Partida Rol por web

Muerte en la Nieve

Cantar de la Gran Compañía 5: Las Ruinas de la Fe

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07/10/2020, 01:00
Luelar Tyrundlin

Tuvimos que dejar toda conversación para otro momento, teniendo que apresurarnos hacia el despacho del Abad en pos de no hacerle esperar, pero el Alto Elfo tuvo ocasión de mostrar su parecer respecto a la propuesta de Fian; alegrándome que estuviera de acuerdo con esta, aunque una parte de mí sentía cierta incomodidad al pensar que teníamos algo en común.

Algo más allá de las orejas puntiagudas.

Pero aquella incomodidad no era nada comparada con la que pude apreciar en el paladín ante la que sin duda le resultó una inesperada reacción por mi parte. Tuve que contenerme para no sonreír ya nuevamente de camino hacia el despacho, divertida por haber generado aquella sensación en el hombre de fe. Pero tras unos fríos instantes, acercándonos cada vez más a la puerta de quien debíamos visitar, mi mente se centró nuevamente en lo que aquel hombre querría de nosotros y en lo que hacíamos y debíamos hacer en aquel lugar; dejando que mi rostro se ensombreciera resguardado en mi capucha.

Este periplo se está complicando demasiado. Demasiado...

Cuando nos vimos frente a la puerta, el paladín tocó esta, recibiendo pronto una respuesta que nos permitía pasar. El lugar estaba inmerso en una oscuridad rota por diversos haces de luz que se colaban por la ventana, agradeciendo nuevamente que la estancia no fuera muy luminosa.

Me encontraba observando las peculiaridades de esta cuando se escuchó una voz provenir del fondo. Se trataba de quien se encontraba sentado ante una pequeña mesita envuelto en penumbra, quien supuse que debía tratarse del abad. Al acercarnos pude ver que se trataba de un hombre mayor, que además de poseer cierto aura de respeto, también tenía un extraño aparato con el que parecía intentar ver algo en un documento.

No tardó en dejar este para personarse ante nosotros, no sin cierta dificultad, tras lo que nos saludó de manera solemne. Pareció analizarnos mientras lo hacía, especialmente a mí, aunque curiosamente no advertí aquel deje de desprecio que sí mostraban algunos de sus hermanos. Quizás aquello tuviera mucho que ver con lo que el monje Pete me había contado sobre el Abad Garlon.

Sus siguientes palabras continuaron en cierto sentido en la misma línea. El seguidor de Korth se mostraba amable y agradecido, no pareciendo a priori que quisiera nada más que conocer a aquellos de los que tan bien había oído hablar.

Me mordí la lengua para no decir que Korth no tenía nada que ver con lo que yo hubiera hecho, escuchando tras ello cómo Tyron tomaba la palabra en su habitual tono, lleno de benevolencia y humildad. No me pasó desapercibido cómo no ahondaba en su situación, algo del todo comprensible y que pensaba compartir.

- Los demás no cumplíamos con nuestro deber, pero ayudamos igualmente, al final va a resultar que tenemos más mérito que el Caballero de Stumlad. - bromeé, mirando a rizos dorados un instante con una pequeña sonrisa empañada por mi decaimiento, volviendo a dirigirme al abad tras ello. - No, no somos héroes, me temo. Tan sólo podíamos ayudar y lo hicimos. - afirmé con cierto aire solemne. - Mi nombre es Luelar, iba a compartir camino con un puñado de desconocidos cuando surgió un encargo que hizo que descubriéramos a los muertos vivientes... Y aquí estoy. - expliqué de manera escueta.

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07/10/2020, 02:33
Riohrd

Agradecido del silencio que pronto reinó tras las palabras de la elfa oscura, Riohrd recorrió aquel camino que por horas de diferencia con los demás, no le era ya desconocido. Pero incluso cuando la oscuridad del lugar al que pronto fuero invitados a pasar, ya le era conocido, aquello no evitó que su mirada volviese a perderse entre los detalles que tanto merecían ser contemplados, más aún cuando la información que tenía entre manos no era más que trozos de una historia inconclusa pero que necesitaba ser completada para solo así comprender realmente, a lo que se enfrentaban. 

Con sus pensamientos puestos en lo que realmente importaba, ignorando o intentando ignorar todo lo que carecía ante sus ojos de relevancia, el alei cedió su palabra para quienes acababan de llegar, después de todo el Abad ya conocía las razones de su estancia entre aquellos muros, y por ello no terminaba de comprender que hacía una vez más ahí. Pero con la mirada puesta en un punto sin determinar, escuchó tanto las palabras de Tyrion como las de Luelar, sin que las del primero le pasasen inadvertidas, y sin poder evitar que las de la segunda en hablar, le obligasen a poner los ojos en blanco durante unos segundos escasos, ya que si bien divertidas sus ocurrencias pasadas le pudieron parecer, ya comenzaban a parecerse más a la necesidad de un niño pequeño por llamar la atención. 

La paciencia no era una bendición que el Alei tuviese consigo, pero sin la menor intención de interferir en el hacer de la elfa oscura, simplemente se mantuvo en silencio y un paso por detrás de los demás, intentando mantenerse tan ajeno como le fuese una posibilidad. Más al ver la notoria cojera del Abad, el curandero sabía que más pronto que tarde debería ofrecer una ayuda que sustentase su presencia en aquel lugar, más aquello era algo que prefería dejar para cuando todos los presentes satisficiesen las demandas del Abad. 

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07/10/2020, 11:10
Ivar el Cuervo

Ivar se encontraba del todo fuera de lugar, en aquella situación. Demasiadas formalidades, y lo cierto es que los servidores de Korth no le resultaban especialmente gratos en el trato. Bárbaros, campesinos, y gentes más dadas al chamanismo que a las formalidades religiosas, encajaban más con él. Observó el modo en que el joven caballero tomaba la palabra con lo que le pareció suma facilidad, y no menor la que mostró la intervención de la elfa oscura, y maldijo entre dientes. Sabía que debía decir algo, pero no sabía exactamente qué, así que se pasó una mano por la nuca con incomodidad y dijo lo primero que se le ocurrió.

Yo... me llamo Ivar. Soy explorador por estas tierras, y tampoco es que pudiéramos hacer otra cosa, creo. 

Gruñó ligeramente al terminar, como un reniego al desconocer si aquellas escuetas palabras serían suficientes, y buscó la forma de permanecer en un segundo plano, a la espalda del grupo. 

Notas de juego

PNJotizado

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07/10/2020, 11:15
. Abad Garlon

El abad se esforzó en mostrar un regio semblante durante la formal intervención del caballero de Stumlad, pero no pudo evitar sonreír con cierto sano humor cuando la elfa oscura tomó la palabra. Se acercó a ella, contemplando su rostro más de cerca, y las arrugas de su frente se acentuaron. 

Es curioso. Sois la primera elfa oscura que conozco en mi vida. A mi edad, hay pocas cosas que se hagan por primera vez. -Expuso el abad, alzando sus cejas mientras asentía- Aunque, por lo que se, bien podría ser más joven que vos, a pesar de que se os ve en la flor de la juventud. Las razas élficas son fascinantes. -Indicó, cruzando una mirada cómplice con Riohrd. 

Atendió al veterano explorador, sobre cuyo hombro posó una arrugada pero firme mano, cuando éste terminó. 

Bien, bien... sois gentes diversas, pero el destino o los dioses han querido reuniros allá donde tanto se os necesitaba. Me permitiréis creer firmemente en que el mismo Korth ha estado detrás de tan milagrosa coincidencia. Cada cual tenemos nuestras creencias... -Indicó uniendo nuevamente sus manos bajo las mangas de su túnica- Y... ¿Cuales son vuestras intenciones, a partir de ahora? Es bien posible que vuestros planes no llegasen más lejos que alcanzar el refugio de estos muros, pero si habéis pensado en el futuro me gustaría ser partícipe de vuestros planes. Aquí podemos mantener a una pequeña comunidad durante algo de tiempo, especialmente si todo el mundo ayuda. Podemos ampliar el huerto, y apurar las reservas de nuestra no demasiado generosa despensa hasta que el trabajo de sus frutos. El agua no es problema, tampoco. Disponemos de un pequeño pozo, y cuando el agua escasea se puede derretir nieve, un recurso inagotable por estas latitudes. El muro está en buenas condiciones... Sin embargo, ¿es vuestra intención permanecer en esta abadía indefinidamente, o habéis pensado en hacer algo respecto a los muertos, buscar ayuda o algo semejante?

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12/10/2020, 03:57
Dhorne

Escuchando sin oír, y permitiéndome guardar para mi las razones que me han traído hasta aquí, cuando careciendo de importancia para los demás, solo dejan en mi una desazón con la que ya se hace difícil caminar, paseo la mirada por el entorno en busca de aquello que solo sé que encontraré cuando lo encuentre. Pero aunque prefiero mantenerme entre silencios que bien resguardan el interior, no puedo evitar enarcar una ceja cuando el nombre de Korth parece ser la moneda de cambio por la que toda obra sin importar las demás creencias, o por descontado, la carencia de estas. 

Tampoco es que pudiese esperar algo diferente de un lugar consagrado a una figura divina, pero tras todo lo vivido, tras una vida de rezos que no llegaron más allá de la mar, las creencias religiosas lejos de parecerme ya simplemente absurdas, me resultan por momentos, incluso insultantes. - Dadas las circunstancias, creo que tampoco tenemos demasiadas opciones, Abad.. - Me permito decir a viva voz, y es que más allá de lo descubierto, hay al menos para mi, un factor que no se puede ignorar. - Marcharnos ahora mismo sería un suicidio sin saber cómo seguirán actuando aquellas criaturas, y aunque no dudo que podáis apañaros como buenamente podáis, hasta que quienes han venido con nosotros no encuentran su propio lugar aquí dentro, creo que necesitaréis algo de ayuda. Aun así, solo me atrevo a hablar por mi. - Aclaro cuando si bien creo intuir las intenciones de quienes están conmigo, tampoco me veo en la arrogante potestad de poner en sus labios, palabras que solo me pertenecen a mi. 

- Más algo se tendrá que hacer con respecto a las criaturas que tan felizmente parecen acechar cuando menos se les espera, así que creo que el futuro más inmediato está bastante claro. Aunque pensar con el alma aquietada y las fuerzas renovadas tampoco creo que nos venga mal. - Apunto. Y es que es cierto que algo de tiempo hemos tenido, y aunque no puedo negar cierta simpatía por el Abad. - No empecemos… - Toda conversación innecesaria solo quita tiempo a una investigación que no se debería dilatar mucho más.

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12/10/2020, 23:13
Luelar Tyrundlin

Finalmente tan sólo nos pronunciamos Tyron, Ivar y yo, y no de manera especialmente extensa; pero por fortuna nuestras explicaciones resultaron suficientes para el abad, quien pronto renunció a ahondar en aquel tema para abordar uno bien distinto.

Pero antes de ello, se acercó a mí, lo cual provocó que me pusiera algo tensa; pero en seguida me di cuenta de que no había motivos para ello. El abad continuó con su afable actitud, dejando clara la curiosidad que le despertaban los seres de mi raza.

- Siento desilusionarle, pero probablemente continúe siendo la segunda persona de mayor edad de esta sala. - respondí a sus palabras, mostrando una pequeña y sincera sonrisa, era agradable encontrarse a gente que no sólo no te trataba mal por la raza a la que pertenecías; sino que además alababa esta.

Al retomar la palabra, terminó tratando un tema y haciendo unas preguntas que provocaron que mi semblante se tornara del todo serio de nuevo. Quería conocer nuestros planes, dejándonos claro que había un lugar en la abadía para nosotros, pero también preguntando si íbamos a hacer algo contra aquellos muertos; ya fuera por nosotros mismos o buscando ayuda externa.

Agradecí en un principio que Dhorne tomara la palabra en primer lugar, pero cuando empezó a hablar de ayudar a los monjes hasta que las gentes que habíamos llevado hasta allí encontraran su sitio me dejó totalmente desconcertada. ¿Es que no bastaba con haberles llevado hasta allí? ¿Ahora teníamos que trabajar para ellos? Terminó diciendo hablar sólo por ella, pero cualquiera se negaba ahora a ayudar tras aquel ofrecimiento...

Ahogué un suspiro y continué escuchando, oyendo entonces cómo la mujer de cabello claro decía que algo debíamos hacer contra los muertos y que aquello entraba dentro de lo inmediato, aunque pareció querer posponer cualquier decisión a cuando hubiéramos descansado y estuviéramos más tranquilos. Lo de estar más descansados no era difícil de lograr, pero lo del ánimo más calmado... Al menos en mi caso no lo veía tan sencillo.

- Permanecer en la superficie de manera indefinida no entra en mis planes. - afirmé rotunda al tomar la palabra. - Aunque supongo que nuestra estancia en este lugar podría prolongarse algo mientras hayamos la manera de combatir a esos muertos vivientes o estimamos que la zona es lo suficientemente segura como para poder salir nuevamente. - expuse antes de tornarme pensativa un instante, desviando mi mirada hacia aquella mesa en penumbra antes de volver a mirar al Abad Garlon. - Una de nuestras intenciones al llegar a la torre era buscar entre la documentación de la que disponen, con la esperanza de hallar algo que nos ayude contra esos seres. Hemos podido ya buscar en la biblioteca, pero por lo que veo no en toda la documentación. - apunté, volviendo a mirar un instante aquella mesa y el documento que había dejado sobre ella. - ¿Estaba acaso intentando hacer averiguaciones sobre lo mismo? Porque si fuera así nos resultaría de gran ayuda lo que haya podido descubrir.

Quizás su lectura no tenía nada que ver con aquello, pero dado que Fian nos había dejado claro que Garlon estaba al tanto de lo que sucedía con los muertos, me parecía algo a considerar.

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14/10/2020, 03:49
Riohrd

Manteniendo no solo las distancias, sino que también el hermetismo en sus palabras, cuando él ya había explicado las razones que le habían llevado hasta ahí, Riohrd prefirió escuchar y admirar lo que cada uno de los presentes iba exponiendo por le mero placer de observar como se desenvolvían en las diversas circunstancias que iban apareciendo. Y es que si bien el alto elfo llevaba quizás, demasiado tiempo caminando entre humanos entre otros, seguía pareciéndole tan fascinante como intrigante su manera de actuar, movidos a saber por qué reales intenciones, por que ideales que solo conocidos eran para ellos. Claro está, entre quienes ahí se encontraban no solo habían humanos, pero aunque la elfa oscura le producía la misma curiosidad que los demás que ahí se congregaban, tenía muy por seguro que conocerla a ella a sus intenciones, sería una tarea tan ardua como infructuosa, no todos los elfos son iguales y eso era algo que el Alei sabía a la perfección, más todos, él incluido, portaban con cuestiones que siempre le habían parecido netamente raciales, y el recelo por lo que en su mente realmente aflora, era sin duda, uno de ellos. 

Pero aunque no pasó por alto todo lo dicho, y más aun lo silenciado, cerró durante unos escasos segundos los ojos ante palabras que a su parecer, no eran especialmente afortunadas en su elección, más despegado de toda aquella altanería que tan propia podía ser entre los hijos de Allare y Eleanast, lejos de intentar intervenir o corregir, prefirió seguir resguardado entre silencios al menos, hasta que ambas jóvenes terminasen de exponer lo que creyeron menester. - Las razones por las que me encuentro aquí ya las conocéis Abad. - Fue lo primero que de entre sus labios salió desde una serenidad que si bien lejos estaba de ser sentida, si era capaz de emular. - Y como os comenté tiempo atrás, mi deseo es ayudar en todo lo que sea necesario, aunque las prioridades hayan cambiado y no precisamente para bien. Más creo que estos jóvenes tienen mucho más que decir que yo mismo al respecto, y teniendo en cuenta los tiempos que se avecinan, esa herida no debería estar más tiempo sin ser curada como debe ser. - Apuntó sin que nada más allá de sus palabras, pudiese ser revelado, y es que con lo que tras el crepúsculo todos debían hacer, el Alei necesitaba tiempo para poder preparar aquellas cuestiones que serían necesarias, pero que requerían un tiempo no menor, de elaboración. -  Así que si no me necesitáis para nada más, iré a prepararos algo que alivie el dolor y cure aquello que os aflige. - Fueron al final, las palabras con las que pedía permiso para retirarse. 

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14/10/2020, 09:35
Tyron Stark

La pregunta del abad me pilló con la guardia baja, hasta el punto de morderme ligeramente el labio inferior mientras buscaba a mi alrededor en busca de una respuesta que aportar. Quizás por ello, otros fueron quienes se adelantaron a ofrecer sus puntos de vista. 

No era tanto el hecho de mostrar nuestras intenciones lo que me preocupaba, sino el hecho de que precisamente debíamos ocultarlas. Nuestras verdaderos planes debían quedar, como bien había solicitado Fian de Lorian, en la más absoluta discreción. Por ello, debíamos andar con pies de plomo a la hora de exponer las intenciones acerca de nuestra presencia en la abadía. Algo que estuve seguro que mis compañeros tendrían a bien cuidar.

Dhorne se mostró resignada ante la necesidad de permanecer entre aquellos muros, ofreciendo nuestra ayuda en lo que estuviera en nuestra mano. Luelar, por su parte, parecía insistir en la idea de obtener alguna información útil para combatir el mal que nos rodeaba, aún a pesar de la, hasta cierto punto, infructuosa búsqueda en la biblioteca. Mis ojos volaron rápidamente a la mesa del abad cuando la elfa de tez oscura hizo alusión a ella, pero pronto volví a mirar a mi alrededor, pues mientras Riohrd tomaba la palabra pude darme cuenta de que Ivar se encontraba inquieto a nuestras espaldas. Parecía mascullar algo, pero decidí ofrecerle algo de espacio. El alto elfo, por su parte, se ofrecía a retirarse y preparar algo con lo que aliviar el dolor de la pierna del abad. 

Me temo que partir en busca de ayuda puede convertirse en una empresa harto complicada, abad. -Comenté finalmente- Imposible si esa horda rodea la abadía, y sólo algo más posible si se alejase lo suficiente, aunque para poder afrontarla habríamos de conocer con exactitud la situación exterior. -Negué con la cabeza- Además, está la cuestión de qué ayuda buscar. Desconozco si hay fuertes de mi orden por estas tierras, o en otras que resulten relativamente cercanas. Pero, aunque así fuera, temo que mi palabra no bastaría para conseguir una movilización de tropas a gran escala. Y enfrentar a ese ejército de muertos con un mínimo de garantías requeriría al menos de varios destacamentos de caballería. No es algo que pudiera lograr sino en Eras-Har, pero eso supone un viaje largo, demasiado largo. Quizás Fian de Lorian podría obtener ayuda del brazo armado de la Iglesia de Korth con mayor facilidad... -Sugerí, esperando que el paladín aportase su punto de vista- Aún así, como he dicho, la mera posibilidad de poder abandonar estos muros dependerá de los movimientos de la horda.

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14/10/2020, 10:01
. Fian de Lorian

Nuestro buen paladín, Fian de Lorian, se había mantenido aparentemente ajeno a la conversación. Bueno, no ajeno, mas sí apartado de ella, como si intervenir no estuviera entre sus atribuciones. Como resultaba acostumbrado en él, se atusaba la punta de uno de los lados de su mostacho mientras atendía a la conversación, al menos hasta que el caballero hizo mención a su imposibilidad de obtener ayuda de un hipotético fuerte de la Orden de Stumlad, momento en que se creyó en la obligación de ofrecer una explicación al abad. 

Abad Garlon, hay un detalle que debéis conocer... y comprender. -Comenzó a explicarse, cruzando una breve mirada con el joven caballero- Nuestro joven caballero Stark se encontraba en ruta a Eras-Har, precisamente, a fin de limpiar su buen nombre ante las autoridades de su orden. Es algo que, estoy convencido, logrará sin dudarlo en cuanto tenga la ocasión, pero mientras tanto su palabra como caballero no tendrá el peso debido ante cualquier fuerza de Stumlad que conozca de las acusaciones que pesan sobre él. 

Tras aquellas palabras, con la que trataba de poner al abad en antecedentes de la manera menos abrupta posible, inclinó su cabeza ligeramente en dirección al caballero, como una muestra de respeto. Sin embargo, cuando éste le preguntó acerca de la posibilidad de obtener ayuda de su propia orden, cerró los ojos suspirando. 

Eso... va a ser complicado. -Indicó con pesar- Haría falta también un gran número de paladines para enfrentar a una horda tan numerosa. El cuerpo de paladines de Korth es numeroso, pero se encuentra desperdigado por todo Valsorth. Reunir a los suficientes como para enfrentar a un enemigo tan numeroso requeriría una ardua labor de llamamiento, que difícilmente podría hacerse sino desde una gran ciudad, por medio de altas instancias de la Iglesia de Korth. De modo que, caballero, nos encontramos con el mismo inconveniente: también en mi caso sería preciso alcanzar Eras-Har.

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14/10/2020, 10:17
Ivar el Cuervo

Maldita sea mi estampa... -Farfulló Ivar, coincidiendo con el silencio que siguió a las palabras de Fian de Lorian, de modo que su voz sonó demasiado alta para ser ignorada. Al percatarse de la cantidad de rostros que se volvían hacia él, el veterano explorador frunció el ceño, y terminó suspirando- Se puede hacer, claro. No es un plan tan loco, sólo hay que tener paciencia y tiempo suficiente. Salvo que esos muertos se queden ahí haciendo guardia eternamente, claro, que con mi suerte no habría que descartarlo. -Añadió con un gruñido, el reniego de quien había padecido demasiado y se empezaba a acostumbrar- Habría que salir ahí fuera y comprobar los movimientos de la horda... y ya sabemos a quién le va a tocar. -Dejó la idea en el aire unos instantes, en que quedó claro que se refería a sí mismo- No es que me apetezca un zurullo de mamut, pero al fin y al cabo soy el más adecuado para tan ingrata tarea, ¿no?

El silencio se adueñó de aquel amplio despacho, en que el propio abad había enmudecido ante lo que estaba escuchando, hasta el punto de no ofrecer ni negar a Riohrd su marcha. Pero aquella conversación no había terminado, ni mucho menos. 

Notas de juego

PNJotizado

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26/10/2020, 08:55
Dhorne

 

El cansancio del alma hace mella cuando la razón intenta imponerse ante todo lo demás, pero aunque sé que hay cuestiones con las que tendré que aprender a lidiar, a vivir mientras los designios del destino así lo estipulen me obligo a recordar que este no es ni momento ni lugar para comenzar. Es por ello que mis labios silentes hasta entonces se abren con la mera intención de intervenir pero ahí donde el ímpetu habría florecido, de entre mis labios solo sale un pesado suspiro al saber o al menos al creer que solo uno de los presentes, tiene junto a Luelar la razón. 

- Ivar tiene razón. - Termino por decir mientras mi mirada se mantiene latente en un punto que carente de interés, al menos me ayuda a mantener el hilo de mis ideas. - No podemos acabar con toda la horda pero tampoco quedarnos aquí mientras esperamos a que la suerte decida sonreírnos y carentes de refuerzos por las obvias razones ya expuestas aquellos que no somos dados a la búsqueda del saber quizás seamos de más ayuda en otros menesteres. 

Y es que siendo plenamente consciente de mis falencias y de mis virtudes, aún más cuando tan lejos de mi entorno me encuentro; prefiero dedicarme a aquello en lo que realmente puedo ser más útil que un estorbo.  - No tenemos un ejército a mano pero si un grupo de hombres que ya han demostrado en mayor o menor medida saber defenderse y estar dispuestos a luchar para mantener a los suyos con vida y con un poco más de entrenamiento podrían terminar siendo esa oportunidad que nos permita ir a por la ayuda que ahora, tan lejana está. 

No sé hasta que punto lo que digo puede o no ser un disparate, una locura pero ¿Acaso habían más opciones? Si, una y que sin saber a ciencia cierta si aquí la íbamos a encontrar no pienso quedarme esperando a que la fortuna sonría a quienes claramente, a dejado abandonados.

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27/10/2020, 00:05
Luelar Tyrundlin

El alto elfo terminó pronunciándose, dejando claro que él ya había hablado con el abad anteriormente, lo cual era de esperar; pareciendo haber sido testigo durante alguno de sus posibles encuentros de que el Abad Garlon estaba herido. Ni siquiera me había planteado aquella posibilidad, creyendo que su cojera se debería a una vieja lesión, pero Riohrd manifestó claramente que se ocuparía de curar la herida de aquel hombre.

Las capacidades sanadoras del elfo despertaban en mí sentimientos dispares. Por un lado, me desagradaba que a quien tan bien habían acogido los demás de buenas a primeras, contara encima con habilidades similares a las mías; pero por otra parte, sentía curiosidad por conocer tales capacidades curativas, pudiendo quizás adquirir algún nuevo conocimiento.

Fueron Tyron y Fian quienes se pronunciaron tras él, abordando la cuestión de solicitar ayuda externa. Tanto el uno como el otro dejaron clara la dificultad de lograr ayuda suficiente sin acudir a Eras-Har, revelando el paladín en el proceso aquel peso que Rizos Dorados arrastraba y que se reflejaba en su rostro en ocasiones. Aquello despertó en mi cierta suspicacia, pues no vi motivos para revelar tal cosa sobre el caballero.

Toda intervención parecía ir señalando en dirección a Eras-Har, como también lo hizo la de Ivar, ofreciéndose al parecer para estudiar los movimientos del enemigo en pos de poder salir a buscar aquella ayuda. Las palabras de Dhorne daban la razón al explorador, sugiriendo que acudiera más gente a realizar aquella vigilancia y añadiendo además la opción de contar con aquellos que habían colaborado anteriormente en el combate para que acudieran con nosotros a la amurallada ciudad.

Resultaba bastante desalentadora la poca esperanza que parecían tener todos en que encontrábamos la manera de destruir aquel ejército de muertos vivientes, pero todo lo que significara acercarnos a Eras-Har, me parecía bien. Cada vez estaba más convencida de que mi lugar no estaba con aquella gente, y cuanto antes llegara a la gran ciudad, antes podría regresar a mi solitaria existencia en el subsuelo.

Por lo que a mi respectaba, no me pronuncié. No era mucho lo que tenía que decir, y aún aguardaba la respuesta del abad, así que permanecí mirando a este casi todo el tiempo a la espera de lo que tuviera que decirnos.

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27/10/2020, 09:33
Tyron Stark

No daba la impresión de que Fian de Lorian albergase mayores esperanzas que las mías propias de lograr obtener pronto el tipo de ayuda que precisábamos. Si yo mismo necesitaba alcanzar el interior de las altas murallas de Eras-Har y llegar hasta los cabecillas locales de mi orden para convencerles de movilizar las tropas de caballería, el paladín debía llegar al templo de su propia orden y convencer a las altas instancias de la Iglesia de Korth para que la orden de paladines hiciera lo propio.

No eran buenas noticias.

Turbado como me sentía, al haber tratado el paladín de explicar las dificultades que acarreaba como miembro de la Orden de Stumlad, mostrándome todo su apoyo a pesar de que desvelar aquello suponía un duro golpe para mí, descubrir que en efecto la ayuda distaba mucho de estar cerca de ser obtenida me dejó casi sin aliento. Abrí mis labios para decir algo, pero fue mi mirada la que habló por mí. Sellé mi boca y negué ligeramente, tragando saliva no sin dificultades. Nos hallábamos en un auténtico atolladero del que difícilmente lograríamos salir.

Sin embargo, nuevamente daba la impresión de que El Salvador velaba por mí, pues en mis momentos de mayor debilidad siempre aparecía un rayo de esperanza. Y debía de reconocer que, en los últimos tiempos, era de mano de los hombres y mujeres a que había unido mi destino quienes suponían aquella esperanza. Así, el propio explorador Ivar se postulaba para estudiar los movimientos del ejército de los muertos. Misión peligrosa, sin duda, nada apetecible como él mismo indicaba, pero para la que estaba tan seguro como él mismo de que era el más adecuado con diferencia. La propia Dhorne parecía apoyar aquel plan, y no hallé en Luelar oposición alguna al respecto, aunque su siniestra mirada se posaba más bien en el abad.

Por mi parte, no encontré palabras con que romper aquel silencio. Era una ardua, peligrosa y difícil tarea la que nos estamos planteando, y era consciente aunque debiera ocultarlo que nada de aquello tendría sentido sino después de acometer el plan del que ya disponíamos de antemano. Algo me decía que nuestra incursión a aquellas ruinas podía cambiar todos nuestros planes, en cualquier caso.

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27/10/2020, 10:30
. Abad Garlon

El abad que, sorprendido por las intenciones de aquellos hombres y mujeres, había permanecido en silencio hasta el momento, terminó por carraspear mientras recuperaba la compostura. Como si despertara de un trance, parpadeó y miró a su alrededor, confuso y buscando la forma de apaciguar su alma lo suficiente para poder hablar con propiedad.

Eh... oh, Riohrd, no te preocupes. Mucho me temo que el mal que aqueja mis andares es una herida mal cerrada para la que ya no hay cura posible. -Explicó el abad, pidiendo implícitamente al alto elfo que no abandonase su despacho por tal motivo- Grandes sanadores de la Iglesia de Korth lo intentaron hace años, pero tal parece que es designio divino que viva con ello.

En silencio, se giró y caminó con evidente dolor hasta su mesa, rodeándola hasta situarse en la cabecera, donde apoyó sus manos y miró a nuestros héroes en silencio, uno por uno. Las arrugas de su frente se volvieron más pronunciadas.

Entonces... ¿De verdad estáis dispuestos a acometer tal empresa? -Preguntó, como si no terminase de creerse la valentía que mostraban sus invitados. Suspiró, y bajó su mirada a los documentos que tenía sobre la mesa- En tal caso, ésto os interesará. En efecto... Luelar, ¿verdad? He estado tratando de hacer averiguaciones, mi propia investigación, aunque me temo que poco es lo que he podido desvelar. La naturaleza de los muertos vivientes es tan sólo la de cadáveres reanimados por la magia negra, con el único objetivo de servir a su amo. Se arrastran de forma incansable tras su objetivo, aunque son lentos, y sólo destrozándolos por completo abandonan su empeño, ya que son inmunes a la fatiga, el veneno, las enfermedades o el dolor. No pueden hablar ni comunicarse, pero entienden las órdenes de su amo, siempre que éstas sean sencillas. Cualquier efecto mágico o divino que afecte a la mente será inútil con ellos. Su cuerpo reanimado se endurece por efecto de la magia negra, con lo que resisten muy bien el daño físico, así como el elemental. En cambio, son tremendamente vulnerables al daño proveniente de fuentes sagradas. -Explicó el abad, consultando el documento que tenía delante para no olvidar ningún detalle. ¿Quién conocía la importancia que tales informaciones tendrían más adelante?- También ésto de aquí es interesante... -Comentó apartando aquel documento y mostrando otro que había debajo de él, una especie de mapa algo rudimentario.

Dhorne e Ivar, más habituados a inspeccionar ese tipo de cartas geográficas, se dieron cuenta mucho antes que el resto de que se trataba de un mapa del norte de Valsorth. Estaba confeccionado de un modo un tanto burdo, a grandes rasgos, y contaba con escasas referencias más allá de grandes regiones o ciudades de gran importancia. Quizás, lo más elaborado fueran las letras que se habían empleado en él. El abad no tardó en señalar un punto montañoso a medio camino entre las letras que designaban las Montañas Kehalas y Terasdur, más cerca del segundo que del primero.

Nosotros nos encontramos aquí. Y ahí podéis ver la situación de la ciudad de Eras-Har. -Señaló trazando el recorrido en línea recta hasta la ciudad marcada en el plano- Es un largo camino, varios días a caballo, cosa de la que no disponemos. Tal vez podríais conseguirlos por el camino, uniros a alguna caravana comercial, o alcanzar el Durn... -Indicó, señalando el recorrido del río que provenía de las Kehalas y descendía por el plano hacia el sur, en dirección a Derior- Un pasaje en alguna embarcación hasta Eras-Har aceleraría la marcha. Desde aquí, descender las montañas os llevaría como medio día de camino, a partir de lo cual el terreno sería llano y climatológicamente menos hostil.

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01/11/2020, 16:44
Dhorne

 

Sin que la reticencia del Abad por ser atendido por el elfo me pasase inadvertida y mucho menos me causase cualquier tipo de sorpresa, simplemente enarco una ceja para después, prestar atención a lo que el hombre tiene que explicar. Cuestiones que si bien valiosas son en su contenido hay detalles que escapan a mi comprensión debido a la ignorancia que proviene única y exclusivamente por el desinterés. - ¿Fuentes sagradas? - Pregunto visiblemente confusa al respecto. - Lo siento pero soy completamente ajena a lo que ello significa. - Expongo con completa sinceridad y carencia completa de vergüenza ante ello. Y es si lo único que podía hacer mella a esos seres tenía que ver con la fe, en mi caso al menos será darme de golpes continuamente contra una pared. 

Pero ahí donde mi ignorancia se hace latente en temas que engloban cuestiones que deben nacer de la devoción y no de la necesidad al menos a mi entender, al ve el mapa sobre la mesa una ligera sonrisa aflora en mis labios al tiempo que mi mirada brilla con cierta emoción. Puede que en muchas cosas no sea de demasiada ayuda pero al menos de esto si entendía. Así que me acerco al mapa mientras sigo con la mirada lo que con el dedo remarca el hombre de Korth. 

No digo absolutamente nada ya que hasta que no mire con atención es poco lo que puedo agregar. El mapa es rústico, demasiado simple como para llegar a pensar que quien lo hizo puso algún tipo de esmero en él, pero cuestiones menos detalladas había visto en mis viajes y aun así, habíamos podido orientarnos en medio del mar bravío. La idea de poder navegar por el Durn en parte hace que me vuelva el alma al cuerpo, no es como navegar en el mar pero al menos sería encontrarme de una manera u otra, en mi elemento. 

- Tiradas (1)
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01/11/2020, 22:23
Luelar Tyrundlin

Cuando el abad se pronunció, pareciendo volver en sí de algún modo, se dirigió al alto elfo en primer lugar; dejando claro que había interpretado mal el motivo por el que Rihord se había ofrecido a curarle. Miré al elfo de reojo, preguntándome cómo reaccionaría ante lo dicho por Garlon, y le susurré unas pocas palabras antes de devolver toda mi atención al abad; que ya se alejaba en dirección a su mesa.

- Parece que vamos a tener que esperar para ver de lo que eres capaz... - le susurré al elfo en un tono relativamente neutro, alejado de la burla y con un aire reflexivo.

Situado en la cabecera de aquella mesa, el Abad Garlon preguntó si de verdad estábamos dispuestos a acudir en busca de ayuda, casi como si no se lo creyera. Asentí entonces, como volví a hacerlo cuando al comenzar a hablar de algo que podría interesarnos preguntó por mi nombre. Al parecer, el abad sí que había estado tratando de investigar lo que sucedía, obteniendo algunos datos que en seguida nos ofreció. Muchos de estos ya los conocía, mas no otros, con lo que me esforcé en guardar en mi memoria todos ellos.

Mientras memorizaba aquello, Dhorne se pronunció, preguntando a Garlon por las fuentes sagradas. Creía haber entendido aquello, pensando que se referiría a magia de origen divino o a objetos imbuidos con este poder, pero me alegró que la mujer de cabello claro preguntara aquello por si me había precipitado en asumir qué eran aquellas fuentes.

Aquella información no resultó ser lo único que Garlon podía compartir con nosotros, no tardando en mostrarnos un mapa que permanecía bajo el documento que había ido consultando. Me acerqué a la mesa para verlo mejor, tardando unos instantes en darme cuenta de que aquello debía ser parte de Valsorth. El abad nos dio unas pequeñas explicaciones sobre el mapa y nos indicó distintas opciones para llegar a Eras-Har.

Pensar en lo cerca que parecíamos estar de llegar allí me sacó una involuntaria sonrisa, una que en seguida me encargué de borrar, esperando a que Ivar y aquellos otros que pudieran ser más duchos en la exploración y/o en lo relativo a aquellas tierras se pronunciaran acerca de la conveniencia de tomar una senda u otra.

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02/11/2020, 00:57
Riohrd

Si aquella conversación hubiese tenido lugar un siglo atrás, Riohrd probablemente se habría tomado aquella negativa por parte del abad como la más flagrante de las ofensas; como un insulto no solo hacia su persona sino que también hacia su raza entera. Pero los años y más aún las experiencias en aquellas tierras que en nada se parecían a su hogar le habían enseñado no solo a mirar las cosas desde una perspectiva distinta sino que también, a comprender que los humanos desde un lugar que muchas veces y más entre los altos elfos, suele ser completamente imposible. 

Y por ello y sin que en su rostro se mostrase otra expresión que la más completa serenidad unida siempre a una seriedad que ya formaba parte de él, el alei asintió a las palabras del abad para después, centrarse en todo aquello que tenía para contar, en aquellos detalles que siendo de suma importancia podía ofrecer a los recién llegados junto a Fian, una manera de ir hasta la que parecía ser la lejana tierra de Eras-Har.

Cierto era que si en las manos del Alei se encontraba, no dudaría en ayudar a tan variopinto grupo a alcanzar aquellas tierras pero él de manera personal, no tenía la menor intención de dejar aquel santo lugar hasta dar con aquello que le había hecho atravesar todo Valsorth en una y otra dirección. 

Fueron entonces las susurradas palabras de Luelar las que llamaron la atención del curandero, haciendo que sus ambarinos ojos se posasen en los suyos para después y sin decir nada de momento, simplemente guiñarle un ojo cómo toda respuesta. 

Esperando a que el Abad o incluso el silente Fian de Lorian respondiesen a la pregunta de la rubia muchacha, el curandero se acercó hasta la mesa para inspeccionar aquel mapa y poder hacerse una idea de la empresa que deberían enfrentar. No tenía mucho que aportar acorde a sus propios conocimientos, pero si sabía hasta donde pretendía acompañarles para hacer aquella travesía más sencilla si en sus manos se encontraba. 

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02/11/2020, 09:43
Tyron Stark

En verdad al abad parecía costarle asumir nuestra disposición a acometer tan arriesgada empresa. No le podía culpar, pues lo que cruzaba nuestras mentes era sin duda una misión plagada de peligros, en que demasiadas cosas podían salir mal. El ejército de muertos a nuestras espaldas, el descenso de las peligrosas montañas, un largo e incierto trayecto por una vasta región hasta alcanzar una ciudad donde no estaríamos exentos de la posibilidad de no ser creídos en absoluto... donde incluso era posible que yo fuera juzgado por los crímenes que habían colgado de mi cuello. No, no podía dejar de lado la posibilidad de fracasar en mi empeño de limpiar mi nombre y llevar a los verdaderos culpables ante la justicia de los hombres. Y ahora no era únicamente mi vida lo que dependía de ello.

El religioso había estado investigando acerca de la naturaleza de los muertos. Lo que había descubierto, no obstante, no distaba demasiado de aquello que ya nos era conocido, gracias a los conocimientos de algunos de los presentes, sin lugar a dudas mucho más sabios que yo, y nuestra desdichada y aterradora experiencia. El único detalle que llamó mi atención, fue precisamente aquel acerca del que Dhorne se adelantó a mi reacción preguntando directamente acerca de ello. De modo, que guardé silencio al respecto aguardando a la respuesta.

Sin embargo, pronto nos acercamos a la mesa donde el abad había dispuesto un mapa. No me tenía yo precisamente por alguien especialmente ducho en asuntos geográficos, pero la interpretación de los mapas y la orientación durante la marcha a través de los mismos había formado parte importante de mi instrucción, algo a lo que en la Orden de Stumlad se daba gran importancia. Un ejército no podía permitirse errar el rumbo cuando marchaba a una posición estratégica, o a la batalla. Aquel mapa, sin embargo, no era especialmente prolijo en detalles, de hecho parecía inacabado, aunque servía para hacerse una idea general.

Si lográsemos alcanzar los valles sin contratiempos... difícil veo que podamos hacernos con media docena de caballos para tan largo trayecto, la verdad. -Tuve que admitir, no sin cierto pesar. Y es que, desde luego, a lomos de un corcel el camino sería mucho más corto y, para mí, mucho más agradable. El largo y duro adiestramiento había convertido la silla de montar en una extensión de mí mismo- Lograr pasaje en una embarcación que descienda por el Durn hacia Eras-Har o pase por allí en dirección al Darnes sería nuestra mejor opción. Pero, tanto en eso como en la posibilidad de unirnos a una caravana comercial, estamos en manos de la fortuna.

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02/11/2020, 10:05
. Abad Garlon

Tras la compleja explicación acerca de sus descubrimientos sobre el enemigo que acechaba tras los muros de la fortaleza, así como de la situación geográfica en que se encontraban, el abad trató de acomodarse en la silla con una mueca de cansancio. Se tomó su tiempo, antes de responder a la duda que la mujer de mar había planteado, y que por las expresiones de los rostros presentes no albergaba sólo ella. Lo cierto es que incluso el propio Fian de Lorian, que debía conocer la respuesta, distaba de encontrar las palabras con que expresar con exactitud la naturaleza de lo que se requería.

Algo sagrado, jovencita, es algo proveniente de una deidad, aunque no todo lo divino es sagrado. -Expuso, frotándose la sien al percatarse de que aquello debía parecer confuso- Para que algo sea sagrado, debe guardar una gran importancia para el dios al que representa. Por ejemplo, todos los milagros que Korth permite invocar a sus fieles devotos suponen magia divina, pero eso no los convierte en una fuente de poder sagrado. Y no todo lo sagrado puede ser empleado para causar daño, por supuesto... -Indicó liberando un suspiro lleno de pesadez, al tiempo que las arrugas de su frente se acentuaban- Hay algunos milagros capaces de causar daño considerado sagrado, según tengo entendido. Lamento decir que yo no conozco ninguno de ellos, ni ningún miembro de esta congregación, ya que nuestra dedicación a Korth ha ido por otros senderos. ¿Vos, Fian de Lorian? -Preguntó al paladín, quien negó con la cabeza, lleno de pesadumbre- Ya veo... También se habla de armas mágicas sagradas que se emplearon en otros tiempos, o que posee el pueblo élfico en sus lejanas tierras, según tengo entendido poseídas casi en exclusiva por la nobleza. Nada de eso nos es de utilidad, me temo. No obstante, creo que sí hay algo que podríamos hacer al respecto. -El abad frunció el ceño, pensativo, antes de alzar su mirada hacia nuestros héroes con una renovada energía- ¡Eso es! ¡Claro! ¿Cómo no me he dado cuenta antes? Podemos bendecir agua, por supuesto. El agua bendita, símbolo del agua que le fue ofrecida a Korth durante su cautiverio en las minas de las montañas Kehalas para recuperar sus fuerzas en los momentos de mayor debilidad, ese agua es sagrada. Los clérigos de la abadía podemos bendecir agua, introducirla en tarros o botellas, y que podáis emplearla como arma contra los muertos.

Notas de juego

En primer lugar, algunas explicaciones a nivel de reglas:

Daño Sagrado: El daño sagrado es uno de los tipos de daño que contempla el juego, y forma parte de los tipos de daño elemental (fuego, frío, etc.). A grandes rasgos, hay seres que son especialmente vulnerables o especialmente resistentes a determinadas fuentes de daño, y hay armaduras mágicas que protegen más de ciertas fuentes de daño y armas mágicas que causan daño de cierta fuente (además del daño normal). También hay ciertos hechizos que causan daño sagrado, como por ejemplo Castigo Divino [Chamán (Bárbaros/Gigantes) 4, Clérigo 4] o Cólera Flamígera [Chamán 5, Clérigo 5]. Como veis, son conjuros de cierto nivel. Por último, está la opción del agua bendita, que sí está muy a vuestro alcance:

Agua bendita: Agua bendecida por los sacerdotes de algunos dioses (normalmente Korth) que es útil, entre otras cosas, como arma contra los no muertos y los ajenos con intenciones malignas o contrarias al credo del dios. Puedes lanzar un frasco con agua bendita (como un arma improvisada) causando con su impacto 2d4 puntos de daño sagrado a este tipo de criaturas. También reciben 1 punto de daño por salpicaduras aquellas criaturas que se encuentran en un radio de 1,5 metros.

En segundo lugar, y dado que en este último turno dos de los tres jugadores se han quedado prácticamente sin hacer/decir nada, os pregunto: ¿Queréis que terminemos ya esta reunión, y saltemos a otra cosa? Ni siquiera hace falta que posteéis, basta que comentéis vuestro parecer en el Off-topic, si creéis o no que aquí hemos acabado, y qué queréis hacer a continuación. Podéis debatir entre vosotros también al respecto. Yo esta semana tengo las mañanas libres, sí que tengo disponibilidad para actualizaros en cuanto os pongáis de acuerdo.

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04/11/2020, 07:30
Riohrd

- No será una empresa sencilla pero creo que eso es algo que todos sabíamos de antemano. Más teniendo al menos ya una idea de los caminos a seguir, creo que las palabras de Ivar son las más sensatas a la hora de comenzar a actuar. - Comentó, siendo aquellas las primeras palabras que daba al respecto de todo lo que había ido surgiendo en aquellas cuatro paredes. - Conocer los movimientos de aquellas criaturas debería otorgarnos cierta ventaja a la hora de movernos y de ahí en más, solo queda hacer uso de las habilidades que cada uno de nosotros porta consigo para poder hacer de esta travesía lo menos compleja posible. 

Sin que su punto fuerte fuese aquello que relación tenía con la geografía de aquellas tierras, el alei escuchó con atención lo que tanto el rubio joven como el abad tenían que decir. Sabía que sus artes se encontraban lejos de poder serles de ayuda en cuestiones que con respecto a otros dioses tenían que ver, pero sin que hubiese sido poco lo que había vivido en los siglos que cargaba sobre la espalda, algunas ideas comenzaron a aflorar en su cabeza. - El frío de estas tierras debería bastar para congelar el agua en cuestión de poco tiempo así que me pregunto Abad, si las armas que portamos se recubren de agua bendita ¿Esta mantendría su condición sagrada? - Preguntó desde aquel respeto que ese hombre le despertaba y por qué no, también desde la educación que a pesar de los años alejados de los suyos, no había menguado en lo absoluto. 

Y es que bien diversas maneras había para utilizar el agua bendita, el alei tenía casi por seguro que de tenerse que enfrentar a aquellas criaturas poco tiempo daría a pensar con la frialdad que sería necesaria y por lo mismo, prefería solventar sus dudas en aquellos momentos de calma. 

Más mientras esperaba con calma a que su pregunta encontrase respuesta, el ceño del curandero se frunció con ligereza mientras intentaba recordar cuestiones que más propias de su gente pudiesen ser de ayuda en estos momentos donde todo parecía ser una desventura. Años fuera de su hogar no habían conseguido que alei olvidase lo que por herencia corría por sus venas y por lo mismo intentó rebuscar entre su propio saber aquello que por culto a Rael o a su propia cultura pudiese ser de utilidad. 

 

 

- Tiradas (1)