Partida Rol por web

Muerte en la Nieve

Cantar de la Gran Compañía 5: Las Ruinas de la Fe

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30/01/2020, 11:25
Tyron Stark

Respirar, lo importante era respirar. Olvidar el dolor, el cansancio, y respirar. De forma constante, tratando de que las bocanadas que llenaban mi pecho no me agotasen aún más. Mantener el paso, a pesar de lo mucho que me dolían las piernas, de la presión de la armadura sobre mis hombros, del calor que sentía en mi cabeza, que contrastaba con el frío que azotaba mi rostro y me hacía arder la garganta con cada bocanada. Sentía las manos entumecidas, hasta el punto de temer perder la espada por el camino por no poder sostenerla. Pero no podía detenerme.

Corría sobre la nieve, la espesa nieve virgen, hundiéndome en ella con cada paso. Eso hacía que correr fuera aún más complicado, y me hacía ir aún más lento. Ante mí podía ver la espalda de toda aquella gente, mis compañeros, mis protegidos, todos aquellos a los que me había jurado rescatar de aquellas tierras peligrosas y llevar a lugar seguro. ¿Y qué estaba haciendo para lograrlo? Corría tras ellos, huyendo de un peligro contra el que poco o nada podía, escapando sin apenas ser capaz de girarme a comprobar si estaba logrando dejarlo atrás o lo tenía prácticamente sobre mí.

Eso era lo peor, el miedo, la incertidumbre. ¿Cómo de cerca estaba la muerte? ¿Lograba mantener el ritmo, o me estaban dando alcance aquellas hordas oscuras? ¿Si lográbamos alcanzar aquella muralla estaríamos a salvo? No tenía una sola respuesta, ni una certeza. Tan sólo una esperanza que se resquebrajaba por momentos, y que debía alimentar y socorrer con mudas plegarias meditadas a duras penas entre las bocanadas de agotamiento.

Te lo ruego, Korth, obra un milagro... Y si no todos podemos o merecemos ser salvados, te lo imploro, sálvalos a ellos...

Aquel no era, a la postre, el más digno de los sacrificios, eso era cierto. Era prácticamente una certeza, una de las pocas que podía atesorar. Corriendo a duras penas a la cola del grupo, tan atrasado como la desdichada Dhorne pero un par de pasos por detrás incluso de ella, era prácticamente una realidad incuestionable que, si alguien caía, yo sería el primero.

Pero alcanzábamos la puerta, aquella enorme puerta de robusta madera, donde una mujer aporreaba su solidez con desesperación. Una mujer morena de piel clara, que era en realidad Luelar tratando de pasar desapercibida su raza ante los presuntos moradores del lugar. Pero la puerta no se abría, y cuando me faltaban algunos pasos para alcanzar a los demás me atreví a girarme, comprobando que los primeros muertos se acercaban ya, no tardando demasiado ya en darnos alcance. Me detuve y me giré, caminando hacia la puerta de espaldas con el rostro descompuesto, hasta el punto de agradecer que nadie pudiera contemplar mi expresión.

¡HA DE LA FORTALEZA! -Grité con todas mis fuerzas, de espaldas a aquel portón, deteniéndome y pasando la espada de una mano a la otra, ya sostenida por la empuñadura, con la punta en la nieve- ¡POR LA ORDEN DE STUMLAD Y POR KORTH, ABRID LAS PUERTAS! ¡HAY INOCENTES AQUÍ FUERA!

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01/02/2020, 00:36
Ivar el Cuervo

Nos desplazamos tan rápido como podemos a sabiendas de que si alguno de nosotros tropieza, la muerte lo alcanzará. Me adelanto, no para dejarlos atrás, sino para mostrarles por donde deben de avanzar alejándolos así de las zonas con más hielo y evitar así, que puedan resbalar o caer.

¿En cuantas ocasiones me he visto obligado a correr a sabiendas de que si me detenía un solo instante, acabaría muerto? Supongo que más de las necesarias y gracias a ello, ahora poseo la suficiente resistencia como para aguantar el tipo. Claro que espero que esta carrera no nos lleve a un camino sin salida. ¿Cuantos muertos podríamos destruir antes de sucumbir nosotros también? ¿Uno, diez, cien? ¿De verdad importaría?

Doy gracias a los grandes espíritus o a los dioses de que nadie pueda leer mis pensamientos o creerían que soy aún más estúpido de lo que pueden llegar a creer. Claro que si no me pierdo en mis propios pensamientos mientras huyo de la muerte, tan solo me queda la opción de mearme encima y quedarme hecho un ovillo como un cachorro aterrorizado.

Vuelvo la vista en ocasiones para ver el avance del grupo, todos logran mantener un buen ritmo y los muertos quedan rápidamente atrás. Eso alivia mi viejas y fatigadas piernas, por el momento las cosas van bien. Ahora solo necesitamos que abran la puerta o no quedará nada de nosotros.

Luelar, haciendo gala una vez más de su poderosa brujería, cambia su aspecto para ablandar el corazón de aquellos que habitan en el templo (Si es que aún queda alguien allí) Es la primera en llegar, se desplaza tan veloz como una liebre, empiezo a desear haber nacido elfo. Hasta ahora todo lo que veo de ellos es más que admirable, buena vista, la capacidad de usar brujería y piernas rápidas.

¡IVAR EL CUERVO, EL GRAN EXPLORADOR ELFO!

!Diablos! Si alguno logra ver mi sonrisa o escuchar la risilla que se escapa de mis labios creerán que he perdido el juicio y no podría culparlos por pensar algo así. Aquí estamos todos, corriendo con las pocas fuerzas que nos quedan, cruzando un desfiladero de piedra, nieve y hielo, perseguidos por una horda de muertos y yo aquí desvariando completamente.

¿Habré perdido el juicio? y lo más importante ¿Realmente importaría ya? Si esas puertas no se abren, no habrá un mañana y entonces, no importará si estoy o no enloqueciendo.

-¡ARQUEROS Y BALLESTEROS! DISPARAD A TODO AQUEL QUE SE ACERQUE DEMASIADO. RECORDAD, DISPAROS A LAS PIERNAS O LA CABEZA. ¡DHORNE!

Las viejas costumbres no se pierden, pues siempre en el fragor de la batalla teníamos que hacernos oír a grito mediante. Pero ahora, pese a que nos persigue un ejército, no se escucha nada salvo el crujir de los huesos y las pisadas de cientos de pies sobre la nieve.

-¡Dhorne, muchacha!   -Cuando por fin encuentro su rostro entre los supervivientes, poso mi mano sobre su brazo.  -Los marineros sois buenos trepando por las velas y los palos del barco ¿No? ¿Crees que podrás subir por algún punto de la muralla para abrir la puerta? Si no nos abren, tenemos que buscar una alternativa...

 

 

Notas de juego

Perdón por el retraso

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03/02/2020, 09:21
* Juglar *

La situación, como mis buenos e inteligentes oyentes podrán comprender, era desesperada. Perseguidos por una imparable fuerza de la oscuridad más tenebrosa, nuestros héroes se encontraban, casi literalmente, entre la espada y la pared. La espada era un ejército de muertos vivientes, mientras que la pared era un portón cerrado a cal y canto y un alto muro que la veloz elfa oscura había tratado de coronar por sus propios medios, sin herramientas ni ayuda, fracasando en el intento.

Los inocentes a quienes nuestros héroes protegían se agolparon contra aquella puerta, golpeándola, empujando infructuosamente, y gritando súplicas a los moradores del lugar. ¿Por qué no abrían, a pesar de los gritos, sollozos y súplicas? ¿Por qué no atendían a la imperiosa voz del caballero, que enarbolaba el nombre de la orden de caballería que protegía los reinos de los hombres del norte y toda su civilización, así como el del dios a quien rendían su fe? ¿Acaso allí no había nadie? El deplorable estado de cuidado que mostraba la madera de aquella puerta, sí como el herrumbroso rastrillo cuyas puntas asomaban en lo alto de ésta, amenazando por descender por unos raíles descuidados y probablemente obturados, bien podía darlo a entender.

Dhorne, que se había adelantado entre aquel grupo de desesperados para golpear la puerta con rabia, oyó las indicaciones de un Ivar que cada vez más se abanderaba como líder de aquel grupo, tal era su veteranía y determinación. Mientras cerca de ella, la joven pecosa Eoniss se daba la vuelta, lágrimas de desesperación en sus ojos, para tomar su arco y obedecer diligentemente al explorador, la marinera debía tomar la decisión de si tratar de acometer el papel que el veterano había dispuesto para ella o unirse a la seguramente inútil defensa de aquella posición. Sólo ganarían tiempo, pues salir victoriosos de tal contienda no estaba en manos más que del mayor milagro de los dioses. Ivar llevaba razón, alguien debía tratar de abrir aquella puerta, y había quedado claro que Luelar no contaba con el equipo para hacerlo, pues su mochila había quedado atrás.

Sin apartarse de la puerta, apelotonados como ovejas ante el aullido del lobo, aquellos hombres y mujeres formaron casi inconscientemente lo que se asemejaba a dos filas de defensa. El posadero, junto a su esposa, su empleado y el hombre de mirada vidriosa que ya se encogía sobre sí mismo hundiendo su rostro entre sus brazos, quedaron atrás con la espalda pegada a la madera. Belona, en un gesto maternl que en nada iba con ella, tomó a la nieta de Fein entre sus brazos, sujetando su cabeza para impedir que mirase a la muerte directamente. Ante ellos, los leñadores y su capataz sostenían temblorosos sus hachas, meras herramientas de trabajo más que armas, en manos de meros campesinos más que guerreros. Entre ellos se apostaba Eoniss, arco en mano, apuntando con el rostro descompuesto en una mueca de resignación. Era como si la joven hubiera decidido aceptar su más trágico final.

A lo lejos, o no tan lejos, los muertos avanzaban, llegando de forma escalonada, separados unos de otros. Los primeros en parecer tenían sus cuerpos visiblemente dañados por la caída, con carne colgando por heridas recientes por las que apenas manaba más sangre que un líquido espeso y negruzco. Algunos tenían el cráneo fracturado, otros algún hueso importante, incluido uno que portaba un brazo completamente colgante, sujeto tan sólo por los tendones. Avanzaban a trompicones, chocándose entre ellos como si apenas fueran conscientes de la presencia de los suyos. Su mente, si contaban con gran cosa, apenas servía más que para ser conscientes de la presencia de su presa. Y su presa les aguardaba. Pronto le darían alcance.

Muy pronto...

Notas de juego

Los primeros muertos alcanzarán al grupo en el siguiente asalto, de modo que contáis aún con un asalto para prepararos y/o intentar algo (los arqueros podéis disparar en este asalto sin problemas). La horda no va a llegar de golpe, sino que los muertos irán llegando de forma escalonada, y sobre todo los primeros irán bastante escasos de vida (porque habrán perdido mucha al despeñarse).

Os recuerdo que dejé en el off-topic (30/01/2020, 11:52) una serie de explicaciones acerca de cómo poder trepar la muralla, por si al final queréis intentarlo. Si tenéis alguna duda, preguntad ^^

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03/02/2020, 10:00
* Juglar *

Al contrario de lo que mis buenos oyentes conocen de otras razas élficas, cabe resaltar que los altos elfos no destacan por ser especialmente rápidos en su andar. No es que sean torpes, ni mucho menos, ni que sus piernas carezcan de la gracia y destreza de sus pares, pero su velocidad es algo que los propios humanos no precisamos envidiar. De ese modo, nuestro alquimista se apresuró a correr en busca de aquella puerta, pero no por ello dejó atrás al paladín Fian de Lorian, quien se apresuró a correr tras de él. Incluso, llegado un determinado punto del camino, cuando descendieron aquellas escaleras y accedieron al patio, fue el propio guerrero de la iglesia de Korth quien le indicó al alto elfo un camino mejor, más directo, para alcanzar la muralla. Si bien el trotamundos había llegado a aquel ala de la fortaleza a través del propio templo, el paladín le mostró una salida de aquel complejo que llevaba directamente al exterior sin cruzar por éste, atravesando apenas una arcada y el huerto de la abadía, para llegar a una puerta que facilitaba la salida.

Ambos salieron a un descampado cubierto por la nieve, desde donde se llegaba a la muralla con facilidad. Sin embargo, no se encontraban en frente del portón de entrada, sino que había que recorrer un trecho hasta alcanzar un camino empedrado que llevaba a aquel portón. Ambos se apresuraron a recorrerlo, a la carrera, mientras el gélido viento de las montañas les traían los sonidos de la desesperación. Primero unos golpes lejanos sobre maciza madera, luego un grito femenino traído por la brisa, apenas audible aún.

¡ABRIDNOS! ¡ABRIDNOS, POR FAVOR! ¡TENEMOS QUE ENTRAR! ¡ABRIDNOS EN NOMBRE DE KORTHHH!

A medida que los pasos apresurados de ambos hombres les acercaban al portón de acceso, los golpes fueron incrementándose. Daba la impresión de que había una buena cantidad de gente aporreando aquella puerta, aunque los golpes, acompañados de gritos entremezclados y lloros, parecieron cesar cuando una voz de hombre se alzó sobre las demás.

¡ARQUEROS Y BALLESTEROS! DISPARAD A TODO AQUEL QUE SE ACERQUE DEMASIADO. RECORDAD, DISPAROS A LAS PIERNAS O LA CABEZA. ¡DHORNE!

Una nueva voz se unió a las otras, otra masculina pero aparentemente más joven, pero cargada de decisión y autoridad.

¡HA DE LA FORTALEZA! ¡POR LA ORDEN DE STUMLAD Y POR KORTH, ABRID LAS PUERTAS! ¡HAY INOCENTES AQUÍ FUERA!

Por más que la mención a la orden de caballería del principal reino de los hombres del norte, o a la mismísima deidad a la que el paladín veneraba, pudiera albergar suficiente valor como para exigirle a éste, lamentablemente no había gran cosa que Fian de Lorian pudiera hacer, más de lo que ya estaba haciendo. Tanto él como Riohrd corrieron hasta el portón tanto como pudieron, encontrando éste cerrado a cal y canto. El portón no contaba con un acceso menor, una puerta auxiliar, de modo que debía ser abierto completamente para permitir el acceso. Contaba con un rastrillo, al parecer, pero por la situación del mecanismo y de la cadena que estaba recogida en un costado, debía estar levantado. Para abrir la puerta, lamentablemente, era preciso retirar el travesaño que estaba cruzado en medio de la puerta, insertado en unos anclajes de metal que seguramente atravesaban toda la maciza madera. Eso significaba que era necesario levantar aquel travesaño, una especie de viga pesada, y apartarla para que las dos hojas de la puerta pudieran abrirse hacia adentro.

Notas de juego

El travesaño es una tosca viga de madera cruzada y apoyada sobre unos anclajes, pesa mucho. Tan sólo lograríais levantarlo haciendo uso de Esfuerzo Extra para cargar vuestra Carga Máxima, como te explico a continuación:

Carga máxima: Como acción de asalto completo, puedes llegar a levantar del suelo un peso que iguale a tu carga máxima (el doble de tu carga pesada) haciendo uso del Esfuerzo extra, pero sólo podrás dar un paso (1,5 metros) por asalto. Sufres las mismas penalizaciones que con la carga pesada y, además, pierdes el Bonificador de Esquiva a la Defensa.

Esfuerzo Extra: Los héroes a menudo realizan actos que están más allá de sus límites normales. Esto se llama Esfuerzo extra. Los jugadores pueden usar un Esfuerzo extra para mejorar las capacidades del personaje a cambio de que sufra algo de fatiga debido al esfuerzo. Un Esfuerzo extra es una acción gratuita y puede realizarse en cualquier momento dentro del turno del personaje, pero sólo una vez por turno y únicamente en situaciones “estresantes”, es decir, cuando no existe la posibilidad de elegir 10 ó 20. Cuando usas un Esfuerzo extra puedes ganar uno de los siguientes beneficios:

- Bono a una prueba: Recibe +5 a una sola prueba. Eso no incluye las tiradas de Ataque ni la prueba de Orar.

- Mejorar la capacidad de carga: La capacidad de carga del personaje se dobla durante un asalto.

- Daño extra: El personaje recibe un +2 a una única tirada de daño en un ataque cuerpo a cuerpo.

- Movimiento mejorado: El personaje gana +3 metros a su velocidad en este asalto. Saltando suma 1 metro a su distancia horizontal.

- Fuerza de Voluntad: Gana una prueba de salvación extra de Voluntad contra cualquier efecto que la permita.

Al inicio del asalto inmediatamente después del Esfuerzo extra, el personaje queda Fatigado. Si vuelve a hacer un Esfuerzo extra pasará a estar Exhausto, y de Exhausto a Inconsciente. Puedes gastar un Punto de Acción en el mismo asalto, o al inicio del siguiente en el que realizaste el Esfuerzo extra, para eliminar la fatiga y no sufrir efectos adversos.

Fatigado: Pierdes el resuello y no puedes recuperarlo normalmente (por ejemplo, si tienes las costillas rotas puedes tener problemas para respirar adecuadamente). No puedes moverte a fondo ni cargar y recibes una penalización de –2 a tu Fuerza, tu Destreza y a tu Inteligencia. Si vuelves a fatigarte quedarás Exhausto. 

Recuperarse de la fatiga: Para recuperarse de la fatiga un personaje necesita descansar. Si la fatiga proviene del uso de una dote (como Furia o Danza Derviche) sus efectos desaparecen después de tantos asaltos como los que haya pasado el personaje bajo los efectos de la dote. En cualquier otro caso (Esfuerzo extra, efecto de conjuros, etc.), se permite una prueba de recuperación de Fortaleza CD 10 cada hora (con +1 por prueba fallada con anterioridad). Un personaje Exhausto pasa a estar Fatigado al recuperarse, teniendo que superar también ese estado.

Si tienes dudas me comentas en el off ^^

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04/02/2020, 18:08
Ivar el Cuervo

Parece que hoy es un buen día para morir, no lo haré solo, lo cual siempre es bueno y lo haré con lo más parecido a amigos que alguien como yo ha tenido en muchos años. Claro que si vamos a morir, al menos haremos que la muerte se vea obligada a esforzarse por nuestros huesos.

-Tyron, guía la defensa y coordina al grupo. ¡Dhorne! ¡Conmigo!

Tantos años siendo una mula de carga por fin sirven para algo. Dada a mi vida al aire libre, he aprendido a tener siempre todo lo necesario a mano, así pues tomo la cuerda de seda y el gancho para escaladas, que va unido a ella. Puede que sea de esos que viste con ropajes más bien pasados de moda pero funcionales, que no sea de los que portan joyas encima o disponga de grandes extensiones de tierra a mi nombre, pero soy alguien que sabe cuidar su equipo y que se ha molestado en invertir las monedas en materiales que bien podría salvarnos la vida en situaciones como esta.

-Espero que mis brazos sean aún fuertes como para alcanzar la parte alta de la muralla.

Haciendo caso omiso a los enemigos que acechan a mi espalda, hago girar el pesado gancho, el cual provoca un sonido que por alguna razón, me resulta de lo más agradable. Sé que solo es el aire siendo apartado por el gancho de metal, pero me relaja y me ayuda a concentrarme. Despejando mi mente, me centro únicamente en mi objetivo y entonces, libero el gancho para que salga disparado mientras lanzo una rápida plegaria a quién sea que me escuche. El gancho vuela y vuela hasta que finalmente cae por encima del muro. Conteniendo entonces la respiración, tiro de la cuerda la cual cede hasta que por fin, el gancho parece cumplir con su función y termina por anclarse.

-¡Rápido, Dhorne! Yo te seguiré después, no temas, ya sabes que solo tengo ojos para la elfa.

Sosteniendo la cuerda, aguardo a que la muchacha comience la escalada antes de seguirla yo mismo. Solo espero no caer desde la altura y partirme la espalda o cualquier otro hueso, a mi edad los huesos no tienden a soldarse demasiado bien.

- Tiradas (1)

Notas de juego

He supuesto que puedo sacar la cuerda y lanzarla en este mismo asalto, en caso de necesitar dos asaltos, la lanzará cuando corresponda. La cuerda mide 10 metros, no creo que las murallas sean mucho más grandes y si lo son, estamos jodidos XD

 

Dispongo de una cuerda de seda: Es tan flexible y ligera que otorga una bonificación de +2 a los intentos de trepar por ella. Para romper esta cuerda hace falta tener éxito en una prueba de Fuerza (CD 24).

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04/02/2020, 21:03
Luelar Tyrundlin

Ni mis gritos ni los de Tyron sirvieron para nada, ni siquiera nadie pareció reaccionar ante el ruido que generábamos llegando hasta la muralla y tratando de organizarnos. Si había alguien al otro lado, o no se encontraba lo suficientemente cerca como para escucharnos, o conocedor de la amenaza que se aproximaba hacía oídos sordos a abrir aquel portón.

¿Serían capaces de algo así los acólitos de Korth?

Ni siquiera me hizo falta pedir equipo de escalada a nadie, reaccionando rápidamente el explorador y logrando enganchar aquel garfio junto a una cuerda. Parecía ir a encargarse de aquel asunto junto a Dhorne, animando a la joven de cabello claro a subir por delante de él, y aprovechó la tesitura para bromear con que solo tenía ojos para mi.

- Como no te muevas más rápido, dentro de poco, simplemente no tendrás ojos. - respondí con macabro humor, ante la perspectiva de que aquellos muertos vivientes nos devoraran. - Vosotros, ayudadles a subir. - ordené a dos de los leñadores que se encontraban en las cercanías.

Miré entonces a una flanco y a otro, preguntándome por una milésima de segundo qué debía hacer, dónde debía estar. Junto a la puerta, con aquellos que trataban de subir y se alejaban lo máximo posible de los esbirros de la muerte, o en la otra fila, con quienes capitaneados por el caballero pretendían dar lo mejor de sí para luchar con el que parecía un imparable enemigo.

Y en seguida lo comprendí. Mi lugar estaba en todas partes, y a la vez en ninguna. Debía servir de apoyo a quien pudiera ayudar. Me acerqué entonces a Dhorne, posando una de aquellas manos que me eran desconocidas sobre su cabeza.

- Que la Dama te guíe por la Oscuridad. - le dije en un susurro, antes de apartar mi mano, notando cómo el poder de la Dama de la Oscuridad se transmitía a la muchacha. - Cuando ya no tengas ayuda ahí arriba, acepta la ayuda de mi Diosa. - añadí, pensando que haría un mejor uso de ella tras no contar ya con quien le ayudara a trepar desde abajo.

Tras ello me dirigí rauda a donde Tyron y el resto de personas dispuestas a luchar se encontraban. Me situé cerca del Caballero de Stumlad, pero por detrás de él.

- Pareces nervioso. No estarás celoso por las majaderías del explorador, ¿no? - bromeé mientras me posicionaba tras él, escudándome de alguna manera en el humor para enfrentarme a la espeluznante situación a la que nos encontrábamos, viendo cómo aquellos seres estaban cada vez más cerca. - No puedes morir. - añadí pronto, seria, mientras echaba mano de la ballesta dispuesta a armarme. - No puedes morir como un desertor. Tenemos que llegar hasta Eras-Har, juntos. - fue lo último que dije, con una extraña sensación que ni podía ni quería analizar.

Notas de juego

Uso Orientación divina sobre Dhorne: +1 en una sola tirada de Ataque, prueba de salvación o de habilidad. El receptor debe declarar que desea aplicar la bonificación antes de realizar la tirada correspondiente.

No he hecho la tirada porque mi puntuación supera la dificultad.

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05/02/2020, 13:17
Tyron Stark

Mi voz, por más apurada y llena de energía que había sido capaz de elevarla por encima de los gritos y llantos de aquellas gentes bajo mi protección, no parecía haber servido absolutamente de nada. No se oía voz alguna desde el otro lado, ni el sonido del metal y la madera que liberasen un cierre como aquel. ¿No había nadie en aquel lugar para atender nuestra llamada? Casi esperaba que se tratase de tal cosa, pues la alternativa, que sencillamente se negasen a concedernos refugio, se me antojaba un pecado atroz, más aún proveniente de servidores del mismo Korth.

Fue Ivar quien se afanó en poner orden en medio del desconcierto. Apenas de reojo, pude comprobar cómo trataba de asir una soga a la muralla para poder escalarla. No sería una ruta de escape suficiente para todos, sin duda, pero tal vez fuera lo necesario para que alguien alcanzase el otro lado y pudiera abrir el portón. No obstante, incluso eso les llevaría más tiempo del que disponíamos, antes de que los primeros muertos nos dieran alcance. El propio explorador me dejó claro que mi fuerza no sería suficiente para detenerlos, ni siquiera a los primeros solitarios. Si queríamos aguantar al menos unos valiosos instantes, habríamos de actuar como una fuerza coordinada.

¡Fein! -Grité al adusto leñador, girándome lo justo para mirarle de medio lado, mientras con una mano desabrochaba mi cinturón- ¡¿Sabrás manejar una espada?! -Le pregunté antes de arrojarle mi espada larga de caballero, con el símbolo de la Orden de Stumlad en el pomo, con vaina y cinto incluidos, en cuanto el leñador asintió con poca convicción- ¡Dale buen uso! ¡Mantened la formación, no os separéis, cubríos unos a otros y proteger a los indefensos!

Clavé nuevamente mi mirada en aquellos muertos que ya se acercaban con su espasmódica carrera, acelerando el paso por el ansia que les causaba contemplar a sus presas ya tan cerca. Alcé mi bastarda delante de mi rostro, formando una cruz ante mis ojos con la empuñadura y la guarda, y elevé una muda oración. Entonces incliné mi rostro lo suficiente para besar el metal, allá donde lo vertical y lo horizontal se encontraban. A mi espalda, la voz de Luelar jugaba con mi mente, invocando celos propios de amantes, una vida a la que yo había renunciado pero cuya mención me causaba cierto rubor, aún en aquella mi hora más oscura.

¿C-celoso? -Mi voz incluso llegó a salir entrecortada de entre mis labios, con una mezcla de frío, temor y vergüenza- Mucho me temo que mi inquietud se debe a ver demasiadas promesas incumplidas, en el rostro de cada uno de esos muertos. -Admití con pesar. Había prometido llevar a aquella gente hasta un lugar seguro, dar la voz de alarma para que las fuerzas de los hombres liberasen aquellas tierras de tan funesto mal, y llevar ante la justicia a aquellos que mancillaban el buen nombre de mi orden. Desgraciadamente, si no se abría aquella puerta inmediatamente, todas aquellas promesas desaparecerían como copos de nieve bajo el sol. No obstante, la propia Luelar se mostró más decidida que yo, negando la posibilidad de que yo pudiera caer en aquel día, y poniendo ante mí la esperanza de poder llegar a cruzar juntos la puerta de los héroes y los reyes que da acceso a la ciudad de Eras-Har- Si esa puerta no se abre pronto, tan sólo hay una cosa que alcanzaremos a hacer juntos, Luelar. -Morir- Y te pido perdón por ello, ahora que aún tengo tiempo de hacerlo.

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05/02/2020, 19:50
Dhorne

¿Vivir huyendo o morir luchando? Esa es la pregunta que por encima de todo lo demás, se alza en mi cabeza mientras que el frío, el miedo e incluso la ansiedad quedan relegados ante una ira que a este punto, ni siquiera sé cómo contener. Por suerte dentro de toda esta desgracia, es Ivar quien capta mi atención con sus palabras, y sin retrasar aquello que no debería ofrecerme mayor problema que el subir en plena tormenta al palo mayor de mi embarcación, asiento mientras respiro profundamente una vez. - Temo preguntar dónde tenías metido todo eso. - Fue mi respuesta al Cuervo al ver la cuerda con el gancho ya preparado, y mientras el hombre se emplea para que el agarre de este sea lo más férreo posible, le paso mi espada al hombre que más cerca tengo para entonces. - Dadle buen uso de llegar a ser necesario. - Le digo a quien sea que la tome, para después, y con las manos ya libres para comenzar a trepar, froto la una contra la otra para que así al menos, entren aunque sea un poco en calor. 

- Cuento con ello Cuervo, cuento con ello. - Le respondo con una queda sonrisa ante que solo tiene ojos para Luelar, para después prestar atención a ésta cuando posa su mano sobre mi cabeza. No soy una mujer religiosa, ni siquiera meramente creyente, que imposible era obviar que sus palabras, o quizás su misma fe en su diosa fuese lo que termina por infundir en mi un atisbo de esperanza.  - Así lo haré. - Le aseguro a sabiendas de que no tenía nada que perder por encomendarme cuando fuese necesario, en la diosa en la que también mi más querida amiga, parecía confiar mientras estuvo con vida. Aquello, siendo un golpe terrible de una realidad que había obviado por necesidad, hace que me lleve la mano al cuello, para acariciar por sobre mis ropas el colgante que en su momento, fue de Vennya. 

- Venga, darme impulso para poder subir más rápido. - Insto a quienes se encuentran cerca y tomando con fuerza la cuerda entre mis manos, apoyo uno de mis pies contra la pared para comenzar a subir, esperando que estas manos frías, resistan.

- Tiradas (1)

Notas de juego

No si al final me mato de la ostia.... 

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06/02/2020, 15:55
Craugan

Fue Craugan, el capataz de los leñadores, quien primero abandonó la posición de defensa, hacha en mano, para tratar de ayudar a la intrépida mujer que se mostraba dispuesta a ascender por aquella muralla para abrirles el paso a su salvación. El hombre, tan sólo algo menos orondo que el propio posadero Irdon, hizo un gesto a éste de malas maneras, para que se apartase de su esposa y le ayudase, antes de dirigirse al muro bajo la cuerda y poyar en la fría piedra su espalda, uniendo sus manos tras apoyar su hacha en el muro para facilitar un asidero a Dhorne.

Más vale que sepas lo que haces, jovencita. -Le dijo con seriedad- En ti descansa toda nuestra esperanza.

- Tiradas (1)

Notas de juego

+2 a la tirada de Dhorne

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06/02/2020, 16:08
Irdon

El posadero, casi obligado en un primer lugar por el propio capataz, aunque también por su propia esposa Belona que prácticamente le empujó para que acudiera a ayudar, se acercó tambaleante al lugar donde Craugan se había apostado, tratando con nerviosismo de imitar al hombre, que bien parecía saber lo que se hacía. Unió sus manos, tras limpiárselas en el mandil que aún llevaba puesto bajo el abrigo abierto que se había puesto por encima para protegerse del frío, y trató de ayudar a la marinera.

- Tiradas (1)

Notas de juego

+2 a la tirada de Dhorne. Resultado final, 11 :)

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06/02/2020, 16:14
Eohonn

Fue Eohonn quien tomó la espada curvada de Dhorne en su tosca mano, inspeccionándola detenidamente durante unos instantes. Comprobó su peso, frunció el ceño, y finalmente se la tendió al cocinero, Lascal, dedicando a la marinera una sonrisa de medio lado.

Si he de morir hoy, prefiero hacerlo con mi herramienta de toda la vida. -Indicó, sujetando con fuerza su hacha de leñador- Al menos se manejarme con mi hacha. ¡Cocinero! Espero que seas capaz de hacer algunos buenos filetes de esas cosas...

El cocinero, sin embargo, sostenía aquella espada como si no tuviera claro qué hacer con ella, y en su mirada vidriosa quedaba claro que la idea de utilizarla en combate no se le pasaba por la cabeza.

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06/02/2020, 16:18
Eoniss

La hija de Eohonn, visiblemente nerviosa, tensó su arco y apuntó a uno de los muertos vivientes más adelantados de aquella avanzadilla que, a pasos agigantados, se acercaba ya dándoles alcance. Sin poder aguardar más ni pensar en la posibilidad de quedarse sin saetas antes de tiempo, disparó una de sus flechas, que voló con un suave zumbido apenas perceptible por el viento de la montaña.

La flecha, a pesar de la distancia, acertó a aquel muerto en pleno pecho, cerca del hombro, pero éste no pareció siquiera percatarse y continuó corriendo de aquella inquietante manera tan espasmódica, hacia sus presas.

¡Maldición! -Exclamó la leñadora, extrayendo de su carcaj una nueva flecha que tensar en el arco.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Daño 3 - RD3 = 0

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06/02/2020, 18:57
* Juglar *

Tan desesperada era la situación, que como podrán imaginar mis buenos y leales oyentes cualquier error podía resultar absolutamente trágico. Por ello, no faltaron los hombres que se prestaron a apoyar a la joven Dhorne en su escalada. La marinera, si bien habituada a trepar con cordelajes y maderos propios de las embarcaciones en que desde tanto tiempo atrás había trabajado, no estaba sin embargo acostumbrada a la piedra y la nieve. No obstante, aferró la soga que Ivar le había tendido, y se apresuró a aprovechar el apoyo que aquellos dos voluminosos hombres le ofrecían, no sin perder el apoyo durante un breve instante. En poco tiempo había logrado ascender por encima de los hombres, y lejos de las manos de éstos que pudieran prestarle la menor ayuda en su ascensión, con lo que quedaba enteramente en sus manos aferradas a la soga, y en las puntas de sus pies tratando de apoyarse en los bordes de la piedra, alcanzar la parte alta de la muralla.

Notas de juego

Dhorne: Necesitarías otra tirada exitosa (igual dificultad) para coronar la muralla en el siguiente asalto. Recuerda que entonces no contarás con la ayuda de los hombres, pero sí con el +1 del milagro de Luelar.

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06/02/2020, 19:04
Muerto viviente salvaje

Sin embargo, porque en estas historias siempre hay un "sin embargo", las esperanzas que la ascensión de Dhorne por la muralla pudieran conceder a nuestros héroes quedaron rápidamente sumergidas en la más absoluta de las negruras, al comprobar cómo los primeros muertos en vida comenzaban a llegar a su posición, dándoles alcance en su vertiginosa carrera llena de espasmos y gestos que amenazaban con hacerles caer al suelo, no causando tan deseable resultado en ni una sola de las ocasiones. Aquellos cuerpos animados por la más oscura de las artes místicas o divinas, se veían arrastrados como por finos e invisibles hilos de un titiritero de los que amenizaban a los paseantes en las mayores ciudades de Valsorth, llevándolos directamente hacia los vivos a los que pretendían extinguir.

Tres eran los muertos que habían logrado adelantarse al grueso del ejército, varios pasos por delante de sus inmediatos perseguidores. Suponían una fuerza descoordinada y anárquica, una horda sin control ni gobierno más allá del instinto más primario e individual de cada uno de sus miembros. Uno de ellos aceleró el paso con su vacía mirada puesta en el caballero de Stumlad, como si el brillo de su armadura supusiera un acicate suficiente para clavar en él sus más malsanas intenciones. ¿Veía realmente a la elfa oscura que se resguardaba tras él? Probablemente no, pero este humilde juglar no aspira a comprender la mente de un muerto viviente sin raciocinio.

Los otros dos muertos decidieron ignorar al ligeramente adelantado caballero, seleccionando objetivos diferentes. Uno de ellos corrió en dirección a aquellos que trataban de superar la muralla, encaminando sus pasos principalmente hacia el veterano explorador Ivar mientras Craugan trataba torpemente de recuperar su hacha apoyada en la pared y el posadero se encogía de terror sobre sí mismo, casi haciéndose un ovillo contra la pared. Por su parte, el tercero ignoraba completamente la flecha que portaba aún clavada en su cuerpo, pero aceleró su paso hacia la arquera que se la había clavado. ¿Casualidad, venganza? Como ya he dicho, no aspiro a comprender las motivaciones de los muertos. Pero mientras Belona gritaba de terror sujetando con fuerza a la nieta de Fein y Barush gimoteaba ininteligiblemente ante la perdida y bloqueada mirada de Lascal, los dos leñadores, Eohonn y Fein, cerraron filas frente a la hija del primero, dispuestos a ofrecer resistencia con sus hachas.

Notas de juego

Los muertos vivientes consumen todas sus acciones de este asalto en alcanzaros, por lo que no llegan a poder atacar. Disponéis de este asalto para actuar libremente. En el siguiente asalto habrá tiradas de Iniciativa (salvo que los matéis a todos en este asalto, claro), pero daros cuenta de que seguirán llegando más muertos en cada asalto a partir de éste (en variable número).

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06/02/2020, 19:30
* Juglar *

Las cartas estaban echadas, el destino de nuestros héroes pendía de un hilo, pero tal es la voluntad de los dioses que en los momentos más oscuros siempre puede uno albergar espacio para la esperanza. Los muertos les daban alcance, los corazones se aceleraban por el calor de la inminente batalla, y la eterna lucha entre el valor y el miedo. Las manos aferraban las armas de las que dependerían sus vidas...

...Y entonces se oyó el crujido de la madera desatascándose de más madera, un crujido herrumbroso, un golpe seco contra el suelo de algo grande y pesado, y Belona dejó de gritar. En su lugar, fue el gimoteante Barush quien emitió un grito desesperado e ininteligible, mientras la puerta de la fortaleza se entreabría y el hombre se arrojaba al interior con desesperación por la estrecha rendija que se abría.

¡VAMOS, VAMOS! -Gritó una voz llena de autoridad y premura- ¡Riohrd, el rastrillo!

La puerta se abrió un poco más, y un hombre de largos cabellos castaños y un cuidado mostacho culminado en sendas puntas ascendentes se asomó al exterior, mostrando los ropajes propios de un servo de la iglesia de Korth, pero de la rama más belicosa. Las placas de una armadura asomaban por los pliegues de sus ropajes tan blancos como sucios y desgastados, y portaba una maza en su mano siniestra, mientras con la diestra se apresuró a tirar de Belona, con la niña pequeña entre sus brazos, hacia el interior.

¡ADENTRO! -Gritó el paladín de Korth, apremiando a quienes tenía ante sí a que se adentrasen tras los muros- ¡TODOS ADENTRO!

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07/02/2020, 20:14
Riohrd
Sólo para el director

Corriendo tan rápido como sus piernas eran capaces en aquellos momentos de incertidumbre y necesidad, los pasos del alei pronto se vieron alcanzados por los del hombre de armas y devoto de Korth, y quien, con un conocimiento mucho más claro del lugar, guió los pasos del alquimista hacia el portón que por sí solo, le habría sido imposible encontrar con premura. El tiempo no era algo que abundase en aquellos instantes donde la muerte había decidido mostrar su más vívido rostro, y por el contrario, cada segundo parecía contar como si de una hora o por el contrario, una exhalación se tratase, más aún cuando los golpes y los gritos más allá del muro se comenzaron a escuchar. Riohrd hacía años que había decidido no entrometerse en los problemas de aquellos que nada tenían que ver con él mismo, siendo ajeno e incluso indolente con tal de no estrechar lazos que luego pudiesen hacerle heridas que no dejarían de sangrar, más ahí se encontraba sin tiempo siquiera a pensar en ello, corriendo mientras que el frío que le envolvía parecía convertirse en el castigo que adoloraba y golpeaba su piel con vehemencia. Si, cierto era que el alei intentaba mantenerse ajeno a los problemas que no fuesen con él mismo, pero en aquellos instantes no podía dar la espalda a quienes, desesperados ante la idea de una muerte mucho más cruenta que el mero acto de fallecer, gritaban y lloraban en busca de ayuda, una que para entonces, él podía ofrecer y sabía que jamás se habría perdonado de no hacerlo. 

Con cada metro recorrido, con cada zancada quedando marcada en la nieve, los gritos provenientes del exterior y las órdenes dadas desde fuera, en claro dejaban que no eran pocos aquellos que ahí se congregaban, y aunque la voz de un joven llamó su atención no solo por su decisión y autoridad, sino que por las palabras escogidas, bien sabía o al menos quería creer que si el paladín no estaba haciendo nada mas que correr a su lado para socorrerle era porque nada más había entre sus manos para ofrecer, y aquello dejó en el alei una mezcla extraña de emociones. Entendía la fe, comprendía el compromiso de cada hombre con su deidad y el propio camino que había decidido recorrer en su vida, pero también y más aun en ese momento, se dio cuenta de que todo aquello de nada servía al menos, en tan lejanas, inhóspitas y malditas tierras como eran esas, aunque suponía que la fe era lo único a lo que aquellas personas, e incluso él mismo podían aferrarse en esos momentos. 

Más todo aquello quedó relegado al llegar a la puerta, donde una pesada viga de madera, impedía que la puerta pudiese ser abierta con la facilidad que su propio mecanismo ofrecía, y por ello, decidido a por lo menos intentarlo, el Alei se quitó la capa que cubría sus ropajes para así, y con el menor estorbo posible, hacer acopio de todas las fuerzas que pudiese poseer. - Entre los dos será mas rápido, coged la viga desde ese extremo. - Le instó al paladín cuando ya pocos metros quedaban para llegar a esta, y y respirando entre dientes, raudo fue hasta uno de los extremos de la puerta, y tomando la gruesa y pesada viga entre sus manos, esperó a que Fian de Lorian hiciese lo propio para así, poder levantarla lo suficiente como para tirarla al suelo y así, abrir la puerta a quienes se encontraban literalmente, a las puertas de una terrible muerte. - Ikke la kreftene mine mislykkes nå . - Le pidió a Rael entre pensamientos, sabiendo que su diosa, la madre de todas las cosas que le rodeaban no le abandonaría en un momento como aquel. 

 

Notas de juego

* Uso Esfuerzo Extra para levantar la viga. 

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08/02/2020, 00:57
. Fian de Lorian

Provenientes del otro lado de aquella puerta, continuaban oyéndose gritos y voces que, apremiadas por la evidente urgencia que acosaba a aquellas gentes, repartían instrucciones a unos y otros. En medio de tal caos, resultaba casi imposible discernir lo que cada uno solicitaba, mezcladas las voces inteligibles que aún conservaban cordura y autocontrol suficientes con chillidos y gemidos desesperados.

No obstante, el paladín tomó buena nota de la sugerencia de Riohrd, apresurándose a situarse en el extremo contrario de aquella viga y apoyando el hombro bajo ella.

Muy bien, Riohrd. A la de una, a la de dos... -Indicó, haciendo aquella cuenta en voz alta para que ambos pudieran ejercer presión sobre aquella pieza de madera al mismo tiempo.

La viga crujió, prestando resistencia. Se encontraba dilatada por la humedad, aprisionada contra aquellos agarres de metal fundido. Al alquimista le vino a la mente cómo era posible que costase tanto abrir el único acceso a la fortaleza. ¿No había acaso accedido él mismo por allí, a su llegada? Aquel día se encontraban en el portón todos los miembros de la congregación, lo que quizás lo explicase. Era aquella una tarea apropiada para un buen número de hombres, y no únicamente dos. Sin embargo, y con un extenuante y doloroso esfuerzo, aquellos dos hombres lograron liberar la viga y alzarla lo suficiente como para que las hojas de aquella robusta puerta quedasen liberadas. Incapaces de maniobrar apropiadamente con aquella carga, dejaron caer la madera al suelo, al tiempo que el paladín se apresuraba a señalar el mecanismo que sustentaba el rastrillo.

¡VAMOS, VAMOS! -Gritó con una voz llena de autoridad y premura a los primeros rostros que vislumbró tras la puerta entreabierta- ¡Riohrd, el rastrillo!

El mecanismo del rastrillo constaba de una pesada cadena, herrumbrosa y mal conservada, que se enrollaba alrededor de un torno de madera de gran tamaño, con un doble juego de manivelas para permitir su recogida y una palanca que ejercía de seguro para mantener el rastrillo elevado, pero que si era liberado lo dejaría caer... si había suerte y no se quedaba enganchado a pesar de su peso. No tenía pinta de haber sido engrasado debidamente en demasiado tiempo.

Mientras el alto elfo inspeccionaba aquel mecanismo, el paladín tiró de un hombre que, encogido sobre sí mismo y con ropas humildes y toscas, gimoteaba con desesperación. No obstante, no opuso la menor resistencia para entrar, sino todo lo contrario, y corrió al interior echándose al suelo varios pasos más adentro. Fian se asomó a la puerta, maza en mano, y comenzó a apresurar a aquellas gentes para que entrasen, la siguiente de las cuales cruzó el umbral fue una mujer de mediana edad, que en otro tiempo habría resultado ciertamente hermosa, portando entre sus brazos a una niña pequeña.

El tiempo iba en su contra.

Notas de juego

Fian también hace uso de Esfuerzo Extra

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09/02/2020, 21:31
Dhorne

- Así me gusta, sin presiones. - Pienso mientras que, afianzando mis entumecidas manos a la cuerda, escucho las palabras de Irdon sin hacerles más caso de las que en otra ocasión, quizás, si les habría dado. Sé lo que nos jugamos, pero aunque años son los que cargo conmigo subiendo y bajando por los palos de mi navío, solo unas horas han bastado para que todo aquello, para que todo aquel conocimiento, aquella destreza incluso desaparezcan haciéndome sentir como un pesado bulto incapaz de poderse su propio trasero. Demasiado tiempo en tierra supongo, pero sea como sea, es gracias al impulso de tan corpulentos hombres por el que consigo avanzar hasta la mitad del camino sin mayor dificultad que mi propia torpeza. 

Vamos Dama de la oscuridad, dame una buena razón para creer. - Musito entre dientes cuando, ya sin el soporte que aquellos hombres me ofrecen, me toca a mi ser quien suba como tantas otras veces hice pero por más resbalosas superficies. A mi espalda, escucho próximo llegar de los muertos, y dentro mi, el retumbar de mi corazón y el jadeo de mi respiración que parecen ensordecer aquellos pensamientos que amenazan con aflorar siendo la última puñalada ya necesaria para condenar un incierto futuro. Mis manos entonces son las que con mas fuerza se cierran entorno a la cuerda, y apoyando mis pies sobre la gélida pared, comienzo a subir con la misma facilidad con la que incluso en días anteriores, lo hacía. Puede que la Dama de la Oscuridad bien estuviese dándome una bofetada en toda la boca, o que la misma necesidad de abrir aquella puerta fuese lo que había despertado mis congelados sentidos, más sea como fuere, mi avance no se detiene y no tiene la más mínima intención de hacerlo hasta llegar a la parte superior. 

Más mientras mi avance se muestra seguro o al menos así es como lo siento, el resonar del portón y la apremiante voz de quien tras ella aparece, hace que de mis labios salga un fuerte gruñido que de haber sido entendible, habría expresado mil maldiciones a la vez. - A buena hora hijo de...- Pienso mientras sigo escalando, puesto que sin ser una opción el poder dar marcha atrás, si consigo llegar a lo alto, podré al menos cargar mi ballesta y comenzar, desde una posición segura y ventajosa, a atacar a quienes sigan intentando llevarse nuestra vida. 

- Tiradas (1)
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11/02/2020, 01:39
Riohrd
Sólo para el director

Alzando en pensamientos, un sinfín de oraciones que en su lengua materna, rogaban a Rael por no desfallecer en aquel momento de necesidad, el Alei posó bajo la pesada viga de madera su hombro y ante el contar del paladín, sus dientes se apretaron mientras que su cuerpo, el mismo que con el paso de los años bien había aprendido lo que era el dolor y el excesivo cansancio, encontraba las fuerzas necesarias para cargar con aquel peso que, incluso entre dos, resultaba cuanto menos, hercúleo de levantar. Sus huesos gritaron de dolor, sus dientes rechinaron ante la tensión en la que sus labios se mantenían, y mientras que las voces provenientes del otro lado del enorme portón parecieron desaparecer ante el ensordecedor latir de su propio corazón, la ensanchada viga comenzó no sin esfuerzo, a salir del estrecho lugar que le daba sustento. 

Más aunque consiguieron sacarla del todo, elevándola lo suficiente como para después, ser simplemente arrojada al suelo, la labor se encontraba muy lejos de estar por acabar, y es que mientras las puertas se abrían y era el mismo Lorian quien tiraba hacia el interior del muro a quien más a mano estuvo, suya fue la labor de inspeccionar el mecanismo que bien podía salvarles a todo la vida, como también el condenar a aquellos que tras aquella verja metálica o incluso bajo ella pudiesen quedar. Siguiendo la mirada así como las mismas palabras del paladín, la poca fuerza que aún tras el esfuerzo el alquimista era capaz de conservar, le sirvieron para alcanzar el mecanismo del rastrillo, un artilugio robusto y que en tiempos mejores o con cuidado mayor, habría sido para entonces, mucho mas sencillo de controlar. Pero aquello era todo lo que tenía delante de él, y aunque sencillo, el Alei miró con un rápido detenimiento cada uno de sus cabos, cada uno de sus junturas y mecanismos a fin de poder accionarlo de la manera más eficiente, y en el momento más que propicio. 

- Tiradas (1)
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11/02/2020, 02:31
Luelar Tyrundlin

El caballero pareció tomarse en serio mis palabras acerca de sus posibles celos, sintiendo la necesidad de explicarme qué era lo que realmente atormentaba su alma, ese alma que cada vez estaba más convencida de que se sentía atormentada demasiado a menudo. No había tiempo para aclaraciones, ni casi para palabras, con lo que ante las siguientes que pronunció, ofreciéndome una más que innecesaria disculpa; tan sólo acerté a decirle una frase.

- Que no sea una disculpa lo último que escuche de tus labios... - traté de decir con una firmeza que se fue difuminando, hasta pronunciarme casi sin fuerzas.

Tras nosotros, la gente se movilizaba, pero concentrada como estaba en los muertos que raudos se aproximaban; no sabía exactamente que se estaba fraguando junto a la puerta. Había tenido intención de sacar mi ballesta, pero al darme cuenta de que no habría manera de detener a aquellas abominaciones que de forma tan antinatural se movían antes de que varias de ellas nos dieran alcance, cambié de opinión.

Acorté la poca distancia que me separaba de Tyron y estiré mi brazo hasta tocar la empuñadura de su bastarda, susurrando unas palabras mientras mantenía mi mano sobre esta.

- Dama de la Oscuridad, deja que tu alargada sombra toque este arma, que tu ponzoña sea también la suya...  - oré a Izz esperando recibir su favor una vez más, esperando que no abandonara a su hija en aquellos terribles momentos.

Me separé del caballero tras ello, viendo cómo uno de los muertos se dirigía hacia él, mientras que otros trataban de avanzar por nuestro lado. Y casi al mismo tiempo, se escuchó el crujir del portón. Las puertas debían estar abriéndose. Nunca imaginé que el crujir de la madera pudiera estar tan lleno de esperanza. Me giré, desenfundando mi ballesta y manteniendo mi espalda contra la de Tyron, dispuesta a tratar de abatir a aquellos seres que se acercaban a quienes más próximos estaban a la fortaleza; mientras las voces de un hombre comenzaban a escucharse.

Parecía que habría esperanza para quienes se amontonaban junto a la puerta y más próximos se encontraban a ella, pero para ello, otros no podíamos dejar que aquella primera avanzadilla del ejército de muertos vivientes continuara avanzando. Por un momento, a pesar de encontrarme presa de la tensión de tan complicada tarea y del miedo por lo que a continuación pudiera acontecer en aquellas heladas tierras, se me pasó por la cabeza lo extraño que resultaría que muriera protegiendo a un puñado de humanos con aquella estúpida apariencia y junto a un templo de Korth.

¿Qué estoy haciendo?

Notas de juego

Acción estándard: Uso "Arma mágica" sobre el arma de Tyron. No tiro porque supero la dificultad, que sería de 5+2 (primer milagro no gratuito). +1 a Ataque y Daño durante 2 min (+1 de Ataque no apilable al de armas de gran calidad).
Acción de movimiento: Desenfundo la ballesta.