Partida Rol por web

Al girarse Lya se asustó tremendamente y por instinto puro se le escapó una flecha de fuego en dirección al cadáver que ya volvía estar muerto del todo.

Al darse cuenta de lo que había hecho y para evitar que el molino acabase ardiendo lanzó un rayo de frío para apagar el fuego.

- Lo siento… - se disculpó con un hilo de voz – Eso sí que no me lo esperaba – al estar a solas le hablaba en élfico, por quien pudiera estar escuchando.

Tras asegurarse de que el fuego estaba apagado y que el molino no sufriría peligro de salir ardiendo, recogió la ropa del bandido que había doblado antes. Ante la mirada curiosa de Eladamri.

- Nos pueden ser útiles más adelante para hacernos pasar por él. – le aclaré.

Asintió a las palabras del elfo por el camino.

- Sí, deben saberlo. Fue muy inapropiado que Alatia se fuera del interrogatorio con tan poca información… - comentó un poco fastidiada por el comportamiento de la “líder” – Pero estoy de acuerdo contigo. Esto es algo mucho más grande que unos simples bandidos. El ser con el que estaba conectado ese tatuaje… quizás sea un mago muy poderoso, pero quizás sea incluso una criatura extraplanar… - añadió preocupada.

Al llegar a la taberna asintió una vez más a su compañero.

- Lo estoy. Detrás de ti, si no te importa. – añadió poniéndose tras él.

La vuelta a la posada la hacéis por el camino rápido, atajando por el pueblo de Garedoth, esa experiencia ha sido realmente extraña, y no sabéis exactamente qué es lo que puede estar detrás de todo esto.

Las luces de la taberna están encendidas, y el perro que estaba atado, ahora está sin ningún tipo de ataduras y comiéndose plácidamente un buen trozo de carne. 

Al llegar a la puerta de la taberna os encontráis con la puerta cerrada. A la noche suelen cerrar las puertas, pero aun así os resulta extraño.

Llamáis a la puerta esperando a que alguien os abra, parece que unos pasos pesados pero seguros se dirigen hacia la puerta de la taberna...

Nornas apenas ha tenido tiempo de sentarse de nuevo al cerrarle la puerta a las chicas y hacer que la cerveza tocase sus labios cuando dan unos golpes a la puerta...

El perro parece que os ha mirado, y Hrönn no está del todo segura de si no se ha acercado por lo que antes había evitado a Alatia, o por tus directrices.

La joven te contesta, ya que Nager parece que va a hablar, pero está bastante reseco, y ella contesta por él.

No Hrönn... Nager es de aquí, mi hermano y yo venimos de una ciudad lejana, Slimore... Mi madre me maldijo con su "don", y yo... Aceptando esta maldición pude escapar a tiempo con Nottel (su hermano, el chico de la cocina), justo antes de que... Traga saliva con un sutil, aunque lo suficientemente perceptible <<glup>>. Nager nos adoptó... Y él es nuestro padre.

Aunque... Aquí parece mirarse los pies con cierta vergüenza

Yo maldije a Nager, él me vió y me atacó por instinto, y yo por error... Aprieta sus puños. Le maldije.

Se pone a quitarle los grilletes a Nager, el hombre parece bastante cansado tan solo al quitarle el primero.

No tenemos ninguna relación con los bandidos, ellos solamente han venido aquí a "salvarnos" como ellos dicen. Se le ve bastante molesta a la simple mención de los mismos. Yo me he encargado de cuidar de Nager, y de que no pudiera descontrolarse, nadie más en este pueblo está maldito, al menos que nosotros sepamos, y se suponía que nadie sabía lo nuestro.

Nager parece bastante triste y pensativo.

Parece que alguien viene, aunque no entiendo porque el perro está suelto, mejor nos preparamos, para cualquier sorpresa. -  digo mientras preparo un conjuro y me apresto a combatir.

- Tuviste mucha suerte que alguien os acogiera, seguro que es una buena persona. No te preocupes, vuestro secreto está a salvo con nosotros.

Cambiando de tema su voz se volvió más grave.

- Kilbo es alguien que estaba en la mente del asesino, pero no pudimos llegar más hondo por el terror que le causa. Debe ser algún tipo de mago o traficante de esclavos que maneje algo que pueda maldecir.

- No pronunciéis ese nombre fuera de aquí. ¿Os suena de algo? - Alatia miraba de reojo al perro por si tenía alguna reacción a ese nombre.

La dasharii escuchaba y asentía con gesto grave a la historia de la muchacha.

–¿Antes de qué? –preguntó a la dubitativa tabernera cuando ésta hablaba de su pasado y antes de que reconociera que Nager los había adoptado. 

–Está bien, no pasa nada chiquilla. Esa maldición lo es si no la puedes controlar. Si puedes hacerlo, puede ser visto como un don –dijo Hrönn, conocedora de guardianes de los bosques con capacidades similares. –Aunque sí sería bueno conseguir que este señor sea capaz de controlarlo.

Viendo que el tabernero se encontraba muy débil, se aproximó y lo sostuvo mientras la chica le quitaba los grilletes. Hrönn le hizo un gesto a Berta para que continuara.

–En fin, yo sólo preguntaba por ver si habíais tenido algún tipo de relación con esos bandidos anteriormente. Según las palabras del perro, se dedican a atrapar "monstruos", echan a los prisioneros a pelear con perros, y algunos prisioneros son separados y si vuelven ya no son los mismos. Si no sabe nadie en el pueblo lo de vuestro... problema, ¿cómo han podido los bandidos saberlo? ¿Cuántas veces han venido ya al pueblo esos forajidos, viejo?

Cuando Alatia por fin contó lo que sabía sobre el tal Kilbo, la bárbara se viró hacia el perro y con rostro severo le hizo una seña –Quieto, Dest.

–El chucho nos había dicho que un tipo de orejas puntiagudas, probablemente un elfo, era el que se llevaba a los prisioneros antes de que volvieran, si lo hacían, cambiados. Tal vez sea él –comentó en voz baja, acercándose a los demás. 

–¿Qué más pudisteis sacar del bandido, Alatia?

- La ubicación del fuerte donde están concentrados. - Respondió Alatia - Se han quedado Lya y Eladamri para ver si sacan algo más usando métodos... - miró a Berta y prefirió no comentar más - Los detalles del fuerte, vigilancia, fuerza y demás los podrá obtener Alvina sin problemas y he preferido ahorrarle el espectáculo, por eso vine para aquí.

- Creo que no conocéis a Alvina, es mi compañera. Nos ayudó en el interrogatorio y Lya y Eladamri ya la conocen. Solo entiende élfico. - A esto siguió una frase en élfico.

Alvina apareció volando muy cerca del hombro de Alatia, una pequeña pixie.

Saludó con una inclinación de cabeza mientras miraba con recelo al perro y desapareció.

Antes de que mi madre usase sus poderes sobre mi hermano... Le responde en un susurro a la bárbara.

Gracias... Te dice Nager cansadamente mientras le agarras.

Berta termina de desatar a Nager, y entre las dos lo lleváis hacia arriba sin ningún tipo de problema.

No entiendo cómo lo han podido saber, y la verdad es que no sé cuántas veces habrán podido venir, pero las otras veces que vinieron nunca supieron nada, simplemente nos robaban dinero y comida; y nos decían que nos mantuviésemos alejados de ellos. Que les dejasemos trabajar "para nuestra salvación". Bufa un poco.

El perro, que parecía haber escuchado el nombre de Kilbo seguía comiendo sin parece que nada en él hubiese cambiado.

Marchando la primera va Alatia, y justo detrás Hrönn con Berta cargando con Nager, quien os lo agradece varias veces. Al salir del sótano veis de frente a un tenso Eladamri que parece listo para combatir, y a Lya en la puerta de la taberna.

Os estáis preparando en la puerta para lo que allí pudiese haber, oís como la puerta de la bodega se abre, y sale en cabeza Alatia, y después de ella sale Berta y Hrönn cargando con un cansado Nager. Van en vuestra dirección.

La aparición de la pixie sorprendió a la norteña, que la miró con desconfianza. Luego recordó lo que el perro había dicho sobre la elfa.

¿Es posible que pudiera haber olido a esa mariposa mágica o lo dijo por otra cosa? –se preguntó en silencio.

–Supongo que en uno de sus asaltos alguna de las bestias que usan hubiera advertido vuestro secreto. Eso o que alguno de ellos con habilidades especiales se haya infiltrado en el pueblo y os haya descubierto –comentó sobre las últimas palabras de la niña.

La dasharii le picó el ojo al perro antes de salir y se aseguró de que la puerta del patio estuviera bien cerrada.

–Bien. Reunámonos con Nornas y pongamos toda la información en común. Viejo, ¿se encuentra mejor o quiere que lo acompañe a su habitación? –dijo al ver al elfo y la bruja humana.

Miro con cierta desaprobación como Hrönn le pica el ojo al perro.

El perro no tiene la culpa de lo que lo han obligado a hacer. ¿Lo sabes no? Él sólo respondía a las órdenes de un amo malvado, pero puede ser reeducado. - le digo a la dasharii con cierta incomodidad.

Alatia, la disipación falló, el prisionero murió y algo o alguien uso su cuerpo como un medio de comunicación para decirnos que nos quitemos del camino. - informo con seriedad.

Acto seguido le dedico una mirada a Berta dándole a entender que yo no descansaría hasta que ella y su familia estuvieran a salvo.

Ciertamente sabes bastante acerca de la ciudad, y los rumores de hace poco, la verdad es que son bastante desconcertantes:

Lo que sabes en líneas generales sobre esa ciudad es que es una ciudad muy pobre, y que es un puro imán para los maleantes, hay mucho mercado negro en esa ciudad, y trafican con absolutamente de todo, desde especias hasta humanoides. Por eso mismo no te extrañaría que Berta viniese de esa ciudad, ya que ese tipo de dones, en especial las mutaciones en ratas, suelen tender hacia el robo y el saqueo, debido a que sus características se ven multiplicadas en gran cantidad y van acordes con la infiltración y el asesinato. Los hombres ratas nunca se encuentran solos, si te encuentras con tan solo uno, probablemente habrá un nido.

Oíste hablar del surgimiento de algo, extraño en esa ciudad. De desapariciones masivas. El rumor que más te llamó la atención fue el de un comerciante con el que has tenido tratos, y medianamente lo conoces. Él te comentó que entró con su carro en la ciudad, pero no había absolutamente nadie, no había guardias en las puertas, no había personas paseándose por las calles, ¡ni tan siquiera mendigos en las puertas pidiendo algún sobrante de comida a los comerciantes!

Sus caballos relincharon y dieron pasos hacia atrás. Y él, ni corto ni perezoso le dió fuerte a los caballos para escapar de allí lo más pronto posible. Y por lo visto no solo le ha pasado a él, sino a otros 3 ó 4 comerciantes amigos suyo. 

Con un simple intercambio de miradas Berta ya sabe realmente lo que has dicho, y ella con un simple mover de labios te ha comunicado un grato "gracias" junto con una sonrisa. Ella no te transmite preocupación alguna, está bastante calmada, aunque un poco cansada, pero será porque quiere poner a Nager sentado y darle un plato de comida caliente.

Nornas abrió la puerta y sonrió a otros dos de sus socios. La posada estaba en silencio y tan sólo una luz provenía del interior, de la cocina, de donde emanaba también un agradable efluvio a caldo de pescado. Casi se podía escuchar el chup-chup del caldo al hervir.

-Hola de nuevo a los dos. Pasad, las otras han ido a acompañar a Berta. Van a traer a Nager.

Miré a las chicas que se aproximaban desde el otro lado de la plaza. Las saludé con la mano antes de señalar a la puerta de la taberna, dando a entender que se iba a abrir y no había terminado de hacer casi el gesto cuando se abrió… Lya dio un paso más atrás detrás de Eladamri (aunque ya estaba detrás de este) alzando la mano con su cristal…

- Hola, Nornas – saludó bajando la mano más tranquila. Se giró hacia atrás señalando a las chicas que se acercaban, haciendo hueco para que las viera – Parece que ya estamos todos y que eso de ahí dentro huele muy bien. Quizás sea mejor que nos pongamos todos al día dentro. – sugirió esperando a que el elfo pasara delante antes de entrar tras él.