Partida Rol por web

Nueva York, la ciudad que nunca duerme. O eso es lo que deben pensar los criminales, ya que dia y noche campan a sus anchas por toda la ciudad.
Durante años el crimen fue el principal protagonista en la historia de Nueva York, ocupaba la primera plana de todos los periodicos y cada dia los delitos se contaban con tres cifras. Esta fue la razon por la cual todos aquellos que querian ser heroes terminaban habitando en esa ciudad y, por la misma razon, todos los que deseaban enriquecerse con el crimen tarde o temprano la visitaban.

Las fuerzas se equilibraban generacion tras generacion, incluso con la aparicion de los superpoderes la balanza seguia completamente horizontal. Nunca hubo un periodo pleno de paz, aunque tampoco hubo una era completamente oscura.
Como si de una ciudad del salvaje oeste se tratase la llegada de nuevos villanos y la posterior ayuda de los heroes se sucedia una y otra vez. Sin embargo esa constante se fue ralentizando cuando dejaron de nacer personas con habilidades especiales. A medida que la humanidad se normalizaba dejaban de aparecer heroes y villanos, la piramide demografica de los superheroes no tardó en invertirse. Poco a poco empezaron a desaparecer, los grupos de heroes se disolvieron por falta de miembros y los ultimos villanos morian en la carcel o intentando su ultima fechoria.

Ahora, tras casi veinte años sin constancia de nuevos poderes, los ultimos elegidos intentan sobrevivir a un mundo al que ya no pertenecen.
Sabedores de esta situacion ambos bandos se afanan por exterminar de una vez enemigos con el fin de tener via libre hacia sus objetivos.

Otra vez Lunes, apenas has podido descansar el fin de semana. Una visita a tus padres el Domingo y durante el Sabado un poco de esa vida social que tanto has perdido en los ultimos años. Y antes de que te des cuenta vuelve a ser Lunes y nuevamente tienes que acudir a la comisaria para aprender de los profesionales. Siempre y cuando se entienda como aprender de los profesionales ordenar e informatizar informes con mas años que tú.
Aun queda algo mas de una hora para tener que presentarte en la comisaria central de Nueva York, el periodico espera en tu puerta y las noticias no son precisamente muy nuevas. Seguramente la television y la radio hablen del mismo tema, a falta de noticias novedosas siempre recurren al nivel de criminalidad de la ciudad y de como, segun sus ideas absurdas, se podria solucionar todo en poco tiempo.

Estas sola en tu piso, acabas de despertar y por la ventana se ve un dia soleado. Lastima que vayas a pasarte mas de ocho horas en un diminuto cubiculo tecleando datos.

 Resoplo  observando por la ventana el nuevo día, no sería tan malo si no fuese Lunes por supuesto. Y no es que detestaba lo que hacía, en absoluto, quería convertirme en una buena policía, en una buena detective, pero lo que estaba aprendiendo en la comisaría era mecanografiar y poner en orden informes que seguramente la mayoría de ellos estaban cerrados sin haber metido al criminal entre rejas. Odiaba como se aprovechaban de los estudiantes en ese aspecto, quería ayudar, no quería servir de secretaria.

Me dirijo a la cocina, que no esta muy lejos, mi apartamento no es algo grande, mas bien todo lo contrario, pero bueno, lo suficiente para sobrevivir.

Tras hacerme el desayuno, unos deliciosos huevos revueltos con jamon york lo dejo sobre la mesa y me siento no antes de hacer lo de todas las mañanas, coger el periodico. Mientras desayunaba le echaba un vistazo, soltando el tenedor para sustituirlo con un lápiz para anotar en un cuaderno los nuevos crímenes, y los seguimientos de otros que tenía apuntados. ¿porque hacia eso?. Quería saber cuales se solucionaban y cuales no, un estudio llevado gracias a mi "obsesión justiciera"...

Alcé la mirada a un reloj que tenía sobre el televisor, aún tenía tiempo de acabar el desayuno , ducharme y volver a mi enriquecedor "trabajo", tenía que resistir, poco a poco llegaría a algo mas importante.

Acabas de ducharte un minuto despues de que se termine el agua caliente. No es que te moleste el frio, pero te fastidia no tener la opcion de evitarlo.
Sales de tu piso y bajas por las crujientes escaleras hasta la calle. El ambiente en el sur de Queens no puede ser mas molesto, aviones aterrizando y despegando practicamente sobre tu cabeza y camiones pasando por el medio de la calle constantemente. Caminas un par de manzanas hasta tu coche, el trasto mas viejo y barato que te vendian por 400 dolares. Seguramente este vehiculo ha visto mas dias que tu.
Conduces durante un buen rato atravesando Brooklyn y llegas a traves del puente hasta Manhattan.
Calle Madison, Central General de la Policia de Nueva York. Donde viven los heroes y tú archivas papeles.
Aparcas en la zona de civiles, todavia no tienes derecho a estacionar en el parking de empleados. Antes de entrar en el edificio cuelgas de tu cuello la identificacion que te etiqueta como colaboradora de la policia. Muy lejos aun de agente en activo, algo para lo que aun quedan meses.
En cuanto entras por la puerta del archivo oyes tu nombre, ni siquiera te has quitado la chaqueta.

- Stinson, Stinson. Hoy es tu dia de suerte, en operaciones especiales necesitan a alguien. Ve allí de inmediato.

Tu jefe, un veterano policia herido hace años y destinado contra su voluntad a trabajar en oficina, te explica brevemente como llegar a la seccion de operaciones especiales.
Cuando por fin encuentras las oficinas te sientes inmersa en el reino de la testosterona. Un grupo de musculados agentes del comando SWAT espera en la puerta de su superior. En cuanto te ven no dejan de sonrerir y echarte miradas como si se encontrasen en un bar. A tu izquierda las mesas de oficina estan pobladas por hombres y las dos unicas mujeres que hay te duplican generosamente la edad.
Para aumentar tu mala suerte debes presentarte precisamente ante el Capitan Clarke, el dueño del despacho frente al que esperan la manada de altivos policias.
Ves a Clarke dentro, es un hombre de color con un cuidado bigote. Esta hablando con uno de los agentes.
Mientras esperas no tarda en acercarse uno de los agentes, sus brazos apenas caben en las mangas de su camisa, sin embargo su cerebro viaja muy holgado.

- Vaya, vaya, vaya. ¿Te has perdido Dorothy? ¿O es que querias conocer a autenticos heroes y has decidido darte un paseo por aqui?

Se gira para mirar hacia el grupo en busca del apoyo del resto de la manada.

- Si quieres que te enseñe algo solo tienes que pedirmelo. Proteger y servir, ya sabes...

 Por unos instantes me quedé algo bloqueada ante la voz de mi jefe que me llamaba con mucha prisa, apenas me dio tiempo a acercarme a él cuando me dijo que debía ir a operaciones especiales, mis ojos se abrieron sorprendidos, y sentí como la adrenalina se movía rápidamente por mis venas. ¿En serio?, ¿una oportunidad en las operaciones especiales?.

- Si, señor, voy rápidamente. - Dije sin perder el tiempo.

Me dirigí hacia allí con ilusión, pero toda ésta se desvaneció al instante al ver multitud de chicos que parecían armarios empotrados esperando en la misma puerta donde yo tenía que entrar. Las sonrisas de los chicos se ensancharon al verme pasar, no sabía en que pensaban, si era porque sus hormonas no podían aguantar la presencia de una chica o por burlas.

Me fijé a mi alrededor, viendo que había mas oficinas donde seguían predominando los hombres a pesar que hubiese algunas mujeres ya veteranas. Di un resoplido mirando hacia el suelo, seguramente tendría que continuar con los archivos aquí, no podían mandarme algo tan rotundo de la noche a la mañana.

Me cruzo de brazos esperando esperando que el Capitan Clarke terminara de hablar con unos de los agentes. Cruzo mis brazos para no tenerlos libres, seguramente comenzaría a morder mis labios debido a los nervios o a frotar mis manos enérgicamente.

Entonces noté como alguien se me acercara, intenté mirar de reojo para ver de quien se trataba, pudiendo ver que se trataba de uno de esos chicos fortachones que toda chica superficial quisieran tener en sus vidas.

Sus palabras no me gustaron en absoluto, se atrevió a llamarme Dorothy... tal vez yo pudiera aparentar ser una chica tímida y miedosa por tener un rostro tan infante, pero tenia mi edad, mis experiencias y por supuesto mi carácter. Pero no sabía si controlar mi genio al estar donde estaba, delante de la oficina del Capitán.

- Venía porque me ha mandado mi superior. Gracias por lo de Dorothy siempre me encantó ese personaje. - Le sonreí aparentemente amable y coqueta. - Espero que Oz te de lo que necesitas, espantaparajos. - Dije girándome de nuevo para seguir viendo al Capitan y esperar pacientemente. Esperaba que en vez de conseguir el apoyo de sus compañeros como quería hacer, lo hubiese humillado ante ellos, así aprenderá a respetarme como mujer independiente y no tomarme como una mosquita muerta que ha venido a ver masa muscular.

No sabia se debí haber dicho eso, pero no me gustaba que se burlasen de mi por ser una chica.

La manada emite una pequeña risa al ver a su emisario fallar, pero el tipo sigue intentandolo. Su paciencia parece escasa ya que su tono se ha vuelto aun mas desafiante y arrogante.
Se pone entre tú y la oficina para obligarte a prestarle atencion.

- Bah, solo te lo he dicho porque eres la tuerta en un pais de ciegas. Cuando quiera puedo conseguir mujeres de verdad, de las que saben valorar a un heroe y agradecerle que arriesgue su vida por que tu mantengas la tuya.

Su intencion evidentemente es menospreciarte, por un momento te sientes como si estuvieras en el colegio y esta fuera una discusion de niños.
Antes de que puedas responder alguien habla por ti.

- Wolovich, deja de hacer el gilipollas, tenemos un baile.

Identificas al autor de la frase como un sargento de los SWAT. Él es quien estaba hablando con Clarke.
El grupo entero no tarda en seguir a su sargento, de repente los lobos se han convertido en corderos. Con via libre llamas a la puerta y entras en el despacho. Tras el escritorio el capitan guarda unos documentos y sin decir nada te invita a sentarte.
Tras unos eternos segundos observandote con las manos cruzadas frente a su boca finalmente decide hablar.

- Te estaras preguntado que haces aqui. Nunca has mostrado interes en las operaciones especiales y apuesto a que tu trabajo se ha limitado a ordenar papeles para que luego se pudran en los archivos. Si, todos hemos hecho eso y años mas tarde todos deseariamos volver a esa responsabilidad.

Abre un cajon y saca un recorte de periodico, en él puedes ver una foto de portada. Aparece un policia veterano junto a un joven rubio con aspecto de surfista de Long Island.

- Este es el jefe de policia de Nueva York. El tio que esta a su lado, por si has estado en una cueva los ultimos seis meses, es el autodenominado Capitan Increible. Ya sabes, uno de esos superheroes que nos salvan el culo cuando hay fotografos pero que no hacen mucho mas. Han pedido a operaciones especiales que inventemos una figura de enlace entre el cuerpo y este superheroe. Asi trabajaremos codo con codo y habrá mas fotos que recortar de las portadas.

Clarke te deja unos segundos para que digieras la informacion. Despues prosigue.

- Logicamente no pienso desperdiciar un agente de operaciones especiales en hacer de niñera de este cretino. No te lo tomes mal, a ti te vendrá muy bien aceptar este trabajo. Aprenderas bastante y cuando te gradues constará como un honor mas el servicio prestado en mi departamento. Ademas, el puesto viene con un incentivo economico. La parte mala es que tendras que soportar a este tio, ya sabes, estar en contacto con él, acompañarle a misiones y redactar los informes como si de una intervencion policial se tratase. Al no ser agente no debes ponerte en peligro, serias algo asi como una observadora de campo.

Abre nuevamente el cajon para mostrarte un breve contrato. No es mas que una autorizacion y aceptacion del puesto de enlace. El incentivo economico del que hablaba son 300 dolares mas al mes, lo cual te vendria muy bien. Sin embargo el horario es flexible, lo que significa que tendras que estar alerta por si surge alguna emergencia.

Mi rostro no expresaba demasiado cuando ese fortachón sin cerebro comenzó a vacilarme, odiaba que me infravaloraba pero de manera interna intentaba controlarme y simplemente ignorarlo, suprimiendo la idea de congelarle la entrepierna. Pero eso era una actitud demasiado infantil, al igual que él que se sentía poderoso menospreciando a los demas para creerse alguien.

Entonces una voz masculina le llamó la atención, el como lo llamó me hizo esbozar una pequeña sonrisa sin poder evitarlo, observé al sargento llevárselos como si se tratara del pastor y el rebaño de obejas, o como el lobo alfa con su manada, curioso...

Me giré hacia el Capitán que me había llamado y rápidamente lo asistí entrando en la oficina, tomando asiento cuando se me indicase.

Escuchaba atentamente al superior, comentando mi puesto de trabajo por lo que ya me olía que lo que me iba a proponer lo iba a poner como una gran oportunidad, brillante y exclusiva...

Comenzó a explicarme de que se trataba, dejándome ver una fotografía. Alcé mis cejas sorprendida al oír que tenía que pisarle los talones durante un tiempo a un "superhéroe", una persona que como yo, tenía poderes especiales. De vez en cuando miraba a los ojos al Capitán, parecía que no le causaba buena impresión, que desconfiaba de él.

Estaba claro que ese trabajo no quería que lo hiciera uno de sus grandes agentes, por eso me lo pedía a mi. No sabía como sentirme, lo cierto es que ese extra me vendría muy bien, pero era algo humillante hacer lo que otros no querían que hiciera sus propios agentes. Di un pequeño suspiro.

- Perdone, si me permite, tengo un par de preguntas. ¿Es alguien tan detestable?... y... ¿se le ha comunicado que alguien va a estar sacando informes de lo que haga?. - Dije con interés, pues no sabía que podía encontrarme, solo veía una foto y la descripción del Capitán... y no era demasiado buena que digamos...

Mientras hablas recuerdas haber leido en algun periodico algo sobre el Capitan Increible. Es el clasico estereotipo de superheroe, con su carisma, sus poses y su traje impecable. Lo que se dice, al menos de quien lo ha conocido, es que no lleva la fama del todo bien y a veces tiene la actitud de una estrella de rock endiosada.

- Si, claro, él sabe que le vamos a poner a alguien para que informe de sus trabajos. De hecho fue un acuerdo al que llegó con el Jefe de Policia. Dudo mucho que le importe, para él no será otra version mas de sus hazañas pero esta vez será mas util que leerlo en el periodico.

Clarke guarda la documentacion en el cajon y dedica un par de segundos a pensar la respuesta sobre si es o no detestable.

- Bueno, no es mas arrogante que cualquiera que se sepa superior a los demas. Es como una de esas estrellas de cine que delante de las camaras sonrien y cuando entran en su camerino gritan a sus empleados. Todo fachada. Pero tranquila, tu no trabajas para él, si alguien trabaja para alguien esta claro que es él para nosotros. Al fin y al cabo somos la autoridad, él solo es un fantoche disfrazado que puede volar.

Se encoje de hombros antes de proseguir.

- A lo mejor te lo he presentado mal, he hecho la oferta poco atractiva. Pero es algo personal, no lo tengas en cuenta. No me gustan esos superheroes, solo son imanes para los villanos. Bueno, ¿que dices? ¿Cuento contigo para este trabajo? Yo mismo firmaré la recomendacion en cuanto te gradues.

 Volqué los ojos soltando un pequeño suspiro esperando de veras que mi carácter no se revelara con la misión que me estaba encomendando el Capitan. ¿El porque?, no sabía si soportaría a un egocéntrico tanto tiempo, el claro ejemplo era el agente descerebrado de antes, del cual no pude ignorar como debí haber hecho y le solté un comentario burlesco... Yo no era culpable, solo doy lo que recibo... a los que puedo... claro.

El capitán continuó explicándome y respondiendo a todas mis respuestas con tranquilidad y también matizando algunas palabras que había usado con anterioridad ya que yo tal vez lo hubiese malinterpretado pensando que  Clarke no pudiese verlo.

- Ahh comprendo, si bueno... no quiero menospreciar el trabajo de los periodistas señor, pero tal vez yo sea mas objetiva al no sentir un gran cariño ni desprecio hacia ese superhéroe. Todo lo que escriba será 100% fiable. - Dije mirándole fijamente a la vez que asentía dándole credibilidad a mis palabras.

- Solo espero que sepa respetarme, aunque lo mas probable es que tenga que aguantar algunas de sus fanfarronerías, sabré comportarme. - Aseguré de cara al capitán, pero sinceramente no sabía si eso lo lograría. Odiaba profundamente a la gente que infravaloraba a los demás ya fuese por su aspecto físico, por su grado de inteligencia o en este caso por sus poderes, era cierto que podrías ser "superior" físicamente o mentalmente, dependiendo del poder ante una persona que no haya nacido con esa habilidad, pero sigues siendo lo quieras o no, una persona.

- No se preocupe Señor, es una buena oportunidad de salir de la rutina. Y si, por supuesto, acepto encantada. - Dije mostrando una leve sonrisa.

Era dinero extra, era salir de aquel agujero y hacer cosas nuevas, un motivo para ir con mas ganas al trabajo aunque tuviese que aguantar a ese tipo

Clarke parece satisfecho con tu decision. Sonrie levemente cuando le devuelves el contrato y te estrecha la mano.

- Bienvenida a operaciones especiales, aunque no sea de forma oficial. Yo me encargo personalmente de comunicar a tu superior el traslado y a administracion la modificacion de tu contrato, intentaré que se haga efectivo antes de final de mes.

Deja el contrato a un lado de la mesa y te entrega otra hoja. Puedes que basicamente son numeros de telefono del departamento y la direccion de la base del Capitan Increible.

- Tomate la mañana libre para trasladar tus cosas a una de esas mesas - señala fuera de su despacho y ves una mesa vacia - y despues vete a casa si quieres. A las 15:00 deberas presentarte en el domicilio... bueno, en la sede del Capitan Increible. Él ya estará avisado, asi que deberia esperarte.

Sin mas dilacion te invita a retirarte y proceder a tu pequeña mudanza interdepartamental.

 Estreché su mano con firmeza, y le sonreí levemente, creia que había conseguido  una buena impresión al Capitan y eso me satisfacía mucho, con suerte, y si todo salía bien, podía salir por completo de la rutina de estar organizando archivos muertos.

- Muchas gracias por esta oportunidad Capitan. - Dije asintiendo en modo de gratitud.

Firmo el contrato y tomo la hoja con la información que necesitaría para acudir a donde quisiera que viviese ese super heroe, de algo estaba seguro, que será un lugar enorme y lujoso, del unico modo que podia vivir alguien así. No lo conocía, pero por lo que me habia dicho el Capitan, me lo podia imaginar.

Realizo la mudanza lo mas rápido posible, intentando no cruzar mi mirada con ninguna persona que me mirara fíjamente, no queria meterme en problemas ni permitir que mi lengua respondiese a alguna que otra broma de mal gusto.

Ordené la mesa tal y como la había tenido siempre, guardando hasta el ultimo detalle, como si se notase que tenía ganas de hacer ese cambio. En cuanto acabé, me di cuenta que faltaban un par de horas para acudir a la casa del... "Señor Increible". Así aproveché para marcharme a casa, para comer algo, cambiarme y prepararme para presentarme hacia él.

No sabía como reaccionaría al verme, no tenía idea de lo que esperaría de mi, ahora tenía que concentrarme para almacenar dentro de mi cabeza mucha paciencia, porque creo que la necesitaré mas que nunca. Tenia mis dudas de si ser yo misma o actuar de una forma mas sumisa.

Quien sabe que podía pasar con ese tipo, puede que le gustase que alguien  se defienda de cualquier tipo de falta verbal, le podría llamar la atencion y llegar a respetarla, o por lo contrario, pediría a otra persona para que lo siguiese en sus misiones.

Creo que decidiría en el preciso momento de conocerle y ver que tal iban las cosas entre los dos.

Tras terminar todo lo que habia venido hacer, me dirijo al coche para ir hacia la donde vivía el Capitan Increible

Cuando llegas a la direccion indicada te das cuenta de que realmente esta muy cerca de la central de la policia, al menos no tardaras mucho en llegar cada dia.
El edificio es una antigua estacion de bomberos, mantiene su fachada antigua pero lo poco que se ve a traves de las ventanas indica que han remodelado el interior por completo.
Logras aparcar cerca y cuando te aproximas ves un grupo de adolescentes frente a la puerta, todas llevan camisetas con distintas fotos del Capitan Increible e incluso ves alguna pancarta con una solicitud que haria enfurecer a los padres de la muchacha.
Te abres paso hasta la puerta hasta que un tipo enorme te detiene. En cuanto muestras tu identificacion te deja pasar al interior.

El piso inferior se divide en dos partes, a la derecha hay un enorme gimnasio con todo tipo de maquinaria e incluso ves lo que parece ser una sauna al fondo. Al otro lado de una pared acristalada, donde te encuentras ahora mismo, hay tres mesas con ordenadores y archivadores varios. Tras los monitores puedes ver tres secretarias que, a juzgar por su aspecto, no han sido precisamente seleccionadas por sus aptitudes profesionales. La estampa, digna de cualquier revista masculina, carece de justificacion alguna cuando compruebas que ninguna de las tres esta trabajando realmente.

Siguiendo las indicaciones del hombre de la puerta subes las escaleras hasta el segundo piso. Alli el lugar pasa de ser un gimnasio con secretarias a un atico de lujo.
Hay una cocina con todo tipo de lujos y repleta de maquinas de refrescos de las principales marcas. Un televisor tan grande que no cabria en tu piso, una coleccion de maquinas recreativas y pinballs, sofas y sillones repartidos por todo el lugar y, como guinda, una enorme cama redonda rodeada de cortinas semitransparentes en el mismo centro de la habitacion.
Todo enmoquetado en rojo y con tantas luces que parece una discoteca. Desde luego podria pasar como una suite de lujo de cualquier hotel de las Vegas.

Cuando te acercas ves que hay una mujer en la cama, vestida solo con un tanga y totalmente dormida. Te giras y ves al dueño de todo, sentado frente un panel lleno de televisiones. Esta viendo una recopilacion de bromas de camara oculta y comiendo un kebab con muy poco estilo.
En cuanto te ve sonrie mostrando entre sus dientes trozos de kebab.

- Dije alta y rubia, esto me pasa por delegar los procesos de seleccion. Si quieres ser mi nueva secretaria necesito saber si vales para el puesto. ¿Sabes bailar? ¿Y dar masajes?

Esta claro que te confunde con otra persona, y apuestas a que es con alguien parecido a las tres barbies del piso inferior.

 Quedé impresionada por el lujo que me rodeaba, jamás había pensado que yo pudiera entrar en un lugar así, aunque era muy extraño, no es que pareciese una mansión, no dejaba de ser una antigua estación de bomberos convertida en un hogar enorme.

Por cada paso que daba por ese lugar, y en mis ojos llegaban alguna información que hubiera pagado por no ver, comencé a conocer al Capitan Increible. Tenía unas secretarias que parecían maniquies en vez de mujeres de oficina. Su cabellera rubia oxigenada seguramente se habían adentrado hasta su cerebro matando neuronas, porque estaba segura que no las había contratado para que se encargasen del papeleo.

Seguí avanzando hasta llegar a una habitación, o eso era lo que me pareció al ver una camara hortera, de estas redondas y adornadas con tules, parecía sacada de alguna pelicula porno. No pegaba en absoluto con la decoración del lugar, con maquinas recreativas y todo eso... era una lastima desperdiciar el dinero así... el lugar con un buen diseño hubiera quedado precioso.

Mis ojos se desviaron hacia el "hombre" en sí, que se encontraba comiendo mientras habia dejado una de sus "trabajadoras" en la cama durmiendo muy ligera de ropa. Su sonrisa repleta de Kebap casi me hizo mostrar una cara de asco, pero en esos momentos estaba bloqueada, pero pronto me desbloqueé al oir su comentario.

Tomé aire antes de responder, debía ser muy educada, y nada de contestaciones bruscas... esto era un trabajo importante para mi.

- Disculpa Señor, pero creo que os habeis equivocado. - Dije asintiendo levemente, y ofreciéndole mi mano para estrecharsela. - Soy Angela Stinson, y se me ha mandado aquí desde la comisaría por orden del Capitan Clarke. Seguramente ya recuerde. - Dije esperanzada en que fuese así.

El tipo te mira durante un par de segundos entrecerrando los ojos, como haciendo memoria. De repente los abre y asiente con la cabeza.

- Ah, si, el Capitan Clarke. El tio ese del bigote. Si, me acuerdo de él. Entonces tu eres el "enlace". La representante de la ley que va a ser mi niñera y me va a decir lo que puedo y no puedo hacer.

Parece resignado por lo que representa tu puesto, aunque algo te dice que lo ha aceptado porque no va a hacer ni caso. Algo te dice que tu nueva ocupacion no es mas que una formalidad y que los informes que hagas no serviran de mucho. Pero piensas en el dinero y en las recomendaciones y no lo ves tan mal.
La mujer de la cama se despierta al oir la conversacion, tarda un poco en encontrar su ropa y se tapa mientras se dirige a las escaleras que bajan al piso inferior.

- ¿Entonces estoy contratada? ¿Cuando empiezo?

El Capitan arquea una ceja ante la pregunta de la chica. Despues te mira y sonrie.

- Me temo que esta mujer te ha quitado el puesto, pero si tengo alguna vacante seras la primera a la que llame. Ahora vete.

Con su ensayada sonrisa acompaña a la chica a la salida pasandole el brazo por el hombro. Ella solo puede dedicarte una mirada de odio y murmurar algo sobre la profesion mas antigua del mundo.
Cuando regresa de deshacerse de la falsa candidata te vuelve a mirar de arriba a abajo.

- ¿Y vas a ir asi siempre? ¿Sin armas ni nada? Pensaba que enviarian a un tio tipo Rambo, aunque tambien creia que iba a ser alguien de oficina con una libreta y una camara de fotos. Pero no se si eres un termino medio o que. ¿Me vas a ayudar o solo miraras?

 Parece que por fin cayó en quien era yo. Recordaba perfectamente al Capitán mas bien por su aspecto que por otra cosa. El sarcasmo que utilizó cuando hablaba de lo que yo representaba para él no me disgustó, al menos eso se lo tomaba con humor, pero estaba muy equivocado si creia que yo iba a ponerle limites, yo solo debía informar de todo lo que hiciese y registrarlo todo en unos documentos.

La mujer que había estado en la cama cogió sus ropas y preguntó si estaba contratada antes de marcharme, y lo único que provocó las palabras del "Increible" fue una mirada llena de odio hacia mi persona, que yo, claro está, me limité a ignorar.

Comenzó a hacerme preguntas, cosa que no comprendía del todo ya que era de suponer que el debía estar informado de mi papel alli.

- Yo no necesitaré ningun arma, seré una mera informadora y registradora de datos ... - Pensé en un instante en como llamarlo... me negaba llamarlo "Capitan Increible" me resultaba muy poco serio y Señor... era un error llamarlo así si no lo era.

- Mas o menos soy un termino medio como has dicho. Pensé que se te había informado de mi tarea aquí. Me limitaré a acompañarte a todos tus asuntos, misiones, observarte y redactar todo lo que haya ocurrido. Así que seré una mera observadora, de todos modos usted no parece que necesite ayuda. - Dije mirandolo con la misma templanza de siempre.

Mientras le hablas se vuelve a sentar y a terminar su comida. Asiente con la cabeza para que sepas que te esta escuchando, pero ni siquiera te mira.

- Me lo explicaron pero el viejo ese, el Jefe de policia, habla muy raro. Que si un enlace, que si informes, que si... bah. Le dije que sí para que me dejase en paz y porque seguro que me niego no tendré tantos privilegios como tengo ahora.

Intenta tragar uno de los enormes bocados que ha propinado al kebak antes de seguir.

- Y no me trates de usted. Puedes llamarme Capita, Increible o, como me dicen las chicas en la cama, oh dios mio.

Se gira hacia ti solo para guiñarte un ojo mientras se levanta y atraviesa la enorme habitacion. Se detiene junto a un mueble y saca una botella de lo que parece ser vodka y un par de vasos.

- ¿Quieres tomar algo? Si, claro que quieres. Vamos a beber un poco, el dia esta tranquilo y no pasa nada por un poco de alcohol.

Ignorando tu opinion al respecto sigue hablando, el lugar es tan grande que incluso tienes que acercarte unos pasos para poder escucharle.

- Y dime, agente Stanson. ¿Cuanto llevas en la policia? Si vamos a trabajar juntos tendré que saber cosas de ti. ¿Has disparado a alguien? ¿Te ha dado alguna medalla?

Al decir eso ultimo señala a la pared. Alli puedes ver diversas medallas, la llave de la ciudad y todos los meritos que se pueden dar a un ciudadano e incluso algunos reservados a las fuerzas de la ley.
Se detiene a tu lado y te ofrece un enorme vaso de vodka, observas que al suyo solo le quedan dos tercios.

 Le explico que papel desempeñaba yo en todo esto, el me escuchaba, pero no me gustaba sus formas de hacerlo, mirando fijamente la caja tonta o a un punto determinado, terminando de comer viéndose hasta el ultimo trozo de carne en su boca.

No pude evitar volcar mis ojos hacia arriba cuando comenzó a darme una pequeña lista de como llamarlo, el último fue de lo más estúpido, vaya egocéntrico.

- Eh... si... bien. Dejémoslo en "Capitán" - Suspire intentando hacerlo con disimulo, era el nombre menos estúpido de la lista.

Arqueé una ceja y abrí mas mis ojos cuando éste se levantó y comenzó a ofrecerme algo de beber, iba a negarme, pero el tipo parecía que hablaba por mi y ya me tenía preparado un vaso de lo que parecía Vodka. ¿Que pretendía?.

- Gracias por tu ofrecimiento, ¿pero no es muy temprano para eso?. - Dije acercándome un poco, la sala era inmensa y el sonido se repartía por toda ella y a veces me costaba escucharle.

Apreté la mandíbula al percatarme que no había dicho mi apellido bien, y se limitaba a preguntarme si tenía alguna medalla. Si que tenia una, de cuando tenia doce años y practicaba gimnasia rítmica, pero ese hecho seguramente le gustaría demasiado.

-  Stinson. - Dije quedamente y dejé unos pocos segundos de silencion. - Y no, no tengo ninguna medalla, soy estudiante aún... llevo unos años trabajando en la comisaría. Y no... no he disparado a nadie. Siento no tener una vida muy interesante. - Dije cogiendo el vaso de Vodka, pero no tenía intención de beber.

No le pregunté nada, todo lo que había de él lo tenía frente mis ojos y eso me bastaba. 

Mientras explicas tu experiencia policial el Capitan Increible se termina sin para el vaso de vodka. Parece demasiado acostumbrado al alcohol ya que se lo ha bebido como si fuese agua.
De repente suena un zumbido a tu espalda, como un portero automatico. Tu nuevo compañero se acerca a un sillon y coge un mando a distancia, pulsa un boton y aparece una de sus secretarias. Ves que la camara esta descaradamente situada para mostrar un buen plano del escote de la chica.
La secretaria anuncia que tiene una llamada urgente de la policia, en seguida desaparece su imagen y se ve un nombre en la pantalla: Capitan Clarke.
Reconoces su voz pese a que no aparezca imagen alguna.

- Capitan Increible, se esta produciendo un dos cero siete en Staten Island. Tres hombres armados han secuestrado el ferry, la guardia costera los tiene bloqueados pero nuestros hombres tardaran en llegar.

- Ok, Clarke, en seguida estoy alli. Me encargaré de esos tios.

Cuando el oficial intentan ampliar la informacion el Capitan Increible pulsa un boton y termina la llamada, la pantalla se queda en negro.
Comienza a quitarse la ropa mientras atraviesa la enorme habitacion, se dirige a un armario donde seguramente guarde su traje de faena.

- Muy bien Stenson. Primera intervencion de la semana. Espero que no tengas vertigo, porque solo podemos llegar volando y que tengo que llevarte. ¿Estas preparada?

Staten Island esta al sur, al otro lado del rio. Realmente pueden tardar en llegar las fuerzas especiales. Un dos cero siete es un secuestro, eso lo sabes de sobra, pero debe haber mas informacion al respecto que, por lo visto, el heroe no esta interesado en escuchar.

 El tipo se tragaba el alcohol como si se tratara de agua mineral, yo estaba apunto de dar un trago por no rechazar la oferta y parecer antipatica, aunque se lo mereciese, pero un pequeño timbre me salvó.

En cuanto se giró el Capitan Increible, dejé el vaso sobre alguna mesita cercana y me fijé de que se trataba. Despues de haber visto un par de tetas en toda la pantalla, me di cuenta que pasó la llamada al Capitan Clarke. Cuando "acabó" la conversación comprendí totalmente al policía.

- Pe...pero iba a otorgarte mas información. - No pude evitar murmurarle mientras el se iba en busca de su ropa de trabajo supuse. 

No pareció hacer caso a mis palabras, y de nuevo se dirigió a mi de manera equivocada, no sabia si era de verdad estúpido, o lo hacía solo para hacerse de rogar... Pero lo que no me gustó nada es que iríamos a ese lugar volando, no me molestaría tanto si no fuese porque el fuese agarrarme. Esperaba de todo corazón que hubiese malinterpretado sus palabras y fuésemos en algún minihelicoptero de estos solo para él.

- Stinson. - Repetí. - Y no, no tengo vértigo. - "pero podría marearme", "no se si estoy preparada" eran dos siguientes frases que quise decir, pero el miedo de perder lo que Clarke me había ofrecido me bofeteó.

- Estoy preparada. - Mentí.

Cuando cierra la puerta del armario ya lleva puesto un traje ajustado de lycra. El modelo es parecido a los trajes de surfistas, con mangas muy cortas y perneras hasta la mitad del muslo. Calza unas deportivas con cierre de velcro que rematan el conjunto.
Desde luego para ser un uniforme es poco practico ya que carece de proteccion alguna. Pero visualmente llama la atencion, y algo te dice que ese es el objetivo principal.

- No pense que volveria a usar esto. Toma, pontelo, llevarte en brazos seria muy incomodo.

Abre una caja y saca un arnes. Parece que su idea es que te ates a él, o mas exactamente a su espalda, al igual que hacen los paracaidistas en tandem. De todas las opciones que se te ocurren amarrarte a su espalda es la mejor.

- Tambien necesitaras esto, al menos si quieres mantener los ojos abiertos durante el viaje.

Te entrega unas gafas de paracaidismo, aunque no distan mucho de las de buceo.
Resignada te colocas las cuerdas y ajustas los mosquetones, él hace lo mismo y en seguida estais preparados. Te atas a su cintura y sus hombros y, aunque te ofrece abrazar su cuello, prefieres sujetarte al cordaje.
Abre uno de los ventanales y sale a un pequeño balcon sin barandilla. Notas como coge aire y comienza a elevarse del suelo. Es algo que te sorprenderia mucho mas si no fuese porque tu misma puedes hacer cosas igual de excepcionales.
Primero os moveis lentamente hacia arriba, poco a poco la velocidad se incrementa y en cuanto coge altura comienza el movimiento horizontal. Sientes como si tu estomago bajase hasta los pies, la sensacion es como montar en una montaña rusa pero con una caida permanente.
Ves a tu alrededor pasar los edificios y antes de que te des cuenta bajo vosotros esta el rio Hudson. El viaje apenas tarda un par de minutos, en helicoptero ese hubiese sido el tiempo en arrancar el motor.
Cuando ves el ferry en medio del rio el Capitan Increible se eleva y hace una parabola descendente. Al frenar tu estomago vuelve a su posicion original y al caer parece que quiere huir por la boca.
En cuanto tocais suelo él se desgancha y se quita el arnes para recuperar su estetica inicial. Os encontrais en el techo del ferry, alrededor hay tres lanchas de los guardacostas esperando a una distancia prudencia.

- Quedate aqui, enseguida vuelvo. Esto es pan comido.

Sin esperar replica alguna se encamina hacia un lateral del techo para, seguramente, descender por el lateral.