Partida Rol por web

—¡Cuidado, ya viene! —rugió Tukk, que se encontraba avivado el fuego con el fuelle. 

Soltando el fuelle, el enano se escupió en la mano para peinarse los revueltos cabellos hacia atrás en un gesto automático. Con la frente despejada y el gesto fiero balanceó su viejo pico y afilado de Khaz Burtz. Rápidamente levantó la guardia entre el perro del infierno y Snorri.

—¡Por las barbas de Etmorra por fin un combate digno! —el escudo romboide en una mano, la armadura sobre los hombros y su pico en la otra mano, era todo lo que necesitaba para sentirse vivo—. Ven con papá.

De no ser por esos malditos mareos este sería un glorioso momento. Se hubiera lanzado a por aquella cosa de inmediato pero se debía a la palabra dada al maldito mago así que detuvo sus pies, decidido a vender caro cada centímetro entre el monstruo y Snorri.

Franerick había ayudado a Tukk con el fuego, que de eso sí sabía. Se había quedado pensativo en relación a todas las cosas que había mencionado el mago. ¿Qué clase de brujería era esa?

-¿Hay que subirse...?-

Pero no completó la frase, la pregunta que continuaba con "... a la vidriera?", porque había aparecido una criatura que bien podría haber sido un monstruo de pesadilla. Por las dudas, se pellizcó, pero evidentemente estaban despiertos.

Ante las palabras de Gronkar, el mediano pareció activarse completamente, inclusive Bigotes pareció transformar su rostro ratonil en uno más aguerrido.

Sin perder tiempo, soltó los libros que estaba llevando a la hoguera y sacando su arco se encaramó a una mesa para disparar con más facilidad su arco.

-¡Nhtnht!- chilló Franerick y Bigotes desapareció entre las cosas del suelo luego de dar un salto que un nadador élfico hubiera envidiado.

La flecha surcó el aire, desviándose bastante al rebotar en un frasco de duro vidrio que sólo se tambaleó un poco, y prácticamente al mismo tiempo que la flecha entraba en el cuerpo de la criatura, un hostil y aguerrido Bigotes saltó de un libro de tapas negras y colmillos largos, mordiendo y moviéndose a lo largo del cuerpo del monstruo de manera endemoniada.

La criatura dirigió su lengua como un látigo hacia el hechicero con la intención de impedir el ritual. Aunque Tukk se interpuso en su camino, fue Talan el que hizo gala de su agilidad élfica para desviarla con su espada corta e impidiendo que aquel apéndice corrosivo alcanzase a sus compañeros. 

La lengua se agitó salpicando baba corrosiva y humeante que cayeron en el escudo de Tukk.

Gronkar y Franerick, este último valiéndose de la inestimable ayuda de su fiel amigo roedor, decidieron atacar a la criatura. La flecha se clavó en su costado, arrancándole un aullido que resonó en la sala de conjuración. El semiorco, por su parte, preparó un pergamino del que brotó un rayo azulado que impactó de lleno en el monstruo, inundando la estancia con el electrizante olor a ozono.

Franerick, aprovechando que la criatura quedaba con un costado más abierto para su ataque, saltó hacia delante para encaramarse a una mesa que le daba mejor ángulo aún, y disparó una flecha certera que se quedó clavada en la pata trasera del... ¿cánido?... mientras veía que Bigotes se ensañaba con apéndices que sobresalían del cuerpo de la criatura. Si hubiera tenido claramente ojos, hubiera ido hacia allí, pero entendía la confusión del roedor, ya que era una masa bastante amorfa.

No dejarían que la criatura interrumpiera a Snorri... o al menos lo intentarían.

Snorri continuaba recitando las letanías necesarias para finalizar el ritual que reparara la vidriera, trataba de concentrarse en la letra, pero la presencia del monstruo vagando a su espalda y el ruido del combate no le permitían centrarse en las alabanzas a la diosa.

-Ade due Damballa... Ay, no, este conjuro no era... Aserejé ja dejé... No, maldita sea, este tampoco. ¿Por qué solo me acuerdo de conjuros para invocar demonios? ¿Como era? Aler... Aler juré... ¡Caspita! ¡Esto sería más sencillo si se cargaran de una vez a ese bicho!

Tukk no salía de su asombro. Las babas de aquella cosa siseaban y borboteaban en la superficie de su escudo romboide. Pero aun estaba con boca abierta mirando a Talan que combatía ajeno a los aspavientos del enano. ¡Habrase visto tamaño atrevimiento, un enano privado de su combate por un bardo! Tukk frunció tanto el entrecejo que casi se habría hecho daño si la bestia no hubiera vuelto a la carga.

El enano se concentró en tapar cada hueco que pudiera hacer que la bestia atacara al mago. Balanceaba el pico tras de sí listo para atizar al perro de los infiernos mientras interponía el escudo.

—¡Snorri es para hoy! —gruñó al mago sin dejar de mirar al monstruo, la costumbre.

El maldito perro se lanzó hacia ellos ansioso por morder carne, pero la defensa del guerrero enano era firme, e incluso consiguió deslizar el afilado pico bajo su escudo para hacer sangrar al monstruo. Sin darse el lujo de disfrutar de aquella pequeña victoria sobre Talan, levantó la guardia de nuevo como un profesional, con el gesto más seco que un arenque en salazón.

La criatura se sacudió furiosa tratando de cargar hacia Snorri, pero un flechazo de Franerick le hizo trastabillar, tirando al mediano al suelo. Tras ulular de frustración, desapareció entre uno de los pliegues de la ropa de Talan.

Se hizo el silencio, roto tan solo por los elaborados salmos de Snorri, que mantuvo expectantes al resto de aventureros.

El mago pudo ver por el rabillo del ojo cómo la criatura reaparecía cerca del círculo de invocación. Como una exhalación, surgió de entre uno de las esquinas dobladas del pergamino que se encontraba en el suelo hacia la indefensa yugular de Snorri.

Pero Tukk fue más rápido.

De un poderoso revés de su escudo mantuvo alejada a la criatura, recibiendo únicamente un potente latigazo de lo que parecía ser su cola en la pierna.

¡Aquella cosa se teleportaba! ¡Lo que les faltaba!

—¡A dónde ibas perro del infierno! —dijo entre dientes encajando el dolor casi con deleite—. Ya te enseñaré yo a meterte con alguien de tu talla —escupió el enano sin plantearse mucho lo que decía; charla de guerreros.

Haciendo girar su pico de batalla respondió dolor por dolor, dejándose emborrachar por un momento del fragor del combate. Casi se le olvidaron los dolores de cabeza y los mareos, casi. El afiladísimo pico se enterró en la carne putrefacta de aquella cosa dejando un rastro de sangre purulenta al salir. Pero el enano se había expuesto demasiado y el ente planar devolvía los golpes rabiosamente.

Franerick se levantó del suelo con un salto cortito. Por suerte no había sido muy grave el golpe. Con pasos cortos pero rápidos, se acercó hasta el fuego y envolviendo una flecha con un rápido movimiento un trapo que había sobre una mesa (parecido a los repasadores de su tía Berta, con los que intentaba ocultar las tortas de sus voraces sobrinos) lo prendió fuego justo antes de apuntar hacia la bestia y soltó el proyectil.

La flecha surcó dejando una estela de pequeñas llamas a su paso, y se clavó no muy profundo en lo que presumiblemente sería algo así como su "anca". No estaba seguro de si el fuego le haría algún tipo de particular daño, pero lo que sí sabía era que Bigotes estaba ensañado.

Cuando osó volver a hacer acto de presencia, el pico de Tukk se hundió en el lomo de la criatura, momento en el que Franerick aprovechó para dispararle dos certeras pechas que impactaron en su cuello. La sangre salpicó la cara del enano, tiñéndola de azul eléctrico.

Ululando de dolor y rabia, se revolvió para aprovechar la apertura que había dejado el enano. El mordisco impactó en su armadura, por lo que apenas sintió el impacto.

Mientras tanto, Gronkar y Talan se aseguraron de que Snorri seguía recitando el hechizo del ritual sin distracciones. El mago continuaba con su cántico, aparentemente ajeno a la algarabía que se desataba a su alrededor.

Habiéndose ganado la atención del monstruo, Tukk volvió a moverse sin apenas detenerse a respirar. Aquello estaba durando demasiado. Con la rapidez de un diablo saltó sobre un banco y subió a una de las mesas de alquimia del laboratorio echando por tierra varios alambiques. Con un rugido, saltó sobre la criatura con el pico afilado de combate por encima de su cabeza.

—¡Yaaargh! —bramó pletórico descargando con saña un terrible mandoble sobre el lomo de aquella cosa—. ¡Hierro de Khaz Burtz! ¡¿Qué te parece maldito engendro?! ¿Repites plato? —provocó al ser del infierno.

La criatura se revolvió aullando de dolor cuando el pico se enterró en su costillar con el desagradable sonido sordo del romper de huesos.

Franerick siguió avanzando hacia la criatura que de movía frenéticamente, con un Bigotes ensañado con una "oreja" y un enano que le sacudía con fuerza.

El fuego claramente no había sido muy efectivo, por lo que decidió ir a lo conocido: flecha y al cuerpo. No andar con excentricidades, como muchas veces les decían tanto a él como a Gronkar.

Lanzó una flecha, y ésta se clavó en una pata, casi al mismo tiempo que el enano incrustada su pico.

-¡Snorri! ¿Falta mucho?- preguntó el mediano, sin desviar su mirada, mientras se movía ágilmente para rodear a la criatura...

En su último estertor, la criatura se defendió como pudo asestándole un poderoso mordisco a Tukk. Parte de su cuerpo empezó a a aplanarse y regresar a la vidriera, como si el patrón geométrico del hierro forjado y el vidrio la absorbiesen de nuevo. Tratando de aferrarse, clavó sus mandíbulas en Franerick, a quien por poco se lleva consigo de no ser por la rápida intervención de Gronkar y Bigotes*.

Un desagradable ruido de succión dio por concluido aquel frenético combate mientras Snorri pronunciaba los últimos versos del salmo. Habían logrado completar el ritual con éxito, defendiendo al hechicero y manteniendo a raya a aquella bestia de otro mundo.

Poco a poco empezaron a sentir cómo la enfermedad desaparecía de sus cuerpos. Ya no sentían aquella febril fatiga. La vidriera estaba reparada y, con ella, la fractura en la realidad que había provocado el geómetra.

-...aed sun baram, de nefrem! - Concluyó Snorri alzando los brazos y contemplando como la vidriera terminaba de restaurarse y la luz de la habitación recuperaba la luz y los colores perdidos en aquellos últimos días. Y como si esa luz también les iluminara a ellos sintió como su efecto era inmediato y revitalizador.

Snorri se secó la frente perlada de sudor con una de las mangas de su caftán, aunque por más raro que le pareciera no se encontraba cansado. Al darse la vuelta y ver que la criatura había desaparecido su celebración fue doble. Ajeno estaba el mago a que durante la lucha había estado a escasos milímetros de ser un trocito de carne entre los afilados dientes de aquel ser, sobre todo cuando por milagrosa fortuna los movimientos del ritual le habían llevado a esquivar de manera inconsciente las fauces de aquel ser.

-¡Lo conseguí! Mientras jugabais con la lagartija esa he conseguido arreglar la vidriera. Acercaos, acercaos, sentid como su luz os hace sentir mejor.

El extraño vórtice interdimensional aspiró a aquel monstruo aberrante con la imparable fuerza de succión de un beodo ante el final del barril y la rapidez de un parpadeo. Cuando quiso tratar de echar una mano a Franeric todo había acabado. Tukk sonreía satisfecho mientras parte de su armadura se venía abajo con un tintineo. Ese último mordisco había sido terrible pero uno siempre podía confiar en el acero bien martilleado de Khaz Burtz. 

—¡Muy bien muchacho! Sabía que podías hacerlo —palmeó a Snorri—. ¡Ya me siento mucho mejor! Ese maldito dolor de cabeza ha desaparecido. Tal parece que estos salones tan elegantes no van a ser nuestra tumba después de todo —carcajeó con fuerza.

Franerick aún respiraba agitado por la sensación de desesperación de que aquella criatura se lo llevara a vaya a saber uno dónde, y acariciaba ausentemente a un Bigotes cubierto de esa sangre extraplanaria. Era bastante intimidante si uno lo veía de afuera. Gronkar lo ayudó a levantarse, y el mediano le agradeció en silencio, aunque estaba seguro de que esas mordidas de Bigotes en donde podrían haber ido los ojos fueron las salvadoras para que la criatura soltara su mortífero agarre.

Se miró el brazo ensangrentado, y suspiró. Podría haber sido peor. Con unos ungüentos y cataplasmas sería suficiente para recuperarlo al cien por ciento. Y en ese momento se dio cuenta que ya no se sentía tan mal. Es más, ¡se sentía perfecto! ¡Lo habían logrado! ¡Y estaba Gronkar con él! 

Dos lágrimas recorrieron las mejillas del mediano, mientras una sonrisa comenzaba a conquistar espacio en su rostro.

-Creo... que se me metió algo- dijo enjugándoselas, pero sin dejar de sonreír.

Con el color volviendo a su bulbosa nariz y sus mejillas, Tukk parecía mucho más dispuesto. Se escupió en la mano la y peinó sus cabellos alborotados hacia atrás en un gesto automático. Con la frente despejada y sus pobladas cejas ceñudas y su mirada aguerrida cobraban protagonismo bajo las salpicaduras de tinta. 

—Bueno esto está mejor —sonrió mientras se mesaba la barba con una mano y colgaba el pico de batalla de su grueso cinto de cuero—. Creo que va siendo hora de buscar a ese malnacido ladrón y recuperar lo que nos han robado. ¿Alguna idea de dónde encontrarlo Gronkar? Si no fue Bertoldo el Viejo, debe ser el tal Junior. ¿Dónde está a ese bastardo pelirrojo?

Busco una salida mundana de aquel lugar con la mirada.

—Snorri, Talan, recoged vuestro refajo y resolvamos esto de una vez. Ya hemos dado demasiadas vueltas a este asunto, tenemos un ladrón que atrapar. Apreciaríamos vuestra ayuda —dijo mirando a Franerick y Gronkar—, pero podéis quedaros al margen si es lo que queréis, sin resentimientos —asintió seriamente.

El semiorco no parecía demasiado convencido con la determinación de Tukk, pero se resignó.

—Bueno, habéis dicho que me ayudaríais a devolvera mis compañeros a su estado original, pero si lo que queréis es atrapar a la alimaña pelirroja podéis contar conmigo. Yo mismo la he sufrido. Suele colarse en el laboratorio y roba frascos de pociones y otros materiales. Es muy escurridizom aunque no sabía que tenía relación con Bertoldo. Tiene los cabellos rojos como el fuego, pero no se parece demasiado a un mediano. A menos que…

Gronkar se quedó pensativo unos segundos.

—Es posible que haya logrado encontrar el modo de transformarse. No sería raro, hay materiales de sobra en el laboratorio para cosas así.

-No lo toméis a mal, amigo Gronkar, perseguir a ese ladrón fue lo que nos trajo hasta aquí. Y una vez solventada la acuciante necesidad de arreglar la vidriera es normal que Tukk arda en deseos de agarrarle por el pescuezo. Yo aún reservo algo de mi magia para transformarlo en sapo. Si tanto le gusta transformarse, creo que le va a encantar. - Dijo Snorri componiendo una mirada maligna nada habitual en su dicharachero rostro. -Pero de todos modos, sobre vuestros amigos, nos comprometimos a estudiar el caso, y así haremos. ¿Verdad, Tukk? Aunque como os expliqué, querido Gronkar, el ritual del gallo de Bruster que se requiere para recuperar la forma de vuestros amigos es bastante complejo y se correrán riesgos.

-¡Ah! Tal vez por eso había esos restos de... baba extraña acompañando las pisadas- dijo el mediano recordando lo que habían dejado atrás -Deberíamos entonces armarle alguna trampa- pensó el cazador en sí mismo.

-Hermano, ¿sabes si hay algo que le interese lo suficiente como para ir a buscarlo?- aventuró -Porque tendremos que atraerlo... o descubrir su guarida- y seguía hablando el cazador.

Franerick ya estaba en el juego, y ahora parecía más seguro incluso. Sólo quedaba atrapar a ese tal Bertoldo Jr. y luego des-transformar a los compañeros de Gronkar. Teniendo a su hermano con él, nada podía salir mal, y se veía en su rostro.