Partida Rol por web

El barco zarpa con ligereza, tras un día de travesía Sitti ha desaparecido en el norte, mientras Nolsania se agranda en el horizonte. Parece el mismísimo infierno en llamas eternas y aún están a medio día de travesía.

- Plesel, ¿tienen las naves arpones? –preguntó cuando ya estaban en los barcos, y ahora sus perros corrían libremente por la cubierta- Si nos enfrentamos a un Dragón sería interesante adaptarlos para abatirlo.

Dicho eso miró a su alrededor pensativamente. “No sé si será útil. Puede que ralentice el avance. Bueno, no se pierde nada por preguntar”

- A ver, querido amigo y socio… Si concluimos que efectivamente se trata de un Dragón, aunque parecía una libélula gigante, es lógico pensar que descargará su llamarada sobre nosotros. ¿Se puede mojar la mayor parte de la cubierta, mástiles y velas? No sé si afectará al movimiento.

Era peligroso probar aquella teoría, pero más aún hundirse porque el barco cayera presa de las llamas. Sin velas no podían avanzar, por ser generoso “A todas éstas… ¿tiene el fuego de un Dragón efectos mágicos? Tal vez se necesite algo más que agua para apagar las llamas”, pensó como siempre en alto.

Plesel miro, a Leanan con una ternura infinita en sus ojos, conocía bien a esta mujer, habían vivido muchas experiencias juntos y confiaba plenamente en su opinión y buen juicio. Juicio que por otra parte, se desvanecía ocasionalmente del la mente de la mujer, haciendo que hablara sola o se comunicara de vez en cuando con criaturas que solo ella era capaz de ver. Pero aun así, Plesel aceptaba sus excentricidades y la guardaba un profundo cariño.

Mi querida Leanan, nada nos salvara de su terrible aliento si decide atacarnos, si ha sido capaz de incendiar toda una isla en pocos minutos cuéntame que pueden hacer dos casarones de madera contra la furia de un dragón. Me temo que esto parece una expedición suicida más que una cacería de dragones. Solo podemos rezar por nuestras almas y que la fortuna nos sonría. Sinceramente, espero que la bestia no esté allí cuando lleguemos o nos sumaremos a las víctimas de esta criatura.

Por otra parte, los Dragonuts ha cargado alguna Balista de guerra en el barco y confió en su experiencia militar  y en la de Lord Devirius. Que opináis General, creéis sinceramente que tenemos alguna oportunidad frente al monstruo?. No deberíamos, quizá, mandar a un equipo a explorar la situación antes de arriesgar nuestras vidas y MIS preciosos barcos??.

El horizonte parece desierto, a excepción de la cada vez mas gruesa columna de humo que parte de Nolsania.

En el horizonte se vislumbra una tormenta  en ciernes. Que viene del este, con nubarrones negros, atl vez les alcance antes de llegar a Nolsania.

La joven ladeó su cabeza y frunció sus labios. Después de unos segundos observando a su amigo hizo un gesto de negación. “Este chico tan positivo como siempre”

- Ya, ya… sé que desde ahí arriba –levantó la mano señalando el cielo- se tiene ventaja. Pero no sé, tenemos que prepararnos de alguna manera. Sólo espero que no tengamos demasiados problemas, en eso coincido.

Miró al horizonte, a la tormenta que pronto despertaría furiosa sobre ellos. Aunque estando en unos barcos podía resultar peligroso, para Nolsania significaría que las llamas mitigarían.

- Canela, Zupo, en cuanto empiece a llover os quiero dentro. Sólo me faltaba tener que tirarme al agua a rescataros –dicho eso se giró hacia Plesel y Devirius- Devi, dale esperanzas para los barcos que le va a dar algo –enseñó sus dientes en una amplia sonrisa.

No te preocupes, Plesel tampoco es mi idea entrar en combate menos en el mar, la verdad es que espero encontrarme con algún barco que venga huyendo de la catástrofe, o por lo menos acercarnos suficiente para poder ver que es lo que ha pasado exactamente.

Devirius intenta parecer despreocupado sin embargo no deja de preocuparle el tema de que se encuentran en el mar y no en su terreno, luego observa la tormenta que se acerca por el este, y se dirige a sus soldados

Señores se acerca una tormenta, es tiempo de asegurar las amarras, tal vez necesitemos arriar las velas, no podemos arriesgarnos a perderlas.

Leanan será mejor que también te pongas a seguro

Devirius se dispone a preparar a los soldados para que afronte de mejor manera la situación

Si, Leanan, vamos a ponernos a cubierto, vayamos a mi camarote, dejame que te invite a una copa de vino reconstituyente mientras pasa la tormenta. Dejemos el navio en las manos seguras y expertas de los marineros. Nosotros, aqui solamente estorbariamos.

Lord Devirius, por supuesto estais invitado, si quereis!!.

Dicho, esto, Plesel se dirije hacia la puerta que da acceso a la bodega y a sus aposentos privados.

El barco se acerca lentamente srpenteando las olas hacia la costa norte de Nolsania Menor, el humo sigue partiendo de varios puntos de la isla, ahora ya diferenciados en la cercanía. Alrededor de un centenar de fuegos provocan la humareda.

La tormenta está llegando, en breve alcanzará a los dos navíos.

Sacó morritos en cuanto Devirius la envió hacia los camarotes, y aunque ella estaba convencida de que podía echar una mano estaba claro que su amigo sería firme en su decisión.

- Bien, me voy -dijo con aquella peculiar indignación de niña ofendida- Ya, ya... no me lo digas, "Es por tu bien. Sólo quiero lo mejor para ti. Sé que puedes pero es mejor que no. Me gustas pero lo nuestro no puede ser..."

Y así se encaminó hacia los camarotes, comentando las típicas escusas que le vinieron a la cabeza, y algo más.

Una vez dentro, mientras Plesel servía el vino, la mujer tomó una actitud bastante distinta. Era como si la situación fuera otra, como si se hubiera cambiado el escenario de un teatro. La madera, la habitación, el vino, la buena compañía...

- Plesel, cuéntame, ¿qué tal de amores? -dijo de lo más normal mientras acariciaba al viejo Canela- Yo fatal, bien de cosas raras me ha pasado últimamente. No sé qué les pasa a los hombres, en cuanto hablo con ellos se comportan de los más raro.

Su mirada se centró en Zupo, arqueó una ceja y le dijo:

- Sé que piensas, chucho mal agradecido. No tengo la culpa de encontrarme con zoquetes incapaces de mantener una agradable conversación, o tipejos que están todo el rato diciendo que me pasa algo -entonces miró a Plesel- ¿A qué sí? Tú me conoces bien, sabes que la culpa no es mía.

Mientras los vigías y los pasajeros miraban con algo de temor a la tormenta. La alocada muchacha que siempre iba por libre en sus acciones reparó en algo cerca de la costa de la ya cercana isla.

Una figura humana, agachada que sostenía algo pequeño en sus brazos.

La locuela mujer lanza una voz de aviso.

Allí, en la costa. Hay alguien.

Al acercarse más el barco veis que la figura es un hombre que sostiene algo envuelto en unas mantas.

El hombre tiene, a duras penas distinguible, el uniforme de soldado de marina de Nolsania.

Véis como el Leannader inicia una vertiginosa aceleración y se dirige hacia una cala de la isla, pronto os saca varios cascos de ventaja. Cruzándose en la travesía. Parece fondear en la cala.

La figura que denunciara Leanan está sobre la loma de la playa. Su indumentaria es sin duda un uniforme de soldado de marina de Nolsania.

Plesel se acerca al lugar desde donde, Leanan diviso al hombre de la playa.

Maldita sea, Leanan, desde aqui no veo que pasa, y el Leanander nos ha tomado la delantera. Subamos a cubierta a ver si desde alli tenemos mejor perpestiva.

Timidamente, pero con cierta premura, el hombre le ofrece la mano a la muchacha para que juntos suban a cubierta.

Veamos, a ver si sacamos claro algo de todo este jaleo!!.