Ricardo se mostró un tanto extrañado por el estado que presentaba la señora de la casa esa mañana. ¿Se habría pasado demasiado con el alcohol? El joven vio cómo María Mercedes se dirigía a su oficina junto a Rodolfo, dejando en el hall únicamente a los invitados.
Al joven le costaba relacionarse con la gente y en aquel caso el único que era más o menos de su quinta era Sagastizábal, con el que tampoco había interactuado hasta el momento.
Queriendo romper un poco el hielo, Ricardo decidió aproximarse a Claudia Figueroa y Eliott Duchamps, con expresión confusa y pensativa, como si no las tuviera todas consigo. Había una duda que le asaltaba y solo un hombre podía respondérsela.
-Su-su-su acento, ¿e-e-e-es usted francés de verdad? -le preguntó al sommelier, intrigado.
Eliott se volvió hacia Ricardo Bolivar ante su pregunta.
La vegdad amigo es que no lo soy de nacimiento. ¿Pog qué lo pgegunta?
Pegdone la pregunta pego, ¿hace mucho que la señoguita se quedó viuda?
- No entiendo... si se refiere a la señora Zúñiga, sé tanto como usted- sigo respondiendo a voz baja
Tu personaje tiene acceso a la información que quiera sobre la muerte y su trámite judicial. La muerte fue hace cinco meses. Claro que no tienes por qué compartir esta información con el resto
Cualquiera que leyera los diarios o mrsro noticiosos de Argentina con asiduidad tendrá un vago recuerdo de cuándo sucedió la muerte. Para confirmarlo podrían buscar diarios de la fecha.
-Cu-cú-curiosidad... -respondió Ricardo a Eliott, encogiéndose de hombros-. La-la-la señora Zúñiga estuvo en París cuando era joven. Me-me-me-me lo contó ayer...
Rodolfo Peñarreal sale de la oficina y se une al resto del grupo para terminar de desayunar.
Entro en el salón donde los demás están desayunando y me dirijo a un sitio libre. Con esta nevada y las comunicaciones cortadas imagino que los periódicos serán atrasados, pero aún así cojo uno para ojearlo.
- Buenos días, señoras y caballeros. ¿Steven?, una taza de café enorme y una aspirina. Los negocios me dan dolor de cabeza, pero son inevitables. Muchas gracias.
¿Que negocios le tgaen pog aquí, Señog Peñagueal?
- ¡Oh! Nada importante. Mi familia tiene una participación en esta bodega y hemos decidido incluirla en nuestro negocio del Brandy. La señora no está muy receptiva ante la perspectiva.
Tomo el resto del desayuno en silencio. ojeamdp eñ diario atrasado.
—Qué interesante. Así que planean traer nuevas inversiones a la finca. Porque la señorita Zúñiga me dijo ayer que tenían algunos problemas financieros. Supongo que de la unión podrán revitalizar el negocio, ¿no?
Voy tomando nota mental de todo lo que se va comentando fingiendo que estoy absorta en mis pensamientos mientras tomo mi desayuno. Empieza a aflorar información interesante...
Bueno... ¿alguien tiene pensado algo integuesante paga hoy? ¿Admiten compañía?
-Yo-yo-yo no tengo nada que hacer -confesó Ricardo, encogiéndose de hombros-. ¿A-a-a-alguien tiene alguna idea de cómo divertirse hoy?
- Yo visitaré un poco los alrededores tsi es posible me gustaría ver la alberca en la que murió el señor Zúñiga.Zúñiga. Digo con tono despreocupado mientras termino el café y sigo ojeando el periódico.
-Yi-yi-yo también me apunto -añadió Ricardo, alzando el dedo índice como si fuera a caerle un dónut.
Dado que no tenía nada que hacer, acudir a la alberca podía mantenerle entretenido durante el día.
Morbosa curiosidad...
- Me apunto a la excursión- digo en voz baja- aunque deberíamos ser... discretos. La señora podría tomarlo a mal...
El mayordomo le aclaró a Peñareal que la muerte había sucedido en el río. Y luego se puso a organizar una expedición al embarcadero. Justo el jardinero estaba por ir hacia allí y aceptó de mala gana hacer de guía.
Rodolfo Peñarreal, Eliot Du Chamos, Ricardo Bolívar y Claudia Figueroa están apuntados. ¿Alguien más?
La señora salió de su oficina y se dirigió directamente a su habitación sin apenas mirar a los presentes. Seguía con mala cara, quizá las medicinas no estaban haciendo efecto, quizá el acuerdo con el Sr. Peñarreal no resultó tan satisfactorio para ella.