Partida Rol por web

Los Monjes de la Nada

8 - Malos Augurios

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02/10/2007, 13:51
Melton DeValin

-¿Qué os ocurre sacerdote? ¿Os encontráis bien? - el Capitán DeValin mira de hito en hito al sacerdote y a aquellos en los que éste tiene fija su atención.

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02/10/2007, 19:05
Illianna Sondrent

Illianna ha llegado junto a Brúnil hasta donde DeValin se encuentra hablando con el caballero, algo separados del sacerdote que acaba de desmontar. Pero se detiene, pasmada, al ver la reacción de éste ante Dammeryn... y, aún mucho más exagerada, ante ellos dos.

¿Pero qué le ocurre a éste hombre? ¿Acaso está teniendo una visión...? La muchacha está ya tan temerosa de hechos sobrenaturales que no puede evitar pensar que algo así es lo que está sucediéndole al sacerdote.

DeValin se ha dado también cuenta, y le pregunta, los ojos fijos en la figura titubeante, temerosa. Illianna le mira con incomprensión.

-Si, ¿qué os ocurre, buen hombre...? ¿qué es lo que os atemoriza...?

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02/10/2007, 20:43
Melegat Ansey

El minero continúa a solas con sus pensamientos, en medio de todo el algarabío, permanece de pie, inmóvil, con todos sus músculos relajados a excepción de su ceño, que ultimamente tiende a fruncirse casi a menudo.

Lentamente va girando su cabezota, observando a todos los que le rodean, ajeno a los ruidos y voces, en un silencio interior total, pasando la mirada por todos y cada uno de los allí presentes...intentando saber que pinta allí en medio...intentando encontrar la figura harto diluída de una compañía de aventureros que habrían de salvar la tierra que pisaban...

Una mujer rubia de la que no me fio un pelo...un capitán que gruñe más que habla y que pretende unir por la fuerza a un puñado de desconocidos...un guerrero con la cara cortada que inspira más terror que confianza...un monje que parece haber visto mil demonios...una muj...un momento...¿Un monje que parece haber visto mil demonios?

De pronto el bullicio vuelve a invadir su cabeza superando las fortificaciones de sus oídos.

-¡Oiga, ¿pero qué le pasa?!

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02/10/2007, 21:56
Ayron Derkbal

Al escuchar las palabras de los que me rodean, me giro en la dirección que miran sus ojos, encontrándome con un Ónemar que presenta una mirada anonadada en su rostro.

Olvidando en ese momento todo lo que me rodea, me acerco rápidamene a mi amigo, sujetándole por encima de los codos y agitándole levemente.

¿Qué te pasa? - le pregunto....pero es como si yo no existiera, y sus ojos siguen fijos en alguien a mis espaldas, por lo que vuelvo el rostro encontrándome con la muchacha, creo que dijeron su nombre...Illianna...y con el tal Brúnil.

No consigo detectar nada extraño en ellos, nada que pueda dar una explicación de lo que sucede, por lo que me vuelvo de nuevo hacia Ónemar, y me situo en una posición que bloqueo su mirada, para que sus ojos se fijen únicamente en mi - Contesta. ¿Qué ves?

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03/10/2007, 05:34

Henry se sorprende ante al ver la reaccion del sacerdote, nuevamente un frio recorre su espalda, quien sera este sujeto, se podra confiar en el? o sera otro monje?

La paraonia esta muy alejada de Deliambert, pero lo ocurrido la pasada noche lo ha puesto a la defensiva.

Tambien Henry mira fijamente al sacerdote

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03/10/2007, 05:34

Notas de juego

Jose, marche otro Auspex 2 con el sacerdote

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03/10/2007, 08:43
Ónemar

El sacerdote se apoya en su compañero, el caballero Ayron y enjuga el sudor de su frente con un pequeño pañuelo que saca del interior de su túnica. Sudor y agua, mezclados por igual, pues la fina lluvia continúa cubriendo con su fresco manto estas tierras.

-Yo... yo... os conozco – susurra vacilante mientras os señala a algunos de los allí reunidos – A ti... y a ti... y a vosotros... y a ti también.

En unos instantes, su dedo han marcado indefectiblemente a todos aquellos que, en algún momento o lugar, tuvieron un encuentro con el Heraldo.

-Os he visto... - se detiene durante unos instantes y resulta evidente que no desea pronunciar las siguientes palabras – Os he visto en mis sueños.

A renglón seguido fija su mirada, en esta ocasión mucho más decidida y firme, en su compañero de viaje.

-Ayron, ¿Te das cuenta de lo que esto significa? Si ellos existen tal y como yo los he visto, tal y como los he soñado, entonces ¡todo lo demás también ha de ser cierto!

Sus últimas palabras os dejan una extraña sensación de incertidumbre en el alma, pues por su forma de pronunciarlas resulta dificil saber si transmiten alegría o temor.

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03/10/2007, 08:51
Director

Notas de juego

Ayron: ves en él decisión, coraje, fuerza de espíritu, humanidad y ambición... mucha ambición.

Ónemar: su aura te transmite bondad, pureza, piedad, energía. También ves en ella temor y alto nivel de autoexigencia.

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03/10/2007, 09:54
Illianna Sondrent

Me acerco algo al sacerdote, con curiosidad y algo de temor... ¿qué querrá decir? ¿ha soñado... con nosotros...? Y lo que me atemoriza es esa afirmación final. ¿Qué es lo que debe ser cierto...?

-Cuéntanos... ¿cuáles han sido esos sueños? ¿en qué circunstancias nos has visto, nos has soñado? ¿Algo de lo que ya ha sucedido aquí, el terremoto, el Mesón...? Han ocurrido sucesos malignos, sucesos que trajeron unos extraños Monjes, sacerdote. ¿Ha sido algo de eso lo que has soñado...?

A medida que hablo, la inquietud tiñe mis palabras, y el temor a lo que pueda haber visto el extraño hombre es más intenso...

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03/10/2007, 20:49
Melegat Ansey

-¡¿Pero que dice?!, ¡yo no le he visto en mi vida!

El hombretón comienza a impacientarse a medida que el sacerdote habla. No logra comprender que clase de sueños son esos de los que habla...quizá el mismo que tuvo él cuando se encontró al chiquillo...

Las últimas palabras del hombre le inquietan sobremanera, hasta tal punto que tras mirar a ambos lados con cara de pocos amigos, echa mano al pesado martillo que lleva colgado de su gigantesca espalda y desencadena una serie de acusaciones, siendo el primer buitre en lanzarse a por la presa.

-¡No hay duda de que es uno de esos monjes de la muerte!...¡Sus ropas, su extraña forma de hablar! ¡¿Quién si no habría degollado a esos dos pobres hombres?!

Tras mirar a los allí presentes en busca de gritos que apoyen su tesis, vuelve a bramar con su ensordecedora voz.

-¡¿Quien te envía?! ¿¡Esa furcia infernal a la que adoras verdad!?

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03/10/2007, 21:47
Nhadia Demialt

De inmediato, los gritos del pelirrojo atraen su atención, se ha puesto como una fiera y lanza acusaciones y berridos por doquier.

Vaya... que sorpresa... ese bruto acaba de acusar al sacerdote de ser culpable de que esos dos estén cadáver...un momento...si las sospechas se centran en ese tipo ¡todos se olvidarán de mi!, he de hacer algo.

Sin pensarlo dos veces y haciendo gran esfuerzo para que su voz sea escuchada por encima de la del hombretón, la muchacha grita desde el anonimato que le brinda su ventajosa posición en las últimas filas.

-¡Es cierto, todo apunta a que fue él!

Tan rápido como lo dice, se mueve unos pasos para evitar que alguien se gire en busca de la secundadora.

Ahora sólo queda esperar para ver en qué acaba todo esto...

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03/10/2007, 21:49
Ayron Derkbal

Miro de hito en hito a los demás cuando Ónemar los va señalando, y en mi rostro se muestra la misma expresión de asombro que la que veo en la de ellos.

Mi mente retrocede tan sólo unos días, a la noche en la cual mi amigo me contó el sueño que había tenido...ese sueño que provocó nuestro viaje hacia estas tierras....si es cierto que ellos aparecían en ese sueño y que por lo tanto todo puede ser real...la situación puede ser más desesperada de lo que imaginaba.

Illianna se acerca hacia nosotros, aunque sus ojos se encuentra clavados en el sacerdote únicamente.
Sus labios se abren para pronunciar las preguntas claves...sin rodeos, de forma llana y directa.

Miro a mi alrededor, a la gente que se agolpa a nuestro alrededor, y bajando el tono de mi voz susurro de tal forma que sólo los que se encuentran cerca de mi pueden escucharme - Quizá este no sea el sitio adecuado para hablar de ciertos asuntos....mejor vayamos a algún sitio un poco más...uhmmmm, privado.

En el momento que termino de decir esas palabras, el grandullón pelirrojo, al parecer poseído por la ira...o quizá por el miedo, se acerca amenazante y descargando improperios sobre Ónemar.

Antes del tiempo que se tarda en realizar una inspiración que llene de aire los pulmones, mis manos vuelan hacia las empuñaduras de mis espadas, desenvainándolas en un instante, y coloco mi cuerpo entre el sacerdote y el pelirrojo - Si sigues acercándote probarás mi acero....no me obligues a hacerlo.- mascuyo entre dientes.

Mi mirada está fija en donde hombros y cuello se unen en el cuerpo del pelirrojo, para detectar cualquier movimiento por su parte que indique un ataque.
Hace tiempo me enseñaron en no mirar a los ojos durante un combate....los ojos mienten, pero el cuerpo no.
El viento agita mi pelo mojado por la lluvia, y mi capa aletea a mi espalda mientras aguardo con los músculos en tensión....si alguien intenta tocar a Ónemar no tendrá que preocuparse por el futuro nunca más.

Una voz se escucha desde algún sitio...una voz de mujer que acusa tambien a mi amigo....mala idea la de venir hasta aquí, pero ahora ya no hay solución y si tengo que combatir contra todos a la vez, lo haré, y me llevaré a unos cuantos por delante antes de que acaben conmigo.

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04/10/2007, 04:39

Henry, subitamente se acerca a Melegat para tratar de calmarlo

Tranquilo amigo, se que han pasado cosas terribles y todos estamos a la defensiva, pero este sacerdote no es nuestro enemigo, muy por el contrario, creo que es buena persona, y su sobresalto se debe a que no esperaba encontrarnos

Y luego se dirije al sacerdote

Buen hombre, no te asustes, si hubieses visto lo que nosotros, entonces lo que percibiste te pareceria normal

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04/10/2007, 19:10
Illianna Sondrent

Hay demasiada maldad en el ambiente, nos afecta sin casi darnos cuenta. Hemos visto mucho, demasiado, como el cauto de Henry está diciendo, y nos ha vuelto a todos irascibles y desconfiados.
Melegat es un gran hombre, en todos los sentidos, también su corazón y su generosidad lo son. Sin embargo está mostrándose distinto desde que todo empezó, y lo entiendo, pero me duele perder a mi amigo de infancia.

A la mujer no la conozco, pero vi sus ojos cuando cercenó el cuello a ese Monje, y no lo hizo más que por una desesperada necesidad, para que sobreviviéramos. Todos.

Pero sé que ninguno de los dos quiere realmente un enfrentamiento sin que antes el sacerdote se haya explicado. Y más habiendo escuchado al Caballero del Rey decir que les enviaban para investigar los rumores de que algo nefasto estaba ocurriendo...

-Por favor, Melegat, escúchale. Y tú, Alexandra. Escuchad a Henry también. Calmad vuestra inquietud, pensad en lo que nos queda aún por hacer. Necesitamos aliados, ayuda. Dejad que el sacerdote se explique...

Les miro con el ruego en los ojos, luego al sacerdote. Y por último al Caballero, aún con las espadas desenvainadas, prestas. El Heraldo me confió la labor de unirles, el corazón, dijo. Espero saber hacerlo...

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04/10/2007, 21:11
Melegat Ansey

Las palabras del erudito se las lleva el viento a juicio de Mélegat...

"Creo que es buena persona"....¿Y en qué demonios se basa para averiguarlo?...a mi me da mala espina...

Sin embargo Illianna intenta evitar el intercambio de golpes, como llevaba haciendo desde pequeña al interponerse entre las trifulcas de los demás...

Entre gruñidos de desaprobación y maldiciones, el hombre golpea el suelo con su martillo dejándolo en posición vertical ante él, mientras habla.

-¡Está bien, veamos que tiene que decir!...

Su mirada permanece clavada en los ojos del caballero, parece la mirada de un gran oso que se muestra agresivo ante el intruso...pero con el único fin de proteger a sus cachorros...

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04/10/2007, 21:39
Ayron Derkbal

La punta de mis espadas bajan para imitar la posición del martillo del hombre pelirrojo....Melegat le ha llamado la muchacha, así como ha hablado con una tal Alexandra, a la cual no ubico por ningún lado...la única mujer que veo allí es Illiana.

Sin llegar a perder de vista a Melegat, realizo un ligero movimiento con la cabeza en dirección a Henry primero y a Illiana despues, agradeciéndoles su presteza al impedir el derramamiento de sangre...después de todo Melegat no parecía tener mal corazón y sería un desperdicio acabar con su vida.

Tiene pinta de ser duro - pienso observando sus robustos brazos - sin duda un buen rival en el caso de que el combate se produjera.

Me aparto un poco hacia un lado, descubriendo a Ónemar que se encuentra a mi espalda - Habla amigo, dí lo que tengas que decir....aunque sigo pensando que lo mejor sería hablarlo en privado, y no aquí, rodeados de tanta gente.

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05/10/2007, 09:29
Director

Ni tan siquiera el frío viento que azotaba el valle, o la cada vez más insistente lluvia que helaba la carne hasta los huesos parecían poder conseguir apagar la chispa que acababa de prender entre la desconfianza y el temor.

Se lanzaron acusaciones y se desenvainaron armas. La tensión adoptó forma física, rodeando con su corrupto manto a cuantos allí se reunieron. Quien menos, desconfiaba del que tenía a su lado y nadie se atrevía a dar la espalda a otro ser vivo tras lo que ya se había vivido durante la noche.

Durante los momentos de mayor tensión, mientras la grisácea luz de la mañana iba recogiendo amenazas lanzadas al aire, el Capitán DeValin apenas si movió levemente una de sus cejas y su cabeza realizó un simple, pero ya acostumbrado movimiento de mando. Al instante sus hombres formaron una línea armada que separaba ambos bandos, en una discusión que, como fuego que se alimente con aceite, predecía querer escaparse de las manos de los involucrados.

En esos momentos, una voz cargada de saber y autoridad llamó a la calma. Maese Deliambert, erudito recién llegado de la capital, Dhalion, rompió una lanza a favor del sacerdote. La joven Illianna unió su corazón a este esfuerzo apaciguador y las armas descendieron, buscando descanso sobre la húmeda hierba, aunque manos fuertes de puños cerrados seguían a la espera.

Fue en ese atronador silencio cuando finalmente el sacerdote Ónemar habló.

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05/10/2007, 10:12
Ónemar

El sacerdote parecía algo repuesto de su sorpresa inicial. Recompuso sus ropas y se sacudió el barro que había mendigado del suelo tras su tropiezo con el caballo, devolviéndolo a su lugar de origen.

A renglón seguido avanzó unos pasos lentamente, hasta situarse en el centro de las armas enfrentadas, evitando a medio camino el brazo de Ayron que intentaba mantenerle tras él. Mientras pasaba dio un par de palmaditas en el hombro de su amigo, mudo agradecimiento por su ayuda y muestra evidente de la confianza que depositaban el uno en el otro.

-Guarda tus armas amigo - dijo en voz baja -. Aquí no son necesarias.

Con deliverada calma giró a su alrededor, enfrentando sus ojos con todo aquel que se cruzaba y se decidía a mantener su mirada.

-Disculpadme señores, mucho me temo que mi reacción ha provocado una situación del todo indeseada entre nosotros - explica el sacerdote. Su voz es clara y afable, suena como el rumor del agua al atravesar un lecho de piedras finas -. Permítanme que les explique el por qué de mi sorpresa y confío que en, a continuación, alguien tenga a bien devolvernos el gesto aclarándonos el motivo por el cual el asombro de un sacerdote y su posterior caída, pudieran haber derivado en un inútil derramamiento de sangre.

El joven sacerdote efectuó una prolongada pausa, esperando que sus palabras apartaran el velo de irracionalidad que cubría las mentes airadas.

-En mis balbuceos he dicho que os conocía, aunque no es del todo cierto. Os reconozco, pero no os conozco realmente. Os soñé. A algunos de vosotros – sus palabras se elevan por encima del viento y son escuchadas por cuantos allí se hallan reunidos, sin embargo, van dirigidas tan sólo a algunos -. Sin embargo, como prudentemente bien ha manifestado Sir Ayron Derkbal, no es tema para tratar en este lugar. Por los Siete Dioses que todo será aclarado con las personas implicadas, mas en este momento agradecería poder guarecerme en lugar seco y caliente.

Gran orador, Ónemar supo mantener el tono y la fluidez de sus palabras, de forma que durante unos instantes, en el valle del Mesón todo se reducía a él. A nadie pasó tampoco inadvertido el título oficial de caballero que públicamente utilizó para hacer referencia a su compañero de viajes, así como el recordatorio, no demasiado sutil, de su condición de representante de los Siete Dioses y el peso que ello supone en sus palabras.

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05/10/2007, 17:14
Dammeryn

Dammeryn no había desenvainado. No tenía por costumbre a menos que no hubiera marcha atrás, y a una distancia tan corta...

La historia del sacerdote habría sido más interesante que aquella parodia sin sentido, pero tampoco reveló nada que no supiera...que se estaban volviendo todos locos. A medida que se hundían en presagios de magia y fuego, las armas que con orgullo y fuerza había portado para defender lo que amaba se tornaban cada vez más inútiles, y las miraba casi con melancolía, como si hubieran sido unas buenas compañeras, pero ya no les quedara nada más por hacer.

Se alegró por Brúnil, eso sí, pero no se lo hizo saber. Ya otros le animaban de sobra, y él aún no se creía valedor de la sonrisa amigable de alguien a quien casi hace perder la vida.

En todo caso, el futuro eran las palabras del sacerdote. Sueños ajenos que le incluían.

- Sí, guarda tus armas, amigo. No has recorrido tanto trayecto para equivocar ahora el enemigo.

Tras las primeras frases, el sacerdote busca amparo. Dammeryn se encogió mentalmente de hombros. A este paso nunca se pondrían en camino.

Notas de juego

Veo que habéis estado activos, compañeros. Ya me he subido al carro.

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05/10/2007, 17:58
Ayron Derkbal

Aún un tanto remiso, hago caso a las palabras de Ónemar y envaino mis armas, esperando que no sea necesario por el momento volver a empuñarlas.

La explicación de mi amigo es la que suponía, pero de todas formas le escucho atentamente...siempre ha sido un placer escuchar al sacerdote cuando habla, mostrando sus habilidades de orador tan bien conocidas por mi durante tantas noches junto a la hoguera, con el cielo estrellado por techo y la noche por abrigo.

El soldado, que se encuentra junto al capitán, habla...equivocando las palabras y a quién las dirige...ni soy su amigo ni yo busco un enemigo...más le valdría atender a lo que le rodea y observar quién comenzó la disputa.

Adelanto mis pasos para colocarme juntoa Ónemar, pues aún sin empuñar las armas intentaré defenderle de cualquier posible agresión.
Al avanzar, me coloco junto a Illiana, a la que puedo observar ahora más detalladamente....una muchacha apenas salida de la infancia, y que sin embargo muestra una cierta madurez extraña en su mirada, como si a su corta edad ya hubiese visto demasiadas cosas....sin duda parecía interesante, al igual que el pequeño grupo al que acompañaba.