Partida Rol por web

Más allá de las montañas de la locura

Capítulo 0: Prólogo, dimensión paralela.

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04/11/2013, 22:05
(Prólogo) Charlene Whitston

La señorita Whitston se vuelve, para marcharse. Todos pueden ver que tiene húmedos los ojos, pero soporta la tensión con admirable valentía y entereza.

Buenos días, saluda con educación. Se marcha rápidamente. El ruido de sus tacones, muy discretos, suena firme en el enmoquetado, unos segundos después de que deje la habitación.

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04/11/2013, 22:07
(Starkweather-Moore, líder) William Moore

Buenos días, señorita Friederick, encantado de verla de nuevo, dice un hombre que se levanta de una butaca, donde está fumando en pipa. Conoces de sobra a Moore, de haberlo visto en su facultad. Además, aunque no hayas colaborado directamente con él, en persona, de arqueología y de geología (su especialidad) salen abundantes intercambios que has tenido la oportunidad de ver.

Innumerables periódicos, telegramas y otros trozos de papel cubren todos los espacios libres de la sala de estar. Fotografías enmarcadas o clavadas en tableros de corcho decoran las paredes. Algunas son de la expedición (un barco en un muelle con muchas cajas sin desembalar en la nave que hay junto a él, grúas, fotos de miembros de la expedición haciendo diversas labores), pero la mayoría son de Starkweather.

El profesor Moore es un hombre pequeño, que luce una pequeña barba. Va vestido de un modo muy formal, y algo anticuado, de oscuro. Lleva corbatín.

Siéntese, por favor. Hay varias butacas, otra mesa (todo abarrotado), una gran alfombra, vasos medio llenos, libros de viajes, mapas, periódicos, una estatuilla de bronce... el ambiente de trabajo es evidente.

El profesor Moore se sienta también, revisa el contrato y guarda silencio.

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04/11/2013, 22:12
(Starkweather-Moore, líder) James Starkweather

Buenos días, señorita Friederick, encantado de conocerla, dice el hombre que se encuentra de pie, en medio de la habitación. Soy Starkweather. Es alto, fuerte, con canas en las sienes, cuidado bigotazo, impecable ropa de sastre gris perla, con chaleco, corbata, cadena de oro y discretos pero carísimos gemelos. Sus ojos azules te atraviesan con suma cordialidad. Parece el típico entusiasta con la energía de un tifón... aunque estas cosas se ven realmente cuando vienen mal dadas y estás en la puré, no en medio de una suite de super lujo.

Starkweatyer carraspea. Él se ha quedado de pie. Es evidente que prepara un discurso. Durante el transcurso del mismo, tienes la inigualable ocasión de poder experimentar lo que es un largo y tendido palabreo sumamente elegante, sensible incluso, lleno de amable paternalismo.

Señorita. Hemos tenido la ocasión de examinar su magnífico currículo, sus no menos asombrosas cartas de presentación de antiguos colegas. Sin embargo, señorita Friederick, no puedo dejar de preguntarme, y lo hago por su bien, créame, qué dirán sus familiares y amigos de todo esto, qué dirá la sociedad que la rodea pensando que va a estar conviviendo con treinta hombres malolientes, que se desnudan juntos a diario... ¿Tendrá siquiera la idea de lo que será cambiarse con treinta hombres a su alrededor? ¿El desastroso efecto que puede llegar a causar su presencia? Señorita, esto no va a ser un safari, en el cual pueda disponer de criados, de una tienda para usted sola. Entiendame, la higiene, por supuesto será necesaria, pero necesariamente parca, y la cantidad de energía gastada en siquiera calentar el agua para bañarse tendrá que ser, terminantemente tasada, y aprovechada, seguramente, en grupo.

Se nota que está pasando un rato difícil. Que intenta ser lo más delicado posible. Casi lees sus emociones, intentando exponer heroicamente y con toda la crudeza posible las situaciones que ya conoces más que de sobra, hasta la saciedad, y que has manejado siempre con bastante fluidez (no obstante tú también has salido al campo, en tiendas de campaña y con estudiantes de hirvientes sistemas hormonales, en sitios raros y remotos). Pero eso no cabe en la cabeza de una mente victoriana, chapada a la antigua. Su rechazo es, en su amabilidad e inocencia, casi conmovedor... si no fuera por que te están viniendo ganas de aplastarle la cabeza con ese pisapapeles de mármol que hay encima de la mesa.

Señorita, prosigue, mientras, sin saberlo, inocente, aprovecha que estás muda de la indignación y la sorpresa, además de todo esto, entienda que no podemos permitirnos peleas durante todo el camino. Su belleza, que es un don de Dios, puede ser, también, una maldición terrible, y minar la moral del hombre más frío y calculador. Tenga en cuenta que viajan con nosotros gentes de las más variadas clases sociales que, a pesar de estar bien educados, no tienen la templanza que un caballero necesita para abrirse camino en la vida con decoro. Por supuesto, sufragaremos los gastos en que haya podido incurrir para venir hasta Nueva York, y le pido mis más sinceras disculpas por tener que rechazar su candidatura para el puesto de trabajo.

Moore sigue examinando los papeles con toda la calma del mundo. Sin decir nada. Te mira solamente una vez. Te das cuenta de que lo que tiene en su mano es, precisamente, tu currículum vitae.

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04/11/2013, 22:21
(Starkweather-Moore, guía) Nils Sorensen

Cuando Friederick entra al despacho, se abre la otra puerta y entra un tipo de pelo casi blanco, de tan rubio. Tiene una expresión completamente vacua, la mirada fija. Impasible. Hace un mínimo saludo con la cabeza, casi intuido, más que visto. Luego se va. Sus pasos no suenan en la mullida alfombra. Va vestido con una americana gruesa, a pesar del calor, pero no suda. Sus calcetines son de distinto par. Sin embargo la ropa está cuidada y limpia.

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04/11/2013, 22:23
(Starkweather-Moore, técnico) Louis Laroche

Al poco rato entra un conocido...

Hola señorita Rutherford. Dice a la secretaria con cierta confianza, ella responde con un sonoro "buenos días, señor Laroche". Laroche os mira. Si, me pareció verles cuando entraban. ¡Qué sorpresa! Laroche tiene su eterno cigarro en la mano. Butterfingers lo conoce de cuando ha estado trabajando para arreglar la maquinaria que abrió la pista para poner la antena nueva en la Cabecera de Kinsgport... si, algo que le llevó ahí un par de veces, a lo largo del par de meses que se tardó en hacer la obra.

A los demás, excepto a Nadine, les conoce de aquel incidente en la Cabeza de Kingsport.

Se presenta a Nadine: Laroche. Soy electricista y radiooperador ¿viene a la expedición? Vaya sorpresa, si señor. Su voz no ha cambiado, sigue siendo muy hermosa. Desde luego, el mundo es un pañuelo. ¿Cuál es su especialidad?

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04/11/2013, 23:43
Enma Friederick

Cuando entro en la sala, permanezco con la sonrisa en la cara mientras saludo a William

Muchas gracias digo mientras tomo una de las sillas, descuelgo el bolso y lo dejo en el regazo mientras poso mis manos sobre el mismo, una sobre la otra y cruzando las largas piernas.

Cuando comienza a saludarme Starkweather, le devuelvo el saludo con una leve inclinación de cabeza, antes de comenzar a escuchar su discurso, sin duda sumamente calculado para desanimar a todo aquel que no encaja en su estatus moral y social. A pesar del asombro inicial, no dejo escapar emoción alguna, pues ya he tenido que enfrentarme a situaciones parecidas en las que, el hecho de ser mujer, podría ser un impedimento para realizar el trabajo, que por otro lado, siempre concluía de manera satisfactoria.

Una vez que se despide de mi y comienza a mirar de nuevo los papeles Perdone señor Starkweather, pero me gustaría que ahora me escuchara usted a mí. Se bien a lo que se refiere, pues he tenido que enfrentarme a esas situaciones en no pocas ocasiones.  digo descruzando las piernas y cruzándolas hacia el otro lado

No se dónde piensa que he estado trabajando durante todos estos años, pero en todos los países donde he estado, durante las excavaciones, estábamos privados de las comodidas que presupone que me son necesarias. Falta de higiene es algo que estoy acostumbrada a soportar, así como el olor corporal. Mis trabajos son de campo, no de gabinete por lo que he mi cuerpo se ha empapado de sudor en las arenas del desierto, se ha medio congelado de frío durante las frías noches, pero eso no ha impedido que lleve a buen puerto todos mis trabajos.

Dejo que vaya calando mis argumentos, mientras alzo un poco las cejas y bajo un poco la cabeza, intentando que entienda a lo que me refiero.

En cuanto a mi seguridad, no dudo de lo que dice usted, pero igual que hay hombres dispuestos a hacer eso que usted dice, otros muchos serían capaces de defenderme. Es más, ahí fuera hay tres que no dudarían en defenderme en caso necesario, e incluso Nadine sería capaz de ello, aunque Patrick sería capaz de acabar con cualquier alboroto que pudiera organizarse. Es bastante bruto digo sonriendo tímidamente aunque está claro que no es justificación para ello, también soy capaz de defenderme sola. No me asusto fácilmente, y si tengo que cortar, o incluso disparar, a alguien que intente algo a lo que no estoy dispuesta, no dudo en hacerlo. Al decir esto último, ya me descruzo de piernas y me levanto con el bolso en la mano.

Ahora bien, si usted no quiere contratarme, está en su derecho, digo levantando una mano con la palma extendida hacia Starkweather y negando con la cabeza, pero no me diga que es por mi bien y por mi seguridad, sino más bien porque usted mismo piensa que las mujeres están para cuidar a los niños y permanecer en casa esperando a  sus maridos. Pero yo no soy así. Me gustan los desafíos, buscar y encontrar cosas hace tiempo olvidadas y descubrir los secretos de nuestros antepasados por encima de cualquier situación incómoda. Y creáme si le digo que ni se imagina lo que he visto y experimentado a lo largo de mis años de estudio e investigación junto a Alex y Timoty, e incluso con Nadine y Patrick. No se deje llevar por los arquetipos ni por las apariencias.

Ya ha podido comprobar mi currículo, y sabe que soy de las mejores en mi campo. Ahora bien, si está dispuesto a arriesgar la expedición por un estúpido sentimiento paternalista, no puedo impedirlo. Esto último lo digo ya yéndome hacia la puerta.

Una vez dicho esto, si me disculpa no les haré perder más tiempo, pues se lo ocupados que están y el trabajo que les queda por delante. Tan solo agradecerles la oportunidad de venir aquí y escucharme.

Al cruzarme con William, le hago un gesto con la cabeza William y acto seguido pongo la mano en el picaporte y lo giro.

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05/11/2013, 19:23
Alexander Peabody

Mi nerviosismo había ido en aumento, hasta el punto de que no me atrevía a hacer o decir nada, por miedo a que se hiciera evidente que apenas podía controlarme; enfundé las manos en los bolsillos para que no se notara el leve temblor que se había apoderado de ellas.

Ahí estaba, sin embargo; la señorita Whitston, como para hacer tangible el miedo al fracaso que me tenía casi paralizado. La mirada que le dirigí podía ser de pena, o de empatía, pero ya no era una mirada angustiada. Cuando salió a la inmensa desolación de avenidas, gentío y tráfico que la aguardaba dejó parte de su determinación allí, transmitiéndome el aplomo que necesitaba.

Siendo más positivo mi estado de ánimo, me permito observar con atención al curioso personaje que cruza ante nosotros a continuación, que posee un innegable aire escandinavo. Resulta agradable volver a ver a Laroche, con el que intercambio una mirada cómplice mientras se interesa por la señorita Sinkins.

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05/11/2013, 20:36
Patrick O´Malley

Acompaño al grupo de buena gana, los meses trascurridos desde nuestra última visita a la colina han cambiado la perspectiva que tenía del viaje, pasando de sentir una obligación hacia mis compañeros a un deseo de realizar una labor seria y de utilidad, mi situación laboral es en realidad inexistente y esta es una oportunidad única, y sabedor desde el principio de que no puedo hacer nada para hacer cambiar de opinión a mis amigos para que participen en esta loca expedición me he convencido de que al menos mi presencia les servirá de ayuda y podré protegerlos, no sé todavía como, pero así será cuando llegue el momento, es curioso como teniendo la certeza de que los extraños sucesos que nos persiguen cuando nos juntamos volverán a suceder y que con total seguridad pagaremos cara nuestra aventura, no me impiden desear estar presente y afrontar la situación, nunca he sido de que los que se quedan bloqueados por el miedo, y no va a ser de otra manera ahora que me enfrento a la aventura de mi vida.

En estos últimos meses me he sentido muy cercano a Alexander, aunque no he sido quien más tiempo ha pasado a su lado sí que le he acompañado de vez en cuando, no para darle conversación, ya decía mi madre desde bien pequeño que no sabía por qué ahorraba palabras en lugar de centavos, pero si para estar en su compañía y que no se sintiese tan sólo.

Sumido en estos pensamientos subo en el ascensor con mis compañeros, un poco intimidado por el lujoso ambiente del hotel y por la cantidad de personas expectantes que se agolpan en el hall. Miro mis ropas, que aunque impolutas, hace tiempo que pasaron su mejor momento, y cruzo las manos por delante del pecho intentando ocultar un par de remiendos de mi abrigo.

Mientras esperamos a que Moore nos de paso a su despacho me acerco en silencio a Alexander, viendo que está bastante nervioso, para hacerle sentir mi presencia a su lado y me dedico a observar a las personas que seguramente nos acompañaran en la expedición, al ver entrar al señor Laroche no puedo evitar que una sonrisa asome a mi rostro con sincero agrado al ver a una persona conocida y que considero de buen fondo, recuerdo perfectamente lo amable que fue cuando nos auxilió a Enma y a mí en  nuestro “percance” en la colina.

Buenos días señor Laroche, estoy encantado de que usted vaya a formar parte de la expedición, en mi caso creo que están interesados en mis conocimientos en cartografía. Tras este escueto pero sincero saludo Patrick vuelve a su silencio habitual.

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06/11/2013, 09:29
Timoty Pooster
Sólo para el director

Notas de juego

en el tiempo previo al viaje, he podido centrarme en el tema de los sueños? mi idea es que he estado trabajando la hipnosis con mis colegas, aceptando entrar en trance hipnotico para intentar "bajar" los peldaños. Puede ser?

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07/11/2013, 07:37
Mike Butterfingers

Sorprendido por el encuentro, Mike no deja de pensar en lo extraño que le parecía aquella reunión, y en que no sabía que conociera tanta gente que quisiera viajar a la Antártida, y tan diversa…

Mike se acordaba de las historias que su madre le contaba sobre su famoso “tío”, ahora tenía la posibilidad de emular a su héroe, quería formar parte de aquella expedición, formar parte del grupo que explorase la “última frontera” conocida…

Había asistido a muchas entrevistas de trabajo, aunque, claro está, ninguna en habitaciones tan lujosas, siempre habían sido en garajes más o menos oscuros, más o menos sucios, y siempre con hombres vestidos con un mono de trabajo sucio, y aquí, todo el mundo estaba bien vestido, era educado y se mostraba afable…

Cuando el señor Laroche entra en la habitación, Mike le reconoce, pero prefiere no llamar la atención y decide guardar silencio…

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07/11/2013, 07:40
Mike Butterfingers
Sólo para el director

Notas de juego

Nota para el director:

Mike no es de Kinsport... es inmigrante de origen britanico...

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07/11/2013, 19:15
(Starkweather-Moore, líder) James Starkweather

Starkweather asiente a lo que va diciendo nuestra heroína rubia. Sonríe, paternal ante los, sin duda, conocidos argumentos por su cerebro presa de una mentalidad que ya va estando algo pasadilla, pero que colea con fuerza de viejo dinosaurio.

Por supuesto, por supuesto, dice, aunque cuando comienza a acelerarse y a hablar de estúpido sentimiento paternalista y cosas por el estilo, se calla y alza las cejas, manteniendo su regia inmovilidad. Cuando se ha asegurado de que el parlamento ha llegado a su final, toma aire calmosamente y dice:

Vamos a un lugar donde se pueden llegar a registrar temperaturas de hasta -55 grados centígrados, a la vez que unos vientos de hasta 300 kilómetros por hora, donde no hay nada, absolutamente nada más que hielo. Bien. Hasta ahí, la consideraría perfectamente capaz de sobrevivir, aunque subestimara las condiciones climáticas. Incluso aunque ignorara que, con ese viento, lo que son -55 grados se transforma en una sensación térmica de más de -100 grados, y eso porque será verano.

Pero resulta que no dirige usted este grupo, sino que lo hago yo. Resulta que la responsabilidad de que no tengamos que vernos en la disyuntiva de tener que defenderla (me incluyo en su defensa, dado el caso ¿qué se cree que estoy haciendo ahora?) de alguien que se pueda propasar en un momento de debilidad es mía. Resulta que, a lo mejor, esa persona no es un simple operario -gente en la que confío, por ser disciplinada y acostumbrada a sufrir- sino un científico poco preparado para las condiciones en las que se encuentra, aquejado de la llamada "locura de la nieve", por ejemplo, y al que haría mucho mal que usted o sus amigos, con su sólido caracter, tuvieran que tomar cartas en el asunto. Pero el caso es que yo necesito a ese científico, ya que son cerebros como no hay en el mundo, guiado con la necesaria mano izquierda y la comprensión de alguien semejante a él, diplomático, firme, suave en el trato ¿sabe? ¿Sabe que el famoso explorador Sakleton se llevaba fatal con Scott, y que estuvieron peleando en medio de la meseta antártica, porque la situación exacerbaba su buen sentido y los hizo incapaces de mantener una relación civilizada? Y eso que eran personas acostumbradas a la disciplina. ¿Se imagina la situación: insultándose en medio de la nada? ¿Qué haría usted en la misma situación? ¿No ve que verse obligada a la defensa, en semejante sitio, ya es haber perdido? Señorita, quien evita la ocasión, evita el peligro. Siento decirle que no me ha convencido.

Mantengo mi oferta de costearle el viaje de vuelta a su tierra, por las molestias de haberla hecho venir tan lejos. Puede hablar de ello con nuestra secretaria, la señorita Rutherford.

El discurso ha sido demoledor, tremendo, educado y en voz razonable y serena. La mirada te ha seguido en todo momento, fría y dolorosamente discreta. Da, con su actitud, por terminada la entrevista y te acompaña a la puerta.

- Tiradas (1)
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07/11/2013, 19:29
(Starkweather-Moore, líder) William Moore

Moore ha estado escuchando en completo silencio, inmóvil. Tiene tu currículum vitae en las manos, y lo revisa durante la entrevista. Anota algo en un margen, con un lápiz.

Un momento, por favor. Olvida su currículum. Dice cuando vas a abandonar la sala. Te entrega el documento, en lo que podría parecer casi una burla, un mazazo final, pero ves con el rabillo del ojo que hay un par de breves frases escritas:

"deje pasar algo de tiempo, y permanezca en NY, haré lo que pueda, M"

Sin decir esta boca es mía, ni mostrar el más mínimo gesto, se retira y se sienta donde estaba antes.

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07/11/2013, 19:32
(Starkweather-Moore, líder) James Starkweather

Tras, aproximadamente un cuarto de hora, durante el que los que esperan han estado hablando con Laroche, sale Enma, acompañada por Starkweather.

Señor Peabody, por favor, pase usted, dice.

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07/11/2013, 19:36
(Starkweather-Moore, técnico) Louis Laroche

Cuando Enma sale por la puerta, Laroche abre un ojo como un queso. Tanto que hasta se olvida del cigarro que se consume entre sus dedos índice y corazón.

Vaya, vaya, señorita Friederick, usted también estaba, no me engañaron mis ojos, no. Y bien... ¿Hay buenas noticias? ¿Viene con nosotros? Realmente estaría encantado de darle la revancha en aquella partida de cartas, ¿recuerda usted?

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07/11/2013, 19:40
(Starkweather-Moore, líder) James Starkweather

Cuando Starkweather te da paso franco a la sala, Moore se levanta de su butaca y se acerca a ti. Le conoces de vista, por alguna vez que has estado en la Universidad de Miskatonic.

Buenos días, señor Peabody, encantado de conocerle. Starkweather es alto, fuerte, con canas en las sienes, cuidado bigotazo, impecable ropa de sastre gris perla, con chaleco, corbata, cadena de oro y discretos pero carísimos gemelos. Sus ojos azules te atraviesan con suma cordialidad. Parece el típico entusiasta con la energía de un tifón... aunque estas cosas se ven realmente cuando vienen mal dadas y estás en la puré, no en medio de una suite de super lujo.

Innumerables periódicos, telegramas y otros trozos de papel cubren todos los espacios libres de la sala de estar. Fotografías enmarcadas o clavadas en tableros de corcho decoran las paredes. Algunas son de la expedición (un barco en un muelle con muchas cajas sin desembalar en la nave que hay junto a él, grúas, fotos de miembros de la expedición haciendo diversas labores), pero la mayoría son de Starkweather.

Siéntese, por favor. Hay varias butacas, otra mesa (todo abarrotado), una gran alfombra, vasos medio llenos, libros de viajes, mapas, periódicos, una estatuilla de bronce... el ambiente de trabajo es evidente.

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07/11/2013, 19:44
(Starkweather-Moore, líder) William Moore

Antes de que te llegues a sentar, Moore te ofrece la mano. Señor Peabody, he tenido ocasión de enterarme de su pérdida. Creame que le acompaño en su dolor. Se sienta también, revisa el contrato y guarda silencio. Ves, también, por ahí cerca, tu currículum, con todas las cartas de presentación que has podido reunir presentes y manoseadas.

Starkweater carraspea. Él se ha quedado de pie. Es evidente que prepara un discurso.

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07/11/2013, 19:47
(Starkweather-Moore, líder) James Starkweather

Es usted ingeniero especializado en electricidad... e inventor, he podido saber, señor Peabody. Es una lástima que no hubiera podido contar con usted antes, ¿sabe? Hubiera podido ayudar a Miles, nuestro ingeniero aeronáutico, a preparar los sistemas de calentamiento de motores para nuestros aviones...

Bien, bien. Se da un paseito.

Vamos a un lugar donde se pueden llegar a registrar temperaturas de hasta -55 grados centígrados, a la vez que unos vientos de hasta 300 kilómetros por hora, donde no hay nada, absolutamente nada más que hielo. Bien. Con ese viento, lo que son -55 grados se transforma en una sensación térmica de más de -100 grados, y eso porque será verano. Vamos a un lugar peligroso, Peabody, un lugar fiero y terrible. Pero llevamos con nosotros el calor de la civilización. Llevamos la grandeza de la mente humana, y su capacidad de sacrificio en pos de metas más altas cada vez. Señor Peabody, por cierto, que también siento profundamente su pérdida pero ¿sabe? su querido familiar estaría orgulloso de verle realizar proezas.

Coge el curriculum de manos de Moore, lo mira un momento y se lo devuelve.

Hemos querido contratar a los mejores. A los mejores para lo mejor. ¿Tiene miedo?... ¿No? Pues bienvenido a la expedición, señor Peabody. Queda usted contratado.

Te da un caluroso apretón de manos.

La señorita Rutherford tiene todos los papeles. Haga el favor de acudir a su mesa, para firmar su contrato -te da el contrato- y que quede debidamente registrado.

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07/11/2013, 19:58
Guardián de los Arcanos

Notas de juego

Podemos hacer que tienes grandes esperanzas de conseguir éxito en los experimentos. Pero habría un problema logístico, ya que entrar en las tierras del sueño... es como una aventura en si mismo. Quizá pueda preparar algo.

Por cierto, que las tierras del sueño tienen una cuenta del tiempo diferente de la del mundo real. Una semana es una hora de sueño, así que si se me ocurre algo, es posible conjugarlo con esta aventura, ya que se puede vivir toda una aventura en una noche de sueño, sin embargo ya es lo bastante larga sin tener que alargarla más.

Bueno, que si se me ocurre una idea acojonante, damos vía libre. De momento solo es algo prometedor.

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07/11/2013, 20:02
Director

Notas de juego

Nota para el director:

Mike no es de Kinsport... es inmigrante de origen britanico...

Cierto. Dije "de Kingsport" de manera no literal, en el mismo plan que digo que yo soy de Villalba, pero es bueno que lo puntualices que sois muchos (hay una partida paralela, con otros siete, como supongo que sabes) y se me puede ir la olla tranquilamente.