Partida Rol por web

Alatia saludó con la mano a Lys y Eladamri. Asintió a éste último.

- Mejor. - comentó fríamente - Es posible que tuviera algún enlace mental o algo así con el líder ese. Ahora ya no puede observarnos.

Miró al perro. No le agradaba al animal, pero era comprensible, Alatia no iba a dejar que acompañara al grupo a ninguna parte.

- El perro no nos acompañará. No me fío que tenga algún tipo de enlace o algo como el prisionero y que permita que se nos detecte o escuche. Además, no nos sirve de nada, sabemos dónde está el fuerte y lo mejor es llegar sin que se enteren. Un ataque sigiloso para mermar sus fuerzas y cuando eso ya no sea posible entonces ya iremos en ataque frontal.

- No hace falta matarlo. - comentó en particular a Hrönn, aunque por el gesto estaba bastante claro que para Alatia sería la mejor solución. - Pero no quiero que esté presente cuando veamos los pormenores. De hecho, mejor si lo llevas a algún sitio que pueda descansar, pero lejos de nosotros.

La bebidas ya estaban sobre la mesa y junto su sitio, Berta ya había dejado un pequeño tarro de miel. Alvina se hizo visible y se puso a comer del tarro mientras Alatia daba las gracias a la camarera.

- Es raro que se mantenga visible delante de tanta gente, debe ser que ya la habéis visto con anterioridad y no le importa. Aunque no lo parezca demuestra tener bastante confianza en todos vosotros.

Agarró con fuerza la jarra de cerveza y dio un largo trago, para pasar inmediatamente a atacar la carne.

Alvina había aparecido justo al lado del tarro de miel. Miró a todos sin decir una palabra mientras sonreía pero luego observó al perro con desconfianza. Se interno más en la mesa para no quedar al borde y se puso a atacar su tarro de miel sin ningún pudor.

Las palabras del elfo fueron desoídas por la salvaje, hasta que comentó lo que había ocurrido con el bandido.

–¡¿Cómo?! ¿Qué coño le habéis hecho al prisionero?

Luego escuchó de la misteriosa elfa que no quería al perro con ellos y se enojó.

–¡Pues claro que no hay que matarlo! Es más, el que lo intente tendrá que pasar por encima de mis huesos. Ese animal ha sido adiestrado para luchar y matar, él no eligió esa vida. Y aunque pueda ser difícil de adiestrar, no es imposible. En este rato ya hemos congeniado y parece saber comportarse y acatar órdenes, el sacerdote podrá corroborarlo –dijo señalando a Nornas con un movimiento de cabeza, para tratar de ganarse su apoyo. 

–Según el perro cuentan con un número elevado de bandidos, además de otras bestias. Decís ahora que sabemos donde se encuentra el lugar. Bien, ¿Os dijo el prisionero algo más? ¿Cuántos son? ¿La composición de su fuerte? ¿El sistema de guardias? ¿Queréis entrar ahí sin saber con qué fuerzas cuentan? Yo había pensado dejar que el chucho entrara en el campamento y pedirle que se pasee por su interior y nos muestre lo que hay. No creo que los guardias le pongan ningún impedimento para entrar. Gracias a... los dones que me han sido concedidos, podría ver y sentir lo mismo que él, y así conocer mejor como se distribuyen sus fuerzas y trazar un mejor plan de asalto. Incluso lo podríamos usar de distracción, pidiéndole que monte jaleo atacando a alguno de los guardias en determinado punto –dijo con rostro grave.

Hrönn hizo una pausa, pensativa. Luego resopló y continuó –¿De verdad pensáis que ese... ser que os ha acojonado con cuatro palabras esté siquiera pendiente de lo que hace un chucho que envían a morir? Bah... En cualquier caso, si optáis por no llevarlo, el chucho se quedará en el patio y no habrá problema –terminó diciendo con cierto fastidio, recordando la promesa que había hecho a Lucien.

La dasharii atacó la jarra de lo que fuera que le hubieran traído tan pronto como llegó, y rápidamente le pidió rellenar la jarra a la niña.

Una vez resolvieron se acordó la forma de actuar, a la norteña se le encendió una bombilla interior.

–¡Ah! Slimore, ya lo recuerdo. Llevo dándole vueltas a ese nombre desde que la muchacha lo mentó. Ragdal, un rollizo comerciante que conocí en Vivine me contó de algo horrible que debió ocurrir en esa ciudad. Ya era un lugar turbio, lleno de ladrones y traficantes de cualquier cosa. Pero hace un tiempo se sucedieron numerosas desapariciones, calles vacías... una ciudad fantasma. Me pregunto si tiene algo que ver con estos bandidos –comentó en voz baja, tratando de que la chiquilla no escuchara, pensando que podría revolver su mente por los tristes recuerdos. 

Nornas arrugó el gesto al oir lo del perro. 

-El perro no tiene culpa de que lo usaran para luchar. Estoy con Hrönn. Ya ha sufrido suficiente. Necesita un buen amo.

El enorme clérigo escupió al lado una bola asquerosa de color amarillento.

-Estás siendo paranoica, Alatia. El perro se viene.

Estoy con Nornas, quien lastime al perro se busca líos conmigo también, además tengo otra forma de echarle un vistazo al fuerte sin mandar a Colmillos a una misión suicida. - digo mientras me cruzo de brazos y cierro filas respecto al perro.

En cuanto al prisionero, no fue mi culpa, tenía un tatauaje arcano que reaccionó como una especie de salvaguarda evitando que respondiera a nuestras preguntas, intenté extirpárselo, pero el conjuro estaba ligado a la propia fuerza vital del bandido y no hubo nada que pudiera hacer al respecto.

Dicho esto me sirvo algo de beber y tomo asiento a la mesa para poder trazar nuestro nuevo plan de acción.

El prisionero mencionó un acceso por unos túneles, no lo recuerdo con claridad, dijo que el osgo cargaba una llave consigo, así que bien podríamos usarla para colarnos en el fuerte.

-Mierda! Eso si que es información importante! Me gusta la idea de los túneles! 

El bandido me dijo que sólo el osgo y los líderes tenían la llave para acceder, así que al menos tenemos una forma de entrar.

Debemos cuidadrnos de Kilbo y Pharan, parecen ser los que están a cargo, parecen ser arcanistas bastante capaces, por lo que debemos derribarlos rápido y de ser posible antes que puedan hacer uso de sus conjuros más fuertes.

Nornas cuando te pongas en comunión con Gond, deberías pedirle el don de privar de la palabra a otros. - comento pensativo.

Nornas miró al mago parlanchín y contestó:

-Pues sí. Podría ser muy útil.

- No solo estaba ligado a él. Cuando el bandido murió… - parece recorrerle un pequeño escalofrío – Regresó a la vida y Kilbo habló a través de él, después de arrancar los grilletes de la torre como si no fueran nada. Dijo que nos uniéramos a él o seríamos aplastados como ese mero títere, que la muerte de ese hombre era un precio vano a pagar por el bien común.

Lanzó una larga mirada a Nager.

- El bandido dijo que ellos libran la tierra de “aberraciones mágicas”. Habló principalmente de aquellos afectados por la licantropía – con la mirada aún fija en Nager – que los hacen luchar entre ellos en un pozo de lucha y los que sobreviven se los llevan a Kilbo a cambio de mucho oro. – volvió a mirar a los demás.

- Ellos son solo la guarnición del oeste, los que patrullan esta zona, que dijo es la más tranquila. Eso quiere decir que deben estar extendidos por un territorio mucho más amplio. Deberíamos informar de todo esto al Gremio para que estén sobre aviso.

Dio un trago largo a su cerveza.

- Pharan es un elfo y un mago poderoso, por lo que dijo. Es el que guarda la puerta principal. Él sale a reconocerlos y luego abre la puerta, además de ser el que encuentra a las criaturas mágicas que luego llevan al pozo a luchar entre ellos. La otra entrada dijo que era la casa de Olott, que era por las cloacas.

- Por si os sirve también de algo, el tatuaje que tenía eran como los tentáculos de un pulpo gigante y por lo que sé lo unió a una criatura poderosa. Desde luego era magia antigua. Quizás podría tratarse incluso de un extraplanar. – les advirtió para que se dieran cuenta de que esto era grande y muy peligroso.

Dio otro trago a la cerveza.

- En cuanto al perro, estoy con los demás, Alatia. No es culpa de él.

- Y sobre como entrar en el sitio y reconocerlo, yo puedo entrar haciéndome pasar por el prisionero. Aunque si tenéis otras ideas de como reconocer el sitio, soy toda oídos y, en cualquier caso, hacerme pasar por uno de ellos puede ser nos útil en diferentes situaciones y para diferentes planes.

Alatia arqueó una ceja al ver la demostración de amor que sus compañeros profesaban hacia el perro, un animal al que acababan de conocer y que había sido entrenado para atacar y matar a inocentes. Ni siquiera se preocupaban de que alguien pudiera estar observándolos a través de ese animal y lo iban a llevar con ellos en una misión de infiltración.

Suspiró. No era la primera vez que esto le ocurría, tenía bastante mala fama de sobrevivir a sus compañeros, pero ser precavida estaba en su naturaleza, al igual que no fiarse de nadie.

- Sigo pensando que el perro es mejor que no venga. Llamadme paranoica si queréis, pero si yo fuera el líder de los esclavistas al menos tendría una orden para mantener a los perros a mi servicio. Por otra parte, pueden servir si se les enlaza la mente para infiltrarse u obtener información, y conjuros o hechizos de control no faltarán a unos traficantes de esclavos.

- Pero si tanto confiáis que no os va a desgarrar la garganta a la primera orden que reciba de sus auténticos amos, que se venga.

- Mi opinión de matarlo se basa en que un animal que ha probado la carne humana no es seguro, por mucho que no sea su culpa, es un peligro. Si mata a alguien del pueblo después de que nos hemos hecho cargo de él, será nuestra culpa.

- Pero ya comenté que en el grupo somos iguales. Si queréis que se venga... adelante. Solo opino que si lo dejamos aquí, que quede bien encadenado, no quiero más muertos en el pueblo.

- Cambiando de tema, lo de los túneles es una gran descubrimiento, genial.

Si lo de "aberraciones mágicas" que acababa de soltar Lya había perturbado en algo a Alatia, lo intentaba disimular bastante bien.

La refugiada emitió un gruñido de agradecimiento ante la declaraciones de Normas y Eladamri sobre el perro.

–Esa bestia es dura, elfo. No creo que les sea sencillo de matar. Lo peor que podría pasarle es que le dieran una paliza y lo encadenaran –dijo antes de reír.

Luego Ela explicó en detalle lo que ocurrió con el bandido, información que fue completada por la hechicera. Todo en un lenguaje que a la dasharii le sonaba a dracónico. Hrönn frunció el ceño, abrió los ojos como platos y miró al clérigo para pedirle en silencio una explicación sencilla.

–El chucho dijo que los perros mas fuertes eran echados a pelear en el círculo con humanos. Si el humano perdía, se lo llevaba un tipo de orejas picudas. Y si se le volvía a ver, ya no era el mismo. Entiendo que ese elfo... ¿Kilbo? Estará degenerándolos de alguna forma.

Los compañeros siguieron detallando lo que habían sonsacado al prisionero, lo cual llevó al punto de tener varias opciones.

–Vale, entonces... Ese brujo elfo, Pharan, debería encontrarse cerca de la puerta principal. Lya dice que puede pasar desapercibida como prisionera, lo cual no me llega a convencer. Aunque si nos hacemos con un par de trajes de sus guardias, podría tener más sentido, ¿no? Incluso el perro podría dar más lustre a ese plan, ja ja... Dejo en la mesa otra vez la opción de soltar a Dest en el fuerte y que nos enseñe lo que pueda. Luego decís que los túneles llevan a los aposentos del osgo, el adiestrador de perros. Me parece buena idea el explotarlos. Entiendo que nuestro primer objetivo será examinar la zona, el fuerte y sus fuerzas, ¿correcto? –terminó diciendo la bárbara, tratando de que los demás confirmaran lo que ella creía haber entendido de toda la conversación.

–¡Eh! ¿Tu mariposa mágica no puede infiltrarse y reconocer el terreno? –dijo finalmente mirando a Alvina.

Lya negó con la cabeza y trató de simplificar.

- Lo que he dicho es que me puedo hacer pasar por el bandido. Por ese bandido en concreto. Ser él. Y llevar el perro completaría el disfraz. – aclaró.

- El elfo que los mete y saca del pozo de lucha es Pharan. Kilbo es el ser que está detrás de todo y por como hablaba de él parece que no lo vean nunca, que solo Pharan hable con él.

- Kilbo jefe supremo, Pharan lugarteniente poderoso.

- Los humanos que no vuelven a ser los mismos no son humanos normales. Son humanos que sufren licantropía. Eso significa que se transforman en otras criaturas mezcla de humano y animal. Como un hombre-lobo, un hombre-oso o un hombre-rata. – con una mirada significativa de nuevo a Nager.

- Los túneles, o cloacas, creo que llevan hasta dentro y que Olott vive allí.

Dio otro trago confiando en que esta vez hubiera simplificado lo suficiente para la pelirroja a quien dedicaba una sonrisa cálida.

–¡Demonios! ¿Tan difícil es hablar así? –bramó la norteña, al tiempo que le dedicaba un gesto de agradecimiento a la hechicera.

–¿Pero si tú te haces pasar por ese bandido, y ellos saben que ha muerto... ¿No podrían sospechar al verlo andando por el fuerte?

–Si, si, entiendo lo que hacen con ellos pero... Entonces tal vez no buscan a los... licántropos para salvar el mundo de ellos, sino que los... ¿reclutan de alguna manera? 

–Nornas, ¿Ese tal Olott no era el osgo que matásteis?

Nager está comiendo y bebiendo cerca de vosotros escuchándoos, parece como si no hubiese comido en semanas. Pero a medida que vais hablando de un elfo, llamado Pharan y que está metido con el grupo de los bandidos, parece que cada vez palidece más y más, como si se estuviese dando cuenta de algo.

Se levanta de la mesa disculpándose y sube a las habitaciones; mientras tanto vuestras conversaciones siguen avanzando. El anciano vuelve con algo envuelto entre sus manos, y lo acerca a la mesa.

Disculpadme...

Pone sobre la mesa algo envuelto en telas de alta calidad, y con sumo cuidado lo va desvelando. Lo que veis es un colgante con una cadena, y con medallón color morado con algo que se asemejaba a un ojo felino en su interior.

Hace... Hace unas semanas yo me transformé en... "Eso". Pero Berta y yo hicimos como siempre en el molino. No hubo problemas, nada era distinto, todo estaba igual.

Pero... Cuando estaba atado, mi conciencia volvió, se disipó esa negrura... Sí, aún era una bestia, pero podía hablar y razonar como uno más, tal y como Berta... La agarra de la mano en un gesto de cariño. Tenía delante a un hombre encapuchado, no debería medir más de 6 pies (~1,8 m)... Y yo tenía este medallón en mi pecho... Acerca la mano pero sin llegar a tocarlo. Me habló, y su voz era melodiosa y dulce, casi... Hipno... ¿Hipnotizante? Me dijo que se llamaba Pharan, y que si cooperaba con él me salvaría de esta maldición... Y yo... Lo siento de verdad... En ese estado pensé que era alguien a quien se lo podría contar... Y se lo conté...

Berta le suelta la mano de un golpe dándose cuenta de algo, y entró en la conversación como un torbellino:

¡¡Esa era la sombra de la que todo el mundo hablaba!! ¡¿Pero cómo te pudiste callar eso Nager?! ¡¿Además a Nottel y a mí?!

Sus ojos comenzaron a soltar un amenazante destello del mismo color ámbar que se iba disipando cada vez más y más en los ojos de viejo Nager.

Su hermano corrió desde la cocina con el cuchillo aún en mano, mirando con cara de preocupación hacia la mesa. Parecía que esas reacción en la chavala no era algo normal. Podéis ver cómo se va acercando con paso cauteloso hacia ella.

Perdona Berta, fui un estúpido al confiar en un extraño... Le responde con un tono de voz de arrepentimiento. Él... Esto... Me dijo que el medallón lo debía vestir solamente cuando fuese una bestia... Y que así podría... Manejarlo. Me dijo que vendría en unas semanas con algo de ayuda para... Para el problema... Yo acepté y le dije dónde vivía, asintió, y me lo quitó con un grácil gesto. Mi mente comenzó de nuevo a nublarse, lo último que vi fue a él metiendo en colgante en mi bolsillo, yo dándole las gracias.

Aprieta sus puños con ira.

No le hablé de tí hija, le conté que fue un ataque en el bosque al volver una noche con los suministros.

Nottel ha llegado ya había llegado a la altura de la hermana y le estaba agarrado de la mano, dándole pequeñas caricias en la misma.

Nager le da un profundo trago a la cerveza, pareciendo desconectarse durante un pequeño segundo, y ahora os mira directamente a vosotros, hay lagrimas saliendo de sus ojos y hay verdadero arrepentimiento en su mirada.

Y os debo una disculpa a vosotros... Yo no pensé que... Él fuera a ser uno de sus líderes. He sido un viejo estúpido. Creía que era alguien que de verdad iba a ayudarme con esto. No tengo modo de pagaros por las molestias que os estoy causando. Lo lamento de verdad... Desvía su mirada hacia el suelo

Aunque... Parece tomar valor a lo que va a decir a continuación, y levanta el rostro para miraros directamente. Realmente puedo pagaros: si necesitáis utilizarme como carnaza, usadme. Dice tajante. Yo estoy con vosotros, ellos no valen nada para mí. Y estoy decidido a acabar con ellos.

Asintió a la norteña sonriendo.

- Nunca creo a nadie que dice que hace algo malvado con la excusa del bien común. Ese bien al final siempre acaba siendo su propio bien nada más. – se acordó del tema del lenguaje – Opino como tú. Seguramente los esté reclutando a la fuerza para algo. Además, busca reclutar solo a los más fuertes. Así que seguramente será un ejército.

- Llevas razón con el bandido. Igualmente puedo hacerme pasar por cualquier otro que nos crucemos. De ahí que me trajera su ropa. – señaló el montó de ropa que había dejado en una silla cercana.

Al ver la reacción de Berta se apartó un poco dejando que fueran otros los que se pusieran en medio para controlarla si hacía falta.

Su mirada iba de Nager a Berta y empecé a atar cabos entre los dos con las palabras del viejo posadero.

- No estoy a favor de usar cebo humano. – dijo sencillamente.

El artefacto de Nager llama bastante mi atención e instintivamente lo cubro con una servilleta, pues las gemas con esa clase de diseño suelen ser capaces de ver por si misma o conceder el don de la visión a otros.

Sin embargo, lo que sucedió luego fue suficiente para que me olvidara del artefacto y me acercara a Berta con bastante cuidado, ignorando al resto de los presentes, era plenamente consciente del riesgo que corría, pero me importaba muy poco, no podía permitir que Berta hiciera algo que le causaría mucho más dolor del que ya cargaba.

Cálmate por favor preciosa y tu, no vuelvas a hacer algo así Notter un cuchillo sólo puede empeorar las cosas, pues aunque no tengas la intención de usarlo, su sola presencia genera más tensión de la necesaria en el ambiente, así que mejor deja eso en aquella mesa y acompaña a Berta a la cocina a tomar algo. - le digo a los presentes en un tono sereno y tranquilizador.

Luego me giro hacia Nager y lo observo con seriedad.

No, no vas a participar en esto, en definitiva la cagaste al confiar en Pharan, pero no por eso vamos a usarte de cebo, tu familia te quiere y no podría perdonarme si algo te ocurre durante el ataque, además, transformado puedes hacer más daño que bien, incluso con ese colgante. - añado para luego volver a mi lugar en la mesa.

Nornas entrecerró los ojos ante la pregunta sobre el osgo y volvió a escupir al suelo.

-Estaba intentando aplastarme. No le pregunté su nombre. En cuanto a lo de infiltrarse, mi experiencia con ese tipo de tácticas suele desaconsejarlas. Poco que ganar y mucho que perder. Aún así, supongo que, si se trata de una incursión rápida para informarnos de lo que nos espera más adelante... no lo vería mal.

Tras escuchar la historia de Nager añadió:

-Hay que ser tonto del culo, Nager. Ya te vale. 

Luego reflexionó unos instantes y volvió a hablar:

-Por cierto, si hay tanto licántropo por ahí suelto, quizás deberíamos prepararnos por si tenemos que enfrentarnos a alguno. Nager, ¿Qué clase de vulnerabilidades teneis? 

- No os cebéis con Nager – les dije suavemente – La desesperación nos puede incitar a actuar con poco sabiduría. Cuando no hay nada a lo que aferrarse hasta un clavo ardiendo parece una buena opción. – intercedí por el viejo con compasión.

–Brujería –masculló Hrönn al ver el colgante, mientras escuchaba la historia de Nager.

La dasharii aferró el cubierto con el que comía, pensando en destrozar el collar cuando el elfo lo cubrió, aliviando así su mente por momentos.

Luego vio sorprendida como Ela manejaba de buenas formas la situación y enviaba a los menores a la cocina.

–No te fustigues, Nager. Todos... –comentó mientras jugaba con la jarra –hemos obrado mal en alguna ocasión, y se comprende en este caso por la desesperación que podrías tener al no poder controlarte. Pero gracias a tu llamada nos estamos enterando de una trama peligrosa que implica no sólo a Garedoth sino a un territorio mucho mayor. Debemos enviar a Roli a Vivine con estas aciagas noticias mañana temprano.

–En cuanto a esto –dijo mirando al colgante –no sé si habría forma de usarlo en nuestro favor. En cualquier caso, mañana deberemos tener cuidado. Si ese brujo pudo hablaros desde el cuerpo del bandido, ¿Quizás pudo escuchar lo que éste os contó? Tal vez sus guardias estén prevenidos.