Partida Rol por web

Ha sido una noche tranquila. Amanece un día más en la mansión Tsuki y todo parece normal, aunque la tensión del aviso dado por los Tanaka está en la mente de todos. Muchos se preguntan qué habrá sucedido con ellos pero otros quisieran simplemente olvidarlo y esperar a que la amenaza toque su puerta. Todo está calmo pero es momento de prepararse pues no se sabe qué podría suceder.

No le resultó difícil al tenue rayo de sol deslizarse hasta la mejilla de Aimi pero tadavía más sencillo le resulto desvelarla.

Aimi abrió los ojos como si sus parpados fuese muelles pero permaneció tumbada todo lo que su conciencia le permitió. Finalmente sus dedos se alargaron hasta el botón que ponía en marcha su incorporación. 

Se vistió con su mejor kimono decorado con paisajes edo en blanco, negro y oro sobre tela rojiza. Se posó ceremoniosamente en su silla antigravitatoria y salió en busca de su familia al salón de desayuno.

Me desperté arremolinada en el vientre de una mujer con la que no recordaba haberme acostado. Fue una despertar un tanto desorientada hasta que levanté la vista y vi al pelirrojo. 

Nunca me había faltado agilidad en los razonamientos lógicos así que supuse que él me había llevado hasta la cama y que ese vientre pálido que me mantenía caliente era el de la mujer lobo.

Me estiré y luego me incorporé sentándome sobre la pobre chica inconsciente de mi peso. La oí toser y entonces me puse de pie en un salto dejándola respirar y disculpándome con una leve inclinación de cabeza.

Al menos esta viva pensé Pero ¿y éste? seguí preguntándome mientras me acercaba a Carrol con un dedo estirado para comprobar si respiraba. 

"Es la hora..."

El ataúd se abrió en un lánguido crejido hasta dar un golpe seco sobre la piedra, una vez mas me alzaba sobre mi tumba en no-vida, di un paso y otro sobre el pedregoso suelo, sonando los tacones contra este, hasta que fui interrumpido por un sonido lioso de tacones y un chillido de dolor.

-Nota mental: El amo de la oscuridad necesita velas mas luminosas.- Me queje apretando los colmillos, mientras me incorporaba una vez mas y me quitaba las motas de polvo.- Hablando de moradores de oscuridad ¿Que sera ese ruido que oigo?

Sali de mi habitación, merodeando por el sótano con una vela encendida en mano (Mejor evitar chocar con la misma piedra dos veces, literalmente), hasta llegar a la entrada del calabozo cerca de mis aposentos. Ahí vi unas figuras ocultas entre las sombras, y un brillo rojizo como una llama entre estas.

-¿Sirvienta pelirroja, eres tu?- Pregunte entornando los ojos.

Cuando Kana acerca su mano para comprobar si Carrol esta vivo, este toma su mano, antes delevantar la cara y hacer cualquier movimiento dice:

-Esta viva?-

Carrol levanta la cabeza poco a poco, en su rostro se veia que practicamente no habia dormido, en realidad casi nunca lo hacia, pero el dia anterior habia sido muy agotador, cuando al fin regresa en si, arreglando un poco su pelo y volviendo a abrochar sus botines, otra vez se dirige a Kana.

-Asegurate de que ella este bien-

- ¡claro que lo está! - protesta Kana tomádose esa preocupación como una crítica a su peso.

De todos modos se acercó a la chica para inspeccionarla aún con los mofletes hinchados.

Me levanté con un gemido mientras acariciaba mi espalda cansada.

-Esta costumbra de dormir solo... Hay que ir pensando en cambiarla.- Musito mientras salgo a los pasillos en busca de Aimi.

Riku se levantó y vio a Yaeko a su lado. Con suavidad, acarició su rostro y acomodó un mechón de cabello que tapaba sus mejillas. Para asustarla un poco, le da un beso en el cuello y le dice - Buenos días, Yaeko-hime. Creo que es hora de comenzar - dice con voz suave y se levanta.

Cambia su ropa y se arregle, esperando que la maid se levante para salir con ella de la habitación.

Tu teléfono suena y te das cuenta que es Miki. - ¿Aimi...? -.

De camino al comedor Aimi pudo comprobar que no era la única en madrugar, su tío le había sacado ventaja y ya deambulaba por los pasillos de la mansión.

Calma antes de la tempestad pensó ante la imagen tranquila de la mansión Tsuki todavía medio dormida, y entonces sonó su teléfono.

Al ver que la llamada provenía de los Tanaka sus manos empezarón a temblar nerviosas y le costó acertar el botón de responder.

- ¡¿Miki-cahn?! - respondió finalmente

- ¡Aimi! Que bueno que están bien. No sabíamos de ustedes - parecía un poco agitada.

Después de recuperar el aliento, Miki dice - ¿Está Riku contigo? Debes advertirle que tenga cuidado. Su madre peleará. Ten cuidado, Aimi -.

- ¿Su madre? - preguntó Aimi aseptica - Se lo diré...

Aimi soltó aire para deshacer el nudo que se le había formado en el corazón y que a su vez le oprimia los pulmones.

- Me alegro que vivas. - se atrevió a decir al fin - Pero - aunque no querría regodearse en el infierno de su amiga era necesario preguntar - ¿pudiste ayer observar algo que nos sea útil hoy?

- Sí, hubo algo. Yamato es un hombre extraño. Parece que nada le afectara. Ni los disparos, ni la magia, nada. No sabemos a qué se debe - decía en tono triste.

Luego de una pausa larga, dijo - Debo irme, Aimi. Hay heridos que atender. Por favor, cuida de Riku - y corta la comunicación, dando final a la llamada.

Kana se acerca una vez más a la joven y puede verificar que está respirando. Aún debe estar algo adolorida pero está bien. Los cuidados de Kana surtían efecto en ella.

Antes de que la felina maid pudiera hacer algo, los ojos de la chica se abren de par en par con violencia y se veían un poco extraños. La joven lanza su mano rápidamente a tomar el cuello de Kana e intentar ahogarla. A pesar de su agresividad, parecía más el agarre de un perro asustado que de un monstruo.

Todos comienzan a escuchar extraños ruidos que vienen del exterior de la mansión. El viento comienza a sonar más fuerte, la casa tiembla, aunque suavemente, pero es una sola cosa la que llama verdaderamente su atención.

En sus cabezas, una risa de una mujer histérica suena con intensidad. No pueden evitar el reflejo de taparse los oídos, aunque saben que no se irá y se arrodillan en el suelo tratando de evitarlo. Esto era el grito de guerra. Estaban por llegar a la casa.

Kana amarra la muñeca de la lobezna como si fuera un bocadillo gigante y tira de ella para apartar la mano que intentaba oprimirle el cuello.

Empieza a bajarle el brazo lentamente para que descanse de nuevo en la cama pero de pronto se da cuanta que no le apetece ser amable y lo suelta sin más atenciones.

- Esta tía... - Kana iba a empezar a hablar cuando un grito irrumpe en la mansión deslizándose incluso dentro de esa habitación - ... ¿qué es eso? 

En cuanto empieza el ruido del exterior Aimi cuelga el teléfono y llama la atención a su tío con un grito seco "Tío Khaei" para hacerle saber que está detrás suyo - Parece que ya han llegado. -le comenta en cuanto él se gira.

Aimi se desliza hasta la posición de su tío y le besa en la mejilla.

- Los Tanaka siguen vivos. Y la madre de Riku, sea quien sea, viene a pelear. - añade una sonrisa calida - Buenos días ¿dormiste bien? 

Una risa histérica no le permite oír bien la respuesta pero ella le comenta con un guiño de ojo.

- Que ardan. 

Al oir la risa deje escapar una sonrisa divertida, sin duda hoy sería un día muy interesante.

-Buenos dias a ti tambien, Aimi.- El tio sonrie y le devuelve el beso con cariño. Por algo era su sobrina favorita, algun privilegio tenia que tener la pobre criaturita.

Ante la mención de la progenitora del vampiro alcé una ceja con interés.

-¿Seguro? Espero que no le moleste lo que tengo en mente...- Cuando la matriarca de la familia da la orden el mayor se aparta un paso y poniendo su mano sobre el pecho hace una pequeña reverencia.

-Yes, my master...- Dicho lo cual se acerca a una ventana escudriñando el exterior. Con un chasquido de dedos hace aparecer un anillo de fuego violáceo que rodea la casa por los 4 costados.

Sebastian se encontraba en la puerta y miraba en los alrededores buscando algo. ¿Tal vez era a Kana?

Carrol corre e intenta contrpolar a la mujer, mientras ve al pequeño remedo de vampiro y lo ignora, por desgracia no puede ignorar el temblor y el grito, asi que toma su bazooka, acaricia la mejilla de aquella mujer y con voz tierna, casi maternal le dice:

-Por favor, no mueras-

Despues voltea a donde esta Kana y con BAzooka en mano camina a la puerta. -Hora de irnos, esta es nuestra cancion-