Partida Rol por web

Su ciudad se convirtió en el infierno...

 Corred, están ahi!

Sorprendidos mirais y seguis con la vista el haz de luz de la linterna del policia. Aun está lejos pero le veis claramente. Uno de esos enfermos, pero algo tiene diferente al resto, al principio no os dais cuenta de que es lo que falta pero viendo el rastro de sangre que tienen sus ropas os dais cuenta que le falta parte del brazo derecho casi hasta el codo. No sabeis que pensar cuando veis aparecer a otros mas. Caminando lentamente hacia vosotros en el silencio de la calle, con esos gemidos lentos y profundos. Aterrorizados simplemente acertais a subir a la parte de atras de la camioneta.

-Arranca, vamos!-Le grita Ruth a Roy que sin perder el tiempo, en cuanto el policia sube arranca el coche perdiendose en las calles de la pequeña ciudad.

Roy empezo ha acelerar, alejandose cada vez mas de las figuras que los perseguian. Pero todavía era pronto para sentirse aliviado. El grupo veia como por mas que se alejaran de ellos, mas y mas salian de las calles, de los callejones, de las puertas. Algunos empapados en sangre, otros con mutilaciones severas. Todos andaban como si estubieran tan colocados que no sintieran dolor. O al menos esa era la unica explicacion razonable que se les ocurria. 

Roy maniobró como pudo por las calles de la ciudad con aquella vieja furgoneta, que a duras penas alcanzaba los 80 kilómetros hora. Tras algunos volantazos bruscos para esquivar a aquellos dementes, porque no encontraba otra palabra para describirlos, y alguna que otra maldición, tomo rumbo hacia la carretera de salida del pueblo.

- ¿A donde coño vamos? Grito a sus compañeros de huida sin dejar de mirar la oscura carretera. No tenía un destino concreto en mente, pero lo que si sabía era que quería salir de la ciudad cuanto antes. Cada vez le daban mayor aprensión aquellos dementes, había algo en todo aquello que no encajaba. Una sensación de peligro le recorrió toda la espalda, pero Roy,  en esos momentos, no supo el porque.

Tras comprobar que me hermana sube en perfecto estado al vehículo me sujeto a donde buenamente puedo a pesar de llevar el cinturón puesto.
La furgoneta es útil para viajar juntos pero no resulta muy estable ni rápida y eso me pone los nervios de punta mientras roy se esfuerza en esquivar a los enfermos. Hay que admitir que no se le da mal dadas las circunstancias.

-¿Cómo que donde vamos? A la ciudad que haya más cerca para que nos expliquen qué demonios ha pasado y nos echen un cable para encontrar a nuestros familiares- respondo como si fuera evidente aunque sin idea de qué ciudad es esa o por dónde ir a ella. Hace demasiados años que no frecuento estas carreteras y ya ni recuerdo las paradas que hice yo misma para llegar.

Asustada y a la vez emocionada por ver que mi hermana se encuentra bien subo a la furgo. PArece bastante inestable, pero segura alf in y al cabo a pesar de ir demasiado despacio. Miro a todos y no puedo evitar echar una mirada de rencor al medicucho insoportable. Mis ojos se desvían y coinciden con los de Claudia, lo que me hace recordar las cosas que encontramos en la casa.

"Al menos contamos con algo de comida" pienso para mí.

Preguntan que hacia dónde vamos, mi hermana parece tener claro que en algunas de als ciudades adyacentes tendrán idea de qué demonios está spando, y no me aprece mala idea, pues igual allí están mamá y Richard. Pero, si por alguna razón, tampoco saben qué está spando o allí también se les ha ido de las manos.... Agito mi cabeza para sacar esos pensamientos negativos de ella y espero a que decidan dónde ir.

Sube a la furgoneta tan rápido como puede. Parece que están todos menos aquel vagabundo con su perro. Curiosamente había esperado encontrarle allí también, no sabe muy bien porqué. El gigantón va al volante sin rumbo, a lo que no presta mucha atención preocupada como está en mirar por las ventanillas a aquellos seres que les persiguen. Llamarles personas parece que ya no procede.

- La ciudad de al lado suena bien - dice un poco distraída. Luego se gira y mira a Nidia y Claudia, acordándose de dónde estaban justo antes de llegar la furgoneta - ¿Cómo os ha ido? ¿Habéis encontrado algo?

La furgoneta traquetea bajo mis glúteos (y los del resto de pasajeros). Todos respiramos agitadamente debido a los sucesos recién acontecidos: la carrera, los enfermísimos persiguiéndonos... ELGÅ lleva el volante y a su lado está Simon (o Garfunkel) y Jabba. Dr. Who sigue con la niña, Xena está sentada cerca y nota el calor de su hermano contra su costado.

El pie le late (literalmente) por la sangre que fluye hacia él. Las vendas le aprietan y le duelen un poquito, pero es ese dolor gustosito, ese dolor que hace que cierres los ojos y digas "¡Mmm! Qué bien duele" porque sabes que se está curando poco a poco. Qué coño, a lo mejor nadie sabe lo que es el dolor gustosito a parte de su hermano y él, al fin y al cabo es un concepto que inventaron juntos.

Parece cruel pero empieza a asumir que el que está sentado a su lado es el último resto de su familia. Piensa en los que no volverá a ver, en los que echará de menos en su futuro, en los que dejó atrás...

¿Dejar atrás?

-Swarovski -dice en voz baja para luego exclamar en voz alta mirando a su hermano-, ¡Swarovski! ¡Nos hemos dejado al puto mendigo!

- Que le jodan viejo mendigo!! Exclamó Roy desde detrás del volante sin apartar la vista de la carretera. - Está como una puta cabra, y ya me he jugado el culo una vez para salvarlo, no pienso volver ha hacerlo.

Roy pegó un fuerte volantazo al girar abruptamente en una esquina donde varios de aquellos "locos" aguardaban y se lanzaban como posesos en medio de la trayectoria de vehículo.

- De acuerdo, vamos a Decorah pues. Es la ciudad donde pretendían llevarnos los soldados. Si hay refugiados, tienen que estar allí. Dijo Roy a modo de contestación ante las palabras de Ruth.

Dicho esto, tomo la ruta más corta para salir del pueblo y dirigirse hacia Decorah.

Subí rápidamente a la furgoneta aunque de manera torpe, para variar.

Cuando me senté, miré hacia todos lados para asegurarme de que íbamos todos. Sí, Si estábamos todos. Respiré tranquila.

-Bien, bien. Estamos todos, estamos bien.- Pensé.

Al abrir los ojos miré a Nidia, creo que pensábamos en lo mismo, y luego a Carol. Esbocé una sonrisa tímida en señal de que ahora todo iría un poco mejor. Al menos, estábamos a salvo.

Carol me preguntó qué habíamos estado haciendo y si encontramos algo:

- La casa estaba a oscuras. Pudimos encontrar cerillas y una vela para iluminarnos. - Argumentaba. - A parte de la comida, que no era demasiada, pillé un cuchillo de cocina. Menos mal que éstos llegaron. Me daba mal rollo esa casa.- Dije estremeciéndome.

El sonido de mi voz fue interrumpido por un "que le jodan al viejo mendigo".

- Mierda, el vagabundo. - Susurré llevándome la mano derecha a la frente. - No podemos volver y buscarlo.- Añadí. ¡A saber dónde está!.

No presté atención a ningún comentario, más que al "Vamos a Decorah, pues" que resonaba en mi cabeza constantemente. ¿Qué encontraríamos allí?

Me mantengo en silencio escuchando los comentarios de mis compañeros sobre hacia dónde ir y demás. Parece que la idea es ir a Decorah que es dónde los militares querían llevarnos desde un principio.

Luego, alguno menciona al mendigo.

-¡Qué le den al mendigo!-reafirmo la posición de Roy-. Ese maldito capullo se llevó la comida sin compartirla con nadie... ¿debería preocuparnos cómo se encuentra?-dije sin esperar una respuesta realmente.

Mi mente vagabuendea en busca de algunos recuerdos bonitos vividos en esa ciudad que desde pequeña le pareció maldita.

"Mamá, espero que estés bien... y tú también Richard..." pensaba mientras giré mi vista hacia el pelo rojo encendido de mi hermana sentada al lado de Roy "Al menos, me queda ella"

 Desde la ventanilla de atras de la furgoneta veis como las personas infectadas se van quedando atras. Antes de girar la esquina y perderles de vista veis que la multitud es muy grande, casi un centenar de personas persiguen al vehiculo trastabillando. Roy sigue esquivando a los coches que hay en medio de la carretera, todo esta hecho un desastre. Hay coches accidentados, sangre, ropa sucia incluso creeis ver algun cuerpo tirado en el suelo durante los breves segundos que los faros lo iluminan. Roy no se detiene en ningun momento ni aminora la velocidad esquivando con destreza los obstaculos y casi sin causarle ningun rasguño a la furgoneta.

Unos minutos despues, River sigue dando indicaciones sobre la salida mas rapida de la ciudad, cuando llegais a la avenida que conduce a la carretera de salida. Alli hay varios coches parados, abandonados, tambien hay uno volcado a un lado y una camioneta bastante grande que cruza casi todo el carril. De la camioneta sale humo pero no parece que haya nadie alli. 

-Mierda!! Exclamó Roy, dando un violento golpe al volante, mientras detenía la furgoneta, sin llegar a parar el motor.

- Joder, por aquí no podemos pasar. ¿Ya hora que coño hacemos? Giró la cabeza para observar mejor el camino por el que habían venido.

- Tendremos que dar marcha a tras, y encontrar otro camino, o dejar la furgoneta y salir por piernas... Volvió a centrar su mirada en la carretera bloqueada. - Menuda mierda.

Su cara ceñuda se mantuvo en silencio unos instantes, como si evaluara sus posibilidades. - Aunque tal vez podamos mover uno de esos coches lo suficiente para poder pasar...

"Hostia puta, la ciudad está llena de enfermísimos"

Sé que no debería, que es lo peor para nuestra moral tal y como estamos ahora, pero no puedo evitar asomarme por las ventanillas de la camioneta y ver los montones y montones de seres tambaleantes que persiguen incansables el vehículo.

"Esto es una broma pesada...", pienso.

Y cuando parece que la cosa no podía ir a peor nos encontramos con el bloqueo. Durante una fracción de segundo, tan sólo unos instantes, creo que me voy a desmayar. Sí, sí, tal cual. Puedo jurar y juraré que lo veo todo borroso y que las voces son como un eco lejano en mi memoria. Pero luego oigo algo distinto, parecido a lo que me ocurrió cuando escapamos de la comisaría y me di cuenta de que ya estaba tan de mierda hasta el cuello que todo me daba igual: oí un "clic". Ese era el "clic" del piloto automático, del instinto, de la supervivencia.

Me quito mochila y cinturón, abro la puerta de la furgoneta sin pensarlo y bajo al asfalto. Me giro a los ocupantes casi sin pensar y con el rostro serio y determinado.

-Sean, al volante y con el motor en marcha. Rubia, coge escopeta y linterna y vigila la retaguardia. Pelirroja, toma mi porra y la otra linterna, comprueba debajo de los coches y alrededores. Hermana también pelirroja de la pelirroja y rubia dos, a empujar conmigo y con el grandullón. Doctor... usted tiene bastante con la niña. Niña: que tu padre no se mueva.

Podría parecer una cuña publicitaria de la radio local; hasta yo mismo me sorprendí por la rapidez y el chorro de palabras.

-¡Vamos! -digo girándome e instándoles a salir del vehículo.

Todo aquello parece una pesadilla o una película de serie B, pero da infinitamente más miedo. Mira al doctor de reojo mientras el coche acelera e intenta alejarse de las decenas de enfermos que parecen perseguirles.

- ¿Para qué nos siguen? No es que podamos ayudarlos... - dice un poco para si misma.

La furgoneta se para y, por el nivel de insultos que se oyen en la zona del conductor, algo malo pasa. Cuando se asoma y ve el percal lo único que acierta a decir es un "mierda" bien alto. Pero antes de que nadie proponga nada más, el gemelo cojo toma la iniciativa y empieza a repartir órdenes.

Bueno, al menos alguien tiene las cosas claras.

Coge su fusil y la linterna y se pone detrás de la furgoneta, por si alguno de los enfermos se acerca más de la cuenta. Esos tipos le dan miedo y empieza a darle igual que sean seres humanos, si hace falta disparará.

- Mirad si podéis conducir alguno de los coches fuera del camino antes de dejaros la espalda empujando. Si me necesitáis pegad un grito.

 Bajais del coche y os acercais lentamente. Mirais a vuestro alrededor, pero no parece haber nadie mas alli. O puede que si, un leve crujido se escucha detras de los coches. Justo detras de la camioneta que bloquea el camino. Todos os quedais mirandos incredulos en esa direccion, imaginando como una de esas personas pudiera salir de alli con sus ropas manchadas con sangre o quizas algo peor. Pero no ocurre nada.

River iba justo detras del grupo, pero se adelantó al escuchar el sonido y apunto con la pistola. 

-¿Quien esta ahi?-sentenció de manera autoritaria.

Se volvió a escuchar otro crujido y un ligero movimiento de detras de la camioneta. Una mano salio de detras moviendose de un lado a otro.

-Tranquilos! Tranquilos no disparen, no somos infectados-dijo una voz. A Caroline se le heló la sangre...

Seguido de la mano, el brazo y el hombro hay un hombre rubio, con la barba de varios dias y el pelo descuidado. Bastante ancho de espaldas y con una chaqueta verde caqui y unos vaqueros. Es una mezcla entre militar y motero de pelicula. Os mira con miedo y empieza ha hablar.

-Tranquilos, en serio, no estamos infectados. No somos esas cosas...S-soy Scoot. Estaba aqui de vacaciones, cuando todo esto ha ocurrido. Queria largarme de la ciudad pero algun gilipollas se debió dormir al volante y tapono la salida. Yo solo no puedo quitar los coches y hemos pasado la noche aqui escondiendonos de esas cosas. Me hubiera largado andando, pero ella..-dice señalando detras de la camioneta al sitio donde no llegais a ver- No podía dejarla sola... Oid, no queremos causar problemas, solo queremos largarnos de aqui, si nos ayudais...-en ese momento Scoot se fija en Caroline y se queda callado de golpe- Ostias...

La situación parece horrible y parece que salimos con vida de ella, pero de repente las cosas se tuercen y parece que nuestra escapatoria queda lejos de ser rela. Llegados a este punto mi mente está un poco bloqueada y agradezco en el alma las ordenes que da Es pues en ese momento no se me ocurría nada con lo que seguir adelante. Cojo lo que me tiene y me pongo en guardia a la espera de que alguno de esos endemoniados seres se me acerque.

De la nada aparece un tiarrón grande y rubio. Se presenta y se queda perplejo mirando a Caroline.

-¿Qué coño pasa aquí? ¡Vamos, joder! ¡Reaccionemos! Oye, necesitamos salir de aquí... ayúdanos. Tenemos una camioneta pero necesitamos seguir adelante, esos coches nos lo impiden-le cuento rápidamente pues me parece absurdo entretenernos a hablar en esas circustancias.

No está infectado y en ese momento es lo único que me importa.

-No estás infectado, me alegro mucho-le digo secamente-. ¿Nos ayudas?

-Estupendo- me limito a murmurar ceñuda cuando nos topamos con la barricada de coches. ¿Acaso no es demasiada coincidencia? Por un segundo me pregunto si alguien se habrá encargado de eso pero como resulta evidente que no podemos quedarnos ahí quietos tras dedicar una mirada fulminante a Andrew bajo del vehículo.

Odio que me den órdenes pero todavía más cuando vienen de un niñato creído y gilipollas que ni siquiera se ha molestado en aprender uno de nuestros nombres.
-Teniendo en cuenta tus neuras estarías mejor con tu hermano- le espeto con dureza mientras me aproximo a uno de los coches hasta que alguien sale de ellos.

La tensión se palpa en el ambiente un rato que me parece muy largo hasta que el tipo sale y para colmo parece conocer a Caroline. Miro a la chica y opto por dejar que lleven a cabo su reencuentro, sea del tipo que sea.

-Vamos allá- añado para que el resto no se distraigan con la escena sentándome en la camioneta accidentada para intentar apartarla.