Partida Rol por web

Mientras discutís con el comerciante vuestros cuatro compañeros aparecen a vuestra espalda con aire despreocupado sobre sus caballos.

Al verlos el comerciante incide.

Caramba, si es, es.... Su alteza el emperador Talgor.

Tanner - le doy un golpe en el estomago a stred antes de que su rostro muestre alguna- muestra tus respetos a su alteza real....
-hago una reverencia y obligo a stred a hacer una-

Magestad, dichosos son los ojos que permiten a este pobre comerciante contemplar al señor de la lejana patria, habia escuchado rumores de vuestra pesencia, pero nunca espere confirmarlo, por favor, se que no somos dignos de su atencion, pero permitanos la gracia a este par de comerciantes presentar nuestros respetos, y de ser posible, el serviros en lo que sea pertinente....

-ejecuto otra reverencia-

Ante la reacción de Magner con nuestra llegada, y sus peculiares palabras, mantengo mi rostro impertérrito, sin mostrar señal alguna de controversia o sorpresa, y alerta, pues mi mirada recorre a los comerciantes y sus carretas con celeridad, guardo silencio, a la espera de que el Emperador hable.

¿A qué viene...? - acierto a decir, antes de que la sorpresa por el golpe en el estómago sustituya a la de las palabras de Magner - ¿Cómo...?, pero si es... - añado, agachándome obligado por mi superior antes de que pueda añadir algo más, mirando a la comitiva con cara de estupor, como si pensara que a Magner le había invadido una repentina locura.

Tras muchos años al lado del sargento he logrado descubrir que nunca hace nada sin ninguna razón, por lo que le ayudo en su representación de comerciante del Imperio, sin que ningún gesto delator escape de mi rostro.

Sólo espero que Stred no eche abajo esta pantomima.

Giro la cabeza sonriendo hacia Taurnil y digo socarronamente.

-¡Je! ¡Parece imposible salir de Palacio sin ser reconocido! ¡Menos mal que a la Emperatriz no le molestan estas visitas a nuestros amigos de Górnoran!- Miro de nuevo hacia Magner, esbozando una sonrisa amable -Incorporaos y decidme qué hacíais aquí detenidos en mitad el camino. Es un lugar peligrosos para comerciar... y no creo que sea muy legal el hacerlo aquí para evitar los impuestos de las ciudades.

Dirijo de nuevo la mirada a Taurnil, que como hombre de Drerick es quien debería preocuparse de esos temas. De todas formas su silencio muestra respeto, habiendo esperado mi intervención antes de mirar por los intereses de su rey. Intereses que por otra parte no serán muy grandes, siendo una de las partes mis soldados

eh.. (carraspeo un poco) mil disculpas su magestad - observo al comerciante y le dirigo un rapida y tenue sonrisa de agradecimiento- debo confesar que ha sido mi culpa, me he topado con esta honorable caravana de honestos mercaderes, quienes preguntaban sobre el ataque a Prnwr, y yo sin quererlo, he relatado la grandiosa gesta, pues a de aber que entre otros dones poseo el de ser bardo... y eh terminado preguntando sobre vuestro imperio, mi antigua y bien amada patria, la cual deje hace muchos años- oscuresco un poco mi voy para dar un toque de sentimiento y tras una pausa continuo-.

Y pensando en ello eh terminado importunado a este sabio maestro de mercaderes, preguntando por generos que ma hagan sentir mas cerca de  casa....

-ejecuto otra reverencia- Ruego, que toda pena que pueda ser impuesta se ejecute sobre mi cabeza, y no sobre la de mi sobrino o la de esta honesta gente....

Con la viva imagen de la confusión pintada en el rostro, que no hace más que afear su de por si estrambótica apariencia, miro alternativamente a Magner, al Emperador, y luego al resto en busca de una comprensión que no encuentro.

¿Es que nadie se da cuenta ...? - pienso, sin atreverme a abrir la boca - La locura de Magner es contagiosa..., maldita sea, debo hacer algo. Pero, ¿qué...?. Callate, Stred, ya has recibido bastantes reprimendas desde que empezó todo esto...

En boca callada no entran moscas. Sellesh ha podido contemplar en mas de una ocasión y en más de dos los extraños juegos palaciegos que se prestan entre los civilizados. Asi que se queda al lado de su emperador, aparentando ser uno de sus guardaespaldas de confianza, y escucha lo que departen unos y otros mientras no puede evitar preguntarse en qué quedará todo esto

-No seré yo quien se entrometa en los asuntos del rey de estas tierras. Tan solo os estaba avisando sobre los problemas que podríais tener. Por tanto...- Me incorporo en el caballo y tomo una actitud algo más seria -Proseguid vuestro camino o apartaos y dejad paso.

De esta forma si tienen algo importante que averiguar del mercader pueden quedarse atrás y luego alcanzarnos. Y si no ya les he dado una excusa para terminar la conversación.

Con la intervención del emperador, que bien sabrá como actúan sus hombres, asiento ante sus palabras a la misma vez que respondo a su sonrisa con otra. Cuando el tema cambia al asunto de los impuestos, algo mucho más serio, hago desaparecer mi sonrisa, y como representación de mi Rey, y por lo tanto en mi obligación de que la actuación de Magner no quede en evidencia, doy un paso al frente, de nuevo asintiendo a las palabras de Talgor.

Las palabras del Emperador son bien acertadas. No es este un lugar adecuado para acertado comercio, no al menos bajo la atenta mirada de nuestro Rey. - intervengo tras la explicación de Magner, que no acaba de aclarar el porque de esta pantomima. - Decidme, ¿debo entender que se ha cerrado algún tipo de trato aquí, lejos de los correspondientes impuesto? ¿o acaso los producto que comerciáis no son bien vistos en nuestras ciudades? - inquiero, alzando una de mis cejas para acompañar a la inquisitiva pregunta dirigida a los mercaderes. - [B]n de que Magner esté actuando como lo hace... o no.

Con la intervención del emperador, que bien sabrá como actúan sus hombres, asiento ante sus palabras a la misma vez que respondo a su sonrisa con otra. Cuando el tema cambia al asunto de los impuestos, algo mucho más serio, hago desaparecer mi sonrisa, y como representación de mi Rey, y por lo tanto en mi obligación de que la actuación de Magner no quede en evidencia, doy un paso al frente, de nuevo asintiendo a las palabras de Talgor.

Las palabras del Emperador son bien acertadas. No es este un lugar adecuado para acertado comercio, no al menos bajo la atenta mirada de nuestro Rey. - intervengo tras la explicación de Magner, que no acaba de aclarar el porque de esta pantomima. - Decidme, ¿debo entender que se ha cerrado algún tipo de trato aquí, lejos de los correspondientes impuesto? ¿o acaso los producto que comerciáis no son bien vistos en nuestras ciudades? - inquiero, alzando una de mis cejas para acompañar a la inquisitiva pregunta dirigida a los mercaderes. - Confío en que no es así, así que haced caso de las palabras del Emperador y continuad con vuestro camino. - finalizo, siguiendo el camino trazado por las palabras de Talgor.

Pido mil perdones por interrumpir vuestro camino....

Abro paso a la comitiva real mientras me acerco al comerciante.

Buen amigo, disculpa las molestias que te eh causado, pero buenos dioses guardan tu camino, y agradezco tambien su amparo por permitirme ver al emperador de mi tierra, siento que deba dejarte, pero esta oportunidad no pienso desaprovecharla, que la paz sea contigo, y ten presente que siempre estare agradecido.

Parto tras la comitiva real.

Tanner, apuraos!!!

Ahora resulta que sí vamos con ellos, y además con prisas... - mascullo, en voz suficientemente alta para que cualquiera pueda oírme - Puffff!! - resoplando, sigo a Magner, evidentemente disgustado.

No creas que no te entiendo Digo a Stred

Después de la respuesta del señor monarca no estoy nada a gusto con el al lado

¿Ah, sí? - susurro, mirando con algo de sospecha al enorme tipo que viste de manera tan peculiar, y especialmente a su enorme hacha - ¿También tienes dificultades para entender las cosas...?. A mi me pasa con frecuencia, pero suelo callarme y hacer lo que me parece. Me funciona bastante bien, ¿sabes?,aunque me llevo alguna reprimenda que otra...

Ante esta afirmación no puedo evitar lanzar una sonora carcajada

Te tomo la palabra chaval Le digo al tiepo que le doy una palmada en la espalda

Me acerco a Talgor como quien busca zalamerear y obtener algun favor real, mientras espero a perder de vista a los mercaderes

El mercader al escuchar las palabras impuestos y mercancias mal vistas, cambió el gesto.

Buenbo mi señor ya habíamos acabado. ¿Verdad compañero? - Dijo con extremo apuro a Magner.- Si os parece bien lo dejaremos como estaba.

Hizo un gesto a su caravana, para que iniciaran de nuevo la marcha.

Magestad ha sido un placer.

Sin duda el mercader está deseando irse lejos del emperador y sus vasallos.

-En todos mis viajes como bardo, nunca habia escuchado tales historias de los mercaderes... las caravanas de hombres de negro..-guiño un ojo- mi nombre es Mattews "El bardo" -sonrio- algo en yo y mi sobrino podamos servirlos su magestad

Aunque no me atrevo a hablar, dirijo a Magner una mirada cargada de odio al oír sus palabras.

Estoy más que harto de tener que andar escondiéndome y ahora le ha cogido gusto al jueguecito..., qué mala suerte, me veo haciendo de sobrino hasta el final del viaje... - pienso con absoluto disgusto.