Partida Rol por web

Luz en la Oscuridad [+18]

Capítulo I: Aguas Ensangrentadas

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20/11/2019, 21:11
Yasuki Shinmeki

Daba la sensación de ir pertrechada para la guerra como lo haría cualquier otro Cangrejo. Llevaba una armadura ligera negra, con dos cangrejos en los hombros hechos de jade y otro en el pecho del mismo material. El mempo que llevaba sin cerra representaba a un oni negro colmillos prominentes. Cargaba con una gran cantidad de armas, demasiadas incluso para el más excéntrico bushi y demasiadas como para considerar que alguien hubiera podido adquirirlas con tanta rapidez. La otra Yasuki la acompañaba como siempre, solo que las pocas armas que portaba casi daban la impresión de que ella fuera la señora y que obligaba a su criada a cargar con todo, mientras que Jack parecía un simple conocido que les acompañaba hasta el barco.

- Los Yasuki estamos listos.

Declaré tras subir a la barcaza con total naturalidad, pues no era la primera vez que navegaba, y luego pasé a buscar a la cazadora de brujas y sin soltar las armas me dirigí a ella.

- Kuni-san, ¿podría solicitar que entrenarais conmigo? Creo que soy la única que no ha enfrentado a los seguidores del Noveno y disponemos de poco tiempo.

Era mejor ser clara con ella, al igual que con todos los que quisieran escuchar, y puesto que íbamos a meternos directos en territorio enemigo era mejor que supieran lo poco que podía hacer. Después de eso, solo restaba averiguar si el Yogo había conseguido restaurar aquella arma y no tardaría en ir a preguntarle.

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20/11/2019, 22:53
Mirumoto Jakku

Jack no acababa de comprender la insistencia de la Cangrejo en cargar ella sola con todas las armas. Después de todo, se presuponía que se había ofrecido a acompañarla precisamente para poder ser útil. Esperó que aquello fuera algo más que una señal de excentricidad o de desconfianza: una vez en tierra hostil, no podrían permitirse ninguna actitud que les alejara de su meta.

Al embarcar en aquel navío de diseño tan familiar se sintió extraño: había enfocado todos sus esfuerzos en abandonar su antigua vida, pero todo le empujaba hacia la misma clase de ambientes que creía haber dejado atrás. De hecho, algunos de los integrantes de la tripulación no habrían desencajado en la lejana Sea Crown. Saludó a varios con un leve cabeceo, inseguro sobre cómo comportarse.

Una vez dentro, constató que la llamada Elvira ya había embarcado, lo que le ahorraba ir a buscarla a la Embajada Kaiken. El estado de salud de la joven no parecía el más apropiado para afrontar los desafíos que les aguardaban, pero se abstuvo de hacer ningún comentario. En cuanto pudo, se acercó al capitán Matsumoto para preguntarle cómo podría ser útil: mantener el cuerpo y la mente ocupados le sentaría bien.

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22/11/2019, 15:20
Narrador

Con todos finalmente a bordo, era el momento de dejar atrás Kinko y partir hacia la pequeña isla de Futaoka, un lugar hasta hace poco olvidado de la mano de los Kami, pero que ahora acogía al impetuoso Clan Tiburón.

Matsumoto fue presentando a la tripulación, destacando los tres samurai Kaiken presentes.
Mifune saludó a los nuevos con indiferencia y el justo respeto.
Toshiro lo hizo a su manera.
Encantado y todo eso... pero intentad no molestar mucho a la tripulación. dijo el veterano samurai, obviando que se dirigía a personas con mayor rango que el suyo en muchos casos. A su edad, ya nada parecía importarle.

Y luego estaba Hataki.
El enorme (tanto en alto como en ancho) Kaiken les recibió calurosamente y entre sonrisas en la cocina del galeón.
¡Bienvenidos!
Soy Kaiken Hataki, y espero que disfrutéis del viaje a bordo. Si tenéis alguna petición gastronómica, soy todo oídos.
dijo alegre como si viniera de una fiesta.

En su minuciosamente ordenada cocina había arroz, pescados crudos y secándose, moluscos, mariscos, tofu y váyase a saber qué más.
Y tenía una despensa de frutas, verduras y especias que sonrojaría a más de un noble.
También habían grandes barriles de sake y vino (un licor de uva Gaijin que os hizo probar) así como elementos más grotescos como piernas de algún animal que parecían como disecadas y que Hataki cortaba en finas lonchas para acompañar el vino.
¡Tenéis que probar esto! dijo sobre el jamón.
Y por si fuera poco, varios trozos de carne seca y grasienta (panceta) decoraban una de las estanterías de aquella peculiar cocina.
Una enorme pared de ladrillos abovedado con puerta metálica en cuyo interior grandes llamas eran visibles. También había algo redondo asándose dentro.
Ahh, ¿eso? Tarta le llaman. Matsumoto-san, he conseguido reproducir aquella tarta de manzana que probamos en San Kurisutobaru. ¡Ya veréis el postre de hoy! anunció todo ilusionado.

Cerca de la entrada a la cocina había un gato tan gordo como su dueño, y que era el encargado de mantener alejados a los roedores del santuario de Hataki.

Poco después pudisteis conocer a dos exóticos miembros de la embarcación.
Uno era un tipo apuesto de largos cabellos rubios, castaño claro, atados en una coleta y ojos azules.
Vestía una casaca marrón con un sombrero de ala ancha a juego y portaba un mosquete a su espalda.
Miró con una sonrisa pícara a las mujeres recién llegadas y enseguida le preguntó algo a Matsumoto en un idioma Gaijin.
¿Se le puede tirar los tejos a estas? preguntó ilusionado.

¡Yo! ¡Llamar! ¡James! anunció en un rokuganés espantoso pero divertido.

Luego estaba una mujer Gaijin de piel pálida y largos cabellos negros y lisos, así como unos inquietantes ojos de color violeta. Su belleza era innegable, con una silueta bien definida y volumen donde más le gustaba a los hombres. Era Elvira.
Pero por algún motivo, no parecía encontrarse muy bien y caminaba cogiéndose de la barandilla del barco arropada por una gran manta de pieles.

Notas de juego

Es recomendable que visitéis la escena de PNJs para ver de quién hablamos. Saludos!

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22/11/2019, 15:33

La Cazadora de Brujos miró a Shinmeki con su habitual frialdad.
No tenemos mucho tiempo, pero trataré de enseñaros lo suficiente como para que no os maten a las primeras de cambio. dijo en un tono serio.

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23/11/2019, 10:10
Kaiken Matsumoto

-Además- proseguí en mi presentación de Hataki- ha aprendido nuevas y deliciosas maneras de preparar el arroz. El arroz a banda que hace es espectacular.

Abandonando el templo particular de Hataki, les presenté a la tripulación gaijín empezando por James, que se hallaba holgazaneando, apoyado en la pared del puente de popa. No quitó ojo de mis compatriotas femeninas (como prácticamente toda la tripulación masculina venida de allende los mares).

-¡Claro!- contesté en merenita- pero llévate cuidado. Éstas mujeres no están acostumbradas a gañanes extranjeros y, la que va cargada de chatarra, es una noble de alto rango y la de la cara pintada... no sé tú, pero aunque esté para empujarle un millón de veces- expliqué, aprovechando que Aohime no andaba todavía por allí- a mí me da mal rollo. Da la impresión de que, como se te ocurra acercársela, te la arranca de un mordisco...

Y así era. A pesar de mi satisfactoria experiencia, una cosa era montárselo con sádicas juguetonas y otra con alguien a quien parece que la palabra "jugar" le es completamente ajena, hasta el punto de que quizás de niña matase a todos sus semejantes a su alrededor para que no le molestasen con juegos ni juguetes.

Entonces apareció, tambaleándose, Elvira. 

- Hola Elvira ¿te encuentras mejor?- pregunté, sabiendo que hacía unas horas no podía ni abrir los ojos.

- Os presento a Elvira Salazar. Es natural de Merenae pero proviene de un antiguo linaje del país más al norte que existe, Udun. 

Luego les presenté a Donovan y Eldarem. Donovan era un thranita de hechuras muy diferentes a las de James. Era muy serio, recto, sobrio y pulcro, nada dado a conversaciones intrascendentes. 

Por su parte, Eldarem les saludó con porte marcial. Era Senpet y saltaba a la vista la diferencia de rasgos respecto al resto de la tripulación, siendo éste muy moreno y de rasgos angulosos. Tenía el pelo largo, recogido con una diadema, y pronto demostró su carácter adusto y enérgico. Como buen senpet, tenía una mirada penetrante que mostraba una terrible determinación. Sus maneras demostraban, al igual que Donovan, una férrea disciplina.

El resto de la tripulación eran marineros de distinta procedencia, algunos rokuganeses, otros merenitas y thranitas. Los últimos eran todos muy jóvenes. Durante el viaje, mis nuevos compañeros verían que prestaba a éstos jóvenes especial atención. Aunque ya andaban resueltos en sus tareas, todavía tenían mucho que aprender y había que vigilarles.

Por último, les presenté a un grupo de monjes de Suitengu, concretamente cinco, que habían embarcado. Les explicaron que iban a Futaoka a fundar un templo y a servir a Suitengu por los mares de todo el mundo.

Una vez embarcada Aohime y ya puestos en marcha, Jack se ofreció para las tareas del barco. 

- Vos tenéis experiencia ¿no, Tozaiken-san? Podéis ayudar en lo que os plazca. 

Naseru me pidió algo similar, o quizás fuese mera cortesía, pero no veía a alguien de su posición deslomándose en cubierta.

-Naseru-sama, agradezco su oferta. En una embarcación, los shujenjas son una parte importante pues consiguen el favor de los vientos y las corrientes, además de ayudar con la seguridad. Su ayuda será muy bien recibida. Dispondré de camarotes para ustedes en donde puedan estudiar sus conjuros y meditar a solas, si así les place.

Por otro lado, hay un asunto que me preocupa- admití a los shujenjas- Se trata del Mar de Sombras. Dicen que está maldito y apenas me he aventurado anteriormente por su aguas, que huelen a podrido. Quería preguntarles cómo podríamos entrar con seguridad en él, sin que carguen al barco con su maldición.

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23/11/2019, 12:45
Yasuki Shinmeki

Era todo lo que podía esperar por su parte y el vaivén de la barcaza no haría sino aumentar la dificultad del entrenamiento, por eso solo existía una respuesta posible.

- Muchas gracias Kuni-san.

Agradecí a la cazadora dado que bien podría dedicarse a otros menesteres y en lugar de ello iba a usarlo conmigo. Claro que una no debería negarse a una petición mía, pero no pensaba dejar que el esfuerzo fuera en balde.

Sin embargo el tener que viajar en una nave Tiburón no era plato de mi agrado, especialmente cuando conocimos al cocinero. Era aquel luchador de sumai tan desagradable y resulta que aquel hombre era el cocinero del barco, pero lo peor era la forma en la que presumía de su cocina y sus ingredientes.

- Seguro que la Emperatriz no ve el momento de saborearlos.

Repliqué cortante el entusiasmo que demostraba Hataki, ¿cómo se le ocurriría pensar en disfrutar de la comida en momentos tan desaforados? De ahí que no escatimara en recordarle a una personalidad tan importante, una que estaba apresada y que seguramente no veía el momento de poder suicidarse o ser liberada.

- Y apostaría a que no será la única.

Añado aunque no me encontrara en ese grupo, porque no podía, no cuando intentaba imaginarme lo que podían estar pasando. Es por eso que opté por esperar fuera de la cocina a que esta ronda en las presentaciones concluyera porque los Kaiken no estaban consiguiendo que cambiara mi opinión de ellos, sino que con cada acción iban en sentido contrario y cuando, finalmente, llegaron para presentarnos a los extranjeros, la cosa no mejoró.

- Ryochi-san, os dejaré personalmente el trato con este gaijin.

Declaré sonriente a mi escolta, porque seguro que la otra Yasuki sería más que suficiente para tratar con el tal "James". Afortunadamente el resto de encuentros no resultaron tan desagradables y la merenita incluso parecía alguien con quien poder tratar cuando no estuviera enferma.

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24/11/2019, 10:54
Kaiken Matsumoto

Tras el inesperado corte- inesperado porque todavía no había llegado al jamón y la panceta- y la salida de la Yasuki de la cocina, animé a Hataki a continuar.

- Discúlpala, Hataki-san. Está muy sensible. Por favor, enseña a nuestros invitados el vino...

Aquel tipo de poses cortesanas de afectación me resultaban cada vez más estúpidas. Tras terminar la ronda de presentaciones, me decidí a incomodarla un poco más.

-Shinmeki-sama. Lamento que se haya sentido ofendida por el entusiasmo de Hataki-san, mas sólo pretendía ser amable con ustedes. Además, no ha valorado que, al contrario que otros muchos, el sí va de camino al corazón de las Tierras Sombrías a dar su vida por la Emperatriz y los daimios secuestrados. 

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24/11/2019, 12:44
Yogo Naseru

El Escorpión fue saludando amablemente, independientemente de su contrapartida, a la variopinta mezcla de samurais que Matsumoto les iba presentando. El enjuto intendente le dio la impresión de ser alguien particularmente eficiente en su trabajo, así que le causó una impresión positiva pese a la indiferencia que mostró. El veterano navegante con su actitud rayando en la arrogancia no le dejó tan buena impresión, si bien Naseru era consciente de que, en la mayoría de los casos, si alguien de esa edad tiene ese comportamiento es porque resulta tan valioso como él se cree. El cocinero era alguien más... Complicado.

Como al Kaiken, la extrema reacción de la Cangrejo a la tal vez demasiado cálida recepción en la cocina le pilló a contramano. Una parte de él quiso preguntarle a la Yasuki si también planeaba cambiar sus aposentos por una mazmorra y ser sometida a tortura, por si se daba el caso de que aquellas fueran las condiciones que estaban los prisioneros, pero no tenía ninguna necesidad ni de ser impertinente ni de antagonizar con sus compañeros de viaje, así que reprimió el impulso. Se limitó a hacer lo educado e ignorar el exabrupto.

No le resultó tan sencillo, por otro lado, ignorar la amalgama ofensiva de olores que invadieron su nariz en cuanto cruzó el umbral de la cocina. Ni el escalofrío que recorrió su espalda al reconocer la fuente de algunos de ellos. - Espero que este castillo flotante tenga unos baños a la altura de su tamaño; si no, entre la cantidad de gente y, encima, consumiendo carne roja, dudo que tenga incienso suficiente para esconder el olor. - pensó para sí, mientras respondía de forma amable al cocinero. - No, gracias, Kaiken Hataki-san, ahora mismo no tengo apetito. Quizás mañana.

Aún así, su incomodidad aún fue en aumento, según el número de gaijin que le rodeaban también lo hacía. Resultó casi físicamente doloroso lo que uno de aquellos bárbaros le había hecho al elegante rokuganés al intentar hablarlo; con nostalgia, se le ocurrió pensar que Yalima era una erudita en comparación. - Yogo Naseru. - se presentó al gaijin, aunque obviamente no era él su objeto de interés. Tampoco era que fueran a poder sostener una conversación más compleja que aquella...

La mujer, simplemente por el cambio, era una vista agradable para ojos cansados, incluso en su debilitado estado; más aún por la indecente costumbre bárbara de vestir de manera que acentuara tanto las formas sin la elegancia de un kimono. Sus ojos tenían también ese llamativo tono morado. - Me pregunto si los ojos de ese color son comunes entre los gaijin. - murmuró en voz alta, pensativo. Por las palabras del Tiburón, dudaba que su linaje guardara relación alguna con Medinaat-Al-Salaam.

Los gaijin Donovan y Eldarem destacaron menos que los anteriores, si bien, como todos los Escorpión, la etnia senpet siempre despertaba sentimientos enfrentados; por un lado, fue gracias a ellos que su Clan sobrevivió a su exilio en las Arenas Ardientes. Por otro, fue como esclavos.

Los monjes de Suitengu resultaron también una vista agradable, entre tanta anormalidad.

- Me temo que debo disculparme, Kaiken-sama. - respondió a la petición de éste cuando se dirigió a él tras el tour. - Ese tipo de oraciones están muy lejos de mi especialidad, y mi escuela pone muy poco énfasis en su uso. Nuestro deber suele ser proteger lugares y quienes los habitan, lo cual muy pocas veces incluye viajar.

- En cuanto a salvaguardar el barco, deberé hacer primero algunos preparativos y averiguaciones. - añadió con honestidad. - Este barco es de origen y manufactura gaijin, e ignoro qué espíritus lo habitan y cómo reaccionarán éstos ante la magia elemental. Si fuera descuidado al colocar una de mis guardas, podría causar un agujero de considerable tamaño, y supongo que incluso una nave de esta envergadura se podría ver comprometida. Os ruego paciencia.

- No obstante, mientras tanto y si se me permite la osadía, he observado que la dama Elvira-san parece estar recuperándose de algo. Si lo único que necesita es reposo y hay otros miembros de la tripulación con síntomas similares, es posible que una plegaria que conozco pueda ayudarles a recuperarse más rápido. - "Y de paso, eso me servirá para comprobar el efecto de mis oraciones en gaijin, para evitar accidentes más graves en el futuro; y cultivar buena voluntad tampoco está de más." añadió para sí.

Su voz perdió el tono amable al empezar a responder a la última pregunta del Kaiken, dado que aquello era un tema bastante personal (y doloroso) para su familia. No porque se hubiera ofendido, sino porque era ofensivo (y peligroso) comparar una maldición como la que él portaba con algo tan insidioso como la Mancha. - Me temo que está equivocado en eso, Kaiken-sama. El Mar de las Sombras no está "maldito" como mi familia, sino Manchado; y ésa es una distinción que debe tener muy clara antes de que nos adentremos en sus aguas.

- No soy un experto en la naturaleza de la Mancha, por lo que dejaré que sea Kuni Naoko-san la que entre en detalles específicos, puesto que de todos los presentes dudo que haya alguien con más experiencia que ella en ese campo. Me limitaré a decir que lo que infesta esas aguas es la misma esencia de Jigoku y todo lo que se encuentre allí nos será hostil; incluso aconsejaría que Hataki-san se asegurara de que toda la carne y pescado que tenga almacenados para cocinar esté debidamente despiezada antes de que naveguemos por allí, para prevenir que sea reanimado. También, que cualquier magulladura que se produzca, incluso fuera de combate, debe ser tratada de inmediato y vigilada con cuidado, pues puede convertirse en un foco de infestación por la Mancha. Aparte de eso, de nuevo debo señalar mi ignorancia sobre cómo interactuarán los espíritus gaijin con los corruptos kansen, quizás un shugenja Mantis pudiera ser de más ayuda que yo en estos momentos; aunque quizás en unos días, pueda mantener el barco relativamente protegido.

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25/11/2019, 19:16
Yasuki Shinmeki

No esperaba que Matsumoto me interpelara de esa forma, pero tampoco estaba desarmada ante sus palabras.

- ¿Quiere decir que si dispongo de la capacidad para algo debo hacer uso y ostentación de ella? ¿Aún cuando hay personas mucho más importantes que uno mismo privadas de dicha capacidad por las circunstancias? - claramente la respuesta era negativa - La humildad es una virtud Kaiken-san y me resulta inconcebible que rodeado de tantos monjes no os hayáis dado cuenta.

Un ejemplo claro, y que además venía a cuento, era el hecho de que en el Cangrejo poca gente comía mejor que cualquier samurái destinado a la Muralla por muchos recursos que dispusiera. Por eso ver al Tiburón hacer tal ostentación de su cocina era prácticamente insultarnos a la cara.

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25/11/2019, 23:19
Kaiken Matsumoto

- Donde usted ve ostentación sólo hay el entusiasmo propio por compartir una pasión personal. Es algo muy natural. Estoy seguro que a usted le apasionan cosas y le gustaría compartir esa pasión con otros- dije, tratando de tranquilizar un poco el triste y beligerante ánimo de Shinmeki y ayudarle a ver el asunto desde otra perspectiva. Por alguna razón, parecía querer buscar algún enfrentamiento con alguien. Me costaba creer que una cortesana experimentada no supiese ver la clase de persona que era Hataki aunque, por otro lado, ningún cangrejo era famoso por ver más allá de una pared... ni un Yasuki del dinero.

Era hora de invertir el tiempo en otra cosa y dejar a la Yasuki con sus propios pensamientos.

- Usted verá lo que hace y dice,Yasuki-sama, pero lo primero que debe procurarse un guerrero son amigos que le salven el pellejo en la batalla. Y precisamente usted será quien más los necesite. 

Dicho esto, tomé rumbo a los camarotes. Habían asuntos que no podían demorarse más tiempo.

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28/11/2019, 00:41
Isawa Kouta

Tras dejar mis pertenencias en el lugar que me ha sido asignado, estoy atento a escuchar alguna frase en mi idioma. Cuando por fin el restode samurais estan a bordo me animo a subir, y me dejo guiar por el barco.
Realizo en silencio la mayor parte de la trayectoria, plenamente disgustado por todo lo que hay a mi alrededor. El barco gaijin, los marineros gaijins, la comida gaijin... Todo gaijin, el mundo al revés.

La manera tan natural que tiene Matsumoto de relacionarse con ellos y de hablar así de lo extranjero provoca en mí una irritación difícil de explicar con palabras y rechazo con educación todos sus ofrecimientos a probar comidas de aspecto repugnante y sus bebidas alcoholicas.

Cuando se dirigen a mi de forma más o menos directa, añado con un extraño tono de voz cuyo origen dificilmente entenderá nadie que no sea mi querida y fiel yojimbo.

-Lo lamento Kaiken-san. Pero por favor, recordar como me llama "cariñosamente" Hida Jotaro-sama "su pirómano favorito". La mejor defensa es un buen ataque, o eso leí hace tiempo. El caso es que hasta ahora me ha funcionado. Pero no podré ayudar ni con el agua ni con el viento que tanto anhelais. Ahora bien, os alegraréis de que este a bordo si algo osa atacarnos, especialmente si se provoca un incendio.

 

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28/11/2019, 12:39
Kaiken Matsumoto

Especialmente si se provoca un incendio... Sonaba muy interesante poder contar con semejante ayuda, cosa que agradecí a Kouta explícitamente. Sin embargo, no solucionaba el problema más apremiante, la Mancha. En esa dirección, el escorpión realizó una disertación que consideré atentamente y en silencio hasta que terminó.

- Le pido disculpas, Naseru-sama, no pretendía ofenderle en absoluto, y mucho menos a su familia, pero así es como conocemos al Mar de Sombras la mayoría de hombres de mar y tratamos a la Mancha como a una maldición. Le ruego perdone mi ignorancia. 

Lo que me cuenta usted me preocupa mucho y me hace replantear alguna cosa, mas esperaré al resultado de sus estudios- hice una breve pausa, reflexionando- Si le resulta útil, Komori Harumi-sama conjuró a los kamis en éste barco, y otros, al igual que en tierras gaijín sin problemas. No me parece tan extraño- puse la mano sobre la madera mientras la miraba atentamente, antes de dirigir mi mirada de nuevo al shujenja- La madera, madera es aquí y en todas partes y sus propiedades generales no cambian, así que supongo que los espíritus que la habiten serán similares si no los mismos. 

Preguntó por Elvira, quien sin duda era quien más interés había suscitado en todos los presentes. 

- Agradezco su ayuda, Naseru-sama- dije, haciendo una pequeña reverencia- Elvira se haya de buena salud, no padece enfermedad ninguna, sólo necesita recuperar fuerzas- dije, para que valorase su condición. Si podía acelerar su recuperación, mejor.

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28/11/2019, 15:29
Mirumoto Jakku

Mientras sus nuevos compañeros conversaban con el capitán, Jack buscó un sitio en el que pudiera ser de ayuda a las tareas de navegación. Conocía los prejuicios que algunos Samurai albergaban hacia las labores humildes —en especial si eran de naturaleza física—, pero no veía nada malo en colaborar con los objetivos de la misión de una manera que, además, le mantendría tonificado. Sí; ya podía sentir los efectos de la revitalizadora brisa marina.

Intentó que le asignaran a un área cercana a los marineros de origen thranita, que hablarían con mayor libertad ante sus invitados si desconocían que uno de ellos podía entenderles. Aunque tampoco pretendía mantener demasiado tiempo esa situación: Después de todo, un Samurai no debía valerse de subterfugios. Además, se sabía un par de canciones que tal vez quisiera compartir.

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28/11/2019, 18:05
Togashi Yûki

El Monje subió a bordo sin mediar palabra con nadie pero ofreciendo saludos corteses acompañados de una sonrisa a todo el que se cruzaba en su camino. 

Al encontrarse en frente de Matsumoto lo saludó más profundamente en primer lugar, para después hacer lo mismo con los demás samuráis que conformaban la misión. -"Estoy listo Kaiken-sama, cuando gustéis". Concluyó con una sonrisa y una reverencia.

El Tiburón presentó a la tripulación de su embarcación al grupo y Yûki les devolvió el saludo habitual Rokuganés, presentándose a cada uno de ellos. -"Kon'nichiwa, mi nombre es Togashi Yûki"

Ante la discusión en cocina el Monje se mantuvo en un segundo plano, pero ante el ofrecimiento del cocinero hizo una leve petición. -"Disculpadme Kaiken Hataki-sama, ¿Sería posible tomar té caliente en las comidas en lugar de sake o esa bebida Gaijin que nos ofrecéis? No es mi intención ofenderos a vos o a vuestra cocina, pero hace algún tiempo que mi apetito se ha tornado satisfecho con el ayuno, por lo que; las raciones que deberían nutrir mi cuerpo pueden ser utilizadas para otros tripulantes si fuera necesario". Una amplia sonrisa acompañó las palabras del monje tatuado. -"Además quisiera ofrecerme a preparar té una vez al día si fuera posible, pues es algo que me gusta hacer y me ayuda a relajarme y concentrarme". Concluyó con una reverencia ante el corpulento cocinero.

Las presentaciones continuaron y para sorpresa de Yûki, no era el único monje de la embarcación. Se presentó ante ellos de la misma manera que con los demás miembros de la tripulación y personalidades. -"Es un honor conocer a miembros de vuestra sagrada orden. Si hay algo que pueda hacer por vosotros durante el tiempo que converja nuestra travesía, sed libres de comunicármelo". Concluyó con una reverencia.

 

 

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28/11/2019, 19:03
Yogo Naseru

Naseru tomó buena nota mental de cuál era la especialidad del Fénix que les acompañaba; daría para conversaciones muy interesantes durante el viaje y, aparentemente, tenía también experiencia combatiendo junto a Cangrejos en las Tierras Sombrías, así que tanto mejor.

La respuesta del Kaiken le hizo soltar un leve suspiro, por lo complicado que era de explicar. Casi análogo a describir un color a un ciego de nacimiento. - También, la arena es arena, Kaiken-sama. No obstante, si un Naga de Rokugán toca el desierto de las Arenas Ardientes sufre una dolorosa y permanente transformación. - Intentó comenzar con un ejemplo para ilustrar. - Con esto quiero decir que, aunque la sustancia parezca, o incluso sea, la misma a nuestros sentidos, los espíritus que la habitan y sus propiedades no tienen porqué parecerse. Es probable que si la madera gaijin permanece mucho tiempo en nuestras tierras, los kami acaben por habitar de forma natural su interior, pero desgraciadamente carezco de la seguridad y la experiencia para estar convencido de ello.

- Sin desmerecer vuestras palabras o la experiencia de Komori-sama, dado que la guarda en la que estoy pensando es particularmente agresiva con los espíritus que considera impuros y cubre una importante superficie, creo que es razonable que primero intente confirmar mis sospechas. A menos que no os importe la posibilidad de un agujero de unos diez pasos de diámetro en todas direcciones en el navío, quiero decir. - terminó en tono jocoso, regresándole la pequeña reverencia.

- Creedme cuando os digo que ojalá se tratara de una Maldición. - añadió en tono más serio después, haciendo un gesto con la mano para quitarle importancia al asunto, sobre el que sí podía considerarse un experto. - Eso implicaría que podríamos tener una idea más o menos precisa de lo que nos espera de antemano.

- Si se tratara de una enfermedad, mi ayuda sería mucho menos útil. Si los kamis lo permiten, podría hacer que refrescasen su espíritu y vitalidad como una noche completa de sueño en unos instantes. - se inclinó de nuevo, esta vez más marcadamente. - De momento, es la mejor ayuda que parece que puedo ofrecer a bordo de forma segura.

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29/11/2019, 13:17
Kaiken Matsumoto

-¡jajajajaja!- reí, de la ocurrencia referente a la guarda- Esta bien, Naseru-sama, le dejaré con sus pesquisas. Si necesita algo, hágamelo saber.

Simplemente asentí cuando hizo referencia a la maldición de su familia para no incomodarle y luego asentí enérgicamente cuando volvió a ofrecer su ayuda para recuperar a Elvira.

- Sin duda se lo agradeceremos, Naseru-sama. Le llevaré personalmente ante ella. 

 

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02/12/2019, 08:25
Narrador

El enojo de Shinmeki por el, su parecer, derroche y ostentación de Hataki enrareció los ánimos a bordo del Tiburón Blanco.
Hataki le preguntó a su Capitán si debía ser más comedido con su menú, pero Matsumoto le apremió a que siguiera como siempre.

Con todo aquello, dejasteis atrás Kinko y rápidamente el frío del mar en invierno os golpeó. Por suerte cuando pasó el tercer día de trayecto, el clima se templó y es que habíais entrado en la zona de las islas Mantis, donde en su extremo más oriental estaba la pequeña isla de Futaoka, hogar del Clan Tiburón.
No hicieron falta presentaciones, el barco Gaijin parecía ser conocido por los habitantes de la isla, los cuales rápidamente os ayudaron a desembarcar y preparar la barcaza que teníais que construir para cruzar el Río del Dedo Negro.

Yûki había conseguido hacer buenas migas con los monjes de Suitengu que le dieron su particular visión del mar, como un lienzo en el que se podían pintar infinidad de historias.
Naseru por su parte había ayudado con su Magia a recuperarse a la llamada Elvira, que parecía incapaz de hablar rokuganés, pero transmitió al Yogo sus agradecimientos una vez se hubo recuperado.

Era el momento de preparar la barcaza para la dura travesía por las Tierras Sombrías y de terminar de hacer los preparativos.

Notas de juego

Pues vosotros sabréis si tenéis algo especial por hacer más allá de la barcaza. Saludos!

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02/12/2019, 12:26
Kaiken Matsumoto

En menos de un suspiro ya estábamos en Futaoka. Fondeamos frente al puerto, pues los barcos eran demasiado grandes para atracar en él. Una fragata, que había estado atracada en Sotojima, nos escoltó todo el camino. Jack pudo leer en su proa Queen Of Waves, aunque portaba el estandarte de los Tiburón. 

Una vez en tierra, Kaiken y su séquito subieron al castillo. Animé a los recién llegados, y a mi tripulación, que se relajaran en el poblado que rodeaba el puerto mientras iba un momento a mi casa. 

-Podemos vernos en un par de horas en la casa de té El Mar Relajante o, si lo prefieren, en el restaurante o en la taberna del puerto...- dije a mis compañeros ,aunque daba por hecho que preferirían la casa de té o el restaurante. 

Mientras tanto, fui a mi casa. Allí encontré al viejo Kai jugando, o tratando de jugar, al Fortunas y Vientos con un interesado Antonio mientras el señor Salazar... ¿Donde diablos estaba Salazar?

-Está en el pueblo- dijo el viejo Kai, concentrado en los malditos dados- Ya le he sacado un buen pellizco a Tonio-san...

-¡Se dice Antonio, viejo! ¿Puedes decirme donde está EXACTAMENTE Salazar?

-¿El tipo aburrido? Estará en la herrería. Casi no se ha movido de allí desde que se la enseñé. Allí o en la Casa de Té del Cerezo Floreciente...- aquella "casa de té" era el prostíbulo del pueblo. No tenía geisha sino simples prostitutas. Suspiré.

-Bien, vale- zanjé sin más- Señor Tamilo, acompáñeme al puerto, por favor. Tenemos trabajo por delante.- dije al merenita, quien pareció complacido de que le salvara de la sangría a la que mi viejo sirviente estaba sometiendo a su bolsillo.

Por el camino fui dándole los detalles de lo que quería.

-... que le diese más flotabilidad para aguantar mayor peso y mayor estabilidad. ¿Cómo lo ve? 

Para el ingeniero merenita aquello debía ser un juego de niños.

Cuando llegamos, me dirigí al punto de encuentro con mis compañeros.

-Buenas tardes, compañeros. Espero estén disfrutando de nuestra aldea. Les presento a Antonio Tamilo, ingeniero del Clan del Tiburón. Será quien nos ayude a construir el nuevo casco que integraremos en la barcaza.- presenté con mi entusiasmo habitual-  Nos pondremos rápidamente manos a la obra.- advertí.

Notas de juego

Tengo otras conversaciones en danza pero no impide que podamos seguir avanzando. ;) 

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02/12/2019, 18:59
Yogo Naseru

Los días de viaje fueron muy ocupados para el shugenja Escorpión, que dedicó diligentemente sus esfuerzos y energías en prepararse lo mejor posible para la tarea que les esperaba.

En el camarote que le habían cedido en el barco, no tardó en preparar un pequeño altar para sus plegarias y ofrendas, herramientas necesarias en su profesión. Poco después, comenzaría sus pesquisas (consistentes, principalmente, en Invocaciones y Comuniones para interactuar con los espíritus que habitaban el barco y los que Rokugán había traído) para comprobar si era posible proteger el navío con Custodias de Pureza, y si no encontraba inconvenientes para ello, localizar de antemano los puntos en los que colocarlas, antes de que fueran necesarias al acercarse al Mar de las Sombras.

También le pareció buena idea, en alguno de los almuerzos o cenas que compartiera con el resto de la tripulación, comunicar sus hallazgos a Isawa Kouta, e intentar averiguar si él también conocía dicha plegaria; disminuiría mucho su carga de trabajo si era así.

Por lo demás, él no era un hombre con un alma demasiado inclinada a las artes y la contemplación y, siendo un Yogo, tampoco tenía el impulso innato de buscar demasiado trato con otros, por lo que improvisó un escritorio en su camarote y dedicó las horas que otro hubiera empleado en conocer más a la tripulación o contemplar la belleza del mundo en investigación, trabajando su caligrafía en un nuevo pergamino, y en preparar nuevas guardas de papel para las batallas que se avecinaban. Aunque eso no significaba que él fuera a echar a cualquiera que se acercara a su camarote o a rechazar visitas dentro de lo razonable.

Dicho aquello, sí declinó la oportunidad de abandonar el navío para continuar con su trabajo

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03/12/2019, 21:41
Togashi Yûki

Tras atracar en la isla de Futaoka, Yûki escuchó las explicaciones sobre donde podían dirigirse los miembros de la comitiva. -"Gracias por indicarnos lugares adecuados para nosotros Sencho-sama, pero creo que me dirigiré al templo del pueblo en busca de algo de paz. Antes de que caiga la noche regresaré al barco. Espero que no sea una molestia". Concluyó el Monje con una reverencia a todos los presentes, antes de colocarse su sombrero de paja y abrochar su capa gruesa sobre el kimono verde jade.