Partida Rol por web

 Menuda preguntita de un hombre al que conozco desde hace una hora que se acerca a mi con un puñal y la intención manifiesta de matarme

Pero si es cierto que ha hecho magia antes, por lo que su historia si podría ser verdad. Eso o me ha engañado muy bien, de modo que no tiene sentido pedirle mas pruebas, o es verdad y lo repetira o volverá a engañarme igual de facilmente

Tengo que decidir, y esto es mas importante que darle un voto de confianza y dejar que me cuente una historia, es dejar que me mate

Nadie en su sano juicio aceptaría

-bien, adelante- mi decisión no tiene nada que ver con la lógica, siento de algún modo que debo confiar en el es una intuición, algo que me dice en subconsciente, no se porque pero creo que esto es justo lo que he de hacer

- Bien. - Dijo Josep. - Acompáñame. -

Y diciendo esto, se acercó a una biblioteca del salón y movió un libro, lo cual hizo que se abriera una especie de pasadizo secreto en esa misma habitación. La biblioteca se movió, dejandote ver un pasaje oscuro, iluminado por unas antorchar que bien podían tener un par de cientos de años.

Bueno, siguiendo con el protocolo, seguramente serán "milenarias" también.

Josep se metió por ese pasadizo, y tu lo seguiste.

Unas escaleras parecían descender. Eran unas escaleras talladas en piedra, y cuando apoyabas tu mano en la pared para no caerte, notabas la humedad y el frío, que calaba en tus huesos.

El recorrido dura unos pocos minutos, en los cuales sólo has descendido.

Cuando las escaleras acaban, te das cuenta que te encuentras en una cueva, con un altar de marmol oscuro justo en el centro, rodeado de unas seis estátuas de marmol, todas, al parecer, de humanos envueltos en túnicas...

En una túnica muy parecida a la que tienes tu puesta ahora.

El hombre que bajó delante, pasó entre las estátuas y las lámparas de aceite se encendieron automáticamente, dejandote ver la estancia ahora, entre luces y sombras, la cual te antojaba un poco lúgubre.

Josep te miró con una sonrisa y te invitó a tumbarte en el frío altar de marmol oscuro.

Aunque me he decidido la perspectiva de tumbarme en el altar a esperar mi sacrificio me hace torcer el gesto, se parece demasiado para mi gusto a mis mesas de autopsia

-¿no me vas a anestesiar o algo? todo esto tiene una pinta demasiado siniestra-

- No. - Dijo serio. - Tienes que estar consciente durante todo el tiempo que dure el ritual. -

Inclinó la cabeza hacia un lado, con el rostro extrañado.

- Todavía estas a tiempo de negarte, no te voy a detener. Simplemente te dejaré dónde te encontramos, para que sigas con tu vida, aunque tal vez, sea mucho más corta de la vida que te estoy ofreciendo. -

Su mano señaló el altar, y la movió de una punta a la otra del mismo.

- Ahora, si lo deseas, túmbate y empezaremos. -

Me rio sin ningún humor -jajaja, menuda opción me das- a la sensación totalmente ilógica de que esto es lo correcto se une el recuerdo de la vampira que casi me mata y aun con mala cara me tumbo sobre el altar

Quiero añadir algo, alguna instrucción o indicación para facilitar la cosa o tal vez algo de humor que me relaje un poco, pero no se me ocurre nada y tumbado sobre el frio altar agarro con fuerza los bordes del mismo

"que modo mas estúpido de morir"

Josep cerró los ojos y comenzó a entonar una especie de salmo que cada vez iba más y más rápido. El salmo era algo ininteligible para tus oídos, pero con el eco del lugar, hacía que todo lo que sucedía en esa sala se volviera aún más, si cabe, místico.

El salmo cobró intensidad y tu mirabas todo desde el altar, tumbado, con los ojos bien abiertos. Las estatuas que rodeaban el mismo parecían brillar a medida que Josep canturreaba y en un momento, levantó ambas manos con el puñal entre ellas...

Y tú temiste lo peor...

Sin embargo, el puñal no cayó enterrándose en tu pecho.

En cambio, Josep se cortó la palma de la mano con él, haciendo que su sangre chorree por el puñal y que algunas gotas caigan sobre tu pecho. En ese momento, bajó el puñal a la altura de tus costillas y con la punta, sin hacerte daño siquiera, repartió la sangre sobre tu pecho desnudo, haciendo una especie de pentagrama.

Todo sin dejar de canturrear.

El cántico se volvió extraño, era lo único que tus oídos escuchaban y cuando el muchacho terminó de dibujar el pentagrama en tu pecho, comenzaste a sentir como si este te quemara... pero no la piel, era una sensación más extraña...

Era como si te quemara el alma misma.

Sentías el calor dentro de tu cuerpo, pero no te dolía.

Tu alma iba siendo abrazada por el calor de ese pentagrama, hecho con la sangre del hombre que te salvó la vida y al mismo tiempo, sentías como las fuerzas se te iban... ahora mismo no podías mover ni un dedo, pero allí estabas, consciente de todo lo que estaba sucediendo...

Tu alma te ardía, Josep sonreía y continuaba cantando.

Las estátuas brillaban con un fulgor dorado.

Todo era mágico... hasta que comenzó el dolor...

Ahora ya no sólo sentías como te quemaba por dentro, sino un dolor insoportable en el cuerpo, cuerpo que no podías mover, ni siquiera podías gritar... pero rápidamente remitió.

Cerraste los ojos con fuerza, hasta que ya no sentiste más nada, simplemente, el canto de Josep, que al poco tiempo, terminó abruptamente.

Cuando volviste a abrir los ojos, el hombre que te había llevado hasta allí, te sonreía con la cabeza inclinada.

- Se acabó. - Dijo sin más.

La experiencia ha sido lo mas raro que he sentido en mi vida, y cuando escucho las palabras de Josep jadeo y abro y cierro los puños tentativamente. Tengo movilidad de nuevo y el dolor ya ha pasado.

Me llevo la mano al pecho y la levanto como para asegurarme de que no estoy herido pese a todo, y me incorporo sobre el altar

-yo...- me fallan las palabras y carraspeo -¿ya he muerto y renacido como decías?¿era algo simbólico?-

Saco los pies por el borde del altar y salto al suelo -me siento distinto de algún modo, decías que así he despertado mi.. ¿avatar?-

- Sí. Ya está hecho. - Dijo aún serio.

Aunque cuando te giraste para mirarlo, notaste una cosa.

Su rostro parecía ahora el de una persona un poco más vieja, como cansada por lo que acaba de hacer, con la piel un poco más seca y con alguna arruga dónde antes la piel era tersa y suave. A tu ojo clínico de médico esas cosas no se le escapan así como así.

Y eso era realmente extraño.

Quiso dar un paso y casi trastabilla, por lo que se tuvo que apoyar en la mesa durante unos segundos antes de incorporarse.

- Si sigo haciendo mucho tiempo más esto, no va a quedar mucho de mí para enseñarte lo que tengo que enseñarte. - Continuó. - ¿Cómo te sientes? ¿Igual que antes, no es así? No notas nada raro, ¿no? -

Me tomo su pregunta muy en serio y me dedico a comprobar las cosas bien, mi pulso y respiración son normales, algo aceleradas pero nada raro. Muevo mi mano un par de veces comprobando que mi coordinación mano-ojo es correcta. Me pongo en pie y flexiono un poco mi cuerpo, todo normal. Miro a mi alrededor, mi vista es normal.. ¿o tal vez no?¿he visto algo raro? no estoy seguro, un movimiento o colores por el rabillo del ojo, ¿o me lo he imaginado?

Y aparte de lo físico.. me siento.. diferente. Aunque podría ser autoinducido por esta extraña situación, porque yo espero un cambio y puedo pensar que he cambiado autoengañándome, es muy normal

-no estoy seguro, todo parece igual. ¿tu estas bien?¿quieres que mire ese corte?-

- No, no, deja. - Dijo Josep mirándose la mano frente a la cara, como si su vista no fuera lo suficientemente buena, o por lo menos, no tan buena como antes. - Esto se curará con el tiempo, no te preocupes. -

El muchacho palmeó un par de veces al aire y la mujer volvió a la escena, ahora, con una túnica blanca inmaculada, un poco más gruesa que la que llevabas puesta y sin nada que te diera a entender que iban a realizar otro ritual con tu cuerpo.

La sensación de que algo había cambiado, desapareció rapidamente cuando realizaste esas sencillas pruebas con tu cuerpo. No. Nada físico había cambiado, eras el mismo de siempre... ¿o no?

Te llevaste una mano al cuello, justo dónde te habían mordido y para tu sorpresa, allí no había nada. La piel estaba lisa como la de un bebe, como si nunca hubiera pasado nada de lo que supuestamente sucedió.

En cambio, Josep parecía, ahora estabas bastante seguro, haber ganado un par de décadas tras el ritual.

- Acompaña a mi doncella, ella te llevará a tu habitación, dónde podrás descansar y darte una ducha. - Dijo Josep. - Mañana empieza tu entrenamiento, y necesito que estés descansado. -

Mi sorprendentemente rápida curación, y la igualmente rápido e igualmente sorprendente envejecimiento de Josep parecen ser solo dos pequeños misterios mas en esta situación, así que me encojo de hombros y asiento

-descansar y ducha, bien, mucho mas sencillo que lo último que me hiciste hacer, nos vemos mañana-

Sin mas indico a la doncella que me guie y la sigo, al menos no es un diablillo de esos, aunque me pregunto porque va vestida con túnica si ella no ha participado en el ritual

"¿nunca se acabaran las preguntas?"

Josep se despide de ti con la mano mientras la doncella te acompaña a una habitación un poco más pequeña de la que habías aparecido. Era igual de lujosa, pero no tan grande como la anterior. En el armario abierto, puedes ver varias toallas, muchas batas y lo que parecen ser túnicas blancas como la que la chica lleva puesta en este momento.

En la parte de abajo del armario, puedes ver varias zapatillas, seguramente, todas de tu talla.

La cama es grande, cubierta con dosel como las camas de hace un par de siglos y junto a la ventana, un pequeño escritorio con una luz apagada. Ahora mismo, la iluminación de la habitación provenía de la luz que entraba por la ventana.

En la pared más alejada, podías ver la puerta que daba al baño.

La mujer se quedó en la puerta, esperando que le digas algo o simplemente, esperando para irse de allí cuando no le pidas nada.

Me quedo parado un momento mirando la habitación, tiene pinta de que voy a ser un huesped largo tiempo.

Tardo un poco en darme cuenta de que la doncella sigue ahí, me ha recogido del cuarto con el altar así que supongo que sabrá de que va esto, como mínimo algo mas que yo

-y.. mmm ¿como te llamas?- supongo que si voy a estar aqui mucho tiempo mejor conocer a la gente -¿esto pasa a menudo?-

La mujer no dijo nada.

Tal vez no te entendía o simplemente, no podía decir nada.

Simplemente, te sonrió y te señaló con la mano, la puerta del baño.

Esta no era como la doncella del principio, la cual si hablaba y se mostraba servicial. Esta simplemente se mostraba servicial pero no decía nada. Ahora mismo, estabas dudando si pudiera hablar...

¿Una sirvienta de un "poderoso" hombre que no puede hablar?

¿Quién mejor para guardar un secreto que una persona que no pueda decir una palabra?

El pensamiento te quedó dando vueltas en la mente, mientras la chica no dejaba de sonreirte.

Desde luego estoy en el lugar ideal para pensar toda clase de teorias inverosimiles y que parezcan posibles. Casi me tienta abrirle la boca a ver si tiene lengua o no, pero me lo pienso mejor

-vale mmm, gracias-

Antes de meterme en el baño miro la habitación, ni televisión ni radio, ni mucho menos un ordenador con internet

-¿podrias traerme algún periodico? me gustaría leerlo cuando acabe el baño-

¿que posibilidades hay de que hablen del incidente en la morgue?¿de mi desaparición? pocas supongo, pero prefiero verlo por mi mismo, eso si me lo trae claro

Como la chica no me responde le sonrio y me meto en el baño, hace poco desde que me bañe, pero con todo lo que ha pasado me parece muy lejano, me ira bien remojar las ideas

Tras el baño, saliste del mismo secándote con una toalla y rebuscaste entre el armario algo de ropa para ponerte.

En el medio de la sala, junto al escritorio, había una mesilla como la del principio, pero en vez del desayuno, allí tenías una jarra con agua, otra con zumo y un plato cubierto con una tapa de metal, el cual parece tener comida, y a su lado, un par de periodicos enrollados.

Pero allí no había más nadie.

Simplemente, la mesilla y tú.

Por lo menos, había unos periódicos, tal y como habías pedido.

Cogiste uno rápidamente y te pusiste a leerlo... allí no había ni una palabra sobre tu desaparición... ni siquiera del incidente en la morgue... allí no había nada de nada.

Tras la desilusión inicial por no ver nada de lo ocurrido en los periodicos compruebo la fecha, por si he pasado mas tiempo del debido inconsciente

"en fin, pues no tengo mucho que hacer precisamente"

Me pongo a comer y ya que no voy a encontrar nada voy leyendo los periódicos para pasar el tiempo. Una habitación sin ordenador o televisión me parece pronto una especie de prisión dorada, espero que esto no se alargue mucho

Tras aburrirte y darte cuenta que no había pasado ni un día del "incidente" de tu trabajo, decidiste que tras el baño y dar vueltas en la habitación sin saber que hacer, lo mejor era tumbarte a descansar.

Y la verdad, es que tu cuerpo lo necesitaba.

Te acostaste en la cama, y en pocos segundos tras cerrar los ojos, te quedaste dormido...

.: Fin del Prólogo de Vincent :.