Ella me mantuvo con vida y gracias a la fuerza de su corazón estoy ahora aquí frente a vosotros.

A la fuerza de su corazón y a la de mi martillo querrás decir, ¡ja!...vaya...¿qué demonios me está pasando?...todas estas cosas que han pasado están afectándome

El hombretón estaba en lo cierto, tras los sucesos de la noche anterior, culminando con la aparición de los dos cadáveres esta mañana, su carácter se estaba troncando huraño y desconfiado...ahora se limitaba a hablar con sus pensamientos entre el grupo de gentes alegres que saludaban a Brúnil.

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01/10/2007, 21:05
Illianna Sondrent

Me siento feliz de nuevo, ajena casi a todo cuanto de malo está sucediendo a nuestro alrededor. Las buenas gentes rodean a Brúnil, y él está radiante, me abraza otra vez, y yo le devuelvo el abrazo y le alboroto el pelo como cuando era una niña.

Miro a nuestro alrededor, a las personas que están cerca. Melegat, quien se ha acercado corriendo a la que ha oído los gritos, aunque ahora mantiene una expresión algo ceñuda. Y el bueno de Marius, y Willer. Y a las que no lo están tanto, aunque tampoco lejos. Veo a Nhadia, siempre atenta; y a Henry, tan pragmático como siempre. A Dammeryn, dispuesto, junto a DeValin. Y a éste organizando, con un punto de alivio en sus pupilas... Y a los dos recién llegados, ajenos por completo a la alegría que todos compartimos, la curiosidad en sus rostros.

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01/10/2007, 21:27
Ayron Derkbal

Las muestras de alegría que se suceden a mi alrdedor consiguen que una leve sonrisa se muestre en mi rostro, aunque no sabría muy bien decir el motivo de esa expresión....pero es bueno observar una imagen así en un lugar que ha sido azotado por el desastre y la muerte.

El hombretón al que llaman Brúnil y la muchacha que se encuentra a su lado son el centro de atención, y fijo mi mirada en ellos durante más tiempo que en los demás, pero mi atención es reclamada por las palabras de un hombre delgado que realiza su presentación.

Encantado de conocerle, señor Deliambert - respondo a sus palabras al tiempo que desmonto ante la petición del capitán. De reojo puedo darme cuenta que Ónemar realiza el mismo movimiento, y al cabo de un momento nos encontramos los dos sobre el suelo y sujetando las riendas de los equinos - Precisamente esos hechos extraños son los que nos han traído hasta estas tierras, aunque el terremoto también nos pilló por sorpresa, estando a punto de engullirnos la noche pasada.

Lentamente me dispongo a caminar junto al capitán hasta un lugar adecuado para hablar de lo que ha sucedido en los últimos tiempos por aquellos lares, pero la sensación de ser observado consigue que gire el rostro en busca de quién ha fijado su mirada en mi....es la muchacha la que me observa, y por un momento clavo mi mirada en sus ojos, sonriéndole durante un instante, justo antes de volver mi atención al capitán y seguir caminando.

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02/10/2007, 12:16
Nhadia Demialt

La muchacha se mantiene bastante ajena a lo que está sucediendo, ya que poco tiene que ver con esas gentes... Y su instinto le impide fiarse de nadie que no sea ella misma, por eso cuando llegan los dos nuevos viajeros les mira con desconfianza, pero mantiene su mirada firme examinado cada detalle durante unos instantes hasta que la alegría de la gente termina por llamarle la atención...

Aunque pocas eran las palabras que salían por su boca... su mente continuaba pensando en todo...

¿Cómo puede ser que en cosa de varios minutos hayan olvidado todo lo sucedido?...
Un monje o varios, que a todos nos apareció antes de llegar al mesón...
Un chico que nos dice que debemos unirnos todos... ¡¡¡Que me una a gente que no conozco!!!
Sin duda alguna sería cosa del cansancio o quien sabe si nos envenenaron la comida en la cena de compromiso...

Su mente inquieta no puede dejar de darle vueltas al asunto, y sobre todo a los dos últimos cadáveres... los cuales fueron degollados tal y como ella hizo con el monje...

El que asesino a esos dos sin duda debe ocultarse muy bien... Yo dormí estando alerta todo el rato y no sentí nada... En cuanto pueda me marcharé de este lugar...

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02/10/2007, 13:50
Ónemar

El sacerdote desmonta lentamente mientras con su mirada recorre a los allí reunidos. Inicialmente sus gestos son naturales y confiados, pero poco a poco una expresión de total sorpresa e incredulidad aparece en su rostro. Con ojos desorbitados y boca abierta permanece mirando hacia Dammeryn y, aunque no consigue articular palabra, alcanza a levantar el brazo tembloros y señalarle con un dedo.

Parece querer hablar, mas no surge sonido alguno de su garganta. Gira la cabeza nervioso y retrocede un par de pasos.

Entonces sus mirada se posa sobre los recién llegados, Brúnil e Illianna, y su asombro se eleva a tal nivel que comienza a caminar de espaldas hasta golpearse contra su propio caballo.