Partida Rol por web

En el hueco de la escalera apareció una silueta, que al ser iluminada por vosotros, tomó la forma de un hombre de aspecto árabe. En una de sus manos apareció un martillo, que alzó por encima de su cabeza mientras gritaba a todo pulmón palabras que parecían santas:

“En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso.

Toda alabanza pertenence a Al-lah solo, Señor de todos los mundos,

El Clemente, el Misericordioso, Dueño del Dia del Juicio.

Dirigenos por el camino recto.

El Camino de aquellosa quienes Tú has concedido tus benediciones,

de los que no hand incurrido en el enojo y

de los que no se han extraviado.”

-¡AAAAAAAAAAHH! -gritó a continuación, lanzándose hacia vosotros agitando el martillo con toda la intención de daros con él -. ¡NO LO PERMITIRÉ! ¡AL-LAH ME PROTEGE!

Lopez fue bajando las escaleras del sótano iluminado por una de las linternas. - ¡Qué raro!, aquí es como si estuviera todo terminado, y limpio. Dijo Lopez iluminando a la vez que contemplaba la belleza de la cripta. Lopez seguía a sus dos compañeros que eran verdaderos sabuesos, olfateadores de pistas, como dejó patente Marro al iluminar una losa en el centro de la Cripta. - Aquí pone algo está en latín dice tú eres Pedro. ¡Una pista!, comentó aunque no estaba seguro que hiciese falta utilizar pico y pala en aquel lugar. La opinión de Zapata de mirar debajo del altar le pareció más acertada: - Vamos Marro, sigamos la pista de Zapata, no me parece muy coherente hacer sacrilegio. Pero algo salió del hueco de la escalera, era un árabe que hablaba en su idioma, y que sin aviso se abalanzó hacia ellos con un martillo.

Al ver como aquel moro loco arremetía contra ellos con un martillo en alto, Marro sacó su pistola semiautomática y sin pensárselo dos veces disparó contra éste. No iba a dejar que lastimara a ninguno de sus compañeros. Un buen golpe de martillo en el lugar adecuado, podía acabar con la vida de cualquiera y eso era algo que no iba a permitir. Ya darían las explicaciones necesarias a posteriori y si hacía falta, engordarían lo que había sucedido.

- ¡Alto en nombre de la ley! - Gritó tras el primer disparo que impactó en el pecho de aquel hombre. Acto seguido disparó contra el techo. - ¡No se mueva! - Volvió a gritarle.

El disparo de Marro dio en el pecho del árabe loco, pero eso no le detuvo. Continuó acercándose a vosotros para aplastaros la cabeza o lo que pudiera, en medio de gritos desbocados sin sentido que parecían estar reclamando la presencia de su propio dios para que le ayudara.

Estaban mirando una piedra que decía algo en el sentido de "Tu eres Pedro", o algo por el estilo, en latín, algo que sería lo que diría alguien a Su Santidad el Papa, al identificarle con el portador de las Sandalias de aquel que era la piedra angular de la Iglesia,... es más... una piedra que haga refencia a Pedro, alias "la piedra", era algo curioso que....

... que nada, porque aparece un señor gritando improperios, mezclados con palabras de origen árabe... e incomprensiblemente, Marro yerra el procedimiento y primero le dispara a él, y luego el tiro de advertencia... algo manifiestamente antireglamentario, pero quizá achacable a la tensión, que habrá producido un ataque de dislexia puntual...

... Bueno, puntual o no,... si un compañero se pone a pegar tiros a un majadero que viene a machacarnos la cabeza... advertido ya está de lo que va a suceder...

Sacó la pistola, medianamente apuntó y disparó, a la par que gritaba:

-¡ALTO A LA GUARCIA CIV... DIGOOO,  A LA POLICÍA, COÑO!!!

Se ve que estaba nervioso, y también se lió, pero esta vez con el Cuerpo al que pertenecía.... sea como fuere, el tiro salió rana, o sea, desviado...

Los disparos de Zapata y Marro no fueron suficientes para detenerlo y rápidamente se abalanzó sobre todos vosotros, descargando su martillo con fuerza sobre Novoa, que se vio sorprendida sin poder hacer mucho para quitarse de delante.

Afortunadamente, falló en el último momento, quedando completamente descubierto para que los demás hicieseis algo, porque estando junto a vosotros, el siguiente golpe podía ser fatal.

Igual era algo desproporcionado seguir disparando. Explicar que había alguien oculto entre las sombras con un arma en la mano, que le habían advertido que depusiera las armas incluso con un disparo al aire y que aún así había arremetido contra ellos, siendo necesario disparar para evitar una muerte segura, era una cosa, explicar porque se habían ensañado después con él al comprobar que sólo esgrimía un martillo, era otra cosa.

Marro se acercó a aquel hombre y lanzó un puñetazo contra su rostro. Era un árabe viejo, pero era rápido, pues logró esquivarlo. Otra cosa que podía ser era que él hubiera sido lento. Se le daba mejor la pistola que el combate cuerpo a cuerpo, eso era un hecho evidente.

- ¡Tiradlo al suelo! - Les gritó a sus compañeros. - ¡Tiradlo! - Repitió nervioso.

La oscuridad, la sorpresa, o los nervios, hicieron que tiraran peor que una escopeta de feria; pero lo que sí era certero era el análisis de la situación: el loco este estaba en medio de ellos, con un martillo, y si se liaban a tiros ahora, al margen de que reglamentariamente sería un tanto discutible -pero vamos, que eso se arreglaba en el  informe y listos-, era fácil que se metiesen una bala en el cuerpo unos a otros... así que hizo caso a Marro, e intentó noquearle de un cuantazo, pero el muy ... no tenía la deferencia de estarse quieto, así que falló el golpe

-ESTESE QUIETO COJONES!!! DESE PRESO!!

Pero le hacía caso en un punto intermedio entre omiso y ni puto....

Pero aquel hombre estaba enfurecido, completamente incapaz de escucharos o de detenerse, por lo que vuestras palabras no servían absolutamente nada. Al verse rodeado y como intentabais derribarlo, soltó el martillo e intentó golpearos, lanzándole un puñetazo a López que si no lograba esquivar, bien podía lanzarlo al suelo y dejarle completamente inconsciente.

Sin duda, aquel árabe pensaba pelear hasta que consiguieseis inmovilizarlo o dejarlo vosotros mismos fuera de combate.

-¡Por todos los demonios...!

Aquel moro demente había llegado hasta ellos y por si eso fuera poco, había atentado con su martillo sobre la joven Novoa. ¿Es que esos salvajes no conocían el honor?

Furioso con la situación y viendo que sus compañeros no estaban logrando atinarle, Julián simplemente se lanzó diréctamente hacia él gritando,  aprovechando el choque de ambos para rodearlo fuertemente con los brazos a la altura de los codos, tratando de evitar que volviese a levantar la mano armada contra ellos a la vez que impedía su movimiento.

- ¡Bien hecho, Julian! - Dijo Marro abalanzándose sobre el puto moro. 

Fue entonces cuando le propinó un puñetazo entre las costillas. El protocolo habitual. Sacó entonces los grilletes y con la ayuda del resto de agentes, se los colocaron con mucha maña y algo retorcidos, para que le doliera y no se confiara.

- ¿Qué te has creído moro de mierda? - Le preguntó, aunque no esperaba una respuesta. - ¿Qué está pasando aquí? ¿Eres tú el asesino? ¡Confiesa canalla!

En la vorágine de golpes, Balaguer triunfó allá donde los demás habían fallado, y fue capaz de inmovilizar con una presa a este loco; Marro, buen rápido, se lanzó a completar la tarea mediante los grilletes de rigor y Zapata... bueno, Zapata intentó calzarle un par de buenas hostias, a ver si así se volvía un ser razonable y se dejaba aprehender como Dios manda...

... y por Dios, que bien a gusto se quedó con el soberano sopapo que le dió al tío ese, que casi le vuelve la cabeza del revés de la misma...

Por fin, gracias a la habilidad de Julián, el árabe loco fue retenido y Marro se encargó de colocarle las esposas. El martillo cayó a los pies de todos, mientras el hombre seguía revolvíendose y hablando en árabe algo incomprensible.

Solo cuando recibió la bofetada de Zapata, fue capaz de contenerse un poco, lo suficiente como para hablar.

-No. Yo no ser asesino. Ustedes... no deben... estar aquí. Ser peligroso. Marchar ahora. Él poder venir y matar todos. TODOOOOOOS.

Julián, aún indignado con que aquel malhechor se hubiese atrevido a atacar a la muchacha del grupo se tuvo que morder el labio para poder contenerse las ganas de apuntarse a la tanda de golpes que ya estaba recibiendo aquel moreno.

En vez de eso convirtió lo que debía ser un puñetazo en un simple tortazo, viendo que el de Zapata sí había logrado algún efecto.

-¿Por que iba a atacarnos así si no es usted el asesino? ¿Y que iba a hacer en un lugar como este de no serlo?- le zarandeó por los hombros, descargando así de alguna forma la tensión del momento.

-¿Que diantres farfulla? ¿Quien dice que va a venir?-gritaba entre zarandeo y zarandeo

Por fin, el árabe pareció calmarse, miró a Julián algo más sosegado y empezó a hablar, muy despacio.

-Yo... leo, estudio, traduzco textos. Encontrar un día un libro en biblioteca, "Confesor Imperial". Ser bastante antiguo, pero en él se habla del mal. Sí, señores, el mal que todo lo pudre. Hay rocas en sitios, y este ser uno de ellos. Este templo ser maldito, ahí estar roca, y si no ser destruida, el mal saldrá y dominará hombres. Esa piedra contactar con el otro lado. Volverá locos. Yo intenté destruir, pero no fui... capaz. Deben... coger la piedra roja y destruirla. Yo... puedo llevarles al otro lado. Puedo llevarles para destruir piedra.

Que a gusto se había que dado!.... nada como dar una buena hostia para quitarse tensión de encima, y, a ser sinceros, esta había sido una muy buena hostia..

Pero el tipo, ya reducido, una vez se rehizo, empezó a hablar... y teniendo en cuenta lo que habían leido, con sentido, todo el sentido del mundo diría Zapata, pues concordaba con lo que sabían.

-Si, hombre, sí. Si eso ya lo sabemos; lo de que el templo que se erija en este lugar, tendrá un equivalente en el otro lado, y todo eso. ¿Quien se pensaba usted que éramos?, o mejor dicho... Si andábamos por aquí con picos y palas,... ¿que se pensaba que íbamos a hacer?

Suspiró... el tío estaba en un lío...

-Mire. Ha atacado a un grupo de agentes de la policía, y ha seguido pese a que se le ha dado el alto; parece usted alguien culto, así que se hará cargo de las consecuencias de sus actos, y no me vale que esgrima una justificación mística... Y a todo esto...  ¿iba a solucionar el tema con un martillo?

Mientras le habla, le cachea; espera encontrar documentación o algo....

José simplemente escuchó las explicaciones que aquel árabe loco tenía que darles. Al parecer les había atacado con el martillo para evitar que algo, "él", les matara a todos. 

- Bonita forma de protegernos... - Pensó el inspector. - ...atacándonos. - Se encogió de hombros mientras negaba con la cabeza.

Sin duda alguna, al menos para Marro, acababan de atrapar a su asesino. Tenían todavía que probarlo, lo cual no iba a ser para nada fácil, pero todo concordaba. Un hombre que no debía estar en el lugar donde se centraba la actividad del asesino, loco de atar, que conocía parte o toda la "profecía", que habían desentrañado del libro y árabe. No había pérdida.

- Muy bien. - Le dijo calmado. - Usted no es el asesino. El asesino es "él". ¿Y quién es él? ¿Dónde está? ¿Y la piedra? - Resopló. Se estaba haciendo viejo para ese tipo de tonterías.

El árabe estaba más tranquilo, pero cuando Zapata empezó a manosearle en busca de armas o cualquier cosa que tuviese, aquello le superó, se zafó de Julián e inició la huida hacia las escaleras.

-Sois unos locooooos!!! -exclamó, mientras corría.

Para su desgracia, la criatura de la cual habían hablado López y Julían, volvió a aparecer, estaba vez en la salida, y justo delante del árabe, que se quedó completamente inmovilizado.

Sin posibilidad de huir, y atenazado por el miedo y la locura, algo parecido a un brazo, o muchos, una masa indescriptible capaz de moverse, se elevó por encima del árabe y para vuestro horror, descendió con fuerza sobre el pobre hombre, que quedó hecho un auténtico amasijo de tejidos y sangre en el suelo, en una forma indescriptible.