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Muerte en la Nieve

Cantar de la Gran Compañía 5: Las Ruinas de la Fe

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20/07/2020, 09:39
* Juglar *

Tras recoger la mesa y dejar todos los cacharros debidamente ordenados y apilados para un mejor transporte de los mismos, el posadero y su esposa comenzaron a charlar con los demás comensales de su mesa. Era una conversación apagada, en voz baja, apenas susurros llenos de temor e incertidumbre. ¿Por qué habría de ser otra cosa? Bien era cierto que estaban relativamente a salvo, entre aquellos muros, al menos en comparación a lo que les había tocado vivir, pero el mal campaba a sus anchas allí fuera, en la nieve. ¿Se convertiría su estancia en la abadía en una especie de estado de sitio, como cuando un ejército rodeaba una ciudad y dejaba a sus habitantes padecer el hambre y el desfallecimiento?

Nuestras heroínas, sin embargo, no se dejaban vencer por el desánimo. Lejos de ello, en ausencia de los hombres tenían un objetivo al que dedicar toda su atención, y no tardaron en poner en practica sus artes. Al ver al monje Pete acudir a tomar una nueva pila de platos para transportarlos a la cocina, esperaron a que éste desapareciera por la puerta para ponerse en pie y tomar ellas mismas un montón cada una, con lo que quedaban ya totalmente recogidas las mesas. Irdon las miró lleno de extrañeza, y tal vez un atisbo de culpabilidad por no haberse mostrado más decidido a hacerlo él mismo, pero no dijo nada. Aquellas mujeres imponían demasiado a los presentes, para bien y para mal. Se habían mostrado valerosas y capaces, muy por encima del pueblo llano, mucho más temeroso. Contrariarlas no era, a sus ojos, una opción.

De modo que Dhorne y Luelar abandonaron el comedor y salieron a un sencillo corredor, desde donde oyeron sin dificultad el sonido de los platos hundiéndose en agua, amontonándose y chocando entre ellos. No les costó lo más mínimo encontrar la entrada a las cocinas, donde hallaron al monje colocando los cacharros sucios con intención de hacer otro viaje. Sin embargo, al girarse y descubrir a aquellas mujeres en la puerta, comenzó a tartamudear, como si pretendiera negarles la necesidad de ayudar. Pero el nerviosismo y sus propias limitaciones le impidieron hacerlo, y finalmente señaló la pila donde estaba sumergiendo los cacharros en agua, para un primer aclarado antes de limpiar más a fondo.

Allí, en la soledad de aquella cocina, era la ocasión de que nuestras dos heroínas tratasen de sonsacar información a tan desdichado hombre...

Notas de juego

Vosotras veréis cómo pensáis abordar el "interrogatorio". Acompañad la interpretación de la tirada adecuada (Averiguar intenciones, Diplomacia, Engañar, Intimidar...), aunque yo aplicaré una dificultad que se verá alterada por algún bonificador o penalizador en función de vuestra interpretación :P

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27/07/2020, 21:48
Luelar Tyrundlin

Finalmente, cada una de nosotras tomó un montón de aquellos cacharros empleados durante el almuerzo y nos dispusimos a seguir los pasos del monje Pete, algo que sucedió bajo la atenta mirada de Irdon, y puede que también de algunos otros; mas nadie nos dijo nada, permitiéndonos ello avanzar hacia nuestro propósito.

Al salir de aquella estancia nos adentramos en un corredor desde el que resultó sencillo hallar la cocina por el ruido que el monje generaba en esta. No habíamos determinado de qué manera abordaríamos a aquel hombre, lo cuál dejaba nuestra intervención en manos de la improvisación, algo que lejos de disgustarme se me antojó divertido.

Pete no se percató de nuestra presencia hasta que se giró dispuesto a proseguir con su labor, comenzando entonces a tartamudear, pareciendo querer negarse a que ayudáramos. Antes de que pudiera pronunciarme, el monje pareció sucumbir ante sus propias limitaciones, señalándonos dónde podíamos dejar la vajilla.

- No se preocupe, ayudar un poco es lo menos que podemos hacer, ¿verdad, Dhorne? - comenté en un tono que trataba de sonar amigable, mientras me dirigía a aclarar aquellos cacharros. - Además, por lo que veo se encarga usted sólo de lavar todo, algo un poco injusto si me permite decirlo. ¿Es siempre así? ¿O le ayudan con sus otras labores? - le pregunté volviéndome momentáneamente hacia él. - Es complicado ser diferente... - afirmé con genuino pesar, intentando ganarme su confianza.

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28/07/2020, 13:03
Riohrd

Sin poder llamar suerte a las oscuras razones que le habían abierto las puertas de aquel lugar de saber, la ambarina y lúgubre mirada del alei se deslizó entre libros polvorientos, entre estanterías ya casi olvidadas y entre pergaminos que alguna vez, fueron escritos para albergar un conocimiento que desde hacía años, se encontraba encerrado tras aquellas gruesas paredes quizás destinados a ser olvidados, o quizás, simplemente esperando por alguien que se dignase a encontrar ellos algo más, que un mero escape a la cotidianidad. 

Más aunque viese deseado tener el tiempo necesario para buscar en profundidad por aquello que realmente le había hecho vagar hasta estas tierras remotas, el alto elfo sabía que justamente en aquel instante, lo que primaba era buscar respuestas a aquellas preguntas que habiendo sido formuladas y las que no, les permitirían por lo menos, encontrar un camino por el cual comenzar a caminar. Es por ello que Riohrd se tomó un tiempo que posiblemente no tenía para buscar a consciencia en aquel lóbrego lugar, olvidándose ligeramente de todo lo que pudiendo ser una distracción, le alejase de la premisa de su búsqueda. 

Dejó emociones aparcadas, pensamientos pausados para minutos cercanos, y poco después de ver cómo tanto Ivar como los dos hombres de Korth se acercaban a la mesa con un tomo de interés, fue el mismo quien entre sus manos, llevó hasta ellos y con sumo cuidado, los manuscritos que tras haber sido revisados, parecían contener respuestas sobre el qué, debían buscar. - Puede que esto arroje algo de luz pero... No augura especialmente buenas noticias. - Anunció el Alei entre susurros que lejos de tener como fin el no desvelar su hallazgo, eran un sinónimo de respeto al lugar, y por qué no, también al hombre que resguardaba el saber que ahí se encontraba.  - Tener cuidado, el manuscrito es demasiado antiguo como para que mantenga su integridad si se manipula en exceso, pero justo aquí... - Dijo al señalar con el dedo las partes importantes, mayormente donde se habla del poder de las gemas y qué pasó con ellas. - Si este manuscrito dice la verdad y es a esto a lo que nos enfrentamos, los presagios de futuro no son especialmente alentadores. - Sentenció sin que emoción alguna más que una profunda seriedad tiñese su rostro ya maltratado por los años. 

Junto a los demás, el Alei volvió a repasar el texto, intentando hacer memoria de las historias y el propio saber que él mismo albergaba. Había recorrido el continente durante más años que cualquier otro humano y por ello, dudaba no haber oído historia o fábula que hablase al respecto, y así mismo, intentó, dejando toda emoción u otro recuerdo de lado, hacer memoria de sus largas conversaciones con Darun, siendo ella su conexión más próxima a los elfos del bosque y por ende, a su historia. - Si seguimos esta línea de búsqueda, es posible que podamos encontrar algo más al respecto, aunque tampoco sería mala idea ver si podemos encontrar algo más sobre el padre Cristof, quizás haya dejado algo más escrito al respecto. - Aconsejó haciendo alusión al hombre que, en el tomo encontrado por el explorador, hablaba sobre los espectros. Ahora, tenían al menos algo en qué basarse para buscar, un hilo del que tirar y si aquel manuscrito no mentía en su versión, no serían pocos aquellos que también escritos en tiempos remotos, pudiesen usarse para tener una versión completa sobre las gemas y qué ha pasado con ellas. 

Pero entonces, y aunque la mente del alei se encontraba completamente volcada en encontrar todo aquello que dejado atrás entre ahora, antiguas páginas, pudiese servir de faro entre tanta oscuridad, el curandero no pudo evitar recordar un detalle que hasta ahora, él y al parecer Fian, habían pasado por algo. Por eso y dispuesto a seguir en su búsqueda sobre las gemas de poder, Riohrd le hizo una seña al paladín para que le acompañase ahí, donde anteriormente había encontrado el manuscrito y así, no perder tiempo un tiempo que al menos a él, se le antojaba escaso y apremiante. 

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28/07/2020, 17:03
Dhorne

No me gusta este lugar, y aunque posiblemente diré lo mismo de cualquier trozo de tierra que se encuentre alejado del suave murmullo del mar, la solemnidad de este sitio me inquieta al punto de hacerme sentir especialmente a disgusto, incómoda con cuestiones que no soy capaz de entender o que simplemente, prefiero ignorar por ahora. No estoy segura de cómo debo sentirme o de qué debo sentir cuando tanto ha caído sobre mis espaldas en estas ultimas horas, pero lo que sé, lo único que tengo realmente claro es que la muerte parece estar mucho más cerca de lo que de mi a estado alguna vez, y eso, ya es mucho decir. 

Inquieta sin poder evitarlo, llevo la mano a mi pecho, ahí donde bajo mis ropajes se encuentran dos collares que difieren en su procedencia pero no en su significado, y los cuales acaricio sin sacarlos a la luz, buscando en ellos, en el recuerdo que conservan un atisbo de serenidad que me sirva para avanzar sin que la mirada hacia atrás, se convierta en un lastre. Respiro profundo, intentando situarme nuevamente, más no en el plano físico sino en uno que siendo mucho más profundo, ha cambiado de violenta manera para mi. Dejo entonces que un suspiro escape de mis labios en un intento de liberar mi mente de cuestiones que jamás me abandonarán, y cuando el hombre que debemos interrogar abandona la estancia, junto a la elfa oscura, recojo los cacharros de la mesa y abandonamos la estancia, no sin darme cuenta gracias a la poca sutileza de su acción, como Irdon sigue nuestros pasos desde donde está. 

Aquello no tiene la más mínima importancia, o al menos no por ahora, y por lo mismo, siguiendo el basto pasillo que se abre ante nosotras, poco es lo que tardamos en encontrar la cocina donde Pete parece durante algunos instantes, completamente ajeno a nuestra presencia. Dudo que sea yo la persona más propicia para abrir la boca si lo que se quiere es pasar lo más inadvertidas posible, sin que parezcamos como tal una amenaza, y por ello, agradezco que sea Luelar quien decide tomar las riendas de la conversación, mientras que yo, me dedico a sonreír amablemente y a dejar las cosas ahí donde el monje nos lo indica, levantando las magas de mi ropa para comenzar a fregar lo sucio, siendo de momento, lo mejor que puedo hacer. 

No soy persona de palabras amables ni de carácter que bien vaya con hacer amistades con facilidad, no, el mundo en el que me crié no ofrece cabida a los caracteres cándidos y amables, pero a cambio de curtir el carácter con la misma bravura que la más fiera de las tormentas, ofrecía a cambio otras cuestiones que en ocasiones, por no decir la mayor parte de las veces, resultaban tan o más útiles que todo lo demás. Por ello mantengo la sonrisa calma entre mis labios, y ante la pregunta de la elfa que se ofrece como pedida de apoyo, giro hacia ambos mi cabeza para asentir desde una dulzura que carezco, pero que supongo bien sé imitar gracias ni mas ni menos, que la genética. 

Nos habéis ofrecido techo y comida, ayudar es nuestra manera de agradecer tanta hospitalidad. - Apoyo las palabras de Luelar, siendo aquel lo poco que puedo decir sin estropear el avanzar de la elfa, pero con todo, mi mirada sigue puesta de manera más o menos disimulada en el hombre que tan incómodo con nuestra presencia se encuentra. Examino sus gestos, su movimiento e incluso sus silencios, buscando en todo esto aquello que hablé por él más de lo que las palabras que puedan salir de sus labios puedan expresar. Esto es algo que se aprende con el tiempo, pero sobretodo con las vivencias, y era algo que tanto el mar como en puerto, me había servido más de una vez para conocer a quienes me rodeaban. La confianza es la mayor debilidad de cualquiera, esas son palabras que a fuego me habían quedado grabadas desde pequeña, y que habiéndolas aprendido de mi capitán, se habían convertido en un mantra cuando la necesidad de confiar en alguien, ciega la verdad que a veces, es mucho más obvia de lo que se quiere ver en realidad. 

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29/07/2020, 14:24
Tyron Stark

Poco o nada era en lo que podía ser de ayuda en aquel santo lugar de estudio. Los libros nunca habían sido lo mío, incluso durante mi instrucción como caballero, cuando me había visto forzado a pasar largas horas sobre tomos dedicados a la heráldica y los árboles genealógicos de las familias nobles de Stumlad y los reinos bajo su protección, así como las distintas cúpulas que había poseído la Orden de Stumlad a lo largo de su historia. Incluso entonces, se me daba mejor memorizar los escudos que las letras. Una cosa era saber leer, y otra bien distinta hacerlo bien y memorizando lo leído.

Korth no me quería a su servicio como sabio, eso estaba claro.

Por fortuna, contamos a nuestro lado con alguien que sí parecía ducho en tales menesteres. Riohrd no tardó demasiado en hallar entre tanto saber aquello que parecíamos buscar. Si bien Ivar encontró información acerca de los muertos en vida que nos acosaban, aquello no ofrecía más respuestas de las que ya nos había ofrecido Luelar al respecto, aunque servía para confirmar las palabras de la elfa oscura, si es que alguien dudase de ellas. Pero el alto elfo, una raza de la que realmente no había oído hablar, lo que demostraba que me faltaba mundo que conocer, encontró información mucho más profunda... y digna de horror.

E-esas gemas... ¿fueron las responsables del alzamiento del Reino de la Sombra? -Murmuré, absolutamente desconcertado por tal revelación. Me había criado oyendo historias acerca de la guerra contra el Rey Dios y sus corruptas abominaciones, sus hordas de orkos, sus ejércitos de gigantes azules esclavos, los grandes dragones sobrevolando los cielos y escupiendo fuego entre sus fauces del averno... pero, más allá del ansia de poder y del deseo de conquistar Valsorth, como cualquier tirano, nunca había oído ni supuesto que sus viles deseos fueran más allá- Es... la primera vez que oigo algo sobre esto. -Tuve que reconocer, tragando saliva con evidente temor- Si una de esas gemas está aquí, podría ser la responsable del alzamiento de ese ejército de muertos. -Al decir aquello, encontrándonos a la mesa compartida con el padre Aughio, le arrojé una discreta mirada, buscando reconocer en él cualquier tipo de reacción a mis palabras. ¿Estaría él, o cualquier otro monje en aquella abadía, implicado en el asunto? ¿Acaso alguno de ellos estaba jugando con una fuerza tal, manipulando un objeto maldito como aquel?

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29/07/2020, 14:35
* Juglar *

Tanto el explorador como el paladín parecieron sumirse en un profundo mutismo tras las revelaciones que el alto elfo había desentrañado de entre aquellos tomos de saber. Sin embargo, no daba la impresión, a tenor de sus expresiones, que la naturaleza de su silencio fuera de idéntica naturaleza. Si bien el rostro ajado de Ivar se encontraba constreñido en una mueca de intensa preocupación ¡Y no era para menos! ¿Acaso alguien podría reprochárselo? Todo parecía indicar que se encontraban ante la temible presencia de un mal que había atraído incluso al maligno Rey Dios a alzar a sus huestes en la cruenta guerra que tanto ha padecido nuestro mundo. No obstante, la expresión de Fian de Lorian se acercaba más al enfado que al temor, con el ceño fruncido y expresión de mal humor. ¿Se estaría acordando de cada una de las palabras que su hermano le había dedicado al solicitar de él un servicio del que le había hablado tan poco? ¿Intentaba determinar si había su hermano obrado con mala fe, o si realmente desconocía la verdad tras aquella petición?

Mientras tanto, el padre Aughio a quien Tyron observaba con disimulo, parecía haber abandonado la lectura de aquel inmenso tomo que tenía ante sí. Había alzado brevemente su mirada al oír el nombre del padre Cristof, pero su rostro no se alzó del todo hasta que el caballero de Stumlad nombró unas gemas. Entonces observó a los presentes desde su extraño asiento con aire altivo, alzando el mentón, y de tal guisa dedicó una mirada al legajo que Riohrd había dejado sobre la mesa. Difícil resultaba interpretar qué podía pasar por su mente, o al menos, Tyron no lo logró con claridad.

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29/07/2020, 14:47
. Padre Aughio

¿El padre Cristof, decís? -Preguntó Aughio, sin que fuera necesaria confirmación alguna- Según tengo entendido, fue uno de los primeros miembros de nuestra santa madre iglesia en asentarse en esta abadía. Según las crónicas, dedicó buena parte de su juventud a la tarea de Liberador del Mal, pero terminó retirándose a este lugar de oración y a recopilar su saber. Recopiló un amplio bestiario, no de los más completos que se han creado pero de buena elaboración, que debe seguir por ahí. Puedo buscarlo, si es de vuestro interés, aunque ya os advierto que poca relación tendrá con aquello que al parecer buscáis.

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29/07/2020, 14:56
* Juglar *

Mientras el padre Aughio hablaba así, el alei se sintió atraído por un pergamino mal enrollado que sobresalía de uno de los estantes cercanos. Dejando que el religioso hablase a los demás, Riohrd se acercó al pergamino, desenrollando una parte de él. Parecía un plano, la descripción por plantas y con anotaciones de dos edificaciones, siendo una de ellas un templo en forma de cruz, y la otra una torre de ocho plantas, dos de las cuales eran al parecer subterráneas.

No le resultó difícil al alto elfo identificar aquellas dos edificaciones con el templo de Korth y la torre derruida, planos anteriores a la construcción del anexo y al derrumbe de la torre.

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29/07/2020, 15:04
. Monje Pete

El monje no tardó demasiado en agachar su mirada, asintiendo sin poder evitarlo mientras aceptaba las palabras de Luelar. No sólo las aceptaba, sino que un color encendido comenzaba pronto a cubrir sus mejillas como un niño pequeño y poco acostumbrado a recibir buenas palabras, que resultaba por una vez halagado en exceso. De cuándo en cuándo, prácticamente ignorando a Dhorne, el monje arrojaba tímidas miradas a la dama de piel de ébano, miradas que no lograba mantener apenas un suspiro.

N-n-n-no era n-necesario, pero g-g-gracias... -Dijo finalmente el monje, con evidentes dificultades. Tartamudeaba ostensiblemente, y de vez en cuándo sucumbía a diferentes tics nerviosos, como arquear la espalda súbitamente, torcer la cabeza como si sufriera una sacudida en el cuello, o pestañear con uno de sus ojos- T-t-todos tenemos n-n-nuestras tareas. Estás s-son las mías, y n-n-no me suelen ayud-d-dar, no. P-p-pero no me importa, t-todos somos diferentes a o-o-ojos del Salvador, pero igual de hijos s-s-suyos. V-vos sois, igualmente, m-muy amable... -Afirmó mientras se afanaba en limpiar los platos en una pila llena de agua cubierta de espuma.

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01/08/2020, 12:05
Riohrd

Sumido en sus propios pensamientos, como ya era en él una constante, la mirada del Alei paseó entre los presentes, terminando por posarse en el joven de rubios cabellos y en aquellas palabras que si bien no carecían de razón, a su entender, incluso se quedaban inconclusas cuando al mirar más allá, el futuro se aventuraba mucho, muchísimo peor. - Yo tampoco había oído o leído de esto antes, pero me temo que lo que profetiza es mucho peor de lo que podríamos siquiera imaginar. - Comentó entre susurros, pensativo y más aún duditativo sobre qué era conveniente decir o no cuando oídos ajenos y tan proclives al rechazo se encontraban al parecer, más atentos de lo que a él mismo le hubiese podido gustar. - Eso parece, aunque es posible que esto solo sea el comienzo de algo mucho más grande. - Intentó explicar a medias, puesto que no sería raro el pensar que quien estuviese utilizando dicha gema, tuviese como plan el reunir las tres desatando y controlando así, todo su macabro poder. 

Aquellas sin duda eran palabras mayores, palabras que prefirió guardar para sí y solo compartir cuando la privacidad fuese algo de lo que todos pudiesen gozar sin el temor de ser descubiertos por quien no debía. Y por ello incluso cuando su ambarina mirada recorrió los rostros de los presentes, encontrando en estos expresiones tan variadas como inexplicables para él, sus ojos terminaron por posarse sobre un pergamino que mal enrollado, parecía desentonar con el cuidado que hasta el momento, había sido capaz de observar incluso cuando el paso del tiempo no parecía haber sido benévolo con lo que se encontraba entre esas cuatro paredes. 

Se acercó entonces hasta la estantería, y mientras sacaba con sumo cuidado aquel pergamino para intentar conservar su integridad, fueron las palabras del padre Aughio las que hicieron que el curandero le prestase atención más quizás, que en cualquier otro momento. - Si fue el primero de vosotros en asentarse aquí, cualquier escrito del padre Cristof podría sernos de ayuda, quizás pueda ofrecernos un punto de vista diferente. - Respondió al religioso, bien a sabiendas de que no le agradaría en exceso que fuese él mismo quien le respondiese, más para aquellas alturas, poco era la importancia que esto tenía para el Alei.

Tras aquellas palabras, su mirada volvió al pergamino que tenía entre sus manos, y tras abrirlo bajo un mimo incluso extremo, el alto elfo fue capaz de comprender qué era lo que tenía entre sus manos, dejando así que un suave suspiro escapase de sus labios mientras intentaba memorizar con rapidez cada detalle del plano que, sin duda alguna había sido hecho muchísimo tiempo atrás. - Padre Aughio ¿Qué sucedió para que parte de la abadía se derrumbase? - Preguntó con una notable curiosidad al tiempo que estiraba casi a regañadientes, el pergamino sobre la mesa, para que todos pudiesen observar lo que había encontrado. 

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02/08/2020, 18:02
Luelar Tyrundlin

En seguida pude darme cuenta de cómo mis palabras, junto al apoyo que Dhorne ofreció a estas sin dudar, parecían estar dando sus frutos. Por un momento me pregunté si acaso me habría excedido, habiéndose sumergido aquel hombre en una vergüenza que ni siquiera le permitía mirarnos, pero finalmente logró dirigirme algunas tímidas y breves miradas previas a respondernos.

Era más que evidente lo que le costó pronunciarse, dándome la impresión de que además de un aumento en su tartamudeo, los distintos gestos nerviosos que mostraba se habían disparado.

Me sorprendí sintiendo cierta lástima ante su respuesta. Aceptaba aparentemente convencido que nadie le ayudara en aquella ingrata tarea, como aceptaba el ser diferente a los demás, bajo el consuelo de ser también uno de los hijos de Kord. Terminé sintiendo también un ligero desconcierto, pues yo también me había refugiado en mi diosa ante los desprecios de los demás, algo que de hecho continuaba haciendo; aunque al contrario que aquel hombre, yo luchaba por lograr aquello que otros intentaban negarme.

- Y se ve que no está acostumbrado a la amabilidad... - respondí casi sin pensar, dedicando una breve mirada a Dhorne antes de comenzar yo también a lavar platos. - Disculpe la indiscreción, pero no he podido evitar escuchar que también se encarga de las porquerizas. Seguramente El Salvador le quiera como a cualquiera de sus hijos, puede que incluso más, pero no es él quien le ha encomendado las tareas más ingratas, ¿verdad? Tareas que al parecer ni siquiera le permiten llevar un atuendo como el de cualquier otro. No deberían dejarle al margen, tratarle de ese modo, no me extrañaría que incluso traten de hacer cosas a sus espaldas pensando que ni siquiera se entera... - continuaba hablando, intentando afianzar aquella confianza que precía comenzar a tener el hombre en nosotras y acercar la conversación hacia aquello que nos interesaba saber. - ¿Se ha fijado en mi mirada? - pregunté al hombre, deteniendo el lavado de aquellos cacharros un instante para mirarle. - No es usual entre los míos. Demasiadas veces me han tratado de manera diferente o me han puesto la zancadilla por ello, como a usted. No debería dejar que eso pase. Parece un buen hombre, y seguro que es más espabilado que lo que muchos aquí creen. - terminé por decirle con una sonrisa que trataba de transmitir comprensión antes de volver a la limpieza de la vajilla.

No me hacía gracia revelar aquellos detalles sobre mi vida frente a Dhorne, pero aquella me pareció una buena manera de llegar hasta aquel hombre. Además, con suerte, la mujer de cabello claro no vería más que una treta en ello.

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02/08/2020, 18:15
Dhorne

Obligándome a censurar la sonrisa que amenaza con curvar mis labios, ante el sonrojar del monje ante las palabras de Luelar, no puedo evitar darme cuenta que con el paso de los años, he perdido la capacidad de albergar sentimientos que en otros, parecen ser completamente inherentes. Y es que si bien tanto el mismo hombre como sus palabras, bien merecedoras son de compasión, aquel sentimiento es incapaz de aflorar en mi en su totalidad, y por el contrario algo similar aunque escaso es lo que llego a sentir ante un hombre que al parecer, ha sido abandonado por la misma deidad a la que rinde culto con esmero. Justamente por ello, por cómo es, un suspiro silente escapa de mis labios al comprobar cómo al parecer, el hombre aquel parece completamente embelesado por la exótica belleza de la elfa, cuestión que, siendo completamente honesta, tampoco puedo culpar. 

Más aprovechando que el monje parece encontrarse cautivo en la presencia de Luelar, siendo prácticamente ajeno a mi presencia, es que me dedico a mirar mucho más a fondo todo lo que se encuentra en esta cocina, prestando atención a palabras que puedan colarse desde fuera, o cualquier cuestión que en esta ardua tarea de intentar detener lo que inevitable parece, pueda ser de utilidad, mientras sigo afanada en al tarea de limpiar los trastos, siendo en aquel momento lo único que con recato, puedo hacer. 

Pero aunque las palabras de Luelar no me son indiferentes, y no solo aquellas dónde con astucia dirige la conversación hacia dónde le interesa, sino que también dónde cuenta detalles de su propia y vital experiencia, tampoco soy capaz de sentir como tal una compasión completa por ella, puesto que, a diferencia del monje, ella a demostrado en estas pocas horas compartidas, ser mucho más capaz de afrontar las dificultades que posiblemente, cualquiera de los otros que nos encontramos aquí. 

 

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02/08/2020, 19:53
Tyron Stark

Tuve que tragar saliva, o intentarlo al menos, a medida que todo aquel conocimiento comenzaba a anidar en mi cabeza. Y aunque era muy probable que en poco tiempo hubiera alcanzado aquella conclusión por mí mismo, me sobresalté ligeramente buscando el rostro del elfo cuando hizo palabras el mayor temor que podía traer consigo tal saber. ¿Y si el mal que asolaba aquellas tierras, el ejército de muertos, no era nuestro mayor problema, sino el principio de ellos? Si una de aquellas gemas era responsable de algo así, resultaba inimaginable la oscuridad que se cerniría sobre todo Valsorth si alguien reunía las tres. Y si la magia de la gema era el resultado de la manipulación intencional de alguien, no cabía duda de que ese alguien terminaría buscando las otras dos.

¿Qué íbamos a hacer? Frunciendo el ceño, tuve que repetirme varias veces aquella pregunta en mi mente. ¿Qué podíamos hacer? Si dábamos con la gema, tal vez podría revertirse su magia impía. Luelar parecía capaz de manipular la magia, así como Fian de Lorian haría con el poder divino de Korth que empleaba en su lucha contra el mal, y debía haber alguien más en aquella abadía con conocimientos de magia divina. Pero eso sería únicamente si podíamos alcanzar la gema. ¿Y si estaba ya lejos de nuestras manos, o protegida por una fuerza que nos superase con creces? En tal caso, medité, nuestra única opción sería dar cumplida advertencia a las fuerzas de los hombres, para que acudieran a la batalla otorgando a aquello la importancia que tenía: evitar el mismo mal que cuando se enfrentaron al Reino de la Sombra.

Tenía que llegar a Eras-Har como fuera, solucionar mi acusación ante el capitán Portian Verdeis, y convencerle de la veracidad de nuestra historia. Un ejército bien nutrido de caballeros de Stumlad sería capaz de enfrentar la amenaza.

Riohrd se mostró confiado en que los antiguos escritos de aquel padre Cristof podrían albergar algún detalle de utilidad, momento en que me fijé en que el alto elfo estaba estudiando una especie de pergamino cuya naturaleza no podía desentrañar en la distancia. Sin embargo, el curandero no tardó en formular una nueva cuestión. ¿Cómo se había derrumbado la torre?

No he tenido ocasión de acercarme a las ruinas de la torre, pero desde la distancia parecía de buena factura. -Comenté, sumándome a la curiosidad de Riohrd- Piedras anchas, bien talladas. No parece algo que sea capaz de derribar el viento, por muy fuerte que sople en estas latitudes.

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02/08/2020, 20:16
. Padre Aughio

Ante el meditabundo silencio en que se veían sumidos el paladín y el explorador, el padre Aughio torció su rictus en una mueca rayana en el desprecio al comprobar que era el alei quien se dirigía a él en busca de más información. Se puso en pie, con parsimonia, y colocó el tomo que había estado consultando perfectamente alineado sobre aquel otro que había empleado como soporte para inclinar el primero durante su lectura. Quién sabe si atendiendo a la posterior intervención del caballero de Stumlad o habiendo ya decidido hacerlo, el caso es que terminó por resolver las dudas del elfo que tanto parecía desagradarle, aunque lo hizo con altivez.

El padre Cristof no fue "el primero" en asentarse en este lugar... -Corrigió el religioso, entonando de forma especial, casi sarcástica, aquellas palabras concretas- ...pero sí de los primeros en hacerlo. La torre ya estaba prácticamente terminada, en la época a la que se remontan sus primeros escritos, y el templo estaba en los últimos tramos de su construcción. De hecho, creo recordar que él mismo participó en los últimos remates de la torre, aportando algunas sugerencias sobre su distribución interior. Sigo creyendo que consultar sus escritos supone perder el tiempo, pero si insistís... -El clérigo se encogió de hombros- ...creo recordar dónde se encuentra ese bestiario.

Aunque el monje hizo el amago de apartarse de la mesa, no lo hizo antes de unir sus manos bajo las mangas de su túnica, adoptando una pose protocolaria muy propia de la Iglesia de Korth, y responder a la segunda cuestión.

Respecto al derrumbe de la torre... poco es lo que puedo decir. Hace ya muchos años de eso, y nunca estuvimos seguros del todo de lo que lo motivó, pero sin duda no fue el viento. -Aclaró arrojando una irónica mirada al caballero de Stumlad- El suelo tembló bajo nuestros pies. Unos lo atribuyeron a un fenómeno natural, otros a la ira de los dioses, un castigo de Korth hacia aquellos que no le veneraban con suficiente devoción. Hubo incluso quien sugirió que una manada muy numerosa de mamuts en estampida, esas bestias inmensas que pastorean los salvajes gigantes azules, podría haberlo provocado. Una teoría que yo, personalmente, considero ridícula. Pero la torre cayó y el templo no, a mi modo de ver eso debe significar algo. -Concluyó alzando el mentón, como si aquello zanjase el asunto de una vez por todas- Y ahora, si aguardáis aquí, iré a buscaros ese bestiario... -Indicó, alejándose por el pasillo derecho de la biblioteca, y dejando a nuestros héroes solos para sopesar lo que habían descubierto hasta el momento.

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02/08/2020, 20:34
. Monje Pete

El monje desvió su mirada hacia la dama oscura lleno de sorpresa por aquellas primeras palabras. Su mirada era vidriosa, no como la de aquellos aquejados por el dolor, sino como la del niño que aún no está demasiado apegado a la realidad de su entorno. Era como si le costase enfocar su atención en algo concreto, evidenciando que sus dificultades no se limitaban al habla, sino que iban mucho más allá.

L-l-l-los monjes s-s-son muy am-m-mables conmigo, la mayor parte del t-t-tiempo... -Se defendió el monje, o más bien los defendió a ellos- S-s-sobre todo el ab-b-bad Garlon, él es m-m-muy bueno c-conmigo. -Aclaró, sin parecer darse cuenta de que no aclaraba con ello el comportamiento del resto de la congregación- T-t-todos tenemos n-n-nuestras tareas. Yo n-n-no valgo para leer ni esc-c-cribir, aunque Bereno... p-p-perdón, el padre Bereno, ha int-t-tentado enseñarm-m-me. -El monje devolvió su mirada a la tarea, afanándose en dejar aquellos cacharros de cocina lo más aseados posible, a pesar de que era evidente su torpeza, la cual compensaba con voluntad- M-m-mis ropas eran c-como las de ellos, p-p-pero las manchaba y r-r-rompía, así que me dieron estas ot-t-tras, más r-r-resistentes. Aunq-q-que sí que hacen c-cosas raras a v-v-veces, como lo de ir a las r-r-ruinas de noche... -Comentó como si no tuviera la menor importancia- S-s-se supone que n-nadie debe salir de n-n-noche, eso me dijeron, pero alguien s-s-sí lo ha hecho...

Llegó entonces el momento en que Luelar solicitó de él que mirase sus ojos, y fue claro que al hacerlo el monje sintió una mezcla de temor e incomprensión en un principio. Sin embargo, al oír los retazos de historia que acompañaban a aquella imagen, el hombre pareció súbitamente entristecido.

N-n-no hay nada m-m-malo en ser tratado d-diferente, si somos dif-ferentes... -Explicó, bajando la mirada y apartándola a un lado bruscamente, posiblemente al percatarse de que, al mirar a la elfa oscura hacia abajo, clavaba su mirada en su escote- ...p-p-pero nadie debe ser t-t-tratado m-mal por ello. N-n-nunca mal. E-eso dice el ab-bad Garlon.

Mientras el monje así hablaba, la mujer de mar pudo centrarse debidamente en atender cualquier sonido que pudiera llegar desde el exterior, por si alguien se acercaba y escuchaba la conversación. Sin embargo, tal era el silencio en el exterior, que Dhorne estuvo prácticamente convencida de que se encontraban los tres solos. O eso, o si alguien estaba en las cercanías ocultaba su presencia demasiado bien.

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03/08/2020, 13:21
Riohrd

Cavilando sobre lo recién descubierto que, si bien incompleto era, parecía arrojar algo de luz sobre lo que fuera de aquellas paredes acechaba, la mirada del Alei siguió puesta sobre los planos de la abadía en busca de, si es que acaso existía, lo que parecía esconderse ante sus ojos. Y es que si bien poca duda tenía que el perverso objeto que buscaban, era una de aquellas gemas desperdigadas por el continente, por alguna razón le costaba realmente creer que, de encontrarse realmente aún en la abadía, este sería la parte derruida de la edificación. 

Claro está, aquel primer pensamiento era lo que la mera lógica dictaba pero ¿Realmente alguien se habría arriesgado a esconder semejante instrumento en un lugar tan obvio? Aquello fue lo que comenzó a hostigar su mente durante algunos instantes, o menos hasta que el rubio caballero fue nuevamente, quien decidió hablar, uniéndose a sus propias dudas sobre algo tan trivial a simple vista, como la mera caída de una de las partes de la construcción, y por el contrario, su mente viajó rápidamente a otro lugar a investigar, uno que si bien había pisado hace poco, había obviado sin querer. El despacho privado del Abad. 

Más aunque sumido en sus propios pensamientos se encontraba, al parecer al igual que el explorador y el propio Fian de Lorian, fueron nuevamente las palabras del padre Aughio las que hicieron que el alto elfo levantase la mirada, sin que expresión alguna cruzase su rostro cuando las primeras palabras del hombre, se hallaban cargadas de lo que bien podía ser tomado por sarcasmo. Pecando quizás de arrogante, Riohrd se sentía muy por encima de las actitudes de aquel hombre de Korth y por lo mismo, a sabiendas de que nada le haría cambiar de opinión con lo que al odio que por los elfos sentía, no estaba ni en las manos del Alei ni en su más mínima intención el hacerle cambiar de opinión, pero tampoco el alentar aquel hastío que ya de por sí, sentía únicamente ante su presencia. - Es una posibilidad. - Respondió cuando el padre apuntó que seguía pareciéndole una perdida de tiempo. - Pero dadas las circunstancias, es un riesgo a tomar. - Apuntó con serenidad, puesto que al parecer, al sabio hombre de Korth parecía por momentos olvidar que muerte, de manera literal, había golpeado a su puerta y con suma vehemencia. 

Pero aunque poco o nada le importaba la actitud del padre Aughio, resultándole incluso divertida por momentos, el curandero si sintió cierto malestar al notar como la ironía volvía a ser vertida por sus labios aunque en esta ocasión, no hacia él, sino hacía otro de su misma raza. Aquello y en parte quizás, por los años que ya llevaba entre los hombres, contemplando la altanería de estos cuando se creen superior a otros, le hizo hervir la sangre por momentos, pero a sabiendas de que nada que saliese de sus labios arreglaría situación, sino todo lo contrario, simplemente decidió callar, no sin antes ofrecerle al rubio muchacho una queda sonrisa a modo de apoyo. 

No hizo gesto alguno cuando el Padre Aughio desapareció de momentánea manera para buscar el tomo requerido, pero una vez encontraron una precaria intimidad, el Alei decidió dirigirse a los presentes. - Según esto... - Comenzó a decir, posando suavemente su dedo sobre el penúltimo párrafo de uno de los escritos. - Aún es posible encontrar pistas de dónde fueron enterradas las gemas, y aunque no dudo que es a esto a lo que nos encontramos, saber sus paraderos podía sernos de suma utilidad ya que, si este lugar no ha sido donde originalmente una de estas fue escondida, quizás si pueda desvelarnos quien se ha tomado más de una molestia en traerla. - Apuntó pensativo, intentando buscar la mejor manera de proseguir aunque aquel jamás había sido su estilo. 

- Buscar libros de historia, quizás los que hagan mayor referencia al Rey Dios y al Reino de la Sombra, o también en los que se hable de mitos... A estas alturas cualquier cosa puede servir. - Les pidió a los tres hombres que con él se encontraban, y acto seguido, el mismo giró sobre sus pasos para volver a perderse entre estanterías en busca de algún tomo que pudiese ser de ayuda, pero del mismo modo, y aprovechando la situación, también buscando información sobre lo que él mismo había ido a buscar a este lugar. 

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04/08/2020, 15:29
Luelar Tyrundlin

Mis palabras no dejaron indiferente a aquel hombre que, a pesar de sus limitaciones, continuaba esforzándose en proseguir con aquella conversación que manteníamos.

Intentó defender a los que deberían ser sus iguales en un primer momento, aunque terminó dejando claro que tan sólo uno de los seguidores de Korth le trataba como era debido. Continuó con sus explicaciones, manteniéndome atenta a sus palabras mientras limpiaba aquellos cacharros, como también Dhorne hacía. Nada interesante por el momento, afanándose el hombre en explicar por qué no estaba mal la posición que le obligaban a tomar, hasta que de pronto afloró algo de lo más interesante.

Contuve una sonrisa ante la información de que sí que había alguien que salía por las noches para dirigirse a las ruinas, al menos alguien lo había hecho en una ocasión.

Mis últimas palabras, aquellas que dirigí al hombre después de que este mirara mis ojos, parecieron procurarle una tristeza que se hizo evidente. No pudo continuar mirándome mientras se pronunciaba, terminando por apartar la vista de manera brusca tras aparentemente haberse topado con mi escote, una reacción que no me extrañó por el modo en el que aquella gente vivía la fe en su dios.

Terminé teniendo que dejar la vajilla y me giré nuevamente hacia el monje, dispuesta a avanzar en aquella conversación para obtener la información que necesitábamos.

- Creo que no hemos tenido el placer de conocer al abad Garlon, ¿no es así, Dhorne? - pregunté a esta, mirándola brevemente antes de acercarme al monje ligeramente, queriendo crear un clima de confidencia. - Parece que el abad Garlon cuida de usted, eso es bueno. No parece lo mas probable que sea él quien se escapa a esas ruinas... - comenté pensativa, como si tal cosa, antes de volver a mirar al monje con una desenfadada sonrisa. - Déjeme adivinar, ¿fue el padre Aughio? ¿O el padre Marok? - comencé a preguntar como si se tratara de un juego. - Si usted vio quién iba a las ruinas... Significa que también estaba fuera cuando no debía, ¿verdad? No se preocupe, no diremos nada al resto de la congregación. - me apresuré a aclarar, tratando de mostrarme cercana con una sonrisa. - Quizás podría ayudarnos a satisfacer nuestra curiosidad... ¿A quién vio ir a la ruinas? ¿Y qué hay en esas ruinas que pueda llevar a alguien a incumplir las normas? Dudo que unas ruinas alberguen nada que sea del interés de El Salvador...

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05/08/2020, 12:59
Tyron Stark

El padre Aughio parecía insistir en que el tal Cristof no resultaba alguien cuyos escritos pudieran resultar relevantes para la tarea que nos ocupaba. Aún así, no me pasó desapercibido el detalle de que había colaborado en la confección de la torre, sugiriendo modificaciones en su interior. Podía resultar algo importante o no, dependiendo del devenir de nuestras investigaciones, pero decidí recordarlo para más adelante.

Sobre la torre, aguanté la mirada del padre ante la obviedad que había dicho, y no pude por menos que estar de acuerdo con él en que pensar que una torre tan bien construida como la presumía no podía haber caído por el temblor producido por una manada de mamuts. No había llegado a conocer a tan titánicas bestias, pero mucho dudaba que fueran capaces de hacer temblar la tierra hasta tal punto. ¿Un terremoto? Era posible, sí, aunque al igual que el padre Aughio también me daba que pensar el hecho de que  éste hubiera derruido la torre y no el templo. Pero, al contrario que él, dudaba de que fuera un designio divino. Por mucho que me resultase tentador ver la mano de Korth en todas partes, aquello no se me antojaba obra de El Salvador, sino algo mucho más oscuro.

¿Y si, como habíamos supuesto, la gema estaba oculta allí? ¿Y si fue su impío poder lo que causó el derrumbe?

Una vez el padre Aughio se retiró en busca de aquel bestiario, Riohrd compartió con nosotros sus impresiones al respecto. Resaltó que era posible hallar pistas acerca de la localización de las gemas, proponiendo continuar investigando en los libros de la biblioteca en busca de textos históricos relacionados con la guerra y con mitos que pudieran estar relacionados. Asentí, no sin dudas evidentes. La búsqueda de textos no era lo mío, sin duda, pero aún así me dirigí a las estanterías y comencé a fijarme en los títulos de los lomos de los libros, por si alguno desvelaba una temática similar a lo que buscábamos.

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05/08/2020, 17:43
Dhorne

Aunque agudizando el oído para intentar averiguar si sucedía algo en nuestra cercanía, el inmenso silencio que llegó como respuesta, lejos de tranquilizarme, hace que vaya sintiéndome cada vez más inquiera, tal vez por desconfianza o por falta de costumbre, pero el silencio como tal, jamás me ha transmitido sensaciones que puedan ser tomadas como buenas. Así que, intentando mantener mi interna inquietud a raya, las palabras del monje aunque sin aportar nada relevante en un comienzo, terminaron por ser sumamente reveladoras, así como también lo es la interacción que entre elfa y hombre, se comienza a forjar. 

Está más que claro que Luelar tiene la situación completamente controlada, e incluso puede que mi presencia, inútil por otro lado, pueda ser un impedimento para que el hombre se abra completamente con ella, así que, y tras asentir a sus palabras, las cuales me usaban de aval, dejo los trastos en la pila y moviéndome con tranquilidad, me alejo de ambos y me acerco hacia la salida. - Voy a recoger lo que queda en el comedor. - Anuncio como si nada, y con paso tranquilo y sentidos sumamente alertas, vuelvo a sumergirme en los pasillos del lugar, esperando que esto ayude a Luelar con su labor de sonsacarle información a Pete, y de paso, ver si puedo hacer algo que pueda ser de utilidad. 

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Notas de juego

Siento el post corto, pero realmente, tampoco se me ocurría mucho que postear, dada la situación. 

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05/08/2020, 18:27
* Juglar *

Nuestros valerosos protagonistas, debemos admitir que menos duchos en el arte del estudio de lo que realmente los héroes suelen serlo en las lides del combate, se enfrascaron de nuevo en la búsqueda de información entre los innumerables libros y documentos de aquella biblioteca. En ausencia del padre Aughio, que desapareció al fondo de la estancia en busca del bestiario que había nombrado, la situación perdió algo de la tensión que poseía en su presencia. Sin embargo, la desesperación se adueñó tanto del explorador como del caballero, dada su aparente incapacidad para ayudar en aquella tarea.

No mucho mejor le fue al curandero élfico, que apenas logró encontrar una breve referencia al Reino de la Sombra en un viejo tomo de historia no demasiado bien conservado.

...Durante siglos se sucedieron las guerras entre hombres y orkos, sumidos en eternas disputas por gobernar cada región, con los elfos apartados como meros espectadores.

Sin embargo, un autoproclamado Rey Dios apareció en las montañas Kehalas, al mando de unas criaturas aladas de temible poder, resucitadas de eras anteriores a la llegada de los elfos; los dragones. El Rey Dios, comandando desde la fortaleza de Dargore sus ejércitos de reptiles voladores, sometió todo Valsorth bajo un yugo de tiranía y crueldad, esclavizando a los pueblos y arrasando a los que no se rendían a sus pies. Los clanes orkos no dudaron en unirse a este nuevo poder y, siguiendo a los dragones, saquearon los poblados y campamentos humanos. De esta manera comenzó la Era Oscura con el nacimiento del Reino de la Sombra, un período de tiempo en que humanos y elfos se vieron forzados a huir y luchar por sobrevivir.

No era nada que no formase parte del saber popular, al igual que aquello que terminaría encontrando Fian de Lorian. El paladín, quizás sospechando de más o guiado por algún tipo de corazonada, decidió no sumergirse en aquellos pasillos y acercarse al libro que había estado consultando anteriormente el padre Aughio. Lo abrió y comenzó a consultar sus páginas por encima, tratando de determinar su naturaleza y, a través de ésta, buscar la página que pudiera haber estado consultando el clérigo. Tras unos largos instantes, dio con algo que le pareció de interés, incluso a pesar de que no parecía aportar mucho más que lo que la mayoría de hombres de Valsorth ya podía haber oído alguna vez a lo largo de su vida.

Cronología del Reinado de la Sombra

Año 1: Traición del Rey Dios. Un nigromante elfo abre el portal que da acceso a los dragones y demonios al mundo de Valsorth. En su ansia de poder, se autoproclama Rey Dios y destruye la ciudad de Agna-Anor, haciendo huir a los humanos de las tierras del norte. Nace el Reino de la Sombra. Muchos humanos son esclavizados en las montañas. Korth, un refugiado, guía a los suyos hacia el oeste y su muerte sirve de inspiración para el resto de humanos. Se instaura el computo de años actual.

Año 24: Una asesina enviada por el Rey Dios da muerte al rey elfo Benthor. Su hijo, Borador, es nombrado rey de Litdanast, se casa con la elfa Iria y tendrán cuatro hijos, el primogénito de los cuales será Gildor.

Año 57: En plena Era Oscura, el rey humano Menathor funda la ciudad de Solak. Al principio no era más que un pueblo, pero poco a poco se convierte en destino de muchos refugiados que huyen de los ejércitos del Rey Dios. Finalmente se toma la decisión de amurallar la ciudad.

Año 83: Se funda la Orden de los Caballeros de Stumlad.

Año 123: Los ejércitos de trolls del Rey Dios cruzan el río Taras. Los caballeros salen a su encuentro con el príncipe Heoran a la cabeza. En la batalla de Colanel, los caballeros derrotan a los trolls, pero el príncipe cae muerto bajo el hacha del troll Kgur, llamado El Maldito a partir de entonces. En honor del príncipe, el rey Menathor erige una gran estatua en el centro de la capital, Solak.

Año 125: A partir de este año se inicia la conquista de todo el territorio que será Stumlad. Los caballeros acaban con las tribus de orkos y trolls, expulsándolos a las frías montañas del norte.

Año 153: Se fortifica el monasterio de Eradun y se crea una plaza fuerte para vigilar la entrada al reino. Este año muere el rey Menathor, fundador de la ciudad, a la edad de 127 años. Su segundo hijo, Miznuhor, se convierte en rey a la edad de 64 años.

Año 161: Elfos, humanos y gigantes azules se unen en la Alianza para luchar contra los dragones. La lucha se desarrolla en las montañas Kehalas durante 9 meses. El ejército de Stumlad está comandado por el rey Miznuhor y sus hijos, Dorahuor y Doraher. La Alianza derrota a los dragones, y entonces el Rey Dios se retira al templo de Dargore, su palacio de hielo oculto en lo más profundo de las montañas. Allí es vencido por los Doce Arcanos, que se sacrifican para encerrarlo en un círculo de estatuas. El templo está repleto de riquezas y, tras la victoria, surgen disputas entre elfos y hombres por el reparto del botín. Estalla una batalla en los mismos salones del templo, en la que muere el rey humano Miznuhor a manos de Gildor, rey elfo, quien a su vez fallece atravesado por la espada del príncipe Doraher. Tras la lucha, ambos ejércitos se retiran del templo cargando con sus compañeros caídos y dejando las riquezas en los ensangrentados salones. A partir de este momento, ambas razas se separan por completo debido a su odio, culpando cada una a la otra de la vergonzosa lucha en el templo.

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