Partida Rol por web

Menos mal que ha aparecido David. Sé por dónde iba a ir esta conversación, y no me gustaba en absoluto.

Asiento ante la pregunta de David.

- Los planes no van a sufrir cambios sustanciales, esto estaba previsto dentro de lo que podía suceder, y estamos preparados para ello. Lo que tenemos que hacer es lo que ya estaba previsto... pero tenemos que acelerar el proceso. Si no podemos reunir a todo nuestro ejército en este tiempo, marcharemos con parte de él, y el resto irá en nuestro encuentro tan pronto como sea posible.

- Parece arriesgado. - Comienza a decir David lentamente, algo inseguro. - Pero supongo que es si no nos damos prisa no nos quedaran oportunidades a nuestra favor... 

- Quizás para los que no quieran valorar otro posible desenlace que una batalla no haya otro oportunidad. - Dice de pronto Robert, cómo siempre con su tono firme y directo. - Lord Erik, no solo pretende seguir adelante con esto si no que además pretende hacerlo con menos hombres de los que contábamos. - Suspira. - ¿Soy acaso el único que considera una forma pacífica de resolver este conflicto?

La sala es invadida de pronto por un silencio tenso, casi palpable. Para sorpresa de todos, es Jaime el que habla. 

- Lord Robert, ¿De verdad considera que existe dicha posibilidad? - Pregunta entre dudoso y temeroso. 

- Es hasta ahí a dónde quería llegar antes de que Lord Hollster llegara. Siempre hay una forma de evitar una guerra... Las mismas pueden ser el camino rápido, pero también el más costoso. - Pequeña pausa. - Lord Erik, tiene bajo su mando a dos de las más poderosas Casas de Helltia, y el posible apoyo de los Khanforn. ¿Por qué está tan obstinado en convertir esto en una guerra? Podríamos demostrarle a la capital la necesidad de un cambio sin tener que llegar a las armas. - Parecía que hubiera acabado, pero de pronto añade. - Si, el apoyo de la Iglesia es poderoso, y podría resultar en nuestra sentencia... ¿Pero de verdad no merece la pena intentarlo? Al fin y al cabo... Todo esto es por el "Bien de Helltia", ¿No es así? - Robert había puesto una connotación especial en esas palabras. - Nuestra oportunidad es ahora. - Dice con dureza y determinación. - El Consejo no debe de haber tomado aún una decisión definitiva. 

Repiqueteo en la mesa, nervioso. Odio reconocerlo... pero no perdemos nada intentando lo que dicen. ¿Uno? ¿Dos hombres? No es nada comparado con la posibilidad de evitar todas las muertes. Obviamente perderíamos cosas a cambio, pero...

- Bueno... ¿qué proponéis, milord? Obviamente, el rey no cederá su trono. Pero si son inteligentes sabrán que tienen mucho que perder. Creo que es posible conseguir parte del poder de Helltia. Hacer algo similar al consejo, pero con un poder ejecutivo mayor.

- Propongo una negociación, y de hecho el hacerla no tendría porque cambiar el rumbo del ejército, cuando más poder demostremos tener más persuasivos seremos. - Pequeña pausa. - Pero si estuviéramos dispuestos a negociar lo primero que deberíamos hacer es centrarnos en decidir el máximo beneficio que podemos sacar de ello. Y de hecho... Ya tengo algo en mente. - Se aclara la garganta. - Creo que deberíamos disolver la propia monarquía. 

De nuevo el silencio se hace en la sala y está vez quien lo rompe es Arthur, que se comienza a reír. 

- Llegados hasta ese punto, ¿Por qué no apostar por disolver todas las Casas y dejar que el pueblo nos gobierne? - Sigue riéndose, cómo si todo aquello fuera sólo una broma.

- ¡Lord Huntbow! - Suelta Robert, autoritario. - Los presentes en está sala deberían saber que lo que propongo no es una locura. Dejando de lado a Helltia, podríamos dividir la parte civilizada del continente en otros tres grandes territorios. Las tierras de Kihn, Goldort, Flegellia... ¿Que tienen en común estos lugares que no tiene Helltia? Si bien tienen figuras parecidas a un monarca, las mismas no tienen la misma autoridad que un rey en Helltia. Las decisiones en las tierras de Kihn son tomadas por los altos sacerdotes, en Goldort existe una Asamblea y en Flegellia los sabios toman la mayor parte de las decisiones mientras que su líder es elegido por el pueblo. - Pequeña pausa. - La situación de Helltia nos enseña que necesita un cambio, pero dicho cambio nos tiene que llevar a dar un paso hacía adelante, no cometer los mismos errores. Si en otras tierras no se necesita a un rey, ¿Por qué aquí si? 

- ¿De verdad no sabe la respuesta a esa pregunta? Necesitamos a un rey para que la Iglesia tenga algún lugar por el que agarrarnos, así de simple. - Comenta Arthur escéptico. - La Alianza es una simple escusa para mantenernos controlados... ¿Crees que se van a desprender de ese poder con tal facilidad? 

- No digo que no sea complicado. - Reconoce Robert. - Al fin y al cabo lo propongo cómo el mayor beneficio que podríamos sacar de la negociación... - Pero añade con determinación. - Pero tampoco lo veo imposible. De hecho, no tenemos porqué quitarle a la Iglesia su poder sobre Helltia, si eso es lo único que desean. Aún sin rey, alguien tendría que tomar las decisiones... Y bien podría ser algo parecido a lo que propone Lord Erik. Un Consejo dónde las decisiones de todos los presentes tuvieran el mismo peso. De hecho, incluso los Monzward y la Iglesia podrían formar parte del mismo. 

Asiento, satisfecho de que se haya comprendido lo que propongo.

- Exactamente. De esta forma terminaría el control de la Iglesia sobre Helltia, que el rey sea un incompetente quedará en segundo plano y las decisiones serán tomadas con más sabiduría. No solo es nuestro máximo beneficio en una negociación, si no que es el objetivo al que deberíamos apuntar. Y tal y como dice Robert, nuestro ejército no tiene por qué cambiar el rumbo. Será una negociación difícil.

- Sin duda esta opción parece más razonable que empezar una guerra. - Interviene por fin David. 

Por parte de Jaime se escucha un sonido de aprobación, y Jonathan, cómo durante toda la conversación, se mantiene en silencio. Pasan varios segundos cuando, para la desgracia de Erik, vuelve a intervenir a Arthur. 

- Lo que proponéis suena ideal, y sin duda firmaría por ello. - Comienza diciendo. - Pero antes de que comiencen las celebraciones me gustaría recordaros que alguien, que posiblemente esta de nuestro bando y que no tiene representación en esta reunión, podría no estar de acuerdo con esa idea. - Hace una pequeña pausa, creando expectación. - Hablo de los Khanforn. Su Lord ha muerto, y nada menos que a manos de los hombres del rey. Alguien tendrá que pagar por dicha responsabilidad, o al menos estoy convencido de que ellos lo querrán así. 

Hay un silencio incómodo en la sala. Obviamente, el honor de los Khanforn era un factor importante al decidir esta situación. Puede ser la chispa que propiciara esta guerra. Y por si fuera poco, todo el mundo sabe que Gholas era como un padre para mi. Mi honor también importaba en estos momentos.

Finalmente soy yo quien rompe el silencio.

- Mentiría si dijera que quiero terminar todo esto únicamente cerrando un trato, mis señores. Es cierto que una guerra provoca tantos muertos como viudas, y lo único que hará será afligir a la población. Pero también es cierto que si me preguntan, no quiero que la muerte de Gholas caiga en el olvido, y creo que los Khanforn compartirán mi opinión. Sangre por sangre. Ya han partido varios de mis hombres a avisar a mi esposa y a los hijos de Gholas, con un mensaje de guerra. No aceptarán algo diferente.

Entre la espada y la pared. Cada vez les dejamos con menos posibilidades. No me hubiera gustado tener que ceder ante esta gente y terminar firmando un trato con el rey.

Robert no tarda demasiado en intervenir. Cuando habla se le nota ligeramente alterado.  

- Si mi memoria no me falla respecto a lo que usted me contó, Lord Erik. Los soldados que atacaron a Gholas, aunque leales al rey, no actuaron bajo sus órdenes. ¿Me equivoco? - Parece que va a dejar un momento a Erik para contestar, pero continúa. - Creo que al igual que planeábamos negociar con el rey, no debemos descartar la posibilidad de negociar sobre esto con los Khanforn. De hecho, diría que incluso podríamos hacerles entrar en razón... Al fin y al cabo, los verdaderos responsables de la muerte de su Lord están muertos. 

Hago ver que medito las palabras de Robert, pero en realidad ya sé qué pensar. Ojalá dejaran de hacerme esto tan difícil. Y además, ¿realmente creen que los Khanforn van a aceptar los hechos solamente porque los que provocaron esto ya están muertos? Querrán que el rey responda por ello.

- Correcto, podemos intentar negociar con ellos. Pero debo insistir en que será difícil. Puedo entender su dolor, y no cederán fácilmente. Y deberíamos actuar rápido. Contra más tiempo pase, más sangre querrán. Y quiero que esto quede claro a todos los presentes: Si los Khanforn deciden ir a la guerra, los Escorpión irán con ellos.

- Imaginaba que no nos dejaría con otra opción, cómo es habitual. - Dice Robert, algo molesto. - Pero igualmente, aunque tengamos que romper un acuerdo por culpa de los Khanforn, deberíamos intentar negociar, cómo mínimo para darle a la capital una falsa idea sobre nuestras intenciones. Y si de verdad vamos a intentarlo... - Pequeña pausa. - Creo que hay una parte del plan que debe cambiar. Su hijo, Lord Erik, no conozco los detalles sobre su parte en el plan, sólo mencionó que tiene el favor de la guardia de castillo. Tendría que intentar de algún modo avisarle para prevenirle de que no haga nada precipitado. 

- Si marchamos a negociar con los Monzward sin duda se enterará. Aún queda tiempo para que haga nada precipitado.

Me detengo un momento, pero antes de que nadie pueda intervenir, doy una conclusión.

- Si lo que queréis es negociar, negociaremos. Tengo claro que yo y David deberíamos ir junto con todo el ejército que hayamos reunido hasta el momento. Mientras tanto, prepararéis al resto del ejército y esperaréis nuestra señal. Una señal de que las negociaciones han sido un éxito... o de que no. Estad preparados para lo peor. Me encargaré personalmente de que mi hijo no haga nada precipitado.

- Preferiría estar presente durante dichas negociaciones, Lord Erik. - Interviene Robert, dando un peso tajante a sus palabras. - Mis hombres están aquí, en Gortress, por lo que no tendré problemas en marchar con vosotros. Al igual que Lord Jaime, si no me equivoco sus hombres ya están listos también, sólo a un día de camino cómo mucho. Al fin y al cabo, tenemos que estar preparados para lo peor, ¿No es así? - Sus palabras parecían esconder una connotación especial. 

Qué cabrón. Me tiene contra la espada y la pared. Pero debo mantenerme sereno.

- Por supuesto lord Robert. Necesitaremos todo el apoyo posible en las negociaciones. Supongo que tendremos que partir cuanto antes.

Pese a que no veo a nadie, miro en dirección a todos los presentes, esperando a que den su aprobación.

Erik hubiera jurado sentir el sonido de la gente asintiendo en silencio, o al menos eso le indicaba el ligero roce de sus ropajes. Y cuando parecía que el silencio se iba a imponer en la sala, Arthur vuelve a intervenir. 

- Por mi parte, creo que tendré que marcharme hoy mismo. Tengo mucho de lo que hablar con los señores del norte. Debo darle las gracias por permitirme asistir a esta reunión, Lord Erik. - Dice con tono agradecido, aunque Erik diría que era algo fingido. 

Esto tenía que haber sido una reunión estratégica... maldición. Que los dioses se lleven a todos estos don nadie que se han atrevido a llevarle la contraria a Erik Escorpión. Esto no quedará así.

- Igualmente lord Huntbow. Espero que volvamos a vernos pronto.

En el campo de batalla.

La sala se vuelve a quedar en silencio, por lo que esta vez es David quien interviene, algo inseguro. 

- Bueno, pues si nadie tiene más que añadir... - Deja sus palabras un rato en el aire, y después con concluye. - Imagino que podríamos dar por finalizada está reunión. No hemos cumplido su objetivo principal, pero está claro que hay mucho que hacer a partir de ahora. 

Puesto que nadie dice nada al respecto, me levanto y me inclino ligeramente como gesto de despedida a los presentes.

Jonathan se acerca rápidamente a mí y para ayudar a guiarme hasta la salida.

Justo antes de empezar a movernos, hablo:

- Ha sido un placer, mis señores. Ahora, si me disculpan...

Y Jonathan comienza a llevarme del brazo hasta la salida.

Eventualmente los presentes se van levantando de sus asientos mientras que Erik se dirige a la puerta y se despiden formalmente entre ellos. Robert y Jaime son los primeros en salir, al parecer para discutir sobre algo relacionado con el movimiento de las tropas. Cuando Erik estaba saliendo por la puerta con Robert, puede escuchar cómo Arthur se había acercado a hablar con David. Aunque no parecía algo realmente preocupante, sólo las típicas y apropiadas formalidades que un hombre le dedica en tono de agradecimiento al dueño del lugar dónde se ha hospedado. 

Y cuando parecía que Erik se iba a librar por completo, al menos durante unas horas, de aquellos molestos quejicas, de pronto Arthur lo alcanza en el pasillo. 

- Disculpe Lord Escorpión. - Dice para llamar su atención. - Creo que me marcharé dentro de pocas horas, así que desconozco si tendremos oportunidad para volver a hablar durante un tiempo. - Cambia a un tono de interés. - Antes de hablar con los señores del norte, tengo que asegurarme de algo. Se que Lord Robert puede ser realmente persistente con sus ideas, así que me gustaría que me confirmara algo ahora que no está presente... ¿De verdad va a intentar negociar con la capital? 

Me giro para encararme a Arthur completamente, incrédulo de oír esas palabras a estas alturas.

- Si no intento negociar, mucho me temo que Robert puede terminar como otro de mis enemigos, y de esos ya tengo demasiados. Por las pocas negativas a esa idea en la reunión no parecía que la gente estuviera dispuesta a lo contrario. ¿O usted me apoyaría si empezara ahora una guerra sin más? Lo único que conseguiremos así es poner todo por lo que hemos luchado en peligro... pero si es la única manera de obtener el favor de los señores de estas tierras, no tengo otra opción.

- Por favor, no confunda mis palabras, Lord Escorpión. Necesitaba asegurarme de sus intenciones antes de partir... No es que no confíe en su palabra, sólo se me ocurrió la posibilidad de que hubiera acordado las negociaciones para contentar a Lord Greattree. - Pequeña pausa. - Pero, en todo caso, aunque no tengo nada en contra de las negociaciones, dudo que las mismas sean realmente efectivas. Ya no sólo por los motivos que he comentado hace un momento durante la reunión... Si no también por una de las facetas más peligrosas del ser humano, el "Orgullo".