Partida Rol por web

- Que así sea. - Responde Harold, con el tono cargado de odio y automáticamente se pone en posición si siquiera saludar. 

El público mira expectante la escena. Algunos parecían tomarse aquello cómo una especie de broma, pero otros parecían realmente interesados. Erina había escuchado algún que otro murmullo cercano mientras que hacía de espectador, gente que hablaba de su padre tras echarle un vistazo. En general, todos parecían expectantes de ver si aquella chica era capaz de hacer aquello que por su actitud quería demostrar... Ya fuera para reírse de su error o para reafirmar su procedencia frente al resultado de la batalla.

Mientras espera a que el combate comience Erina puede ver por el rabillo del ojo cómo Charlotte Phal se sienta entre el pública. En un principio su presencia la pone nerviosa, al recordar su advertencia. Pero cuando Charlotte asiente en gesto de anima mirando fijamente a Erina, se anima un poco. 

Y por fin el combate comienza, y se hace el silencio. La tensión rodea el campo de batalla, ahora habitado por dos estatuas que esperan que el contrincante haga el primer movimiento. La tensión en el cuerpo de Harold le demostraba a Erina que por muy frívolas que fueran las palabras de su contrincante, no la estaba menospreciando para nada. 

Erina le devolvió la ofreció una pequeña sonrisa a esa misteriosa mujer. Es su forma de agradecerle, ciertamente. Está determinada a vencer, todas esas miradas están esperando que gane.

Su primer instinto es lanzarse contra él, pero lo controla. Son ambos guerreros fuertes... Y el estilo de combate de Erina, al menos cuando está cubierta de tanta armadura, es bastante técnico: Ella es consciente de que es menos fuerte, menos rápida y resiste menos el dolor que la mayoría de los otros guerreros... Pero también sabe que tiene mucha habilidad. Ir con tanta armadura quizás no es lo mejor para alguien con su destreza y técnica.

De todos modos... Hay algo que tiene ella de lo que él carece.

-Harold. Veo que tu postura es buena. No tienes ni una sola abertura.-, dice alto y fuerte para que todo el mundo escuche, -Tus manos están firmes.-, paso a paso van caminando por la arena, dando círculos por el borde, esperando a que el otro se lance al ataque. -Tus ojos no paran de buscar una oportunidad... ¿Donde está esa confianza? ¿Dónde está el bravado del que hacías gala hace unos instantes?

El tono de Erina es firme. No suena a que esté burlándose: Parece que le habla de igual a igual.

-Tantas palabras sobre que soy una niña consentida... Me has dicho frente a todos los demás competidores que me enseñarías de qué lado se coge una espada. Me has dado a entender que si has hecho presión para que me emparejasen con alguien débil era por misericordia, para darme una oportunidad.

Ahora sonríe un poco.

-Para que esta niña pueda jugar a los guerreros, ¿Verdad?

Repentinamente se ríe un poco. Relaja un poco la postura, de todos modos sabe que Harold no podrá correr hasta ella antes de que Erina pueda retomar su posición defensiva. Apoya un puño en su cadera (el que sostiene la maza, la cual queda en paralelo con su pierna).

-Y ahí estás. Actuando como si fuese un oponente digno. Temiendo mi primer movimiento.

-Francamente, si yo estuviese en tu lugar, me sentiría avergonzado de mí misma, ¿Qué estarán pensando todas estas personas frente a las cuales me has insultado, viéndote así de tenso luego de todo lo que has dicho?

Toma una postura de combate algo barbárica, imitando el estilo de su padre y mezclandolo con sus propias técnicas de uso de escudo.

-Sigo esperando esa clase magistral.

El público seguía mirando expectante la escena y ahora todos los murmullos habían cesado. Erina no puede evitar cruzar miradas con Lord Kihninstone mientras que camina, el cuál desaprueba claramente aquel comportamiento cómo indica su expresión. Por su lado, Harold estaba aguantando las pullas bastante bien, pero Erina sabía que lo estaba cabreando, se lo veía en los ojos. Al final, Harold también relaja la compostura, y comienza a avanzar a Erina rebosando confianza con cada paso que da. 

- Palabras, palabras... Eso es lo único que las mujeres cómo tú sabéis hacer. Hablar. 

Su defensa estaba descuidada y era evidente que apenas hacía fuerza para sostener la espada y el escudo. Parecía realmente confiado. 

Erina lo deja hablar. Nota como la mira Lord Kihninstone y eso le incomoda un poco, pero tiene en mente un premio mucho más grande... Harold. Lo mira acercarse, ve como su postura se ha perdido.

-Harold. No hace falta que avances un paso más. Ya has perdido.-, anuncia ella, suspirando. -Que no te hayas dado cuenta...-, ella frunce el ceño, parece disgustada, -... y sigas avanzando a mi como si nada... Tsk.-, sus rodillas se doblan un poco más. Ella se aferra el martillo y lo lleva a su hombro más cercano, luego acomoda un poco el brazo del escudo, preparándose. Le hace ver que ha abierto su guardia para que Harold intente atacarle.

Su plan es esperar a que Harold ejecute su asalto. En ese momento efectuará un golpe de escudo y hacer un golpe de escudo para sorprenderlo (y si le da, pues mejor), aprovechando la fuerza de mismo movimiento y el peso del escudo para avanzar y soltar la fuerza del martillo en un violento golpe sobre la base del arma de Harold. Idealmente, si encaja bien el golpe el martillo, quizás podría obligarlo a soltar el arma o incluso partir el filo de su espada. ¿Y si falla? Pues estaría en una mala posición y ofreciéndole el hombro a Harold. La armadura la protegería de heridas graves, pero los golpes la harían perder el balance y posiblemente quede en mala posición de nuevo... Pero así lleva luchando ella desde siempre: Apostando a todo o nada.

La diferencia es que antes, de pequeña, no tenía el conocimiento técnico ni la experiencia para ejecutar estas tácticas y salir bien parada. ¿Ahora? Ha aprendido a pensar con su instinto y entrenarlo hasta el final. Es hora de ponerlo en práctica... Es su hora de demostrarle a todos estos nobles lo mucho que ella vale.

Un golpe. Quiere vencerlo de un solo golpe, y quiere que sea un desarme. No quiere dejarle un solo rasguño en su cuerpo, quiere que todo recaiga en su orgullo. ¿Podrá? La única forma de siquiera tener una posibilidad de acabar de forma tan rápida y devastadora era desestabilizando su concentración y luego atacandole con la fiereza de un bárbaro y la técnica de un caballero.

Solo queda confiar.

Harold frunce el ceño, desconfiado tras las palabras de Erina, y se detiene. Pero intenta recomponer su sonrisa de superioridad casi al instante. 

- Está bien, revoltosa. - No había nada que cabreara más a Erina de Harold que el apelativo "Revoltosa". - Derrotame. Demuestrame que la sangre de tu padre corre por tus venas, Lady Goldspark. - La sonrisa de superioridad se ensancha. Erina apenas puede aguantar el cabreo, podía aguantar muchas cosas, pero que mencionaran a su adorado padre era algo que la sacaba de sus casillas. 

Ella se enfurece. Mucho. Todo en sus instintos dice que le parta la nariz... Pero sabe que eso es lo que EL quiere. ¿Y como se atreve a invocar a su padre? ¡Él, que nunca le llegará ni a los talones! ¡Que debería agradecerle al destino la oportunidad de poder siquiera mirarle a los ojos!

-Vaya... Te has detenido ante mi advertencia. No sabía que me temías tanto...-, ahora sí que se lo dice con veneno, se ha cabreado. -¿Si te digo que te sientes también lo harás?

Harold levanta el mentón, cómo mirar a Erina más por encima. 

- Depende. - Y ahora baja el tono, para evitar que mucha gente escuche lo que va a decir. - ¿Planeas subirte encima y derrotarme con tus artes de mujer? - Su sonrisa era de lo más odioso que había visto Erina jamás. 

Se escuchan algunos murmullos de disgusto ante el público, algunos estaban horrorizados con lo que acababan de escuchar. Por desgracia también había algunas risas. La situación se estaba volviendo tensa para todos... Pero la mayor parte de la gente parecía estar aburriéndose ante aquel intercambio de palabras sin violencia. 

A Erina se le pone el rostro rojo de rabia. No tiene el temperamento para aguantar ese tipo de cosas. Presiona los dientes, iracunda.

-Si al menos fueses hombre...-, responde con venenosas intenciones.

- ... ¿Dejaría que me derrotaras? - Continua la frase Harold, que parece sentirse victorioso ante el estado de Erina. - ¿Es eso lo que quieres? ¿Irás a llorarle a tu padre si no me dejo ganar?  

Harold vuelve a sonreír, pero esta vez prepara su posición. Erina estaba que se subía por la paredes. 

-Harold Lightsword.-, le apunta con su martillo. Está enfurecida.

-Has escupido sobre mi honor como caballera.-, sus palabras le salen entre sus apretados dientes.

-Espero estés preparado para las consecuencias. Te daré la ventaja.-, se prepara para avanzar, -¡Espero que al menos tengas la astucia para aprovecharla!

Y entonces avanza hacia él. Carga con el escudo como si planease hacer un choque pero se detiene un paso antes, ejecutando un golpe ascendente con su martillo. Su plan es distraerlo con la carga para que se prepare para un choque, impactar con el martillo en su arma para romper su guardia y si tiene éxito 'rematar' con un cabezaso contra la nariz de Harold (aprovechando que ella tiene un 'casco'), de fallar con el martillo ella procuraria moverse hacia la derecha (izquierda de Harold) para que él contra-ataque contra el escudo.

Harold ve venir el golpe y intenta apartarse, pero por lo visto le pilla por sorpresa el golpe de maza y a duras consigue defenderse del mismo con su escudo. El golpe lo desestabiliza y hace que de un par de pasos hacía atrás. Erina puede sentir cómo algunos sectores del público sueltan un grito ahogado, y siguen mirando con expectación. 

Erina sonríe, mostrando dientes. Tiene la adrenalina al cien por ciento, ¡Ahora solo queda aprovechar la oportunidad! Procura ejecutar una técnica de derribo, tomar ventaja de la pérdida de estabilidad de Harold y de cómo se distrae levantando el escudo para luego procurar darle un golpe en la pierna para que caiga al suelo.

Harold se recupera tarde del golpe y sólo llega a tiempo de levantar su escudo cuando se da cuenta de que Erina se abalanza hacia él. El escudo para el golpe sin problemas, pero Harold no ve venir la patada en la pierna y acaba cayendo de culo. Suelta una maldición, pero no pierde de vista a Erina, preparado para pararse el siguiente golpe. 

Quizás Harold esperaba que Erina atacase. Sin embargo, ella dio unos pasos hacia atrás, esperándole.

-¿Que haces revolcandote en el suelo? De pie, Lightsword.

Su código de honor nunca le permitiría atacar a una persona indefensa y, desde su punto de vista, estar en el suelo cuenta como tal. Si se hubiese puesto a golpearle con fiereza, él no habría tenido oportunidad de levantarse: Hacer fuerza para golpear a un objetivo caído cuesta mucho menos que hacer fuerza para mantener el escudo en el aire y parar ataque tras ataque. Habría sido una victoria fácil, pero Erina preferiría perder antes que ganar de forma tan deshonrosa.

Aún así, en cuanto Harold esté terminando de levantarse, va a dar un paso adelante y darle un buen golpe mientras aún esté recuperando la estabilidad para intentar que vuelva a caer al suelo.

- Puta niña engreída. - Escupe Harold, totalmente fuera de sí. - Pronto se te acabará tanta palabrería. 

Y cómo si fuera una bestia salvaje fuera de control, Harold intenta levantarse y coger impulso al mismo tiempo para embestir a Erina. Erina estaba esperando esa oportunidad para volver a empujar a Harold, pero por lo que parece estaba subestimando la fuerza de su contrincante. Con todo el peso de su cuerpo, Harold consigue rechazar el golpe de Erina y la empuja hacía atrás. Acto seguido, prepara su espada para un tajo. Su mirada era asesina, aquella ya no era una batalla digna de un torneo. 

Erina reconoce con facilidad que Harold ha pasado de luchar para ganar a luchar para matar. Darse cuenta de eso no solo la sorprende, sino que la preocupa, ¿Y ahora? Ella no está dispuesta a matarle, pero él sí a ella... Sabe que eso la pone en una situación muy desventajosa y riesgosa.

Tiene que bloquear, pero solo con fuerza física no va a ganar: Necesita balancear su estrategia. Necesita pensar alguna maniobra o buscar una oportunidad de mejorar su posición... Un desarme. Necesita una oportunidad para ejecutar un desarme. Si consigue eso, habrá ganado...

Re-evalúa sus armas: El escudo es indispensable, la maza es inútil. Si ha decidido ir a la defensiva y tan solo desarmar, la maza tan solo le sirve para distraer y quizás para golpear su mano si tiene la oportunidad. Con el guante metálico de su armadura quizás podría sostener la espada sin hacerse demasiado daño, eso sorprendería a Harold y le daría la oportunidad de ejecutar el desarme... ¿Una llave? No con tanto peso encima. Está obligada a torcer la muñeca de Harold para que suelte su espada. ¿Patear arena a sus ojos? Podría ser increíblemente efectivo, pero deshonroso. Lo descarta.

Sí, piensa muchas cosas en ese espacio de tiempo: Esa es la única ventaja que tiene contra Harold, realmente. Ella tiene un poderoso instinto de lucha y quizás podría decirse que es una genio del campo de batalla, si tan solo tuviese el físico para enfrentarse a cualquier enemigo... Sería tan poderosa como su padre. Por ahora, sin embargo, deberá vencer con astucia.

Harold estaba fuera de sí, cómo un animal salvaje. Debería ser fácil desviar su ataque con un movimiento calculado e inesperado. Erina podía ver su espada claramente y en su mente ya veía clara la trayectoria de la misma. Sólo debía echarse a un lado, levantar su escudo en el momento preciso y resistir un golpe. En ese momento sería sencillo golpearlo con la maza. 

Pero de nuevo Harold pillo por sorpresa a Erina. Su espada fue mucho más rápida que lo que Erina había calculado y el golpe de la misma impacto contra el lateral de escudo haciendo que Erina perdiera gran parte de su estabilidad. En un segundo ataque de frenesí, Harold dirige otro corte al pecho de Erina y esta sólo consigue esquivarlo cayendo al suelo. Sólo cuando Erina levanta la vista para ver que Harold está preparando el tercer golpe puede notar un calor en el pecho. El corte le había atravesado parte de la armadura. No parecía algo grave, pero aquello le iba a dejar marca sin duda. 

Erina no está acostumbrada a pelear contra un oponente con intenciones asesinas. Todos sus planes asumían lo que ella conocía de un combate: Una persona que modera sus ataques y que no baja la guardia al atacar. Claro, ya se había percatado de que Harold pretendía dañarla en serio, pero... No se esperaba de que sus cálculos salgan tan mal.

Ahora estaba en el suelo. El calor le indicó que estaba herida pero está tan llena de adrenalina que ni siente el dolor: Eso vendrá luego, cuando tenga tiempo de tomar algo de aire. Ahora lo veía levantar su arma: Sabe que pretende apuñalarla.

Le quedan dos opciones: Bloquear con el escudo una y otra vez hasta que quede exhausta y él pueda matarla, tan solo sobreviviendo si alguien va a su rescate... O arriesgarse. La armadura podría protegerla de la estocada si se mueve lo suficiente como para que el ataque le de en un costado, podría hacer que la espada resbale... O podría hacer que él apuñale en una zona no letal. Eso le da la confianza que necesita para súbitamente ejecutar un golpe al aire con su martillo, como si intentase desesperadamente asustarlo y alejarlo. ¿La diferencia? Que suelta el arma en el momento justo, pretendiendo que vuele y le golpee en el pecho. Están cerca y él se está preparando para apuñalarla con la guardia abierta, sabe que golpearle no es la parte dificil: Lo dificil es que luego de eso tendrá que apartarse del medio del ataque y ganar una pelea sin un arma.

El martillo impacta con fuerza en la armadura de Harold, al cuál el movimiento lo pilla por sorpresa y se desestabiliza ligeramente. El martillo termina a los pies de Harold. Pero eso no es suficiente para detener su ataque, en el tiempo en el que Erina sólo puede moverse hacía un lado la espada desciende a gran velocidad y Erina puede notar cómo el corte la atraviesa la piel por el costado (A la altura del pecho). El dolor atraviesa a Erina cómo un relámpago, y puede notar el calor de la sangre correr por su costado.

A duras penas Erina consigue apartarse rodando hacía un lado pero los pinchazos en su costado apenas la dejan desplazarse con facilidad. Con una rodilla en el suelo, Erina puede ver acercarse a Harold hacía ella, con la punta de su espada ensangrentada. Su maza estaba lejos de su alcance. 

El público se comenzaba a remover nervioso y tenso en sus asientos. Por el rabillo del ojo, Erina pudo ver cómo Lord Kihninstone ordenaba algo, pero estaba demasiado centrada en la batalla cómo para atender. 

Erina soltó un gruñido de dolor cuando el arma de Harold consiguió hacerle daño. Es la primera vez que algo le duele tanto, pero no va a dejar que alguien como Harold la vea caer rendida.

-Buen trabajo, Lightsword...-, dijo ella mientras él se acercaba, levantándose y ajustándo su escudo. La hora de las maniobras arriesgadas ha acabado: Después de notar a Kihninstone hablar, ella sabe que solo tiene que hacer tiempo y jugar a la defensiva.

Contuvo el dolor como pudo cuando consiguió erguirse: No iba a quedarse un minuto más en el suelo frente a una persona como él.

-Es cierto que le has mostrado mi rojo al público, pero creo que son tus colores los que más han brillado aquí.-, se hace la dura, se hace la fuerte, pero en el fondo ahora mismo sabe que el combate está perdido. Falló dos veces en momentos críticos: Su intento de desarme fue un desastre y no consiguió abollar la armadura de Harold como deseaba. Ahora, en su estado actual, no puede permitirse nada de tal riesgo.

Erina tiene solo un camino disponible si quiere salir bien parada: Hacer tiempo hasta que lo que sea que ha ordenado Kihninstone sea ejecutado y de mientras aprovechar la ira desenfrenada de Harold para buscar otra oportunidad de desarmarle, pero esta vez no puede hacerlo con maniobras que la dejen en peligro ni trucos bajo la manga; esta vez ha de bloquear con su escudo, romperle la guardia cuando su espada conecte y buscar el desarme si ve que realmente tiene la seguridad para hacerlo.

Está segura de que no va a soportar el dolor de un solo ataque más... Ya las heridas que lleva encima la tienen a su límite, y sabe que Harold no va a detenerse solo con verla derrotada. El estar luchando por su vida la llena de la adrenalina que necesita para seguir en pie.