Partida Rol por web

Al llamar a la puerta una voz femenina surge de dentro preguntando quien era, y al escuchar la voz del clérigo Berta os abre la puerta de la taberna.

Al entrar vosotros Berta vuelve a cerrar la taberna, casi que por costumbre.

¿Cómo ha ido todo? Os dice en un tono educado. Decidme, ¿queréis tomar algo?

Se acerca a Nornas y le susurra algo.

Nornas... ¿Te importaría cuidar de la taberna por un momento? Voy a ver a Nager, si está bien y consciente lo traeré. Seguro que le vendrá bien descansar una noche en su propia cama.

Te dice con un tono de voz un tanto apurado de, probablemente, pedirte que te quedases cuidando la taberna

Lya mira el cuerpo inerte del prisionero. Recuerda que le han explicado varias veces eso de poner el dedo en el cuello, pero ahora mismo con tanta sangre por la piel arrancada y los hilillos esos que querían atrapar a Eladamri no tiene ni idea de dónde podría poner los dedos sin correr riesgo. Tampoco se le ocurría alguna otra forma de comprobar si seguía vivo, cosa que parecía harto improbable.

Allí estaba anonadada, sin saber qué hacer.

- Eh… sí… voy a por Nornas… pero… parece que ya no… no urge… - terminó en un hilillo de voz. Desde luego aquello había sido impactante para ella.

Tu familiar sigue sobrevolando en círculos el pueblo de Garedoth, lo único que puedes ver es cómo Alatia llegaba bastante en desequilibrio a la puerta de la taberna, y al llegar delante de la misma recuperaba el equilibrio, acto seguido tomaba camino hacia donde estaban tanto Nornas como Hrönn.

Hrönn se había agachado cerca del perro y parecía que le había desatado.

Al poco los tres tomaban camino e iban dentro de la taberna

-No hay problema, Berta!.Yo me encargo del negocio pero no me parece buena idea que vayas sola. Los bandidos os buscan por alguna razón, que te acompañen las chicas y así las pones al día. Ellas deben saber lo de Nager. A Hrönn ya se lo he contado. 

Claro sí, tienes razón Nornas ¿Se lo podrías preguntar a ellas mientras voy a por las bebidas y todo?

Te pregunta, intentando no mirarlas muy descaradamente

La conversación no te es complicada de seguir:

Berta:

Nornas... ¿Te importaría cuidar de la taberna por un momento? Voy a ver a Nager, si está bien y consciente lo traeré. Seguro que le vendrá bien descansar una noche en su propia cama.

Le dice con un tono de voz un tanto apurado de, probablemente, pedirle que te quedases cuidando la taberna

Nornas:

-No hay problema, Berta!.Yo me encargo del negocio pero no me parece buena idea que vayas sola. Los bandidos os buscan por alguna razón, que te acompañen las chicas y así las pones al día. Ellas deben saber lo de Nager. A Hrönn ya se lo he contado. 

Berta:

Claro sí, tienes razón Nornas ¿Se lo podrías preguntar a ellas mientras voy a por las bebidas y todo?

Le pregunta, intentando no miraros muy descaradamente

Nornas volvió con las demás y dijo: 

-Chicas, Berta quiere ir a por Nager pero no me gusta que vayan solos por ahi cuando sabemos que los bandidos los buscan. ¿Os importa acompañarla? Yo me quedaré a vigilar la taberna.

Al ver como la magia atada al tatuaje empieza a reaccionar, aparto rápidamente mis manos como quien sujeta un hierro caliente, pues dadas las circunstancias, me resulto más que evidente que la disipación no había funcionado.

Este tipo no miente Pharan sin duda es poderoso, esto es un conjuro avanzado, ha combinado alguna especie de contingencia con un conjuro bastante letal, posiblemente tentáculos negros de Evard.

Ya no tiene caso traer a Nornas, este tipo está muerto, la disipación fue un fiasco. - digo con evidente mala hostia.

Detesto cuando esto pasa. - comento  mientras veo el desastre que se ha montado. - Mejor regresamos a la taberna a informar al resto, después de ti.

Con el interrogatorio fallido y el prisionero muerto, no quedaba nada más que hacer que volver a la taberna y esperar a la noche para disponer del cuerpo. 

Alatia asintió y se dirigió a Berta con una sonrisa.

- Cuando quieras, te sigo.

–Vamos, no vaya a ser que el chucho se te ponga tonto. Oh, dame un segundo, necesito coger algo más de esa rica carne de venado.

Al comenzar a recoger los utensilios e ir dejando la zona, comenzáis a subir las escaleras y Eladamri puede ver como la cabeza del prisionero se levanta sola, y os mira directamente. El elfo se gira, y sin apenas tiempo de avisar a Lya, quien se gira casi instintivamente al ver a Eladamri, del prisionero surge una voz gutural, totalmente inhumana.

<<Yo soy Kilbo, él no era más que un simple peón. Uníos a mí simples mortales, o apartaos de mi camino si no queréis ser aplastados como este mero títere.>>

Los ojos con los que os mira el prisionero son totalmente negros, su rostro está tomando una pigmentación púrpura, y su boca la está ensanchando en un terrible gesto. Mueve sus piernas toscamente en vuestra dirección, y de un suave movimiento de manos, rompe una de las cadenas que le agarraba la mano como si de una simple hoja de papel se tratase, y en cuanto comienza a levantar la otra en un suave movimiento, sus ojos vuelven a ser humanos y su gesto se detiene.

¡NO, NO, NOOOO!

Veis como la esclerótica de sus ojos retornan otra vez a ser totalmente negros, y como sus iris siguen el mismo camino.

<<Inútil recipiente, eres débil. Tu muerte será un vano precio a pagar por el bien común.>>

El rostro termina por desfigurarse totalmente, y el cuerpo del bandido cae rendido sostenido simplemente por la cadena de su otra muñeca. En la zona en la que estaba el tatuaje podéis comprobar que no hay tatuaje, y unas motas negras están en suspensión sobre la zona. Esta vez el bandido parece realmente muerto.

La conversación no te es complicada de seguir:

Berta:

Nornas... ¿Te importaría cuidar de la taberna por un momento? Voy a ver a Nager, si está bien y consciente lo traeré. Seguro que le vendrá bien descansar una noche en su propia cama.

Le dice con un tono de voz un tanto apurado de, probablemente, pedirle que se quedase cuidando la taberna

Nornas:

-No hay problema, Berta!.Yo me encargo del negocio pero no me parece buena idea que vayas sola. Los bandidos os buscan por alguna razón, que te acompañen las chicas y así las pones al día. Ellas deben saber lo de Nager. A Hrönn ya se lo he contado. 

Berta:

Claro sí, tienes razón Nornas ¿Se lo podrías preguntar a ellas mientras voy a por las bebidas y todo?

Le pregunta, intentando no miraros muy descaradamente

Salís con la joven y notáis como la puerta de taberna es cerrada por Nornas. Ella se dirige hacia donde estaba el perro, quien en cuanto la ve, se pone en guardia. Ella al ver que no está atado da un paso atrás, pero Hrönn se adelanta, dándole comida, y parece que el perro pasa un poco.

Se dirige hacia la puerta de la bodega y la abre. 

Al bajar lo que veis es una bodega que está medianamente surtida de diversos elementos, está bastante limpia y ordenada.

A medida que se va moviendo por la bodega os va marcando el camino. Y va hablando con vosotras con cierto nerviosismo y timidez:

Creo que Nornas... Os lo ha contado todo... No vale la pena esconderlo...

Mi abuelo y el dueño de la taberna y yo misma estamos malditos siendo... Monstruosas ratas... Yo puedo controlar este poder, pero Nager... Es incontrolable cuando se transforma, así que tenemos cadenas aquí y en el viejo molino para atarle.

Llegáis al final de la taberna y ella se detiene allí, se gira, y veis cómo se agarra un brazo brazo con el otro protegiendo su abdomen.

Nunca se ha transformado por tanto tiempo... Debería... Debería estar tranquilo... Por favor, no le... Ataquéis. Yo me encargaré de él si fuese necesario. 

Empuja la pared que teníais delante, abriendo la puerta hacia una habitación oculta en la que hay un señor mayor atado con cadenas. Alatia y Alvina se dan cuenta de que son exactamente las mismas cadenas que tenían atadas al bandido.

Los ojos son de un color ámbar intenso totalmente inhumanos. En cuanto ve a la joven él no puede evitar decir entre lágrimas.

¡Berta, hija mía!

Ella se lanza a abrazarle, pero sin quitarle los grilletes. Él os mira con curiosidad y con miedo

No te preocupes, ellas son amigas. ¿Te encuentras bien? ¿Crees que podría quitarte las cadenas?

A lo que el viejo le responde:

Encantado... No creo que sea la mejor imagen para presentarse, pero soy Nager. Si sois amigas de Berta, siempre seréis bienvenidas a mi casa. Os dice con una cordial sonrisa. Sí, por favor... Tengo mucha hambre y me gustaría intentar descansar un poco... Oye... ¿Cuánto... ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

La curiosa dasharii aguzó el oído para escuchar los murmullos de la chica. Sin ningún reparo, la norteña esbozó una sonrisa falsa, se adentró rápidamente hacia la cocina, y pronto volvió a la entrada con otro trozo de carne cruda.

–Listo. Hay que tener contento al perro, que mañana tiene que rendir. Además, será un buen momento para ver si se comporta o si os salta al cuello –dijo con rostro divertido. 

–Por cierto, ¿quién o qué es ese tal Kilbo? –preguntó nuevamente virándose hacia la elfa, al tiempo que dirigía sus pasos hacia la bodega.

Hrönn siguió a la tabernera hasta la entrada del patio, y con una seña y la promesa de carne fresca persuadió al can para que se quedara tranquilo.

A la dasharii le habría gustado preguntarle a la chica a solas, pero no encontró momento para hacerlo y enseguida ya estaba presentándose el viejo.

–Yo soy Hrönn, y ella es Alatia. Hemos venido en representación del Gremio de Luchadores, y sería bueno que pudieran contarnos la verdad sobre lo que ocurre aquí. ¿Han vivido aquí toda la vida? ¿Han tenido algún tipo de relación con esos bandidos? ¿El niño de la cocina también es un... como ustedes? –dijo de forma seca y directa, como ella misma era.

No le gustaba que le ocultaran nada, y sí disponer de toda la información y tratar el problema de forma directa y rápida.

¡Pero qué rayos fue eso! - exclamo al presenciar aquel mensaje sobrenatural salir del cuerpo del bandido.

Era evidente que nos enfrentábamos a algo muy poderoso y que lo mejor era ir con cuidado, en especial si queríamos ganar este conflicto tan desigual, por lo que consideraba que lo mejor era darnos prisa e informar lo sucedido a los demás.

No sé tu Lya, pero creo que Alatia y Nornas deben saber de esto lo más pronto posible, además necesitamos un nuevo juego de cadenas el cual instalar aquí, vaya fuerza para bestial, esas cadenas no son poca cosa y difícilmente un ser humano podría romperlas de esa forma. - digo haciendo notar a Lya el grosor de las mismas.

Vamos, debemos darnos prisa. - dicho esto me encamino hacia la posada a toda velocidad, sólo para encontrar la puerta cerrada, lo cual me llama mucho la atención, así que mi mano se posa instintivamente sobre la empuñadura de mi espada ropera.

Algo no está bien, la puerta está cerrada. ¿Qué posada cierra sus puertas de día? Lo mejor es que te prepares para lo que sea que nos pueda estar esperando dentro. - comento en voz baja mientras llamo a la puerta para ver si hay o no respuesta desde el interior.