Partida Rol por web

Victor apenas pisò el suelo corriò hacia la enorme bestia que luchaba contra Ray. De haber estado en una situacion normal, habria notado que esa criatura era mucho mas poderosa que antes, que su cuerpo habia cambiado para mal y que eran pocos contra ella... pero en ese momento solo atendia a la sed y la orden de Aurora, como si esas dos cosas se equilibraran de alguna manera. Con rugido atacò a la gargola enarbolando sus garras y con deseos de oirla gritar otra vez.

Tras esquivar la trampa de la escalera el grupo llegó a una habitación donde encontró a Aurora junto a un vástago estacado.

Ese debe ser el pinche cabrón que vinimos a buscar, la chamaquita lo tiene controlado.

Parecía que todo iba a terminar pronto, sin embargo por los sonidos de lucha y las palabras de algunos estaba claro que la lucha continuaba y que Lawrence y Víctor seguían estando en peligro. Ramón se acercó al ventanal roto y vio la escena que sucedía en la parte de abajo.

¡La pinche gárgola!

Hizo una mueca de disgusto y guardó su estaca, contra aquel ser de piedra le servían bien los puños igualmente. Saltó y se dispuso a asistir en el combate a sus compañeros.

- Te he hecho una pregunta. - gruñe en una explosión de rabia, dirigiéndose al nosferatu. Le latían las sienes y tenía unas ganas locas de saltarle al cuello y cargárselo.- ¿De qué ritual estás hablando? - A pesar de estar muy mosqueada con él, al ver que los demás estaban a punto de ir a ayudar a los de abajo, dio un paso a hacia el bicho feo para ir a ayudarle. El nivel de rabia se rebajó un tanto, ganando terreno la curiosidad. - Vamos. 

Tanto Selene como Athanasivs deciden seguir a Yuri, éste lanza un leve gruñido y comienza a correr como buenamente puede debido a su cojera.

- Son chiquillos de Yuri, si logran concretar el ritual, harán volar toda Erebo, eso no debo permitirlo – dice sin dejar de correr –

Una vez todos frente a la puerta que daba acceso a la otra biblioteca, Yuri la abre lentamente, ahí dentro, los estantes estaban todos esparcidos de tal manera que permitieran espacio para realizar un circulo bastante extenso en el círculo dibujado en tinta negra sobre una tela blanca, encima, había frutas, velas, plantas varias, cuchillos y copas.

Alrededor, se encontraban arrodillados varios participantes que entonaban canticos mientras estaban en medio de un trance, Yuri los mira y se acerca a uno para tocarlo.

- No hay trampas alrededor… - dice sonriente - …como buenos miembros del Sabbat, son todos suyos, – extiende su mano con garras chuecas y apunta hacia ese grupo – posiblemente su sangre logre acercarlos un poco más…a Caín – era una forma demasiado sutil de invitarlos a realizar la tan aborrecible diablerie que la Camarilla tanto detestaba –

Eran seis vampiros reunidos ahí, uno para cada uno de los miembros de la manada y solo uno podría encargarse de Niel.

Aurora, Padre Ramón y Lawrence logran causarle un poco de daño a la criatura, daño que era reflejado mediante pocas heridas, mientras que Victor a pesar de sus esfuerzos no logra asestarle un golpe certero que le cause un perjuicio visible.

Leonid logra asfixiar un poco a la criatura haciendo que esta pierda por unos segundos el control debido al daño recibido.

Toda aquella lluvia de disparos y golpes no hizo nada más que enfierecer a Titán, por lo que con un golpe fulminante logra empujar terriblemente a los cainitas que más cerca estaban a él, es decir, tanto Lawrence y Víctor como Padre Ramón, son empujados ante terrible porrazo emitido por un brazo monstruosamente poderoso.

Siendo el único capaz de sentir daño alguno el Padre Ramón.

Lawrence retrocede tambaleándose y cuando se despeja del efecto del golpe se da cuenta que simultáneamente a golpeado también a Víctor y al Padre Ramon. ¡Y con uno sólo de sus brazos!

Consciente de que no podemos dejarle tomar la iniciativa, ya que nos destrozaría, me vuelvo a lanzar sobre ella para golpearla.

No me molesto a buscar un punto concreto, simplemente golpearla.

– ¡Tenemos que reducirla!

El golpe fue tan fuerte que le arrojó de espaldas en una mezcla de nieve y barro, dejando al cainita empapado y sucio. Si antes parecía una bestia salvaje, ahora eso se acrecentaba. Se levantó de un salto volviendo a la carga con un rugido gutural y animal, sus garras apenas habían hecho algo de daño, pero en su mente no contemplaba otra estrategia que la de atacar hasta que esa cosa muriera o le llegara el fin. De lo único que era consiente era de su creciente Sed y la necesidad de saciarla, por eso concentraba su atención en ese poderoso monstruo que podía derribarles con solo un barrido de sus poderosos brazos.

Esa gárgola estaba ya empezando a ser un completo incordio, no se quería morir la muy puñetera. Se preguntó a si misma como es que las heridas no le dificultaban el movimiento y luchaba tan bien. -Ah, claro, es su bestia interior la que está al mando ahora. -Entonces supo que no pararía de luchar hasta que entrase en letargo, o muerte definitiva.

Se detuvo un instante para accionar la corredera y preparar el siguiente cartucho. Tambien se debatía sobre si debía usar "Eso" y bajar a ayudar cuerpo a cuerpo, era un recurso que no le gustaba enseñar a la ligera.

Negó con la cabeza descartando la idea, acto seguido si hubiese algún espectador mirándola a ella, se percataría que algo pasaba en sus manos y rostro, podría observar como habían pasado del pálido característico de los no muertos a un sonrojado muy vivo y luego a un tono rojo enfermizo a la vez que se le inflaban las venas del cuello y los ojos se inyectaban ligeramente en sangre.

Se dejó caer con cuidado del primer piso a través de la ventana rota y avanzó con calma, con la escopeta al hombro y un acto tan simple como ese, lo hizo con una gracia y unos movimientos que simplemente no eran humanos, parecía como si que flotase sobre el suelo. Se detuvo y adoptó una postura de disparo a una velocidad endiabla para acto seguido abrir fuego.

La gárgola se defendía bien y ahora no tenía tantos atacantes encima, pero aún así eran muchos contra ella y Ramón sabía que solo tenían que aguantar un poco más. Lawrence y Víctor estaban haciendo su trabajo bien y algunos otros compañeros se unían al combate. Recibió un golpe de su brazo que lo barrió junto a sus compañeros, era doloroso pero el daño le daba más coraje.

-¡La gran chingada! ¡Pegas duro, a ver si también te gusta recibir! ¡A por ella compadres, démosle una buena golpiza!

Esperaba que poco a poco fueran cambiando las tornas y sobre todo debía estar atento a que esta vez no escapara, no pensaba dejarla huir de nuevo si era posible.

Con la contestación de Yuri, su rabia se calmó ipso facto. Por el camino no paraba de echar ojeadas al guía. Era un tanto penoso verle correr, aunque, a diferencia de sus compañeros, ese ser no le despertaba ningún tipo de instinto protector. Se situó justo detrás de él cuando fue a abrir la puerta de la biblioteca, blandiendo el cuchillo que llevaba firmemente sujeto en la mano, dispuesta a atacar sin miramientos. Contempló cómo Yuri se acercaba a uno de los vampiros y lo tocaba. Ladeó la cabeza, intrigada, al ver que este no hacía ningún movimiento. Pero siguió en guardia, solo por si acaso. 

Sus sentidos se dispararon. La sed comenzó a ser insoportable, y en su cabeza lo único que resonaba eran las palabras del viejo Nosferatu. A pesar de no confiar en él, si había trampa creía ser capaz de salir. Se había concentrado tanto en ignorar a la bestia... que ahora la había arrollado a su paso.

Sus pupilas se dilataron, como las de un gato cuando está a punto de cazar, y, sin pensarlo dos veces, se acercó suavemente a uno de los chiquillos. Acarició su hombro, subió lentamente hasta tocarle con suavidad el pelo, volvió a bajar, deteniéndose esta vez en el cuello, y comenzó a alimentarse de él. 

Observa como dos brazos emergen para detener la avanzada de aquel monstruo quien logra liberarse tras sufrir un poco de aquella asfixia que suele causar el don de los tentáculos. Sabe que ahora solo queda como movimiento proyectar su oscuridad para debilitarla lo más que pueda al ver como emerge un solo tentáculo esta vez para realizar nuevamente el mismo truco de paralizarla.

El don de las sombras no está de mi lado ahora

Se maldice en ese momento mientras se prepara para disparar una vez más aun manteniendo su distancia, el resto de los presentes nuevamente  propinan todos sus ataques posibles.  El tiempo no parece estar completamente de su lado y sabe que quienes necesitan más ayuda son Selene y Athanasiv.

No podemos perder más tiempo 

Preparándose nuevamente para disparar y causar todo el daño posible para dejar en letargo a aquel monstruo

Los ataques iniciaron nuevamente, ahora las heridas de la criatura parecían más graves y difíciles de sanar.

Lawrence con aquel puñetazo logra atravesar la pétrea carne de Titán, Aurora por su parte logra abrirle varios hoyos lo que conllevan a ver a la gárgola cubrirse los ojos intentando rehuir de aquel destino que finalmente se hizo con ella.

Lanzo un último grito de exasperación y cayó estrepitosamente sobre los que estaban más cerca de ella, siendo Leonid y Víctor los que recibieron un poco de daño debido a la caída, pero Lawrence no sufrió ninguna.

Titán poco a poco se va haciendo cenizas, polvo que se esparce y se mezcla con la nieve, formando así un pequeño manchón de oscuridad parecida a la noche que no estaba siquiera cerca de acabarse.

Todos los vampiros ahí presentes, pudieron sentir como una leve vena de orgullo recorrió por sus gélidos cuerpos, un orgullo que había demostrado que no eran un hueso duro de roer, eran miembros unidos del Sabbat y guerreros verdaderos al servicio de Caín.

¡Al fin!  -Se dijo a si misma satisfecha cuando cayó abatida. No bajó la guardia y preparó el siguiente disparo por si se trataba de una estratagema. 

Cuando vió que la gárgola comenzaba a desintegrarse se llevó una sorpresa, esa descomposición correspondía a un cainita que mucha edad. Luego le invadió una ligera lastima, no por matar al enemigo si no por que las posibilidades de haber interrogado a esa criatura o haberla puesto del lado del sabbat se esfumaban como la ceniza llevada por el viento.

-Lawrence, Victor, no hemos terminado. - Les apremió. -Queda Niel. Hacer lo que debais con el. -Luego miró al resto-  Y el ritual.

Se acercó a Ray para comprobar su estado y si aún era útil para el grupo.   -Pensé que los cambia formas erais mas duros... ¿Llamamos a la ambulancia o directamente al tanatorio?

-No me fio una mierda de este escremento. - mira al nosferatu cuando les invita a él y Selene a beberse a los cainitas, las sospechas de sangre envenenada están rondando por su mente, y más que el nosferatu lo sepa y sea una trampa preparada desde el principio. ¿Desde cuando un nosferatu, uno de los clanes fundadores de la Camarilla, se dispone a ayudar a una manada Sabbat?

Al ver a Selene dejandose llevar por una imprudencia, la agarra del cuello y tira fuertemente de ella hacia atras.

-Ahora no.

El combate finalizó sin que finalmente Ramón hubiera podido unirse a el, pero lo importante era que el vampiro había sido derrotado y destruido gracias a la colaboración de todos. Esa era una de las grandes diferencias entre la Camarilla y el Sabbat, aunque los tildaran de anárquicos trabajaban más en equipo y eso suponía una gran ventaja.

-Buen trabajo compadres. Era un enemigo poderoso pero no pudo con todos nosotros. ¿Estáis todos bien?

Tampoco es que hubiera mucho tiempo para lamerse las heridas, como Aurora bien apuntaba aún había cosas por hacer y era mejor no confiarse.

-¿Qué es eso del pinche ritual? -Ya lo había escuchado antes pero ante el apremio de ayudar contra la gárgola había decidido ignorarlo. Miró a su alrededor y  vio que faltaban algunos, entre ellos Selene.- ¿El resto están ocupándose de ello? Vayamos a ayudarlos.

Ramón desconocía de que se trataba o si podría ser de alguna utilidad, pero se ponía a disposición del grupo para cumplir el papel que mejor utilidad tuviera.

La gárgola cayó, lanzando un grito lastimero que complació al gangrel. El cainita estaba magullado y con la sombra de la bestia rondando sus ojos, pero no podía evitar sonreír. Habían pasado por muchas cosas, sobre todo reuniones y demás, era bienvenido algo de acción.

-Bien- le dijo a Aurora volviendo a encararse hacia la ventana, pues no pensaba perder el tiempo pasando por toda la maldita capilla-. Solo necesito un bocadillo- le dijo al padre con otra sonrisa que avergonzaría a un tiburón. No sabia el estado general de Niel, lo ultimo que vio fue como fue estaqueado, pero aun le debia un poco de su sangre, un pago justo por esas malditas trampas-. Bien hecho novato. Hasta casi pareces un cainita.